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Instituto Superior de Profesorado Nº 1 “Manuel Leiva”

Dante Alighieri 2385 - 2170 Casilda (Provincia de Santa Fe)


Teléfono - FAX: 03464 – 422333
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MODELO SUSTITUTIVO DE IMPORTACIONES


Durante la primera guerra mundial la demanda europea de materias primas hizo que el modelo de
crecimiento basado en la exportación – importación permitiera que América Latina se integrará en el
modelo capitalista.
El acontecimiento que transformó y ocasionó el derrumbamiento mundial de este modelo en 1929 y
1930 fue la caída de la Bolsa de Wall Street. La gran depresión tuvo en su inicio efectos negativos
sobre las economías latinoamericanas.
Los gobernantes de la región tenían dos opciones para responder a la crisis económica global. Una era
forjar vínculos comerciales aún más estrechos con las naciones industrializadas para asegurarse
compartir equitativamente el mercado sin que importase su tamaño y desajustes. Por ejemplo,
Argentina tomó esta vía al luchar por preservar su acceso al mercado británico de carne. En 1933
firmó el Pacto Roca-Runciman, mediante el cual retendría cuotas aceptables del mercado inglés a
cambio de garantizar la compra de bienes británicos y asegurar las ganancias de los negocios
británicos en Argentina. De este modo, algunos países trataron de mantener el funcionamiento del
modelo basado en la exportación – importación, a pesar de la reducción en la demanda ocasionada por
la Depresión.
Una vía alternativa, era embarcarse en la industrialización, lo que permitiría conseguir una mayor
independencia económica. El modelo sustitutivo de importaciones surgió por imposición de un
contexto mundial de posguerra donde la mayoría de las economías se encontraban cerradas hacia el
exterior y se intentó llevar adelante un proyecto industrialista como como modelo de desarrollo
basado en la abundante mano de obra y un importante mercado de consumo interno.
De una importancia particular fue el papel del Estado en la estimulación del crecimiento industrial
basado en la sustitución de importaciones, combinando períodos democráticos con interrupciones
militares constantes a los gobiernos.
Las economías latinoamericanas comenzaron a producir artículos manufacturados que antes
importaban de Europa y Estados Unidos. De aquí proviene el nombre para este tipo de desarrollo:
“sustitución de importaciones”.
Las consecuencias sociales de la industrialización fueron complejas. Un resultado, por supuesto, fue
la formación de una clase capitalista empresarial o, de forma más específica, de una burguesía
industrial, pero permanece invariable un punto básico: la industrialización.

Etapas del modelo de sustitución de importaciones en Argentina


Entre los años 1930 y 1976, la sociedad argentina protagonizó una serie de profundas
transformaciones en el proceso de organización espacial del propio territorio. La crisis de 1930
interrumpió las exportaciones de bienes primarios (cereales, carnes, cue-ros) que, durante el modelo

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agroexportador, habían coloca-do a la Argentina en el gran escenario comercial mundial, lo cual


dificultó la compra de bienes manufacturados o indus-trializados en el exterior. Además, condujo a la
creciente intervención del Estado nacio-nal en la promoción de políti-cas de desarrollo económico y
social que derivaron en profundas transformaciones territoriales.

 Primera etapa: la misma se inicia con la crisis del Modelo Agroexportador e incluye
los primeros intentos de industrialización y políticas proteccionistas que tuvieron lugar entre 1930 y
1943/45. Frente al escenario crítico de la década de 1930 aparecieron instancias de regulación estatal
de diversos sectores económicos entre los que se destacaron la Junta Nacional de Carnes y la de
Granos que fijaban precios mínimos, cuotas de producción, etc. Además se desarrollaron y
fortalecieron las primeras empresas estatales y se expandieron las industrias nacionales enfocadas a
los bienes básicos de consumo (alimentos y textiles), la industria metalúrgica liviana y aquellas que
utilizaban insumos locales. Subsidiaria de una época crítica, esta industrialización tuvo como
problema el retraso relativo de la tecnología utilizada plasmado en la antigüedad de las maquinarias lo
cual impactó en los niveles de productividad.
En términos políticos, el período estuvo casi completamente hegemonizado por gobiernos de corte
conservador que se sucedieron a lo largo de la década de 1930. La práctica del fraude, los períodos de
proscripción de la Unión Cívica Radical y los resonantes casos de corrupción le otorgaron a ese lapso
el mote de la “Década infame”. En paralelo a este escenario político restringido, el proceso de
urbanización producto de las migraciones internas y la extensión de diversas corrientes ideológicas
obreristas permitieron el fortalecimiento del movimiento obrero.

