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CENTRO DEL DERECHO INTERNACIONAL

HUMANITARIO Y DERECHOS HUMANOS DE LAS


FUERZAS ARMADAS

“XL PROGRAMA BÁSICO PARA TÉCNICOS, SUB OFICIALES Y


OFICIALES DE MAR”

“EL USO DE LA FUERZA Y SU INFLUENCIA EN LAS FUERZAS


ARMADAS DE MÉXICO (2015-2019)”

GRUPO N° 04

TC1 FAP RODRIGUEZ CASIMIRO Edwin


T2 AP HERRERA PAUCAR Valentín
T3 AP GUTARRA MARQUINA Julio
SO1 EP EP PALOMINO GUERRA Erick
OM1 AP LLANOS VASQUEZ Karen
SO2 EP VASQUEZ ASTONITAS Roli

JUNIO 2019
INDICE

1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 3
2. ANTRECEDENTES ........................................................................................ 4
3. ANALISIS ....................................................................................................... 6
3.1 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE MÉXICO
(1917) ............................................................................................................. 6
3.2 LEY DE SEGURIDAD NACIONAL (2005) ................................................ 6
3.3 LEY DE SEGURIDAD INTERIOR (2017) .................................................. 8
3.3.1 DE LA INTERVENCIÓN DE LAS AUTORIDADES FEDERALES ... 10
3.4 MANUELA DEL USO DE LA FUERZA DE APLICACIÓN COMUN A LAS
TRES FUERZAS ARMADAS (2014) .......................................................... 11
3.4.1 CONCEPTO DE LA EXPRESION USO DE LA FUERZA ................ 12
3.4.2 CONCEPTO DE LA FIGURA DE LEGITIMA DEFENSA ................. 12
3.4.3 REQUISITOS PARA UQ SE CONSTITUYA LA LEGITIMA
DEFENSA ....................................................................................... 13
3.4.4 PRINCIPIOS APLICABLES PARA EL USO DE LA FUERZA ........ 13
3.4.5 NIVELES DE USO DE LA FUERZA ................................................ 14
3.5 DERECHOS HUMANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ..... 16
3.5.1 DE LAS GARANTIAS INDIVIDIUALES ........................................... 16
3.6 ACUERDOS FIRMADOS POR EL ESTADO MEXICANO EN EL DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO ............................................................ 19
3.7 PROTOCOLO ADICIONAL II Y LOS CONVENIOS DE GINEBRA
APLICADOS EN MEXICO ......................................................................... 23
3.8 PARTICIPACION DE LAS FUERZAS ARMADAS EN LA DELINCUENCIA
ORGANIZADA DE MEXICO ...................................................................... 26
4. CRITICA GRUPAL ......................................................................................... 27
5. CONCLUSIONES ........................................................................................... 28
6. RECOMENDACIONES ................................................................................... 29
7. BIBLIOGRAFIA .............................................................................................. 32
8. ANEXOS ......................................................................................................... 33
1. INTRODUCCIÓN.

En esta monografía realizaremos un trabajo para lograr identificar la


aplicación del uso de la fuerza por parte de las fuerzas armadas mexicanas
para reducir, minimizar la lucha contra la delincuencia organizada, donde la
elevación del consumo de drogas se repite en México y que ha permitido el
fortalecimiento del narcomenudeo y el control de ciertos territorios por parte
del crimen organizado; la expansión de la extorsión; la cooptación de
ciertas instituciones gubernamentales por el crimen organizado; el
incremento del tráfico ilícito de drogas y la guerra desatada entre los
cárteles del narcotráfico por el control de los territorios, vías para el
comercio y la distribución de las drogas. Hay preguntas que nos gustaría
resolver como son: las instituciones policiales mexicanas y fuerzas armadas
mexicanas ¿se encuentran diseñados para enfrentar la lucha contra estas
Organizaciones Criminales? ¿Qué excesos pueden cometer las fuerzas del
orden? con respecto a la violación de los Derechos Humanos en la
sociedad y ¿cuál es modelo de estrategia que se debe de emplear? para no
cometer delitos de lesa humanidad, para ello realizaremos un recuento
como modo de presentación del trabajo académico que elaboramos
basándonos en el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad como
seres privilegiados por nuestra condición Humana y que nadie por más
errores que se cometa puede arrebatar la vida de otro.

En noviembre de 2014 el presidente Enrique Peña Nieto inició un


despliegue de las Fuerzas Armadas para combatir a los grupos
delincuenciales o cárteles que se dedican al tráfico de narcóticos, entre
otros muchos delitos. Además de iniciar una reestructuración profunda de
la Policía Federal Preventiva para dar paso a la nueva Policía Federal.

El Ejército y la Fuerza Aérea organizaron operativos conjuntos con


policías federales, estatales y municipales en diferentes Estados del país
para atacar a los diferentes cárteles. Los operativos se han realizado en los
estados de Michoacán, Jalisco, Guerrero, Baja California, Chihuahua,
Sinaloa y Durango.

Después de fortalecer su estructura orgánica, la Armada de México


inició operaciones más allá de su zona de influencia natural y participa
activamente con su infantería de marina en el relevo de elementos del
Ejército y de la Fuerza Aérea.
La lucha entre los cárteles por ganar las rutas de tráfico a los Estados
Unidos y la lucha entre ellos y las de las Fuerzas Armadas de México por
detenerlos ha generado una violencia inusitada en el país.

2. ANTECEDENTES.

Desde hace décadas, el crimen organizado en México ha estado


encabezado principalmente por el narcotráfico, a partir de los años 80
comenzó tener mayor presencia en la sociedad mexicana como respuesta
a coyunturas internas e internacionales, lo cual derivaría en una reacción
del gobierno mexicano para combatir su expansión.

El narcotráfico comenzó a desarrollar una compleja organización y


redes de articulación a lo largo de todo el país, con dos características
básicas en su modo de acción: La primera referida a la amenaza o el uso
de la fuerza para sus actividades y la segunda es el uso de la corrupción
como instrumento principal para disminuir las capacidades del Estado y
aumentar la impunidad de sus acciones principalmente policías federales
para asegurar el tráfico de las drogas por el país, la corrupción comenzó a
implantarse en los cuerpos policiacos en general y a las instituciones
encargadas de la impartición de justicia, lo que las corrompió y les aseguró
a los grupos delictivos impunidad en sus actos.

El problema del narcotráfico en México se fue agravando con el tiempo


y haciéndose cada vez más evidente, sus delitos más frecuentes son tráfico
de armas, tráfico ilícito de drogas, falsificación, blanqueo de capitales,
secuestros, asesinatos, extorsiones, y trata de personas entre otros, de tal
manera que durante el gobierno del expresidente Ernesto Zedillo (1994-
2000) se vio la necesidad de comenzar a combatir al narcotráfico
directamente. También menciona Nava, (enero-junio 2012) que.

El problema del narcotráfico se había agudizado, así que Vicente Fox


decidió cambiar de estrategia para hacer un combate al narcotráfico de
forma más frontal. Así que, el 22 de enero de 2005 el presidente Fox
declaró el inicio de la guerra contra el narcotráfico para detener la oleada
de violencia que se estaba suscitando por el narcotráfico.
Lo destacable de lo anterior fue que por primera vez los esfuerzos del
gobierno mexicano en contra de la corrupción fueron reconocidos incluso
por organizaciones internacionales como Transparencia Internacional, el
resultado del inicio de la guerra fue el recrudecimiento de la violencia
relacionada con el narcotráfico en el país. La guerra contra el narcotráfico
derivó en que las organizaciones de narcotraficantes comenzaran a
modificar notablemente su forma de actuar, de tal manera que empezaron
a ser más recurrentes sus ataques en contra de las instituciones policiacas,
de los periodistas, de funcionarios públicos.

