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ISSN: 0328-3445
revista@poblacionysociedad.org.ar
Instituto Superior de Estudios Sociales
Argentina
DE LA BIOGEOGRAFÍA
AL PAISAJE EN HUMBOLDT:
PISOS DE VEGETACIÓN Y PAISAJES
ANDINOS EQUINOCCIALES *
RESUMEN
La recuperación actual de la noción de paisaje para aprehender las relaciones
de naturaleza, sociedad y cultura en sus dimensiones espacio-temporales, es
decir, como totalidades concretas, aconseja volver sobre las presentaciones
más fecundas de la cuestión, empezando por la versión quizá más lograda
de todas ellas, la de Alexander von Humboldt. Nuestra intención en esta oca-
sión es hacer una lectura del Ensayo de la Geografía de las Plantas y del Cuadro
Físico que la acompaña en clave de paisaje. El Ensayo es, en efecto, uno de los
textos menos trabajados del autor. Creemos poder demostrar que la aporta-
ción de Humboldt sobre el paisaje y los paisajes estaba ya en buena medida
contenida en el primer texto de la Geografía de las Plantas. Lo que a su vez nos
permite explorar la fundamental relación del paisaje con el primer desarrollo
de la biogeografía
ABSTRACT
The current recovery of the notion of landscape as a means of comprehending
the relationships between nature, society and culture in their spatiotemporal
dimensions, that is, as speciÞc totalities, calls for a return to its most fecund
presentations, beginning with what is perhaps the most outstanding version
of them all, that of Alexander von Humboldt. On this occasion we intend
to make a reading in terms of landscape of Essay on the Geography of Plants
and of the accompanying Physical Tableau, the one of humboldtian works less
known. We believe that our study will demonstrate that Humboldt s contri-
bution on landscape and landscapes was to a great extent contained in the
initial text of Geography of Plants; which in turn enables us to explore the
fundamental relationship between landscape and the initial development of
Biogeography
1
El símbolo más característico de esta revitalización es la aprobación por el Consejo
de Europa del Convenio Europeo del Paisaje en el año 2000, que está motivando
tanto un desarrollo de leyes y normas de paisaje como de estudios y proyectos pai-
sajísticos.
2
Bertrand, Georges: En passant par le paysage...parmi lieux et milieux, environnements et
territoires Géodoc, Documents de Recherches de l Institut Daniel-Faucher. Départe-
ment Géographie-Aménagement. Université de Toulouse-Le Mirail, 2009: 56. Véase
p.16.
3
Farinelli, Franco: L invenzione della Terra, Palermo, Sellerio, 2007. También, Farine-
lli, Franco: El don de Humboldt: el concepto de paisaje , en Copeta, Clara y Lois,
Rubén: Geografía, paisaje e identidad, España, Biblioteca Nueva, 2009: 43-50. Véanse
pp. 44-45.
4
Minca, Claudio: Humboldt s compromise, or the forgotten geographies of land-
scape , Progress in Human Geography, 31 (2), 2007: 179-193
30
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
Por una feliz circunstancia este retorno del paisaje está coinci-
diendo con la revitalización desde el segundo centenario del viaje
americano de Humboldt y Bonpland, de los estudios humboldtianos.
Una revitalización que incluye nuevos conocimientos y, sobre todo,
la edición de nuevos escritos del viajero naturalista junto con renova-
das visiones y muy interesantes perspectivas cruzadas, de uno y otro
lado del Atlántico, sobre la obra del autor, que ponen de maniÞesto
su capacidad de comunicación, de constituir redes de saber, de pro-
mover la interculturalidad y la transdisciplinariedad.5
Excluido Cosmos, los cuatro grandes textos de la obra de Humbol-
dt en los que presenta teje y reteje los paisajes americanos pertene-
cen, todos ellos, a publicaciones inmediatamente posteriores al viaje,
en algunas ocasiones escritos directamente sobre el terreno. Se trata
por orden cronológico de la publicación del Ensayo sobre la Geografía
de las plantas (1805), Cuadros de la naturaleza (1808), Sitios de las cordi-
lleras y de los monumentos de los pueblos de la América (1810), y Relación
histórica del Viaje (1814-1831). Sin duda, los Cuadros y la Relación han
sido tradicionalmente objeto de mucha más atención que el Ensayo y
los Sitios por parte de estudiosos de todas las procedencias y tenden-
cias. Hasta hace muy pocos años, en cambio, no se disponía de edi-
ciones asequibles de la Geografía de las plantas y de los Sitios, y en parte
no están todavía suÞcientemente situados en el complejo entramado
de la obra humboldtiana, aunque Omar Ette haya hecho, en nuestra
opinión, una aportación muy importante en relación con los Sitios.
