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Análisis libro la rebelión de las ratas

Autor: Fernando Soto Aparicio

Este libro nos relata que todo empezó cuando se decía que era necesario que el valle
perdiera su aspecto bucólico lejos del ruido y del estrés, todo para que la nación recobrara
su estabilidad económica, lo hicieron para convencer a los campesinos de abandonar sus
cosechas y sin objeción se dedicaran a la minería, los agricultores al principio pusieron
resistencia, pero pronto fueron cediendo por el medo, la ambición, el dinero, el
analfabetismo, después de que se descubrieron las minas de carbón en aquel vasto
territorio.

Los que no entregaban su territorio los amenazaban de muerte, pero las mayorías cedieron
sus terrenos con promesas de un futuro de abundancia y prosperidad, después de la
irrupción para el progreso, fueron decenas de familias que se vieron agrupadas en barrios
miserables, completamente apiñadas, tiempo después se fundó un pueblo lleno de
trabajadores, el Timbalí, allí vivían las familias, en la completa miseria y los que antes fueron
amos absolutos de la tierra se vieron obligados a obedecer a extraños extranjeros, podemos
evidenciar la existencia de una crisis de representatividad, no había entes políticos que se
opusieran a esta tan grande injusticia, simplemente vendieron la tierra y no les importo el
futuro de los campesinos que la habitaban.

En ese momento es cuando se conoce a Rudecindo Cristancho, personaje principal de esta


historia, el resignado hasta el sacrificio por su ignorancia con Pastora, su esposa, la conoció
en el campo, era buena hembra como se decía coloquialmente, estaba embarazada, a
punto de dar a luz y ya tenían una hija llamada Mariena, de 14 años y un hijo llamado pacho
de doce años.

Cuando esta familia arribo al pueblo del Timbalí, llegaron con ilusiones de progreso,
estabilidad económica, ahorro, bienestar, pero todo no iba a ser tan fácil como ellos
pensaban, al principio nadie les quiso ayudar, todos los habitantes les cerraron sus puertas,
no tenían ni si quiera un techo para pasar la noche y después de tanto buscar y al ver que
nadie los ayudaba, se fueron a los lugares más paupérrimos del Timbalí, ahí fue donde
conocieron a una mujer llamada Cándida, tenía un hijo muy pequeño llamado Neco, ella les
ofreció su ayuda, les brindo comida, hospedaje y alimento mientras se lograban acomodar.
Rudecindo siempre pensaba en su familia, en el hijo que estaba por nacer, no sabía si eso
era lo mejor, en ocasiones creía que era mejor que no naciera y no estuviera condenado a
la pobreza que ellos tenían en ese momento.

El guiado por esa necesidad iba a penetrar las oficinas de la compañía carbonera del
Oriente, cuando se presentó en búsqueda de trabajo, en este lugar se dio cuenta que todos
los hombres tenían su misma condición, que se veían obligados por las circunstancias o
guiados por la ambición a trabajar en la carbonera del oriente, él quería trabajar donde
fuera, donde lo pusieran, su familia necesitaba dinero, necesitaba de él.

En el libro se mencionaba que existían los dos partidos políticos tradicionales, pero que la
mayoría de gente no sabía mucho de lo que hablaban, y siempre que se tocaban temas de
política resultaban en peleas donde el principal protagonista era el alcohol.

Existían desigualdades económicas muy marcadas, mientras las elites tenían tardes de
baile, wiski y diversiones de uno u otro género, las mayorías, familias como la de Rudecindo
Cristancho, estaban reunidas en las peores miserias.

Rudecindo firmo un contrato de trabajo sin saber lo que esto significaba, este sería
distinguido entre los trabajadores como un numero el 22048, en la compañía carbonera del
oriente un obrero era solo una ficha, la vida humana no tenía un significado y fue lo que
Rudecindo estaría a punto de descubrir.

Mariena respetaba a sus padres y los admiraba, su padre como ejemplo de bondad y
consagración al hogar y su madre ejemplo de resignación y de esperanza.

