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éCdmo enfocar el Abuso Sexual Infantil? El Psicoandlisis en la interdisciplina * Maria Kuitca, Juana Berezin y Dora Felbarg IntrouccION El Abuso Sexual Infantil (ASI) es un sindrome muy amplio y complejo. Nuestro esquema teérico-téenico remite indefectiblemente a la deteccién de violencia vincular explicita o implicita, tanto en la familia nuclear como extendida, donde podemos encontrar integrantes con caracteristicas border line o psic6ticas. Es imprescindible excluir de esta entidad clinica las situa- ciones extremas de marginalidad social en las cuales el trato corporal y emo- cional que sufre el nifio se vehiculiza en todo tipo de vejémenes. En cambio, cuando mencionamos el ASI, nos referimos al nifio y su entorno familiar, donde un nifio abusado deviene sujeto privado de su historia, de su posibi- lidad de mutar desde lo endogamico a lo exogimico, de respetar la cadena generacional, quedando asi desubjetivizado es clecir: deshumanizado. Cuando un menor es vietimizado se produce este sindrome que repre- senta un grave davioa su psiquismo porque, aunque transcurra un lapso im- portante de vida, lo sucedido puede quedar disociado y hacer eclosién, como una bomba de tiempo, con la aparicién de sintomas inherentes a se~ veros cuadros patol6gicos. Christopher Bollas (1989) se pregunta desde la clinica, qué es lo traumatico en el incesto y responde que origina un proceso de inversidn tépica de lo simbélico a lo somatic producido por el hecho abusivo corporal perpetrado. Asi se ocasiona un dafio al psiquismo que 0 bien impide el desarrollo simbélico o bien produce su regresién. O sea, “no es el cuerpo Ia verdadera vietima... el delito... es el abuso perpetrado en lapsique y en el propio ser” (pag. 199). Si bien Bollas describe dicho proceso en la dupla padre-hija, por nuestra experiencia sabemos que el hecho in- vasivo determina sobreestimulaci6n erdgena cualquiera sea el sexo del pro- genitory del hijo. Las experiencias de sobreestimulacién de zonas erégenas rmariakuitea@fibertel.comar / juanaberevin@hotn teleomar / Argentin jl.com / estudiofelbarg@fiber- 108 | Maia Kuitea, Juana Borezin y Dora Falborg para un yo corporal primario y en desarrollo, la concrecién del incesto y a desproteccidn que caracteriza el estilo vincular, determinan lo traumstico del ASI en la constitucién del self infantil, La explicacién en términos eco- némicos que clabora Freud sobre trauma, a lo largo de su obra, da cuenta de una sobrecarga de estimulos internos y externos sin ligadura. Respecto al concepto de trauma acumulativo de Masud Khan (1988), este autor en escritos sucesivos, explica que el mismo se va conformando a partir de ex- periencias reiteradas de abandono que llevan a la ruptura de la confianza en los vinculos de dependencia infantil; el trauma de la pérdida de funciones parentales de apego y sostén, siguiendo a Bowlby (1958), el concepto de progresién traumatica de Ferenczi (1932) referido a la premaduracién pa- tol6gica del nifio que ha suftido agresién sexual llevan a la aplicacién de mecanismos de defensa primarios: negacién, idealizacién, idemtificacié proyectiva, esc Los contenidos de la fantasia inconciente explican distintas psicodina- igs: el descreimiento en ser querido y bien tratado, la biisqueda compulsiva de un objeto consolador donde la sexualizacién aparece como forma privi- legiada y a veces tinica de relaci6n con el otro; el sometimiento a nuevos he- chos abusivos por introyeccién de una imagen rechazable y culposa de si mismo o por la fantasia de que esta vez no serd abusado sino euidado, 0 a la identificacién con el adulto agresor como intento de control del objeto persecutorio, A través de la transformacién en lo contrario, vuelta sobre si mismo, compulsi6n a la repeticidn, el nifio perpetia en forma activa 0 pasiva el vinculo abusivo. El sometimiento de un nifio a una excitacién prematura y continua establece bases para una posible estructuracién perversa, sado- ‘masoquista de su personalidad. La clinica de la violencia hacia el nifio nos pone en contacto con fa- milias cuyos vinculos intrafamiliares reproducen traumas y carencias en el vinculo con el objeto primario y son expresin de conflictos preedipicos y edipicos no resueltos. Sus miembros organizan defensivamente un sis- tema familiar caracterizado por la inversion de roles. A propdsito de estas consideraciones el amplio desarrollo de la noci6n de vincularidad ha lle- vado a la revision de conceptos que de lo contrario permanecerian “cli- sicos”, por ejemplo: victima-victimario, abusado-abusador. Asise recurre ala Iégica binaria impidiendo la complejizacién del tema. ‘Tomando esto en cuenta, comprobamos que los nifios