Nuestra intención en esta ocasión es hacer una lectura en clave de
paisaje del Ensayo de la Geografía de las plantas y del Cuadro Físico que
le acompaña.6 Habíamos venido trabajando hasta ahora más bien en
los Cuadros y en la Relación7 y, en otros contextos, en la relación en-
5
Ette, Tomar: Un espíritu de inquietud moral . Humboldtian writing: Alexander von
Humboldt y la escritura de la modernidad , Cuadernos americanos, 76, 1999: 16-43.
Ette, Ottmar: Las dimensiones del saber (geográÞco). Los cuadros de la cultura de
Alejandro von Humboldt , en Cuesta Domingo, Mariano y Rebok, Sandra (eds.):
Alexander von Humboldt. Estancia en España y viaje americano, Madrid, Real Sociedad
GeográÞca y Consejo Superior de Investigaciones CientíÞcas, 2008: 299-324.
6
Teniendo en todo caso como referencia explícita o implícita las Nociones de Fiso-
nomía de los vegetales de Cuadros de la Naturaleza, en la edición deÞnitiva corregida
y anotada de 1961.
7
Gómez Mendoza, JoseÞna: Los Cuadros de la Naturaleza Americana de Humboldt en
el inicio del género de la literatura del paisaje , en Homenaje a Alejandro de Humboldt/
Homage to Alexander von Humboldt. Literatura de viajes desde y hacia Latinoamérica Siglos
XV-XXI/ Travel Literature to and from Latin America XV through XXI Centuries, Actas
Alexander von Humboldt Conference, Arcata, Ca, June 18-22-06- 2001, Humboldt
State University, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, 2005: 104-115.
Gómez Mendoza, JoseÞna: La mirada del geógrafo sobre el paisaje: del conocimien-
to a la gestión , en Maderuelo, Javier: Paisaje y territorio, Madrid, Fundación Beulas,
CDAN (Centro de Arte y Naturaleza), Abada Editores, 2008 : pp. 11-56.
31
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8
Sanz Herráiz, Concepción: Naturalismo español y Biogeografía (1875-1936) en
Gómez Mendoza, J. y Ortega Cantero, N. : Naturalismo y Geografía en España, Madrid,
Fundación Banco Exterior, 1992: pp. 135-197.
