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La búsqueda de más energía.

Cuando analizamos de qué manera podemos incrementar la generación de energía tan


necesaria para el desarrollo humano, es que nos damos cuenta de la gran dependencia
que tenemos en la sociedad de energía eléctrica, sin esta energía nos falta, muchas
actividades de nuestra sociedad directamente se detienen.

Sabemos que no podemos depender de las energías denominadas convencionales, este


recurso es escaso, y si bien en apariencia parecería “sencillo” transformar los
combustibles en energía, el costo que a mediano y largo plazo trae aparejado su
explotación, es demasiado alto.

Los efectos que produce en la atmosfera del planeta son palpables por todos, y si bien
todavía hay algunos que dudan sobre el cambio climático, cada vez son menos, y
renuentemente se va tomando conciencia global que este ya es un problema que se torna
grave.

El interés por las energías renovables no es nuevo, estas energías “limpias” han estado
con nosotros desde los comienzos de la vida en sociedad, la utilización de las fuerzas del
agua en movimiento y del viento están gravadas en la historia humana, pero desde el
siglo pasado que han tomado un impulso que nadie puede ni quiere detener.

La transformación directa de la energía que nos llega del sol en energía eléctrica también
es una realidad, la electrónica derivada del desarrollo de los materiales semiconductores
ha logrado enormes avances, los principios físicos que se aprovechan para transformar
los movimientos de los cursos de agua, saltos o mareas, son aprovechados con gran
rendimiento, pero la utilización de un recurso que está presente en todo el mundo, en
algunos lugares con mucha presencia como es el viento, si bien está teniendo una gran
presencia no podemos negar que en muchos casos, se pierden enormes capitales
invertidos por algunas fallas que en la mayoría de los casos son consecuencia de los
principios físicos utilizados para ese aprovechamiento, todos los que estamos
involucrados en el tema hemos visto máquinas destruidas o detenidas ex profeso
precisamente por no poder soportar las fuerzas que produce el viento, y esto parece una
contradicción, cuanto más energía produce el viento, las máquinas que deberían
transformar estas fuerzas en energía no sirven.

Por esta razón es que vi la necesidad de buscar los motivos por los que no se ha podido
aun, llevar a esta tecnología de transformación de energía, a un rendimiento óptimo.

La génesis de una idea

En la búsqueda de mayores rendimientos, del poder extraer más energía al viento, y que
esta resulte más segura y mucho más económica, es sin duda donde pueden surgir ideas
que mejoren las máquinas que se utilizan actualmente, o nuevas máquinas que partan de
puntos totalmente radicales que puedan apoyar su tecnología en maneras que superen lo
hasta ahora utilizado.

En esta búsqueda he tratado de no dejar de lado las opciones, tratando de observar con
ojo crítico, cada uno de los principios utilizados en las actuales máquinas, y en esta crítica
ver todos los movimientos como erróneos, o mejor dicho, problemáticos y susceptibles de
mejoras.

¿Cómo incrementamos la energía generada con las máquinas actuales?

La respuesta es sin dudas, incrementando el área de barrido para captar mayor “cantidad”
de viento, este es el único parámetro que podríamos modificar sustancialmente, ya que
alterar algunos de los otros valores que impliquen modificaciones en el perfil aerodinámico
de los elementos de captación, en este caso las palas o aspas, no llegaría a incrementar
de manera significativa la potencia generada ya que no podemos alterar su física.

¿Es posible realizar estas modificaciones?

Indudablemente es para donde apunta el desarrollo actual, pero esto trae aparejado
varios problemas que podrían resultar en la llegada a los límites máximos de
aprovechamientos en esta tecnología.

Posibles problemas

1- Incremento significativo en los costos de fabricación, el tamaño de las piezas,


sobre todo de las palas y la torre de soporte, plantea un desafío estructural,
directamente también se incrementan las dimensiones de los mecanismos de
control de paso, frenado, etc.
2- Incremento en los costos de construcción, será necesario bases de mayor porte
que soporten mayores esfuerzos (radiales, axiales, etc.)
3- Incremento en los costos de logística en el traslado de las partes de cada máquina
por su mayor tamaño.
A estos puntos que son de afectación directa a máquinas de mayor tamaño, debemos
tener en cuenta que también al incrementarse el largo de cada pala, se debe reducir
proporcionalmente la velocidad de rotación, para evitar alcanzar velocidades muy altas en
la punta de cada pala, lo que además plantea un desafío de diseño para evitar la
aparición de tensiones a lo largo de las palas, por la pérdida de flujo laminar en las zonas
de extremo de pala.

Algo normal, pero que resulta contradictorio

Todos sabemos que las actuales máquinas tienen una “Start up” que indefectiblemente
depende de cierta velocidad de viento, se denomina Cut-In-Speed precisamente a la
velocidad de viento que produce el arranque de la máquina, el tener que alterar las
dimensiones va a modificar también la “Cut-In-Speed”, y los riesgos de perder un rango
de viento que suelen ser las más comunes, limitaría seriamente los sitios de
emplazamiento.

El poner a girar masas de varias decenas de toneladas no es sencillo, pero más complejo
es “frenar” el momento de rotación cuando el viento se incrementa (llegando a la
denominada Cut-Out-Speed) peligrosamente para toda la máquina, hay situaciones en
las que se debe sacar de servicio la máquina, y es totalmente contradictorio que cuando
tenemos mayor “cantidad” de viento disponible (por ende mayor energía potencial),
debemos sacar de servicio la máquina.

Mayores dimensiones, a vientos con velocidades muy altas también incrementan los
riesgos de Incendio por sobrecalentamiento, no olvidemos que por más que se
coloquen las palas en posición de bandera, los perfiles de las misma seguirán
produciendo fuerzas de sustentación, es decir es imposible que el viento no pase por los
planos de las palas, si las fuerzas son tales que venzan o rompan los frenos, los
resultados serán de destrucción total de la máquina, como ya ha sucedido muchas veces.

