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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Por qué creemos mientras que otros rechazan


Escritura: 1 Corintios 1:18-2:16
Código: 90-322
John MacArthur

Fue hace unos 25 años atrás en mi vida que se me pidió que escribiera un pequeño libro y el
título original de este pequeño libro fue ‘Enfoque en Hechos’. Probablemente nunca lo haya
visto, no duró mucho tiempo. Salió en otra edición con otro título un par de años después y
ese título fue ‘Por qué confío en la Biblia’. Fue en 1983. Y conforme me preparaba para
escribir ese libro acerca de por qué confío en la Biblia, el cual realmente fue el primero acerca
de la misma también, tuve que responder la pregunta de por qué confío en la Biblia. ¿Qué
había cerca de la verdad de las Escrituras que la hacía creíble para mí? ¿Era yo más
inteligente que el resto de las personas? ¿Se me había presentado un conjunto de evidencias
más poderosas acerca de las Escrituras? Y ciertamente puede ser presentada. ¿Por qué tenía
yo una confianza tan grande en la Biblia?

Puedo acordarme en mis días de la Universidad, cuando me atraían muy pocas cosas fuera
de un certamen deportivo, cuando encontraba mi gozo más grande en un campo de fútbol
americano, que inclusive yo tenía una confianza completa y total en la Palabra de Dios. De
hecho, no podía esperar para llegar al seminario. Y cuando decidí que haría a un lado una
carrera deportiva y una oportunidad a nivel profesional para ir al seminario, algunos de mis
compañeros atletas y entrenadores no podían entender la razón. Y realmente no es que yo
tenía una motivación para predicar o una motivación para enseñar. Tenía este anhelo intenso
por profundizar en la Palabra de Dios y entender lo que significaba, porque estaba
comprometido de manera total con su veracidad.

¿De dónde salió eso? ¿Por qué estaba yo tan convencido de la verdad de las Escrituras? Yo
no había estudiado apologética o la defensa de las Escrituras. No había leído mucho acerca
de eso. Simplemente, en mi corazón había un compromiso total con la Palabra de Dios; y
cuando me senté a pensar acerca de por qué confiaba en la Biblia, vi algunos de los pasajes

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de las Escrituras que tenían que ver con la respuesta. Me acordé que Jesús le había dicho a
Pedro en Mateo 16: “Carne y sangre no te lo reveló, sino Mi Padre que está en los cielos.” Y la
razón por la que Pedro sabía que Jesús era el Cristo, el hijo de Dios era debido a revelación
divina, revelación divina.

Y después, vi 1 Corintios capítulo 12, versículo 3 el cual dice: “Nadie puede llamar a Jesús
Señor, más que por el Espíritu de Dios.” Me parece razonable decir que Jesús es el Cristo, el
Hijo del Dios vivo. Me parece razonable decir que Jesús es Señor. Pero nadie puede decir eso
por razonable que me parezca a menos de que el Padre se lo revele y el Espíritu se lo revele.
También fui llevado a Juan, capítulo 6, en donde Jesús estaba hablando y muchos de Sus
discípulos dice que se fueron. Y Él le dijo a aquellos que se quedaron: “¿Acaso también
vosotros queréis ir?” Y de la boca de Pedro en nombre del resto salieron estas palabras: “¿A
quién iremos? Tú y sólo Tú tienes palabras de vida eterna.” Otra afirmación monumental de
que lo que el Señor Jesucristo dice, lo que Dios dice, es verdad.

Jesús dice de nuevo que le había sido dado del Padre. Jesús inclusive dice en ese pasaje:
“¿Acaso no los he escogido?”

Y después recordé, y voy a pedirles que miren a este pasaje de Romanos, capítulo 8. En
términos muy claros, leemos esto en el versículo 5: “Porque aquellos que viven según la
carne,” esto es fuera de Dios, fuera de la vida espiritual, espiritualmente muertos, ciegos, en
bancarrota, “aquellos que viven según la carne, colocan su mente en las cosas de la carne,
pero aquellos que son según el Espíritu, las cosas del Espíritu.” Usted tiene dos dimensiones
que se excluyen la una a la otra.

