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GRAHAM HARMAN HACIA EL REALISMO ESPECULATIVO Ensayos y conferencias | | Cuando las pietrasgolpean conte la madera, cuando tos ryes } bsmicas detintegran a os protones, se nos dice que dobemas ‘dejar el asunto en menos de los fisioe. La flosoia fue renunciag gradualmente a su pretensiin de tener una rlacion firecta con el mundo ans, erglncove como el amo de es slo interalo que media entre el sueto y el objeto, desde el que legisla en una secuencia interminable de paradojas disputes partisans. Pro, detras de estas dicuslones sin fin (a elidad se sigue moviendo. Los copes de nieve balan bajo is luz que los aniquila sin piedad, Mientras los flésofos se apoean entre sh sobre (a posiitidad del “acceso” al mundo, los. Sbuones persiguen latin y ls glacitesgepean conta la cota udnto ‘empo ms ta filosoia va a seguir satistecha sin rigs lz palabra? eCudnt tenpo mds vamos aencecr juntos aos mas, los tomas y los siamantes bajo la etquete de “lo que yace ‘fuera? Fotis exis, en cambio algo parecido a una floss ‘ovientada a objeto, una especie de alguna capa de dsciir las transfomaciones e une entdad a ota, capae de taza lat formas en las que las enidades seducen y destryen o seres humanosy no humanos por igual?» Fepasentante angloselin de la recente cares losia i autiacs como realsma expealtve, Graham Harman tots E neste bo ls aleances de icho movimiento, aa vez que taza tos Uneamantos desu pple modelo derze dl ism, long vietade 0 objets. Esta perspectvaprete super os demas {at aces huara a (yalied en torna 3 los que han oltad tas Fosofias da conciencia del lenguaje mcianteun gio Gut reeupra la especuacen como va de acceso alse lo com. | HACIA EL REALISMO ESPECULATIVO ‘pan de rigales cra autores como Weltegger, eter ‘Ortoga y Gasset, MeLohan, Bruno Latour y Clenest Geenbers, ‘ta complain de ersayoslogr datos una idea del aleance qe ‘sta rovedosa aventura del pesamienta tere na solo party “aducelon/ Cau Iglesas Te seat) q @ GRAHAM HARMAN HACIA EL REALISMO ESPECULATIVO Ensayos y conferencias toc eg ray 388 Soneinaese Tati pe: iin ‘fl Lge nv a Todos a reyes de te Ube aprcieron en ated on Tovar spect rection: soon lve, puedo orgraleste {UK por dh nt Pol t e 2000, (eepo “a tebe cone cosnologi™ etunon a ebaee”y"reerbey,Dichanp y's pc vanguard Gan Hog Eta, 2055 (aja Negra Eaitore fos Aes / Argentina ‘nfo@eajanegraeditora.com.ar ‘woncajenegraditora.comar Direccin Editorial: Dingo Extern / FaequelFanego Protucl6r: Malena Rey Disefia de oleccton: Consuelo Parga ulan Fender Moujén ‘GRAHAM HARMAN HACTA EL REALISMO ESPECULATIVO Ensayos y conferencias Traduecion / Claudio Igesias Eedicibn al cuidado de Florencio Noceti neo HOUNEE k inorce Notaa ta eden or Cautio iglesias La teora de los objetos en Hedegger yy Whitehead Bruno Laton, el sefor de las odes ‘losfiaorientada acbjetas B revival de la metaisica en ta ‘osfia continental La esttia como cosmelogia ‘La maturateza fsa y la paradoja de tas cutidates spaclo, tiempo y esencia desde tu enfoqueovtentado a objetae 1a teora del ensamblaje os objetos, Ta materia, el suo y ta muerte MeLuhan al méximo Greenberg, Duchamp y ta prSxima vanguacdia NOTA ALA EDICION Este, el primer libro traducido al eepafol de Graham Har- man (nacido en 1968 en Iowa City) es una sutl reversién dde Towards Speculative Realism (2010), su primera anto- togfa de conferencias y ensayos. ¥ es también uno de los primeros recursos bibliogrficos en nuestro idioma cons srado a un movimiento filessico ya secular, fatalmente Aividido en sectas: el realismo especulativo Ald por 2002, una modesta tesis sobre Heldegger (Toot-Being: Heidegger and the Metaphysies of Objects (Utensitidad, Heidegger y La metafisica orlentada a obje- tos]) pasb sin ruido, como una explosién asordinada, en el interior dela filosofia continental. Un autor ignoto, hasta ‘entonces comentarista deportive en Chicago: y una inter- pretacion peregrina de un tema heldeggerlano que eual- quier estudiante de flosofla reconoce haber visitado en las primeras piginas de £1 ser y el tiempo, y de las que se buscaba extraer la pauta de un nuevo realismo filaséfico ssuperador de cualquier flosofia centrada en la conciencia, 1a experiencia, la accién o la existencla humana. Pero un libso més sobre Heidegger, por excéntrico que fuera, de un autor Joven procedente de una universidad estadouniden- ‘se no tba a sacar de sus cabales a una comunidad flos6Bica Sreunsertaa los problemas de la ideotogta, el lenguajey 1a praxis socal (Hay que pensar en frmas suficientemen- te populares como Ranciére 0 Biiek.) En definitive, pro- temas del sujeto. Hl realsmo metafito pareca entonces tuna extraha empresa unipersonal,silenciosay obstinada, Sin embargo, Harman sigu enforado, eseribiendo y leyendo en congresos, a veces para una audiencia muy tala, Su agenda ya estaba centuad, con asombrosa re- determinacién, en la condicion real del objeto (a grandes rasgos, la sustancia dele metafisica clésca) que el andlsis de la herramienta de Heidegger, bien levado a sus conclux siones, permite recuperar; era euestion de trabajar duro ¥, con el tiempo, las filosofiae centradst en la conciencia © el ser social iran cediendo ante los fundamentos de un ‘nuevo realism metafsico, La figura de Latour, el redescu brimiento de la obra Lminal de Alfred North Whitehead a emergencia de pensadoresjovenes como Manel DeLan- da contribuyeron tambien a darle mpetu, Peto el destape det realismo Blosfico debié esperar hasta 2007. Ya habla salido entonces Después de la frit, de Quentin Meilassoux (Caja Negra, 2015), que encon- tz6 un término sugestivo para toda posible Hlosofia del sujet: el correlacionismo; en palabras de Harman, el he- co cortiente de que toda flosofia deba presentarse como “filosofia det acceso humano” La conferencia en la que Harman, Iain Hamilton Grent, Ray Brasser y el mismo Neilassoux dieron yor formulado el nuevo movimiento y ue tuvo lugar en abril de ese afo en Londres, sin embar~ 40, los encontraba con pocos elementes eomunes a largo plazo, fuera del cepudio a ese corrlacionismo, Eran, s, cuatto adeptos al realismo. ¥ los cuatro tenian alrededor de cuarenta atis, Las disputas ente los miembros de la ‘esa no tardarian en llega. Mientras tanto, Harman preparaba los detalles de su modelo, que bautis6 ontologfa orientada a objetos. Cen- tral en este modelo es la distincién entze el objeto reat y el intencional, o sensible, que funciona como la em- bajada de un objeto en otro y permite el contacto, ya se to entienda como eausacin, pecepcion o metéfore, tres ‘concepts crecientemente entebrados en un modelo en el que la sensiblidad est distribuida cosmolégicamente ée forma cabal, aunque no homogénes. (Las conductas que consideramnos inteligentes, en la perspectiva de Haman, comparten un sustrato de intencionalidad con el simple choque slencioso de dos aerolitos en el espacio.) Si el objeto intencional se presenta vcariamente den tuo del objeto real, queda por ver e rol de las cualidades, cayo sentido es fluir por la vida sensible y val de los bjotos para abrir su linea de eventos (en el caso de las cualidades sensibles) y al mismo tiempo determinar sa esencia (en el caso de las cualidades reales). Se dvia que la pregunta principal de Harman es bien sencilla: dénde se cocina la realidad. No de qué estéhecha, la que serfa una pregunta reduccionista al remit lo real a una stim capa de componentes silos, o evaporalo en una red de efec- tos sociales, prceptivos,Lingtisticos, ete. A esos ds te pos de reduccionismo Harman los denomina undermining ¥y overmining. objeto en un caso es juzgado dematiad superficial y vaporoso por oposicién a un fundamento maz duro; en el otto caso, es juzgado demasiado profundo y rigido por oposicién a la niebla de sus efectos compo ciomales, La realidad para Harman no est primariamente ni en los ingredientes, ni on los sabores de las cosas. Y 1a pregunta que hay que formulae es la que propone una nueva forma de objetividad, en la que los problemas tuadiconates dele metaisica se reinen con las cuestiones dela exttica, Para perfilar mejor esta crecente importancia de la os- ‘tética hemos incorporado, respecto de la edilén oxiginal, “La estética como cosmologia", una relectura de la extética de Ortega y Gasset que apunta por Lo alto contza la decons- ‘ruccién en su terreno precilecto: la teoria de la metafora. Las ottas incorporaciones, “MeLuhan al maximo” y "Green: ‘berg, Duchamp y la préxima vanguardia”, a su vez amplian el aleance de la 000 (a-veces fraseada como triple 0) a la ‘woria de la cultura, al postular una teoria realista de los medios y luego poner sobre el bisel de la obsolescencia al artista més mimado del siglo xt. La trinchera de las floso- fias del acceso se revela muy estrecha para la “cruza entre el centauro de la metafisca clisica y la chita de la teoxia de las redes de agentes", como Harman llama a su doctr- na, La proyeccién del realismo metafisico, su capacidad de encontrar y regurgitar problemas tras las lineas perdidas ‘del construccionismo social y ta critica de la ideologia, se ‘extienden en el horizonte ilimitado de la especulacién. Claudio Iglesias LA TEORIA DE LOS OBJETOS EN HEIDEGGER Y WHITEHEAD thoes eso de ta conference seria en arose cde Halloron de 197 el Deeded DePaul a un Bio en su mayoria compuesto por feuancer de mace y pofeors de le tessa. coe Bl Mert 1 Anglia Dura. 5 Bian yo vee haciendo eferzet intrest laera Whitehead yu ded 1986, fur ren ere verano de 1997 que Iechead (unto al san fli vor epotl Yair abi) cme ¢ evarme de un ps de vita asta evtncs fuerte eget Tee tno fue ertacts a riner inane de rciertar mba sre eiteggr bj ince de ontolga deshunanizada de Wea. 1 acne ropiemente sobre Hedger trina con ua isa de to queen ese momenta exaba apenas en orcs ena (prada o ema Whitehead que ine intercon ere betas inanmador prevent a iam erature dl “no de a gn humana La intra Utehadprovts nl gundam dee slgunos rigs pos oo, or snp el migar i pore el onep de “ace” y att (tod lseniades como "entidade acute Po ty fd, mut fend eta neta ala de ay. Esta conferencia busca proveer un compendio rapido y vi- var de las perspectivas ontologicas de Martin Heidegger y Alfred North Whitehead. Es posible que el trabajo de estos, pensadores, en combinacion, represente el punto ms alto alcanzado por la filosfia en el siglo x Peto, mientras que cada uno de ellos por separado tiene el apoyo de miles de admiradores, sus seguidores se comportan de una for- ra tan facciosa, son tan mutuamente invisibes unos para otros, que es raro encontrar una tnica vor capaz de elogiar alos héroes de ambos bandos. ¥ sin embargo, no es dificl mostrar que Heidegger y Whitehead estan definitivamen- ‘te unidos al haber sido pioneros, los dos, de una meva teorfa de tos objetos en ta filosofia: una teoria que no ha recibido un desarrollo adecuado, sin embargo, por parte de ninguno de los dos campos. Mi propuesta no implica que sea necesario buscar una suerte de acuerdo filos6fico definitive entre las partes, no més que lo que un tiburon y un pulpo deben acordar pare vivir en la misma bahia. Pero, sean las que sean las similitudes o las diferencias entre estas dos figuras centrales, vamos a encararlas mediante os estrategias distintas, En los dos casos se presenta una, dificultad dniea, los escritos de Whitehead describen ablertamente el mundo como un teatro ocupado por incontables abjetos: lectrones, rayos x, rocas, flores, estalatitas, cometas animales tanto corto misicos, cientificos, minas de cobre, monasterios y bombas. Estos personajes recurrentes, des- parramades a lo ancho del planeta, no pueden sino afee- tarse unos a otros: disfrutarse o temerse,bloquearse o des tuulse entre si. Otros decaen répidamente por el dafio de la radiacion y la colisién, o debido a un violento desbarajuste Interna, Nuestro tema hoy consiste en defender en gran medida esta mirada sobre le realidad: la del mundo como tun sistema de duelos, seducciones y objetos turbutentos; tun punto de vista que puede ser atribuido a Whitehead de forma explicita. ¥ debido a que la mayor obra sistematica de Whitehead, Proceso y realidad, es, probablemente, poco familiar para la mayoria de ustedes, dedicaremos la mitad de la noche a clarificar su terminologia principal. Con Heldegger ocurte més bien to contraro: sus con ceptos bésicos son muy conocidos para la mayoria de los defensozes de la flosofa continental, 2 un punto tal que cualquier simple repaso de términos puede lega a ser cons- dorado tedioso. Por esta raz6n, nuestra tare en relacion con Heidegger es diferente, En verdad, lo que hay que demostrar es que los términos “teorla de ls objetos” puede aplicarse con éxito al pensamtento de Heidegger En sus obras, parece que mos encontramos solo con referencias pasajeras a los martillos, las regaderas o los puentes, El verdadero drama parece estar en otra parte: en la esfera del Dasein humano y la historia de su criptica rlarién con el ser. Aqui voy a hacer exactamente la argumentacién contraria y a sostener que las perspectivas de Heidegger hacen forzosa una teoria de los objetos; y que el ser humano que se pregunta por el ser no es ningtin prvilegiado sino apenas un caso interesante de la guezta continua que ce da incuzo entre gotas de agua indiferentes o aturidas plantas salvajes; y que, en lugar de necesitar de una argumentacin textual paciente, esta pers pectiva puede extraerse con claridad y de una manera muy {ntuitiva de los patajesinciales de ET ser yel tiempo. ‘si es que la primera mitad de esta conferencia ofrece una lectura compacta y poco ortodoxa de Heidegger, mien- tas que la segunda se abora a presentar un sumario menos arriesgado de la posicin intelectual central de Whitehead. BL objetivo final de lo que voy a proponerme expresar es hacer espacio, en el marco de la flozofia continental del presente, para una faceta de la flosofia especulativa mas audaz que las que actualmente se permiten. PARTE 1, HEIDEGGER Si ignoramos las monografas estudiantils recolectadas en el volumen 1 de la Gesaméausgabe, podemos decir que EI ser yel tiempo no es sola el mayor libro de Heidegger, sino tambltn el primero, Stignoramos también la “Tntroduceién” (que en verdad fue escita al final), ai como las velnte y slgo de paginas de metodologia que le siguen, encontramos que la primera aparcin Slosfiea de Heidegger es su famo- 0 anlisis de as heranientas i bien este dtaleno es de una importancia suprlativa en sf mismo, tampoco es una casualiad. De hecho, puede mastrare que cada espcto ae mativo de la obra flosfies de Heidegger tiene sentido solo bajo la uz de ta descrpcion del “equipamiento’ HL anaisis del marillo no es la elaboracin de ningin “pragmatism” nila defensa de la “prioridad de la razén prictica’, como tantas veers se ha dicho. De hecho, el ané- lsis de las herramientas en El sery ef tiempo no tiene nada que ver con el uso humano, sobre todo tiene que ver con las herramientas en st mismas.Caminando sobre un puer- te, me encuentro ala deriva en un mundo saturado de equi panlento: Las vga y los pilones que me siven de apoyo, el duradero poder de concreto bajo mis pes, a textura densa «inflexible deta piedra en ta base del puente, Lo que al principio aparece como el acto simple y trivial de caminar se encuentra enmarafiado, en realidad, con una intrcada red de heranientas, pequefios dispostivos implantados ‘que vigilan nuestra actividad, sostenen oreisten nuestro fesfuerzo como éngeles 0 fantasmas traslicidos. Cada uno de estos objetosejerce un efecto especifico sobre la rea- lidad. Los pestillos y las trenzas 20 son hechos neutzales, sino que se adjudican un poder definitiv en el eosmos gra cia a su densidad y resistencia Compitiendo siempre entre ellos, estos tiles arojan su peso al mundo, eada uno e modamenteinsalado en un pequeionicho de ta realidad. Vista de este modo la heranients tiene dos caractris- tics espectias. La prinera es su invisbildad. Los paneles yy remaches de un puente hacen su tabajo en silencio, r- toocediendo tras bambatinasy djando que sus efectos sean consstentes en el tiempo, aun sino se hacen notar, Esto es verdad incluso en lo relativo als ities que surgieron en el pasado prehumano: la presin del aire a nuestro alrededor, 0 la gravedad que atzae a ls objetos al centro de los planetas y los soles. El punto importante no es tanto que podamos ‘manipula las herramienta, sino mAs bien que forman una infraestructura césmica total de fuerzas artificales, natura- lesy quizés sobrenaturales, poderes que asedian todas nues- tras acciones hasta un grado infinitesimal. En defintiva, tas herramientas no “se usan’; las herramientas simplemente son, estin abi. HL trabajo de ser [The work of being] que conforma la realidad de las herramientas siempre se retrae de la vita. Bste es su primer trazo. Hl segundo es su tota- lidad, Winguna herramienta actia en el vacio; la ontologia no permite acciones a distancia. Ht mas irelevante clavo © cuadrado de asfalto naufraga en un entomo de cemen- to, puentes atirantados, vehicules, temblores y vibraciones aleatorias. Ademis,el puente tiene una realidad totalmente distinta de cualquier entidad que encuentre; es enteramente distinto de las gaviotas, de los caminantes ocasionales y de tos que conducen rumbo a un espectéculo o wn funeral. EL impacto del equipamiento, la realidad de las herramientas, depende enteramente de su posicién cambiante dentro de varios sistemas de realidad. Podemos ver que, en primera instancia, la herramienta se rete de cualquier mirada. Lo que Heidegger lama “ser a la mano” se dice que se mantiene invisible a excepcién de ciertos casos especiales, el més famoso de los cuales €5 la “hezzamienta rota’, La mayor parte de las veces, la aten= cin de un conductor se remite al auto como una unidad integral, con usos, benaficios y desventajas puntuales; solo la disfuncion o el dafo ireparable de un motor o una linea 4e combustible nos recuerda que el auto esta hecho de pie- zas Gnitas y vulnerables, Cuando la herramienta se sompe, dice Heidegger, perdemos nuestra confianza simple en ella y nos volvemos conscientes de la herramienta “como” he- ramienta, En este aspecto, un importante punto es pasado por alto casi siempre. Existe la tendencia muy comin, pero oe ‘equivocada, de leer la herramienta rota de Heldegger como ‘una suerte de anéedota empirica (“alguna ver te has dado cuenta de que cuando estamos usando algo normalmente no le prestamos atencion?") cuando en verdad se trata de ‘una noci6n mucho més penetrante, No importa to mucho ‘que se rompa la herramienta, no importa cuén profunda- nente la sometamos ala disecef6n o el andliss, lo que sea ‘que surja nunca sera la herramienta en su ser, en su accion silenciosa y sin rostro gracias ala cual se une al universo de lus fuerzas. Dicho de manera mas simple: existe un abismo absoluto entre el ser ata mano y la presencia. No es posible ningin pasaje real entre ellos, en la media en que la he- ramienta como fuerza bruta subterrinea y la herramienta como billosa superficie tangible son mutuamente impon- derables. En otios términos, la estructura del “como” es incapaz de varia o mejorar, No importa cuantas facetas det motor podamos develar 0 catalogar para nosotros mismos: no estaremos realmente mas cerca de la herramienta en su ser de lo que estibamos antes. Podemos mencionar también un segundo exzor, igual- mente comtin, entre los lectores de Heidegger. Se trata del presupuesto de que los conceptos de “ser a la mano” y “presencia a la mano” apuntan a clasificar dos diferentes pos de objeto: el primero compuesto por taladros, cince- les o siesras; el segundo de entidades naturales como érbo- les, nubes ¢ “initiles” montones de tierra. De un lado, se cree, utilisimas palas y vias férreas; del otro lado, bosques, cavernas y lagunas no humanas. Esta separacion, puede mostraise ficilmente, es incorrecta, En primer luge, inclu- so herramientas oficialmente aprobadas como tales, como los martillos, se encuentran con frecuencia en la forma de la presencia a la mano: asf se comportan cuando descansan sin objetivo alguno, cuando no se las utiliza en ninguna idad especifica. Al mismo tiempo, deberia ser claro que toda entidad tiene un ser a la mano: na en el sentido derivative de ser un “medio para un fin’, sino en el sex- ‘ido primario del “acto de ser”, de desencadenarse sobre ‘el ambiente. Lejos de describir dos tipos de entidades, las Conceptos heideggerianos de vorhanden [(lo que ee) pre- sente] y 2uhanden [(lo que esta) a la mano] describen un dualismo universal transtivo a todas las entidades, una {nversign que ocurte en los seres humanas y los pertos tanto como en la materia inanimada. En cuanto esta in- version o Umschlag busca ser una traduecién del concept aristotélico de metabole, toda ontologia puede considerar- se una metontologia, un término valioso que Heidegger sin embargo abandona demasiado pronto. Toda realidad, nos muestra, yace en un estado de “metabolismo” entre 