Durante el gobierno del presidente Peña Nieto y miembros de las


fuerzas de seguridad, han estado implicados en graves y reiteradas
violaciones delos Derechos Humanos como ejecuciones extrajudiciales,
desapariciones forzadas, tortura etc. El gobierno protege abusos cometidos
por soldados y policías. Hasta agosto de 2017, se había reportado más de
32 mil desaparecidos, siendo normal que el Ministerio Publico y Policías no
tomen medidas para identificar a los responsables.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) manifestó


que militares han realizado, violaciones generalizadas de derechos
humanos, desde 2006, y hasta julio de 2016, la CNDH había recibido casi
10.000 denuncias de abusos cometidos por miembros del Ejército,
incluidas más de 2.000 durante el gobierno actual.

Determinó que hubo más de 100 casos de violaciones serias de


derechos humanos cometidas por militares. El sistema de justicia penal no
proporciona justicia a las víctimas de delitos violentos y violaciones de
derechos humanos. Esto se debe a motivos de corrupción, falta de
capacitación, recursos insuficientes, y la complicidad de agentes del
Ministerio Público y defensores de oficio con delincuentes y funcionarios
abusivos.
3. ANALISIS.

3.1 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS


MEXICANOS (1917)

La interpretación lógica del Artículo 129 de la constitución, autoriza


considerar que las fuerzas armadas pueden actuar en auxilio de las autoridades
civiles, cuando soliciten el apoyo de la fuerza con la que disponen, por esta razón
el instituto armado esta constitucionalmente facultado para actuar en materias de
la seguridad pública, además la fracción IV del Art.89 de la constitución faculta al
presidente disponer de las fuerzas armadas para la seguridad interior, por estas
razones en situaciones extremas el Art 29 de la constitución autoriza para que
intervenga el ejército, marina y fuerza aérea, ya que la realidad puede generar un
sinnúmero de situaciones que no justifiquen el estado de emergencia, pero
durante el peligro que se agudicen sea necesario el empleo de la fuerza con la
que el estado mexicano cuenta, sujetándose a las disposiciones constitucionales
y legales aplicables.

3.2 LEY DE SEGURIDAD NACIONAL (2005)

Las disposiciones de la presente Ley son de orden público y de observancia


general en todo el territorio nacional. La misma tiene por objeto establecer las
bases de integración y acción coordinada de las instituciones y autoridades
encargadas de preservar la Seguridad Nacional, en sus respectivos ámbitos de
competencia; así como, la forma y los términos en que las autoridades de las
entidades federativas y los municipios colaborarán con la Federación en dicha
tarea; regular los instrumentos legítimos para fortalecer los controles aplicables a
la materia.

Artículo 3.- Para efectos de esta Ley, por Seguridad Nacional se entienden las
acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad,
estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, que conlleven a:

I. La protección de la nación mexicana frente a las amenazas y riesgos que


enfrente nuestro país;

II. La preservación de la soberanía e independencia nacionales y la defensa del


territorio;
III. El mantenimiento del orden constitucional y el fortalecimiento de las
instituciones democráticas de gobierno;

IV. El mantenimiento de la unidad de las partes integrantes de la Federación


señaladas en el artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos;

V. La defensa legítima del Estado Mexicano respecto de otros Estados o sujetos


de derecho internacional, y

VI. La preservación de la democracia, fundada en el desarrollo económico social


y político del país y sus habitantes.

Artículo 4.- La Seguridad Nacional se rige por los principios de legalidad,


responsabilidad, respeto a los derechos fundamentales de protección a la
persona humana y garantías individuales y sociales, confidencialidad, lealtad,
transparencia, eficiencia, coordinación y cooperación.

Artículo 5.- Para los efectos de la presente Ley, son amenazas a la Seguridad
Nacional:

I. Actos tendentes a consumar espionaje, sabotaje, terrorismo, rebelión, traición


a la patria, genocidio, en contra de los Estados Unidos Mexicanos dentro del
territorio nacional;

II. Actos que impidan a las autoridades actuar contra la delincuencia


organizada;
III. Actos tendentes a obstaculizar o bloquear operaciones militares o navales
contra la delincuencia organizada;

IV. Todo acto tendente a consumar el tráfico ilegal de materiales nucleares, de


armas químicas, biológicas y convencionales de destrucción masiva;

V. Actos ilícitos en contra de la navegación marítima;

VI. Todo acto de financiamiento de acciones y organizaciones terroristas;


VII. Actos tendentes a obstaculizar o bloquear actividades de inteligencia o
contrainteligencia,

3.3 LEY DE SEGURIDAD INTERIOR (2017)

La presente Ley es de orden público, de interés general y de observancia


obligatoria en todo el territorio nacional. Sus disposiciones son materia de
seguridad nacional en términos de lo dispuesto por la fracción XXIX-M del artículo
73 y la fracción VI del artículo 89 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos en materia de seguridad interior. Tiene por objeto regular la
función del Estado para preservar la Seguridad Interior, así como establecer las
bases, procedimientos y modalidades de coordinación entre la Federación, las
entidades federativas y los municipios, en la materia.

Artículo 3. En el ejercicio de las atribuciones de Seguridad Interior se


observarán los principios previstos en el artículo 4 de la Ley de Seguridad
Nacional y los de racionalidad, oportunidad, proporcionalidad, temporalidad,
subsidiariedad y gradualidad, así como las obligaciones relativas al uso legítimo
de la fuerza.

Artículo 4. Para los efectos de esta Ley, se entenderá por:

I. Acciones de Seguridad Interior: Aquellas que realizan las autoridades


federales, incluyendo las Fuerzas Armadas, por sí o en coordinación con los
demás órdenes de gobierno, orientadas a identificar, prevenir, atender, reducir y
contener riesgos y amenazas a la seguridad interior;

II. Amenazas a la Seguridad Interior: Las que afecten los principios establecidos
en el artículo 3 y las contenidas en el artículo 5 de la Ley de Seguridad Nacional
que tienen su origen en territorio nacional; las emergencias o desastres naturales
en un área o región geográfica del país; las epidemias y demás contingencias
que afecten la salubridad general; o las que afecten los deberes de colaboración
de las entidades federativas y municipios en materia de seguridad nacional;

III. Riesgo a la Seguridad Interior: Situación que potencialmente puede


convertirse en una Amenaza a la Seguridad Interior;
IV. Declaratoria de Protección a la Seguridad Interior: El mandato ejecutivo que
habilita la intervención de la Federación, incluidas las Fuerzas Armadas, para que
por sí o en coordinación con otras autoridades, realicen acciones de Seguridad
Interior para contener y reducir Amenazas a la Seguridad Interior;

V. Fuerzas Armadas: El Ejército, Armada y Fuerza Área;

VI. Fuerzas Federales: Las instituciones policiales federales;

VII. Inteligencia para la Seguridad Interior: El conjunto de conocimientos


obtenidos a partir de la recolección, procesamiento, diseminación y explotación
de información para la toma de decisiones en materia de seguridad interior;

VIII. Seguridad Interior: Lo previsto en el artículo 2 de la presente Ley;

IX. Seguridad Nacional: Lo previsto en la Ley de Seguridad Nacional, y

X. Uso legítimo de la fuerza: La utilización racional y proporcional de técnicas,


tácticas, métodos, armamento y protocolos que realiza el personal de las Fuerzas
Federales y, en su caso, las Fuerzas Armadas, para controlar, repeler o
neutralizar actos de resistencia, según sus características y modos de ejecución.