Sanz Herráiz, Concepción Los cientíÞcos de la Tierra y la evolución de los estudios
sobre el paisaje en España , en Mateu Bellés, Joan F. y Nieto Salvatierra, M.: Retorno
al paisaje. El saber ÞlosóÞco, cultural y cientíÞco del paisaje en España, Valencia, EVREN,
2008: 475-540. http://www.evren.es/html/publicaciones.html
9
Envié una copia del primer bosquejo a Santa Fe de Bogotá, al señor Mutis, quien
me honra con su amistad. Nadie mejor que él podía juzgar la exactitud de mis obser-
vaciones, y aun darles mayor extensión, añadiendo las que él mismo ha hecho por
espacio de cuarenta años en sus viajes por el territorio neogranadino. Este gran bo-
tánico, no obstante la distancia a que se halla de Europa, ha seguido los progresos de
la física y observado con constancia los vegetales de los trópicos a todas las alturas;
ha herborizado en las tierras bajas de Cartagena, en las orillas del Magdalena y sobre
las colinas de Turbaco [ ] ha vivido largo tiempo en la alta planicie de Pamplona,
en los llanos de Mariquita y en los de Ibagué [ ]; ha subido a las cumbres nevadas
de los Andes [ ] Ningún botánico ha estado en el caso de reunir mayor número de
observaciones interesantes sobre la Geografía de las plantas, que Mutis, por la multi-
tud de medidas barométricas que ha practicado, y que le han permitido apreciar con
certeza la altura a la que crecen las diversas plantas de la zona tórrida . Humboldt,
Alexandre de : Essai sur la géographie des plantes accompagné d un Tableau Physique des
Régions Equinoxiales fondé sur les mesures exécutées, depuis le dixième degré de latitude bo-
réale jusqu au dixième degré de latitude australe pendant les années 1799, 1800, 1801, 1802
et 1803 par Al. de Humboldt et A. Bonpland. Rédigé par Al. de Humboldt, Paris-Nanterre,
Editions Erasme, 1990 [1805] Reedición facsímil en español de la primera traducción
de 1809 en el Semanario del Nuevo Reino de Granada, con Prefación de Francisco José
de Caldas: Ensayo sobre la geografía de las plantas acompañado de un cuadro físico de las
regiones equinocciales, México, Siglo XXI editores, Edición de J. Sarukhán, 1997: 58 Las
citas en el texto se hacen a esta última.
32
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
10
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la geografía de las plantas, citado p.39.
11
Ibid., p. 43.
12
Caldas, José de: Prefación , en Ibid., pp. 37-38.
33
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13
Ibid, p. 38.
14
Humboldt consideró que la autoría de su obra debía ser compartida con su compa-
ñero de viaje y aventura cientíÞca Aimé Bonpland, sin duda el más experto de los
dos en botánica, el que aportaría gran parte de las bases en las que se sustentan las
teorías de Humboldt en este Ensayo. Sin embargo, el autor de la redacción de las
obras derivadas del viaje fue exclusivamente Alejandro de Humboldt. El ensayo se
basó en sus propias observaciones y en las que le habían transmitido numerosos bo-
tánicos, dedicados entonces a la práctica cientíÞca en boga que era descubrir y clasi-
Þcar las especies siguiendo el sistema de Linneo. Humboldt contó en particular con
la ayuda de Mutis y a través de él con la de los participantes en la Expedición Botá-
nica al Nuevo Reino de Granada, como Caldas. Mientras permanecieron en Madrid,
esperando el salvoconducto que les conduciría a América, los cientíÞcos del Real
Jardín Botánico pusieron a su disposición las colecciones existentes en este centro.
Todos ellos proporcionaron a Humboldt materiales para alcanzar el conocimiento
de los caracteres de la distribución de los seres vivos. En la nota 15 adicionada en
la última edición de los Cuadros, Humboldt cita a Caldas en estos términos: Don
José de Caldas, botánico distinguido, compañero nuestro mucho tiempo, en Nueva
Granada, víctima del odio de las facciones, encontró muchos años después de mi
partida, tres ejemplares de palmeras en el páramo de Guanacos, cerca de la línea de
nieves perpetuas, es decir probablemente a más de tres mil pies de altura (Semanario
de Santa Fe de Bogotá, 1809, nº 21, p. 163) . Humboldt, Alexander von: Ansichten der
Natur mit wissenschaftlichen Erläuterungen, Tübingen, J.G. Cotta. 1808. Edición espa-
ñola: Cuadros de la naturaleza, Madrid, editorial Iberia, 1961 : 217-218.
A Humboldt le llamó en todo caso la atención que los cientíÞcos españoles como
el célebre Mutis no hubieran publicado nada. Sería en el último tercio del siglo
XIX y a inicios del XX, cuando en el marco del ßoreciente naturalismo europeo,
34
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
impulsado por las ideas y los trabajos de Humboldt y Darwin entre otros, los na-
turalistas españoles y americanos decidieron incorporarse al movimiento europeo,
publicar y difundir sus obras, evitando el colonialismo cientíÞco al que se habían
visto sometidos. Denunciaron entonces los trabajos furtivos, superÞciales las
críticas infundadas de los autores extranjeros sobre el quehacer de los españoles .