 Segunda etapa: este período comprende los años de ascenso y consolidación del peronismo y
va desde 1945 a 1955. En términos económicos podemos afirmar que se trató de un modelo ISI
asentado en la planificación estatal, en donde el fortalecimiento y la extensión de la industria nacional
se convierte en política de Estado. Este hecho se evidenció en la formalización de la planificación de
la economía través de los planes quinquenales que se extendieron entre 1947-1951 y el que hubiese
tenido lugar entre 1952 y 1957 pero fue interrumpido por el derrocamiento de Perón en 1955. En
términos generales, el Estado asumió un papel más activo en la intervención de la economía y en el
impulso de la demanda a partir de la creación y el fortalecimiento de empresas públicas (por ejemplo
Gas del Estado, Flota Mercante Argentina) y la mejora del consumo de los sectores populares a partir
de un aumento del salario real, de las prestaciones sociales del Estado y de la legislación laboral.
En términos políticos, el acontecimiento más marcado es la aparición del peronismo en el esquema
partidario de Argentina. En 1943 un golpe militar derrocó a Ramón Castillo finalizando con la
sucesión de gobiernos conservadores. A partir de ese año en el gobierno militar comienza a tomar

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cada vez más relevancia la figura de Juan Domingo Perón que desde diversos puestos públicos, entre
los que se destaca la Secretaría de Trabajo y Previsión, llevó adelante medidas que impulsaron la
mejora de los salarios; la extensión de los convenios colectivos de trabajo; el establecimiento de
salarios mínimos, indemnizaciones por accidente y, aguinaldo; la extensión del sistema jubilatorio; la
regulación de la condiciones de trabajo sectoriales como en el caso del Estatuto del Peón, etc. Este
tipo de medidas le permitió alcanzar una importante popularidad entre los sectores trabajadores que se
sumaba a la creciente influencia en los sectores sindicales basado en una combinación de negociación
y alianza con algunas tendencias e intervención y debilitamiento de otras.
En términos sociales, la extensión de los sectores populares urbanos tuvo su apogeo a partir de las
migraciones internas desde el interior de la provincia de Buenos Aires, el Noroeste y Noreste del país
al Gran Buenos Aires atraídos por las posibilidades de empleo y las mejores condiciones de vida.
En junio de 1946 Perón asume la presidencia tras el triunfo electoral dando inicio a su primer
mandato. En líneas generales, este período se caracterizó por el impulso a la industria nacional, la
mejora de los términos del intercambio, la redistribución sectorial del ingreso, la expansión del Estado
como proveedor de servicios (cuyo ejemplo emblemático fue la nacionalización de los ferrocarriles).
Entre finales de la década del 40 y comienzos de la siguiente, se extendió una nueva crisis económica
a raíz de la caída de los precios agropecuarios mundiales que se combinaron con el estancamiento de
la producción pampeana que contrastaba con la expansión de las agroindustrias regionales orientadas
al mercado interno como el azúcar, la vid, el algodón, etc. En este contexto, la política económica
tuvo profundos cambios y con la reelección de Perón en 1952 se presentó un nuevo Plan Quinquenal
que buscó impulsar las inversiones extranjeras orientadas a las industrias pesadas y el sector petrolero
(se radicaron en el periodo las empresas Kaiser, Fiat, Mercedes Benz, Siemens, Bayer, y la Standard
Oil firmó acuerdos de producción de hidrocarburos con YPF), dinamizar y modernizar el sector
agropecuario, reorientando el ingreso a su favor con el IAPI y la fijación de un tipo de cambio más
satisfactorio para el sector. Asimismo, se intentó poner en marcha una política de austeridad que
afectó las mejoras obtenidas por los sectores populares. En paralelo, desde comienzos de la década de
1950 habían proliferado sectores antiperonistas violentos tanto en las fuerzas políticas partidarias
como entre los militares que fueron desplegando diversas acciones cuyo cenit fue el bombardeo a la
Plaza de Mayo junio de 1955 que tuvo como saldo 364 muertos y centenares de heridos. A partir de
allí comenzó una escalada de violencia política entre ambos sectores que culminó con el golpe de
estado del 21 de septiembre de 1955 y la proscripciòn del peronismo, hecho que marcó a fuego la
dinámica política argentina de la tercera etapa.

 Tercera etapa: los 20 años que se extienden desde 1955 a 1976 tuvieron una fuerte
heterogeneidad tanto en las tendencias políticas como en las formas de acceso al poder por la

