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Grecia
Grecia
Reconstrucción del frontón occidental del Partenón que simboliza la disputa entre Atenea y Poseidón.
El nombre de Atenas en la antigua Grecia era Athḗnai (Ἀθῆναι). Es una forma plural: la ciudad
se llamaba “Las Atenas”, ya que posiblemente era originariamente un grupo de villorrios que
se unieron formando la ciudad. El nombre no tiene etimología griega definida y algunas
versiones afirman que la ciudad había sido bautizada por su protectora, la diosa Atenea diosa
de la sabiduría, quien disputó con Poseidón por ser el símbolo de la ciudad.
Neolítico]
Fue lentamente trazado. Nada, excepto los recursos en agua pudieron atraer al hombre a la
llanura ateniense. También, en el Ática otros lugares bien provistos de recursos hídricos
rivalizaron largo tiempo con el establecimiento humano en la Acrópolis.
La llanura ateniense estaba bordeada por macizos montañosos calcáreos elevados:
el Parnés (1413 m), el Pentélico (1106 m), el Himeto (1037 m), al norte y al este. Estaba
limitada al oeste por las colinas del Egaleo, que la separaban de la llanura de Eleusis y
recorrida por la «espina dorsal» formada por la Acrópolis (157 m), el Licabeto (277 m) y el
Anquesmo.
Atenas comienza su historia en el Neolítico como un baluarte sobre la Acrópolis ("ciudad
alta"), en algún momento durante el tercer milenio a. C. La Acrópolis es una posición
defensiva natural que se eleva sobre la planicie circundante. El asentamiento distaba unos
20 km del mar, del golfo Sarónico, en el centro de la Planicie Cefisia, una zona fértil rodeada
por ríos. Limitaba al este con el monte Himeto, y al norte con el monte Pentélico.
En la antigüedad el río Cefiso fluía a través de la ciudad. La antigua Atenas ocupaba un área
pequeña comparada con la extensa metrópoli de la actual ciudad. La Antigua ciudad
amurallada, comprendía un área de unos dos kilómetros de longitud de este a oeste y algo
menos de norte a sur, aunque en su momento más brillante, tenía suburbios que se extendían
fuera de las murallas. La Acrópolis estaba situada al sur en el centro de esa área amurallada.
El Ágora, el centro comercial y social de la ciudad, estaba a unos 400 metros de la Acrópolis,
en lo que es hoy el barrio Monastiraki. La colina Pnyx, donde se reunía
la Asamblea ateniense, estaba en la parte oeste de la ciudad.
Uno de los lugares religiosos más importantes de Atenas era el Templo de Atenea, conocido
hoy en día como el Partenón, situado en la parte superior de la Acrópolis, donde aún existen
sus evocadoras ruinas. Otros dos lugares religiosos importantes, el Templo de Hefesto (que
aún permanece casi intacto) y el Templo de Zeus Olímpico u Olimpeion (fue el mayor templo
de Grecia, pero ahora está en ruinas) también estaban dentro de las murallas.
En su época de mayor esplendor, en los siglos V y IV a. C., Atenas y sus suburbios tenían una
población de unos 300 000 habitantes. De esos, un gran número eran esclavos o residentes
extranjeros conocidos como metecos, que no disfrutaban de derechos políticos pero si se
beneficiaban de garantías en el plano judicial y pagaban un impuesto especial, el μeτoíkoν
metoíkion. Quizá solamente el 1 o el 2 % de la población eran ciudadanos masculinos adultos,
elegibles para reunirse y votar en la Asamblea y ser elegidos. La población de Atenas
comenzó a disminuir tras la guerra del Peloponeso.
Primeros tiempos[editar]
Micénico[editar]
La Acrópolis estuvo habitada desde el Neolítico. Para el año 1400 a. C., Atenas se había
convertido en un centro poderoso de la civilización micénica. A diferencia de otros centros
micénicos como Micenas y Pilos, Atenas no fue saqueada y abandonada en los tiempos de la
invasión dórica de 1200 a. C., y los atenienses siempre mantuvieron que ellos
eran jónicos puros sin contener elementos dóricos. Sin embargo, Atenas perdió la mayor parte
de su poder, convirtiéndose de nuevo en una pequeña fortaleza.
