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EEC elas ducacion de adultos: investigacion, participacion desafios y contradicciones Experiencias en América Latina pe a describir algunas de las experiencias de inves- tigacién participativa (I.P.) y curriculum en el area de la educacién de adultos y del desarrollo socio-cultural coordinadas por la autora en Brasil y Panama’. Estas experiencias sirvieron de base para las reflexiones tedricas y metodoldgicas que se presentaran en la seccién 3. Esta descripcién sélo se focaliza en algunos aspectos del proceso de I.P.: los momentos del modelo global desarrollado; la identificacion de necesidades y demandas educativas; las ins- tancias de retroalimentaci6n, en tanto espacios pedagdgicos e investigativos de construccién colectiva del conocimiento, y la metodologia de educacién popular de adultos utilizada como alternativa para esta construccién colectiva. 1 Estas experiencias fueron desarrolladas a través de: 1) convenios de cooperacién técnica entre el Instituto Interamericano de Coope- racién para la Agricultura -IICA-OEA- y las Secretarias Estatales y Municipales de Educacién (1980-1983); 2) Republica de Panama, Ministerio de Educacién, Direccién de Educacién de Adultos, For- maci6n de técnicos y docentes para el desarrollo de Investigaciones Participativas en un programa de renovaci6n curricular de Educacién de Adultos, OREALC-UNESCO, 1987. Véase para mas datos: Sir- vent (1981, 1984a y 1987a). 1. Encuadre de la participacién Las experiencias que se presentan se apoyan en la nocion de participacién real tal como la hemos definido, es decir, en tanto incidencia de la mayoria de la poblacién en las decisiones que afectan su vida cotidiana. Esto implica el desarrollo de instan- cias, mecanismos y formas de trabajo que permitan a todas las personas comprometidas (investigadores, técnicos, funcionarios del sistema educativo, docentes, poblacién del barrio, entre otras) influir en los diversos momentos de la investigacién. Varias son las preguntas que debemos hacemos frente a un proceso participativo: ,Qué se entiende por participacion?; {cmo se participa y a través de cuales mecanismos?; {en qué areas del proceso de investigacién?; {cuales son los produc- tos esperados, para qué se investiga?; ,cuales son los alcances y limitaciones de la investigacién?; ,bajo qué condiciones se desarrolla? En primer lugar, y como ya sefialamos, es preciso diferenciar entre formas reales y formas aparentes de participacion (véase para mas detalle: Sirvent, 1984b, 1986c y 1988). La partici- pacién real ocurre cuando los miembros de una institucion 0 grupo, a través de sus acciones, inciden efectivamente en todos los procesos de la vida institucional y en la naturaleza de las decisiones. Esto, por un lado, implica ejercer una influencia real (poder): a) en la toma de decisiones tanto en la politica general de la institucion como en la determinaci6n de metas, estrategias y alternativas de accién; b) en la implementacién de las decisiones; c) en la evaluacién permanente del funcionamiento institucional. Por otro lado, significa un cambio no sélo en quiénes deciden, sino en qué se decide y a quiénes se beneficia, es decir, una modificacién en la estructura del poder. En cambio, la participacién simbolica: a) se refiere a accio- nes a través de las cuales no se ejerce influencia en la politica o gestién institucional, o se la ejerce en grado minimo; b) genera en los individuos y grupos /a ilusion de ejercer un poder inexis- tente, son un “como si”. Lo que esta en juego en la diferencia entre ambas formas de participacién, es el poder institucional: la participacion real implica modificaciones profundas en las estructuras de poder 122 Segunda parte caracterizadas por la concentracién de las decisiones en unos pocos. Varias son las vertientes que han dado origen a esta nocién de participacién. Una, socio-politica, enraizada en la lucha de las mayorias de los sectores populares de América Latina por cambiar su angustiante realidad de injusticia social. En este sen- tido, la nocién de participacién real se contrapone a un modelo de desarrollo caracterizado por la existencia de una mayoria marginada del acceso a los bienes sociales y de las decisiones sobre dichos bienes y se entiende como medio y fin de un pro- ceso de cambio y de desarrollo social que posibilitaré quebrar las desigualdades en la distribucién de la riqueza nacional de los paises de la region. Asimismo, se asocia a la busqueda de nuevos estilos de rela- cién social, contrapuestos a aquellos patrones relacionales que se caracterizan