La mente que está en la carne, versículo 6, es muerte. La mente que está en el Espíritu es
vida y paz. Versículo 7: “La mente que está en la carne es hostil en contra de Dios”. Y
después esto: “Y no se sujeta a la ley de Dios porque no puede.” Y aquellos que están en la
carne no pueden agradar a Dios.” Si usted está en la carne, no puede agradar a Dios. Le
agradaría a Dios si usted creyera en la Biblia. De hecho, eso estaría en la parte de arriba de la
lista de Dios de las cosas que le agradan. Le agradaría a Dios si usted creyera en el
Evangelio. Eso también estaría en la parte de arriba de la lista de cosas que le agradan. Le

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agradaría a Dios si usted afirmara la deidad y la naturaleza salvadora del Señor Jesucristo.
Eso agradaría a Dios.

Esas tres cosas estarían en la parte de arriba de la lista de cosas de Dios que le agradan a Él.
Y la realidad es que si usted está en la carne, usted no puede agradar a Dios. Usted no puede
agradarle al nivel más bajo, mucho menos a nivel del pináculo. Entonces, ¿cómo es que yo
llegué a tener una confianza tan grande en las Escrituras? Recordé de nuevo Efesios, capítulo
4, el cual dice esencialmente lo que lo que Romanos 8 dice de un modo diferente. Versículo
17 de Efesios 4: “Por tanto esto digo y afirmo junto con el Señor, que ya no andéis como los
gentiles también andan en la vaciedad de su mente, teniendo entenebrecido el entendimiento,
excluidos de la vida de Dios debido a la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su
corazón.”

Ahora, esa lista de descripciones tiene la intención de darle la idea de que este es un punto
totalmente inescapable para los no regenerados, fuera de la intervención divina. Y entonces,
concluí que por los medios normales del entendimiento humano, no podía haber llegado yo a
tener esta confianza en las Escrituras. Que la única manera en la que yo pude haber llegado a
tener esta confianza en las Escrituras es porque Dios me la había dado como un regalo, que
Dios en Su soberanía me había dado la voluntad de creer en el Evangelio, de creer en Cristo
y aceptar la autenticidad, autoridad y veracidad de las Escrituras.

Y entonces, en 1983, cuando publiqué la segunda edición del pequeño libro llamado ‘Por qué
confío en la Biblia’, esto es lo que escribí. “Los incrédulos no pueden aceptar una prueba
legítima porque están ciegos a ella. El hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios porque son locura para él, ni las puede entender porque se disciernen
espiritualmente, 1 Corintios 2:14, solo conforme el Espíritu Santo lleva a cabo Su obra
regeneradora al abrir la mente y quita la ceguera, da vida e implanta el entendimiento de la
revelación de Dios, sólo entonces la gente cree que la Biblia es la Palabra de Dios y confían
en ella.” Fin de la cita.

Yo sé que la Biblia es verdad porque el Espíritu de Dios me ha convencido de esto. Escribí


eso hace más de 25 años atrás. A la luz de esto, dije en el siguiente párrafo… Y usted sabe

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que está en problemas cuando continúa citándose a usted mismo, “A la luz de esto, sugiero
un cambio en nuestro enfoque. Hemos estado diciendo que la profecía sido cumplida, la Biblia
es precisa en términos científicos, los milagros se realizaron con testigos oculares, el mensaje
bíblico de salvación a través de la fe en Jesucristo resulta en un cambio revolucionario en las
vidas de personas que creen. Debido a todas estas pruebas, razonamos que la Biblia es la
Palabra de Dios.”

Y después, escribí: “En lugar de esto, propongo que declaramos que la Biblia es la Palabra de
Dios, por lo tanto la profecía ha sido cumplida, los milagros se han llevado a cabo, las
afirmaciones científicas son precisas y vidas han sido transformadas.” Fin de la cita. La
confianza en las Escrituras comienza con la obra del Espíritu. Yo creo que la Biblia fue escrita
por el Dios del universo para revelarse a sí mismo a la humanidad.

Yo creo que la Biblia es la única revelación con autoridad absolutamente confiable por parte
de Dios con respecto al origen del hombre, su liberación, su salvación, los estándares morales
y espirituales a la luz de los cuales debe vivir y su destino definitivo. Yo también creo que la
Biblia es verdad en todo detalle, inclusive hasta las palabras mismas en los manuscritos
originales. Dios fue el autor. Y concluí con esto: “El Espíritu me ha guiado a esta confianza
que puede ser sostenida o apoyada.”