(Sanz Herráiz, Concepción: Naturalismo español y biogeografía citado). Ignacio
Bolívar escribía, por ejemplo Tiempo es ya de que procuremos ser más conocidos
en el extranjero y de que no nos dejemos arrebatar el fruto de nuestros estudios o la
primacía de ellos cuando legítimamente nos corresponda . (I. Bolívar, Actas Sociedad
Española de Historia Natural, 1916: 256)
15
Ette, Otmar: Un espíritu de inquietud moral , citado, p. 90.
35
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Para Ette está claro que no es falta de orden, sino un orden dife-
rente, sorprendente, un sistema abierto, y un orden distinto de orga-
nizar la experiencia en la literatura de viajes. Pero aún hay más: La
escritura de Humboldt que tenía como meta la representación de una
totalidad, se sirve del fragmento en el sentido de un modèle réduit ter-
minado, que puede ser leído por separado y contiene a su vez todos
los elementos fundamentales de la obra completa. Con base en mo-
delos de explicación matemáticos y de ciencias naturales también se
podría hablar aquí de una forma de escritura fractal, que se apoya en
un proceso de autosemejanza .18
Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent fait en 1799,
1800, 1801, 1802, 1803, et 1804, lo que se conoce habitualmente por la
16
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza. Citado, pp. 3-4.
17
Humboldt, A. de : Vues des cordillères et monuments des peuples de l Amérique, Paris,
Ed. Erasme , 1989 [1810]: I-IV.
18
Ette, Otmar: Las dimensiones del saber geográÞco , citado, p. 307.
36
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
19
Leitner, Ulrike: Los diarios de Alexander von Humboldt, un mosaico de su cono-
cimiento cientíÞco , en Cuesta Domingo, Mariano y Rebok, Sandra: Alexander von
Humboldt. Estancia en España y viaje americano, Madrid, Real Sociedad GeográÞca y
Consejo Superior de Investigaciones CientíÞcas, 2008: 163-177. Véase p. 164.
37
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20
Humboldt, A. de: Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente hecho en 1799,
1800, 1801, 1802, 1803 y 1804 por A. de Humboldt y A. Bonpland, Caracas, Monteávila,
1941-1942 [1814-1831]: I, 15 y 25-26. Las citas en el texto se hacen a esta edición.
38
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
21
Según Charles Minguet y Jean-Paul Duviols era un proyecto concebido ya cuando
trabajaba con K. L. Wildenow en Berlín, proyecto del que había proporcionado un
primer esquema a Georg Forster que no se conserva. Su preocupación se expresa
en la Flora Fribergensis specimen, publicada en 1793 donde ya había manifestado la
inßuencia del medio sobre la distribución de las plantas.
22
Sarukkán, J. : Prefacio. Humboldt y la botánica , en Alexander von Humboldt. En-
sayo sobre la Geografía de las Plantas, citado, pp. 9-15
23
Humboldt, Alejandro: Viaje a las islas Canarias, 1995 [1814], p. 161.
39
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24
En la segunda mitad del siglo XVIII, con el ascenso de Horace Bénédict de Saussure
al Mont Blanc, las altas montañas dejaron de ser territorios ignotos e inaccesibles
para la ciencia. Su conocimiento resultaría atractivo para aquellos que, como Hum-
boldt, querían resolver algunos de los problemas que tenían planteadas las ciencias
naturales. Había que entrar en el interior de los continentes para resolverlas y allí
estaban las montañas; su conocimiento permitiría avances importantes en el cono-
cimiento de la tierra en general, y especialmente en los campos de la Geología y la
Botánica. La observación de los volcanes andinos hizo que el cientíÞco prusiano
abandonase el neptunismo, teoría geológica en el marco de la cual había recibido su
formación, y abrazase al plutonismo.
25
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, pp. 55-56.
40
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
26
Ibid, p. 43.