por esquemas de ejercicio del poder basados en la orden y la amenaza y en la obediencia por miedo o temor, donde (Bachrach y Baratz, 1970:3-63): orden a) hay un conflicto entre A y B; aD b) B acepta los deseos de A; Amenaza de punicion 0 castigo. c) B acepta por temor de que A lo prive de cosas que B considera mucho mas eae valiosas que aquéllas Obedece con que hubiera obtenido de conciencia de lo no haber aceptado. que pierde o gana. Otra vertiente de esta nocién de participacion es la teoria sistémica de las necesidades humanas’. Se parte de la diferen- ciacién de necesidades subjetivas y necesidades objetivas. Por necesidad subjetiva se entiende un estado de carencia sentida y percibida como tal por los individuos y grupos. Por necesidad 2 Ver mas detalles sobre este enfoque de las necesidades humanas aplicado a la problematica de la participacién en: Max-Neef (1986), Sirvent (1986b:133-174). Ver también nota subsiguiente. Maria Teresa Sirvent 123 objetiva se entienden los estados de carencia que se pueden deter- minar independientemente de la conciencia que de los mismos tengan los individuos afectados. Desde nuestra perspectiva, se considera que la participacion en las decisiones que afectan la vida cotidiana es una necesidad humana que, como se vera mas adelante, puede no ser reconocida como tal por los individuos y grupos involucrados. Ademas, la participacion es un derecho de cuyo ejercicio depende el creci- miento de los seres humanos como tales, es decir, como huma- nos, en la medida en que el signo diferencial del hombre con respecto a la naturaleza animal es su capacidad de transformar el medio ambiente, de hacer cultura, de participar en... La participacién, como necesidad humana, supone la satis- faccién de otras necesidades asociadas, tales como el desarrollo de la capacidad de pensamiento reflexivo y de creacion y re- creacion no solo de objetos materiales sino fundamentalmente de nuevas formas de vida y convivencia social; supone ademas la valoracion de la potencialidad de si y del grupo de pertenen- cia; la construccién de una identidad individual y social. La no satisfaccién de estas necesidades genera situaciones de “pobre- zas”: “pobreza politica”, “pobreza de proteccién”, “pobreza de entendimiento”, que pueden alcanzar niveles de “patologias colectivas”® como se sefialé —desde otra perspectiva— en la Pri- mera Parte, seccién 2. Desde esta perspectiva de la diferenciacion entre formas rea- les y simbélicas de participacion, varias situaciones definidas como de “apertura a la participacién” se tornan discutibles y hasta cuestionables en la medida en que no representan ningun cambio profundo en los esquemas conocidos de monopolio en la toma de decisiones. Incluso pueden enmascarar situaciones 3 Ver nota 4 de la Primera Parte, seccién 2. Una concepcién integral 0 sistémica de las necesidades humanas reconoce como tales no sélo aquéllas que comunmente se caracterizan como necesidades basicas u obvias: salud, trabajo, vivienda, educacion, alimentaci6n, etcétera, sino también un complejo de necesidades “no tan obvias” tales como aquéllas asociadas al hecho de ser protagonistas de nuestra propia historia; necesidades que interactian entre si. Ver para mas detalles la bibliografia mencionada en la nota anterior. 124 Segunda parte de verticalismo autoritario mas dificiles de percibir y modificar que las relaciones claras de dominacién. Cuestiones sobre quién participa, como, a través de cuales mecanismos, en qué areas de la vida institucional, con cules pro- ductos, son interrogantes aplicables al estudio de toda situacion de participacion social y proveen orientacién para determinar las estrategias o el abordaje participativo de una renovacién curricular, ayudando a detectar puntos criticos para evaluar la naturaleza real o simbdlica de dichos procesos participativos. Si nos preguntamos quién participa, el punto critico es la participacion real de las “bases mayoritarias”, sean éstas la poblacion general, los padres de los alumnos, los miembros de un movimiento popular, los vecinos de un barrio, los funcio- narios y técnicos de las secretarias de educacién, los docentes 0 profesores de una red educacional. Es frecuente que los pro- pios movimientos populares se organicen adoptando el modelo conocido de concentracién de poder: unos pocos, que tienen informaci6n, piensan y deciden y la gran mayoria simplemente actia en la implementacién de las acciones. Otro punto critico es cémo participan los grupos compro- metidos. Se encuentran situaciones consideradas de participa- cién, donde ésta es nominal o