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Fecha de Baja

18/02/2019

Condición del Contribuyente Fecha Desde Fecha Hasta


- - 14/09/2013
HABIDO 15/09/2013 16/09/2013
HABIDO 17/09/2013 29/04/2014
HABIDO 30/04/2014 21/07/2016
HABIDO 21/07/2016 21/07/2016
HABIDO 22/07/2016 28/11/2017
NO HALLADO 29/11/2017 01/01/2018
NO HABIDO 02/01/2018 12/04/2018
HABIDO 13/04/2018 18/02/2019
PENDIENTE 19/02/2019 20/02/2019

Fecha de Baja
21/07/2016

21/07/2016

11/02/1955

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ANÁLISIS TRIBUTARIO DE
LOS CONTRATOS DE
ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN
Y DE CONSORCIO

Dra. Indira Navarro Palacios•


Publicado en Revista Peruana de Derecho de la Empresa
“TEMAS SOCIETARIOS” - N° 54
SUMARIO

1. Introducción
2. El Contrato de Asociación en
Participación
3. Contrato de Consorcio
4. Reflexión Final

I.- INTRODUCCIÓN.-

El tratamiento tributario de los contratos de colaboración empresarial fue


sustancialmente variado con la dación de la Ley Nº 27034, originándose de
esta manera, una variedad de interpretaciones en algunos casos, e
incertidumbre en otros tantos.


Con la colaboración del Sr. Miguel Angel Torres Morales, estudiante de la
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima.
Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
en Participación y de Consorcio Indira Navarro Palacios

Es por ello que, a continuación presentamos algunos apuntes sobre la


problemática que se ha venido presentando en la ejecución de los mismos y
algunas alternativas de solución para superar tales situaciones, que incluso
ya vienen siendo empleadas por los contribuyentes en la actualidad.

Lógicamente, el análisis tributario que hemos pretendido efectuar, no puede


ser iniciado, sin antes detenernos por unos instantes a fin de apreciar la
naturaleza jurídica de los contratos en comentario, para lo cual,
realizaremos también una breve revisión acerca de los mismos.

II.- EL CONTRATO DE ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN.-

2.1.- Tratamiento comercial.-

2.1.1. Definición.

De acuerdo con la regulación comercial, en nuestro


ordenamiento normativo el Contrato de Asociación en
Participación (también conocido como cuenta en participación
1
o Sociedad Accidental o en participación( ) resulta ser aquél
mediante el cual, el asociante permite, a cambio de una
determinada contribución, el ingreso de un asociado a uno o
varios negocios que el primero realice, por lo cual, podrá este
último participar en los resultados del o de los mismos.

En efecto, el Artículo 440º de la Ley General de Sociedades,


señala lo siguiente:

“Artículo 440.- Contrato de asociación en participación

Es el contrato por el cual una persona, denominada asociante


concede a otra u otras personas denominadas asociados, una
participación en el resultado o en las utilidades de uno o de
varios negocios o empresas del asociante, a cambio de
determinada contribución.”

En ese sentido, podemos advertir que en la presente figura


contractual, se pueden vislumbrar dos tipos de intereses, uno
común y otro individual. Así pues, ambos individuos,

1
Estas últimas utilizadas en la doctrina argentina.

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asociante y asociado, tendrán como interés común (como


resulta lógico) la realización de determinado negocio que les
proporcione beneficios. Por otro lado, el interés inmediato
particular del asociante, será el de obtener capital sin la
necesidad de recurrir a un préstamo, mientras que el estímulo
del asociado, será el de invertir sus bienes sin tener que
realizar actos de gestión alguno.

2.1.2. Principales Características.

Resulta importante precisar las principales características de


esta figura empresarial:

a) Resulta ser un contrato y no una sociedad comercial.

En efecto, si bien es cierto que una Asociación en


Participación puede encontrar grandes similitudes con
2
formas societarias tales como la sociedad en comandita( ),
ello no resulta suficiente, pues el requisito indispensable
para la existencia de una sociedad, que es el affectio
societatis, no se encuentra presente.

Cabe precisar que, nuestro ordenamiento no ha dejado


paso a discusión alguna, toda vez que prevé disposiciones
tales como que la Asociación en Participación, no
constituye una persona jurídica distinta a sus partes
contratantes, que carece de razón o denominación social,
que ostenta un carácter oculto al no requerir inscripción en
los Registros Públicos, entre otras características que le
otorgan a dicha figura, el mencionado carácter contractual
que invocamos.

b) El asociante actúa y responde en nombre propio.

En efecto, la naturaleza del contrato radica en que la


gestión del negocio continúa siendo del asociante, por lo
que, éste actuará en nombre propio.

2
El Dr. Enrique Elías Laroza, en su obra Derecho Societario Peruano precisa lo siguiente: “En
realidad, el contrato de asociación en participación, tal como señala la doctrina, apunta a
objetivos similares a los de los s ocios de las sociedades en comandita.”

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Asimismo, al tratarse de una figura que no requiere de


inscripción alguna, la responsabilidad frente a terceros
recaerá exclusivamente en el asociante.

c) Propiedad de los bienes aportados por el asociado.

Al respecto existen dos corrientes, aquella que señala que


los bienes pasan en propiedad al asociante, a efectos de
proteger de mejor manera los intereses de terceros, y por
otro lado, aquella que señala que cada asociado resulta
ser propietario de los bienes aportados.

Nuestra Ley General de Sociedades, ha creído


conveniente a través de su Artículo 443º, establecer que
“los bienes contribuidos por los asociados se presumen de
propiedad del asociante, salvo aquellos que se encuentren
inscritos en el Registro a nombre del asociado”.

Como resulta obvio, dicha posición ha sido adoptada, con


la intención de que el tercero que contrate con el asociante
(única parte visible en el negocio) pueda accionar contra
los bienes que conozca hayan sido utilizados para la
gestión, no interesando en el fondo, si en la realidad
dichos bienes son de propiedad del asociante o del
asociado. Sin embargo, dicha presunción no será aplicable
en el caso de inmuebles, pues aquí predominará la
publicidad registral.

d) Participaciones.

No existe limitación alguna por parte de la norma


societaria respecto a la forma en la cual se deben distribuir
las utilidades y pérdidas del negocio.

No obstante ello, la norma ha previsto que a falta de pacto


expreso entre las partes, los asociados participen de las
pérdidas, en igual medida que en la que se hubiere
pactado para las utilidades, sin embargo, aquellas no
podrán ser superiores al importe de sus aportes a la
Asociación en Participación.

