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ARQUITECTURA DE LA ANTIGUA ROMA

Es probablemente uno de los testimonios más significativos de la civilización


romana. Se caracteriza por lo grandioso de las edificaciones y su solidez que
ha permitido que muchas de ellas perduren hasta nuestros días. La
organización del Imperio romano normalizó las técnicas constructivas de forma
que se pueden ver construcciones muy semejantes a miles de kilómetros unas
de otras.
HISTORIA
La arquitectura romana tiene su origen en la etrusca, restada a influjos de la
griega, sobre todo después de las guerras púnicas y por lo tanto, presenta
rasgos de ambas. Hoy se hace datar la arquitectura romana de la fecha en que
se construyeron la primera vía y el primer acueducto. Por esta época y durante
las conquistas de Roma en Sicilia y en la misma Grecia, los generales romanos
solían llevarse como trofeo de sus victorias gran cantidad de objetos artísticos.
Por otro lado, los artistas griegos y etruscos, atraídos por el poder económico
de la señora del Mediterráneo, llevaron a Roma el gusto e incluso la pasión por
las Bellas Artes y en estas escuelas se formaron sus propios artistas.

El período de esplendor del arte romano abarca los dos primeros siglos del
Imperio. Pero ya a principios del siglo II de nuestra era, se inicia la decadencia
del buen gusto que se acentúa en el siglo III y se confirma en el siglo IV por
efecto de cierto barroquismo o irregularidad y pesadez en los estilos aunque
aumente el fasto y la magnitud de las obras. Pero la arquitectura, en cuanto
arte de construir sigue desarrollándose hasta la invasión de los bárbaros, por lo
menos, en los principales centros de cultura. Pruebas de esto son las grandes
basílicas de Roma construidas en el siglo IV, no solo las destinadas al culto
cristiano, sino también las civiles. Los restos de la colosal basílica civil de
Constantino (también llamada de Majencio) que todavía se alzan en Roma,
sirvieron como fuente de inspiración a los arquitectos del Renacimiento en el
siglo XVI.

Los romanos emplearon profusamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma


con dovelas de piedra aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas),
como se disponía en la bóveda etrusca, sino de una masa confeccionada con
puzolana y cascajo. Las bóvedas solían tener gruesos arcos de ladrillo, ya
paralelos, ya diagonales pero embebidos en la bóveda misma, que servían
como sujeción provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un ejemplo
soberbio es la cúpula del Panteón de Agripa en Roma.

Los romanos no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino


rudimentarias bóvedas de arista y de crucería. Pero estas últimas debieron
usarse con poca frecuencia fuera del Imperio de Oriente pues sólo se conocen
las de las Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la cual se
advierte un sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También
empezaron a aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que
tanto se hicieron en la Edad Media, pues de ellos se han descubierto algunos
ejemplares en Pompeya y otros sitios.

Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos.
Puentes y acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y
palacios son lujosos y monumentales, con un claro fin representativo. Las
edificaciones más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que no
reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los muros de los edificios
suntuosos con pinturas y los pavimentos con mosaicos.

ÓRDENES DE LA ARQUITECTURA ROMANA


La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco
modificándolos y añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los
arquitectos renacentistas con el nombre de orden compuesto. De esta suerte,
se cuentan cinco órdenes, a saber:

1) EL ORDEN TOSCANO O ETRUSCO.