Artículo 5. La aplicación de esta Ley corresponde al Ejecutivo Federal, a


través de la Secretaría de Gobernación, con la participación de las dependencias
y entidades de la Administración Pública Federal, Fuerzas Federales y, en su
caso, Fuerzas Armadas, en coordinación con los otros órdenes de gobierno, en el
ámbito de sus atribuciones y competencia.

Artículo 6. Las autoridades federales incluyendo a las Fuerzas Armadas, en el


ámbito de sus respectivas competencias, implementarán sin necesidad de
Declaratoria de Protección a la Seguridad Interior, políticas, programas y
acciones para identificar, prevenir y atender oportunamente, según su naturaleza,
los riesgos contemplados en la Agenda Nacional de Riesgos a la que se refiere el
artículo 7 de la Ley de Seguridad Nacional.

Asimismo, el Consejo de Seguridad Nacional emitirá lineamientos para la


participación de las entidades federativas en las Acciones de Seguridad Interior,
para la atención eficaz de la Agenda Nacional de Riesgos y, en su caso, para el
restablecimiento de la colaboración de las entidades federativas y municipios en
las tareas de preservación de la Seguridad Nacional.

3.3.1 DE LA INTERVENCIÓN DE LAS AUTORIDADES FEDERALES

En ningún caso, las Acciones de Seguridad Interior que lleven a cabo las Fuerzas
Armadas se considerarán o tendrán la condición de seguridad pública.

Artículo 20. Las Fuerzas Armadas sin perjuicio de las misiones que tienen
asignadas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en sus
Leyes Orgánicas, sólo intervendrán mediante la emisión de una Declaratoria de
Protección a la Seguridad Interior, cuando las capacidades de las Fuerzas
Federales resulten insuficientes para reducir o contener la amenaza de que se
trate, conforme al procedimiento siguiente:

I. El Presidente de la República, a propuesta de los Secretarios de la Defensa


Nacional y Marina, designará a un Comandante de las Fuerzas Armadas
participantes, quien dirigirá los grupos interinstitucionales que se integren en
términos del artículo 21;

II. El Comandante designado en términos de la fracción anterior elaborará el


protocolo de actuación para establecer responsabilidades, canales de
comunicación y coordinación de las autoridades militares y civiles participantes;

III. El protocolo contemplará la integración de grupos interinstitucionales, a fin de


que cada uno lleve a cabo la misión que se les asigne con base en las
atribuciones y responsabilidades que les correspondan, coordinadas por el
Comandante, y

IV. Las Fuerzas Armadas actuarán realizando las Acciones de Seguridad Interior
previstas en la Declaratoria respectiva.

Artículo 21. La institución o autoridad coordinadora constituirá un grupo


interinstitucional con representantes de cada una de las autoridades u
organismos participantes, a efecto de coordinar la realización de las Acciones de
Seguridad Interior, así como para el seguimiento a las acciones de participación a
cargo de las autoridades de las entidades federativas respectivas, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 19 de esta Ley, y de las disposiciones
reglamentarias de las Fuerzas Armadas.

Artículo 22. Las autoridades respectivas atenderán la amenaza que motivó la


Declaratoria, cooperando en el ámbito de sus atribuciones y bajo la coordinación
de la autoridad designada. Cuando la amenaza no requiera la intervención de las
Fuerzas Armadas, el Presidente designará a la autoridad civil que corresponda a
propuesta del Secretario de Gobernación.

Artículo 27. Cuando las Fuerzas Armadas realicen Acciones de Seguridad


Interior y se percaten de la comisión de un delito, lo harán del inmediato
conocimiento del Ministerio Público o de la policía por el medio más expedito para
que intervengan en el ámbito de sus atribuciones, limitándose las Fuerzas
Armadas a preservar el lugar de los hechos hasta el arribo de dichas autoridades
y, en su caso, a adoptar las medidas a su alcance para que se brinde atención
médica de urgencia a los heridos si los hubiere, así como poner a disposición de
la autoridad correspondiente a los detenidos, por conducto o en coordinación con
la policía.

Artículo 28. Las Fuerzas Armadas realizarán las Acciones de Seguridad Interior
con su organización, medios y adiestramiento, sin descuidar el fortalecimiento de
sus capacidades.

Artículo 30. Las Fuerzas Federales y las Fuerzas Armadas desarrollarán


actividades de inteligencia en materia de Seguridad Interior en los ámbitos de sus
respectivas competencias. Al realizar tareas de inteligencia, las autoridades
facultadas por esta Ley podrán hacer uso de cualquier método lícito de
recolección de información. Toda obtención de información de inteligencia se
realizará con pleno respeto a los derechos humanos reconocidos por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

3.4 MANUAL DEL USO DE LA FUERZA DE APLICACIÓN COMÚN ALAS


TRES FUERZAS ARMADAS (2014)

Con fundamento en el artículo 19 de la Ley Orgánica de la Administración


Pública Federal y en cumplimiento a lo establecido en el artículo decimotercero
de la Directiva que regula el uso legítimo de la fuerza por parte del personal del
Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, en cumplimiento del ejercicio de sus
funciones en apoyo a las autoridades civiles y en aplicación de la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos, y el artículo segundo ter del acuerdo secretarial 27
por el que se reforma y adiciona la directiva 003/09 del 30 de septiembre de
2009, mediante la cual se regula el uso legítimo de la fuerza por parte del
personal naval, en cumplimiento del ejercicio de sus funciones, en coadyuvancia
al mantenimiento del estado de derecho; se emite el presente manual.
El presente manual, tiene como propósito, dar cumplimiento a lo dispuesto en las
directivas sobre uso de la fuerza, a la vez que se constituye en una guía para la
actuación del personal integrante de las fuerzas armadas en el ejercicio de sus
funciones, observando siempre un irrestricto respeto a los Derechos Humanos.
Debe recordarse en todo momento, que el uso de la fuerza por parte de quien la
ejerce o la ordena, es una decisión que debe tomarse de manera razonada, por lo
que es importante que además de la experiencia, se tenga presente el contenido
de esta guía de actuación.
Los conceptos vertidos, son de observancia para todo el personal de las fuerzas
armadas, que desarrollan operaciones y están sometidos en todo tiempo, lugar y
circunstancia al imperio de la ley, debiendo promover, respetar, proteger y
garantizar los derechos humanos.

Lo anterior, derivará en la legitimidad del uso de la fuerza bajo los principios de


oportunidad, proporcionalidad, racionalidad y legalidad, observando en todo
momento una conducta de respeto en su interacción con la población en general
y demás servidores públicos. También se pretende explicar las consecuencias del
exceso o uso indebido de la fuerza, coadyuvando en la toma de decisiones de los
mandos de todos niveles.

3.4.1 Concepto de la expresión Uso de la Fuerza.


Es la utilización de técnicas, tácticas, métodos y armamento, que realiza el
personal de las fuerzas armadas, para controlar, repeler o neutralizar actos de
resistencia no agresiva, agresiva o agresiva grave.