Asimismo, la norma permite que se convenga que un


asociado participe en las utilidades, sin que ello implique

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su participación en las pérdidas, o incluso que se le


atribuya participación en utilidades o pérdidas sin que
haya efectuado aporte alguno.
Ahora bien, habiendo recordado algunos aspectos de
interés, acerca del tratamiento comercial de los contratos
de asociación en participación, incursionaremos en su
tratamiento tributario:

2.2. Tratamiento tributario.-

2.2.1.- El D. Leg. Nº 774.

De conformidad con el texto de La Ley del Impuesto a la


Renta (D. Leg Nº 774) vigente hasta el 31.12.98, para
efectos de este impuesto, los ingresos de los contratos de
Asociación en Participación se regulaban bajo el régimen de
“atribución de rentas” a sus partes contratantes.

En otras palabras, los resultados del contrato debían ser


atribuidos a las partes integrantes, incorporándolos a sus
respectivos y propios resultados. En tal sentido, los ingresos
mensuales se consideraban atribuidos a las partes contratantes
en la misma proporción en la que hubieran acordado participar
3
en el contrato sobre la rentas anuales. ( ). Este sistema estuvo
vigente hasta el 31.12.98.

Cabe resaltar que, coexistían contratos que llevaban


contabilidad independiente a la de sus partes y asumían la
condición de contribuyentes del Impuesto a la Renta,
obteniendo para estos efectos, un número en el Registro Unico
de Contribuyentes, empero, que finalmente sus ingresos,
también se regulaban por el régimen de atribución de rentas
mencionado líneas atrás.

3
Ley del Impuesto a la Renta D. Leg. Nº 774.
“Art. 14º.- Son contribuyentes del impuesto...
En caso de sociedades de hecho, asociaciones en participación, joint ventures,
consorcios, comunidad de bienes y demás contratos de colaboración empresarial, las rentas
serán atribuidas a las personas naturales o jurídicas que las integran o sean parte
contratante”.

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2.2.2.- La Ley N° 27034.

Posteriormente, mediante “Ley N° 27034” publicada en el


Diario Oficial “El Peruano” con fecha 30.12.98, se estableció
que sólo se considerarán como contribuyentes del Impuesto a
la Renta a los contratos de Colaboración Empresarial que
lleven contabilidad independiente, excluyendo toda
referencia a los contratos de Asociación en Participación.

De esta forma, se eliminó de la Ley del Impuesto a la Renta,


todo articulado que regulara el tratamiento tributario de los
contratos de Asociación en Participación.

Cabe resaltar que, la inexistencia de normas específicas en


materia de Impuesto a la Renta que regulasen el
procedimiento de liquidación y determinación del
Impuesto a la Renta para este tipo de contratos, dio lugar
a que por el ejercicio 1999, la doctrina y la práctica procuren
sus propias soluciones, entre las cuales resaltaban las
siguientes:

1) Aquella que sostuvo que el asociante, debía


registrar en su contabilidad los ingresos totales por
las ventas, así como deducir los gastos en que
incurriera el negocio, procediendo luego a hacer
entrega a la asociada de la participación que le
correspondería, deduciéndola también como gasto.
La referida entrega constituiría renta de tercera
categoría para la asociada, por lo cual, tributarían por
su cuenta cada una de las partes.

2) Aquella por la cual, el asociante debía registrar


en su contabilidad los ingresos totales por las ventas,
así como deducir los gastos en que incurriera el
negocio, procediendo luego a liquidar y determinar el
Impuesto a la Renta a pagar. Lógicamente, la
participación de la asociada sería entregada luego de
deducido el Impuesto a la Renta, por lo cual, se le
estaría haciendo entrega de renta desgravada.

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2.2.3.- Decreto Supremo Nº 194-99-EF.

Mediante la Séptima Disposición Final y Transitoria del D. S.


4
Nº 194-99-EF( ) publicado en el Diario Oficial “El Peruano”
con fecha 31.12.99, se precisó entre otros temas, que lo
regulado mediante la Ley Nº 27034 en relación a los contratos
de Asociación en Participación (en otras palabras, su
exclusión del texto de la Ley del Impuesto a la Renta)
resultaba aplicable incluso para el ejercicio gravable de 1999
y para aquellos contratos de Asociación en Participación
existentes a la fecha de entrada en vigencia de dicha norma.

Como consecuencia de su exclusión de la regulación


tributaria, la referida disposición se limitó a normar las
siguientes situaciones:

- La de los contratos de Colaboración Empresarial que


durante 1999 hubieran atribuido sus ingresos a las
personas naturales o jurídicas que las integren o que sean
partes contratantes para efecto de los pagos a cuenta
del impuesto.

- La de los Contratos de Asociación en Participación que


durante 1999 hubieran llevado contabilidad
independiente a la de sus partes contratantes, obtenido
RUC y atribuido los correspondientes ingresos.

La Séptima Disposición Final y Transitoria, también


señaló que la SUNAT, dictaría normas complementarias
para la aplicación de las disposiciones enunciadas. Con
este objetivo la SUNAT aprobó posteriormente, la R.S.
Nº 042-2000/SUNAT.

Desde nuestra perspectiva, la Séptima Disposición Final


del D.S. Nº 194-99-EF que modificó el “Reglamento de la
Ley del Impuesto a la Renta” publicado en el Diario
Oficial “El Peruano” con fecha 31.12.99, se inclinó por
considerar que, el tratamiento de los contratos de
asociación en participación debía ser sometido a partir
del 01.01.99, a los lineamientos de la segunda corriente

4
Reglamento de la Ley del Impuesto a la Renta.

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5
descrita( ), debido a que, ante la ausencia de un tratamiento
tributario expreso, legalmente (de acuerdo a la Ley General
de Sociedades) estos contratos no tienen personalidad
jurídica, razón social, ni denominación, correspondiéndole al
asociante de manera única y exclusiva la gestión del
negocio sin que el asociado deba asumir las obligaciones
tributarias derivadas del desarrollo del negocio frente a
terceros.

En ese sentido, como lógica consecuencia de la disposición


en comentario, el asociante realizaría lo siguiente:

i) El registro en su contabilidad de los ingresos totales


por las ventas.
ii) La deducción de los gastos en que incurriera el
negocio.
iii) Los pagos a cuenta del Impuesto.
iv) La liquidación y determinación el Impuesto a la
Renta a pagar.

Como conclusión de lo expuesto, se entiende que, la


participación de la asociada sería entregada luego de haber
sido detraída sobre la misma, el pago del Impuesto a la
Renta, por lo cual, se le estaría haciendo entrega de una
renta desgravada.