Las condiciones de trabajo en la mina la pintada donde trabajaba Rudecindo eran muy
inhumanas, estaban expuestos a morir en cualquier momento por un derrumbe una viga
que se pudriera por la humedad o una explosión, tenían un jefe despiadado, solo pedía más
y más rendimiento como si en vez de seres humanos fueran bestias.

Los mineros trabajaban como ratones trepando la montaña, en busca del mineral que
llenaría de dinero las manos y los bolsillos de otros, que en sus oficinas no se detenían a
pensar en los sufrimientos de quienes estaban exponiendo por ellos su vida, por esto
empezaba a sentirse la rebelión, ella estaba escondida como un monstro prehistórico, listo
a enseñar las garras cuando llegara en momento, cuando la revolución social anunciada
por unos temida por otros se iniciara en las calles de Timbalí.
Rudecindo siempre temía a la montaña pensaba que quería vengarse de la intrusión de él
y la de sus compañeros echándole encima sus entrañas.

Según Touraine, las movilizaciones colectivas aparecen como un residuo que no puede ser
tratado por las instituciones, manifiestan un empuje radical o revolucionario dirigido contra
establecimientos que protegen intereses dominantes a los que solo la violencia puede echar
abajo, este tipo de acción colectiva no es de inspiración democrática (Touraine, 1995), esto
era lo que se sentía en el Timbalí, las personas para ser escuchadas y tenidas en cuenta,
sentían que era necesario fomentar el descontento, había que hacer brotar las partículas
que iniciaran la revolución, esta revolución que es un principio de rebeldía, que ha
engendrado los mayores crímenes y las acciones heroicas a través de la historia.

Rudecindo sentía un cólera enorme que lo invadía, era el principio de rebelión su mente
empezaba a reconocerlo, en la mina el capataz no los dejaba si quiera levantar la cabeza
para limpiarse el sudor de la cara, los llenaba de insultos y los hacía sentir peor que a una
rata, todos pensaban que lo que ellos ganaban en un mes trabajando como bestias, los
místeres lo ganaban en medio día sin hacer el más mínimo esfuerzo, se daban cuenta que
no existía ningún porvenir, solo el de una rata en una cueva esperando que se le vinieran
encima las paredes

Pacho el hijo de Rudecindo había robado en la iglesia, había actuado de esta manera
únicamente por el hambre que sentía su familia, sus acciones tenían una misma razón: la
miseria y una justificación la necesidad.

Rudecindo cada día se sentía más miserable con su situación, su casa era peor que la de
una fiera, su empleo era una esclavitud horrorosa, su hijo había robado en la iglesia por
necesidad, pensaba que quienes más trabajaban debían ganar más, o que no se hiciera
tan notoria una diferencia.

Cuando Rudecindo fue a la cárcel a recoger a su hijo, lo habían metido hay por herir de
gravedad al Diablo, persona que intento propasarse con su hermana, se dio cuenta que
esta, estaba situada en un lugar central, ni inclinado a un barrio, ni a otro, como debía
corresponder a la justicia, pero eso solo era en teoría, porque en la práctica los extranjeros
llenos de dinero influían más en las decisiones que se tomaban en el pueblo, que los ideales
de las caras negras y famélicas de los trabajadores.

Según Touraine la corrupción política existe cuándo los actores políticos no están
sometidos a las demandas de los actores sociales, por lo tanto, estos pierden su
representatividad (Touraine, 1995), haciendo la comparación, el libro nos mostraba un caso
de este tipo y era alarmante la situación, pues Don Ricardo García era el alcalde, un
corrupto, un viejo verde, con nariz de pájaro, que prefería sentarse todas las mañanas a
tomar whisky, que considerar las solicitudes formuladas, por su pueblo, por las familias que
se sentían cada vez más explotadas, por una madre poseída por la angustia y un padre
que estaba a punto de cometer una barbaridad por un hijo que tenían en la cárcel, no hay
nada que revele tanto como una injusticia, esa injusticia que azotaba las calles de Timbalí
y que nos mostraba una crisis de representatividad de una sociedad.