receptiva, “cuasi-consumista”: se distribuye informacion, se reciben sugerencias, se trabaja en reuniones exhaustivas, pero el proceso de la toma de deci- siones continta concentrado en una minoria que selecciona la informacion y procesa las opiniones. Como ya mencionamos’, a través de mecanismos de cooptacién, por ejemplo, en el ambito asociacional, sindical, partidario 0 educativo se logra muchas veces mantener y estabilizar una organizacion sin alterar viejos moldes institucionales, absorbiendo los elementos nuevos en la estructura politica o de liderazgo existente. Y en los ambitos institucionales también se observa que las demandas percibidas como amenazantes del poder establecido son ahogadas antes de ser escuchadas, 0 se mantienen encubiertas, o nunca son tratadas (procesos de “no-toma de decisiones”)°. 4 Ver nota 9 de la “Presentacién” de este libro. 5 Para mas detalles sobre el proceso de “no-decisiones” remitimos especialmente a la seccién 1 de la Primera Parte. Maria Teresa Sirvent 125 Un tercer punto critico se refiere a los “mecanismos genera- dos” para asegurar la participacién. En la esfera social, econd- mica 0 cultural es infrecuente hallar mecanismos que posibiliten una expresién responsable, reflexiva, critica y creativa por parte de la mayoria de los individuos y grupos comprometidos. Las grandes asambleas y votaciones, por ejemplo, generalmente no retinen las condiciones minimas de manejo de informacién o de tiempo de reflexion como para permitir una participacion real; incluso, pueden funcionar como instrumento de participacion ilusoria o simbélica. Una participaci6én sin informacion facilita la manipulacién y va \levando gradualmente al desgaste, la des- confianza y la incredulidad. Finalmente, otro punto critico se refiere a Jas dreas o dmbitos de la vida institucional donde se permite la participacion. En la mayoria de las situaciones observadas la participacién acontece en la fase de implementacién de un proyecto; rara vez se produce en las etapas de determinacion de objetivos, decisién de estrate- gias y evaluacion. De esta forma se perpetta y reproduce, con algunas modificaciones, el modelo elitista de unos pocos que piensan y planifican y una gran mayoria que desempefia el papel de mano de obra, y en la medida en que se mantenga la estructura elitista de poder, las situaciones de “apertura a la participacién” tienden a percibirse como una concesién del poder constituido y no como la necesidad y el derecho de toda persona a formar parte activa de las decisiones que afectan su vida cotidiana. De la misma manera que el poder concede, el poder retira; se corre asi el peligro de que la participacién sea limitada o prohibida por decision de una minoria que continia monopolizando el procesamiento de las ideas centrales y el pensamiento vertebral del proyecto o de la institucion. Las formas simb6licas de participacion y los modelos preva- lecientes de ejercicio del poder en el Ambito educacional refuer- zan componentes no participativos de nuestra vida cotidiana: una manera autoritaria de “ver” la realidad y de conducirse en ella; imagenes de impotencia para modificarla; conocimientos fragmentados histéricos y actuales; descalificacion de la parti- cipacion (“se necesita una mano fuerte”, “no podemos perder la autoridad”); el participar entendido como “laissez-faire” y la disciplina concebida como subordinacién; busqueda constante 126 Segunda parte del mito o la figura intocable de quién aferrarse y depender. Todos estos componentes forman parte de nuestras representa- ciones sociales’ y constituyen aspectos inhibitorios de cualquier intento de produccién colectiva. La dificultad de desarrollar un pensamiento reflexivo, de objetivar los hechos de nuestra vida cotidiana, de manejar racio- nalmente la informacion y de desplegar la creatividad social, es un obstaculo para cualquier trabajo de produccién grupal en la vida laboral, vecinal, sindical, partidaria, familiar y, en nuestro caso especifico, en el area educacional. Estas reflexiones no deben derivar en una postura pesimista sobre las posibilidades de adopcién de enfoques participativos en materia de renovacion curricular; deben conducir a una actitud de seriedad cientifica frente al problema de la participacién. La participacion real no es una mera ilusion producto de mentes idealistas, es un largo y dificil proceso de aprendizaje de conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas mentales que modifiquen modelos de relacién humana internalizados durante afios de autoritarismo y explotacién. Presenta avances y retrocesos; demanda etapas