Debemos resaltar entonces que, luego de la dación de la


Ley Nº 27034 y de su reglamento, el D.S. Nº 194-99-EF, los
contratos de asociación en participación gestionados

5
“Séptima.- Precísase que lo establecido en la Ley Nº 27034, es aplicable en el ejercicio
gravable de 1999, incluso para aquellos contratos de colaboración empresarial y
asociaciones en participación existentes a la fecha de entrada en vigencia de dicha
norma.
(...)
Tratándose de asociaciones en participación que hubieran llevado contabilidad
independiente de la de sus partes contratantes y atribuido los correspondientes
ingresos, durante el referido ejercicio, será aplicable a dichas partes lo dispuesto en el
párrafo anterior en lo que se refiere a la presentación de las declaraciones
rectificatorias y el numeral 1 del Artículo 170º del Código Tributario”

Consideramos que, la intención del legislador ha sido eliminar la figura de atribución de


ingresos reconociendo de esta forma la figura de la Asociación en Participación en su misma
esencia.

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por el asociante, han quedado ante un absoluto vacío


normativo.

2.2.4.- La Resolución de Superintendencia N° 042-2000/SUNAT.

En relación a la situación de los contratos de Asociación


en Participación que durante 1999 hubieran llevado
contabilidad independiente a la de sus partes contratantes
e inscrito en el Registro Unico de Contribuyentes, la R.S. Nº
042-2000/SUNAT (21.03.00) reguló, aspectos como los
siguientes:

- Estableció que los contratos de Asociación en Participación


que al haberse considerado sujetos del Impuesto a la Renta o
haber llevado contabilidad independiente a la de sus partes
contratantes hubieran solicitado su inscripción en el RUC,
debían solicitar su baja de dicho registro (Art. 3º).

- Señaló que el Asociante debía presentar su Declaración


Jurada Anual del ejercicio gravable 1999, para lo cual, debía
determinar el Impuesto a la Renta que le correspondía pagar.
A efectos de cumplir con esta obligación, el Asociante debía
considerar como parte de sus ingresos y gastos, los
correspondientes a la Asociación (Art. 4º).

- Estableció que el Asociado podía utilizar la totalidad de los


pagos a cuenta que hubiese realizado durante el ejercicio
gravable 1999, incluso, los realizados por concepto de los
ingresos que le atribuyó la Asociación contra el pago de
su propio impuesto (Art. 5º).

- Dispuso que el Asociado debía declarar la participación


en el contrato como renta de tercera categoría del Impuesto
a la Renta y el Asociante la debía deducir como gasto o
costo, según correspondiera (Art 6º).

Desde nuestro punto de vista, la Resolución de


Superintendencia Nº 042-2000/SUNAT, en relación a los
contratos de asociación en participación, regula únicamente
(y no manera adecuada como lo veremos más adelante) la
situación de los Contratos de Asociación en Participación
que durante 1999, hubieran llevado contabilidad

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independiente a la de sus partes contratantes contando con


inscripción en el Registro Unico de Contribuyentes.

Sin embargo, existe parte de la doctrina que en una


cuestinable interpretación extensiva, propugna que la
regla establecida por el Artículo 6º de la referida
resolución, es aplicable a todos los contratos de
asociación en participación en general, incluso a los
celebrados hasta la fecha. Ello implicaría que cada una de
las partes liquidaría y determinaría su impuesto a la renta
desconociendo la vigencia de la Ley Nº 27034 y del D.S.
Nº 194-99-EF conforme ha sido explicada.

2.2.5.- Nuestra posición.

2.2.5.1.- Colisión de normas

Tal como ha podido ser observado, en el punto


anterior, consideramos que la existencia del
Artículo 6º contradice diametralmente lo expuesto
por la Ley Nº 27034 y el Decreto Supremo 194-99-
EF, pues mientras estos dispositivos, nos harían
suponer que el asociante es el único obligado a la
determinación y pago del Impuesto a la Renta y por
consiguiente, que el asociado percibiría renta
desgravada, el artículo 6º de la Resolución de
Superintendencia analizada, señala
contradictoriamente que, el asociado deberá tributar
por su participación al considerarse ésta renta de
tercera categoría.

No cabe duda entonces que, nos encontramos ante


una colisión de normas, puesto que la aplicación de
ambas en forma simultánea, generaría una doble
imposición sobre las rentas que percibiría el
asociado.

2.2.5.2.- Doble imposición al asociado

En efecto, si concibiéramos la aplicación del artículo


6º de la Resolución de Superintendencia,
conjuntamente con la Ley Nº 27034 y el D.S. Nº

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194-99-EF, el asociante tributaría por la totalidad de


la renta generada por el contrato de asociación en
participación y posteriormente la participación
destinada al asociado sería nuevamente gravada
por constituir, -de acuerdo a lo dispuesto por el
Artículo 6º de la Resolución de Superintendencia Nº
042-2000/SUNAT-, renta de tercera categoría para
este último.

2.2.5.3.- Perjuicio para los contratos que hacia 1999


llevaban contabilidad independiente

Bajo este orden de ideas, somos de la opinión que


incluso los contratos de asociación en participación
que hacia 1999 llevaban contabilidad independiente,
deberían regirse por la Ley Nº 27034, el Decreto
Supremo 194-99-EF y solamente por la parte
concordante con el régimen establecido mediante la
Resolución de Superintendencia (Art. 3º, 4º y 5º) no
siendo coherente con ello, lo dispuesto por el
Artículo 6º ya comentado.

Pretender la coexistencia del régimen vigente con el


Artículo 6º de la resolución, transgrede el principio
de no confiscatoriedad consagrado por el Artículo
74º de nuestra Constitución Política, al afectar por
partida doble los ingresos del asociado. Debemos
precisar que nuestra posición encontraría
fundamento en el rango superior que ostenta una
Ley y un Decreto Supremo sobre una Resolución de
Superintendencia.

2.2.5.4.- Ilegal pretensión de extender la aplicación del


Art. 6º a los contratos en general

Es más, en el supuesto negado que llegáramos a


admitir la aplicación del Artículo 6º sólo para efectos
de regularizar las situaciones temporales derivadas
del cambio de régimen, allá por el año 1999,
estimamos que dicho dispositivo no resultaría
aplicable a la realidad tributaria actual de los

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contratos de Asociación en Participación en


general.

