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La caída del hombre no fue un evento predeterminado en el que Adán y Eva fueron víctimas
indefensas de un Dios titiritero. Por el contrario, el hombre y su esposa tuvieron la posibilidad
de elegir la obediencia (con su bendición operadora) o desobediencia (con su consiguiente
maldición). Ellos sabían cuál iba a ser el resultado de su decisión, y fueron responsables. La
Biblia enseña que el hombre fue creado con la capacidad de tomar decisiones morales y que
él es el responsable de esas decisiones.
A menudo, cuando la Biblia habla del destino, es en referencia a un destino que las
personas han traído sobre sí mismas.
Cuando un hombre se arruina tontamente su vida, sin embargo, puede insistir en culpar a
Dios, o quizás «El destino». De esta manera, él persiste en su necedad.
En resumen, la Biblia enseña que Dios está a cargo. Al mismo tiempo, nos ha dado la libertad
de obedecer o desobedecer a Él, y hay algunas cosas que Dios hace sólo en respuesta a la
oración.
El destino es a menudo considerado como el camino que la vida toma y el karma es uno de
los factores que influyen en este curso. La gente a menudo cree que el destino es
predestinado y nada se puede cambiar, ¿pero es esto realmente cierto?
2. Familia
3. Clima Social
Entre los factores que dan forma a nuestro destino, algunos de ellos se asentaron y otros
no. Esto significa que tenemos un cierto margen para cambiar nuestra suerte o el destino de
nuestros propios esfuerzos. El entorno familiar y el clima social son elementos que deben ser
llamados el «destino que se decide» antes de nacer; sin embargo, hay un gran secreto que
participa en esto. Es decir, antes de cada reencarnación trazamos un plan para nuestra
formación espiritual y estamos de acuerdo antes de nacer. Sin embargo, tan pronto como
nacemos en este mundo, nos olvidamos de ella. Conociendo esta verdad, podemos clasificar
los factores que forman nuestro destino en otra forma:
Las tendencias del alma es cómo reaccionamos en ciertos eventos o cómo nos consideramos
y consideremos las cosas, que se conocen como karma. La filosofía budista tradicional explica
el karma como «destino» del que no se puede escapar. Sin embargo, el karma es
simplemente un conjunto de hábitos del alma, nuestra tendencia a llegar a ciertos
pensamientos o tomar ciertas acciones en un determinado conjunto de circunstancias. El
karma no conduce a pensamientos fatalistas y es simplemente un factor en la formación de
nuestra suerte o destino.
Las personas cuya fortuna va a cambiar son aquellas que se observan a sí mismas así como
a los demás con una mente inquisitiva, que analizan minuciosamente los hábitos, fortalezas,
debilidades y tendencias, e inclusive que continuamente se esfuerzan por cambiar ellas
mismas y desechar lo dictado.
En este programa de TV debaten acerca del destino y su posible existencia, derribando varios
mitos que incluyen la astrología, horóscopo y tarot:
Las coincidencias suceden, eso resulta cierto. Decir que la existencia de toda persona se
encuentra destinada resulta una excusa elaborada por seres humanos. Los seres humanos no
quieren pensar que son plenamente culpables de sus propias vidas y cada decisión que
toman. En el momento en que un sector intenta conectar el destino a la libre elección, aparece
un malestar profundo en sus interiores. E incluso para tratar de creer algo tan difícil, las
personas sólo quieren asentir lo que se encuentra en consonancia con las creencias.
Si en verdad el destino existiera, cada acción o decisión que tomaras ya habría sido decidida
previamente por Dios u otro ser, e incluso la vida podría ser un simple espectáculo de
marionetas sin posibilidad de cambiar nada. Por el contrario, si Dios no es omnisciente todavía
tenemos la capacidad de libre albedrío.
– Es una alternativa sencillista: pensar que naciste para ser una estrella, famoso o alguien
que hará la diferencia y hagas lo que hagas terminarás siéndolo resulta una opción muy fácil.
Sí, nadie quiere hacerse la vida complicada, pero en esta clase de circunstancias no favorece
en nada pensarlo. Eres capaz de decírselo a todo el planeta, eres capaz de tenerlo planeado e
incluso todo lo que desees, sin embargo si no te esfuerzas por ello lo más factible puede ser
que no lo seas nunca, ya que si existiera un destino no tendría sentido trabajar por nada.
– Es injusto: que estuvieras destinado sin una diferente opción para tu vida. Injusto para ti y
para los demás. En el caso de que no seas una persona muy capacitada ni con todas las
luces, y el destino te marca que serás presidente de tu país, entonces no habría nada que
pudiera evitarlo, ni siquiera tus competidores mejor capacitados. Además esta injusticia se
expresaría en que al poseer tu destino marcado, te cortarían el libre albedrío.
En este caso podemos afirmar que si tú quisieras ser deportista, bailarín, doctor, ingeniero u
otra profesión, y tu destino te marca que serás comerciante, entonces finalmente lo serás
hagas lo que hagas.
Pensar que alguien tan poderoso pudiese estar marcando y anticipándose a acontecimientos
resulta malvado e incluso un pensamiento espantoso. Si fuera así, seguramente mucha gente
caería en la demencia debido a que el sólo hecho de conocer que existe un Dios tan maléfico
y malvado implica bastante problema.