estén expuestos a los factores psi- colégicos actuantes en cada grupo familiar en los que estan inmersos. Lla- mamos Grupo Familiar Abusivo Sexual a aquel en el que predomina la vincularidad endogdmica. Resta oe PatooAMSs | LAVIN] NP 11-2001 Como enfocar el Abuso Sexual Infantil? [109 VINETA CLINICA: UN FUNCIONAMIENTO VINCULAR ABUSIVO Se trata de una pareja separada por decisién de la madre, entre otras razones por rechazo del marido a tener relaciones sexuales, un conilicto de larga data. Ya se habia establecido un régimen de visitas del padre con los nifios, éstos relatan acciones por parte del padre que permiten deducir abuso sexual, por su parte, la madre descubre restos sanguineos anales en las prendas in- teriores de su hijito de 7 afios. La psicéloga actuante indica ala madre que no los deje ese dia pernoctar con el padre hasta tener un diagnéstico mis preciso. Esta, entonees, preocupada y convencida de la conveniencia de tal ‘medida, comenta que pensar “una éxcusa” a fin de llevar a cabo esta pres cripci6n, tratando de evitar asi la conocida violencia de su ex marido. Sin embargo no procede de esta manera, y tiempo después cuando se le pregunta por qué no lo hizo, solo explica que “no podia creer que el abuso, realmente Inubiera estado sucediendo”. EL Abuso Sexual Endogimico (micleo conviviente 0 extendido) nos muestra la complicidad conciente o inconciente entre el perpetrador y otros miembros del grupo familiar. Es un sindrome que contiene un elemento fundamental: el secreto en una relacién entre un adulto y un nifio mutua- mente significativos, cuyo correlato es el incesto. Investigadores de distintas disciplinas acuerdan que el horror al incesto es universal; el psicoanilisis sostiene también que las fantasias incestuosas ocupan un lugar preponderante en el desarrollo psfquico; cuando la orga- nizaciGn familiar tiendea la endogamia puede favorecer la consumacién de dicho incesto. El acto incestuoso viola la legalidad cultural y familiar, y por- que la viola precisa ser atendido tanto desde el eampo juridico! como desde el campo elinico psicoanalitico; para que quienes rompieron las redes de la ley, desconociendo al Ouro, a través dela validaci6n de la terceridad, puedan responder por sus acciones. El concepto de grupo familiar abusivo, entonces, nos resulta una herra- mienta imprescindible para el diagndstico y tratamiento, porque no pone Jalupa en la_ persona considerada trasgresora activa como tinica victimaria. Como el AST es una de las formas del maltrato, cuando no se hace el diag- ndstico de las patologias vinculares puede ocurrir que el riesgo abusivo siga 1 Esoportuno aclarar que en el Cédigo Penal Argentino el término Incesto no est t- pificado como delito, ya aeusacin se hace por violacin 0 abuso deshonesto agravado por el vinculo. Como ba dicho el Jucr de Menores Dominique Vrignaud (1994) “le hhusarsea nombrar el incesto, el egislador le deja al jer el eukdado de combinarel arden juridico con el orclen moraly cultural”, Su tarea noes simple, nose trata solo de atenerse 2 un oddigo esrto sino de “leero,interprtarlo, y apicarlo” 110 | Maia Kuitea, Juana Borezin y Dora Falborg existiendo — actuado por otro miembro de la familia — como revictimizacion (cl concepto de trauma acumulativo de Massud Khan). Esta revietimizacion también puede manifestarse como maltrato emocional, por ejemplo como culpabilizaci6n: “por tu culpa tuvo que irse X de nuestra casa”, “nos queda- mos sin plata”, “por qué no hablaste antes”, "bien que te gustaba”, etc. Estas formas de revictimizacién suelen aparecer cuando el develamiento del abuso estalla y opera como un proyectil en el seno de la familia, desencadenando tuna crisis dle alto riesgo para todos sus miembros. Aparecen entonces senti- mientos de culpabilidad, vergiienza, temor a la intervencién de la autoridad competente, la justicia. Después del develamiento o de la intervencién legal, y puestos en la tarea de protegeral nifio, diremos que no es lo mismo impedit todo contacto que permitir un minimo contacto afectivo con el perpetrador, supervisado por un familiar autorizado o trabajador social. Nos oponemos alos amados tratamientos de revinculacién, que suelen ser indicados por Ja Justicia, antes de que el grupo familiar responsable haya reconocido los hechos y pedido perdén frente al nifio, porque como ya dijéramos resta com- probar que no permanezca el maltrato en forma emocional. Uno de los puntos de mayor conffictiva en el abordaje de esta proble- iitica es llegar al diagnéstico-pronéstico para hacer las indicaciones tera péuticas convenientes. Para ello, por un lado es necesario atender lo que dice y lo que calla un nifio abusado® y por otro estudiar la estructura pato- logica de