Recuérdese pues que, en el Derecho Tributario, no


se admiten interpretaciones extensivas, pues de
conformidad con la Norma VIII del TUO del Código
Tributario, en vía de interpretación no podrá
extenderse disposiciones tributarias a supuestos
distintos de los señalados en una norma y la tan
mencionada Resolución de Superintendencia,
estaba, destinada a regularizar la situación de los
contratos de asociación en participación que
durante el ejercicio 1999 hubieran llevado
contabilidad independiente, solicitado su inscripción
en el RUC y atribuido sus rentas a las partes
contratantes.

Efectivamente, basta observar la parte pertinente de


su antecedente y la séptima disposición final del
Decreto Supremo Nº 194-99-EF, la cual
específicamente refiere a la subsanación de la
situación de los contratos de asociación en
participación con las características mencionadas
en el párrafo anterior (que llevaban contabilidad
independiente y se registraban en el RUC).

A mayor abundamiento, observemos el capítulo II


de la Resolución de Superintendencia Nº 042-
2000/SUNAT, en la parte que contiene el articulado
sobre las asociaciones en participación, en el cual
se efectúan mayores indicaciones sobre el tema en
comentario, se dispone sobre la baja del RUC de las
asociaciones en participación que lo hubieran
obtenido, la atribución de los ingresos y gastos de la
asociación al asociante, el uso de los pagos a
cuenta efectuados para la asociación a favor del
asociado cuando hubieren sido realizados por este
último y como un aspecto adicional a los otros, el
tratamiento como renta de tercera categoría de la
participación del asociado para el ejercicio 1999.

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En ese sentido, cuestionamos abiertamente, la


posición que sostiene que la instrucción expedida
por la SUNAT, regula la situación de todos los
contratos de asociación en participación en general,
cuando se ha podido observar que luego de la
expedición de la Ley Nº 27034 y del D.S. Nº 194-99-
EF, los contratos gestionados por el asociante han
quedado sin regulación normativa y que la
Resolución de Superintendencia ha sido dictada
únicamente (en el caso de los contratos de
asociación en participación), para subsanar la
situación de determinados contratos de asociación
en participación (los que se hubieren llevado con
contabilidad independiente y registrado en el RUC)
por el ejercicio 1999 y no la de la generalidad de
ellos por todos los ejercicios.

2.2.5.5.- No fue el mecanismo legal idóneo

Obviamente, si la SUNAT tenía la intención de


establecer que el asociado percibiría renta gravable
de tercera categoría, debió hacerlo clara y
expresamente y al amparo de los mecanismos
adecuados, mas no así, mediante una norma de
inferior jerarquía, que evidentemente desvía las
intenciones del legislador, el cual ya había eliminado
toda mención a la atribución de rentas a las partes
contratantes de la Ley y el reglamento del Impuesto
a la Renta.

2.2.5.6. Observaciones al régimen vigente.

Por otro lado, debemos advertir que si bien la


posición que consideramos adecuada (aquella por
la cual el asociante es el único que determina y
paga el Impuesto a la Renta y el asociado percibe
renta desgravada) resultaría ser tanto a nivel
constitucional y comercial, la más adecuada, ello no
implicaría que no nos lleve a situaciones en algunos
casos, perjudiciales para las partes contratantes,
tales como que aquella por la que, el asociante
habiendo efectuado pagos a cuenta del Impuesto a

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la Renta por sus ingresos y por los del contrato


durante todo el ejercicio, finalmente termine
pagando este impuesto en exceso y perdiendo su
liquidez innecesariamente durante el año, entre
otras situaciones adversas para una u otra parte,
que a continuación comentaremos con mayor
detalle.

2.2.6.- Problemática frente al Impuesto a la Renta

Observemos de cerca, algunos de los problemas tributarios


que se presentan en la ejecución de un contrato de
asociación en participación:

a) El asociante perjudica sus pagos a cuenta futuros.

Sea la interpretación que se le quiera dar a la resolución de


superintendencia comentada, lo cierto es que aquella no
regula la situación de los pagos a cuenta que se efectúan
por los resultados del contrato, empero, si el asociante es el
que conduce el negocio, lo lógico es que la Administración
Tributaria, requiera que sea aquél, el que efectúe los pagos
a cuenta del Impuesto a la Renta.

Ahora bien, recordemos que los pagos a cuenta se


determinan sobre los ingresos netos obtenidos en el mes
por el contribuyente, es decir que, se calcularán
definitivamente sobre ingresos que no pertenecen en su
totalidad al asociante (parte de ellos corresponden al
asociado).

En este orden de ideas, si hablamos de pagos a cuenta por


el sistema del coeficiente, éste último, resulta de dividir el
impuesto calculado correspondiente al ejercicio gravable
anterior entre el total de ingresos netos del mismo ejercicio;
y los pagos a cuenta de enero y febrero del año serán
determinados respecto de los del ejercicio precedente al
anterior, en otras palabras, estos pagos a cuenta se
determinan en base a ingresos que no corresponden en su
totalidad al asociante, pero que sin duda alguna, afectarán
la determinación de sus pagos a cuenta, no solo por un

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ejercicio, sino también por los primeros meses del ejercicio


siguiente.

En consecuencia, si el asociante por un ejercicio formó


parte de un contrato de asociación en participación con
resultados óptimos y el mismo llegó a su fin por cualquier
razón, aún cuando en el siguiente ejercicio su gestión
independiente no sea buena, arrastrará el recuerdo de los
ingresos percibidos por un contrato del cual ya no forma
parte, pero que ya afectó la determinación de sus pagos a
cuenta mensuales en perjuicio propio.

b) El asociado no puede depreciar los bienes afectados


al contrato.

Como se sabe, la única forma de deducir como gasto una


depreciación, es que tal sea aplicado contra renta bruta del
contribuyente. Siguiendo la línea que sostenemos, el
asociado percibiría del contrato renta desgravada, que ya
tributó en cabeza del asociante, por lo cual, no podría
depreciar los bienes que hubiere afectado al contrato, pues
no recibiría renta bruta gravable contra la cual deducir el
referido gasto.

Ello se debe a que por lo general, el asociado no transfiere


en propiedad los bienes cuando celebra un contrato de
asociación en participación y se termina quedando con una
depreciación que no puede aplicar como gasto.

c) El asociado no puede deducir los gastos en que


incurra sobre los bienes afectados al contrato.

Como lo hemos señalado en el numeral anterior, la vía para


deducir un gasto, es que sea aplicado contra renta bruta.
Considerando que el asociado percibiría del contrato renta
desgravada, no podría deducir los gastos en que hubiere
incurrido respecto de bienes afectados al contrato, pues no
contaría con renta bruta gravable contra la cual deducirlos.