1a furia desenfionada de las herramientas y las fachadas encantadoras a través de las cuales, y solo a través de las ‘cuales, las encontramos. Entonces, el equipamiento es global; las entidades son hherramientas. Las entidades estén fracturadas entre su ac- tividad ireductiblemente velada y ta tibiera de sus con- tornos chispeantes, Por esto, el andlisis de las herramien- tas efectuado por Heidegger no es solo un boletin local sobre la rotura de los martillos; més bien, intencfonalmen- te 0 no, la filosofia entera aparece crudamente redefinida como el tema de la herramienta y ta herramienta rota, la constante inversion de la accién secreta de las cosas en st perfil préctico y explorable. También se puede demostrar {gue todos los intentos hechos por Heideager para escapar de este dualismo sencillo y repetido colapsan, con rapi- dz, en la situation de la herramienta y su disfuncion. ‘Su perspectiva sobre la teoria, por ejemplo, no hace ms que mostrarnos que la estructure del “como” emerge de una contextura previa de significado: la teoria no nace aislada, sino que existe cuando descubre los signficados ro temiticos en los que estamos involucrados con anterio- ridad al comportamiento te6rico. Desafortunadamente, lo ‘mismo ocurre con el estupor pretedrico més apatico, ocon los estados de desorientacién y aturdimiento, a petar del 4 A intento de Heidegger de proveer 2 la teorfa de un estatus rms alto. Incluso en estos casos, el Dasein es artojado a lun mundo que todavia se le revela de algéin modo, de una ‘manera o de otra, ‘Lo mismo puede decirse del espacio: para Heldeguer, la ‘espacialidad también es capaz de Uiberar a los abjetos del sistema universal del significado hacia regiones distintas ¥y coneretas. Pero debe notarse que esto ocurre también con la realidad no espacial, como cuando et éxtasis 0 la desesperacién ascienden desde el fondo de nuestro estado de animo y se hacen de pronto claros en nuestra concien- cia, Por es0, incluso el andlisis del espacio y la teoria nos ddan més ejemplos deta inversion entre la herramienta y la herramienta “como” herramienta, sin decirnos nada Gnico respecto de la teorfa o del espacio en si mismos. Et curso (que toma £l ser y el tiempo desde el andlisis del martllo en adelante no es una expansién, sino una implosion: todos los problemas especifices son devorados por la cuestion. Sinica del sistema de herramientas y su disfuncion en uni dades reconocibles. Puesto que ninguno de estos tésminos (herramienta rota, teoria, espacio) se diferencia realmente para Heldegger, podriamos usarlos como sinénimos, pala bras clave que refieren a la repetida dualidad primordial de la que Heidegger no puede escapar. Por eso, junto ala setiqueta “teoria de la herramienta y la herramienta rota’, podriamos también lamar al pensamiento de Heidegger “a ilosoia det como” o “la flosofia de las herramientas y el espacio” En dltima instancia, el mismo destino tiene el con- cepto heideggeriano de temporalidad, aunque este sefala- miento resulte més polémico. Para dejarlo en claro, volva- ros al andlisis del puente, Vimos que el puente no existe simplemente como un bloque fisico obvio; més bien, su realidad difiere completamente con relacfon alas esperan- as ¥ los temores puntuales del observador. Hl ténmino uti- Uzado por Heidegger para la relacién entre un observador y aquello que encuentra ¢s, simplemente, “proyeccién”. (Quien sea que ee encuentye con la casa-puente se ve aras- trado a un sistema de significado definido por el punto tezminal de sus acciones; la proyeccién es te “futuriidad” de Heidegger. ¥ es, también, transitiva a cualquier situa ign. Del mismo modo, et Dasein proyecta posibilidades solo sobre la base de aquello que ya encuentra a su lado: fen otras palabras, las herramientas en s{ mismas son el pasado, Mas alld de los exfuerzos continuos y equivoca- dos para situar la estructura de la temporalidad fuera de las cosas especificas, ya pesar de la tendencia recurrente de la mayoria de los heideggerianos a tratar los objetos ‘especificos con el respeto que merece la viruela la tempo- ralidad extatica no es mas que el duelo siempre presente entre la accién retraida y oculta de la herramienta y su perfil radiante que salta a la vista de acuerdo con La po- sicion del observador en la realidad. Hl efecto del puente fs pasado, pasado intemporal, pero se muestra como una fuerza diferente frente a las gaviotas, los pescadores, los vendedores ambulantes y tos batallones. '¥ ahora debemos ocuparnos de un aspecto todavia mis sutil y controvertida del tema: el andlisis de la temporali- dad del puente no tiene nada que ver con el tiempo. Por increfble que pueda parecer, Heidegger no ofrece una teorta el tiempo de ningin tipo. Podemos imaginarnos que et tiempo repentinamente queda congelado, el Universo petsi- ficado para siempre en su estado actual. Heidegger no pue- de evitar este experimento mental ni las conclusiones a las que conduce. La idea de que el tiempo no pueda ser redu- ido a instantes cinematicos individuales no se encuentra ‘en ningGn lado en su obra escrita, como muchas veces se ssupone eréneamente. Esa es mds bien la idea de Bergson, yy plantea un problema que Heidegger, simplemente, munca consider6. Notemos que incluso en nuestra imaginaria si- ‘uacion, en la que el Universo queda vacio de tiempo, con cualquier esperanza de ver un futuro distinto perdida para 22. siempre, incluso en esas condiciones, el anilisis extitico de Heldegger sigue funcionando. Incluso en esas condicio- nies catia organismo que se encuentra con el puente, se lo encuentra de una forma especifica, lo confronta con una proyeccién particular, sin que importe si existe o no el ma- ana. Como reconoce Lévinas, lo que Heidegger nos ofrece ro e5 una teorfa del flujo de tiempo, sino una articulacion sistemitica y sin precedentes del instante. En otras pa- labras, a objeciOn heideggeriana a ta nocién del tiempo como una secuencia de instantes puntuales no es efectiva contra los instantes mismos, sino solo contra la secuencia, Siempre y cuando el “instante” no se confunda con una obvia unidad presente ala mano, se evitaré el fracaso de las teorias del tiempo tradicionales. En suma, no hay nada en la celebrada teoria heideggeviana del tiempo més que otra versin de la lucha entre la herramienta y la herramienta rota, o entee la ejecuclén y la superficie: entre la cosa en su ser y la llamada proyecci6n “temporal” que la despliega en algin lugar de nuestra conciencia. Por lo tanto, otto sindnimo para lo que hemos llamado la filsofia de la herra- mienta y la herramienta rota, o filosofia de la herramienta ¥y el espacio, seria una teoria de el ser y el tiempo. ¥ eso es lo que finalmente evoca el titulo del Uo: la diferencia entre et sistema unitario del ser y su fragmentacion en objetos variados. Hacia donde quiera que vaya, no importa lo lejos que trate de escapar, Heidegger sera perseguido pot la compul- siva rearticulacion de este primer principio asombrosamen- te tacal. Todos los esfuerzos por superarlofracasan de in- mediato, Ast ocure, y de forma muy dramatica, en el bello ‘curso de 1929-1930, con sus intentos de proveer un andlisis ‘de la vida animal. Por detallada que pueda ser la mirada, de Heidegger en sus experimentos con la animalidad, por amorosas que nos resulten sus especulaciones sobre dives- 05 tipos de diganos corporeles, hay algo que falta en el analisis, Conexetamente, no verios huellas de la mayorfa de los rasgos distintivos de la vida ya enumerados por Arist6- teles en Acerea del alma Heidegger no nos dice nada sobre a nutrici6n, sobre la reproduccién ni sobre el movimiento autagenerado. Solo uno de los rasgos aristotélices queda en ple, y es la aisthesis (percepcién), lo que explica la in- capacidad de Heidegger para decir algo interesante sobre la vida de las plantas, E incluso sa exposicién de la per cepcién no es tan detallada como resuitaria en manos de otros pensadores. Hl interés de Heidegger en la percepcién se restringe a la estructura del “como” Todos sus intentos por establecer diferencias entre lo humano y lo animal gi- tan alrededor de una supuesta distinciOn entre una version plena y una vetsién empobrecida de esta estructura. Pero el procedimiento esta condenado al fracazo, ya que hemos visto que la estructura del “como” es vehementemente pri- mitiva, incapaz de la menor variaci6n, No hay una versién de etiqueta negra de esta estructura, @ la que los humanos tendrfan un acceso privilegiado. El ser humano no esta mas cerca de la came “como" carne de lo que podrian estarlo lun perro 0 una mariposa: para todas estas entidades, la herramienta, el efecto-came, se ha retraido para siempre nel reino invisible de La eficacia, La estructura del ’como” es una tierra media trashicida, un esqueleto estructura ab- solutamente invariable dela realidad, y no puede utilizarse como una varilla de medicién para distinguir entre tas for- mas de pensar de diferentes clases de organisms. En este punto, también, puede verse por que la sw- puesta prioridad del Dasein en Heidegger no puede mante- nerse. El atributo supuestamente peculiar de esta entidad es, se nos dice, la comprensién del ser. El Dasein no solo es, como el papel y el polvo; el Dasein también capta de clerta forma el ser de las entidades que encuentra. Pero la rocién de que por eso el Dasein es una especie de punto de partida trascendental para la cuestién del ser es clara mente falsa, incluso si el mismo Heidegger es el primero en leer su filosofia en este sentido, Ninguna forma de captar A ‘ N percibir por parte del Dasein puede ocurir asladamente, sino que toda esta comprensiOn debe, ella misma, tener lugar solo a través de la mediacign de la estructura del “como”: el ser es asi comprendido “como” una cosa u otra: las piedras y las tjeras son comprendidas “como” lo que son més que como otta cosa. Pero el “como” solo existe en su emergencia desde la realidad mis primordial de la cosa centendida: en el teatro de la herramienta y su disfuncion, fen el mas amplio sentido de estos términos. Por eso, la lave de £1 ser y el tiempo no es la analitica existencial del Dasein, que solo sirve para colapsar todos los posibles rmodos y eventos en un punto singular ambivalente, sina el anilisis de la herramienta, Es momento de dasle un mayor peso a un tema que ya hha aparecido varias veces: et abuso ¢e la estructura del “como”, Esta estructura de percepcién hace que las herra- mientas, de alguna manera, se vuelvan visibles “como” to que son, asf como el martillo roto devela su funcién previamente oculta, Pero también hemos dicho que, sea lo que sea que se vuelva visible de esta manera, no es Ja herramienta misma en su eficacia. No hay nada que pueda hacer converger et submundo oscuro del objeto en su vida seereta con la aparicién perceptible del martillo que ahora flota ante nuestros ojos. Se trata de dos reall- dades mutuamente imponderables, dos mundos distintos. En términos mas familiares, el efecto del martillo nunca puede tlegar ala presencia, Pero no solo es imposible que el martillo en s{ mismo se haga visible; tampoco podemtas apuntar a él como a una especie de telos regulative, un caso limite ideal al que nuestras sucesivas exploraciones el martillo al menos pueden dirigitse. Incluso una mi- ada distraida del puente capta ol puente “como” lo que es hasta cierto punto, en lugar de simplemente confiar en él. No llegamor més cerca del puente en si mismo si lo estudiamas de modo riguroso bajo las condiciones de prueba mejor planificadas. Podemos extraer otro ejemplo de los textos de Heideg- ‘ger: eel caso del Angst, en el. que el Dasein, se nos dice, se ‘enfrenta con la nada. El problema es que Heldegger llega a afirmar que el Dasein siempre se enfrenta com la nada, in- cluso cuando el Angst aparentemente ausente se encuentra *domido", como él mismo dice. Pero no pueden ocurtir las dos cosas a la vez. Heldegger no puede decir que la nada permea ta realidad siempre y en todas partes, y al mismo tiempo saludar al Angst como la experiencia de ta nada par ‘excellence, Justamente porque ni siquiera el Angst tiene tuna elaci6n privilegiada con la nada “como” nada. La opa- cidad nubla la estructura det “como" en este sentido tanto como en todos los otros. En esta direccién podrian leerse los resultados de La voz y el fendmeno de Derrida contra la autocomprension de Heidegger. En todo caso, el mal uso del “como” a la manera de un acercamiento asintbtico a las cosas mismas se revela totalmente invélido. ‘A menudo, Heidegger propone una distincién entre grinden y stiften, es decir, entre la fundamentacién que ‘ropone el pensador y el acto de instituir que leva cabo el poeta. El trabajo de la fundamentacin deberia en principio ser capaz de desenterrar el trasfondo oscuro de tas condi- ciones de cualquier evento, poniéndolo al luz del dia. Pero Ihemos dicho que esto es imposible, que el efecto de fondo del equipamiento no puede hacerse visible en to més mini mo, ni siquiera de manera aproximada. Por la misma razon, y siguiendo las reglas del mismo Heidegger, la fundamen- tacion es imposible. ¥ por eso, y por incresble que parezca, la verdad no puede ser alethela, Al igual que la estructura el “como”, la cabeza de Jano del velo y el develamien- to permanece impertérrita, Ningin desocultamiento puede acercarnos ni una pulgada més cerea de la herramienta en s{imisma, en su realidad ejecutante, Sea lo que sea que di- gan los campeones del “giro” heideggeriano, la frase “ser y verdad” no nos dice mas sobre la realidad que lo que ya nos dijo La frase “herramienta y herramienta rota". a H 4 a x Si la fundamentacién es imposible, solo queda una altemativa en el sistema de Heidegger, tanto para la fi- losofia como para la poesia o para cualquier otra co stiften, bilden, baven: institutr, formar, construr. Por el momento, esta alternativa es todavia muy vaga; y sin embargo parece una opcién prometedora, al menos en términos negativos. Lo que esté “formado” o “construl- do” para Heidegger es un slimboto, ya sea que se trate de un nado en un pafuelo o de una imagen en medio de lun poema de Trakl. Heidegger suele referisse al lenguaje en su totalidad como una formacién de simbolos 0 sig- nos. Pero antes de seguir servilmente el habito de nues- tra época y cargar todo el peso de la filosofia sobre las ‘espaldas del tema del lenguaje, deberiamos percibir otros usos del concepto de bilden en Heidegger. El organismo {forma su 6rgano, que no es justamente un simbolo en el sentido estrecho det término. E incluso en referencia ala pala inerte, dice Heidegger que es bildet sich eine Leer “se forma un vacfo” en medio de la pala. Por el momento, no necesitamos exponer los rasgos positivos de esta forma extendida de simboliracién. El factor importante aqui sigue siendo negativo: el simbolo no es la mera evoracién de un fondo estacionario en su ualismo inmévil. La formacion de cada simbolo es dife- rente, y diferente de una forma concreta: por eso, todo objeto puede ser comprendido, y solo puede ser compre ido, como un tipo de bilden, como la institucion de un tipo ‘de realidad extremadamente concreta. Un satélite esata unos poderes desconocidos para las minas 0 los medicamentos; un tibro es un medio distinto de una es- pada 0 un Stomo de carbone. Otra manera de formulart: Jos objetos son medios, agentes naturales o attificales sueltos en el mundo como animales; tan encantadores y mortales como ellos. Cada objeto es un acontecimiento complejo e irreduc- ‘ible: como ocurre con la luna, una cara de la hervamienta permanece a oscuras en el sitencio de su érbita, mien- tras la otta cara nos ilumina y deeafia con su borboteante superficie, Ningin objeto, por banal que sea, es solo el representante vacio de una reterva Bij de presencia caleu- lable. Por inocente que parezca un objeto hace, de todos modos, incisiones en el ser, explota en sus poderes en un nivel que siempre se escapa de nuestra vista, E fracaso de Heidegger para computar este hecho to leva a formular aseveraciones tan ficiles de contradecir que hacerlo po- dria parecer una fanfarroneada. Por eso vamos a hacerlo rapido. Si entendemos la tecnologia como el triunfo de la presencia sobre la retraccion epocal del ser, estamos recayendo precisamente en las inexactitudes tipicas del mal uso de la estructura del “como”. En este caso, ninguna diferencia concreta entre dstintos objetos podria conside- rarse més que como algo valgar. Nos parecerfa irelevante mavernos del hacha de hierro ata bomba de hidrégeno, 0 de las semillas de trigo clonado a un par de millones de cadaveres. Es més: en términos flos6fico-histércos, pare- ceria que un estante completo de conceptos (eidos, actus, ménada...) no son més que epifendmenos intercambiables de un creciente olvido del ser, un gobierno de la presencia a la mano cuyas transformaciones a través de las épocas solo se manifiestan como una ocurrencia tarda, Y mientras la muy admirada destruccion heideggeriana de la historia de la ontologia es un estudio impresionante de la tradicion filos6tica, tambien contiene pocas sorpresas para quien se familiarice con los primeros tres o cuatro vor liimenes. Como muchos otros temas heldeggerianos, la des- truccion historica es en realidad una implosion en la cual la historia entera de la filosofia camina sobre el fuego de la presencia a la mano, el archienemigo de Heidegger de toda la vida. Por eso es que, mas all dela estatura de Heidegger cn la filosofia del siglo 2x, su evidente superior como lec- tor de textos flasoficos es Deleuze, Pues es Deleuze quien define la flosofia (de manera suficientemente interesante) como “creacion de conceptos”. ¥ describe estos conceptos ‘como fuerzas indepencientes que atraviesan y fragmentan la realidad, dispositivos cibemséticos tan nobles y Uimpidos como los tigres de Bengala Podemos cerrar esta sumnaria exposicion de temas hel eggerianos con una particularizacién importante. Al cxi- tear el mal uso de la estructura det “como” entendida como una vara de medicién y no como la realidad inva- lable que es en verdad, opontamos la “fundamentacion” (que es imposible) a otro concepto de Heidegger: el de fundar, construir o instituir, Pro incluso esta alternati- va permanece encerrada en el Horizonte agobiante de la dualidad siempre presente entre la herramienta y su dis- funcion. Ni un centimetzo cuadrado del cosmos es ajeno al dominio de esta oposicin obsesiva. Solo si Wevamos la estructura del “como” a este pun- to de dominio absoluto podemos Uegar a tener una an- sledad genuina por aquello que se te excapa. Y hay algo que se escapa: un segundo eje, raramente sefalado, que cruza el consabido drama heideggeriano entre lo oculto lo revelado, la herramienta y su disfuncin, Este segundo principio es, de hecho, dominante en el pensamiento de Heidegger ya en 1919 pero, para evitarmos un desvio dis- tractive, podemos resumirlo del siguiente modo. Sucede ‘que no existe solo una dualidad entre a heramienta y su aparici6n, sino que la aparicién misma se disocia en dos corrientes opuestas. Como se hace especialmente claro en el Angst, aunque siempre es verdad, hay una diferencia entre el contenido especifico de cualquier percepcién y et hecho bésico de que nos encontremos dispuestos hacia tal percepcién, sea la que sea. Una apariencia no es solo la femergencia de una herramienta oculta en una forma con- eta: una apariencia también exige nuestra sinceridad, hhace que gastemos energia vital en tomarla seriamente. Como podria decir un subvalorado autor de nuestros dias: el objeto no es solo una simulacién, sino también una seducei6n." Pero el mismo quiebre tiene lugar al interior de las herramiontas invistbles. La piedra y la hola de papel ‘en s{ mismas no son meramente el eercicio de una fuerza anonima: su realidad tiene cierto cardcter 0 consistencia, en el sentido en que podemos hablar dela consistencla de tun iquido o de la nieve, ¥ es ast mas alla de cualquier per- cepcion que podamos tener de dichos objetos. De hecho, es facil ver que este segundo principio de divisién es un sucesor remoto del tradicional abismo que se abria entre existencia y esencia. En resumen, para Heidegger hay dos ejes que cortan la sealidad. Parte de la difcultad para ver este tema surge el uso indiscriminado del término “diferencia ontol6gica” fen referencia a ambos ejes. En cualquier caso, el resul- tado de tener dos principios, y no uno, es que el tipico ‘eequema heideggeriano de la herramienta y su disfuncion te hace repentinamente mucho mas complejo. La teali- dad se separa ahora en cuadantes: la cosa se convier~ ‘te en un cuddruple. Incluso si este no es exactamente el mismo cuddruple inescrutable de Heidegger, aunque en verdad lo es, debersamos analizarlo como un rasgo inelu- dible de la realidad det equipamiento. Otra tesis posible, que no podemos desarrallar aqui, es que la relacién de los cuadrantes dentro del objeto configura la forma originat 4e stiften: una contraposicion de tos ejes de la realidad ‘unos con otros. Siel cuddruple define a la cosa como una suerte de atomo miltiple, la “construcci6n” o “formacion” e objetos-signo descrita por Heldegger debe, de alguna manera, separar el Stomo de forma tal que sea posible la ‘reacién de nuevas tealidades, Por eso los objetos deben considerarse medios que de alguna forma logran liberar la ‘ensign entze los cuadrantes del mundo. 