Ahora, para mí ese fue un descubrimiento realmente significativo. Y más adelante en mi vida
fui expuesto a algo de los escritos de un teólogo bien conocido llamado Juan Calvino. Y
teniendo curiosidad acerca de lo que él creía con respecto al mismo tema, comencé a
descubrir algunas cosas muy interesantes. Escuche a Juan Calvino, y cito. “Las Escrituras
únicamente existen como en medio mediante el cual a Dios le ha agradado consignar Su
verdad para ser recordada de manera perpetua. La autoridad completa, la cual obtienen los
fieles, procede de ninguna otra consideración de que ellos están persuadidos de que las
palabras de las Escrituras procedieron del cielo como si a Dios se lo hubiera escuchado
pronunciarlas.” Fin de la cita. Esto es lo que dice en su Institución.

Él añade, y cito: “Las Escrituras mismas manifiestan de manera clara que Dios es el que
habla. Nunca estamos establecidos en la fe de esta doctrina hasta que sin duda alguna somos

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persuadidos de que Dios es el autor. Siendo iluminados por lo tanto por Él, esto es el Espíritu
Santo, ya no creemos en nuestro propio juicio o el de otros de que las Escrituras son de Dios,
sino de una manera que sobrepasa el juicio humano, somos asegurados de manera perfecta
que han venido a nosotros mediante el ministerio de los hombres de la boca misma de Dios.
Sentimos la convicción más firme de que tenemos una verdad invencible y esto, por el Espíritu
Santo.” Fin de la cita.

Bueno, Calvino tenía razón. No nos sorprende, ¿verdad? William Niesel dijo que Calvino
considera la palabra de la Biblia, y cito, “como algo muerto e ineficaz para nosotros si no es
vitrificada de manera divina,” esto es se le da vida, “y tan pronto como es separada de él, esto
es Cristo, se vuelve un cuerpo muertos de letras sin alma.” Fin de la cita. Él entendió que
usted sólo cree en las Escrituras cuando el Espíritu de Dios le da a usted junto con esa fe,
confianza. Confianza plena en la Palabra de Dios y las Escrituras. No es entonces el resultado
de argumentos racionales y la obra del intelecto humano y la razón o emoción. Es la obra del
Espíritu en el corazón.

Calvino añade y cito: “Porque así como Dios mismo es un testigo suficiente para sí mismo de
Su propia palabra, así también la Palabra nunca ganará crédito en los corazones de los
hombres hasta que es sellada por el testimonio interno del Espíritu. Es necesario, por lo tanto,
que el mismo Espíritu quien habló por la boca de los profetas penetre en nuestros corazones
para que Él pueda persuadirnos de que son entregadas de manera fiel, lo que les había sido
encomendado de manera divina.” Entonces, él dice: “Que quede entonces fija una verdad,
que aquellos a quienes el Espíritu enseña internamente se rinden firmemente a las
Escrituras.” Fin de la cita. Nuestra confianza en la Palabra de Dios viene del Espíritu de Dios.
Es un componente del regalo soberano de la regeneración.

Los enfoques tradicionales han tratado de probar la Biblia a personas no regeneradas


mediante una innumerable cantidad de evidencias que ellos pueden procesar a través de sus
intelectos caídos en la futilidad de su función mental y la ignorancia que hay en ellos y la
oscuridad de sus mentes y la dureza de sus corazones y la dureza y sensualidad de sus
almas. Nosotros podemos acumular toda clase de evidencias proféticas, evidencias
científicas, evidencias milagrosas, evidencias arqueológicas, históricas, las evidencias de

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vidas transformadas.

Y al final, mientras que ciertamente todas esas son una representación razonable y verdadera
de las Escrituras, no pueden quitar la ceguera de los ojos. No pueden dar vida al alma muerta.
Las Escrituras nos dicen cómo es que esto funciona en uno de los grandes textos en las
mismas. Abra su Biblia en 1 Corintios capítulo 1. Hay demasiado aquí para que yo pueda
incluir en un mensaje. Y debido a que no voy a estar aquí para decirlo en dos, voy a darle la
versión condensada de esto. Tomo tiempo en cubrir un versículo, imagínese dos capítulos o
partes de dos capítulos.