Así por ejemplo, si un asociado ha aportado al contrato, un


local para la ejecución del mismo y se encuentra establecido
como obligación para tal asociado el pago de los servicios

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(luz, agua, teléfono, etc), no sería admisible su deducción


como gasto.

Lo único que le quedaría al asociado sería refacturar estos


servicios al asociante a fin de no verse perjudicado y que el
asociante tenga la posibilidad de deducir tales gastos a
favor del contrato.

d) Resultados del contrato disminuidos, si el asociante


entrega participación en las utilidades a los
trabajadores.

Desde nuestra perspectiva, el asociante determina y paga el


Impuesto a la Renta que grava los ingresos del contrato. En
ese sentido, si se trata de un asociante que entrega a sus
trabajadores participación en las utilidades de la empresa,
se encontrará con que éstas, de conformidad con lo
establecido por el D. Leg. Nº 892, se calculan sobre un
6
porcentaje de la renta anual antes de impuestos( ), ¿no se
trata acaso de renta que no sólo corresponde al asociante
sino también al asociado?.

En consecuencia, los trabajadores de la empresa asociante,


estarían participando también en las utilidades de una
empresa en la cual no tendrían ese derecho, es más, si los
trabajadores de la asociada también tienen derecho a estas
participaciones, se verían perjudicados, pues al no
encontrarse en las planillas del asociante, no gozarían de
estas utilidades que les corresponderían.

e) La pérdida tributaria del asociante disminuye.

Como ya lo hemos mencionado en anteriores


oportunidades, así como existen ingresos generados por el
contrato de asociación en participación los cuales
incrementan la base imponible del Impuesto a la Renta para
el asociante, sucederá un efecto también adverso si el

6
“Art. 2º.- Los trabajadores de las empresas (...) participan en las utilidades de la
empresa, mediante la distribución por parte de ésta de un porcentaje de la renta anual
antes de impuestos (...)”

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asociante ha registrado en lugar de utilidades, pérdida


tributaria.

Efectivamente, si por ejercicios precedentes a aquél en el


cual se celebró el contrato de asociación en participación, el
asociante ha venido arrastrando una importante pérdida
tributaria, en el momento en que el asociante efectúe la
compensación de la pérdida tributaria contra la renta neta
del ejercicio (que incluye los resultados del asociado), se
consumirá parte o la totalidad de la pérdida tributaria del
asociante, situación que permitirá que las rentas del
asociado en algunos casos, ni siquiera sean alcanzadas por
el Impuesto a la Renta.

En situaciones predecibles como éstas, le restaría al


asociante, al momento de celebrar el contrato de asociación
en participación, prever y procurar para sí mismo, una
participación mayor de común acuerdo con el asociado.

2.2.7.- Problemática frente al Impuesto General a las Ventas.

Teniendo en consideración que el asociante es quien “da la


cara” frente a terceros, es aquél el que factura y a su vez
efectúa las adquisiciones necesarias para la ejecución del
contrato, beneficiándose con el crédito fiscal originado por
tales adquisiciones.

Como podrá suponerse, esta situación bien podría resultar


adversa para el asociado, pues le impediría gozar de un
crédito fiscal que en algunos casos el asociante, no estaría
destinando adecuadamente a favor del contrato de asociación
en participación.

105 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
en Participación y de Consorcio Indira Navarro Palacios

7
III.- CONTRATO DE CONSORCIO( ).-

3.1.- Tratamiento comercial.-

3.1.1.- Definición.

Mediante el Contrato de Consorcio, dos o más personas


convienen en participar activa y directamente en un
determinado negocio, con el propósito de obtener un
beneficio económico.

En ese sentido, a diferencia del Contrato de Asociación en


Participación que analizáramos previamente, en esta figura
contractual, generalmente ambas personas encuentran
intereses idénticos: Obtener un beneficio económico y
conducir la empresa.

El Artículo 445º de la Ley General de Sociedades, lo define


de la siguiente manera:

“Artículo 445.- Contrato de Consorcio

Es el contrato por el cual dos o más personas se asocian


para participar en forma activa y directa en un determinado
negocio o empresa con el propósito de obtener un beneficio
económico, manteniendo cada una su propia autonomía.

Corresponde a cada miembro del consorcio realizar las


actividades propias del consorcio que se le encargan y
aquéllas a que se ha comprometido. Al hacerlo, debe
coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a
los procedimientos y mecanismos previstos en el contrato.”

7
Cabe precisar que dentro de lo que se ha definido como contratos de consorcio en nuestra
Ley General de Sociedades, estimamos que se encuentra incluida la figura contractual del
Joint Venture, que por las grandes variables que podía presentar, se prefirió regular de
manera más amplia.

Al respecto el Dr. Jorge Picón González en su artículo “Un acercamiento al tratamiento


Tributario de los contratos asociativos en la Legislación Peruana” publicada en la Revista
THEMIS Nº 41, señala lo siguiente: “ En lo referente al joint Venture, consideramos que es
una definición incluida en la actual definición de consorcio de la LGS”.

106 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
en Participación y de Consorcio Indira Navarro Palacios

Resulta evidente pues que, la participación activa de todos


los consorciados en la gestión de la empresa, va a provocar
que este tipo contractual se caracterice por ser totalmente
abierto al conocimiento del público, oponiéndose
diametralmente al carácter secreto del contrato de
Asociación en Participación, aspecto que generará una serie
de características especiales que a continuación
desarrollaremos:

3.1.2.- Principales Características.

Resulta importante precisar las principales características


de esta figura empresarial:

a) Resulta un contrato y no una sociedad comercial:

Al igual que en el Contrato de Asociación en Participación,


el Contrato de Consorcio carece de una personalidad
jurídica, por lo que, consideramos que no existe el “Affectio
societatis” requerido.
8
Al respecto el Dr. Francisco Pantigoso Velloso Da Silveira( )
ha señalado lo siguiente:

“Nosotros somos de la opinión de que en ambas figuras


(refiriéndose al Contrato de asociación en participación y al
Contrato de Joint Venture) existe el “animus cooperandi” y
no la “affectio Societatis”, ya que las partes no desean
formar una sociedad dentro de su definición tradicional de
cooperación activa e igualitaria (...) sino simplemente
conjugar esfuerzos comunes bajo un nivel participativo
predeterminado.”

Al igual que en el Contrato de Asociación en Participación


nuestro ordenamiento ha dejado claramente establecido la
carencia de personalidad jurídica independiente, pues ello
se traduce en disposiciones tales como la responsabilidad a
título particular o la vinculación individual.