3.4.2 Concepto de la figura de la legítima defensa.


2.1 En términos de lo previsto en el artículo 15 fracción IV, del Código Penal
Federal1, se entenderá por legítima defensa repeler una agresión real, actual o
inminente, y sin derecho, en protección de la vida, bienes jurídicos propios o
ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa y racionalidad de los medios
empleados y no medie provocación dolosa suficiente e inmediata por parte del
personal militar o de la persona a quien se defiende.
3.4.3 Requisitos para que se constituya la legítima defensa.

a. Agresión: es el movimiento corporal del atacante que amenaza lesionar o


lesiona intereses jurídicamente protegidos y que hace necesaria la objetividad de
la violencia por parte de quien la rechaza.
La agresión, es el elemento básico de la excluyente de responsabilidad, sin ésta
no se justifica el uso de la fuerza.
b. Real: que la agresión no sea hipotética ni imaginaria, debe realizarse ante
casos presentes para poder hacer uso de la fuerza.

c. Actual o inminente: actual, lo que está ocurriendo; inminente, lo cercano o


inmediato, se presentan cuando ha dado inicio la actitud del agresor de causar un
daño al personal militar o a terceros.

d. Necesidad racional de defensa: es el actuar del personal de las fuerzas


armadas, después de haber realizado el análisis correspondiente sobre la actitud
y características del agresor, así como las capacidades propias, para determinar
la proporcionalidad del uso de la fuerza.

e. No medie provocación suficiente por parte del defensor: es decir, que el


personal al hacer uso de la fuerza, no deberá incitar la reacción violenta del
agresor.

De llegar a reunirse los requisitos de la legítima defensa, se estaría ante una


causa de probable exclusión del delito y en consecuencia no se podría determinar
una responsabilidad penal por daños, lesiones o muerte que se causen; sin
embargo, es de hacerse notar que esta causa de exclusión del delito, debe
encontrarse plenamente acreditada, a través de medios de prueba, que pueda
valorar objetivamente la autoridad.

3.4.4 Principios aplicables al Uso de la Fuerza.

La utilización de los niveles de fuerza por los integrantes de las fuerzas


armadas, sólo es procedente cuando sea estrictamente inevitable o indispensable
para el cumplimiento de la misión que tenga asignada, en apoyo a las
autoridades civiles. El uso de la fuerza se realizará con estricto apego a los
derechos humanos, independientemente del tipo de agresión, atendiendo a los
principios de oportunidad, proporcionalidad, racionalidad y legalidad.

3.4.5 Niveles del Uso de la Fuerza.

Es la gradualidad del uso de la fuerza que previa evaluación de la situación,


debe adoptar el personal de las fuerzas armadas de manera proporcional a la
conducta de la persona y/o la resistencia que opone, mediante:

a. Disuasión: consiste en la simple presencia física.


Se materializa con la presencia visible de personal de las fuerzas armadas, a
petición fundada y motivada de la autoridad civil, donde se ha detectado una
situación que afecta la seguridad de la población, que puede derivar en acciones
ilícitas generadoras de daños mayores. Puede estar acompañada por un
despliegue de vehículos terrestres, embarcaciones o aeronaves, asimismo, la
presencia debe realizarse conforme a un despliegue táctico que responda a la
evaluación y control de la situación.

b. Persuasión: las acciones que de manera inofensiva desarrolla el integrante


de las fuerzas armadas, mediante contacto visual e instrucciones verbales, para
conminar al transgresor de la ley a que desista de su conducta.

c. Fuerza no letal: se emplea para controlar a una persona o personas en los


casos de resistencia no agresiva y agresiva. El uso de instrumentos no letales
tendrá como propósito causar el menor daño posible durante el control físico sin
convertirlos en letales, ante un uso de fuerza excesiva, irracional y
desproporcional a la resistencia del transgresor o agresor.

d. Fuerza letal: consiste en la utilización de medios letales (armas de fuego,


contundentes e improvisadas) para proteger la vida propia, de terceros o se vaya
a cometer un delito particularmente grave; lo cual puede acontecer, cuando los
agresores o transgresores amenacen al personal de las fuerzas armadas o a
terceras personas, con arma de fuego, explosivos, vehículo, embarcación o
aeronave en que se transporta u otro objeto que ponga en peligro la vida.

Las circunstancias en que es procedente el Uso de la Fuerza y el tipo de armas y


mecanismos
1. Circunstancias.
Los integrantes de las fuerzas armadas podrán hacer uso de la fuerza, para:

A. Cumplir un deber actuando en apoyo de las autoridades civiles.

B. Contrarrestar la resistencia no agresiva, agresiva o agresiva grave.

C. Impedir la comisión inminente o real de delitos.

D. Proteger de una agresión, bienes jurídicos tutelados.

E. Su legítima defensa.

F. Controlar a una persona que se resista a la detención en los casos de


flagrancia

2. Tipo de armas.
A. Contundentes.
Objeto de consistencia dura de bordes obtusos no cortantes o cosa manipulada
que al impactarse en el cuerpo humano, actúa como agente contundente; como
pueden ser los toletes y bastones policiales.

Si el sujeto opone resistencia y agrede al personal, este podrá utilizar el tipo de


armas a que se hace referencia, aplicando el principio de proporcionalidad, ya
que las armas contundentes pueden ser potencialmente letales.
B. Improvisadas.
Cualquier objeto, herramienta o accesorio que es usado como arma de manera
proporcional y racional.

C. De fuego.
Armamento orgánico del personal y el previsto en La Ley Federal de Armas de
Fuego y Explosivos.

3. Mecanismos.
Para efectos de este manual, se entenderán por mecanismos, todos aquellos
dispositivos que sin ser considerados como armas contundentes, improvisadas o
de fuego, se empleen para controlar, detener o restringir los movimientos tanto de
individuos como de vehículos, y que su empleo no representen un riesgo
potencialmente letal; dichos dispositivos pueden ser: esposas, trampas israelitas,
trampas de detención (stop stick), estrellas poncha llantas, etc.

3.5 DERECHOS HUMANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE MEXICANO.


3.5.1 DE LAS GARANTIAS INDIVIDUALES

Los derechos fundamentales, individuales o humanos, conocidos


genéricamente como: “Garantías Individuales”, contenidas en el artículo 1° de
la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, enunciando lo
siguiente: “En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las
garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni
suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma
establece”.

Las Garantías Individuales comprenden un total de 29 artículos de distinta


índole, todos circunscritos a los derechos que como mexicanos tenemos
dentro del territorio nacional y en las diferentes embajadas en el extranjero,
que también forman parte de la propiedad nacional, el cúmulo de artículos
está encaminado a salvaguardar la soberanía nacional e individual.

Por su importancia todo ciudadano mexicano está obligado a conocer


estos artículos; a continuación, una breve selección de algunos de ellos:

Art. 1º En México toda persona gozará de las garantías que otorga esta
Constitución.

Art. 2º En el territorio nacional queda prohibida la esclavitud, teniendo éste


una composición pluricultural.

Art. 3º La educación nacional es laica, gratuita y obligatoria hasta la


secundaria.

Art. 4º Los hombres y las mujeres son iguales ante la ley, tienen derecho a
la protección de la salud, a una vivienda digna y decorosa. Las familias tienen
derecho a informarse sobre el número de hijos y su esparcimiento, y estos
tienen derecho a la protección de sus padres.
Art. 5º Todas las personas podrán dedicarse a la profesión, industria, o
comercio que prefiera siempre y cuando sea lícito.

Art. 6º Es individuo gozará de libertad de pensamiento sin afectar a


terceros y el derecho a la información.

Art. 7º Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre


cualquier materia. Depende del Estado el obrar por la libertad de las
personas, y asegurarse de que no se viole.

Art.8 º Los funcionarios públicos deberán respetar el derecho del ejercicio


de petición por parte de los ciudadanos, siempre y cuando este sea pacífico y
respetuoso.

Art. 9º No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse


pacíficamente con cualquier objeto lícito.