El orden toscano no pertenece al grupo de los órdenes arquitectónicos griegos (dórico,
jónico y corintio), sino que es la aportación etrusca a los órdenes clásicos. Deriva del
dórico, del que es una simplificación, y fue utilizado en Etruria , Italia, en época anterior
a la conquista de Grecia. Posteriormente fue adoptada y difundida por los romanos.
Con el paso del tiempo, dado que los arquitectos renacentistas conocían mucho mejor
el arte romano que el griego, el orden toscano también fue muy habitual desde el siglo
XV (mucho más que el orden dórico que, prácticamente era desconocido y no fue
recuperado hasta el Neoclasicismo).
Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:
El entablamento está compuesto por:
El arquitrabe, una especie de viga gruesa y lisa que recorre toda la alineación de
columnas.
El friso, banda horizontal lisa de igual apariencia que el arquitrabe y separada de éste
por un listel llamado tenia.
La cornisa remata el orden formando un saledizo que generalmente cuenta con una
moldura de tipo cimacio.
El capitel está integrado por cinco piezas, todas ellas lisas:

Un listel.
El ábaco es una pieza prismática similar a un tablero de planta cuadrada que soporta
directamente sobre sí la estructura horizontal del edificio.
El equino, cuya geometría es la de una figura convexa de revolución, se expande
hacia la parte superior con un sentido de transición entre las dimensiones del extremo
del fuste y las del ábaco de mayor tamaño.
El collarino, tambor cilíndrico intercalado entre el equino y el fuste, a modo de
prolongación de éste y separado de él por una moldura horizontal.
El baquetón.

La columna toscana, a diferencia de la dórica griega, se apoya sobre una base (y


ésta, sobre un podio)
El fuste es de sección circular, normalmente liso. El tamaño total de la columna suele
ser de catorce módulos, siendo de doce el del fuste. Su diámetro no es constante, sino
que va aumentando hasta producir un ligero abombamiento o éntasis, decreciendo
luego hacia el extremo superior.
EL ORDEN DÓRICO ROMANO

Es el más arcaico y simple de los órdenes arquitectónicos clásicos. Proviene


del pueblo dorio. Es el orden griego por excelencia. Cuanto más antiguo, más
sencillo, dando sensación de robustez (protodórico), cuanto más tardío, más
esbelto y proporcionado es; logrando así la armonía y belleza clásica. Se
empleó en la Grecia continental desde el siglo VII a. C. y en el sur de Italia. El
Partenón, templo dedicado a Atenea Parthenos en la Acrópolis de Atenas, es
sin duda el máximo exponente de este estilo arquitectónico. Simboliza fuerza,
heroicidad; utilizado sobre todo con este simbolismo en el Renacimiento.
Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:
Se conserva bien ya que es muy resistente a la lluvia.
No utiliza basa; el fuste de la columna descansa directamente sobre el
estilóbato, que es el escalón superior del estereóbato, una plataforma con
escalones cuyo borde escalonado se conoce como crepidoma.
El fuste es de sección circular, corto y poco esbelto. El tamaño total de la
columna nunca sobrepasa los dieciséis módulos, siendo normalmente el del
fuste de entre ocho y trece módulos. Está acanalado por 20 estrías cuya
yuxtaposición forma aristas vivas. Su diámetro no es constante, sino que va
disminuyendo con la altura más acusadamente cuanto más arriba, éntasis, que
produce la sensación de un ligero abombamiento en la parte central.
Las dimensiones de las columnas se refieren al módulo, que es la medida del
radio en la base de la columna (donde es mayor).

El capitel está integrado por tres piezas:


El ábaco es una pieza prismática similar a un tablero de planta cuadrada que
soporta directamente la estructura horizontal del edificio.
El equino, cuya geometría es la de una figura convexa de revolución, se
expande hacia la parte superior con un sentido de transición entre las
dimensiones del extremo del fuste y las del ábaco de mayor tamaño.
El collarino: es una prolongación del fuste, separado por una fina acanaladura.
En el orden dórico griego hay una entalladura, de sección triangular, bajo el
equino, ya en el fuste. Es el collarino. En el orden dórico romano el collarino es
un tambor cilíndrico interpuesto entre el equino y el fuste, a modo de
prolongación de éste y separado de él por una moldura horizontal.
Templo de Segesta (Sicilia).
El entablamento está compuesto por:
El arquitrabe, una especie de viga gruesa y lisa que recorre toda la alineación
de columnas
El friso está decorado por una alternancia de triglifos y metopas. Los triglifos
pueden ser una reminiscencia de las cabezas de las vigas de madera de
similar escuadría que, cargando sobre el arquitrabe (en su origen también de
madera) formarían el entramado estructural de cubrición. Su apariencia es
estriada en vertical. Las metopas exhiben bajorrelieves de variados temas
ornamentales.
La cornisa remata el orden formando un saledizo que generalmente cuenta con
una moldura de tipo cimacio.
EL ORDEN JÓNICO ROMANO