27
La temperatura de estas áreas ha cambiado y las causas pudieron ser astronómicas o
terrestres pero también pudieron deberse a cambios en la intensidad de la radiación
solar. Estas variaciones que harían de la Laponia un país habitable para las plantas
equinocciales, para los elefantes y los tapires, ¿son por ventura periódicas?, ¿o son
efecto de causas pasajeras perturbadoras de nuestro sistema planetario? (Humbol-
dt, Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, p. 48).
28
La geología examina detenidamente la estructura análoga de las costas, los fondos
del océano y la identidad de los animales que habitan dos continentes vecinos para
hablar de su antigua unión . (Ibid, p.46)
29
Humboldt señala las semejanzas entre las especies actuales y las que aparecen re-
ßejadas en fuentes históricas y, sin embargo, las diferencias con las reliquias que se
conservan fósiles en las entrañas de la tierra que no pertenecen a variedades de
las especies que hoy viven, sino a un orden muy diferente del actual y demasiado
antiguo para que de él se ocupen las tradiciones (Humboldt, Ibid, p. 49). Señala
cómo en las variedades existentes se descubren formas primitivas de las que, algu-
nas variedades casuales, pueden haberse hecho constantes.
30
Ibid, p. 49.
41
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31
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza, citado, p. 157.
32
Ibid, p. 158.
42
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
33
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, p. 48.
34
Ibid, p. 44.
35
[ ]no hay tal vez planta que, por su Þsonomía, haga más impresión en el recién
llegado, que los troncos de cactos, en columnas o candelabros, que cubren llanuras
áridas , (Humboldt, Cuadros de la naturaleza, citado, p. 228, nota 20).
36
A la inversa que los cactos, pinos y abetos llaman la atención negativa- del nacido
cerca del Ecuador, cuando ve por primera vez un bosque: Durante el viaje a través
de Méjico para regresar a Europa, después de salir de un puerto del océano PacíÞ-
co, he sido testigo de la penosa sensación que producía, cerca de Chilpancingo, el
primer aspecto de un bosque de abetos, en uno de mis compañeros, que, nacido en
Quito, en el Ecuador [se trata de Carlos Montúfar, hijo del marqués de Selvalegre,
que se unió a la expedición] no había visto nunca un bosque de hojas aciculares.
Estos árboles le parecían desprovistos de agua, y como navegábamos hacia el Norte,
se imaginaba reconocer ya la inßuencia decadente del frío polar, con la contracción
extrema de los órganos foliáceos . (Ibid. p. 240, nota 23).
43
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37
Humboldt, Cuadros de la naturaleza, citado, p. 162-169.
38
Como ha señalado Miguel Ángel Puig-Samper en Los Cuadros de la Naturaleza:
ciencia y estética en la obra de Humboldt , Revista Patrimonio Cultural, en el mode-
lo de corte geográÞco del Chimborazo [ ] la impresión total del cuadro está muy
determinada por lo que Humboldt llama el ornamento vegetal . En Nociones de Þ-
sonomía de las plantas , dice Humboldt: La impresión del conjunto [corresponde]
en su mayor parte al aspecto del mundo vegetal. El mundo animal no es tan propa-
gado; la movilidad y a menudo la pequeñez de los individuos lo ocultan a nuestras
miradas. Los vegetales, por el contrario, hablan a nuestra imaginación por su Þjeza y
tamaño. Su masa indica la edad, y en ellos la edad es, al mismo tiempo, la expresión
de una fuerza que se renueva sin cesar . (Humboldt, Cuadros de la naturaleza, citado,
p. 161).
39
Para indicar los valles angostos que sin duda se han formado por efecto de los te-
rremotos en los Andes, he Þgurado una quiebra o barranca profunda en el declive
oriental de la cordillera. Algunas de estas grietas son tan hondas, que el Vesubio,
44
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
Las llanuras que jalonan los volcanes hasta el borde del mar son disi-
métricas y la oriental, que uniría la vertiente de los Andes con el océa-
no Atlántico, queda interrumpida transversalmente debido a su gran
extensión. Todo el centro y el sector oriental de la imagen se dejan en
blanco para representar los datos cientíÞcos: las plantas localizadas
en sus respectivas altitudes y los nombres de las plantas que ocupan
franjas extensas y de las regiones botánicas dispuestos oblicuamente
para cubrir los pisos altitudinales. Lateralmente a esta imagen se in-
cluyen una serie de columnas con datos, ordenados en función de la
altitud, desde el nivel del mar y por debajo de él, hasta las cumbres de
las montañas. Algunos de estos datos varían en función del gradiente
altitudinal, como la temperatura del aire, la vegetación o los cultivos,
aunque no sigan los mismos ritmos; otros, como los datos geológicos
no guardan relación pero se someten también al gradiente altitudi-
nal.