Pero quiero que usted vea comenzando en el capítulo 1, en el versículo 18 y hasta el capítulo
2. Y vamos a tocar a la ligera estas verdades mientras mantenemos el flujo de pensamiento y
el punto primordial. El tema de la sección comenzando en el capítulo 1, versículo 18 y hasta el
capítulo 2, es la sabiduría divina. La sabiduría divina. La palabra sabio o sabiduría aparece 20
veces, en contraste con locura o necedad, la cual aparece alrededor de media docena de
veces.

Esto es acerca de la sabiduría divina. Y toda la sección explica por qué la gente rechaza la
sabiduría de Dios y por qué otras personas aceptan la sabiduría de Dios. Por qué la gente
rechaza las Escrituras, el Evangelio, la cruz y otras personas aceptan las Escrituras, el
Evangelio y la cruz. De hecho, hay algunas frases aquí, la sabiduría de Dios, la Palabra de la
cruz, e inclusive el testimonio de Dios. Pero sea que usted esté hablando acerca de la
sabiduría de Dios, la palabra de la cruz o el testimonio de Dios, usted está hablando de
revelación divina, la cual está registrada aquí. Este es el tema.

Ahora, la manera simple de dividir esto es dividirlo en dos secciones, las cuales empalman; y
reciclar y reafirmar cosas. No obstante, dos secciones son distinguibles de alguna manera.
Sección número uno, por qué los no cristianos rechazan la Biblia. Sección número dos, por
qué los cristianos aceptan la Biblia. Por qué los no cristianos rechazan la Biblia y por qué los
cristianos aceptan la Biblia. Y le voy a decir desde el principio, nada se dice acerca de
evidencias, nada se dice acerca de la razón humana, nada se dice acerca de cómo manipular
la voluntad de la gente o cómo mover sus emociones. Esto no es acerca de evidencias. Esto

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no es acerca de la razón. Esto no es acerca de la emoción. Esto es acerca de condición. Esto
es acerca de la condición de un no cristiano y la condición de un cristiano.

Veamos, en primer lugar, por qué los no cristianos no creen la Biblia. Y le voy a dar cinco
razones, las cuales son presentadas para nosotros en la sección de apertura. En primer lugar,
el mensaje es irracional. Esta es la primera causa por la que ellos no creen. Es irracional.
Versículo 18: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden;” o el testimonio de
Dios o la palabra de la sabiduría de Dios, esto quiere decir la revelación de Dios que está en
las Escrituras, es locura a los que se pierden, esa es su condición, es locura.

De una manera algo sarcástica, esa idea es repetida en el versículo 21. “Agradó a Dios salvar
a los creyentes por la locura de la predicación.” Versículo 23: “Para los gentiles locura.” Y
después, de otro modo sarcástico en el versículo 25: “Porque lo insensato de Dios es más
sabio que los hombres.” Y entonces, de manera clara está esta idea de que la revelación de
Dios en las Escrituras es locura. Es la palabra torpe, tonto, sin sentido, inapropiado para la
razón humana. Tratan la Palabra de Dios con menosprecio. Y no voy a entrar en todos los
detalles acerca de eso, pero un Dios crucificado era ridículo para los gentiles y de la misma
manera, si no es que más ridículo, para los judíos. La salvación por la fe en un Dios
crucificado era inclusive más ridícula. Todo esto era francamente irracional.

En segundo lugar, los no cristianos no creen en la Biblia no sólo porque el mensaje es


irracional, sino porque la realidad es inalcanzable. Usted oyó un par de veces en los
bautismos en esta noche que la gente dijo: “Yo sabía que Jesús murió, pero no podía
conectar el por qué o cómo eso tenía algo que ver con mi vida.” U oyó a alguien decir: “Yo
crecí en la iglesia y tenía todas estas historias sin relación alguna y desconectadas en mi
mente y no estaba segura de cómo se relacionaban.” Y esa es esencialmente la idea aquí.
Simplemente, no tiene sentido para aquellos que están pereciendo.