Art. 10º Los habitantes de la República tienen derecho a poseer armas en


su domicilio para su seguridad y legítima defensa, siempre y cuando no estén
prohibidas por la ley, o sean de uso exclusivo del Ejército.

Art. 11º Toda persona tiene derecho a entrar en la República, salir de ella,
viajar de territorio o mudar de residencia, sin carta de seguridad, pasaporte,
salvoconducto o requisitos semejantes.

Art. 12º Quedan anulados los títulos de nobleza.

Art. 13º Ninguna persona o corporación podrá tener fuero ni gozar más
privilegios que estén fijados por la ley.

Art. 14º Ninguna ley podrá tener efecto retroactivo en perjuicio de una
persona. Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus
propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los
tribunales previamente establecidos, según el procedimiento de ley.

Art. 15º Queda prohibida la extradición de reos políticos.

Art. 16 º Nadie podrá ser molestado en su persona, domicilio, papeles o


posesiones a menos que sea con la justificación de un mandamiento escrito
de la autoridad competente que motive la causa legal de su procedimiento.
Art. 17º Nadie podrá hacerse justicia por sí mismo, ni violentarse para
reclamar su derecho.

Art. 18º Habrá prisión preventiva solo por delito que merezca pena
corporal.

Art. 19º Ninguna detención excederá de 3 días, sin que se justifique el auto
de formal prisión.

Art. 20º En un juicio criminal el acusado tendrá derechos tales como ser
informado sobre el delito y el acusador, sobre los testigos que se presentan
en su contra, tener total comunicación con quien sea. Se le suministrarán
todos los datos que solicite para su defensa, y tiene el derecho a tener
defensores.

Art. 21º En caso de que el infractor sea jornalero, obrero o trabajador, debe
de ser sancionado con una multa equivalente a un día de su salario mínimo.

Art. 22º Quedan prohibidas las penas de mutilación o de infamia y de


muerte.

Art.23º Un juicio criminal debe de tener solamente tres instancias. Ninguna


persona puede ser juzgada dos veces por el mismo delito.

Art. 24º Todos pueden profesar la creencia religiosa que más les agrade y
pueden practicar las ceremonias, devociones o actos de culto en los templos.
Siempre y cuando no constituyan un delito y sean vigilados por la autoridad.

Art. 25º El Estado debe de planear, conducir y coordinar la actividad


económica nacional, y debe de llevar a cabo la regulación y fomento de
actividades.

Art. 26 º El Estado debe de organizar un sistema de planeación


democrática para el desarrollo nacional. Éste debe de tener solidez,
dinamismo, permanencia, y equidad para el crecimiento de la economía.
Todo esto obrando por la independencia y la democratización política, social
y cultural de la nación.

Art. 27 º El territorio de agua y tierra que comprende la Nación son


propiedad de ésta, la cual tiene el derecho y la obligación de transmitir su
dominio a los particulares para constituir la propiedad privada. (Para más
información sobre las clausulas y condiciones del territorio nacional y la
propiedad privada, recomendamos consultar la Constitución Política de Los
Estados Unidos Mexicanos en su primer capítulo).

Art. 28 º Quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los


estancos y las exenciones de impuestos dentro de los términos y condiciones
que fijan las leyes. La ley castigará severamente todo acaparamiento.

Art. 29 º Solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de


acuerdo con los titulares de las Secretarías de Estado, los Departamentos
Administrativos, y la Procuraduría General de la República, podrán suspender
en todo el país o en algún lugar determinado las garantías que fuesen
obstáculo para hacer frente a cualquier situación adversa.

Como mexicanos estamos obligados a conocer las Garantías Individuales,


exigir el derecho de ejercicio y fomentar su práctica. La Constitución
Mexicana es el instrumento que nos ampara como ciudadanos para el
correcto funcionamiento de las leyes e impedir que nuestros derechos sean
coartados o mancillados.

3.6 ACUERDOS FIRMADOS POR EL ESTADO MEXICANO EN EL


DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO (DIH).

Conforme a lo publicado por la Suprema Corte Nacional de Justicia en


su portal web, el Estado Mexicano en materia de Derecho Internacional
Humanitario, ha firmado y ratificado los cuatro convenios de Ginebra en
1953, el protocolo adicional I en el año 2009, la Convención internacional
contra la toma de rehenes el 29-07-1987, la Convención sobre Deberes y
Derechos de los Estados en Caso de Luchas Civiles el 18-03-1929 y la
Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los
Crímenes de Lesa Humanidad el 22-04-2002, no considerando la
publicación del protocolo adicional II al Convenio de Ginebra.

Según (Salmon, 2016) respecto a lo establecido en el artículo 3 común


a los cuatro convenios de Ginebra en la que se regula las condiciones que
regulan el conflicto armado no internacional señala: “…el referido artículo 3
común establece fundamentalmente dos obligaciones. Por una parte,
impone la obligación de tratar con humanidad a las personas que no
participan directamente en las hostilidades o que ya no pueden participar
en estas y, por otro lado, dispone que los heridos y enfermos deben ser

asistidos y recogidos. Sin embargo, no contiene ninguna referencia explícita


a conductas de las partes contendientes durante el combate, ya que este
precepto ofrece protección únicamente a los que no participan directamente
en las hostilidades, si bien se inspira en principios de humanidad.”
(pag.122)

Al respeto el año 2015 la senadora mexicana Gabriela Cuevas Barrón,


propuso ante el senado mexicano que exhorte al ejecutivo federal la
suscripción del Protocolo adicional II de los convenios de Ginebra de 1949
relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin
carácter internacional, con el fundamento que: “…considerando los nuevos
problemas de seguridad que enfrenta México y la comunidad internacional,
es necesario impulsar, desde el punto de vista del derecho internacional
humanitario, la protección de todas las personas que sufran alguna
violación en sus derechos como consecuencia de un conflicto armado, ya
sea internacional o no internacional.”

Del párrafo anterior se despende que México en virtud al ejercicio de su


soberanía, no ratifica hasta la fecha el Protocolo, dado que considera que
podría verse expuesto a injerencia de organismos internacionales como la
Organización de las Naciones Unidas, mediante los cascos azules, quienes
podrían intervenir en el restablecimiento de la paz interna.

Por otro lado, analizando lo establecido en el Protocolo adicional II,


este instrumento normativo de carácter vinculante internacional, establece
criterios para determinar cuándo un estado se encuentra ante un conflicto
armado no internacional considerando los siguientes puntos: a)
necesariamente involucrar entre sus actores a sus Fuerzas Armadas que
pueden enfrentarse bien con Fuerzas Armadas disidentes, bien con grupos
armados organizados; b) este grupo adverso debe tener un mando
responsable; c) un control territorial; d) realizar operaciones militares
sostenidas y concertadas; y e) tener capacidad de aplicar el Protocolo
Adicional II.
Según lo desarrolla (Salmon, 2016) en función a los requisitos que el
protocolo adicional establece para que una situación de conflicto interno
sea considerada como conflicto no internacional debe cumplir con las
siguientes condiciones:

a. Las partes que se enfrentan: Este Protocolo se va a aplicar en la


medida que participen en las hostilidades las Fuerzas Armadas contra
Fuerzas Armadas disidentes o grupos armados organizados. Este
requisito representa una de las mayores deficiencias del Protocolo
Adicional II toda vez que restringe su ámbito de aplicación, a diferencia
del artículo 3 común, a un tipo limitado de conflictos.17 La alusión
directa a las Fuerzas Armadas del Estado descarta del ámbito de
aplicación material del Protocolo Adicional II, por un lado, los conflictos
en los que solo participen las fuerzas policiales y, por otro, los
enfrentamientos que se lleven a cabo únicamente entre grupos como
los denominados conflictos desestructurados que serán vistos en el
último capítulo.