Es el segundo, en sentido cronológico, de los órdenes arquitectónicos clásicos


que tuvo su origen hacia el siglo VI a. C. en la costa oeste de Asia Menor y en
las islas Cícladas, archipiélago situado al sureste de Grecia en el mar Egeo.
Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:
La columna va dotada de basa. Se trata de una pieza de apoyo compuesta por
tres molduras: dos boceles circulares o medios toros y una escocia intercalada
entre ambos. En ocasiones, esta basa se apoya a su vez sobre un plinto, pieza
prismática de planta cuadrada de poco espesor.
El fuste es de sección circular, y suele presentar un ligero éntasis o gálibo.
Posee 24 acanaladuras o estrías separadas entre sí por finos filetes
longitudinales. El tamaño total de la columna suele ser de dieciocho módulos y
el del propio fuste de dieciséis. Frecuentemente, el fuste acaba en un collarino,
y a la separación entre ellos se le llama astrágalo.
Capitel jónico angular del Erecteion.
El capitel es el elemento más representativo de este orden y se reconoce por
las dos volutas o espirales con que se adorna. Forman parte del equino que se
completa con otros ornamentos en forma de ovas y dardos. El capitel se
remata con un estrecho ábaco rectangular.
El entablamento mide generalmente un quinto del orden total. Está formado
por:
El arquitrabe, que se muestra usualmente descompuesto en tres bandas
horizontales superpuestas y escalonadas.
El friso es una banda continua adornada con una sucesión de metopas
solamente. Carga directamente sobre el arquitrabe.
La cornisa coronada por el alero forma un saledizo que generalmente cuenta
con una moldura de tipo cimacio. que adorna más su capitel que el griego,
reduce la magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la
proporción del fuste.
EL ORDEN CORINTIO ROMANO

Se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre todo, la hoja de
acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia adelante y
además de los dentículos admite series de modillones adornados para sostener
la cornisa.
El orden corintio es el más elegante y ornamentado de los órdenes
arquitectónicos clásicos. Se atribuye su creación al escultor griego Calímaco en
el siglo IV a. C. Esencialmente es similar al orden jónico, del que difiere
básicamente en la forma y tamaño del capitel. Una de las construcciones más
destacables ejecutadas según las pautas estilísticas del orden corintio es el
monumento de Lisícrates en Atenas, levantado hacia 334 a. C.
Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:
La columna va dotada de basa. Se trata de una pieza de apoyo compuesta por
tres molduras: dos boceles circulares o medios toros y una escocia intercalada
entre ambos que puede ir adornada por unos listeles. En ocasiones, esta basa
apoya a su vez sobre un plinto, pieza prismática de planta cuadrada de poco
espesor.
El fuste es de sección circular y presenta un ligero éntasis. Está acanalado por
24 estrías separadas entre sí por finos filetes longitudinales. El tamaño total de
la columna suele ser de veinte módulos y el del propio fuste de dieciséis y dos
tercios.
El capitel es el elemento más representativo de este orden y se reconoce por
su apariencia de campana invertida o cesta de la que rebosasen las hojas de
acanto, cuyos tallos dan lugar a una especie de volutas o espirales (caulículos)
en las cuatro esquinas.
El entablamento mide generalmente un quinto del orden total. Está formado
por:
El arquitrabe, que se muestra usualmente descompuesto en tres bandas
horizontales superpuestas y escalonadas (fasciae).
El friso es una banda continua (sin metopas ni triglifos) adornada con una
sucesión de figuras en relieve. Carga directamente sobre el arquitrabe.
La cornisa coronada por el alero forma un saledizo que generalmente cuenta
con una moldura de tipo cimacio.
EL ORDEN COMPUESTO,