Edad del Hierro[editar]
En el siglo VIII a. C., Atenas había emergido de nuevo, gracias a su posición central en el
mundo griego, su seguro emplazamiento sobre la Acropolis y sus accesos al mar, lo que le
proporcionaba una ventaja natural sobre rivales potenciales como Tebas y Esparta. Pronto
durante el primer milenio, Atenas fue una ciudad-estado independiente, gobernada primero
por reyes (ver los Reyes de Atenas). Los reyes pertenecían a la clase más poderosa, la de los
propietarios de tierras, la "aristocracia", conocidos como los Eupátridas (los "bien-nacidos"),
cuyo instrumento de gobierno era un Consejo, que se reunía en la colina de Ares, llamado
el Areópago.
Durante este período, Atenas consiguió poner bajo su gobierno a las otras ciudades de
la Ática. Este proceso de sinoikismos – proporcionar juntos un hogar- creó el mayor y más
próspero estado de la península griega, pero también creó una gran cantidad de gente
excluida por la nobleza de la vida política. Durante el siglo VII a. C. se produjeron revueltas
bastante generalizadas y el Areópago nombró al legislador Dracón para establecer un código
legal más estricto (de ahí “draconiano”).
Siglo VII a. C.[editar]
Cuando esto también falló, nombraron a Solón con el mandato de crear una nueva
constitución (594 a. C.).
Reforma y democracia[editar]
Las reformas de Solón incidieron en la política y la economía. El poder económico de
los Eupátridas se redujo aboliendo la esclavitud como un castigo por deudas, partiendo las
grandes propiedades y liberando las transacciones comerciales, lo cual produjo el nacimiento
de una próspera clase comercial urbana. Políticamente, Solón dividió a los atenienses en
cuatro clases, basadas en su economía y en su capacidad para hacer el servicio militar. La
clase más pobre, los thetes, que constituían la mayoría de la población, recibieron por primera
vez derechos políticos, pudiendo votar en la Ekklesía (Asamblea), pero solo las clases
superiores podían ser oficiales políticos. El Areópago continuó existiendo pero con poderes
reducidos.
El nuevo sistema creó los fundamentos de lo que se convertiría en la democracia ateniense,
pero al principio falló en su cometido de evitar los conflictos de clase y después de 20 años de
revueltas, el partido popular liderado por Pisístrato, un primo de Solón, se hizo con el poder
(541 a. C.). A Pisistrato se le denomina normalmente como tirano, pero en griego la palabra
tirano no tiene el significado de gobernante cruel y despótico, sino del que se hace con el
poder mediante la fuerza. Pisístrato, de hecho fue un gobernante muy popular, que convirtió
Atenas en rica, poderosa y en un centro de la cultura, y fundó la supremacía naval ateniense
en el mar Egeo y más allá. Preservó la constitución de Solón, pero asegurando que él y su
familia retenían todo el poder del estado.
Pisístrato murió en 527 y le sucedieron sus hijos Hipias e Hiparco. Tenían menos seguidores y
en 514 fue asesinado Hiparco después de una disputa privada sobre un joven. Esto indujo a
Hipias a establecer una dictadura, que se hizo impopular y fue depuesto en 510 a. C. con la
ayuda del ejército espartano. Le sucedió un aristócrata de política radical, Clístenes, que fue
quien estableció la democracia.
Las reformas de Clístenes reemplazaron las cuatro “tribus” (phylai) por diez nuevas, que
tomaron el nombre de héroes legendarios, estas nuevas tribus no tenían una base clasista: de
hecho eran electorados. Cada tribu estaba dividida en tres tritías y cada tritía en una o
más demos, dependiendo de la población de estas. Las demos se convirtieron en la base del
gobierno local. Cada tribu elegía cincuenta miembros para la Boulé, un consejo que
gobernaba Atenas en el quehacer diario. La Asamblea estaba abierta a todos los ciudadanos y
era, a la vez, corte legislativa y corte suprema, excepto en los casos de asesinato y de
asuntos religiosos, que quedaron como las únicas funciones del Areópago. La mayoría de los
oficiales militares eran cubiertos por lotes, aunque los estrategos (generales) eran elegidos,
por razones obvias. Este sistema permaneció estable y, con breves interrupciones, siguió en
uso durante más de 500 años, hasta la época romana, mucho más tiempo del que ha
sobrevivido cualquier democracia moderna.