4, Before ean Bauder, anode mis autores favrtos rate mara tad de a dada de 1850. <3. ‘ara terminar estas apreciaciones algo extensas sabre Heidegger, deberiamos preguntaznos si el cuddruple existe solo para los seres humans, o para los organisms sinten- tes en general. Después de todo, los objetoeinanimados no pparecen encontrar otros abjetos “como” lo que son. Pexo en verdad to hacen, como.podremos ver aun, brevemente, Ima- ginen que un peso de tres onzas y un peso de una tonelada son arrojados desde una misma altura sobre una casa va- cia, EL. peso menor encuentra la casa, en un nivel primitive, “como” una bartera, un obstéculo en su vuelo hacia abajo. HL peso de una tonelada dificilmente sea resistida por la casa, y solo tendré que sufi un par de rasgufos mientras 1a convierte en un montén de escombros: por lo tanto, se enfrenta ala casa “como” una pseudobarsera muy ristble. To- os los objetos se encuentran con otros objetos “come” esto y aquello: “como” faciles de destrir, “como” impenetrable, “como” formidables. Esto no quiere decir que el peso sea ‘consciente de a casa, sino que lo que llamamos “conciencia”| ‘debe incluir mucho mas que la estructura del “como”, por su parte absolutamente primitiva; que la conciencia también es una dimension que construye y es construlda, mis que algo (que soto fundamenta 0 devela. La percepcién consciente debe considerarse una forma més avanzada dela maquinaria| perceptible, inexplicable por la pura referencia al "como" y su mellizo oscuro, la herrarienta, (Como transicién répida hacia Whitehead, vamas a intro- dducir un nuevo término para esta relacién entre los pesos y la casa, los vientos y las piedras: prehensidn, como el opues- to de la aprehension explicita. La piedra prehende el aire; el ‘fuego prehende el pape; el Dasein prekende la pala. PARTE 2. WHITEHEAD Las realidades primarias, desde la perspectiva de White- head, son las “entidades actuales", un término del cual por principio ningin tipo de objeto esté exclu. Dios es una ‘entidad actual, como cada persona; el cabello y la sucledad son entidades actuales. También lo son las difusas corrien- tes magnéticas que operan en el espacio lajano. En cuanto tales, todas ellas son fuerzas instanténeas y defintivas, radicalmente determinadas por su accién en el Universo ‘con respecto a todos lor otror objetos. Pero las entidades ‘actuales no son sustancias; no son el sustrato inmutable del cambio. Esta piedra de ahora y la piedra de un instante después no son la misma entidad actual; la segunda pie dra es, como mucho, una sucecora inmediata de la piedra historica que ta precede, Para subrayar el hecho de que ‘una entidad actual no vive aventuras en el tiempo y en el espacio, Whitehead a menudo reemplaza el término “ent dad actual” con “ocasién actual’. En sentido estrict, solo hhabria una entidad actual: el Universo, en el que todos los objetos especificos se encuentran encerrats en las relacio- nes que tienen entre si. Estas relaciones entre entidades actuales son lo que ‘Whitehead lama prefensiones. Todos los objetos prehen- den a todos los demas, incluso si en la mayoria de los ‘casos la intensidad de esta prehensién es cercana a cero. a piedra y el vidrio que rompe se prekenden claramente ‘al uno al otro, y lo mismo hacen todos los objetos con tuna conexion inmediata o casi. Pero, det mismo modo, la menor alteracién en un remoto rincén del Universo al- tera, aunque sea de modo muy suave, la potencialidad cencerrada en esta pledra y este vidvio aqui en la Tierra, transformando de forma diminuta su energia con respec- to al mundo como un todo. Todas las entidades afectan a todas las otras entidades. El efecto ontol6gico de un aconteciniento distante sobre este objeto-piedta et colo aparentemente una accién a distancia. En términos me- tafisicos, no hay distancia. La realidad es plena; en ella, a més suave oscilacion de un grano de arena redefine le estructura de objetos que se encuentra a millones de aos on oe luz, Esta apertura de las entidades entre ef, esta satura- clon de seres con ventanas, significa que la conclencia ee solo un caso especial de experiencia, Todas las entidades tienen una vida mental tanto como fics. “La filosofia del organism termina con la mente independiente’, escribe Whitehead. (Ei concepto de una “flosofia del organismo” es el nombre favorito de Whitehead para sa propio pensa- siento.) Whitehead rechaza el “sensacionismo” de Hume, Kant y otros justamente porque afirma que los datos de los sentides proveen una descripcién estrecha y arbitratia el campo de la experiencia, es decir, de los objetos y sus relaciones mutuas, sus prehensiones, En toda prehensién pueden encontrarse tres factores: la entidad actual, la entidad prehendida, y la “manera” de la prehension, Esta “manera” toma ta forma de lo que Whitehead llama “objetos eternos". En conjunto, las enti davies actuales y los abjetos eternes son toda lo que exis- te en el Universo. Cualquier otra cosa solo podria servir para clarifier la interacei6n fundamental entre estas dos realidades. Una entidad actual como una estellaaloja in- sumerables fuerzas, como el locus de un efecto absoluto refigjado en todos los otros seres. Pero las otras entida- des no encuentran necesariamente a la estiella de esta manera. Las piedras, los cometas, las plantas y los seres hhamanos “objetivan” ala estrella de manera diferente, la encuentran de una manera especifica y limitada que no agota la totalidad de su realidad. Et contenido completo de la entidad actual es irelevante para las otras entida- es, que le dan un lugar limitado en su experiencia por minima que sea. Esto ocurte gracias a los objetae eternos, alos que Whitehead considera mas 0 menos el equivalente de las formas platénicas, Solo una entidad puede tener la misma esencia real, la misma actualidad absoluta de set to que es, Pero muchas entidades tienen la misma esencia abstracta: muchas entidades son grises, ruldosas 0 portan consigo las fuerzas de la causacién fisica, No hay sustan- cia permanente, sino que las formas son permanentes: de ahi el nombre “objetos eternos” que expresa sencillamen- te la identidad de estas ideas en la objetivacion de entid des actuales tremendamente diferentes. Las formas o las ‘ideas que un objeto tiene de otros objetos nos hacen ver la forma especifica en la que las otras cosas ingresan como ingredientes de su propia constitucién, Entendido como un sistema de fuerzas, el mundo e¢ uun continuo comprimido y tenso. Para Whitehead, este es el verdadero significado de la extensién, que existe como el campo de toda la potencialidad en el Universo presentemente constituido. La actualidad de una entidad actual es, al mismo tiempo, su potencialidad de ser ob- Jetivada de tal o cual modo por todo otro objeto. Pero al objetivar a tos demas objetos, una entidad transforma la potencialidad continua del esquema extensive en un com Junto de realidades atémicas que se transforman de fuerzas| ‘en objetos. Hemos visto que las entidaas se prahenden 0 ‘experimentan todas con todas; otva forma de decirio es que se *sienten” unas a otras. Por eso, el objeto etemo, segin el cual las otras realidades se encuentran abjetivadss, pue- de considerarse como un sefiuelo para el sentir: una manera fen que la accion ocutta de esas realidades ce ve presionada a tomar una forma definitiva y tangible. Whitehead lama “concrescencia” a este proceso. Objetivar algo es vepetir su realidad, pero bajo la perspectiva lmitada necesaria para que se presente como algo dado. En et caso de los seres htumanos, obviamente la tiber- tad esté involuerada en el proceso, en cuanto son posibles ‘muchas objetivaciones distintas de las entidades que nos rodean. La vida hace su camino en el teatro de estos obje- tos eternos, Whitehead afirme que esto es verdad incluso en el dominio de lo inanimado, es decir, que siempre existe al menos una mindscula deriva de libertad en la que et objeto puede llevar a otros objetos a presentarse como algo ado. La libertad entonces se convierte en un principio os. 6 ontologico mas que en ona realidad especifcamente animal ‘© humana: una nocién insplrada, es probable, en la teoxla ccdntica con ta que Whitehead se involuex® profundamen- te, la libertad ~inciuso la de las particalas més diminu- tas~ tiene, at menos, un importante aspecto préctico: las Mamadas leyes de la naturaleza no son mas que abstraccio- nes del drama de la entidad actual en su objetivacién libre del cosmos. Por esta raz6n, las aparentemente invariables leyes de la gravitacion y la fuerza electromagnética pueden considerarse verdaderas para nuestra “época césmica” en particular. Pues la materia y sus tipos de prehensiones se encuentran sometidas a una evoluclén gradual, de la mie sma manera en que se desarrollan las especies animales. Con cierto cxipticismo, se nos dice que solo Dios se eleva sobre los rasgos de ta presente era cOsmica. En este punto es que salta 2 la vista un problema que no tiene homélogo en ta lectura inusual de Heidegger ‘que planteamos antes. & contrapelo de lo que nos dra el sentido comin, lat entidades contemporéneas no se pre- hhenden unas a otras. Apelando a los descubrimientos de la fisica relativista mediante algunos ejemplos, Whitehead de hecho define la simultancidad de dos eventos en tér- minos de su independencia causal muta. Sea lo que sea To que prehendemos de otra entidad, tiene que ser solo lo que, en ella, ye ha pasado: la objetivacién nos lega luego de una postergacién indefinida, El argumento que ofrece ‘Whitehead es tan poco claro que hasta su mayor discfpulo, Charles Hartshome, to nego durante muchos affos hasta dar vuelta su postura y ponerse de acuerdo con su maes- tuo, Pero, por més incierta que sea la argumentacion, las consecuencias de esta perspectiva son fascinantes. La me- ‘moria, en lugar de ser un motor mental interno que cocina ¥ mezcla restos de percepciones, aparece como una for- ‘ma de percepcién césmica, un instrumento pare capturar {informacion emitida por realidades pasadas, ya muertas Esto significa también que la prehension es de naturaleza, asimétrica, Lo que sea que yo prehenda no me prehende 4 su vez, desde et momento en que solo puedo tener una prehension de algo que ya no existe, Hartshorne Uaga a afirmar que esta es la primera teoxa del tiempo que mere- ce Wamarse asi.’ Estemos de acuerdo o no, Whitehead, al menos, hace el esfuerz0 de elaborar una teorla del tiempo, luna empresa completamente ausente de la lista de tareas de Heidegger, como hemos dicho, no importa cudntas ve- es utilice las palabras tiempo o temporalidad. Entonces, no existen pata Whitehead sustancias dura- deras, capaces de persistir en el tiempo. Una entidad ac- ‘tual se define completamente por su lugar expecifico con respecto a todos los ottos objetos. La entidad actual muere toda vez que este sistema de relaciones cambie, coma su- cede todo el tiempo. Para Whitehead, de hecho, el tiempo no es mas que un cementerio de entidades. Lo que dura no es el objeto individual sino una “sociedad”, un conjun- ‘to de entidades actuales que se combinan para formar lo ‘que conocemos como una piedra, con sus caracteristicas Dsicas durando de forma mis 0 menos indefinida, incluso si el objeto piedra en verdad muere catia ver, hasta en el {instante més banal. Por e50 ¢¢ que existe un tipo de nevus social que tetiene una especie de identidad: una identidad social. Pero el de “sociedad” también es un concepto apli- ‘able, por separado, a cada instante. Después de todo, ni siguiera las piedras y los martllos se parecen en absoluto a los nimeros enteros o los primos. Hasta los objetor mas silidos y en apariencia irveductibles estan compuestos de nicroorganismos animados o inanimados: en el caso de la ppiedra, estos organismos se extienden desde los recurrentes: patrones de cristal hasta las moléculas y atomos que se comportan como entidades independientes, En el caso de 2, Chates Harshome, Whitehead Pilaphy Seletad Bry, 1935 41970, neon, Unie of Webra Pa, 1972 os. los seres humanos, es fil ver que cada uno es, en verdad, muchos: un momenta de reftexin alcanza para mostrar que cl producto final de la identidad del individuo se sostione en inmensas redes de maquinaria ciculatoria y neuronal, rmumerosos tipas de células que interactoan de formas espe- ciffcase incluso parisitos que habitan hasta elrineén mis inaccesible de cada organist vivo. or esa, un poco como su admirado Letbniz, Whitehead ofvece algo parecido a una teorla celular de la realidad, una doctrina de las maquinas entrelazadas. La diferencia ‘es que para Whitehead la maquinaria acta de forma libre: su accién en el entorno no estén predeterminada en lo mis minimo. ¥ alli hay otra diferencia importante: para ‘Whitehead no existe una sincronizaciOn previa de los ob- jetos hecha por Dios ni por nadie; més bien, las entidades tienen la Ubertad total de abrirse unas a otras, de llegar a los contactos mutuos més hipersensibles y de vibrar frente a las menores corrientes que actian en la profundidad de otra entidad. De aqui surgen dos consecuencias para la “teologia de proceso” inspirada en Whitehead. En primer lugar, la Ubertad es real, Dios no es todopoderoso, aunque su amor sea infinite, En segundo lugar, no solo no existe algo as{ como la inmortalidad del alma: ni siquiera exis- te la duracion del alma antes de la muerte: cada entidad actual perece inmediatamente con su nacimiento, La con- clusion ética algo inusual que Whitchead extrae de estas ideas e¢ que la base egoista de lo moral es una falsedad. EL Otro es el otro, es verdad, pero el Yo de hace cinco mi- ‘nutos también es otro, en cuanto no es en lo més minimo cl Yo de este instante. Lo primario es el eros: el amor de ‘uno mismo es apenas un tipo especial de un entusiasmo general por todos los objetos que nos rodean. ‘Antes de llegar al punto final, es necesario volver a enfatizar que, a diferencia de Hefdegger, Whitehead no le reconoce un lugar de privilegio al “como” consciente de la percepcién, Ya intentamos llevar al mismo Heidegger en ‘esta direcciOn; con Whitehead no hace falta el empujén. El “como” es solo prehension, y nada mas. Es Heidegger quien, siguiendo una larga tradicion, acepta los datos de los sentidos (y mas en particular, de la vsiGn) como la for ma primaria de sentimiento. Para Whitehead es el cuerpo el que percibe, desde el momento en que las sensaciones viscerales y los impactos causales conforman prekensiones 0 sentimientos tan legitimos como los de los tentidos con- ‘vencionales. No es posible poner entre paréntesis el origen causal de La sensacion. Mas bien, tenemos que insistir en que fo que llamamos conciencia ee apenas un derivado de las prehensiones que ejercen nuestros timpans, nervies * CConctuimos ast este breve repaso de la flosofia de Bro- no Latour, posiblemente la vox mas fresca en la flosofia, francesa del momento, Como he tratado de compartir con ustedes, hay muchas virtudes negativas y positivas que pueden encontrarse hasta en el paneo més general de su trabajo. En el plano negativo, Latour rechaza la separa- cidn estricta, tan familiar, entre el sujeto y el objeto, la naturalera y la cultura, el ser y el ente, etc. Fl movi- ‘miento modemo de pusificacion arruina el carécter de los ccuasi-objetos, que se hacen aficos al reebir un trato tan tudo, Debemos ser capaces de rechazar cualquier forma de ito Ungiistico, cualquier acceso a la filosoia centrado fen to humano, peto sin reczex en un realismo ingenuo del tipo que promueven Sokal y otros. El mundo es una red de agentes, y no hay necesidad de segregar a los agentes naturales de los socialmente producidos, ni viceversa: to real, dice Latour, es simplemente aquello que resiste dis Untas pruebas de fuerza, Hie a En el plano postivo, Latour pinta un mundo en el que los objetos unen y desunen sus fuerzas al tiempo que si- {guen existiendo por sf mismos, con un cierto grado de inde- pendencia genuina. La interaccién de tas naciones, lor ros, los ejérctos, los descubrimientos cientiticos, los gentos y el hierro mineral debe ser estudlada de la misma manera 4que estuiamos las redes de gas o las tubevias. La nueva especie de pensador que se requiere para la tarea es mitad ‘lésofo y mitad ingeniero, en la medida en que las escurti- dizas reuniones de agentes se nos oftecen desensambladas: la flosofiaes ast una suerte de ingenieia inversa. En lugar de volver a una metafisica que intenta trascender el poder contaminador de las entidades, la Blosofia debe convertirse cen una “Infrafisca’.”* En este sentido, més allé del juego de los significantes yylas imagenes, debe reaparecer un sentido innegable de la realidad. Y mas aun: el viejo prvilegio, todavia de moda, del sistema sobre sus partes discretae debe empezar a ce. er. En las redes de Latour, los agentes retlenen aquellas Ge sus propiedades que pueden resistir o incluso eubvertir tun sistema entero, En este sentido, Latour oftece una al- ‘temnativa al antirealismo tanto come a la vision holistica, {a que ya es suficiente para considerarlo el escritorfilosé- {Sco mds innovador de nuestros dias. Sobre todo, Latour ha dejado que los objetos concietos volvieran a ingresar en los dominios de la filosofia después de un largo exilio de- ‘retado por aquellos que se creian muy inteligentes como pare hablar del papel, de los Burros y del mérmol, y que por lo tanto se permitieron hablar solo de las petulantes y alienadas estructaras linglistico-cognitivas que hacen posible a tales objetas. ‘Tenemos que admitir, sin embargo, que no fue total- mente un error de estas personas inteligentes, en tanto 39. tos recursos intelectuales para iniciar una teorla de los ob- Jetos todavia siguen siendo algo primitives. Si es un ervor de ellos la pretension arrogante de que las cosas deban se- guir por siempre asf. Como ya hemos mencionado en otra ‘ocasin, esperemos llegar @ nuestra primavera intelectual ‘en un mundo en el que resulte posible, otra vez, no solo dar una conferencia flosdfica sobre la madera como figura Uteraria en Joyce y Mallarmé, sino también una conferen- cia sobre la madera misma: una ontotogia sistematica det arce, el robley el cedro. Soflemos con una conferencia en 2020, tal vez en esta misma sala, que directamente pueda vérselas cara a cara con objetos como botes, pomelos, cera ‘yplatino. Forque, ahf también, los dioses estan presentes. i i es an re FILOSOFEA ORTENTADA ‘A OBJETOS feet letra en 199 en la fe pronto cna dl 1 de sepienbe franc confrnca en ln Univead Bre! en Uvlge nga 2d eroperto Hertha do Loaves. Bruno Ltouretae ere elpie, tt uma ous de qu hdl can personae po primera ve “lee de ponent consitee primera eared laa “oma ‘ieuada a deat” en meet Mientras la filosofia del siglo ax entra en sus dtimos meses de vida, estamos viendo pocas evaluaciones retrospectivas el pensamiento de tos titimos cien aftos. Personalmente, ‘esperaba mis revisiones y balances. La causa de esta falta de homenajes podtia ser un sentimiento generalizado de desorientacion tanto como el deseo entendible de evitar cl melodrama. Pero, at menos, podemos decir que un mo- eto hist6rico de filosofia esta saliendo a la luz de forma regular. Se trata de la vision de que el gran logo filosbtico de nuestro siglo es su “giro Lingtistico” La filosofia del lenguaje, se nos dice, cumpli6 con la tarea de reemplazar una obsoleta “filosofia de la conciencia’. En lugar de un sujeto humano elevado y distante que meramente observa el mundo sin ensuciarse los dedos, el set humano ahora aparece ante nuestros ojos como usa figura menos auté- ‘oma, que no puede escapar completamente de la red de slgnificaciones Ungtisticas y proyecciones histéricas. Uno de los aspectos mas ficiles de vender de este mo- elo es que viene equipado para satsfacer a las dos costas sivales: la losofia analitica y la continental. Una rivera 8 enorgullece de las contribuciones al giro Lngtistico hechas por Frege y Davidson; ta otra clama, por las mi mas razones, asus propios héroes, Saussure y Dervida, Las dos iglesias, se nos dice, en realidad estén mas cerca de reunificarse de lo que parece. En retrospectiva, la misién filosofica del siglo fue la de reemplazar el modelo tedrico del conocimiento por un modelo Rermenéutico. Todo com- promiso ingenuo con el conocimiento habeé terminado, y, con él, toda nocién de un mundo que pueda ser observado en si mismo de modo neutral. La interpretaeién reemplaza ala vision, Pero esta version de la Mlosofia del siglo xx tiene un importante flanco debil. ¥ es que la transicion de ta eon- ciencia