8
Ponencia Individual Tema III – Los Joint Ventures en relación a la tributación.

107 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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b) Cada consorciado responde en nombre propio.

Tal como señaláramos líneas arriba, en el Contrato de


Consorcio, cada miembro adquiere derechos y obligaciones
frente a terceros a nombre propio.

c) Propiedad de los bienes aportados por los


consorciados.

La Ley General de Sociedades ha sido lo suficientemente


clara al establecer que mientras el Contrato de Consorcio se
encuentre vigente, los bienes que se hayan designado a
efectos del cumplimiento de la empresa, continuarán siendo
de propiedad de cada uno de los consorciados.

Asimismo, en el supuesto que durante la ejecución del


referido contrato se adquirieran determinados bienes, ellos
se encontrarán sujetos al régimen de copropiedad.

d) Participaciones.

La norma societaria no ha establecido limitación alguna,


respecto a la forma en la cual, se deberían distribuir, las
utilidades y pérdidas del negocio.

Sin embargo, de manera acertada, ha creído conveniente


establecer que en el supuesto en que no se estableciera
contractualmente la manera en la que se deberá afrontar
pérdidas o recibir utilidades, se entenderá que ello será por
partes iguales.

e) Gestión en el Negocio.

Característica diferenciadora por excelencia con el Contrato


de Asociación en Participación, toda vez que en el Contrato
de Consorcio las partes integrantes actúan de manera
directa en el manejo del negocio.

3.2. -Tratamiento Tributario.-

A diferencia de lo analizado respecto al tratamiento tributario del


Contrato de Asociación en Participación, la figura contractual del

108 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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Consorcio se encuentra ampliamente regulada, tanto en lo


referente al Impuesto a la Renta, como las implicancias que se
generan respecto al Impuesto General a las Ventas.

Debemos iniciar el presente análisis, señalando que de acuerdo a


lo dispuesto por el último párrafo del Artículo 14º del TUO de la
“Ley del Impuesto a la Renta” los “joint ventures, consorcios y
demás contratos de colaboración empresarial que lleven
contabilidad independiente” serán considerados contribuyentes,
ostentando para efectos tributarios la calidad de Persona
9
Jurídica.( )

De lo señalado podemos vislumbrar que existen dos supuestos:


el primero referente a los contratos de colaboración empresarial
que cuentan con contabilidad independiente (a los cuales, tal
como lo señaláramos en el párrafo anterior, se les atribuye una
personalidad jurídica para efectos tributarios), y aquellos
contratos que no ostentan dicha independencia en su
10
contabilidad( ), motivo por el cual no se crea ficción alguna
respecto a una nueva personalidad jurídica.

Bajo este contexto, respecto a los Contratos de Consorcio que


11
no lleven contabilidad independiente( ), tanto las rentas
obtenidas como las pérdidas en que se incurran con motivo de la
ejecución del contrato se considerarán de las partes contratantes
en función a la participación que se haya convenido con ocasión
de la celebración del mismo.

9
Como se sabe, la atribución de determinadas cualidades, a figuras jurídi cas que de por sí no
las ostenten en el derecho común, se efectúa al amparo de la denominada “Autonomía del
Derecho Tributario”.
10
De conformidad con lo dispuesto por el artículo 65º del TUO de la “Ley del impuesto a la
Renta”, la regla general es que los joint ventures y consorcios llevan contabilidad
independiente de la de sus partes contratantes, concibiéndose como únicas excepciones las
siguientes:
- En los que por la complejidad de la operación no fuera posible llevar de dicha forma la
contabilidad, debiendo solicitar la autorización ante la Administración Tributaria, y,
- Cuando el plazo de vencimiento del contrato no supere el año, para lo cual bastará con
comunicar esta situación a la Administración Tributaria.
11
Posibilidad que se encontraría ceñida al antiguo sistema de “transparencia fiscal” , el cual
consistía en considerar como sujeto del impuesto a las personas que conforman un negocio
y no al negocio o empresa en sí.

109 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
en Participación y de Consorcio Indira Navarro Palacios

En ese sentido, cada una de las partes deberá incluir el monto


proporcional de los resultados obtenidos en razón de dicho
contrato, a los ingresos o pérdidas de cada una de las empresas,
debiéndose cumplir, entonces, independientemente con las
obligaciones tributarias correspondientes. Estos contratos no van a
desviarnos en un mayor análisis que el expuesto en estas líneas.

Por otro lado, en lo que se refiere a los contratos de colaboración


empresarial y en nuestro caso concreto de interés, a los
Contratos de Consorcio que se encuentren obligados a llevar
contabilidad independiente, debemos precisar que al obtener
“Personalidad Jurídica” para efectos tributarios y por consiguiente,
convertirse en contribuyentes, éstos deberán cumplir todas las
obligaciones tributarias que les correspondería como
contribuyentes independientes, tales como, la inscripción en el
Registro Unico de Contribuyentes, la obtención de la autorización
para emitir comprobantes de pago, la obtención de comprobantes
de pago propios, o la presentación de declaraciones y pago de los
tributos a los cuales se encuentren afectos, entre otras
12
obligaciones distintas a la de sus partes contratantes( ).

No obstante que a primeras luces, este último tipo de contrato


(Contrato de Consorcio con Contabilidad Independiente) no
presentaría aparentemente mayor complicación, ello dista mucho
de la realidad, pues tal como veremos a continuación, la creación
de una Persona Jurídica ficticia para efectos tributarios, origina
diversas dificultades prácticas, las cuales incluso, en más de una
oportunidad, podrían lindar con lo confiscatorio.

3.2.1.- Problemática Frente al Impuesto a la Renta.

a) Impedimento de efectuar una justa compensación de


pérdidas.

En el entendido que el Contrato de Consorcio con


contabilidad independiente, resulta ser para efectos
tributarios, una persona jurídica totalmente autónoma, ello
implicaría que los resultados económicos que este contrato
genere, ostentarán independencia propia, motivo por el cual,
dichos resultados no podrán ser compensados, en ningún

12
Tan igual como si se tratara de una persona jurídica independiente.

110 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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supuesto, contra los resultados económicos de las partes


contratantes y menos aún con resultados económicos de
otros Contratos de Consorcios en los cuales la parte
contratante también forme parte.