Versículo 19: “Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el
entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde
está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya
que en la sabiduría de Dios,” esto es que Dios lo hizo así, “el mundo no conoció a Dios

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mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.”
En la caída, Dios colocó a la raza humana en una condición en la cual es imposible mediante
la sabiduría humana llegar a conocer a Dios. Usted no puede llegar ahí por sí mismo.

Y Dios lo diseñó de esta manera. “Destruiré la sabiduría de los sabios”, dice Él, “desecharé el
entendimiento de los entendidos. Dirigiré la sabiduría de este mundo en la dirección de la
locura. Lo haré porque me agrada causar que ningún hombre, no importa lo sabio que sea en
términos mundanos, pueda a través de esa sabiduría mundana llegar a conocerme.” En el
versículo 19 Él está citando de Isaías 29:14, la Septuaginta, la edición griega de eso. Isaías
había dicho en ese entonces, Isaías 29, que cuando Senaquerib estaba amenazando a Judá,
amenazando con atacar y saquear a Judá, Isaías dijo: “La liberación vendrá de Dios, pero no
vendrá mediante la sabiduría de los líderes, no vendrá mediante la sabiduría de los sabios,
sus tramas secretas astutas, que estaban tramando en contra de Judá perecerían no
mediante ingenuidad humana, sino debido al poder de Dios.”

Dios entraría en acción y liberaría a Su pueblo. La sabiduría de los sabios no podía salvarlos.
La inteligencia de los inteligentes no serviría. Sólo Dios podría hacerlo. Y es como si dijera:
“Entonces, ¿dónde está el sabio cuando lo necesita? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el
disputador de este siglo? Enfílenlos a todos, enfilen a los cultos, la elite, los intelectuales, los
filósofos.” Y por cierto, el versículo 20 hace referencia tanto a Isaías 19:12 como a Isaías
33:18 y a los supuestos consejeros sabios de Egipto, quienes fueron convertidos en necios
absolutos en el capítulo 19 de Isaías.

Y después, los escribas de los asirios, quienes estaban todos listos para asentar el registro
del botín que iban a recibir cuando vinieran y entraran; y de pronto, están viéndose todos
como necios porque Dios intervino. ¿Dónde están los disputadores? ¿Dónde están
disputadores, los que debaten, los suzetetes, los que debaten filosofía? Enfílenlos a todos. Y
agrada a Dios mediante todos los intelectos de ellos y toda la sabiduría de ellos y toda la
erudición de ellos que no puede llegar a conocerlo. En la sabiduría de Dios, Dios hizo que
fuera imposible que los hombres y las mujeres llegaran a conocerlo por sí mismos. Usted no
puede llegar ahí a partir de aquí sin ayuda. Usted no puede llegar a tener una confianza en la
Palabra de Dios, creer en el mensaje o la palabra de la cruz, la palabra del testimonio divino.

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Entonces, las personas no creen porque es necio, irracional, porque es inalcanzable.

En tercer lugar, porque es francamente increíble o me imagino que podría decir ridículo.
Versículo 22: “Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría.” Los judíos estaban
buscando señales. Usted dice: “Espera un momento, Jesús les dio señales y señales y
señales y señales.” Sí, pero querían la gran señal. “Derroca a los romanos, establece el reino,
reina en cumplimiento del pacto abrahámico y davídico. Y cuando Él comenzó a hablar acerca
de Su muerte, Él fue a la cruz y se acabó. La crucifixión vino al Señor Jesús porque Él
condenó su religión hipócrita, porque Él no desplegó Su poder en contra de los romanos y
cumplió su propia expectativa mesiánica. La que tenían los judíos. Inclusive en la cruz, ellos
dijeron “¿Por qué no desciendes de la cruz?” Quizás había una última esperanza de que Él
les haría la señal que ellos estaban esperando. ¿Pero la crucifixión de Dios? ¿La crucifixión
del Mesías en manos de los romanos? Impensable.

