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Por
MPOV Deyanira Trinidad Alvarez Villajuana
-27 noviembre, 2018
Introducción
Cultura prehispánica
Por lo general, se establecieron y vivieron en relativa paz, hasta que otros pueblos
hicieron la guerra, debiendo defenderse de los mismos. En el sureste del país, en
específico, en la península de Yucatán, el pueblo indígena más representativo fueron
los mayas, quienes fueron muy precisos en sus cálculos matemáticos sobre
fenómenos cosmológicos, relacionados con los cambios de estaciones y medición del
tiempo.
Continuando con la cultura mexica, esta se caracterizaba por personas muy
trabajadoras, que eligieron ser sedentarias, asentándose en su territorio. Tras
establecerse, demostraron responsabilidad en cuanto a cultivar la tierra, lo cual les
permitió lograr una residencia permanente para ellos y sus familias, pues existían
los clanes familiares, por lo general, liderado por una especie de “pater familias” o
jefe de tribu, del cual dependían muchas de las decisiones tomadas dentro de la
comunidad. Por otro lado, los mexicas o mexicanos del centro del país, eran muy
religiosos y supersticiosos, así como tendientes a la idolatría. En múltiples
documentos históricos, se expresa de forma consistente que una de las razones por
las que los mexicas llegaron a habitar en el lago de Texcoco fue por indicaciones de
su dios, quien en una visión le dijo a sus líderes que: “donde vean a un águila sobre
un nopal, devorando a una serpiente, ahí debían establecerse”, y efectivamente, así
lo hicieron.
Son múltiples los elementos que influyeron en lo que fue consolidándose como el
terreno propicio para el nacimiento posterior, de la psicología experimental
mexicana, en manos del Dr. Díaz Guerrero, y un gran equipo de hombres y mujeres,
y sin duda, en la etapa de la conquista, fueron aconteciendo muchos de ellos. Por
ejemplo, según Blázquez, A. (1985), Hernán Cortés, ícono de la conquista de la
Nueva España en México, escribió en sus “Cartas de relación”, distintas narraciones
de corte psicológico, literario y político, que influyeron posteriormente en la sociedad
naciente, con su característica mezcla de culturas, tradiciones e inclusive religiones,
las más de las veces, impuestas por la fuerza, y a precio de sangre, por parte de la
religión tradicional católica-romana, proveniente de la Corona, en específico de
Carlos V, quien reinaba en ese periodo.
En este punto valdría la pena el realizar una distinción entre las y los mexicanos,
pues son poblaciones psico-socialmente distintas, y por ende, requieren de un
abordaje diferente. Aunque comparten en común la valentía y el arrojo por salir
adelante, pese a las dificultades, es decir, una resiliencia aprendida y también
heredada a través de las generaciones de luchadores sociales en contra de
conquistadores y opresores en el poder, las diferencias son significativas. Las
mexicanas, aunque concebidas, erróneamente como parte del sexo “débil” o
“vulnerable”, han sido sobajadas por años a través de la historia, siendo el
paradigma machista el reinante, y permitiéndose la violencia hacia las mujeres de
forma impune, hasta las actuales legislaciones en materia, son en realidad, quienes
sostienen a las familias de México desde hace muchos años a la fecha. Las madres,
son vistas como intocables, siendo inclusive el insulto u ofensa más popular, aquella
que hace alusión a la progenitora, reflejándose con ello, su importancia a nivel
cultural. Existe una dualidad entre la mujer “buena, de casa, la que se parece a la
madre”, y aquella “mala, de la calle, que está en la casa chica”. El adulterio en la
cultura mexicana, es común, y practicado por lo general, por los varones, con apoyo
de sus familiares, en especial, de sus propias madres, quienes perpetúan este
estereotipo y sellan en la psicología de sus generaciones estas prácticas lacerantes
de la familia como unidad social constituida, y cuyo respeto debe ser no sólo de
dicho, sino de hecho. Por otra parte, los mexicanos, son por lo general, aguerridos
y son de “amas tomar”, sobre todo en el norte del país, siendo habituales las peleas
entre los egos, por cuestiones de mujeres, dinero, o simplemente para demostrar
quién tiene más poder. Las expresiones en ambos casos, sin importar el género,
consisten en una variedad de formas que se han convertido en parte integral de la
cultura, e incluyen desde gastronomía, canciones y bailes, hasta cada aspecto de su
comportamiento interpersonal. Podría decirse, de hecho, que toda la cultura
mexicana es un ejercicio de emotividad, ya sea en una comunión armoniosa entre
sí, con los espíritus que ellos consideran como antecesores, siendo el festejo por
ejemplo, del día de los muertos una ocasión alegre y repleta de tradición, lo cual se
conoce a nivel internacional, así como con la naturaleza, o bien, en la autoflagelación
y el estallido de la violencia, aspecto que también se encuentra en los noticieros
actuales sobre el país a nivel nacional o internacional.
El rol de la familia
Conclusión
En México, como en todo el mundo, puede hablarse de una etapa histórica anterior
al surgimiento de la psicología como ciencia, en la que se aborda el estudio de temas
psicológicos en el sentido más amplio del término, es decir, ligados a problemas
médicos y filosóficos, desde mucho antes del siglo XIX. Por ejemplo, Valderrama
(1985) habla de una “psicología” mexicana en los tiempos prehispánicos y
coloniales. No obstante, puede considerarse que la psicología en el sentido moderno
nace en 1896, cuando Ezequiel Chávez funda el primer curso de psicología en
México, en la Escuela Nacional Preparatoria. Sin embargo, es hasta que el Dr.
Rogelio Díaz Guerrero, realiza una serie de contribuciones, y la psicología llega a
escindirse de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, adquiriendo una
personalidad propia, cuando da inicio la psicología en su carácter experimental como
tal. En este sentido, del año 2018 en adelante, se anticipan desarrollos vitales para
la psicología mexicana, sobre todo en sus aplicaciones al ámbito científico y
profesional, relacionados con las nuevas tecnologías de la información e inteligencia
artificial, ya que el impulso a la innovación está siendo parte de lo promovido
activamente en todas las universidades.
Referencias
Datos de la autora:
Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana, orgullosamente cristiana.