Un ejemplo aclarará lo expuesto: Imaginemos que la


empresa “Alfa” celebra un Contrato de Consorcio con la
empresa “Beta”, formando de esta manera el consorcio
“AlfaBeta”, asimismo, la empresa “Alfa” celebra otro
Contrato de Consorcio con la empresa “Omega”, lo que da
como resultado el nacimiento del consorcio “AlfaOmega”. En
el supuesto que el consorcio “AlfaBeta” obtenga una utilidad
de S/.50,000 y el consorcio “AlfaOmega” incurra en una
pérdida de S/. 100, 000, la empresa “Alfa” (integrante de
ambos consorcios) no podrá efectuar compensación alguna,
pues ambos contratos resultan ser personas jurídicas
13
completamente autónomas.( )

Por unos instantes lo señalado podría parecer correcto e


incluso justo, más aún si consideramos que lo mismo
sucedería si, la empresa “Alfa” hubiera considerado
conveniente constituir nuevas sociedades con “Beta” y
“Omega” respectivamente y no celebrar consorcios, pues la
personalidad jurídica independiente de las nuevas
sociedades hubiera ocasionado que cada una tribute
independientemente, no obstante Alfa, formar parte de
todas ellas.

Sin embargo, una posterior reflexión, nos demuestra lo


injusto de la normatividad tributaria, pues desnaturaliza
completamente un instrumento jurídico como es el Contrato
de Consorcio.

Debemos considerar que, el empresario “Alfa” al haber


celebrado Contratos de Consorcio lo hizo con determinados
motivos (confiando en la normatividad comercial en la que
se desarrollan los contratos de Colaboración Empresarial),

13
Nótese que igual panorama se observa en el supuesto en el cual, dos empresas celebren
dos o más Contratos de Consorcio entre ellas, toda vez que cada consorcio resultaría ser
una persona jurídica independiente ... siempre para efectos tributarios .

111 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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tales como no obtener una relación más estrecha con las


otras partes contratantes que la de un simple contrato;
mantener unificado su patrimonio, no incurrir en gastos de
tiempo y dinero como puede resultar, la constitución de
nuevas sociedades, o incluso, ver centradas todas sus
obligaciones tributarias en una sola empresa.

Sin embargo, debido a la atribución de una cualidad ficticia


otorgada por la regulación tributaria, aquellos fundados
motivos por los cuales un empresario opta por celebrar
Contratos de Consorcio, resultan siendo desconocidos por
parte de nuestro ordenamiento jurídico, pues para efectos
tributarios, una nueva persona jurídica habría nacido y por lo
tanto, un nuevo contribuyente, autónomo e independiente
también, fraccionando su patrimonio e impidiéndole
compensar los resultados en los contratos de consorcio de
los cuales es parte contratante.
14
Es pertinente citar al Dr. Humberto Medrano Cornejo( ), el
cual señala lo siguiente:

“La aplicación de este mecanismo legal podría implicar


una violación de la garantía que otorga el artículo 74º
de la Constitución, conforme al cual “ningún tributo
puede tener efecto confiscatorio”.”

En efecto, si observáramos en conjunto los resultados


obtenidos en nuestro ejemplo por la empresa “Alfa”
obtendríamos como resultado una pérdida de S/. 50,000 (S/.
50, 000 de utilidad de “AlfaBeta” menos S/. 100,000 de
pérdidas de “AlfaOmega”), no obstante ello, la norma obliga
a que cada contrato tribute de manera independiente, lo
cual obviamente tiene una incidencia negativa e incluso
confiscatoria según el autor citado respecto de “Alfa”.

En otras palabras, lo que la norma tributaria origina, es que


una justa compensación de ganancias y pérdidas respecto
de un mismo patrimonio, sea imposible de efectuar.
b) Impedimento de efectuar Depreciaciones.

14
MEDRANO CORNEJO, Humberto. “Impuesto a la Renta y Contrato de Colaboración
Empresarial” en Revista THEMIS – Segunda Epoca Nº41- pág. 101

112 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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Como lo hemos mencionado al comentar la problemática


tributaria de los contratos de Asociación en Participación, el
Artículo 37º del TUO de la Ley del Impuesto a la Renta,
dispone la posibilidad de deducir gastos respecto de “renta
bruta” del contribuyente, admitiendo de esta forma, las
depreciaciones de activos fijos.

Atendiendo a lo dispuesto por la norma, nos podríamos


preguntar: En el caso de un contrato de consorcio ¿quién
(las partes contratantes o el consorcio) se encontraría en
condiciones de realizar la deducción de la depreciación de
los bienes afectados? La respuesta, aunque parezca
increíble, sería ninguno de ellos.

En efecto, de acuerdo a lo dispuesto por el Artículo 446º de


Ley General de Sociedades, los bienes que se afecten para
el cumplimiento de la actividad permanecen en propiedad
de quien los afectó, en ese sentido todo indicaría que los
únicos autorizados para deducir la depreciación serían los
consorciados respectivamente, sin embargo, esta situación
legalmente razonable, se ve imposibilitada, pues de acuerdo
a lo observado por el Artículo 37º del TUO de la “Ley del
Impuesto a la Renta”, la deducción de la depreciación de un
bien sólo puede ser efectuada respecto de renta bruta,
supuesto en el cual no nos encontraríamos, pues
recordemos que lo que perciben las partes contratantes
resulta ser una forma de distribución de utilidades y por
15
consiguiente se trata de renta inafecta( ).

En consecuencia, el consorcio no podrá deducir la


depreciación, pues no es el propietario de los bienes, y los
consorciados tampoco lo podrán hacer, debido a que ellos
perciben renta inafecta y no renta bruta, aún cuando los
bienes no han dejado de ser sus activos.

Lo usual es que las empresas, en su calidad de partes


contratantes, a efectos de contrarrestar el efecto negativo
producido por las normas tributarias, hayan venido

15
Efectivamente, siguiendo la línea de la existencia de un contribuyente diverso a las partes
contratantes, éstas ultimas recibirán del primero una suerte de dividendo, renta desgravada
contra la cual no podrían deducir gasto alguno.

113 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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entregado en arrendamiento, los bienes que serían


utilizados para la ejecución del consorcio, a efectos de que
tales, al percibir una renta gravable por dicho
arrendamiento, tengan la posibilidad de depreciar los bienes
aportados y el consorcio pueda deducir como gasto los
pagos efectuados por concepto del mencionado
arrendamiento necesario para la producción de su renta
bruta.

Si bien es cierto que con este mecanismo se estaría


disminuyendo en gran medida el efecto adverso provocado
por la norma tributaria, debemos observar que éste no se
logra evitar a un 100%, pues el arrendamiento de los
bienes origina que las partes contratantes perciban una
renta que será base imponible de afectación al Impuesto a
la Renta.