al lenguaje, por revolucionaria que pueda ser en. aparlencia, todavia deja al ser humano en la jefatura ab- soluta, en el centro de tos asuntos flos6ficos. Todo lo que fcurre es, mis bien, que un ego fenomendlégico licido y ‘mpido se ve reemplazado por una figura mas atormenta- da: el némade determinado por su contexte, incapaz de ‘tascender en absoluto las estructuras de su entorno, En anibos casos, el mundo de lo inanimado permanece afwera 4e la discusin o aparece como algo apenas mejor que el polva o los escombros. Cuando las piedras golpean con- tra la madera, cuando el fuego derrite el videio, cuando tos rayos césmicos desintegran 2 los protones se nos dice que debemos dejar el asunto en manos de los fsicos. La filosofia fue renunciando graduatmente a su pretension de tener una relaci6n directa con el mundo en sf mismo. | at | | | | | ' | Anclada a la idea del salto peligraso entre sujeto y objeto, ro nos dice natia del abismo que separa al arbal de la ral2 0 al ligamento del hueso. Dejando pasar la posibilidad de hacer algin comentario sobre el dominio de los objetos, la filosofia se exige como el ama de ese solo intervalo que media entre el sujeto y el mundo, desde el que legisla fen una secuencia interminable de paradojas, acusaciones, reconvenciones, reyertas partisans, excomuniones y pre- ssuntos renacimientos. Pero, detrés de estas discusiones sin fin, la realidad se sigue moviendo. Incluso sila filoofia del lenguaje y su antagonista supuestamente reaccionario cantan victoria al unisono, el teatro del mundo esta siendo recortido de punta a punta por diversos objetos que desatan sus fuer~ 22s, muchas veces en total soledad. La bola de billarroja golpes a la bola de billar verde. Los copes de niave bai- lan bajo Ua luz que los aniquila sin piedad. Un submarine averiado se revuelca en el lecho del océano. Mientras un molino escupe harina, un terremoto comprime un bloque tenterrado de piedra caliza y una familia de hongos gigan- tes aparece de la noche a la maftana en el bosque de Hi- chigan. Mientras los filésofos se aporrean entre si sobre la posiitidad det “acceso” al mundo, los tiburones persiguen al atin y los glaciares golpean contra la costa. Todas estas entidades que vagan por el cosmos le in- igen heridas y castigos a tado lo que tocan, mueren sin dejar rastros o levan sus poderes hasta un punto descono- ido, como si un millén de animales hubieren roto las re- Jas del zoolégico en alguna cosmologia tibetana, Cuinto tiempo mas la flosoffa va a sequir satisfecha sin dirigirles la palabra, confinada a una discusion "més general” so- bre las condiciones de las condiciones de las condiciones de posibilidad de referimnas a ellos? ;Cuanto tiempo mis vamos a encerrar juntos 2 los monos, tas tortades, lo dia- mantes y el petroleo bajo la etiqueta sencilla de “lo que yace afuera"? ;Podsia existir, en cambio, algo parecido a tuna ftosofa orientada a objetos, una especie de alguimia capaz de describir las transformaciones de una entidad a otra, capaz de trazar las formas en las que las entidades seducen y destruyen a seres humanos y no humanos por gual? Esta ponencia apoya ta tiltima posiblidad. ‘Lo mejor de todo es que no necesitamos empezar des- de cero. Contra et ampllo consenso que dice que hemos 4e encontrar la principal virtud de la filosofia del siglo xx fen el giro LingUistico, yo sugerirfa que una tendencia més Importante, pero también mas oculta, yace en los pasos iniciales dados hacia una teorla general de los objetos, y que hasta hace poco solo pudieron tomar la forma de tun ensayo nudo, casi presoerético. En tanto los autores importantes para este asunto que todavia estén vivos y produciendo pueden hablar por sf mismos, voy a Umitar ni contribacion de hoy a un par de pensadores ya falleci- dos. Desde mi punto de vista, los dos fil6sofos sistemati- cos més importantes del siglo que est terminando fueron Martin Heidegger y Alfred North Whitehead: uno de ellos en general pésimamente leido, y el otro lamentablemente muy poco leido. En las obras de ambos, y mas allé de un error que poseen en comin, comienza a reaparecer una sed de conocimiento en lo que conciemne al destino de los bjetos especifcos, Mi objetivo es mostrar por qué ocuste esto y diagramar brevemente algunos de los problemas, ‘tanto viejos como nuevos, que se abren asf en el corazén de las cosas misma. Comenzaré por Heidegger, en genera la figuia ms co- nocida de las dos. Mi opinion es que la clave de toda la filosofia de Heidegger esta en el famoso andlisis de La he- rramienta de Elser yel tiempo. Si bien ya se ha repetido el tema docenas de veces, las comentadares que lo desplie- ‘gan generalmente leen mal la herramienta de Heidegger, como si estuviera relacionada con el pragmatismo, o como si ejemplificara una versién temprana de su meditacion adulta sobre la tecnologia. Mi punto de vista, admito que heterodox, es que el andlisis de ta herramienta bosqueja ‘nada menos que una filosofia general orientada a obje- tos, y que no se encuentra libre de elementos metafsicos. ‘También me parece que este anslisis de la herramienta es €l punto mss fuerte de toda la filosofia reciente, No solo ro lo hemos superado todavia, sino que tampoco hemos comenzado a explotarlo adecuadamente. HL andlisis de la herramienta puede resumirse mis 0 menos con sencille. Heidegger observa que la realidad pri- maria de las entidades no es su existencla pura como pie- as hechas de madera, metal o atomos, La madera de una ‘esata primitiva y la de una turbine eblica moderna ocu- pan nichos de la realidad absolutamente distintos y suel- tan al mando fuerzas por completo diferentes, Un puente no es un mero conglomerado de clavos y remaches, sino tuna fuerza geografica total con ta que debemos lidiar: un efecto-puente unitario. Pero incluso esta méquina-puente nifcada esta lejos de ser una unidad abeoluta y obvia, Su realidad es por completo distinta dependiendo de si lo cru- 20 rumbo a un encuentro romintico o como un prisionero fen camino a ser ejecutado. En el primer caso, el puente es el equipamiento necesario para el 6xtasis; en el segundo, ‘un medio para la condena y la miseria las cosas estén tan intimamente Ugadas a sus pro- posites, y estos a su vex a otros propésites, que desde el punto de vista de Heidegger no se puede hablar en sentido estricto de “una” pieza de equlpamiento. En vez, de ser un objeto sdlido que entra en una relaci6n soto por accidente, una entidad se ve determinada en su realidad por la tormenta cambiante y caprichosa de referencias y tareas en las que queda envuelta. El desplazamiento del ms diminuto grano de polvo en Marte altera la realidad Gel sistema total de los objetos, asi sea de un modo tenue. Para introducir la terminologia del propio Heidegger, las entidades no estin primatiamente presentes (vorhanden) sino que estan a la mano (zuhanden). on. 16: Cuando el equipamiento actia solo como equlpamien- to se oculta de la vista como algo en cuya accién silenciosa puede confiarse. Mientras yo consumo la mayor parte de mi eneroia constfente en leer estas palabras en vor alta, dependo de una muy poblada tribu de abjetos adicionales 4que ahora no me llaman la atencin, y cuya acelén doy por hhecha: ta luz artificial de esta eala, el aire respirable, el esqueleto estructural del edifici las fuerzas de seguridad e la Universidad de Brunel que impiden la entrada de un grupo de hooligans violentos, o incluso los ézganos de mi propio cuerpo. Todos estos objetos me son leales por el momento y cumplen con su tarea subterréneamente sin que yo tenga que ocuparme de ellos, salvo que sobrevenga una catéstrofe y alguno falle,Segiin Heidegger, cuando et cequipamiento fala es cuando de alguna manera emerge de su submundo sombrio de para eficacia y revela sus contor- nos ante La vista. Sila ciudad sufre de repente un apagén, © si debo comenzar a toser incontrolablemente, me acor~ daré, seguro, de entidades que antes daba por supuestas. Se produce entonces un aumento repentino de presencia voluminosa en mi entorno, ¥en todo momento y lugar, el mundo ee divide en estos dos polos opuestos: la hervamienta y la herramienta rota, la accién invisible y la presencia lamativa, El equi- pamiento, como Jano, tiene dos cabezas. ¥exto no solo es valido para esos raros casos en los que los objetos literl- mente “se rompen’. Segiin Heidegger, la misma inversién se encuentra operando siempre que un objeto sea peribi- do, revelado por la investigacion tebrica, o simplemente alojado en una regién especifice del espacio. En cada tino de estos casos, dice, la realidad velada del “equipamlento en accion” se desprende del sistema del manda que todo 1o devora y se muestra en vidriera “como” lo que es. Pero el mismo concepto de “herramienta” puede levar- nos en una diseccion equivocada, De hecho, la mayoria de os intéxpretes suponen que Heidegger esta hablando de inna Rtn ily ied neg rune clase de objetos entre otras: como si el andlisis fuera aplicable a martillos,taladros, aves y ventanas, pero no 2 ottos objetos con un estatus menos utilitario, De hecho, el equipamiento en el sentido de Heidegger es eminente- mente global: tos entes son Herramientas. Referirse a un objeto como “herramienta’ no es decir que se lo explota Drutalmente como el medio adecuado a un fin, sino que se encuentra en medio del duelo universal entre la ejecucién silenciosa de la realidad y el aura brillante de u euperfcie ‘tangible, En resumen, la herramienta no “se usa" la her mienta “es. Lo que salva al puente de ser una pila amorfa, de aero y asfalto no es el hecho de que la gente lo encuen- tue conveniente, sino el hecho de que cualquier pila amarfa de cualquier cosa ejerce una realidad en particular sobre ol ‘cosmos, altera el paisaje del ser de una forma especial, Si ‘ademas esta realidad resulta util para alguien, mucho me- jor. Pero los vales entre las montafias o los obstécules na- turales de cualquier tipo no tienen menos utensilidad que tun tineldisefado por ingenieros. La Zuhandenheit [estar a 1a mano] es entoldgica Al retraerse en su eficacia cxiptica, el equipamiento necesariamente es, en gran medida, un misterio oculto tanto para el tedrico lanzado a develavlo como para el ingeniero civil perfeccionista. La praxis humana no puede Clauificar el estatus de la herramienta, sino solo apoyarse fen él u operar con él La clave del andlisis de la herramien- ta no es que socava la nocién newtoniana de una real ad compuesta de bloques s6lidos, reemplazéndola por un anilisis de los planes y proyecciones centrado en las per- sonas. La clave es que ros muestra que las descripeiones de un objeto como material sblida y como funcionalmente Stil son, siempre, derivativas. Més fundamental que ambas cs el imperio inescrutable del equipamfento, del que to- das las entidades individuates emergen. Este imperio esta Ueno de sorpresas. Se ha especulado respecto de si la historia de la filo- 1. sofia tiene wn cardcter eictico, de manera que la Blosofia del aitimo tiempo recoja una secuencia de ideas que se encuentran, ya, en la filosofa antigua. Se pueda sostener esta premist ono, hay razones suficientes para comparer a Heidegger con Parménides y su famosa admonicién de que “el ser es; el no-ser no es". Como el griego tan admirado, Heidegger también parece condenado a repetir un dualis- mo tenriblemente simple sin ser capaz de desarrolarlo en ‘términos mas concretos: la dualidad entre la realidad de lun objeto en su ejecucion y su superficie manifiesta, Con més tiempo del que tenemos, seria ffeil mostrar que en cada uno de los t6picos que aborda, Heidegger no tiene més para decimnos que este drama ambiguo y famoco de lo que se oculta y lo que se revela. En ese sentido es un Paménides de nuestro tiempo. Solo por ser un poco mas especificas,recordemos que su celebrada teorta del tiempo no tiene que ver, en abso- lato, con el tiempo. “Tiempo” es otra de las tantas figuras literarias empleadas por Heidegger para seferirse ala dua- lidad simple y repetitiva que recorre toda su obra. Todo lo que emerge de su andlisis “temporal” del martillo es que el martillo debe consideraise o bien como la ejecucion de un efecto zeal (el “pasado”) o como una realidad dis- cota determinada por su significacion para el ser huma- no arrojado en una proyeccién especifica del mundo (el “futuro"). La ambigua coexistencia de ambos momentos nos da el concepto heideggeriano del “presente’. ¥ voilé, ahi tlenen ustedes la supuesta teoria heideggeriana del tiempo, que seguitia funcionando incluso si un hechicero congelara al mundo en su estado actual, La misma mono- tonia encontramos cuando Heidegger pretende hablamos ae la tecnologia, tos estados de animo, la obra de arte, el organismo animal o, de hecho, cualquier tpico supuesta- mente concreto en sus cincuenta y seis voldmenes, con- tando diecisiete mil paginas en total, de obra publicada, Aunque no se lo suela decir en vor alta, eta es una de x i las principales fuentes del regusto poco placentero que queda en la boca de cualquiera que haya tratado de leer a Heidegger durante varias horas sequidas. Para volver al tema central, existe en el pensariento 4e Heidegger una oposicion ubleua entre dos modos de ser: cl “ser a la mano" y la “presencia a la mano", Lo més fill seria leer esta oposicion de la manera tradicional, como si cl primero perteneciera a la esfera del “objeto” y el segun- doa la del “eujeto™ La herramienta seria ast equivalente ala causacién inanimada; ta herramienta rota serta algo propio de la percepcién humana o de la capacidad humana de trascender la situacion inmediata, de dar un paso atris y veflexionar eriticamente tobre la situacién "como" lo que fs, Pero es evidente que tenemos que sacernos de encima ‘estos prejuicos y preguntazmos algunas cosas que Wevarian. al mismo Heidegger a enfurecerse o a teaccionar con des- precio. Por ejemplo: et dualismo entre la herramienta y la hherramienta tota no requiere de seres humanos, y seguiia siando perfectamente valido en un mundo poblado solo por entidades inanimadas. Supongamos que una persona se en- frenta con el par de bolas de billar del conocido ejemplo. ‘Ya hemos visto que, para Heidegger, las dos bolas no se reduzen a lo que el jugador encuantra de elias. Retraidas a Ta ejecucion de su realidad mas profunda, solo pueden ser parclalmente objetivadas o develadas por un observador. Hasta alli, no hay ningGn probteria. El problema empieza con la suposicion de que las bolas en colisi6n no se obje- ‘ivan tambien entre si, como silos humanos afrontaramos tun mundo lene de profundidades que escapan de ta vista, pero los objetos inanimados pudieran agotarse mutuamen- te al contacto més superficial. La bola ndmero uno puede ser billante y caliente al tacto. La bola nimero dos desde Iuego va a ser insensible a estas propiedades, Y sin em- ‘bargo su cualidad brillosa de alguna manera esté presente para el rayo de luz que patina en su superficie y termina desvlandose alos confines dels galaxia. Bl calor de la bola . <0. fs sobrecogedor para la pequefia rota de excarcha que se aisuelve inmediatamente luego de tocarla, En otras pala- bras, hasta los objetos inanimados se encuentran en algo parecido al “citculo hermenéutico”. Ningin objeto te puede ‘sacar todo el jugo a otro. Hay alguna diferencia, entonces, ‘entre la percepcion humana y la pura causacin sia? Por supuesto que la hay. Pero ia ontologia de Heidegger no es el lugar en el que puede encontrézsela. Su recurente realidad entre le cosa zeal y la cosa como es encontrada Por otras cosas se hace mas abarcadora de lo que al mismo Heidegger le gustaria, si tomamos en cuenta su credo, ya ‘iff creer, relative ala primacta del Dasein, Esto es todo, en lo que concieme a Heidegger, Dado que mo nos queda tanto tiempo, inevitablemente vamos a darle 2 Whitehead un tratamiento mas bien somero. Pero, como compensacion, podemos decir que la inter Dretacion de Heidegger recién presentada es, en gran me- ide, una interpretacion whiteheadiana. Heldegger trata de confinar su andlisis de la herramienta a la esfera de la existencia humana y sus peligros, y efectivamente deb ejezcercierta violencia sobre sus intenciones para aplicar su anilisis alos objetos en general; Whitehead en cambio abraza abiertamente la realidad de lo inanimado. Ultimo abogado de una teozia mondidica del cosmos, no le tiembla la mano al utilizar palabras como “pensamiento” o “sen timiento” al referirse a la vida interior de un bastén o un smech6n de pelo Por otto lado, el mismo dualisme que encontrébamos en Heidegger esté presente también en Whitehead. Mien. ‘ras que Heidegger se rfiere a lo Vorhandenes como la cosa en tanto objetivada, Whitehead hace uso de la categoria de “objeto eterno”, una version més platonica de un concepto similar, Por supuesto que existen diferencias sutiles entre ambos pares de conceptos y serian atendibles las objecio- nes contra una identificacién directa. Debido a que no te- nnemos tiempo para encarar esta idea con el detenimiento que necesita, solo voy a aficmara, y a eitar como eviden- cia lateral una conextn todavia mis poderosa entre estos os campeones de la ontologia raramente emparentados. Me refiero ala tendencla, obvia en ambos, de davle prina- cia filosfica a la red de entidades antes que al individua alslado, Cuando Heidegger insiste en que no existe algo asi como “una” pieza de equipamiento, es inevitable que escu- ‘hemos una resonancia de la doctrina de Whitehead de la concrescencia singular a través dela cual se definen todas las entidades actuales. En ambos catos, el objeto indivi- ual no mantiene nada en reserva frente al sistema total de abjetos. En todo momento, toda entidad se manifiesta, de forma exhaustiva ‘La consecuencia de esta doctrina, o tal vez su causa, ces la paranoia que les provoca tanto a Heidegger como 4 Whitehead la posibilidad de una sustancia clisica que dure en el tiempo. El solemne Heidegger degrada la nocion de una materia durable, mientras que Whitehead, siempre mis simpatico, se mofa de la idea de una sustancia capaz de atravesar aventuras en el espacio y el tiempo. Para ambos, el incidente més mindsculo, el eapricho mis irele- ‘vante cambia el estado del Universo entero, alter el siste- ma total de relaciones que alberga a todos los objetos. La actitud desdefiosa de Whitehead con respecto ala cuestion de ta inmortalidad det alma puede parecer rara, si toma- mos en cuenta que es religioso. Pero para qué ocuparse de la inmortaidad del alma si, en sentido estricto, el alma ni siquiera sobrevive de un momento al siguiente, A pesar de sa pretension de legar a un equilibrio entre los individuos y el todo, lo individual en el pensamiento de Whitehead es ‘remendamente debi. El objeto es solo jerga para referirse a tuna zona particular dela concrescencia total: esta privado de todo lo que no se exprese en el sistema-del-mundo hie et nunc. Sin ninguna armadura, sin resistencias, sin privae cidad. En definitiva, el objeto individual queda evaporato en un vasto imperio de interconexiones infinitas. Un espectio se clemne sobre esta doctrina, tan propia el siglo xx es el espectto de las teorlas clésias de la sus- ‘tancia, Para Aristotelesy para Lelbnis es posible, al menos en principio, pasavle una criba al mundo y separar a las sustencias de las no sustancias. El mero titulo de subs. tantia es un premio que se otorga a algunas entidades, pero que también se niega a muchas otras. Asf lo podemos ver, de la forma més entretenida, en la comrespondencia Vitribtica entre Leibniz y Amauld. Leibniz nos pide que ‘imaginemos dos diamantes: uno en posesién del Gran Du- ue, el otro en manos det Gran Mogol. Podemos hablar de estos dos diamantes como si formaran efectivamente una pareja, pero la pateja no seria mas que “un asunto de la taz6n". Al acercar ios dos diamantes no se convertirian en algo Gnico, ni siquiera si se los uniera con pegamento, Porgue si dos diamantes pegados fueran una sustancia, dice Leibniz, también una bandada de péjatos lo sera, 0 un cirealo de hombres tomados de las manos. Aparente- mente, Leibniz consideraba que esta observacién era una Prueba por reductio ad absurdurm. Pexo solo tenemos que acordamos de que, para Heidegger y Whitehead, wn eireu- lo de hombres tomados de las manos es una unidad tan teal como el diamante més duro o el alma més pura. Para ellos, a duracton no es en ningiin caso un crterio valida para determinar la realidad de una entidad. Yes en esta tendencia compartida a reducir el mun- do a un movedizo sistema de relaciones donde debemos localizar el erzor més comtin de estas dos pensadores det siglo x Un breve experimento mental not muestra a las claras las dificultades en las que recae esta posicién, Di- gemos que un trozo de plutonio puro queda abandonado ‘en el desierto ejerciendo presion contra ls arena sobre la que descansa, desviando la luz solar al espacio distante, sin ninguna criatura viva ni remotamente cerca, El metal artificial se encuentra “a la mano” en el sentido heidegge- iano mas global. Ho es solo una pila de Atomos que tiene sos secundarios, sino primariamente un agente especifi- co que eecuta clertas tareas en el mundo y no otras. Pero mientras que la arena y los hierbajos muertos que rodean al plutonio no togran reconocer la profundidad letal de su radioactividad, cualquier criatura viva que estuviera pre- sente moriria en cuestién de minutos. En resumen, existe tuna realidad adicional en este material artificial extrao ue no se agota en las uniones y asociaciones en las que actualmente lo vemos. Esta realidad permanece, y perma- necerd por siempre, inexpresada. Ta manera més fécil de salir del atolladero es la de recurtir a la “potencialidad” para expticar el estatus de la radioactividad previo a la Uegada de cualquier animal. Se isd entonces que el plutonio no es letal “actualmente", sino en potencia, dependiendo de las circunstancias. La ebiidad de este argumento (cuya larga € ilustre prosa- pia, sin embargo, hard parecer que me estoy hundiendo fen el barzo) es que el tema de la patencialidad es solo un atajo para evadir la cuestion en verdad dificil: gqué es la ‘actualidad de la cuatidad lotal del plutonio? Hablar de una cualidad en términos de potencialidad es, ya, hablar de lla desde afuera, objetivandola més que clarificando su estatus ontolégico. zlué es la actuatidad de la virtud de To “letal” del plutonio? 