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creciente influencia de las Fuerzas Armadas a través de los golpes de estado o la injerencia directa en
las políticas públicas. A los objetivos de este trabajo nos interesa rescatar la tendencia económica
comprendida bajo el concepto de Desarrollismo que tiene como premisa fundamental extender el
proyecto de industrialización por sustitución de importaciones hacia la industria pesada y la
producción de bienes de capital. Como fue adelantado en el segundo gobierno de Perón, estos
proyectos de desarrollo de la industria pesada fueron pensados a partir de una creciente participación
de la inversión extranjera a través de subsidiarias de empresas extranjeras que buscaban expandir sus
mercados y exportar tecnologías obsoletas en sus economías de origen. La industria de base
desarrollada fue: acero, petroquímica, metalmecánica, automotriz, máquinas, herramientas,
generación de energía, etc. En líneas generales, algunos de estos objetivos se cumplieron y se generó
una importante diversificación, modernización e innovación de la economía, pero hacia el final del
período se canalizaron las inversiones hacia la especulación financiera y la adquisición de empresas
que ya se encontraban instaladas en el país, generándose un proceso de concentración oligopólica sin
precedente en la actividad industrial.
En términos sociales, la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores en los años anteriores
consolidó un modelo de crecimiento incluyente, caracterizado por la extensión del proceso de
urbanización, la concentración de la mano de obra y la mejora de las condiciones de vida al menos
durante gran parte del segundo y tercer período.

Política comercial y sector externo


En la primera etapa del modelo ISI, se hizo evidente incluso para las elites tradicionales la
imposibilidad de sostener la política librecambista. En este contexto, una de las salidas fue la
negociación y suscripción de diversos acuerdos bilaterales de comercio entre los que se destaca el
firmado con Gran Bretaña conocido como Roca-Runciman, pero también se realizaron negociaciones
similares con otros países europeos y latinoamericanos. El objetivo de los mismos era lograr el
sostenimiento de las exportaciones primarias a partir de la manutención de mercados tradicionales o el
ingreso a algunos nuevos.
En paralelo, entre 1930 y 1940 se produjo una proliferación de organismos estatales de regulación (se
crearon cerca de 50 en dicha década) entre los que se destacan la Junta Nacional de Carnes y la Junta
Nacional de Granos creadas en 1933. Al igual que otros organismos, su función era asegurar precios
mínimos a los productores y mediar en la relación entre los precios internos y externos.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, Argentina logró revertir los impactos de la negativos del
triángulo con Gran Bretaña y EE.UU. pues mantuvo la provisión de alimentos y materias primas al
país europeo a cambio del depósito en libras de los pagos en Londres, mientras que la orientación de
la economía británica al esfuerzo bélico redujo profundamente el flujo de bienes hacia la Argentina

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los cuales fueron reemplazados por otros producidos en el país. Sin embargo, la situación no cambió
el balance comercial negativo con EE.UU. que sólo mejoró mientras el país del norte participó
activamente en la guerra. Por su parte, con las restricciones en los fletes que tuvieron los cereales por
la utilización de los barcos en la guerra se reorientaron parte de las ventas hacia los países vecinos,
principalmente Brasil, que conformaron una parte importante de la demanda en esos años. Por su
parte la dificultad de conseguir bienes de capital impidió que la industria se modernizara a medida que
crecía. Tras la finalización de la guerra, la Argentina sufrió una fuerte reprimenda económica por
parte de las potencias aliadas (principalmente EE.UU.) a raíz de su neutralidad que sirvió de
argumento para dejar fuera al país del Plan Marshall, el ambicioso proyecto de reconstrucción de la
Europa devastada por la guerra.
Durante la segunda etapa (1945-1955), se realizó un diagnóstico de las capacidades productivas y
comerciales del país para desarrollar una política industrialista que solucionara los “cuellos de
botella” que se producían por el intercambio. Para ello se fortaleció el peso económico del mercado
interno gracias a diversas políticas públicas pero nuevamente esta situación generó un crecimiento de
las importaciones ya no de artículos de consumo sino de bienes de capital, más onerosos y lentos para
generar retornos. Por su parte, el sector agropecuario continuó siendo la principal fuente de divisas
frente a lo cual el Estado encaró reformas novedosas como la creación del Instituto Argentino para la
Promoción del Intercambio que concentraba el comercio de productos agropecuarios (principalmente
granarios) y las importaciones esenciales. Este andamiaje institucional permitió la redistribución de
los ingresos desde la producción agropecuaria a otros sectores de la economía y desde los sectores
más favorecidos a las clases trabajadoras a partir del sostenimiento de precios relativamente baratos
para los productos alimentarios. En términos del balance de pagos, existía un importante saldo de
libras esterlinas a favor de Argentina que estaban congeladas en Londres por los problemas
económicos de Gran Bretaña durante la guerra. Luego de diversas negociaciones se decidió utilizar
ese dinero para nacionalizar los servicios públicos (trenes, agua, electricidad, etc.) y repatriar deuda
externa. Estas medidas y el aumento de las importaciones generaron una importante presión hacia la
salida de divisas y la caída de las reservas en la cuenta capital que se hizo manifiesta en 1952. La
crisis de esos años combinó una contracción de las importaciones y exportaciones, el debilitamiento
de la expansión industrial y estancamiento de la producción agropecuaria, la exclusión de Argentina
de los mercados beneficiados por el Plan Marshall y el hecho de que el aumento del consumo interno
también retrajo los márgenes exportables. Como mencionamos anteriormente, frente a esta situación
se llevó adelante una serie de políticas (dentro de las cuales puede incluirse el Plan de emergencia y
Segundo plan quinquenal) que buscaron estimular la producción agropecuaria de exportación,
promover los préstamos e inversiones externas, extender los acuerdos bilaterales.