45
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La estructura de la vegetación en
pisos, el tema cientíÞco por excelen-
cia del Ensayo y el Cuadro, busca la
precisión geobotánica y a la vez es la
mejor expresión de la diversidad del
paisaje en los Andes equinocciales.
Humboldt llama a su Cuadro mapa
botánico y este lo es de las formas
vegetales, es decir, de los rasgos Þ-
sonómicos de la vegetación, dividi-
do en regiones según la analogía de
Boceto del Cuadro de la Geografía
formas a las diferentes altitudes.42 La de las plantas. Alexander von
relación de los pisos se acompaña de Humboldt, 1803. Tinta china y
imágenes del paisaje: acuarela sobre papel 38.2 x 49.5
cm. Museo Nacional de Colombia .
41
Ibid, pp. 56-57.
42
Ibid, p. 64.
43
Ibid, p. 64.
46
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
44
Humboldt señala las excepciones basándose en sus propios datos y en los de otros
naturalistas.
45
Ibid, p. 64
47
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Cerca del Ecuador, los árboles corpulentos cuyo tronco tiene más de
20 o 30 metros de altura, no crecen arriba de los 2 700 metros. Desde el
nivel de la ciudad de Quito, los árboles son más pequeños y su altura
es muy inferior a las que llegan las mismas especies en climas más
templados.48
A los 3500 metros cesa toda vegetación arbórea, pero abundan los ar-
bustos [ ] El verde césped que cubre la tierra aparece esmaltado con
las corolas de las calceolarias [ ] El clima frío y siempre húmedo de
estas alturas que los indígenas llaman páramos produce arbustos de
tronco corto y atezado que se divide en multitud de ramas de hojas
duras y de un verde lustroso.49
46
La localización de las especies de este último género tenía gran interés por sus pro-
piedades febrífugas Humboldt establece sus límites, señala y valora diversas citas
y maniÞesta su intención de publicar un mapa botánico de este género. Francisco
José de Caldas criticó especialmente algunas de las delimitaciones o nivelaciones de
Humboldt, especialmente la de las palmas y las quinas, apoyándose con sus obser-
vaciones y localizaciones.
47
Ibid, pp. 67-68.
48
Ibid, p. 68.
49
Ibid, p. 68.
48
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
Desde lejos parece una alfombra dorada que los habitantes del país
llaman pajonal.51
50
Ibid, p. 68
51
Ibid, p. 68.
52
Ibid, p. 68
53
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza, citado, p. 161.
49
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54
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, p. 50-51.
55
Ibid, p. 51.
56
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza, citado, p. 162.
50
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
Ocurre con los elementos del paisaje que solo cuando se percibe
su agrupación particular, cuando se ve el todo localizado, se entien-
de la relación con el conjunto. Pasa desde luego con la vegetación,
como venimos analizando, pero también con la naturaleza y dispo-
sición de las rocas, el carácter y la transparencia de la atmósfera, etc.
57
Simmel, Georges (1913 y 1986): Filosofía del paisaje en El individuo y la libertad.
Ensayos de crítica de la cultura, Madrid, Península, 1986 [1913], pp. 175-186. Véase pp.
175-176.
58
Humboldt, A. de: Viaje a las islas Canarias, citado, p. 120.