0 en otras palabras, gqué es lo que es “potencialmente" letal? zAtomos? :0 algo més extrafio? En primer lugar, es evidente, lo que podria ser letal del plutonio no se encuentra expresado en su estado actual de relaciones con la arena, la luz y las rafces secas. Y por definicin, este sistema de relaciones no es el mismo si le agregamos més elementos. En los términos de Whitehead, “plutonio y luz solar” no es la misma concrescencia que “plutonio, luz solar y gato moribundo". En segundo lugar, la creencia del sentido comin seria aque la actualidad es fa masa fisica de atomos de plutonio, tun sustrato duedero capaz de soportar muchas relaciones potenciales, Pero no podemos sostener este punto si tene- & " ot gir lamer sipata port os fotos Ge dean y Whitehead La eld tna se ete Coen tna asa sen In sont,sia n te ‘a otal ene ue avesdad Ge nos trnoy Se dei ‘mediante los otros. . Tas dt psn extn a en conf, a ataiad a patron pte econ en esata sal at mundo enun ant dao, nen an te tas de ‘Encald wanswanca des je cna cae Putri ra ema sacral logue eee tees she ser mately vst enon sera gu debemos determinar. see sedan EL REVIVAL DE LA METAFISICA EN LA FILOSOFIA CONTINENTAL tbe 12000 dé pet en le esa ePal n Buce de nn apo tn areca University on 3 Cire, Ei. Una de ls principles vert {cambio icon ar oposite por a wde de Cara 2.30 de bride 200 a sgt conference Arc Ura se Beru (qu a esa rab one ela ca wes) eh insur vista ball are. Sr saber en se manent cul a ase ‘ion Caro. ome Bt ome fait para or oars lit {ambience a sna intararntr de et ofr ee asa de ae “omc cara ¥ ful rier ex qu mer pb ‘Brmado cal ecusiament po ss vali auc al cor foo omissions abe a femora isons Yeon La ube de ht Bing nds tena qu etree ‘nese. Caso tana oar pubes net Nomar nasal de ls eprtis ya toot de un tre dl cena a igs. Fl revival de la metafisica en la filosofia continental toda- ‘via no ha comenzado, Este texto no ee un informe, sino fen cierto sentido una lista de deseos, y en otto sentido un posible manual de instrueciones. Para los propésitos de ni articulo, la expresion “filosofia continental” se refiere a toda Ia flosofia de hoy en dia que extrae su orienta sion principal de la feromenologia, ya sea con un signe positive © negativo, Mi objetivo central serén Martin Hei- Agger y varios de sus numerosos descendientes franceses, ue au dominan en buena medida el subcampo de la filo- sofia continental, y siempre estén enzolados en algiin tipo de sentimiento antimetafisco. Como regla, puede decirse que los filésofes de la tradicion continental se enorgullecen de no defarse engafar por ninguna nocién det mando real como algo distinto det juego de las apariencias. Imaginan hhaberle dado un golpe mortal a la flosofia tradicional, a la que desprecian por prejuzgar en favor de las cosas materia~ 1eso las esencias independientes: la categoria despectva de ‘esencialismo” sive como un sinénimo de “metafisica” -que tambien se usa de modo peyorativo, De acuerdo ala comiente ddominante dea filsofia continental, antes que cualquier cosa individual exste un contexto, un juego de signifcantes que se dferencian entre si. No hay esencias en ninguna parte la realidad es contextual y plural hasta lara. Me refiero aqui a la escuela posheideggeriana. Para tos fenomenGlogos més trax icionales, desde luego, las cosas tienen una exencia, pero es siempre una esencia que aparece, de manera que hablar de una seni oat sera un enor metodligio, Camo yes pueden haber dado cuenta, ls perspectivas de esta clase no se liitan de ningin modo a la filosofia continental. Pero es allt donde generan menos disenso. No se me ocure, com sinceriéad, un slo filsofo dela tradcion continental que haya hecho el es- uerzo de defender seriamente las credenciales de una realidad independiente mas alla de las apariencas, de una sustancia és alla de las cualidades, o de un mundo en sien el qué el set humano tenga un papel limitado.' De hecho, todos estos 1, sc 20 feo ope conmnon» lie pes ecg ers laos es tbe al Biggar ee Del ee eat ra! Rony ois Cot, es aenpae ae pa neacaice temas evocan la especie de conservadurismo que la flosofia continental cree que debe destruir desde que naci6. Entre los fl6cofos de la tradicén continental, “metafisico” sigue endo un ingulto brutal, asf como entre muchos cientifios. Fn este sentido, la escuela continental comparte muchos rasgos con la corziente principal de la filosofia del lenguaje anglosafona. Lo que no comparte, sin embargo, es su actitud hacia la historia de la filosofia. Lo que los fildsofos de la tradi- cién continental mas detestan de los analiticos, lo que les hace hervir la sangre darante la noche, es la costumbre de tratar la historia entera de la losofia en términos de “ar ‘era que forman una nueva entidad, y el interior de esta ‘entidad es el lugar en el que el percibiente real ce cone fronta con el fantasma actualizado o al disftaz del objeto real oculto que ests percibiendo, Lo mista es verdad en el sentido inverso: si el objeto me conftonta, conftonta con una imagen fantasmal de mi en el interlor de un objeto Sitar ero invert Hrea deta argues es Gbvianente uns epee de punpluine, " Pero mas importante para nosotros es ver de qué forma tas fandonesplans Sampras de tn uw ‘ensamblaje, incluso si se trata de un ree Sones ean ene neni y {an alr, penaraos en fon eultatvos matok tx os edd independiente Un usd en fGenincs Deland, fra amar ue or avons fo tno ura ue end que puta dete a aber tvs de aut oer de ur evar qu osc tow como “feo onc she st pares Pa ade tae feu avons votven npn, yeh Tana ts an Enon pula, a eauracon sia pana mse acne str, rl en oy tren nar en cn pester Los dos avons. Conn nea ve fan Gnas lon mas tersttona eo cnn qu sv enna vera que podomcs dec om tea exe Com year blr He sta nesta pce ‘lacn con Ia apertura dl fits Lov eventos fon, {rotinpistetatneoe, toto st aro? Ener spc ue eon Se mre veer Stamps cs poole y dat que pueda emuger a now. Gad Mientras la causcion oat en el dominio expresiv, ceure nara sna en la gue ee desplegan lo got sccdntat deo coe, De toae anes Brahar Drtands logan ester et ponema ea beta eon Neola coon de ctalsadeesy ators enanes mall Plu La comlad de ls crept va fa Se Testa compen, pee veo por vrai com. prey de un sda ona eoperompstdaa mga ecetonns an are efoqe fra ler cone pens tn mete dlteeline de ost nes sar. LOS OBJETOS, LA MATERIA, EL SUERO Y LA MUERTE Bess ‘Preset ete ensayo en uous, rnc, 8 de novembre de 208, en Urreongrsa dali la aed o entropic compar ene eon eaealatvo, Quentin Melazsou, tbe omaha prt de at (borane nau omer, xo seul Oneo intnconates pra m0 Ihumanass Pere mises me prepara para un congress material r dape, Coca ae sgt profs Nathan Bown me pi un ‘roe sa ina pre derinrenre tax pripants del egrs y ‘it conforma dr Tose. Zo que sgu ela vestn cota y cone ‘a cambio como le present en Zagreb dl ensay ‘i definimos a un “objeto” como aquello que tiene tna vida ‘unificada y auténomea por fuera de sus relaciones, acciden- tes, cualidades y momentos, se hace obvio decir que el ob- jeto ep un tema poco popular en la filosofia de hoy en dis. Para muchos, el objeto se parece demasiado a ta antigua sustancia, y una de las costumbres de muestra época es rmaldecir y silbar a la sustancia: = Quentin Meillassoux hizo un andlisis brillante de la actitud conrelacionista en la filosofia en su libro Después 0- de ta fnitud. Bl corelacionista piensa que no existe hue mano sin mundo ni mundo sin humane, sino simplemente tuna corlacién © vinculo primigenio entre los dos. Por 80, el objeto no tiene autonomia para el correlacionista, En términos mas francos, el objeto no existe. ~ Fara el empirista, también es verdad que no existe et abjeto, ya que solo hay manojos de cualidades disezetas, HL objeto unificado es apenas una ficelén producida por la costumbre de la mente humana, Para los empiristas, pues, ‘tampoco hay objetos. iQue decir de los materialistas? Podsfan pasar coma los pensadores mas simpiticos para con los objetos. Pero fen verdad no lo son. Por el contrario, los materialistas en General son reduccionistas. Comienzan su trabajo erradi- ccando todos las entidades de tamafo madio y grande y encuentran la realidad tan solo en mieroparticulas fisicas como los quarks y los electrones, si no en entidades més exbticas lamadas cuerdas. F incluso sl una o varias de estas particulas resulta poblar ls capa final del cosmos, no 28 suficente, Como admite Bertrand Russell en Andlisis de ‘ta materia, las entidades de ta fsica son puramente rela cionales. Nos proveen de coordenadas espacio-temporales ¥ de propiedates tangibles que pueden meditse, pero to- dos estos rasgos tienen sentido solo en relacin con otras cosas. g¥ qulén hace la relacion? Los objetos auténomos. Solo que en el materialismo no existen los objetos. ~ Bruno Latour nos ofrece la filosofia mis democxética que podamos imaginar. Al ignovar la distincion tuadicio- nal entre la sustanciay sus agregados, Latour dice que los lectrones, los humatos, los tigrs, los damascos, los ej. citos, los cfreulos cuadrats y los reyes de Francia calves son todos agentes en pie de igualdad. ¥ es0 esté muy cerca ‘de una flosofiaovientada a objetos. Pero mas que devolver alos abjetos su independencia plena, lo que hace Latour es definirlos segin sus relaciones. Segin dice, un agente no ‘es mas que aquello que “transforma, modifica, perturba 0 rea". Un agente es lo que un agente hace. Pero silos obje- tos son auténomos, deben ser mas que agentes. For es0 no hay objetos en la teoria de las redes de agentes de Latour, al menos no en el sentido en que los estamos buscando. ~ Por altimo, se ha puesto de moda en estos dias decir aque el mundo es un continu, un flujo dindmico primi- genio que se rompe en pedazos solo por las necesidades de la praxis humana o por relaciones funcionales de otra es- pecie. No estoy de acuerdo: pienso por el contazio que el. mundo est fraccionado, repartido en porciones discretas, {incluso si existen porciones tanto més extrafias que las, sustancias de antaio Para verlo con clatidad, prestémosle un poco de atencion a un filésofo que no tiene nada que ver con el panpsiquismo: Martin Heidegger. TODAS LAS RELACIONES EN PLE DEIGUALDAD Heidegger es famoso por a pregunta por el setio del se Sis admiradoresparecen cer que esta pregunta es mis profunda que cualquier respuesta especifia que le demas Inlentras que sus enemigos sostenen que la pregunta es tan vaga y vacia que no permite ningiin progreso. Ambos bandos estan equvocedos, Heidegger responde verdade- ramente La pregunta por el sentido else con su famaso ans dela heramientaen El seryel tiempo. La historia stan famosa que no hay razones para repetisa en deta- Ue. Mientras que Hussert describe fenomenolgieamente tas cons otros des pain ate concen et nota que las cosas no aparecen primariamente tnt icontene so qe sere de vita eo Gl etcacla Invisible. Ht pso en esta sala, el oxigeno en lite ia oa cl alre, el coraz6n, los pulmones que mantienen vivos a cada uno de nosotros no merecen por lo general nuestza atencion hasta que'comienzan a funcionar mal. 1a lectura poco esforzada y convencional es que Hei- egger es, por eso, un “pragmético". Fl trasfondo invisible se la praxis viene primero. La atenciém consciente y teort- tica viene después. Pero esta interpretacion, clertamente, cs superficial. No se trata de dividir et mundo a partir de su visibitidad 0 no visibilidad para los seres humanos. Lo (que importa es la transformacion de la realidad de una cosa Cuando le presto atencion a un martillo al oxigeno, al piso, 4 os Organs corporales, etc, mi acceso a estas cosas no es ris que una caricatura que sobresimplifica a realidad oculta yen penumbras de estos objetos, dandome una deseripcion ‘parcial del objeto cuyes propiedades no pueden agotarse en tuna lista. ;Y lo mismo ocurre con la accién préctica! Al usar el martillo no tengo un acceso més directo a él que al pensar fen él 0 clavarle los ojos. For el contrasio, la praxis es, en cierto sentido, mas estapida que la teorla, en el sentido de que distorsiona y sobresimplifica las cosas todavia més. Y Heidegger no es ningin pragmatico. Pero hay un paso mas que Heidegger no se animé a dat, ‘aungue hubiera podido, y que nos abre la ruta que va de su filosofia @ una especie de posicionamiento panpsiquico. Sila teoria y la praxis distorsionan, cayicaturizan o trans. forman la realidad oculta de las cosas por igual, lo mismo debe poder decirse de cualquier otra relacién. Cuando et fuego quema el algodén, zaccede al color 0 al olor que los hhumanos detectamos normalmente en el algodén? Los ob- jetos inanimados no establecen contacto directo entre sf al igual que nosotros. Las distorsiones de una relacion no son una carga con la que las psiquis humanas o animales cargan en soledad, sino que surgen de la relacionalidad en general. Los objetos inanimatis son tal vez mas eruentos, incluso, a la hora de reducir la riqueza de las cosas a un ‘pequetio conjunta de rasgos, i | En otras palabras, todas las relacones estdn en pie de igualdad. Este es el problema central de la filosfia desde Kant, E tema no es seguir discutiendo interminablemente si Fray 0 no “cosas en af” mds allé dal acceso hummano. El pro- Dlema es que ya sea que creamos en la Ding an sich o no, en cualquier caso estamos tomando por fundamental esta tinica Drecha, ta que se produce entre el humano y el mundo, Uno Ge los grandes logros de Latour es el de habernos salvado de esta prédica al hacemos comprender que la relacion entre la pintura de pared y la easa, o entre la Tuvia y la arena del desiorto son negociaciones 0 traducciones no menos funda- mentales que las relaciones que un cientifico establece con. el mundo. En cualquier caso, lo que encontramas es un dua lismo global entre la realidad de los objetos y las imdgener, sds o menos distorsionadas, de otros objetos. La teora y la praxis humanas quedan asociadas asf en la sltima mitad de ‘este dualismo, lo que nos pone al Limite del panpsiquismo. 0 bien la psique se extiende hasta las regiones mas tejanas dal ser, o bien la peique tal como la conocemos se edifca sobre el terreno de algo ms primitive. 2. LOS OBJETOS INTENCIONALES Al establecer una seglon del ser més profunda que todo et ‘acceso humano, Heidegger criticaba a su maestro Husser! por zeducir el mundo a su puro carécter fenoménico. El at~ gumento es bueno, pero deja de lado to més importante ‘que Husser tiene para decimas. Porque el mayor descu- Drimiento de Husserl es el objeto intencional, Incluso en el elaustrofbico mundo fenoménico husserliano se produce uun formidable drama entre los objetos y sus cualidades. De hecho, es posible que haya sido porque Husserl estaba atra- pado en la estrecha esfera fenoménica que se desesperé 10, suficiente como para Dusear una nueva fsura en esta esfere. Franz Brentano ya habia revivido la discusién medieval 2. oF DR y & e | rspecto de la intencionalidad, a la que habia dado esta forma: todo acto mental tiene un objeto, ya hablemoe del Pensamiento, el deseo, el juici, el amor 0 el oto, Todas estos actos se dirigen a un objeto inmanente a la mente, No hay hasta aqut un intento de eirigi la atencion al es. tatus del objeto fuera de la mente, Esa iba a sex, de hecho, {a tazea dol britiante alumno polaco de Brentano, Kasimis Twardowski, que estableci6 una distincién entre el ebjeto fuera de la mente y el contenido a través del cual aparece de forma inmanente a la conciencia.' Ee asi que Twardowski logro despertar el pensamiento de Husser, que lo vela comp luna inspiacién a ta vez que como un vival a lo largo de la écada de 1890, y se referia a él a veces con admitacin, a veces com un injusto desprecio. Fay uno de los aspectos de la Lectura que Hussest hace de Twardowski que resulta muy conacido: Husserlrechaza los objetos del mundo exterior y se embarca en su fatnosa Pesta entre paréntesis, su encierro en la esfera fenomé- nica, Pero esta es solo la mitad de la historia, y no es la sited ms interesante, Es verdad que Husserl no abandona jams el reino fenoménico, pero también es verdad que ‘reserva el objeto al situar juntos al objeto y al conteni. Go en el dominio del fendmeno. De esta manera Hussert genera un nuevo dualismo entre el objeto intencional el contenido intencional. ¥ este movimiento tiene conse. ‘cuencias notables para lz metafisice, Si el empirismo se caracteriza por la nocién de que los objetos no son mas que manojos de cualidades, Hussert es entonces el fl6sofo antiempirista por antonomasia. Siem- Dre veo un érbol desde un cierta distancia y bajo un cierto Angulo, a cierta hora del dia, con cierto estado de nimo, Feto todos estos detalles no son més que sobredetermina. ——— 4 NasmirTwatdowil. On the Content and Oe of Peseesins, La aya, Martins et, 27 ciones del arbol. 1 arbol como objeto intencional no es un ‘objeto real que crece y se alimenta en el mundo exterior, pero tampoco es susceptible de ser reducido a los detalles fexactos a través de los cuales se da en cada momenta a la conciencia. Mientras que el arbat real siempre es algo mds que lo que veo de él, el drbol intencional siempre es algo ‘menos. Bs deci, siempre lo veo de una forma demasiada specific, inerustado eon demasiados colores accidentales, desde un Angulo demasiado espacial, o bajo una melancolla que coincidentemente me invade. Podsian cambiazze todot estos detalles sin cambiar el érbol intencional en si mismo, que sigue manifesténdase como una unidad permanente rientras yo lo siga reconociendo asi. ¥ ese es el sentido de tun objeto intencional. No es un je ne sais quol vaclo que se proyecta sobre los datos sensoriales amorfos: mas bien los precede y es da forma. Como sabia Maurice Merleau-Ponty, fl negro de una estilografica negra y el negro dela cepuchs de un verdugo no son el mismo, incluso si la tongitud de fonda de ambos colores es exactamente igual. Las cualida- des se encuentran impregnadas con los objetos a los que se afaden, ‘Junto a la diferencia heideggeriana que se produce en- tre la realidad de las cosas y sus apariciones fenoménicas, también encontramos un dualismo dentro de los fenéme- nos, entre el objeto intencional unificado y su contenido ‘especfico. No se trata de un rasgo propio de la psicologia animal o humana. Al contraro, puede decise que toda re- lacién intencfonal (y ya hemos dicho que la intencionall ad es ubicua) esté marcada por una fisura entre el objeto intencional y los rasgos accidentales especificos con los que aparece, Hoy no es el dia para abundar en este aspec~ to. Que alcance con decir que los objetos pueden registrar ruchos cambios en su entorna sin que tales cambios cean, decisivs. Et algodén puede subir su temperatura unos cin- cos grades, pero hasta no alcanzar el punto critico en el que se enciende, es todavia algodén, y no algadén ardiente, 3, £N ELINTERIOR ‘Ahora consideremos otro rasgo famoso de la intencionali- dad: su “objetividad inmanente’. De acuerdo con Brenta- no, el objeto de cualguier acto mental es aquel inmanente al pensamiento, y no el que se encuentra en et mundo exterior, Aqui notamos una ciezta falta de imaginacién, Después de todo, cpor qué los cbjetos inmanentes ten- rian que ser inmanentes dentro de la mente? La respuesta conecta esté en una opcion diferente. FHusserlinsiste en que hay una cierta contradiccién en {a intencionalidad, que es una y al mismo tiempo dos, Por un lado, mf relacion con el bol es un todo unificade y singular. Puedo reflexionar sobre esta relacién, tomandola por objeto, y otra gente también puede hacerlo, si es que toman la decision de ponerse a analizar mi vida psiquica. De hecho, mi relacién eon el Srbol es un objeto nuevo por propio derecko, incluso si no dura mucho y no consta de materia Fisica. Llamo a esta relacion un objeto pues ee trata de una realidad unificada que no se agota en ninguna cone- xin exterior a ella misma, En este sentido la intencionali- dad es una, Pero al mismo tiempo es dos, porque nunca me fundo homogéneamente con el &rbol en un rayo Tuminoso ¥¥ cegador. Fl arbol siempre sigue siendo el arbol, enfren- tindome. ¥ esta duplicidad del acto intencional, ademés, es asimétrica, puesto que, en ella, mi yo real se encuentra con un drbol intencional puramente fenoménico. Por el con- ‘ratio, cuando el arbol real se encoentra con mi caricatura fenoménica, como debe ocurrir en todos los casos siempre que entre en contacto conmigo, et objeto que se forma es diferente; esto debe retultar en un objeto diferente pero estrechamente relacionado. ¥ todo ocurre en el interior de algin tipo de objeto. La relacién intencional diplice entre mi yo y el arbol se aloja dentro del objeto unificado que formamos el &rboly yo. Bs en el nicleo interior candente y abismal de los objetos donde ocurte toda relacién intenc! nal. Mas que una forma privilegiada de inteligencia critica, trascendente y emancipada, la mente es un animal de ma Axiguera que cava y cava profundo hacia abajo, hacia anrba 0 hacia los costados en el interior de las cosas. ‘igamos, ademés, que el argumento ya expuesto segin el cual dos cosas no pueden entrar en contacto directo nos re- cuerda dos momentos en la historia dela filosofia. En primer lugar fueron los ocasionalistas islémicos y franceses quienes afimmaron que las cosas solo pueden tocarse por intermedio de Die. En segundo lugar, fue el escepticismo de Hume el que to lev a afirmar que dos cosas no podian asociarse de ninglin modo sino era a través del habito que se forma en la mente. Lo que las dos posiciones comparten ¢s una enorme hipocresia. Ambas posturas nos dicen que ninguna entidad puede entvar en contacto con otra las dos forman una enor- me excepeién, un deus ex machina 0 una mens ex machina, para explicar la relaciones entre las cosas, Una entidad privi- legiada, porlo tanto, asume la tarea de formar las conexiones «que las otras no pueden hacer. Contra esta nocién, propongo tuna solucion més demoerdtica: un ocasionaismo local en el que toda entidad existente tenga el equipamiento necesazio para servr de medio de contacto entre otras dos. Pues, como hemos dicho, el lugar en el que dos objetos pueden tocarse cs, siempre én el interior de un tercero. Alles donde debe. esplegarse las fuerzas causales del mando. 