Como vemos, la solución lógica que podría resultar de pensar que incrementando el área
de barrido, incrementamos la potencia a generar, no es tan sencillo.

Entonces surge la pregunta, ¿no estaremos antes los posibles límites de esta tecnología?

Una posible solución

En el análisis de la física que produce el momento de giro de la actual tecnología, resulta


que se trata de maximizar la componente de sustentación en las fuerzas resultantes,
minimizando el arrastre.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que para mantener el momento de giro en forma
constante, deberíamos tener un movimiento también constante del aire, y de esa manera
no correr el riesgo de perder el flujo laminar, única manera de que la fuerza de
sustentación producida por la geometría del perfil alar, genere el momento de giro.

Sabemos que esto es prácticamente imposible, aun en las zonas en las que los vientos se
mantienen con direcciones relativamente constantes por algunos períodos de tiempo,
nunca estaremos seguros de cuándo se pueden dar repentinos cambios en la velocidad
del viento, lo que indefectiblemente producirá la entrada en pérdida de la sustentación, y
por ende, una disminución del momento de giro.

Tal vez el seguir tratando de maximizar la componente de sustentación haya llegado a su


límite tecnológico.

Entonces, ¿porque no cambiar la ecuación?

Sabemos que el arrastre es la fuerza que a diferencia de la sustentación que puede


desaparecer, está siempre presente, además la fuerza de sustentación es la fuerza que
surge en solo algunos perfiles geométricos muy particulares que se anteponen a una
corriente de aire (Fig. 1) como por ejemplo el perfil alar.
Esta es la ecuación por la que podemos determinar la fuerza que se ejerce sobre un
cuerpo que está antepuesto a una corriente de aire (o a un fluido dinámico), en donde “Da”
es la componente correspondiente a la densidad del aire (Aproximadamente 1,300
Kg/m3), “V” es la velocidad de desplazamiento y “Cff” es el coeficiente de la forma física
del cuerpo que se le antepone a esa corriente de aire.

A este coeficiente se lo ha llamado de distintas maneras, coeficiente de aerodinámica,


coeficiente de arrastre, coeficiente de resistencia, se trata de un número adimensional, y
que se torna muy importante en el estudio que estoy presentando.

¿Qué sucede cuando el perfil antepuesto a la corriente de aire, anula la componente de


“sustentación”? (Fig. 2)
La respuesta relativa, es la gran importancia que posee este componente de la ecuación.

Este coeficiente ha sido estudiado con mucho cuidado desde los comienzos de la
aeronáutica, con fines opuestos a los que me ocupan en este momento, por institutos y
centros de investigación de enorme prestigio tales como la NASA y MIT, en el caso del
primero, desde que era la “NACA (National Advisory Committee for Aeronautics)”, año
1915.

Estos estudios a lo largo del tiempo, se orientaron en la eficiencia aerodinámica de los


perfiles alares, literalmente para maximizar la fuerza de sustentación para lograr mejores
aeronaves, es indudable el éxito alcanzado, más luego distintas ramas de los estudios se
orientan en aplicaciones en la aerodinámica de automóviles, estudios de hidrodinámica
para embarcaciones de muy diferentes tipos.

Por supuesto que no solo se analizaron perfiles y superficies que producían sustentación,
lo hicieron con todas las formas geométricas posibles.

Los resultados obtenidos por muchos de estos estudios, se han compartido a largo de los
años, y hoy es común poder hallarlos en la web.

Algunos ejemplos de este coeficiente

Pongamos cifras a la ecuación con estos parámetros…

Tomemos en el ejemplo una velocidad de desplazamiento de 10 m/s.


F = ½ Da V2 Cff F = ½ Da V2 Cff
Da = 1,3 Kg/m3 Da = 1,3 Kg/m3
V = 10 m/s V = 10 m/s
Cff = 0,045 Cff = 1,28
F = ½ (1.3 Kg/m3) (102) (0.045) F = ½ (1.3 Kg/m3) (102) (1.28)

F = 5,85 N/m2 F = 166,4 N/m2


Los números son claros.
Es muy probable que todos hayamos hecho esto alguna vez…

Jugar con el viento que se produce por el desplazamiento de un vehículo, con la mano
fuera de la ventanilla, nos permite corroborar la formación de las fuerzas de sustentación,
poner la mano en forma de “ala”…

Claro que seguro hicimos esto también…

Sin dudas, al hacerlo, pudimos comprobar en carne propia la enorme diferencia que existe
entre la sustentación y el arrastre
Solucionando problemas

La idea es clara, aprovechar el potencial del la fuerza de arrastre.

En la busqueda he pasado por varios modelos de perfiles y formas físicas que no solo
consideren a la fuerza que genera una corriente de aire anulando la sustentación, sinó
considerar también que se puede considerar la “masa” del fluido en movimiento, es decir
sumar volumen de aire, al igual que lo hacen las turbinas hidráulicas.

Esto me planteó el desafio primero de sumar volumen de aire, para ello era necesario
lograr una compresión del caudal de aire, y lograrlo aerodinámicamente sin perder
demasiada velocidad de la corriente de aire.

Pero al comprimirlo aunque sea poco, la propia masa de aire actuaría como una masa
cuasi-sólida, es decir actuaría como un obstáculo en la corriente de aire, y se me planteó
el problema entonces de tratar de acelerar nuevamente a la masa de aire luego de pasar
por la turbina, pero debía lograrlo también en forma aerodinámica, de lo contrario lo que
hubiese ganado en tratar al viento como una corriente masiva, lo perdería en rendimiento
a la salida de la turbina.

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