b. Mando responsable: En cuanto a la referencia a un mando


responsable, esta apunta a un nivel no poco importante de
organización de las tropas y a la existencia de disciplina al interior de
estas. No obstante, no se trata aquí de imponer a todas las partes
enfrentadas los patrones jerárquicos de organización militar, sino de la
existencia de una organización suficiente que, como señala Junod,
permita concebir y realizar, por una parte, operaciones militares
sostenidas y concertadas y, por otra, imponer una disciplina en nombre
de una autoridad de hecho.
c. Control territorial: El control territorial no es uno preestablecido, sino
que dependerá de las circunstancias del terreno y del conflicto mismo,
debiendo este permitir, en todo caso, el desarrollo de operaciones
militares sostenidas y concertadas y la aplicación del Protocolo
Adicional II (por ejemplo, el tratamiento exigido a la población civil que
se encuentra en el territorio controlado). En cualquier caso, se debe
tener en cuenta que en muchos conflictos armados se observa una
gran
movilidad en el teatro de operaciones, pudiendo ocurrir que el control
territorial cambie rápidamente de manos, por lo que el dominio en sí es
relativo. Sin embargo, lo que sí resulta necesario es cierta estabilidad
en el control de una porción del territorio que, aunque sea modesta,
permita aplicar efectivamente el Protocolo Adicional II. No hay que
olvidar que el objetivo último de todas estas disposiciones es que las
partes enfrentadas puedan brindar el máximo de protección a los que
no participan directamente en las hostilidades.

d. Operaciones militares sostenidas y concertadas. El carácter sostenido y


concertado de las operaciones da a entender, por un lado, que los
actos aislados de violencia se encuentran fuera del ámbito de
aplicación del Protocolo Adicional II y, por otro lado, que no es
suficiente un acto particular o individual, sino que se requiere cierta
organización a fin de acordar las líneas de los ataques. En efecto, se
trata de operaciones militares concebidas y preparadas por grupos
armados organizados. Si bien resulta difícil señalar cuándo
determinados actos son duraderos o revisten la suficiente intensidad,
no es menos cierto, como bien anota Moir, que los términos “sostenido”
y “concertado” se encuentran sujetos a interpretación, siendo los
Estados libres de determinar si las operaciones realizadas por los
grupos alzados en armas tienen esas características.

e. Capacidad de aplicar el Protocolo Adicional II. Una vez cumplidos los


requisitos antes descritos, se espera que las Fuerzas Armadas
disidentes y los grupos alzados en armas se encuentren en condición
de aplicar el Protocolo Adicional II. De esta manera, la aplicación de
este cuerpo normativo responde a la aparición conjunta de los
elementos materiales que este señala. La racionalidad de estos
elementos se centra en que el grupo que se enfrenta controle, de
manera efectiva y no esporádica o instantánea, una porción definible
del territorio que le permita el despliegue de operaciones militares
sostenidas y concertadas (para lanzar ataques y para detener a los
adversarios) y aplicar las normas humanitarias del Protocolo Adicional
II (como, por ejemplo, las condiciones de internamiento, entre otras).
Implica, por tanto, un movimiento de rebelión dotado de cierto aparato
burocrático y organización militar.

En virtud a lo analizado por (Salmon, 2016) en su libro Introducción al


Derecho Internacional Humanitario, respecto de la aplicación del protocolo
II, puede emprender que existen requisitos definidos claramente para poder
determinar cuándo un Estado se encuentra en una situación de conflicto
armado no internacional y que respecto al artículo 3 común es más preciso
y requiere de mayores elementos de juicio o requisitos para que una
situación de conflicto sea considerado como conflicto armado no
internacional en el que se pueda y deba aplicar derecho internacional
humanitario, sobre todo la participación de Fuerzas Armadas.

3.7 PROTOCOLO ADICIONAL II A LOS CONVENIOS DE GINEBRA


APLICACIÓN EN MEXICO.

Según la revista de Estudios en Seguridad Internacional, analizando la


situación actual de México plantea que en relación a los criterios
establecidos en artículo 1 del Protocolo II puede sostenerse que en suelo
mexicano, la presencia permanente y efectiva de autoridades
pertenecientes al sector seguridad pública y justicia en sus respectivos
niveles (federal, estatal y municipal), a diferencia de las organizaciones
criminales que desarrollan actividades ilícitas, cuestiona la aseveración de
que estas últimas gobiernan de facto una determinada zona geográfica. De
ese modo, al no existir total control territorial por parte de los
narcotraficantes, no se actualiza un presupuesto esencial para que se
configure un conflicto armado interno. En realidad, estos últimos realizan
sus operaciones en diversas áreas del territorio nacional pues buscan rutas
para el tráfico de drogas, más que plazas de distribución.

En ese sentido, cabe destacar que el caso mexicano no puede


comprenderse en términos estrictamente estatales en tanto
supuestamente.
Según (Isacson y Meyer, 2014) señalan que: “… al igual que en la frontera
entre Estados Unidos y México, la mayor parte de la violencia vinculada al
narcotráfico tiene lugar del lado sur de la frontera, en Guatemala. Es
probable que esto sea así porque las drogas pasan un tiempo en el lado de
Guatemala mientras son preparadas para ser transportadas a través de la
frontera, y esto hace que los criminales tengan un producto por el que
pelear, mientras que pasan poco tiempo en el lado mexicano de la zona
fronteriza, ya que son rápidamente transportadas hacia el norte (pag.9).

Sin embargo, lo cierto es que posee una dimensión “supranacional


dado que los crímenes cometidos en la frontera con Estados Unidos
obedecen a causas distintas a los registrados en las cercanías de
Guatemala”
Según lo plantea (Pérez, 2013) “… de modo simultáneo se desarrolla a
nivel local pues está relacionado con el control que tiene el Estado a
diferentes escalas municipal, estatal y federal, con los grupos armados que
operan en cada territorio y las estadísticas de rutas o cultivos de bienes
ilícitos” (pag.900).

Por lo demás es conveniente recordar que los motivos de la violencia


son endógenos, siendo necesario acudir a teorías del Estado y de la
transición del autoritarismo a la democracia para arrojar luz sobre asuntos
como el papel de algunos sectores de los poderes públicos en relación a
los narcotraficantes [dado que México] tras casi un siglo de gobierno del
Partido Revolucionario Institucional, se encuentra transitando de un
régimen autoritario y de fuerte control social que mantenía subordinado al
crimen organizado, a otro democrático, donde se da un conflicto por
espacios de poder, en el que una de las partes son los cárteles.

Ante ese escenario, el Partido de Acción Nacional, gobernante en el


sexenio analizado, militarizó el combate contra los cárteles, lo cual sumado
al conflicto entre los grupos criminales por controlar el negocio generó un
aumento de la violencia.

Ahora bien, respecto a las operaciones militares, el término


“sostenidas” debe ser entendido como contrario a “esporádicas” y el
concepto “concertadas” como sinónimo de “pactadas”, estableciéndose así
el requisito de que éstas sean concebidas y planeadas por grupos armados
organizados, debiéndose manifestar reiteradamente con el propósito de
alcanzar un carácter continuo. En consecuencia, un conflicto armado no
internacional, conforme a la citada definición, requiere una intensidad de
“violencia armada prolongada”. En este sentido, cabe destacar que la
estrategia de Calderón se basó en el empleo de la Policía Federal y
crecientemente del Ejército en un modelo de olas u ofensivas temporales
orientadas a la pacificación de zonas violentas con ataques concertados y
rápidos mas no sostenidos por parte de los militares. Mientras que los
cárteles llevan a cabo ataques, pese a su crueldad o número de víctimas
resultante, son actos inconexos e improvisados en su mayoría. Por tal
motivo, tampoco cumplen la condicionante vinculada al desarrollo de
operaciones militares sostenidas y concertadas considerada en el
Protocolo.