4, POLIPSIQUISMO, NO PANPSIOUISMO Desile lego, todo esto puede sonar como una extras alter- nativa panpsfquica a la tragedia de un ambiente intelectual dominado por las visiones cientificas. Pero lo interesante, yo disia, ¢s que asf fijamos un limite al panpsiquismo. En realidad, la perspectiva panpsiquica pretende que todo to ‘que existe debe también percibi. Lo que yo digo, en cam- bio, es que todo lo que se relaciona debe también percii f Solo al converte en una pieza de un objeto més grande, solo al acceder al interior de un objeto mayor es que une entidad adguiere algo as! como una psiqus. Esto significa aque las entidades tienen psigus de forma accidental, y no en sf mismas. Pues, en nuestro modelo, una entidad puede exintrperfelamente sin elacionarse, De esta manera, no solo es concebible, sno tambien necesario que haya entida- des que, en un momento dado, se encuentren en la cima de su cadena de partes y componente, sin nada externo con To que relacionarse (Gin ser parte, por ene, de un objeto aun més grande), Existen buenas razones para creer en la postbiidad de la regresion infnta hacia abajo, sin ninguna Frontera final de miecopatculas que interrumpan la cade- na de objetas hechos de objetos. Pero no puede decise lo mismo en el sentido contzari. La idea del “Universo como ‘un todo" de echoes tna abstaceén estén: as diferentes partes del cosmas tienen antonomia: por ende, necesitan de Cierto trabajo para quedas relacionadas; por ende, no estén, 4a, welacionadas, Podemos imaginarnos un océano sin fondo, pero con una turbulent superficie en la que algunas gotas tienen vecinos hacia abajo, pero no hacia ariba Ete modelo del mundo surge de nuestea dscusin precedente Bl termino aque podemos usar para un objeto que existe sin relacionarse, 5 deci sn pecs, es el de objeto durmiente (domant}, bello término que nuestro idioma ha pedo en préstamo al francés. Los bjetos durmientes son reales pero no tienen paige alguna. ‘ata noche, al dormimos, cada uno de nosotros rompe las conexines que ha establecido a lo largo del dia con el rund exterior para volver a nosotros mismos y ala vida sencalen ta que ringuna relacion nos toca. La muerte es todo lo contrasio del suefo: se tata de una rebelin de las partes que nas componen, una corupcion de plezas que se ‘zen, de componentesvitales que fllany que ya no pueden reconectarse en nuestro interior o remplazarse por 0s. MICLUKAN AL MAXIMO iv \ Bez enayo fu preserado camo canerensa 28a de 201 en Br ses ov un corgee gue era lsc aa dl acre Marl Nekihr. Dee como! de a cada de 190 fl un dra geri de [lahan gut rs ar oun ero do made io wna rt {gs dee humane er aim Cm ir vor Lge so Aloe pudenas po 2s Noy coun ie etuhan, tne el grads de core _sBicen persona oa piere chaque como tt ea ead de Tan enenr de 1998 Hl congrs d 2011 en Brees fs engender drat tua de dorado ara on van den ade 090 080 Jo scre chan be soca mu proved, 2 pbs ap y mae. alr tv cn de crate ej Ge clas ble dacs ‘qutime fu cepa go dla cononcia, sguonds une toa a. Podemos decir que Marshall McLuhan ya nos ha acompafia- do, de un modo u otro, alo largo de un siglo entero. De los cien aos que componen ese siglo, Melahan ha sido un referente durante los primeros cincuenta. Su populaidad pa- rece ir y venir en ols, llegando a picos altos en Tos momen- tos en ios que se produce un cambio téenico de magnitud, y luego perdiendo relieve lentamente hasta la siguiente ola de popularidad. En mi propio campo, la filosofia, el impacto de McLuhan sin embargo, puede ser considerado minimo. No te nemos que buscar la explicacion necesariamente en el hecho de que McLuhan provenga de un campo en principio distinto: desputs de todo a Unglistica de Saussure, el psicoandliss de Lacan y la poesta de un Héldertn o un Nallarmé son ejemplos de marcas extranjeras que tuvieron un impacto enorme en la filosofia del siglo mx. En cambio, a influencia de McLuhan es Aifcl de encontrar en et debate filoséfco actual: no porque McLuhan sea un escitor diel (no 1o es), sino simplemente por lo minima que es. Por eso le he puesto a este ensayo el titulo de “McLuhan al méximo": para reemplazar al "Mctuhan al minimo" al que estamos acostumbrados. Si toto sae bien y ‘tengo éxito en la tarea, entraremos en un contexto en el que Marshall McLuhan sera considerado una venerable autoridad ‘exterior, capaz de propiciar un nuevo estilo de filosofa. Elplan tlene tes partes. En primer lugar, vamos a tratar de establecer un vinculo entre las ideas mas brillantes de MeLuban y un tema filos6fico impertérsito, importante y sin ‘embargo subvalorado alo largo de los silos: el estatus del fondo que se oculta y acecha detris de todo el contenido ac- cesible. En segundo lugar, considerando que el mismo McLu- yhan ponia especial atencion en las transiciones que llevan de un medio a otro, vamos a ocupaznos brevemente de su ‘inamica, Se trata de una dinamica tetraica compuesta por cuatro famosos conceptos: aumento, obsolescencia, recupe- raci6n ¢ inversiin, En tercer lugar, y por éltimo, después de considerer las paradojas irresuettas de esta estructura tetridica, podemos reflerionar sobre los posibles pasos que nos llevarén a un McLuhan al mézimo para la filosofia de las siguientes décadas. MCLUKANY LA EILOsOFIA Comencemos con tres cites, La primera es ta mas famosa: “El medio es el mensaje". La segunda, de 1969, es tal ver la 1s notoria: “El contenido o mensaje de un medio particular tiene tanta importancia como el texto impreso en el casco de una bomba atémics" La tercera es posiblemente la més filosfica: “La daléctica funciona convirtiendo todo lo que toca en una figure’? Estas tres afimaciones pueden unifcarse con faciidad en tuna sola, lo que nos da una aprorimaci6n a la idea que es 1a marca registrada de McLuhan: la mayor parte del pensamien- to humano gira en tomo del contenido discuisivo explicito aunque to que importa, en realidad, son las condiciones de fondo bajo las cuales dicho contenido aparece, La linealidad ¥y continuiad del espacio visual moderno y de la esritura alfabética cancelan los intevalos resonantes y mltiples del ‘espacio acistico, propio de un periodo anterior de la historia de la comunicacion humana. Pero no por mucho tiempo: ocu- re una inversion con las tecnologas electrénicas en la que 6° recupera el espacio acistio tribatizado, ahora bajo la forma de ta aldea global. Para los lectores de MeLuhan, todo esto es muy familar to que importa es la television en sf misma, ola prensa grifica en sf misma; no la buena o mala calidad, |a veriad o la flsedad de lo que sea que aparezca explicita ‘mente como contenido a través de dichos medios. En cuanto al contenido, este se opone usualmente a la forma -algunos caticos tdan a MeLuhan de formalista. Por otro lado, y en tanto la mayor parte de las afirmaciones y acciones de los hombres ocurren efectivamente en el nivel del contenido, el hincapié que Meluhan hizo en el fondo medistico lewd a algunos crfticos a lamarlo también “determinista teeno- \6gico", Ambos cargos son improcedentes, y a razon es que el contenido juega en efecto un rol positivo en la teorla de McLuhan, como espero que quede en clao si me acompafian 1. Marshall Wetahan y Bie Mean, Lee de os median. Le mae em ia, Mic, Alianea/ConaoNacorl para ta Cultura ys Ate, 190 <2 hasta el final del articulo. Ast y todo, concedamos que no puede pasarse por alto lo obvio: McLuhan, en verdad, es un cxitico muy duro del contenido proposicionaly cultural expl- cito, al que considera una distrccion del verdadero negocla del mundo: tas ocutas condiciones de fondo del medio en el ‘que aparecen todas la figuras visible. Segin McLuhan, y especialmente para el McLuhan de los comianzos y el final de su carrera, se le presta mucha aten- cidna los tres componentes del trivium medieval: gramatica, retrica y dialéctica (tambien llamada “Idgica") Ya he citado 1a afirmacién de Marshall y Eric Mebuhan de que "la dialéc- ‘ica funciona convirtiendo todo lo que toca en una figura’ Por el contrarf, et tema de la gramtica es “la etimologia y 1a exigeisen multiples niveles: a bisqueda exuustiva de estructura y raices"! La retérca, por éltimo es “ta ciencia e transformar a la audiencia mediante el diseuso"* Aci y todo, el tratamiento det trivium por parte de McLuhan es ids bipolar que tripolar, en cuanto la gramaticay la retorica aparecen unidas como dos hermanas vallentes en lucha mor- tal contra la dlaléetica. “La retérica y la gramtica antiguas (.-1 concieren principalmente a actividades del hemisferio derecho del cerebro. [..] Una representacion dialéctca de ‘cualquiera de ellas no sevla mis que una metafora o una ‘eadvectén infel del original’* En cuanto a las rivalidades tradicional del trivium, se nos dice que “ta gramatica la ‘etorca, jantas dominan el trivium, a pesar de los reproches antagénices de loe dlalécticos’* También se nos dice que "la gramatica y la ret6rica por un lado y la dialéctica por el fotzo han dado equlibro a los dos hemisferios* del cerebro. ei Sh ob Shi re a. fe i a. En fin, se trata claramente de un modelo diddico y no tes ico: la dialéctica maneja argumentos que operan a través de figuras proposicionales visbles, mientras la gramiética y la retrca se ocupan de las estructuras o rafces ocullas e cualquier situacién diseursva. Los dos MeLuhan, padre ¢ hijo, Mdentifican este conficto con el conflict entre tos antiguos y los modernos, en el que los modernos aparecen, convenientemente presentados como los defensores de las proposiciones explcitas verdadevas y ta forma Logica visible. ‘Ahora bien, podriamos suponer que estamos aqut ante la misma disputa tradicional entre los poetas y lo fl6so- fos, en la que los poetas domtinan la veconancla polisémica el significado y los filésofos, por el contrario, estan a cago de las figuras visibles en la forma de argumentos Tgicos explicitos. ¥ esa es, de hecho, la concepeién de la Slosofia dominante hoy en dia, que explica el sitio des- preciable de que gozan actualmente, en la filosofia, ta me- ‘fora y la retorica, Como espero mostrar en las lineas que siguen, esta no es una buena concepcién de la Blosofia tal como efectivamente se desarrollé en la historia, aunque sf sirva para describ la forma en que se eseribe filosofia en la actualidad: con una estrecha vocacién por destruir el sinsentido e insistir en la definicion clara de cualquier término insignifleante que uno escuche murmullar por ahi. Dicho de otra forma, tenemos que evitar lo que puede amarse la “falacia taxonémica”, Del hecho de que exista tuna distincién entre la resonancia de fondo de la gra- mitica y ta retbrica, y las figuras tangibles y explcitas de Ia dialéctica no se sigue que exista una clara division Gel trabajo entre los distintos tipos de agentes humans (que utilicen una mis que otza. No es cierto al menos en. el caso de los poetas y los flésofos. Los poetas también hacen afirmaciones explictas y dan lecciones asertvas, al tiempo que los filésofos también sostienen su discusso sobre las condiciones subterréneas de cada murmullo y cada figura visible. aM La filosofia occidental comienza, como es sabido, con los pensadores presocriticos. Debido a sus afirmaciones aforisticas, resultado al menos en parte de la condicion fragmentaria en que nos legan sus textos, a los presocré- tcos podrta considerarselos entusiastas de lo poético y lo oscuro ("Io acistico”, en los términos de McLuhan). En ‘cambio, a la filosofia griega clésica de Sécrates, Platén y Aristoteles se la tiene por la expresién cabal del reino de 1a afirmacion dialéctica ("lo visual” de McLuhan). Pero yo irfa que ms bien ocurte lo contrari, No debemos dejar- nos llevar por lo que los McLuhan aman “los enunciados discontinuos y aforsticos de los poetas y de ls fl6sofos Dresocriticos.” $i nos concentramos en las teorlas de los Dresocriticos en si mismas, encontraremos flosofias en- teramente consagradas a una raiz del mundo sintética y aprehersible que puede expresarce con facilidad a través de cualidades palpables. En otras palabras, los presocraticos rho son de ningin modo flésofos de lo oscuro; son simple- mente reduccionistas que eliminan los objetos de todo tipo ue encuentran en favor de un tipo particular de objeto subyacente, Siguiendo a Aristoteles, podemos dividir a los Dresoeréticos en dos grupos bésicos. Hl primero reduce et ‘cosmos a un elemento fisico favorite, Para Tales de Mileto, el ancestro de eada uno de nosotmes, el primer principio de todo, era el agua, que dominaba el globo y estaba presen- te en cada ser vivo. Para Anaximenes, el primer principio era el aire, que se comprimia y aparecia en formas fuerte- mente condensadas como el polvo, la sangre y las piedtas, mientras que el aire ravificado subia en forma de fuego, Para Empédocles el primer principio eran euatro por igual, tera, agua, ale y fuego, untdos y separados por el odio y el amor. Para Leucipo y Demcrito se trataba de los stomos que se mueven en el vacio. Este es nuestro primer grupo 7 de presocraticos, defensores de algin elemento (0 grupo e elementos) fisico primordial. El otro grupo es igual de reduccionista en espititu, peto se diferencia en que redu- ce todas las entidades a una realidad dnica sin Unites, indefinida, fof, llamada apeiron, de la que surgen hasta las particulasfisicas més diminutas. Los miembros de este segundo campo discuten scbre todo si es que el apeiron, el sustrato sin cualidades, existi alguna ver en el pasado, existe ahora mismo o se encamina a dominar la existen- cia en el futuro. Pitggoras, sequin se sabe, sostenia que et apeiron exists en el pasado pero se fragment6 en partes al inhalar el vacfo del exterior, Anaxagoras sostenla que el aperion comenz6 a girar descontroladamente debido at pensamiento de una mente poderose, rompiéndose en frag- rmentos innumerables. Parménides, en cambio, decia que et apeiron (0 Ser, como to llamaba) existe ahora y que nuestros sentidos solo nos engafian cuando nos muestran cosas cuan- toca, distntas unas de otras, Por su parte Anaximandro, aque en este sentido anticipaba a su admirador Karl Marx, ‘decla que el apeiron va a hevedar el futuro una ver que la Justicia haya aniquiledo todos los opuestos y reducido todo ala uniddad. Estos pensadores presocriticos pueden resultamos cextraios hoy en dia, Pueden parecernos extremadamente pposticos yarcaicosy, en verdad, hasta aforsticos y “acisti- os" en Los fragmentos que nos quedan de ellos. Sin embar- 4 sus teorias vuelven a ser perfectamente claras una vez ‘que las interpretamos, y cada una de ellas nos da una res- puesta por completo palpable ala pregunta "jde qué est hecho el mundo?”. No es dificil enunciar ninguna de estas teorias en la forma de una proposicin filoséfica explicit, como he hecho en el pérrafo anterior. No puede decisse, por Io tanto, que los presocréticos son gramiticos y ret6ri- ‘oe puramente “ecsticos” en términos mtuhanianos. Debe decitse antes bien lo contrari. Hl retrato roméatico de los ‘presoctéticos, que nos legaron autoridades como Nietzsche -5- xy Heidegger, no leva en cambio la firma de Aristételes, que ‘ronolégicamente les estaha mucho ms prSxiimo, y que los Iams simplemente physio’ o fisicos. ¥ tenia raz6n en la- marlos asi puesto que, dentro de los Utes de su tempo, tos argumentos de los presoerticos sobre la naturaleza son tan claramente legibles como los argumentos de la fisica moderna anterior al siglo 1s. Puede parecernos bizarro pen- sar en el Universo entero como una masa indefinida o como el escenario del amor y del odio, 0 como el antra propicio para el culto pitagérico del nimero, y sin embargo todos los presocréticos nos presentan teoriasen las que el mundo puede reducirse nitidamente a un principio de origen fsico en altima instancia, ¥ ese no es el caso, simplemente no wes, de Socrates, Paton y Aristételes, que se encuentran mucho més cercanos de Mcbuhan que los presocraticos, a pesar del aparente lenguaje aoristico y del entorno cultu- ral arcaico de los dltimos. MeLuhan, por lo demas, ofrece un relato histOrico que tiene varios puntos en comin con la narrativa de Martin Heidegges, uno de los filosofos centrales del siglo m., y en. ‘mi opinién el que eet llamado a perdurar come ningén ‘otro de ese siglo. Tal como ve las cosas McLuhan, el espacio actstico discontinuo se converte, bajo la influencia det alfabeto, en un espacio visual continuo en el que queda mos frente a figuras que no tienen un fondo més profundo ¥ que no responden a ningiin oto sentido més que a la visién. Supuestamente, podemos ver el modo en que se de- sarrlla este proceso desde la Grecia antigua, a medida que el mundo se vuelve mas calculado y matemético, Pero, en lltima instancia, el proceso se invierte dando lugar @ un espacio tactico y acistico prealfabético, con muchas capas que se interpenetran, La historia intelectual europea que oftece Heidegger es bastante similar los presocraticos res- petaban el misterio del ser, pero con Platon y Arist6teles la filosofia comenzé a despreciar el misterio y a ocuparse crecientemente dela presencia de las cosas frente al pensa- miento. Olvidamos el Ser y nos dejamos hipnotizar por los seres. La tecnologia trata a todas las entidades, incluyendo bosques, lagos y seres humanos, como reservories de uili- dad calculable, EL fondo oscuro y més profundo de dichas entidades queda olvidado, y todo lo que podemos hacer es esperar pasivamente que se produzca un gio en la historia del ser: “Alli donde esté el peligro crece también ta salva- cidn”, es la cita de Hélderin favorita de Heidegger. Tanto Heidegger como MeLuhan encuentran un movimiento ace- lerado, alo largo de la Historia, en el sentido de una mayor figuralidad lineal y unidimensional, que tiende a despre- clar las condiciones de fondo que actdan en cada momento. Ambos afirman también que nos encontramos actualmente nun momento de inversion de esta tendenciahistorice de gran escala. Seria Justo agregar que Heidegger, de los dos, es el més amargamente apocaliptico. Heidegger solo nos aconsela que imploremos que las cosas salgan bien y que el Ser vuelva a brillar en medio de los escombros, mientras eLuhan nos deja en compafia de unos milo dos mil artis- tas capaces de crear antientornas a través del trabajo dur. Pero lo que en realidad resulta importante es que mientras Heidegger nos propone wna narrativa