Por otro lado, los griegos buscaban sabiduría. ¿Qué quiere decir eso? Ellos buscaban
filosofías complejas profundas, con palabras, sofisticadas y conceptos esotéricos. Y se rieron
ante la simplicidad del Evangelio y la idea increíble de que un Dios crucificado debía ser
adorado. Esa es la razón por la que hasta el día de hoy en Roma hay una piedra que presenta
a un hombre postrándose ante un asno. Y es un reflejo de la perspectiva antigua del
cristianismo que dice “Alexámenos adora a su Dios.” Y lo interesante acerca de esto es que el
burro, el asno, está en la cruz. ¿Quién adoraría a un asno en una cruz? Es francamente
increíble.

Número cuatro, su gente no es sorprendente. Su gente no es sorprendente. Los judíos


creerían una señal, los griegos querían sabiduría. Pablo predicó a Cristo crucificado. Los
judíos tropezaron en esto. Los gentiles dijeron esto es locura. El versículo 26 no ayuda. “Pues
mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos
poderosos, ni muchos nobles.” La conclusión aquí es que no impresionamos mucho. No lo
eran en ese entonces y no lo somos en la actualidad. La mayoría de los creyentes siempre
han sido personas no sorprendentes. Siempre han sido personas que no sorprenden al
mundo, especialmente el mundo de las mentes élite, que nos tratan con menosprecio.

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No somos los más inteligentes y no somos los más nobles. De hecho, versículo 27: “Sino que
lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió
Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios.” Él está
descendiendo aún más, y más y más. Él no escogió lo sabio. Ni a lo noble. No a la élite
intelectual, no los grandes, no los influyentes, no los que guían, ni los poderosos, ni los
nobles.

De hecho, es una palabra griega que significa con rango social, con estirpe, noble. Sino que
Él ha escogido lo necio, lo débil, agenēs, lo bajo, los que no tienen nacimiento, los don nadie,
los que no tienen nombre, los comunes y corrientes, los insignificantes y los menospreciados.
Y después, Él inclusive baja aún más que eso. “Y lo que no es” el presente participio de eimi,
los que no existentes, Él ha escogido. Por cierto, esta última afirmación que Pablo utiliza, las
cosas que no son, en el versículo 28, es la expresión de mayor menosprecio en el idioma
griego para menospreciar a otra persona, para tratarlos como si ni siquiera existieran.
Entonces, ellos lo creen. Y el hecho de que somos un grupo que impresiona tan poco añade a
la resistencia de ellos.

Después, un quinto. No sólo la gente de este libro carece de algo sorprendente, sino que los
predicadores no son impresionantes. Y podría haber pensado en muchas palabras para eso.
No son impresionantes. Llegamos al capítulo 2, “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros
para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.” Y
ese era un problema porque a ellos les encantaba este tipo de enseñanza esotérica,
sofisticada, complicada, como un laberinto que traía todo tipo de complejidad y profundidad y
era atractiva para sus mentes. “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado.” De nuevo, está ahí este mensaje repulsivo, increíble,
simplista.

Además, no ayudaba a Su causa Su propia personalidad. Ustedes recuerdan que los corintios
decían de Él que esta persona era francamente menospreciable. Y Sus palabras no eran
impresionantes. Él estuvo con ustedes en debilidad, temor y mucho temblor. Mi mensaje, mi
predicación no fueron en palabras persuasivas de humana sabiduría, sino en persuasión de
espíritu y de poder. Entonces, usted tiene una mirada amplia al por qué la gente no cree.

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Comienza con el hecho de que ellos no pueden, no tienen la capacidad, están carentes de la
vida de Dios. Ellos no pueden escapar lo natural. Ellos no pueden escapar el estar en la
carne. Y el que está en la carne sólo se preocupa por las cosas de la carne. Y él no puede
conocer las cosas de Espíritu, son imposibles de conocer para él.

Y usted añade al hecho que todas estas le dan razones para rechazar y usted entiende algo
del dilema de los no regenerados. El mensaje en sí mismo era ofensivo, irracional, increíble,
incomprensible. La gente era de lo bajo y los predicadores eran los débiles y los que no
impresionaban y los temerosos y los que temblaban. Y usted añade a la condición caída, la
oscuridad natural, ceguera satánica y juicio divino. Y los no creyentes no pueden por sí
mismos creer la Verdad.