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Finalmente, la tercera etapa (1955-1976) presenció un rápido de desarrollo de las industrias básicas y
petróleo a partir de inversiones externas e inversión interna por ahorro de las clases altas. Para ello se
expandieron las inversiones (⅔ de la Inversión Extranjera Directa fue hacia bienes de capital y fondos
líquidos de corto plazo) pero las exportaciones se mantuvieron estables por lo que hubo profundos
déficit de la balanza comercial que se cubrieron con deuda externa. A pesar de algunos esfuerzos por
impulsar la modernización del sector agropecuario (como fue la creación del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria en 1956), las exportaciones quedaban por fuera de los planes desarrollistas.
El crecimiento de la deuda externa fue uno de los problemas centrales del período y la incorporación
de Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial mostró sus primeros impactos en
la política nacional. Durante el gobierno de Frondizi (1958-1962) se intentó avanzar con medidas
desarrollistas pero la necesidad de divisas generó un contexto de debilidad del gobierno al momento
de negociar con los organismos internacionales. Fiel a su doctrina presionaron por eliminar las medias
que regulaban el sector externo y en el contexto de demanda de inversiones ello implicó continuar con
los déficit de la balanza comercial debido al aumento de las importaciones de bienes de capital. Sin
embargo, se obtuvieron algunos avances principalmente en la producción interna de combustibles
(que redujo su peso en las importaciones) y automóviles a partir de la expansión de la inversión
extranjera y el PBI creció en el país durante toda la presidencia de Frondizi a una tasa promedio
cercana al 3% (incluyendo la abrupta caída de 1959) y logró reducir el déficit fiscal a partir de la
reducción del gasto público. Las tensiones sociales producto de la proscripción del peronismo y
algunas consecuencias de los ajustes llevaron al derrocamiento de Frondizi y la alternancia entre
medidas económicas ortodoxas y heterodoxas pero todas ellas debieron sufrir los impactos de las
crisis externas sobre la balanza comercial. Finalmente, la tercera presidencia de Perón (1973-76)
tampoco estuvo exenta de esta tendencia y tras un primer año (1973) con alto superávit comercial por
los altos precios y producción de la carne y los cereales, el sector externo comenzó a experimentar los
impactos de la crisis global ocasionada por la suba del petróleo crudo desde 1973. Esta situación
generó una suba del precio de las importaciones y una caída de las exportaciones hacia los países más
industrializados.

Este modelo tuvo consecuencias; ellas son:


Consecuencias positivas
• Aumento del empleo local.
• Estado de bienestar y garantías de protección al trabajador.
• Baja dependencia de los mercados extranjeros.
• Mejora de los términos de intercambio.
• Nacimiento de sectores industriales nacionales, en especial la pequeña y mediana empresa.

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• Excedente de mano de obra calificada.


• Temprana madurez del sector servicios, que llegó a proporciones similares a la de los países
desarrollados.
• Un alto nivel de empleo entre los jefes de familia, el desempleo afecta principalmente a mujeres y
jóvenes que poseen menor calificación.

Consecuencias negativas
• Elevados precios de bienes manufacturados e inflación.
• Deuda externa.
• Saldos comerciales negativos.
• Ineficiente asignación de recursos.
• Muchas exportaciones seguían siendo de bienes primarios que seguían sujetos al deterioro de los
términos de intercambio.
• Una tasa de empleo inferior a la de otros países con el mismo nivel de desarrollo.
• Presiones inflacionarias asociadas a la lucha por la distribución del ingreso en una economía de
productividad media baja.
• Estrechez del mercado interno que impedía aprovechar las economías de escala para bajar costos.
• Falta de protagonismo nacional para hacer de la innovación tecnológica un dinamizador del sector
industrial (alta dependencia de la inversión de empresas extranjeras).
• Subsidio a empresas propició formación de monopolios.
• El sector industrial no se preocupó por conquistar mercados externos, destinaba su producción al
consumo interno y de esta forma requería de la producción primaria para conseguir las divisas para
comprar bienes de capital; reproduciendo la relación de dependencia que el mismo modelo pretendía
evitar.

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Bibliografía:

 Federico Fuchs y otros. 2010. “1930-1955. Sindicatos, Estado y Sociedad en la Argentina”.

Asociación del Personal de los Organismos de Control

 Mario Rapoport. 2007. Historia Económica, Política Y Social De La Argentina (1880 - 2003).

Editorial: EMECE

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