global en la que todas las entidades individuales no son mas que distracciones del Ser monolitico, grande y oculto, para McLuhan la lucha entre figura y fondo esta incorporada en cada uno de los artefactos humanos. No es el Ser, dice e individual, el que se retrae al ocultamientor el cepa para et pelo, el cepllo Ge dientes y el motor a vapor tienen, también, cada uno de ellos, su lado oculto, Por esta vazén, McLuhan puede pres cindir de un relato entristecido come el de Heidegger, que se extiende a lo largo de miles de afios, y en su lugar har blamnos de microrzevoluciones protagonizadas hasta por las centidades mas triviales; algo de lo que Heidegger resulta ineapaz, dado su desprecio por cualquier objeto expecifico. Al pasar, aqui tenemos el principal vincuto entre McLuhan yy Latour, que por lo demés son tan diferentes. Desgraciadamente, el relato meluhaniano deta historia de ta filosofia antigua sigue muy de cerca la version de Hei- ddegger, aunque ta influencia de este sobre aquel de seguro no fue directa. Ambos ven un creciente dominio dela pre- sencia 0 figuratidad a medida que el antiguo pensamiento presocratico le deja lugar a Platén y su miedo a los poetar ‘en beneficio deta dieléctica, a Aristoteles y su fijacion con 1a Woica junto con su transformacion de ta retdrica y la poesia en términos puramente dialécticos, a Descartes y el ‘esprendimiento de la figura a través de la geometrizacion 4e todo, a la propaganda de John Locke en favor de lo vi- sible, a la abolicion de la cosa-en-s por parte de Hegel yal {ntento de Husserl de tratar la totalidad como un fenémene visible en la conciencia. La historia de Hefdegger por cierto es muy similar, aunque mucho mas detallada, dado que la, historia dela filosofa era en efecto su especialidad profe- sional, lo que no fue el caso de McLuhan, Es necesario perfilar una historia de la flosofia en el sentido opuesto. Ya he dicho que, més allé de su glamour fragmentario, os presocréticos eran sobre todo grandes re dduccionistas. Para ellos, los objetos de tamafio medio que componen nuestro mundo familia simplemente no existen. Todo esta hecho de agua, de atomos, todo esta hecho de rmimeros, todo surge de una masa indefinidae infnita, mas real que todas las cosas espectficas. Los presocréticos creen ser muy sabios cuando reducen los variados fenémenos de la naturaleza a una riz simple y facll de descubis,Y asi es ‘que su sabiduria ha tenido prédica. Todo et mundo conoce el agua. Todos entienden qué son tos étomos. Cualgulera ‘puede imaginarse una masa indeterminada de la que surjan todas las entidades, incluso si suena un poco bizarro. Qué distinta debe haber sido, en cambio, la situaci6n de Socrates, tal ver el primer fl6sofo que no se considerd tun sabio sino un amante de la sabiduia. Los dioses de- tentan la sabiduta; Ios animales no tienen ninguna; y los Jhumanos estan atrapados en el medio, anelando lo que por necesidad no pueden tener. Hl amor a la sabiduria no es otra cosa que la philasophia; el amor a un fondo que ro pue- de alcanzarse munca es su esencla. Cuando se le pregunta a Séerates si se puede ensefiar la vrtad, le responde a Meno: {Como puedo saber cuales son las cualidades de la virtud antes de saber qué es?” Eota es la paradoja central de la - losofia socritico-platénica: debemos conocer una cosa antes de saber cuales son sus cualidades, y sin embargo es dificil jmaginar un conocimiento que no involucte algin tipo de lista de cualidades especifics. En este punto, ya tenemos suficiente evidencia contra la historia conocida segiin la cual los presoctéticos fueron los guardianes de una con- cencia multidimensional maravillosa injustamente abolida, por los falsos héroes, Socrates y Platén, que no eran més que los embajadores de una realidad reducida a la presen- cla unidimensional accesible al pensamiento. Ast y todo, la famosa maxima socrética ~‘Solo s& que no sé nada", n0 05 un enunciado metodologico humilde, sino que incluye una ontologia en el sentido cabal del termino: quiere decir que ro podemos conocer nada directamente, porque la realidad es intradueible a cualquier figura visible que el pensamiento pueda captar de modo directo, McLuhan esta en to cierto al decir que la dialéctca es el intento de convertir todo en. tuna figura visible sin ningin resto oscuro en el trasfondo pero solo si consideramos a Hegel, y no a Platdn, como re- presentante de la dialéctica. Al moverse del dominio de ta respuesta palpable al de la pregunta Slosbfica, Platén puso precisamente la mira en una sabiduria escurridiza que solo puede ser amada y no poseida. Esto es algo que los preso- cxéticos no habian conocido, mal que le pese a Heidegger, Con su philosophia, Socrates y Platon crearon un antientor- no contra el clentficismo y el reduccionismo presocraticos que conforman el verdadero “espacio visual” meluhanlano, el verdadero reino de la “presencia ala mano", en palabras de Heidegger. Al menos en sus principios, la filosofia se une alos artistas en la bosqueda de una posicion que permita recuperar del olvio al sustrato ocult, Si hubo Slésofos que abandonaton 0 que incluso ridicuizaron esta misién, es un fertor de ellos més que un enor dela filosofia en sf misma, En cuanto al rl de Aristoteles, tanto Heidegger come McLuhan se conducen de forma ambivalente, aunque yo creo que los dos deberian tenerio en alta estima. Heidegger hace lo obvio: Aristoteles es otto ladrillo en la pared del olvido det ser, la reduecién del mundo a la presencla, Sin embargo, también le otorga el crédito de haber defendido 1a potencialidad de todas las cosas que se aculta de su ac- tualidad. La mirada de Mctuhan también es ambigua, Por el lado positivo, Aristteles es una especie de vestigio arl- toerético de la antigua cultura prealfabética; parece feliz al citarnos a Francis Comford diciendo que la introduccion del espacio visual “tuvo que enftentar la resistencia de Ais- tételes que, con su inmensa autoridad, reepaldada por la fglesi, tuvo el atomismo a raya durante algin tiempo’ Por el lado negativo, se nos dice que “Aristoteles no era un retérico y no le importaba presentar los asuntos de la retbrica en sus propios términos",” es decir que no le inte- resaba el fondo oscuro que condiciona al discurso aunque eel autor de un famoso tratado sobre retorica. En cambio, dicen tos McLuhan, “su Retdrica es en realidad una dialée- tica de la retorica, una lectura puramente dialéctica de las actividades de un grupo rival. Su lectura de la metéfora, por ende, es perfectamente conveniente a los intereses de {a Logica y la flosofia, y no alos de la ret6rica misma o la ‘gramatica’.” Esta interpretacion, sin embargo, es injusta con Aristoteles, que tenia una sorprendente sensiblidad avalos asuntos de la retdtica y la poesia. De hecho, toda afirmacion, para Aristoteles, tiene un fondo que pemane- em, a, fo, ce sin tematizar; y Aristoteles le prestaba tanta atencién a este asunto que decia ensefares retorica a sus alumnos al menos durante la mitad de cada dia. En este sentido, puede decirse que Aristételes descubrié el principio que Tefiere que “El medio es et mensaje’ Si alguien en la Gre- cla antigua decia que un hombre “Bue coronado tres veces con el olivo", no hacia falta explicar que se trataba de tres victorias olimpicas, puesto que la conexién entre el olivo y los juegos olimpicos era pristina para todos los griegos de la poce. Este es el famoso enthymeme, el silogisio escri= to en el corazén y que no necesita que el pensamiento lo aficme expresamente, La retérica es el método para trabajar yy manipular los enthymemes més que tas afimaciones ex- plicitas, del mismo modo que los medios meluhanianos nos afectan en el nivel de los enthymemes de fondo, y no en €l de los contenidos expliitos. ltinico sentido en el cual podemos decir con honestidad que Aristoteles nos ofrece uuna version “dialéctica” de la retérica es en el sentido de ‘que Aristoteles es un filésofo que formula una teoria dela retrica, ¥ no un ret6rieo practicante que da discursos en la ciudad. Pero de ninguna manera puede decirse que Aris- toteles reduce la retorica a una caricatura logica adecuada para no retricos; eso es simplemente una injusticia. Algo similar ocurre com la teortaaristotélica de la poesfa, que no es para nada poco poética, digan lo que digan tos McLuhan. De hecho, Aristételes se refiere a la capacidad metaférica del ser humano como su méxima genialidad; y consideran- do ta idea de los McLuhan de que todo artefacto humano esta estructurado como una metéfora, deberfan manifestar mds respeto frente 2 la Potica. Es més: en el corazdn de la filosofia de Aristateles en- contramos una atencion sin precedentes con respecto a to aque se escapa de la figuracién visible. Su teorta de la sus+ tancia primaria, ahora cafda en el descrédito, es una teoria de las coses individuales, y también una teorla del fondo inalienable que las rodea, ajeno a toda presencia visible. 20 Platén afirmaba que los gatos aqut y alla no son mas que ‘copias imperfectas de una forma de gato que hemos cono- ‘ido antes de nacer; Aristoteles en cambio defiende un ‘mundo poblado por millones de gatos individuales, cada uno de ellos en su propia ley. 2¥ qué define a estas enti- dades individuales, a estas sustancias? Por un lado, pue- den tener cualidades opuestas en momentos distintos. No importa si este gato ahora esti triste o contento, si es joven o vielo, si duerme o si corre. Fara MeLuhan el con- tenido del gato es irelevante; ni su edad ni su estado de ‘nimo son mas importantes que la inscripcién pintada en ‘el casco de una bomba atémica. Lo que subyace a todo el contenido explicito del gato es el gato en si mismo; el me- ‘io-gato, mas profundo que todas nuestras experiencias| del gato desde un éngulo u otro, desde una clesta distan- cia, a una cierta edad, en un determinado momento del ia, etc. El gato en sies, en cuanto a estos detalles expe- citicos, indeterminado: de la misma manera que la televi- sién es indeterminada con respecto a su programacién de calidad, su programacién vulgar, incluso su programacion dattina. En definitiva, le Lectura usual de Aristételes como tun fil6sofo abursido y monotemético, obsesionado con la Tgica, es una caricatura terrible. Porque es Aristételes, ¥y no McLuhan, quien afirma que el discurso dialéctica et ‘como el grafiti en ta bomba atimica de los enthymemes et fondo; es él quien convierte los detalles de nuestras cexperiencias en el bafo de chocolate superficial que cubre la torta de la sustancia subyacente. Como ya he dicho en ‘otro momento, la retérica es el arte del trasfondo; y sila fitosofia no es la ciencia del fondo, entonces no sé que es. Aristoteles no es el amante unidimensional de la figura que le allana el camino a la matematizacién cartesiana el mundo, sino una especie de McLuhan avant Ia lettre. ‘A csta altura, espero que el punto haya quedado acla- rado, ya que no tenemos la necesidad ni el tiempo de de- ‘mostrar su vigencia alo largo de toda la historia moderna ned cco thon de ta filosofia. El punto es, simplemente, que no tenemos que pensar en la historia de la filosofia como un desliza- ‘miento largo y descendonte desde los misteriosos presocra- ticos, que estaban al tanto de la dimensién ocutta de las cosas, a los siguientes 2500 afios de filsofos arrogantes que sobrevaloraron sin cesar el poder dela raz6n diseursiva ppara agotar el cosmos. Mas bien, y en la misma éefinicion de la flosofia, encontrames la idea dela verdad como algo inaleanzable, como algo intraducible a ningin contenido, ‘como algo que solo puede ser amado. ¥ en realidad no fue- tom los presocraticos quienes dieron cuenta de este tema, Y por eso son menos avanzados que Platén o Aristételes, ‘al como bien afirman (todavia) los manuales escolares, Fueron ellos, Patén y Aristételes, los que percibieron que lo real era algo de lo que el Jogos no podia dar cuenta con ‘ethaustividad. Y esta es la razén por la que debemos en- frentar a todos tos partisanos del conocimiento absotuto que pueblan, actualmente, el campo de la flosofia continental: Batlou, Zisek, mi viejo y quetido Quentin Meillassoux, to- dos ells brillantes, aunque todos ellos insuficientemente perceptivos de lo que aprendemos del murmuilo de fondo del mundo, del que tenemos noticias gracias a Heidegger, a ‘MeLuhan, incluso gracias al mismo Aristteles. Pro la his- ‘toria de Ta Hlosofia no es la historia del lento descenso del espacio acistico-tactil a un paramo visual ¢ idealista de figuras desprovistas del fondo. El debate més bien tien- de a ser recurtente y cictico: Platén y Aistoteles contra los presocrsticos reduccionistas; Leibniz contra Descartes 4 Spinoza; Kant contra el idealismo alemén; Heidegger, por Ultimo, contra Husserl, En mis de un sentido, la Hlosofia ‘occidental puede parangonarse con una perpetua batalla de gigantes sobre un solo punto: sila sabiduria puede ser tan solo amada, o si puede expresarse discursivamente en forma proposicional. McLuhan, quien afirma que el medio ro puede munca hacerse visible en una forma no traducida, pertenece a una de las corsientes principales dela Slosofia; 1y debe ser tratado como un aliado contra cualquier preten- sion de matematizar, aprehender directamente o agotar el ‘mundo a través de algin tipo de conocimiento absoluto. Al ‘menos en los casos de Platon, Aristoteles, Leibniz, Kant Heidegger, junto a otros héroes menos conocidos, et unico asunto importante de la flosofia occidental es, justamente, que el medio es el mensaje, y que el contenido espectfico de cualquier opinion, objeto, rlacién, afirmacion o dis- positivo préctico no es mds significante que la insripeién Garabateada sobre una bomba atémica. En este sentido es ue todo contenido es inteinsecamente estipide. 2. LA DINAMICA DE LATETRADA 1a tétrada es el desafio més ditecto que MeLuhan propo- ne a la tradicin Silosfica occidental. La encontramos en tuna obra péstuma: Layes de fos medios. La nueva ciencia, escrita junto a su hijo y colaborador Bric. Si bien en un sentido la tétrada es un concepto muevo en lz obra de MeLuhan, en otzo tentido es una reorganizacién de varios ‘6picos que ya se encontraban en sus escritos a lo largo de muchos aftos. La historia de la tétrada es bien famosa, puesto que Eric mismo se encarga de contarla en el prefa- cio de Leyes de los medios. Hl editor de su padre le habla pedide que preparara una nueva edicién de Comprender los medios de comunicacion, ¥ mientras lo hacia, Marshall pudo reflexionar en la erticas que habia recibido el libro, ¥y puntualmente una que to habia legado a obsesionar: ta acusacion de “aclentifico”, Tas una bisqueda muy extensa de lo que puede carecterizar a una afirmacion cientifica, los MeLuhan se cruzaron con el famoso eriterio de faeabi- dad de Karl Popper; a saber, un enunciado es cientifico si es que puede ser falseado por una experiencia. Si hubo otros fildsofos de la ciencia, en especial Thomas Kuhn 0 Paul Feyerabend, que criticaron con dureza el crterio de Popper, lo cierto es que no es una mala definicion para empezar, y de hecho les result6 muy atl alos MeLuhan. Come me ha dicho personalmente Eric McLuhan, la pregunta central en definitiva es esta: zcudles son las le- yes valldas para todos los medias, de mode que puedan ser puestas a prueba por cualquiera? Un dia de verano en algin ‘momento de la década del setenta, sentados en sillas de jardin en el cobertizo de la Coach House de la Universidad de Toronto, Marshall y Bric descubrieron los tres primeros componentes de lo que iba a ser la tétrada.” £1 primer término es aumento [enkancement], tomado del subtitule ‘de Comprender los medias de comunicacién (Las extensio- nes del ser humano). Todos los medios son extensiones de alguna capacidad humana preexistente. El segundo concepto no es el de obsolescencia, sino el de inversion. Un medio sobrecalentado se convierte en su opuesto. La obsolescencia llega en tercer lugar, aunque pueda parecer que surge dizectamente como la consecuencia invertida del aumento. Unos dias desputs, los McLuhan legaron al cuarto concepto, el de recuperaciin: el contenido de todo medio es un medio mas viejo. Al comienzo, los McLuhan esperaban encontrar muchas leyes mas, pero con el tiempo se sintieron satisfechos con estas cuatro nociones funda mentales, y elevaron el desafio de encontrar una quinta ley de tos medios a quien se animara, Yo estoy entre los qos piensan que la Usta de cuatro leyes es completa debe seguir asi. Fl nimero de los polos de la tétrada es estructural, no empirico. No es lo mismo que descubrir que en Sudéfrica habitan 671 tipos de mariposa, en lugar de 654 0 710. Es mas como deducir que soto pueden existir ngulos agudos, rectos y obtusos. ¥ fundamentalmente, fs asi porque la tétrada opera dos divisiones fundamen- tales en el mundo: la division entre figura y fondo, y la 5 He Melua, comuricacin pean, 21 de ostubre de 20, =. 26 diferencia entre lo que los McLuhan Ulaman morfologia y metamorfosis. Continuaremos con esto en instantes. ‘Ahora mismo, vale la pena discutir sila tétrada melu- haniana no es una reversin de los cuatro dolos de Francis, Bacon, las cuatro causas de Aristétetes, o alguna otra cl sica estructura cuddruple, Los MeLuhan decian que no, que su tétrada era original, y yo estoy de acuerdo. La raz6n por la que aparecen tantas estructuras cuddruples en la histo- tia del pensamiento humano es sencilla, La forma mas sen- cilla de establecer una distincién es la oposicién binaria: elyin y el yang, 1o claro y lo oscuro, to celeste ¥ to terres- tre, el sujeto y el objeto las cosas que queman y las que se derviten, Cada una de estas divisiones nos da un dualism decepcionantemente estatico en su pretensién de alojar el Universo entero en una tinica lucha. Et dualismo siempre tiene ese aspecto de guerra de trinchera, sangrienta y quie~ ta, Las estructuras triddicas o triples, ala manera de Hegel, también son en esencia dualistas: introducen un tercertér- ‘ino solo para unificar los dos primeros, reemplazando la ‘macacre petrificada del dualismo original con un fnal feliz ‘que supuestamente preserva y niega lo mejor de ambos. Las structures tetrédicas, en cambio, son ms intrgantes. Al cruzar dos oposiciones distintas, se evitan las simplificacio- nes de un dualismo clisico y al mismo tiempo se mantiene la tensién que las estructura triples relajan en una paz forz0- sa. Cuando un dualismo corta a otro longitudinalmente, nos queda una lucka de cuatro polos, cuya complejidad eautiva siempre a los filsofos. Fensemos en tos idolos de Bacon, fen las cuatzo causas de Azistteles, en los cuatro grupos de categorias de Kant, en los cuatro elementos reunidos por Empédodle, en la linea divdida en La Republica de Platén, com sus cuatro segmentos, en la clasificecin de las entida- des en cuatro de Escoto Erigena, en el Geviet heldeggeriano formado por el ciclo la Tiere, los mortales y los dioses, y en muchas otras teoslas, Todos estos modelos tetrdicos son. Aistintos entre sf, y deben juzgarse de acuerdo a la calidad de sus dualismos iniciales, Podrfamos répidamente desarro- Yar un nGmero infinito de modelos tetvidicos alterativos ¥ profundamente estipides si solo nos deféramos levar por os malos dualismos elegidos sin motivo, Pot ejemplo, po- demos afimar que todas las entidades son o bien circulares, co bien no circulars, y japonesas 0 no japonesas, y de estos principios surgisfa una tétrada por completo instil formada ‘por objetos japoneses circulares y no circulars, y objetos no japoneses crculares y no circulares. La tétrada de los MeL ‘han, como veremos, es mucho mejor ‘Primero, por exhaustividad y por placer, revisemosalgu~ nos de lot ejemplos en Leyes de tos medics. Fl primero es el aumento, “Cada tecnologia extiende o amplifica un drgano una facultad det usvario"™, En los elemplos de Leyes de los medias, los aumentos son los ms files de encontrar, y generalmente bordean to obvio. Los lavarropas aumentan 1a velocidad det lavado de ropas. La revolucion coperaicana aumenta et protagonismo det sol, La radio aumenta el acce- s0 al planeta entero para todos y en todo lugat. El némero aumenta la pluralidad. Las encuestas de opinién aumentan "la curiosidad y la inseguridad de tos usuatios”.* La obsolescencia ha sido defini por Eric MeLuhan como “la conclusion concomitante: toda vez que una zona de la ‘experiencia se intensifica 0 magnifica, otra plerde valor 0 vigencia’* En este caso también los ejemplos som facies, por ne decir obvios. Con el avin, la rueda y la carretera se ‘vaelven obsoletos. La tarjeta de exédito deroga la vigencia de los pagos en efectvo. La lux eléctrca, al luminar dia y noche y en los lugares mas rec6nditos, termina con el am- Dito de lo no-visual. Mas provocativamente, la Terra misma se torna obsoleta com la revolucin copernicana. 