Entonces, la búsqueda de Dios y la búsqueda de Cristo y la búsqueda de la verdad y la


búsqueda por discernir si la Biblia realmente es verdad en lo que está diciendo no puede
comenzar y terminar con la razón humana. Esto es para cada vez que usted ve uno de estos
asuntos en la televisión ‘la búsqueda del verdadero Jesús’, ‘la búsqueda de la verdad’,
siempre termina en error. La mente caída no puede llegar ahí por sí misma. Esa es la razón
por las que no cristianos no creen en la Biblia.

Ahora, hagamos la segunda pregunta. ¿Por qué los cristianos creen la Biblia? A pesar de todo
esto, vaya al versículo 6 en el capítulo 2. Pasaremos unos cuantos minutos en esta última
parte. “Sin embargo,” esa es una frase clave aquí, usted debería encerrarla en un círculo, “Sin
embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez;” teleios; teleios, de
hecho plural. Entre aquellos que han alcanzado teleios. ¿Qué es eso? Bueno, aquellos que
han sido hechos completos. Es simplemente una manera de describir a los creyentes.
Hablamos sabiduría entendida, comprendida, aceptada y creída entre aquellos que han sido
hechos completos. Nosotros hemos venido a Cristo. Hemos venido al que - Pablo le dice a los
colosenses – “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento.”

No es que seamos más inteligentes. No es que hayamos sido sujetos a evidencias mayores.
Es que hemos llegado a ser completos en Él. Pablo dice: “Mas vosotros estáis completos en

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Él.” Y ser hechos completos o maduros en Él, a usted se le ha dado con esa obra divina de
regeneración y conversión y transformación, no sólo confianza en Jesucristo y confianza en el
Dios verdadero y amoroso, el Dios vivo, sino confianza en la Palabra de Dios. Y entonces, el
versículo 6 dice: “Hablamos sabiduría”, Pablo diciendo hablamos en el plural apostólico,
“hablamos sabiduría entre aquellos que son maduros y sabiduría no de este siglo, ni de los
príncipes de este siglo.”

Esta es una sabiduría de la que le he estado hablando, que es desconocida para las mejores
mentes del mundo, los mejores líderes de este mundo. “Hablamos,” versículo 7, “hablamos
sabiduría de Dios en misterio.” La sabiduría oculta. ¿Cómo es que la llegamos a conocer? Oh,
lea el resto de la frase: “la cual Dios,” ¿cuál es la siguiente palabra? “predestinó antes del fin
de los siglos para nuestra gloria.” Me predestinó para entenderla para mi propia gloria futura.
Usted dice: ‘Oh, ¿crees en la predestinación? Yo creo en la Biblia y la Biblia me dice que la
razón por la que entiendo la sabiduría de Dios es porque Dios me predestinó a gloria eterna y
a través de la regeneración y la conversión medio fe en Su Hijo, en el Evangelio y en Su
Palabra.

¿Acaso eso significa que ahora estoy en una situación en la que yo creo la Biblia aunque no
es razonable? O no. Todo en ella es razonable. Sus profecías están cumplidas. Sus milagros
son verdad y se ha dado testimonio de eso. Científicamente, no tiene errores y es exacta. Su
historia y arqueología se puede verificar hasta el detalle más pequeño. Pero no es eso lo que
convence mi razón natural. Es porque Dios me ha dado fe en Su Palabra y ahora veo que
todo eso es verdad. Otra manera de verlo en este punto, podría ser ver 1 Juan capítulo 2;
Primera de Juan, capítulo 2, simplemente para darle un pequeño de descanso del texto en el
que nos encontramos.

Algunas veces la gente se queda en la Iglesia por un tiempo, pero no se quedan. El versículo
19 los describe: “Salieron de nosotros”, esa es la realidad en la experiencia religiosa de casi
toda persona, la experiencia cristiana. Salieron de nosotros. Sí, usted sabe tal y tal solía venir
aquí, cantaba en el coro, sirvió aquí y allá, se apareció en la Iglesia. Ya no lo vemos, ¿qué
paso? Bueno, salieron de nosotros, pero realmente no eran de nosotros, porque si hubieran
sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros pero salieron para que se manifestase

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que no todos son de nosotros. Salieron, se fueron y prueba que realmente nunca, para
empezar, pertenecieron a nosotros.