Finalmente cabe advertir que, lógicamente, ya había sido


considerada la posibilidad de solucionar esta situación
mediante la transferencia de propiedad de los bienes al
consorcio, sin embargo, ello generaría otros problemas, esta
vez, respecto del Impuesto General a las Ventas como lo
veremos más adelante.

c) Empresas Vinculadas: Límite a la deducción de los


intereses.

Imaginemos que luego de celebrado el contrato de


consorcio, las partes contratantes observan que, el
consorcio requiere una inyección de dinero para la
consecución de sus objetivos.

Con el fin de materializar dicha introducción de capital, una


de las partes contratantes accede a entregar en calidad de
préstamo, una importante suma de dinero, requiriendo
(como es justo), que se le otorgue algún beneficio. Teniendo
en cuenta que el porcentaje de las participaciones en los
resultados ya ha sido acordado y las partes tampoco tienen
intención de modificarla, se podría convenir que el
consorcio reconozca intereses a la parte contratante
otorgante del préstamo.

114 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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Bajo este contexto, y considerando que el consorcio y las


partes contratantes resultan, a efectos de la Ley tributaria,
16
“empresas vinculadas”( ) , se deberá observar lo dispuesto
por el último párrafo del literal a) del Artículo 37º del TUO de
la “Ley del Impuesto a la Renta” (que el préstamo no exceda
tres veces el patrimonio del consorcio) a efectos de que el
consorcio pueda deducir como gasto la totalidad de los
intereses pagados en razón del referido préstamo.

Como podrá apreciarse, si cualquiera de las partes


contratantes decidiera efectuar un préstamo al consorcio y
tener las expectativa de que le sean reconocidos intereses,
deberá atender a que el préstamo, no supere tres veces el
patrimonio del consorcio, toda vez que por el exceso, no
serían deducibles los intereses para el mutuante.

d) Dificultades en la obtención de prestamos.

Se ha venido observando que, parte del sector bancario, en


ocasiones, tiende a imponer trabas para el otorgamiento de
préstamos a los consorcios, por considerar que éstos no
ofrecen suficientes garantías.

Ante dicho problema, frecuentemente los préstamos han


sido otorgados a alguna de las partes contratantes,
situación que les origina a estas últimas graves
inconvenientes, toda vez que la deducción de los intereses
que pague por el préstamo, resultaría improcedente, ya que
las inversiones efectuadas con ese dinero obtenido del
banco, no le generan una renta bruta gravable contra la cual
deducirlos.

Bajo este contexto, resulta conveniente advertir que, de


acuerdo a la normatividad societaria que deberá ser
atendida por las empresas del sistema financiero, no se
requeriría que alguna de las partes en nombre propio
obtuviera el préstamo, pues de conformidad con lo
dispuesto por el Artículo 447º de la Ley General de
Sociedades, las partes legalmente asumirían las
obligaciones del consorcio a título particular, por lo

16
Artículo 24º del Reglamento de la Ley del Impuesto a la Renta.

115 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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cual, el banco indirectamente estaría contratando con


cada una de ellas.

Es más, incluso para mayor seguridad de la entidad


financiera, cuando así se pacte en el contrato o por Ley,
existirá responsabilidad solidaria entre los miembros del
consorcio frente a terceros tales como un banco por
ejemplo.

En consecuencia, a efectos de que la entidad financiera


encuentre completamente garantizado el préstamo otorgado
y el consorcio tenga la posibilidad de efectuar la deducción
de los intereses que deberá pagar, el banco deberá
considerar que, las partes contratantes responden
individualmente por los créditos o en todo caso, asegurarse
de verificar, que el contrato establezca responsabilidad
solidaria de las partes contratantes frente a terceros.

3.2.2.- Problemática frente al Impuesto General a las Ventas.

Tal como lo señaláramos en el acápite anterior, al referirnos


a las posibles soluciones que podrían ser utilizadas a
efectos de permitir la deducción de la depreciación respecto
de los bienes afectados al consorcio, la transferencia en
propiedad de los referidos bienes podría crear determinados
costos tributarios.

En efecto, la afectación de bienes a los contratos de


consorcio, que en estricto resultaría ser un “retiro y
transferencia gratuita de bienes”, se encontraría gravada
con el IGV.

Así pues, el punto 10 del Artículo 5º del Reglamento del


TUO de la “Ley del IGV”, establece que tanto la asignación
como la adjudicación de bienes se encuentra gravada con el
referido impuesto.

En ese sentido, si las partes contratantes decidieran


entregar en propiedad determinados bienes al consorcio
para su explotación, cada parte contratante se verá obligado
a tributar por dicha enajenación.

116 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa


Análisis Tributario de los Contratos de Asociación
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Pero todo no termina ahí, finalizado el contrato de


consorcio, si los bienes son transferidos nuevamente a las
partes contratantes, se deberá cumplir nuevamente con el
pago del impuesto, toda vez que nos encontraríamos ante
una nueva enajenación de bienes.

Adviértase pues, que si las partes contratantes transfieren la


propiedad de los bienes afectados al consorcio, esta
operación estará gravada con el IGV y el efecto será el
mismo, cuando reviertan los bienes del consorcio a las
partes contratantes.

Una situación de afectación con el IGV tiene lugar también


con la cesión de los bienes, pues se genera el IGV al
tratarse de operaciones entre contribuyentes del referido
impuesto, cual si se tratara personas jurídicas contratantes
diferentes cada una de la otra.

IV.- REFLEXION FINAL.-

Como lo hemos podido apreciar, las consecuencias del tratamiento tributario


vigente de los contratos de asociación en participación y de consorcio, no
son del todo felices, pues generan contingencias tributarias, en ocasiones
inmanejables para las partes contratantes, si estas últimas no han previsto
todos estos eventos al momento de vincularse contractualmente.

En este orden de ideas, si el legislador no concibe una adecuada regulación


para los contratos comentados, impidiendo de esta forma, interpretaciones
extensivas y antojadizas que crean incertidumbre jurídica como en el caso
de los contratos de asociación en participación y la desnaturalización de los
contratos de consorcio con la invención de figuras jurídicas inexistentes, lo
único que va a conseguir, es desincentivar el uso de estas formas
contractuales tan bien consideradas en el resto del mundo.

Lastimosamente, si no se soluciona toda esta problemática de raíz, las


partes contratantes continuarán procurándose sus propias soluciones, a fin
de llegar a una tributación que a su criterio sea más equitativa, resultando
perjudicadas a la larga, no solamente aquellas, sino también el propio fisco.

117 - Revista Peruana de Derecho de la Empresa

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