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Hoy, el tema que nos convoca es la sentencia dictada por la Sala II de la Cámara de
Apelaciones en lo CAyT de fecha 25 de abril de 2019 en el marco de los autos
caratulados “Salerno Alejandro Daniel c/ GCBA y otros s/ Amparo”, Expediente N°
14629/2018-0 la cual versa principalmente sobre la modalidad de contratación bajo la
figura de la locación de obra o de servicio por parte de Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires.
En primer lugar, se destaca que no se trata de una relación entre empleado y empleador
regida por el derecho laboral, sino de una relación regida por el derecho público, en el
cual el empleador es el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el empleado es un
funcionario o agente público.
Las conclusiones que se pueden resaltar del fallo son las siguientes:
vel señor Salerno se desempeñaba en la Dirección General de Movilidad Sustentable
‒actualmente denominada Unidad de Proyectos Especiales Movilidad Saludable;
Decreto Nº675/16‒, dentro de la órbita del Ministerio de Desarrollo Urbano y
Transporte de la Ciudad a través de un contrato de locación de servicios;
vel inició de la contratación fue el 01/09/2014, como mecánico en la reparación de
bicicletas en el programa denominado “Mejor en Bici” o “Ecobici”;
vse acreditó que el amparista prestó servicios en forma ininterrumpida desde el 1/09/2014
‒superando, según las probanzas de la causa, el límite legal de cuatro (4) años a la
fecha de la firma de la presente decisión; conforme el artículo 44 de la Ley 471‒
teniendo a su cargo tareas que acorde al organigrama vigente de la repartición en la que
se desempeña, resultan propias, habituales y permanentes de aquella;
vel GCBA utilizó una figura permitida, -contrato de locación de obra y luego de servicio-
más allá del fin previsto en la norma, para encubrir una designación de un trabajador que
cumple funciones concernientes a la planta permanente de la Administración;
El comportamiento del GCBA generó en el actor una legítima expectativa de
permanencia laboral que merece la protección que el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional otorga al actor contra el despido arbitrario.
La Ley N° 471 (conforme texto consolidado según Ley 6.017), en su artículo 42 establece
“…Los trabajadores de la planta permanente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
tienen derecho a la estabilidad entendida como el derecho de estos a conservar el
empleo hasta que se encuentren en condiciones de jubilarse, en tanto se cumplan los
requisitos establecidos por la presente Ley para su reconocimiento y conservación. La
estabilidad no es extensible a las funciones…”.
En cada renovación anual, muchas veces, los trabajadores pasan de dos a tres meses sin
cobrar, teniendo que recurrir a familiares, amigos y a veces al banco para pedir préstamos
que le permitan vivir esos meses. Los aumentos que reciben en cada renovación tampoco
son negociados colectivamente si no, que cada trabajador recibe lo que discrecionalmente
dispone el área al cual pertenecen.
A veces sucede, que los empleados reclaman administrativamente a sus superiores con el
fin de mejorar sus condiciones laborales y contractuales, pero lamentablemente, en
algunas ocasiones ello trae aparejado una especie de persecución o despidos con la
simple “no renovación” de su contrato.
Las personas contratadas bajo las modalidades citadas son el eslabón más débil de la
cadena que se corta con los despidos discrecionales y/o arbitrarios.
En otro orden de ideas, no debemos pasar por alto, los casos, en donde son los propios
trabajadores que escapan a ser regularizados por la Ley 471, debido a que el sueldo que
pasarían a cobrar, bajo el régimen de la Ley 471, disminuye considerablemente, por lo
que no se sienten motivados a adquirir una contratación permanente.
Por ello, sería conveniente tratar de encontrar un equilibrio entre los deseos de ambas
partes.