59
Humboldt, Cuadros de la naturaleza, citado, p. 160. Extiende su distinción entre botá-
51
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nica y biogeografía a la que existiría entre geología y (lo que hoy llamamos) geomor-
fología, e incluso a lo que podríamos considerar diferencia entre geografía general y
geografía regional. Y lo hace con el argumento de autoridad de algunos de los auto-
res con los que se siente más identiÞcado. La orictognosia de las rocas diÞere de la
geología, como la Historia Natural especial diÞere de la Historia Natural general o
de la Þsonomía de la Naturaleza. Jorge Forster en sus Viajes y Opúsculos, Goethe en
sus cuadros de la Naturaleza, diseminados en obras inmortales, Buffon y Bernardi-
no de Saint-Pierre han descrito con exactitud inimitable el carácter de algunas zonas
aisladas. Estas descripciones son capaces de procurar al alma los goces más nobles
[ ] . (Ibid, p. 160).
60
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, p. 57.
52
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
61
Ibid, p. 57-58.
62
Ibid, p. 59.
63
Ibid, p. 51.
53
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Las formas vegetales, en las inmediaciones del ecuador, son por lo ge-
neral más majestuosas y admirables, sus masas son mayores, el barniz
de las hojas más lustroso, el tejido del parénquima más laxo y sucu-
lento, los árboles más elevados están adornados constantemente con
ßores más vistosas y más olorosas que las de las herbáceas de las zo-
nas templadas. [ ] No obstante, los trópicos no presentan la expan-
sión de prados esmaltados [ ] que adornan las riberas de los países
del Norte. Allí no se conoce aquella dulce sensación de una primavera
que despierta la vegetación. La ßora, igualmente benéÞca para todos
los entes, ha reservado para cada región ciertos dones particulares.64
[E]n cada zona son reservadas bellezas especiales: en los trópicos, la
multiplicidad y grandeza de formas vegetales; en el Norte, el aspecto
de las praderas y el despertar periódico de la Naturaleza, al primer
soplo de primavera. Además de las ventajas que le son propias, cada
zona tiene una Þsonomía distintiva particular.65
64
Ibid, p. 52.
65
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza, citado, p. 159.
66
Humboldt, A. de: Ensayo sobre la Geografía de la plantas, citado, pp. 51-52.
54
J. Gómez Mendoza; C. Sanz Hérraiz, De la Biogeografía al Paisaje en Humboldt
67
Humboldt, A. de: Cuadros de la naturaleza, p. 169.
68
Holl, Frank: Ciencia y arte: Humboldt y los pintores Johann Moritz Rugendas y
Ferdinand Bellermann en Alejandro de Humboldt. Una nueva visión del mundo, Ma-
drid, Lunwerg, 2005: 173-185, p. 173.
69
Para Humboldt el artista es a la vez creador e imitador (de la Naturaleza y de los
seres humanos). La pintura del paisaje no tiene que ser puramente imitativa pero sí
tener un fundamento material. Requiere de los sentidos una variedad inÞnita de ob-
servaciones inmediatas, que el espíritu tiene que asimilar para fecundarlas y trans-
mitirlas a los sentidos como obra de arte. El gran estilo de la pintura del paisaje es el
fruto de una contemplación profunda de la Naturaleza y de la transformación que se
opera en el interior del pensamiento . Hasta ahora, familiarizada solo con las formas
simples de la ßora europea, no ha realizado más que una carrera limitada, en la que
merecen citarse los Carrache, Gaspar Poussin, Claudio Lorena y Ruysdael, que han
mezclado todas las formas de árboles conocidos y los efectos de luz. Pero las formas
naturales más grandes y más nobles, la vida voluptuosa y fecunda que anima al
mundo tropical proporcionaría materiales más ricos y excitaría más la sensibilidad
y la imaginación de artistas menos dotados. Esta es la síntesis de capítulo de Cosmos
que retoma Humboldt en la nota 32 de su última corrección de Nociones de Þsono-
mía de las plantas en los Cuadros de la Naturaleza (citado, pp. 216-218).
70
Holl, Frank: Ciencia y arte . , citado, p. 183.
71
Baron, Frank : From Alexander von Humboldt to Frederick Edwin Church. Voy-
ages of ScientiÞc Exploration and Artistic Creativity HiN., Alexander von Humboldt
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y la representación artística de la naturaleza en la obra de Alejandro von Humboldt
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