42 Wall y Bie Melahan, Leyes de bs mdi... ope 3, 16 Bi <7 Por otro lado, est la inversion. En el resumen de Erie: ‘toda forma, Uevada al Limite de su potencial, inverte sus caracteristicas”” La inversién se hace cumpli con bastan- ‘te menos obviedad que las dos primeras leyes, y parece mis susceptible de generar dificultades. Peo los McLuhan dan tuna serie de pautas més 0 menos caras. La revaluelén co- pernicana se invierte en la forma de la relatividad genera, a medida que el progreso astronémico se hace mas y mae Aependiente del observador, sigs antes de Einstein. Por oposicion, el cubismo se invierte en imagenes icénicas y no-visuales en las que toda ilusin de perspectiva desapa- rece, La prostitucion se invierte en la sentimentalidad de la tipica historia de “ta puta con el corazén de oro puro’ Hlromanticismo se da vuelta y se convierte en solipsismo. HL vino, segin afirman con seriedad los MeLuhan, se in- slerte on la resaca, el insulto y el vinagre. Por stim, tenemos la recuperacion, en la que el con- tenido de todo medio es en si mismo un medio més viejo. Hl vino recupera la observacién de ritos ancestrales en la forma de ocasiones especiales con sus botellas especiales y sus brindis sin fin. La poesia simbotista recupera el estatus hhomérico del poeta como maestro, y la figura de Mallarmé se perfla como lade un fl6sofo mas oscuro que los mismmos flésofos. La revolucién copernicana recuperaa Aristarco de Samos, que en el siglo ur a.C. habia propuesto un modelo astronémica centrado en el sol. La radio nos devuelve a la atmésfera tribal de paranota y trauma repentino. ‘Algunas tétradas son mas fuertes que otras, algunas son més dificles que otras, En realidad, no hay una res- uesta correcta para ningiin término de ninguna tétrada, por una razén bien sencilla: todo medio amplifica y perime varias cosas ala vez. ¥ para cada medio, son posfbles mél- tuples recuperaciones e inversiones. Eso nos lleva a uno de porary los aspectos menos valorados de la teoria de la tétrada, y es la topologta de tas medias que ofrece. Existen cadenas formadas por un medio que se Invierte en otto, que se invierte en otro, que a su vex se invierte en otro, etc. Tal ver, este es el caso més normal de la historia humana. Hay también cimulos en los que una tétrada se transforma en. un ndmezo de resultados todos igualmente postbles. Hay Ducles en los que una serie de tétradas, a través de una terle de inversiones, vuelve eventualmente al punto de partida: como una farsa Iuego de la tragedia original (al gusto de Karl Marz), luego como una segunda tragedia, 0 como una segunda fausa. Vale la pena mencionarlo porque el hecho de que cada tétrada ~cada medio~ tenga tantas puertas de salida hace dificil suscribir ala vision comin que tilda a Meluhan de “determinista tecrol6gico". ‘tro punto que vale la pena dejar en claro es et tocante ala comparacién entze los voldmenes de la tétrada melu- hhaniana y las cuatro causas aristotélicas, comparacién que fen verdad no podemos hacer por otra raz6n muy sencilla las cuatro volimenes de latétrada responden solo ala cau- 4a formal, La descripcion de mama de las cuatwo causas nos viene bien en este punto, y dice més 0 menos que, partiendo del ejemplo de una mesa, la madera es la causa material, la forma ee la causa formal, el carpintero es la causa eficiente y el propésito de servir de mesa es la causa final. Volviendo a la tétradas, encontramos que en rigor de verdad no tienen causa final alguna, dado que nunca hay un solo efecto posible para cada medio. Y su causa eff- ciente es irrelevante para los McLuhan, que las desprecian, {gual que su héroe Francis Bacon. Los MeLuhan afirman cen reiteradas oportunidades que los efectos preceden a sus ‘ausas: por ejemplo, al telégrafo produjo efectos propios el teléfono, de forma tal que el teléfono debié inventarse para explotar retroactivamente dichos efectos. En cuatito ‘ala causa material, no juega ningin papel importante en la teora meluhaniana, Podemos considerar @ los McLuhan 20 sms aristotéicos que tomistas, y en verdad on la Metafisica e Aristoteles la materia tiene wn rol més bien secundatto. Ccurze que lo que una cosa es en realidad, es su forma. A Giferencia de lo que ocurte en el pensamiento de Flatén “la ‘dea de que cada gato de alguna forma “participa” en una, forma de gato-, para Aristételes el individuo es la sustan- cia primatia, y las formas generales, como “gato” 0 “blan- co” son sustanclas secundarias. Mas en general, tenemos que distinguir entre forma sustancial y forma accidental, Segin pienso, en términos floséficos la tétrada resulta de la interaccién entre ambas formas, Arist6teles nos dice que no podemas definir la cosa individual porque las definicio- nes son atinentes a los universales, y la cosa individual es singular. En su divertido ejemplo, puedo tratar de definirte ‘como “un animal flaco y palido” pero muchos otros seres coinciden con esa definicién. al retrotraer la tétrada a las causasaristotélicas, nos encontramos de leno com la causa formal. ¥ tenemos que recordar, lector, que existe por un lado la forma que te pertenece como ser universal y tinico, y la forma accidental que te concierne en tanto “animal Faco y palido” (ei es que dicha definicin es ajustada). En términos ms propios de McLuhan, existe la forma sustan- cial dela television (sus efectos de fondo que nunes perci- blmos) y la forma accidental dela television (eu contenida explicit trivial). ‘Lo que sigue concieme a los dos agrupamientos, 0 ‘ualismos, que forman la tétrada. Los MeLuhan solo cum- plen con ta mitad det acuerdo al decimnos que la amplifica- cién y la obsolescencia corresponden ala “morfologia’, en tanto deseriben la estructura de lo que todo artefacto des- entiena y de lo que devuelve a la ascuridad, Por contrast, la inversion y la recuperacion corresponden a la “meta- rmorfosis", puesto que nos informan de las relaciones que ‘un medio tiene con un segundo medio, al que incluye como contenido explicit, o en el que recae si se cummplen lertas condiciones. Parece una distincién perfectamente adecuada, y la mayoria de las estructuras tetradicas que conocemos hacen distinciones parecidas: desde la escolés- ‘ica medieval hasta el holon cuddruple del referente de la New Age Ken Witber.”” a otra diferencia en el corazén de la tétrada es la distineiOn mAs bSsica que los McLuhan establecen entre figura y fondo, “Cada tétrada comprende dos figuras y dos fondas en proporcién una con el otzo."* Foro en este pun- ‘to tengo que admitir mi desconcierto al ver que asignan la amplificacion a la figura y la obsotescencia al fondo, a pe- sar de que segiin sus propios términos todo lo contrario es cierto. Amplificar algo en los términos de Mebuhan signi- fica convertilo en un medio més dominante aun. ¥ la Gni- ca forma posible es volverlo un trasfondo, retérico y sin tema, impenetrable al tedio de la logic, la dialéctica y la causa eficiente. Al insertarlo como un intervalo resonante mejoramos algo, y no por hacerto més obstrusivo -McLu- hhan es en esto primo de Heidegger: también relaciona la presencia explicita con una suerte de superfcialidad. Al rismo tlempo, perimir ago, incluso para los Mcbuhan, es rmostrarlo de frente como basura, como un abjeto obsoleto y risible, como puede hacerse con un teléfono celular no inteligente o, por poner otro ejemplo, con la presidencia de G.W. Bush. Tales objetos estan menos activos sublimi- nalmente como condiciones determinantes técitas, y apa- recen mis como clichés 0 piedras en el camino que perte- necen a las tiendas de segunda oa las ventas de garage de nuestra época. En cuanto a los otros dos volimenes de 1a ‘tétrada, la recuperacion conciere evidentemente al domi cen 1, Kon Wilber. L isin iter, Harts, arson, 2008 1. Massa y He Melahan, Lye de lo mei, op. lt 252 rio de la figura, lo que deja a la inversién en el terreno de {o que se oculta en el fondo incierto del futuro. En resumen, la amplificacion debe ser el fondo morfo- Agico y no la figura; la obsolescenciaerea figuras morfol6- sicas en ta forma de clichés y noticias de ayer; la recupe- racin es la zona de las figuras metamérficas que hacen de los medios del pasado su contenido; y la inversion es la me- ‘tamorfosis futura que descanse en el fondo, Surgen otras ccuestiones en relaciOn con la tétrada. Solo para recordar or qué es importante todo esto, he tratado de mostrar (ae la dicotomia entre figura y fondo fue central para la filosofia occidental, tanto por eémo fue defendida como por cémo fue negada, por ejemplo en el caso de los idea- Ustas, que consideran que todo es figura visible De alguna forma, los McLuhan han Uegado mas lejas en el problema que los filésofos mas famosos, tal vex porque pudieron formular el problema de forma ms clara que ellos, Al final el articulo mostraremos el mazcador y veremos qué tan lejos llegaron. Por el momento, aun tenemos cuestiones por resolver al interior de la tétzada. De los dos tipos de metamorfoss, el primero es la in- version, y ya sabemos que el mecanlsma que la causa es el sobrecalentamiento. EL sobrecalentamiento encuentra mayoritariamente dos vias. Cuando el campo del content= do recibe demasiada informacion, resulta imposible de pro- cesar, y el dnico instrumento que nos queda @ mano es el reconocimiento de patrones, Un vaso de pléstico es ati, [Para consumir jugo 0 gaseosas, y su forma y su textura se mmantienen en el fondo mientras bebems del vaso, Pero si nos enfrentamos con cientos o decenas de miles de vasos de plastico, los rasgos exactos de la forma y la textura comien- zan a llamamos la atencién. La democracia comienza con el empoderamiento de los individuos, pero en la democracia de masas el nimero de individuos se vuelve inmanejable y comenzamos a prestare atencion alas categorias de una in- vvestigacién de mercado, les perfiles de terzovistas y los apo- | dos demogréficos como “Baby Boom” y "Generacién x’. EL segundo tipo de recatentamiento tiene menos que ver con to que tabemos de un artefacto que con sus efectos précticos: tun ejemplo la inversién del automévil en la congestion. ‘urbana, gracias ala cual la eficiencia de los vehiculos deriva cn la pesadilla de los embotellamientos interminables. Lo que tienen en comin estos dos tipos de recalentamiento es que en ambos lo oculto se convierte en el contenido: la forma sustancial deviene forma accidental. Las ticitas pro- pledades de fondo del vaso de plastico se vuelven visibles (gracias a la monstrunsidad de la multilicacin; y en el caso de tos autos, sus propiedades materiales usualmente dis- cretas, como su tamafio, los convierten en trastos pesados, imposibles de manejar en gran nimero. La masa fisicain- soportable de mi automévil se converte en el contenido de ‘mf conciencia cuando me encuentro incapar de maniobrar un saco de metal y cables tan voluminoso entre muchos ‘otros iguales sin causar choques y consecuencas judicial. Las inversiones son el tipo de metamorfosis que ocu- seen al parecer sin que medien nuestros esfuerzos, solo por las leyes internas del desarrolo de los metios. Cuanto mas proliferan, més tienden tos medios a mostrar sus formas intemas, ya sea mediante el reconocimiento de patrones o mediante el obstaculo. Hay, de todas maneras, una peque- fia paradoja en ee sentido, Por un lado, la temperatura de tun medio es, segin MeLuhan, un continuo a través del cual el medio se desarrolla gradualmente hasta sobrecalentasse al punto de la inversion. Por otro lado, “caliente” y “rio” son dos cualidades que los NeLuhan deseriben como pro- piedades fijas de clertos medios, como el cazo famoso de la radio caliente y la television fia, No es diffcit pensar que la television puede calentarse; a través de la proliferacion de canales de cable, el very finalmente tivo se nos permite ver mis y mas programas de nuestra elecci6n hasta que la te- levision se da vuelta ya convertida en otra cosa: YouTube, tal vez, Es mas difill ver la forma en que un medio caliente <8 como la radio puede calentase todavia mas, a menos que ‘podamos calentar alguna parte “fra” de la radio, mas que sus partes clientes. No veo ninguna solucion ala vista para este problema; lo dejo a tu consideracion, tector. ‘As{ llegamos a la otra forma de metamorfosis, la re- ccuperacién, que en muchos aspectos es todavia ms inte- resante que La inversion. En primer lugar, la recuperacion esta bajo control humano, al menos parcialmente, El mis- mo McLuhan nos dice que la recuperacién es el dominio de los artistas, que crean antientoros al convert el cliché en un arquetipo, El dominio del contenido nunca es sim- ple, pero se compone de dos entidades distintas: clichés ¥y arquetipos, que resultan respectivamente de la obsoles- tencia y de la recuperacion, ;Cual es la diferencia entre ambos? La zeeptesta noe la da el prominente exitico de arte Clement Greenberg, en términos que mucho te hubie- ran gustado a MeLuhan. En gus conferencias de Sydney, el afio de la muerte de Marshall McLuhan, Greenberg presents 1a eaitica del Uamado “arte académico”: “Hl academicismo nno es un problema relacionado con las academias; acade- imias existievon slempre, mucho antes de la acadentizacion, incluso antes del siglo mm. El academicismo consiste en 1a tendencia a considerar el medio de un arte como algo dado. | academicismo siempre resulta en la imprecisién: las palabras se vuelven bortosas, los colores difusos, las fuentes fisicas det sonido se descomponen’.” De los das tipos de figuras que Uenan el contenido de la vida huma- nna, una falla en su relaci6n con el medio de fondo (los clichés, ya obsoletes), mientras que la otra interactia de forma productiva con el fondo (justamente, los arquetipos recuperados). La recuperacién tiende a dejar en suspenso la relacion entre figura y fondo, a envotverla en una es- 38, Cee Grenbes, Late Writings, Minneapols, Unive of Mane sola ee, 2007. pecle de fascinacion estética, mientras que la inversion tiende simplemente 2 cembiar el medio sin muchas pre- guntas y preparar la préxima inversion. Otra diferencia es que el calentamiento de un medio sugieze wn continuum. Podemos hacer que un medio se caliente de modo progre- sivo al agregarle detalles gradualmente. Pero no hacemos que un cliché se convierta en un arquetipo con atzactivo estético de forma gradual, El movimiento en este caso es repentino; el artista ataca a toda velocidad y trinufa como tun grupo comando, o bien el ataque falla y la conversién del cliché en arquetipo no se produce. La recuperacion ar- fistica de, por asi decir un salto cuantico que opera por sorpresa. Otro aspecto del asunto e¢ que junto @ las re- ccuperaciones que deliberadamente producen los artistas, tenemos que considerar que todo medio genera, de alguna forma, una especie de recuperacin desde el comienzo, si es verdad que todo medio tiene a un medio anterior como su contenido. Si es asi, puede darse por sentado que lo mismo ocurre en direccién contvaa y que ast como todo medio implica una especie de recuperacion, toda recupera- ion genera automaticamente un nuevo medio de fondo en que spoyarse. Los mecanismas de la inversin y la recape- racion nos muestran por eso que el contenido no es ta cosa estipida y trivial que el supuesto determinism historico y tecnelégico de MeLuhan necesitaia, Por el conteaio, to das las metamorfosis ocurren en el nivel del contenido, y solo pueden ocurtr all Los medios de fondo, con todo su poder determinante, son incapaces de una transformacion en sus propios términos, y solo pueden metamorfosearse gracias al sobrecalentamiento del contenido provocade por el exceso de informacién o por la arquetipizacion de cli- chés hecha por artistas. Es como si solo manipulando las Insexipelones impzesas en el easco pudiera construrse una bomba atémics. En una reversion paradijica, McLuhan se convierte al final en un profeta del contenido, de a figura, y no solo del fondo. -36- 3 ELCAMINO HACIA ADELANTE ‘odo esto incumbe directamente a los intereses de la filo- sofia, La Hlosofla occidental capt en diversas ocasiones et tol de las condiciones de fondo ocuttas, uno de sus temas centeales desde Platon y Aristoteles, pero nunca hizo un trabajo dematlado bueno al explora’ la interaccion entre luz y sombre. Debia, en efecto, indagar sobre esto, al menos segin lo que not dice el nombre philasophia, el amor a la sabiduria que no va aalcanzarse y que no podrfaalcanzarse. Pongamos como ejemplo a Heidegges, el defensor evidente del ser que se repliega de toda presencia el fondo inconma- vible detrs de toda figura. Los McLuhan estan en lo cierto cevando afirman que “no hay un sentido de la interrelacion. fentye fondo ¥ figura en Heldegger; la atencién solo se ha rovido de la figura al fondo, sin intentar dar cuenta de los 40s" Pero veamios como fue que Heidegger se movi6 de la figura al fondo, puesto que su movimiento le da todavia mas ‘mportancia a McLuhan en la filosofia actual. Heidegger surgi6 en los atos veinte como un alumno rebelde de la escuela fenomenolégica, fundada alrededor de 1900 por su profesor, Edmund Husserl. Los MeLuhans nos dicen, también correctamente, que “la fenomenoloaia odes una cruzada de la dialéctica para inventar una ‘gramatica, o convertnse ella misma en una, y forzar al fondo a salir a la superficie’ Objecion concedida. Pero admitamos también que, en algunos aspectos, la feno- menolagia no fall6, Alrededor de 1870, un prometedor filésofo radicado en Viena, Franz Brentano, surgia como el profesar no solo de Husser, sino tambien de Sigmund Freud. Brentano es famoso por haber revivido el concepto medieval de “intencionalidad”, no en el sentido de las 20 Maly Be Meta, Lees de os meio, op. Ea cLUMAN AL RAKING intenciones de alguien de hacer algo, sino en el sentido de que todos tos actos conscientes, a diferencia de los eventos fisicos, apuntan a un objeto que es inmanente al pensamiento, que no esta fuera, aunque hoy el téermino se use en otro sentido. De hecho, Brentano solfa ser confu- so respecto del estatus del objeto fuera del pensamlento, dejando un espacio considerable para que sus mumerosos y talentosos alumnos pudieran trabajar con su legado de formas diversas. Uno de sus més importantes alumnos fue el polaco Kasimir Twardowski, un gigante en su propio pats (que afirmaba que debemos distinguir entre el “objeto” fue- adel pensamiento y el “contenido” dentro det pensamien- ‘to, Huseerlcufsa una fascinaclon mézbida por Twardowski ~que era més joven que él-, y las cartas que le dirgi6, at como tos comentarios sobre su trabajo en su obra publica- 4a, estén saturados de una especie de cariNo envenenado, ‘A Husserl no le gustaba la idea de que la ciudad de Bertin de la que hablo y la cudad de Berlin que existe realmen- te en el mundo exterior pudieran ser dos cosas distntas, por lo tanto neg6 la diferencia entre objeto y contenido, Como resultado, Husser! negé también le posibilidad de que una cosa exista fuera del acceso que el pensamiento tiene a ella: la ciudad de Berlin real es apenas el objeto potencial de una conciencia; no hay algo ast como “Berlin, en si", diferente de “Bertin para mi" Asi es que Hussert se retié de leno en el camino del idealismo ~por més que sus admiradores tiendan a negarlo-, y dej6 atrs la intui- cién profundamente realista de Twazdowski de que hay un objeto exterior al pensamiento y un contenido interior a AL Lo que raza ver se menciona es que Husserl retuvo la distincion entre objeto y contenido, pero para explotarla dentro de la esfera de la conciencia. De hecho, de es0 se trata la fenomenologia: de la distinciOn entre et objeto y el contenido del pensamiento. Para el empirismo brté- nico, los objetos de la experiencia no son més que ma- nojos de cualidades. No hay tal cosa como una manzana, fon su lugar ampe tradicional para colonizar (a totalidad de nuestras vidas, Incluyendo aquellos momantos mis tntimos y solitaros el hecho de que la abrumadore mayorta de as preguntas ‘que le hacemos al mundo tends a resolver en la superficie de Contacte ente {a yema de ruestor cedory el teclado de nes ‘eas computadors; la inguetante mutacin dela subjtivided en tn pet que cotidlanamente redizehamos y compartings con ler demas, y tantas otras manifestaciones dl presente, os invitan 2 reconsider las categoras con las que tradiconaimente pensamos la sociedad, la politica y el arte, a crear nuevos conceptos al donde aquellashayan entrado en una suerte de desfasjetetrco respecte de los fendmanas que Intentamos comprender. EL propésito de nuestra nueva coleecén de ensayo, Futuas Primos, es promover una escrtura experiencia y cargads de facta que exraiga ses formar de la intima proximidad que man- ‘ene con su objeto. Un tipo de critica cultural expania, de cua- lida elistica, con fecibliad para recibir materiales de fuentes diversas como la teorta polities y la misica pop, la flasofia y la cultura digital, el pensamento sobre ta teenie y las artes visua- les, con al objetivo de elaborar un repertora de recursos erties que nos ayude a Ler las transformacions del mundo que nos 0 dea. ¥, por sobre todas las cosas, a sobrevivren tT

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