Es un orden clásico mixto que no pertenece al grupo de los órdenes


arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), sino que, con el toscano, es
una de las aportaciones romanas a los órdenes clásicos. En proporciones y
elementos compositivos es idéntico al orden corintio, con dos variaciones: la
base es más rica en molduras y se asemeja a un capitel dórico invertido,
mientras que el capitel es una mezcla o composición (de ahí el nombre del
orden) que combina las volutas del capitel del orden jónico con las hojas de
acanto del capitel del orden corintio.12 En muchas versiones del orden
compuesto las volutas son sin embargo más grandes, y tienen en general algún
ornamento colocado centralmente entre las volutas. La columna del orden
compuesto tiene típicamente diez diámetros de altura, aunque como en todos
los órdenes estos detalles podían ser ajustados por el arquitecto para adaptarlo
a edificios particulares.
HISTORIA DEL ORDEN COMPUESTO ROMANO

El orden compuesto no se encuentra en la arquitectura en la Antigua Grecia y


hasta el Renacimiento no se clasificó como un orden separado. Era
considerado como una forma imperial romana del orden corintio. Aunque el
Arco de Tito, construido en el año 82 d. C. en el foro de Roma, es a veces
citado como el primer ejemplo superviviente destacado de un orden
compuesto, el orden fue probablemente inventado «un poco antes del reinado
de Augusto, y ciertamente estaba bien desarrollado antes de su muerte, el
mismo momento en que se estaba estableciendo la versión romana del corintio.

Junto con el orden toscano, una versión simplificada del orden dórico, también
encontrada en la antigua arquitectura romana pero no incluida por Vitruvio en
sus tres órdenes, el compuesto fue añadido por los escritores renacentistas
para hacer cinco órdenes clásicos. Sebastiano Serlio (1475-1554) publicó su
libro I sette libri d'architettura in 1537 , en el que fue el segundo en mencionar
el orden compuesto como un orden propio y no sólo como una evolución del
orden corintio, como ya había sugerido León Battista Alberti. Alberti en su De re
a edificatoria menciona el orden compuesto, llamándolo «itálico»
LAS GRANDES EDIFICACIONES ROMANAS MAS SOBRESALIENTES SON:

Los templos
Los romanos tomaron como modelos a los templos griegos, pero utilizando una
mayor pompa externa y haciéndolos mas magnificentes y faltos de armonía.
Los templos romanos se movieron en el tiempo de acuerdo a diferentes
influencias:
La época de influencia estrusca donde la planta es casi cuadrada y en los que
la primera mitad estaba dedicada a pórticos y la otra mitad a tres locales. La
central de estas localidades se dedicaba a la divinidad del dios y en las otras
dos que eran laterales se usaban para otras divinidades como en el caso del
templo de Júpiter Capitolino.
La época de influencia griega en la que los templos romanos siguen los
cánones griegos con ligeras diferencias como en el templo llamado Casa
Cuadrada de Nimes.
El templo propio romano, menos influenciado y que podemos llamar típico
romano donde se quiere principalmente dar muestras de monumentalidad a
base de un mayor recargamiento, el uso de más cantidad de elementos
decorativos y de grandes dimensiones como el templo de Venus en Roma.
Desde el punto de vista de su planta los romanos construyeron dos tipos de
templos:
Templos de planta rectangular como el de Antonio y Faustina en Roma.
De planta en rotonda o circular cubierto con cúpula y adornado con mármol
como el panteón de Agripa o el templo de Vesta en Roma.

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