Asimismo, el elemento “violencia armada prolongada” resulta de suma


utilidad para no encuadrar un conflicto interno en un parámetro menor que
conduciría a la inaplicabilidad del Protocolo II según su artículo 1.2,
apartándolo de aquello que la terminología propuesta por el Comité
Internacional de la Cruz Roja denomina Otras Situaciones de Violencia. Las
cuales no alcanzan la intensidad de un conflicto armado interno, tales como
tensiones interiores y disturbios internos.

En el primer caso, se alude directamente a situaciones de tensión


grave por motivos políticos, religiosos, raciales, sociales, económicos o
secuelas de un conflicto armado. Cuyas principales características se
exponen a continuación:

a. Redadas masivas

b. Elevado número de detenidos

c. Probables malos tratos

d. Condiciones ilegales de detención

e. Suspensión de garantías judiciales

Según (Bantekas & Nash, 2007) señalan que: “…sin que haya conflicto
no internacional propiamente dicho, hay, dentro de un Estado, un
enfrentamiento que presente cierta gravedad o duración e implique actos
de violencia. Estos actos pueden ser de formas variables, desde actos
espontáneos de rebelión hasta la lucha entre sí de grupos más o menos
organizados, o contra las autoridades que están en el poder. En tales
situaciones, que no necesariamente degeneren en una lucha abierta en la
que se enfrentan dos partes identificadas (conflicto armado no
internacional), las autoridades gubernamentales recurren a cuantiosas
fuerzas policiales, incluso a las fuerzas armadas, para restablecer el orden,
ocasionando con ello muchas víctimas y haciendo necesaria la aplicación
de un mínimo de reglas humanitarias: (pag.147).

Este último punto reviste particular interés pues, conforme a lo


expresado en el artículo 3 común, las tensiones interiores se distinguen de
los disturbios internos en esencia por la motivación en el uso de la fuerza
por parte de las autoridades: en el primer caso se emplea como medida
preventiva para resguardar el imperio de la ley sin que se observen
disturbios internos. Mientras que, en el segundo contexto, el Estado utiliza
a las Fuerzas Armadas para mantener el orden, sin que exista un conflicto
armado (internacional o no internacional). Del mismo modo, conviene
resaltar que no importa el motivo u origen de la situación, o si ésta afecta a
una porción o totalidad del territorio nacional. Y si bien el DIH resulta
inaplicable a otros contextos que no alcancen la intensidad de un conflicto
armado, tales como un disturbio interno, en esa otra situación de violencia
se puede “invocar las disposiciones de los derechos humanos, así como la
legislación interna” basándose en el principio de soberanía.

3.8 PARTICIPACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS EN LA


DELINCUENCIA ORGANIZADA EN MÉXICO.

Según lo señalado por la Suprema Corte de Justicia Nacional de


México en la Sentencia que resuelve la acción de inconstitucionalidad 1/96
la participación de las Fuerzas Armadas contra los cárteles no presupone,
por sí misma, la existencia de un conflicto no internacional.

Si bien el artículo 129 de la Constitución mexicana estipula que: “En


tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que
las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Solamente habrá
Comandancias Militares fijas y permanentes en los castillos, fortalezas y
almacenes que dependan inmediatamente del Gobierno de la Unión; o en
los campamentos, cuarteles o depósitos que, fuera de las poblaciones,
estableciere para la estación de las tropas”

La Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana argumentó en su


decisión, al hacer una interpretación del artículo 129 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que las Fuerzas Armadas
pueden actuar en auxilio de las autoridades civiles, cuando estas soliciten
el apoyo en forma expresa, fundada y motivada, y que sus labores de
apoyo se encuentren siempre subordinadas a estas últimas, y de modo
fundamental, al orden jurídico previsto por la Constitución.

En ese sentido, el otrora Secretario de Gobernación Alejandro Poiré


aclaró que: “Ni el Ejército ni la Marina están suplantando a los cuerpos de
policía. En la actualidad los elementos desplegados, en conjunto con la
Policía Federal, están temporalmente ayudando a las autoridades civiles,
no actúan solos. Será menos necesario el uso de militares para combatir al
crimen organizado, cuando las policías locales mejoren su
profesionalización y logren una mayor certificación.

Por lo tanto, el Ejército se encuentra habilitado para “intervenir en


apoyo de autoridades civiles sin usurpar competencias, limitando su
actuación al orden constitucional y respetando, en todo momento, las
garantías individuales” (Romero y Parás, 2013: 188). Y bajo ninguna
circunstancia puede actuar por sí y ante sí en tareas de seguridad pública,
sino que es fundamental que las realicen a petición de autoridades civiles,
y que se encuentren subordinadas a las mismas.

4. CRITICA GRUPAL.

El problema se inicia, al no poder controlar la criminalidad de estas


organizaciones que poco a poco se iba incrementando, la violencia había
sobrepasado la autoridad policial y la necesidad de sacar a las fuerzas
armadas para el control del orden interno y garantizar la integridad de los
ciudadanos obligó al Gobierno Federal mexicano a tomar decisiones muy
apresuradas de pretender hacerle frente con la intervención de las Fuerzas
Armadas, los cuales no sabían cómo actuar ante esta situación, esto
debido a no contar con la normatividad, los planes y las políticas públicas
para el combate del narcotráfico,

Si es cierto que el Plan Nacional de Defensa no es muy clara como


muchas normativas vigentes en la actualidad, pero consideramos que se le
debe dar el sentido común en beneficio a la protección a las personas,
tomando en cuenta desde el punto de vista de respeto a los Derechos
humanos y no actuar en contra de ello. En conclusión, el comunicado “La
lucha por la seguridad” que expone la estrategia del gobierno federal contra
el crimen organizado se refiere entonces a la política de seguridad nacional
en protección y respeto de los ciudadanos.

Debemos recordar que las fuerzas armadas y la policía nacional


estamos para servir y protegen a las personas, que somos la autoridad
uniformada reconocidos por nuestra constitución y no criminales que
abusan del poder atribuido para excedernos haciendo uso del arma que el
estado nos entrega para la defensa de la Nación y de la población.

No debemos olvidar también que las armas se utilizan cuando se


peligra la vida o para hacerle frente a otros grupos armados que quieren
atentar contra la vida de los ciudadanos y si el integrante del grupo armado
desistiera de su actuar, debemos mostrar el profesionalismo que nos
caracteriza como Funcionarios Encargados de hacer Cumplir la Ley
FEHCL, en respetar la vida la integridad del agresor.

5. CONCLUSIONES.

El papel del ejército en el combate al narcotráfico históricamente fue


moderado hasta el periodo del expresidente Fox, cuando se inició la guerra
contra el narcotráfico y se le otorgaron nuevas prerrogativas, que han
tenido serias implicaciones para las fuerzas armadas como institución.

En un principio el papel del ejército mexicano, y de las fuerzas armadas


en general, se había reducido a participar en el apoyo de las operaciones
policiacas que se llevaban a cabo en contra de determinadas
organizaciones criminales o cárteles.