Atenas clásica
Historia militar
El siglo V a. C. marca el cénit de Atenas como centro de la literatura, la filosofía y las artes.
Algunas de las figuras más importantes de la historia cultural e intelectual occidental vivió en
Atenas durante ese período: dramaturgos: Esquilo, Aristófanes, Eurípides y Sófocles,
filósofos: Sócrates, Platón y Aristóteles, historiadores: Heródoto, Tucídides y Jenofonte, el
poeta Simónides de Ceos y el escultor Fidias. El gobernador de ese período era Pericles, que
usó los impuestos pagados por la Confederación de Delos para construir el Partenón y otros
grandes monumentos de la Atenas clásica. La ciudad se convirtió, en palabras de Pericles, en
“la escuela de Hellas (Grecia)”.
Durante el siglo IV a. C., Atenas volvió a tener algo de su poderío anterior, restableciendo una
nueva Confederación de Delos. Sus antiguos aliados pronto se volvieron contra
Esparta. Argos, Tebas y Corinto se aliaron a Atenas y lucharon contra Esparta en la no
decisoria guerra de Corinto (395 a. C.-387 a. C.). Finalmente Tebas derrota a Esparta en 371
en la batalla de Leuctra. Luego las ciudades griegas (incluyendo a Atenas y Esparta) se
vuelven contra Tebas, cuya dominación finaliza en la batalla de Mantinea (362 a. C.) con la
muerte de su genial líder militar Epaminondas.
Atenas bajo Macedonia[editar]
A mediados del siglo IV a. C., el reino griego de Macedonia en el norte, se hizo el protagonista
de los asuntos atenienses, a pesar de las advertencias de Demóstenes, el último gran
estadista de la Atenas independiente. En 338 a. C. los ejércitos de Filipo II de
Macedonia derrotaron a las otras ciudades griegas en la batalla de Queronea y destruyeron la
independencia ateniense. Posteriormente, las conquistas de su hijo, Alejandro Magno,
ampliaron el horizonte griego e hicieron obsoletas las polis griegas. Atenas continuó siendo
una ciudad rica con una vida cultural brillante, pero sin independencia. En el siglo II a. C.,
después de 200 años de supremacía macedónica, Grecia se diluyó en el seno de la República
romana.
Agricultura[editar]
La economía rural ateniense se sustentaba en la granja familiar. La Guerra del
Peloponeso provocó una decadencia de la agricultura ateniense, pero esta se recuperó
rápidamente.2 El reparto de la tierra en el siglo IV a. C. entre grandes propietarios rentistas,
medianos propietarios y pequeñas granjas de subsistencia se mantuvo estable respecto a la
distribución existente en el siglo anterior, una vez que se habían superado los efectos de la
guerra.3
Atenas romana[editar]
Atenas disfrutó bajo Roma el estatus de ciudad libre, debido a la admiración que dispensaban
los romanos a sus escuelas. Varios emperadores romanos construyeron entre otras muchas
cosas, una biblioteca, un gimnasio, un pequeño templo en la Acrópolis, el Templo de Zeus
Olímpico y un acueducto que aún sigue en uso.
Atenas siguió siendo un centro del conocimiento y filosófico durante los 500 años de dominio
romano, apadrinado por emperadores como Nerón y Adriano. Pero la conversión
al cristianismo del Imperio romano, eliminó el rol de la ciudad como centro de enseñanza
pagano; el emperador Justiniano mandó cerrar las escuelas de filosofía en 529 d. C. Esta
fecha es la que se usa generalmente como la de finalización de la historia antigua de Atenas.
La ciudad fue saqueada por los hérulos, que quemaron todos los edificios públicos,
practicaron el pillaje en la ciudad baja y dañaron el Ágora y la Acrópolis.