las personas trasgresoras. En cuanto al testimonio que da el nifio, consideramos que se pueden pre sentar dos situaciones diferentes: siel vinculo temprano le ha proporcionado “confianza bisica” (Winnicott, 1965) casi siempre denuncia de diferentes formas la experiencia abusiva de Ia que ha sido objeto; si fue placentera puede pedir que le sea repetida: “haceme como me hace X” y si fue displacentera: “me arde la cola”; “malo X por lo que me hizo”. Estos son los casos que se observan en nifios pequefios, antes de los cuatro afios, edad en la que no tie- nen atin nocién clara de la turbulencia familiar que despertarfan sus comen- tarios. En cambio, cuando se trata de un nifio en edad de latencia que suff carencias afectivas tempranas, puede ocultar hechos abusivos reiterados que conducen a la cronicidad, en virend de obtener una compensacién a estas carencias. También el ocultamiento puede deberse a que ya registra cons- 2B. Cyrulnik sostiene que “la interdiccién del incesto no recae solamente al hacerlo, reeae también sobre el decirlo, Pademos reconocer inicialmente esta situaeién en los sujetos incestuados, cuando no pueden denunciar lo ocurrido, pero simultineamente fn encontramos presente en Ia imposibilidad para escuchar, reconocer y aeeptar a exis- tencia del incesto en losadultos... familiares directos, docentes, profesionales de la salud y justicia® (1995, p. 19) Resta oe PatooAMSs | LAVIN] NP 11-2001 Como enfocar el Abuso Sexual Infantil? tan cientemente las consecuencias dramaticas de su denuncia. (Recordar los ejemplos mencionados como revietimizacién). En cuanto a las estructuras patolégicas de las personas transgresoras, Goldberg-Kuitea (1995-99) las distinguieron, segiin su preponderaneia, en conductas melancélicas y conductas psicopaticas. La conducta abusiva endogimica llamada melancélica sucle encontrarse en personas que padecen duelos patol6gicos por divorcios, enfermedades, cri- sis econémicas o cualquier pérdida vivida como angustia intolerable. Estas circunstancias pueden determinar en un adulto la biisqueda, en el cuerpo tierno de un nifio, de una libidinizacién defensiva de sus propios impulsos autodestructivos que pueden llevar al suicidio, Un ejemplo lo solemos encon- trar en consultas de padres sobre sus hijitos abusados por personas mayores (generalmente abuelos), probablemente por reactivacién de la angustia de muerte, En estas circunstancias cada miembro de la pareja tiende a absolver a los propios parientes y a proponer como culpables a otras personas proximas alnifio. No colaboran en el esclarecimiento del diagnéstico porque no tole- rarfan descubrir que son sus propios padres los abusadores de sus hijos. La conducta pedofilica psicopstica, que denominamos violacién no puede ser ficilmente diferenciada del concepto de abuso sexual; sin embargo ne- cesitamos discriminarlos en funcién del diagndstico y pronéstico. Se carac~ teriza por ser un hecho accidental que el nifio suelé denunciar inmediata- mente y asi lo hace la familia solicitando intervenci6n policial; los violadores suelen ser adultos desconocidos, o incluso familiares cercanos, sin. posibi- lidad en lo absoluto de consideraci6n por el menor como un otro; predomina secuestro, penetraciGn genital seguida o no de muerte, y puede ocurrir como suceso trigico a cualquier ser indefenso, Por eso, cuando se trata de una violacién, la persona trasgresora tiene que ser répidamente reducida e im- pedida de todo contacto con la vietima dada su peligrosidad. Asi como decimos que la violacién es dificilmente previsible, destacamos en cambio que, en general, el AST puede ser prevenido a través de la difusion educativa, de la intervencidn del pediatra,etc., porque el riesgo abusivo ests previamente instalado al trauma en la estructura psiquica, debido posible- ‘mente a una historia familiar de desproteccién (sub y/o sobreestimulacién). Esto es lo que deberia tomar en cuenta el analista que escucha a un paciente relatar haber padecido abuso sexual e insistir en que ese suceso es el motivo Xinico de sus angustias actuales. Cuando esto ocurre, entendemos que es ne- cesario tener en cuenta que existe un peligro: que también el analista con sidere el trauma que manifiesta el paciente como original. En este sentido se observaria que puede ser usado por ambos defensivamente, debido a lo intolerable de revivenciar el abandono y la desprotecci6n. Ante esta posi- bilidad, postulamos que aunque el hecho traumstico abusivo haya acontecido n2t Maia Kuitea, Juana Borezin y Dora Falborg realmente, en el proceso analitico técnicamente debe ser considerado como si fuera un recuerdo encubridor. PSICOANALISIS EN LA INTERDISCIPLINA

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