Tourine mencionaba que “un gobierno democrático debe representar los intereses de la
mayoría, los de las clases más numerosas, para que se defina un vínculo con las categorías
populares, las que no son las más numerosas, pero son las más dependientes de las
decisiones tomadas por las elites (Touraine, 1995), y en este pueblo los pobres siempre
estaban en el peor nivel de vida, cuando no eran inútiles eran ignorantes, por eso los más
instruidos los extranjeros, los explotaban, el anhelo de un sindicato era un sentimiento
común en toda la mina, en todo el pueblo, querían que hubiera un organismo que se
preocupara por sus necesidades como seres humanos, pero a los directivos no les
interesaba que se organizara un organismo de este tipo, y el descontento iba creciendo
como un incendio que amenazaba con destruir las instalaciones de la mina.

Los trabajadores al no ser escuchados creían que era necesaria una huelga, pero esta
huelga debía ser solida un grupo que los representara, que les sirviera de guía, los hogares
de los extranjeros se encontraban en un lugar lleno de comodidades y lujos, en tanto los
trabajadores los dueños de la tierra los hijos de esta patria de este valle de esta montaña
estaban muriendo de sed y de angustia, arrojados en medio de un basurero.

La injusticia ha llegado al límite la huelga es una necesidad colectiva, era necesario que
todos colaboraran, que estuvieran firmes, debían demostrar a los patronos que ellos
necesitaban a los trabajadores y que debían acatar sus exigencias, la realizaron y dejaron
de asistir a sus trabajos por un largo tiempo, pero fue inútil, lo extranjeros ayudados por el
alcalde enviaron la fuerza pública, policías por todo el pueblo obligaron a las personas a
regresar a sus lugares de trabajo, esto enfureció más a los trabajadores y habitantes del
Timbalí, Espinel era su líder un minero compañero de Rudecindo, sentía que su deber era
señalarles el camino de la resistencia pasiva no de una rebelión con violencia.
Los oficiales de policía, agentes del orden del Timbalí, son corruptos, personas que se les
ha visto recorrer los caminos de las veredas matando a hombres y a niños, violando a las
mujeres, las personas no aguantaron más, y al fin se dio la rebelión de 150 obreros que se
iban multiplicando con el pasar de las horas, andaban las calles del Timbalí, con antorchas,
gritando, pidiendo justicia, ahogados ya en mar de la venganza y del crimen, al que habían
sido precipitados precisamente por la incomprensión de los poderosos

Los obreros empezaron a asesinar sin comprensión no les importaba nada, no escuchaban
frases de caridad o perdón solo querían vengarse principalmente de los extranjeros y don
Ricardo García, el alcalde todos lo odiaban porque había sido un vendido a los
explotadores, porque había castigado siempre a los débiles, esa noche los obreros, lo
poseídos, los desamparados, los olvidados, asesinaron a todas las personas responsables
de aquella injusticia, el pueblo se ahogó en llamas y sangre, Rudecindo Cristancho, el
22048, fue asesinado por una bala que partió de un edificio en ruinas, pensó en su familia,
después una sombra espesa lo lleno todo y ya no sintió dolor, ni hambre, ni deseos de
venganza.

Para concluir pudimos observar de lo que es capaz el ser humano cuando se ve oprimido
por una situación de injusticia, cuando la desigualdad estalla, cuando una huelga pacifica,
una solicitud del todo justificable no es escuchada, cuando una crisis de representatividad
azota todo un pueblo, no queda otro camino que enfrentar a las elites, a los encargados de
imponer una hegemonía, en donde no existe la democracia participativa, a estas personas
que solo piensan en sus intereses individuales y no en el de las mayorías que dependen de
sus decisiones, en estas situaciones se hace necesaria una rebelión.

REFERENCIAS

[1] Touraine, Alain., (1995). ¿Qué es la democracia? Fondo de Cultura Económica.

[2] Soto Aparicio, F. (1962). La rebelión de las ratas. Barcelona, Plaza y Janés.

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