Particularmente durante el periodo de Zedillo y los primeros años del


de Fox, las fuerzas armadas habían servido para apoyar a las operaciones
dirigidas a detener a los líderes de los cárteles, la participación de las
fuerzas armadas se ha justificado a partir de que muchas de las
instituciones encargadas de la impartición de justicia, como la policía, se
encontraban maniatadas e incapaces de actuar debido a la corrupción que
el narcotráfico había permeado dentro de ellas como parte de su estrategia
de impunidad.
El resultado de lo anterior ha sido el creciente desprestigio de las
fuerzas armadas como institución debido a que han aparecido “año tras
año entre las instituciones que más quejas por violación de derechos
humanos tienen ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Las
quejas se refieren tanto a violaciones de derechos cometidas sobre
miembros de las propias fuerzas armadas (quejas por actos de carácter
interno, se podría decir), como por acciones ejecutadas sobre civiles, sobre
todo en las tareas de persecución del narcotráfico”.

Por otro lado, las fuerzas armadas han tenido también un incremento
sustancial en el número de soldados desde el sexenio de Zedillo. Desde el
mandato de Zedillo se han creado campañas de reclutamiento con el
objetivo de ampliar la base de apoyo para satisfacer las diferentes
necesidades de combate al narcotráfico en todo el territorio. Según datos
de la SEDENA,

entre 1994 y 2006 la cantidad de efectivos de las fuerzas armadas se


incrementó de 168 773 a 191 143, lo cual en términos concretos refiere un
incremento de poco más de 22 000 soldados.

Sin embargo, lo interesante de esto resulta el contraste con la


deserción. Así pues, entre 2000 y 2006 el número de desertores ascendió a
123 218, incluyendo 1 388 oficiales y un coronel, se ha identificado que
algunos cárteles y organizaciones criminales han integrado a muchos de
estos militares desertores a sus filas, lo cual ha puesto en clara desventaja
a las fuerzas armadas debido a la diferencia en adiestramiento y
experiencia. Incluso, hay datos que sugieren que el cártel de los Zetas se
ha formado a partir de “desertores de los Grupos Aeromóvil y Anfibio de
Fuerzas Especiales del Ejército y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas,
antiguos integrantes de las fuerzas de elite, entrenados en operaciones
antidrogas y antiterroristas, muchos de ellos en EU.

La combinación de estos factores ha tenido un impacto directo en la


ciudadanía, en sus libertades y derechos fundamentales, lo que ha
mermado la calidad de la democracia que el gobierno les ofrece.
6. RECOMENDACIONES.

Para entender el fenómeno de la violencia a nivel interno, es necesario


conocer e identificar como operan estas organizaciones y cómo es
observado a nivel internacional. La Organización de Naciones Unidas
considera que cualquier suceso o proceso que cause muerte o reducción
masiva en las oportunidades de vida del Estado, constituye una amenaza a
la seguridad internacional

Debemos identificar los grupos de amenazas a las cuales nos debemos


enfrentar para saber qué medidas tomar ante la hostilidad:

a. Amenazas económicas y sociales, como la pobreza, las

b. Conflictos entre Estados

c. Conflictos internos como guerra civil, genocidio y otros

d. Armas nucleares, radiológicas, químicas y biológicas

e. Terrorismo

f. Delincuencia organizada.

En la relación que guarda la intervención de las fuerzas armadas con


las amenazas especialmente con conflictos internos, como el terrorismo y
delincuencia organizada, debemos ser muy cuidadosos en nuestro actuar
con respecto al uso de las armas, se debe de conocer la gravedad de la
agresión para saber en qué momento aplicar el Derecho Internacional
Humanitario y en qué momento emplear el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos.

El supuesto caso que sea las Fuerzas Armadas, en determinadas


condiciones que puedan participar en asuntos de orden interno y seguridad
ciudadana, lo primero es que el lugar vulnerado sea declarado en estado
de emergencia. Una de las contribuciones relevantes seria determinar
hasta qué punto existe el riesgo de que en estas intervenciones se puedan
vulnerar derechos humanos, y en todo caso cómo evitar estas posibles
transgresiones a la ley.
Asimismo, el Estado peruano ha puesto en vigencia una ley para
regular el empleo de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas en casos
de conflicto armado no internacional, y para el uso de la fuerza en caso de
otras situaciones de violencia que no se constituyen como conflicto armado
pero que afectan la seguridad pública.

Esta ley fue producto de las lecciones aprendidas derivadas de la


participación militar en el conflicto armado interno y de las denuncias contra
uniformados por presunta violación de derechos humanos, lo que ha traído
como consecuencia que se hayan judicializado varias de esas denuncias
siendo consideradas algunas de ellas como crímenes de lesa humanidad y,
en consecuencia, su persecución penal en razón a la aplicación de la
Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los
Crímenes de Lesa Humanidad.

Como vemos, la participación de las Fuerzas Armadas en América


Latina en tareas de seguridad pública, orden interno, seguridad ciudadana
o como se denominen en cada país, recorre espacios comunes, el uso de
la fuerza como mecanismo de contención social es una realidad en los
países de nuestra región, y es por ello que su legitimidad ya ha sido
analizada por los órganos que conforman el Sistema Interamericano de
Derechos Humanos, quienes a través de sus decisiones y otros
instrumentos, y muchas veces tomando como guía han ido perfilando
algunos parámetros de Derecho Internacional que vinculan al Estado
peruano, y que es importante no perder de vista.

Se trata de parámetros que sirven para evaluar no solamente el uso de


la fuerza por parte de agentes estatales en situaciones concretas, sino
también para examinar – desde el punto de vista del derecho internacional-
si la regulación estatal del uso de la fuerza vulnera o no los compromisos
adquiridos por el Estado peruano de adoptar disposiciones de derecho
interno que protejan y garanticen los derechos humanos dentro de su
territorio.
7. BIBLIOGRAFIA.
1. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado el 05
Feb 1917, última reforma DOF 07-02-2014.
2. Decreto Legislativo N° 1095 – Decreto Legislativo que establece reglas
de empleo y uso de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas en el
territorio nacional, de fecha 31 de agosto del 2010.
3. Ley Federal Contra La Delincuencia Organizada, Publicada el 07 Nov
1996, última Reforma DOF 07-04-2017.
4. Código Penal Federal, 14 de agosto de 1931, última reforma DOF 24-06-
2009.
5. Código de Justicia Militar, publicado el 31 Ago 1933, última reforma en el
DOF el 13 Jun 2014.
6. Ley De Seguridad Interior, nueva Ley DOF 21 Dic 2017.
7. Ley de la Policía Federal, publicada el 01 Jun 2009, última reforma DOF
25 May 2011.
8. Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, publicado el 26 Dic
1986, última reforma DOF el 06 Nov 2014.
9. Ley Orgánica de la Armada de México, publicada el 30 Dic 2002, última
reforma DOF 19 May 2017.
10. Protocolo de Actuación de la Policía Federal sobre el Uso de la Fuerza,
Publicado en el DOF el 18 Oct 2017.
11. MANUAL del Uso de la Fuerza, de aplicación común a las tres Fuerzas
Armadas, Publicado en el DOF el 30 May 2014.
12. Montero, j. c. (enero-junio 2012). la estrategia contra el crimen organizado
en México. Perfiles Latinoamericanos,
13. 13. Nava Hernandez, M. M. (enero-junio 2012). Las fuerzas armadas y el
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san Luis, II(3), 324-341.
14. Salmon, E. (2016). Introduccion al Derecho Internacional Humanitario.
Lima: Grafica Vulcano.
15.Tribunal Constitucional, Expediente N° 00002-2008-AI/TC, proceso
de inconstitucionalidad, sentencia de fondo de fecha 14 de julio de 2010.

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