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El pecado original, es uno de los temas de los cuales se conoce poco o se poseen ideas
extrañas. ¿Sabe usted que es el pecado original? y ¿cuáles son sus efectos en la humanidad?
Veamos a continuación.
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado
entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos
pecaron […]Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de
todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.
Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos
pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.
(Romanos 5:12,18-19)
El término pecado original, se refiere a la corrupción y culpa heredada de Adán a la raza
humana. Por la desobediencia de Adán fuimos todos constituidos pecadores.(a)
“Mientras Adán, como representante nuestro, se mantuvo firme, nosotros también lo hicimos,
pero, cuando cayó, nosotros caímos con él. Pecamos en Adán, como dice el texto: “[En quien]
todos pecaron…” (Rom. 5:12b)
Adán era la cabeza de la humanidad, y al hacerse culpable nos hizo culpables también a
nosotros, así como los hijos de un traidor tienen la sangre mancillada. Omnes unis ille Adam
fuerunt: “Todos nosotros pecamos en Adán, porque éramos parte de Adán”, dice Agustín.” [1]
Los citados argumentos de Berkhof, podrían ser resumidos de la siguiente manera: Originado
en Adán, incluido en nosotros y el germen de todos nuestros pecados
a) Pelagiana: En esta perspectiva el pecado original es negado, por lo tanto no hay efectos.
Escribe Bavinck: “Según Pelagio, la imagen de Dios consistía únicamente en una personalidad
libre, no en santidad positiva, inmortalidad, etc.
La transgresión de Adán, según él, no privó a los humanos de la imagen de Dios y de hecho no
tuvo consecuencias adversas en absoluto. No hay tal cosa como el pecado original. La
transgresión de Adán afectó negativamente a sus descendientes sólo porque les dejó un mal
ejemplo.” [3]
b) Semi-pelagiana: Admitía que “toda la raza humana está envuelta en la caída de Adán, que
la naturaleza humana está infectada con el pecado hereditario y que todos los hombres son por
naturaleza inclinados al mal y no pueden, sin la gracia de Dios, ejecutar algo bueno; pero negó
la total depravación del hombre, la culpa del pecado original, y la pérdida de la libertad de la
voluntad” [4]. Esta perspectiva es abrazada por la Iglesia Católica Romana, como por algunas
denominaciones protestantes.
Por lo anterior, podemos concluir que la perspectiva reformada está más apegada a lo que las
Escrituras nos enseñan. Históricamente la teología conservadora ha abrazado esta posición.
Los efectos antes mencionados no son ajenos a nuestro tiempo y entorno, de modo que lo
escrito por el apóstol Pablo bien podría englobar o resumir los efectos del pecado original: