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Percusión

Mediante la percusión se puede evaluar el tamaño del hígado y del bazo, y el estado de
vacuidad o de plenitud de la vejiga.
El bazo se percute en un área a nivel de la línea axilar media en los espacios intercostales
noveno, décimo y undécimo.
Esta percusión permite determinar el tamaño del bazo. No debe sobrepasar el nivel de la
línea axilar media en el undécimo arco costal, y por delante no debe llegar a la línea axilar
anterior en los arcos costales noveno y décimo.
La vejiga urinaria puede percutirse en la región hipogástrica y, cuando está distendida por
la presencia de orina, se delimitará un borde superior convexo hacia arriba, el cual puede
llegar a la región umbilical en los cuadros de retención urinaria.
En el abdomen distendido por meteorismo intestinal, se obtendrá un sonido timpánico
generalizado.
Se debe tener en cuenta, al evaluar el tamaño del hígado, que un derrame pleural derecho
puede confundirse con una hepatomegalia. Un ángulo hepático del colon que se encuentre
por delante del hígado puede engañar y hacer aparecer más pequeño a un hígado
agrandado.
Palpación
Hígado.
El hígado es palpable cuando se encuentre aumentado de tamaño o de consistencia; el
agrandamiento del hígado se denomina hepatomegalia. En otras ocasiones, y sin existir
hepatomegalia, el hígado puede palparse en sujetos delgados por falta de tejido celular
subcutáneo, o en hígados basculados o descendidos por enfisema o por un absceso
subfrénico. Raramente se lo palpa en sujetos normales. En los niños normales, el borde
hepático es frecuentemente palpable, uno o dos centímetros por debajo del reborde costal.
El hígado del niño estará enfermo cuando sobrepase los dos centímetros del reborde costal
y esté aumentado de consistencia.
Riñón.
En forma normal el riñón derecho puede ser palpado a nivel del flanco correspondiente.
El hallazgo de un riñón fuera de su lugar habitual significa que el órgano ha descendido; se
conoce con el nombre de ptosis renal. Ocurre por laxitud del tejido conectivo perirrenal o
por aumento de su peso debido a la presencia de tumores o quistes. Otras veces es posible
palpar los riñones debido a la presencia de malformaciones congénitas, como riñón en
herradura.
La forma habitual del riñón puede perderse y tomar distintas características irregulares
producidas por diferentes anomalías congénitas, como ocurre en el riñón en herradura y en
la ectopia renal, en la cual los dos riñones se encuentran en el mismo lado. La forma también
puede estar alterada por la presencia de quistes y/o tumores.
El tamaño está aumentado en la hidronefrosis, el riñón poliquístico, los tumores y los
abscesos.
La superficie puede ser lisa o abollonada, cuando existen quistes o tumores, en tanto que
la consistencia se encuentra aumentada en los tumores. En cuanto a la sensibilidad renal,
su palpación puede ser dolorosa, por ejemplo, en algunos procesos infecciosos agudos
como los abscesos y pielonefritis; y en estos casos la puñopercusión es positiva.
Bazo.
Normalmente el bazo no se debe palpar. Antes de que un bazo palpable se haga ostensible,
existe una zona aumentada de matidez. De allí la importancia de percibir la zona esplénica.
Esplenomegalia es todo aumento de tamaño del bazo, y se la debe informar en centímetros
por debajo del reborde costal. Cuanto mayor sea el tamaño del bazo más se acercará a la
línea umbilical; crece siguiendo la línea del arco de la quinta y décima costillas. Lo que se
palpa es el polo inferior del órgano, y en ocasiones también la escotadura. El bazo es un
órgano que se palpa superficialmente, a diferencia del hígado. La consistencia del bazo está
aumentada en los procesos hiperplásicos, congestivos o infiltrativos, sobre todo en aquellas
esplenomegalias de larga data.

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