graduales de crecimiento y cam- bio institucional, grupal e individual que vayan cambiando las representaciones inhibitorias y que desarrollen la metodologia 6 Se entiende por representacién social el conjunto de conceptos, per- cepciones, significados y actitudes sobre si mismos y sobre los fend- menos del mundo circundante que los individuos de un grupo social comparten. La importancia de la nocién psico-social de representa- cién se basa en que indica una vision de la realidad circundante so- cialmente compartida y que condiciona el reconocimiento colectivo de necesidades y las practicas culturales de la vida cotidiana de un grupo social. No se trata de una opinién momentanea o fragmentaria, sino de una construccién en tomo a determinado aspecto del mundo circundante mediante la estructuracién y las actitudes vigentes en un sistema social determinado. Dicha representacién permite captar las estructuras internalizadas de creencias, valores y normas de ese grupo social sobre diversos aspectos de la vida cotidiana. Desde la perspectiva de la autora, una representacién social opera como factor inhibitorio en la medida en que obstaculiza el reconocimiento de las necesidades de participacién, creacién, reflexién y de todo proceso reflexivo que conduzca a un trabajo participativo y colectivo. Véase Kaes (1968). Maria Teresa Sirvent 127 del pensar reflexivo y cientifico como practica cotidiana y el “know-how” para la participacion y produccién de proyectos colectivos. La participacion no es un “juego”, implica la nece- sidad de ruptura de representaciones colectivas e ideolégicas cotidianas; asimismo, significa un proceso de aprendizaje a través del cual se cuestione y se asuma una conciencia critica de nuestro sentido comun. Es un proceso doloroso de ruptura y aprendizaje. Se debe asumir teérica y empiricamente que la participacion no “brota” por generacién espontanea de los sectores popula- res, ni de los docentes, funcionarios del sistema educacional o investigadores. Mucho menos surge de la decision del poder constituido. Insistimos en que la participacion real no es una concesion de “la autoridad” que “la otorga” o “la retira’”- una necesidad y un derecho que se aprende y se conquistf al derecho a participar de las decisiones que afectan nuestra vida cotidiana. 2. Modelo Global utilizado Sobre la base del encuadre de la participacién presentado en el punto anterior, las experiencias desarrolladas han sido orientadas segun un modelo global que tiene en cuenta: a) lainsercién de la investigacion en un abordaje participativo de la elaboracion curricular que contempla determinados roles y funciones de los diferentes agentes educativos y sociales; y b) laexistencia de posibles condicionamientos facilitadores y/o inhibidores de un proceso participativo. Se trata de un esquema operativo interesado en superar las dificultades reales que se presentan en nuestras instituciones educativas para la realizacion de experiencias participativas. De las alternativas descriptas en la seccién 1 de esta Segunda Parte, este modelo se vincula mas directamente con aquéllas que consideran a la investigacién participativa como un componente de procesos de planificacién social llevados a cabo por acciones colectivas comunitarias protagonizadas por grupos de sectores 128 Segunda parte www.minoydavila.com.ar 9"788496"5 7184 b"> ISBN 978-84-96571-84-6 fi < =f < (a) E ra ducacion de adultos: investigacion, participacion desafios y contradicciones Es un texto precedido por treinta afios de trabajo, sistematico y comprometido, procurando integrar dos mundos escindidos y, muchas veces, contradictorios: el de la investigacién y el de la accion educativa. Refleja tres décadas de actividad, con sectores populares de Argentina y América Latina y con grupos de hispanoparlantes en Nueva York, procurando no sélo interpretar la realidad, sino contribuir a la construccién de una sociedad mas justa y solidaria. En momentos en que el discurso del poder, impregnado de conceptos basicos del darwinismo social (lucha por la existencia, supervivencia de los mas aptos, etc.) promueve el individualismo y la ruptura de las redes de solidaridad social, la autora propone el desarrollo de metodologias de investigaci6n participativa que, al generar conocimiento, evitan la manipulacién y la cooptacién. Lo hace desde un conocimiento profundo de la produccion cientifica y de los debates actuales sobre la educacién popular, la investigacion y la participacion. Expresa preocupaciones que, no por viejas han sido superadas. wy

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