Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del
mundo entero.”
Se sugiere que antes de santiguarnos recemos como oración final, la
siguiente:
“Dios eterno cuya misericordia es infinita y en quien los tesoros de la
compasión son inagotables, míranos bondadosamente y auméntanos tu
misericordia. En fin de que en los momentos difíciles ni desesperemos, ni
nos desalentemos, Sino que con la máxima confianza nos sometamos a
tu santa voluntad, que es el amor y la misericordia misma. Amén”.
Historia
En 1935, Santa Faustina recibió una visión de un ángel enviado por Dios para
castigar a cierta ciudad. Ella comenzó a pedir misericordia, pero sus rezos eran
impotentes. De repente ella vio a la Santísima Trinidad y sintió dentro de sí
misma el poder de la gracia de Jesús. Al mismo tiempo ella se encontró
rogando a Dios por misericordia con unas palabras que ella oyó en su interior:
Al seguir diciendo la oración que le había sido inspirada vio la impotencia del
ángel, que no podía cumplir el justo castigo. (Diario 474, 475). A la mañana
siguiente cuando ella entró en la capilla, escuchó esta voz interior:
“Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un
rosario común, del modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre Nuestro y
el Ave María y el Credo, después, en la cuentas correspondientes al Padre
Nuestro, dirás las siguientes palabras: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la
Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas
del Ave María, dirás las siguientes palabras: Por Su dolorosa pasión, ten
misericordia de nosotros y del mundo entero. Para terminar, dirás tres veces
estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero.” (Diario 476)