“Pero,” versículo 20, me encanta esto, “vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas
las cosas.” ¿Qué es lo que sabe? ¿Sabe lo que dice en el segundo siguiente versículo? “No
os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira
procede de la verdad.” Eso significa que ninguna mentira lo desvía. Ninguna mentira lo lleva a
la apostasía. ¿Por qué? Usted conoce la verdad. ¿Por qué conoce usted la verdad? Porque
usted tiene una unción de Dios. ¿Qué es esa unción? O mejor dicho, ¿quién es esa unción?
El Espíritu Santo.

Yo creo la Biblia porque Dios me dio la confianza en la Palabra de Dios como parte de mi
salvación y regeneración. Yo me quedo con la verdad. Yo creo la verdad. Yo acepto la verdad.
Yo continúo con la verdad. Yo permanezco en la verdad, porque el Espíritu de Dios me ha
mostrado lo que la verdad es. Yo conozco una mentira cuando veo una. Y el final de eso, o
casi al final de ese mismo capítulo, versículo 27: “Pero la unción que vosotros recibisteis de Él
permanece en vosotros.” ¡Guau! Esta es nuestra seguridad, el Espíritu Santo que reside,
mora, siempre, quien es nuestra ancla a la verdad. Él permanece en usted, “y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y
es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en Él.”

Eso es simplemente un tema profundo de entender. Cuando usted fue salvo, usted llegó a
confiar en la Palabra de Dios y ahí es donde usted se queda. Ahí es donde usted se queda. Y
la gente que está por un rato y se va, da evidencia del hecho de que realmente nunca
pertenecieron y nunca tuvieron el Espíritu de Dios. Yo creo la Biblia porque Dios me dio el
regalo de la fe en Su Hijo y fe en Su Evangelio y fe en Su Palabra. Yo continúo eso para mi
justificación. Yo creo en la Biblia para mi santificación, porque el Espíritu de Dios quien
permanece en mí, continúa guiándome en la verdad y alejándome del error. Esa es la razón
por la que creo en la Biblia.

Ahora entiendo, como dicen el versículo 6, que esto es diferente de la sabiduría de este siglo,
la sabiduría de los príncipes de este siglo, las mejores mentes. Todo eso es katargeō. Todo

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eso es considerado ineficaz. Todo eso es impotente. Todo eso no lleva a ningún lugar. Todo
eso realmente es necio, realmente necio. Pero yo creo y usted cree porque Dios predestinó
antes de los siglos que creyéramos para la gloria; y creemos en una sabiduría, el versículo 8
dice, “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido,
nunca habrían crucificado al Señor de gloria.” Ninguno de ellos. Y no habrían continuado
rechazando el Señor de gloria quien fue crucificado.

Él lo resume en el versículo 9 al decir esto, un versículo muy conocido por cierto, tomado de
un par de pasajes a los que se hace referencia aquí y en Isaías. “Cosas que ojo no vio ni oído
oyó, ni han subido en corazón de hombre son las que Dios ha preparado para los que le
aman.” Nosotros conocemos todo lo que Dios tiene para nosotros. Sabemos eso. Lo
conocemos eso por revelación divina. No puede ser conocido de ninguna otra manera. Ojo no
lo puede ver y oído no los puede oír. Y la mente que se tiene en mente aquí en el corazón no
puede concebirlo.

La verdad de Dios acerca de la salvación, la verdad de Dios acerca de la vida eterna espiritual
no es oída, no es vista, no se puede concebir. No puede ser conocida mediante el empirismo,
no puede ser conocida mediante el racionalismo. Únicamente puede ser conocida mediante
revelación divina. En Juan 8, Jesús dijo esto y Él está hablando a los fariseos hostiles. Jesús
les dijo en el versículo 42, Juan 8: “Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais.” ¡Guau! “Pero
debido a que Dios no es vuestro Padre, no me amáis, porque Yo salgo y he venido de Dios.
Yo ni siquiera he venido por Mi propia iniciativa sino que Él me ha enviado”. Escuche esto:
“¿Por qué no entendéis lo que estoy diciendo?”

“¿Por qué la gente no entiende? “Es porque no podéis oír Mi palabra, porque vosotros sois de
vuestro padre, el diablo y los deseos de vuestro padre no queréis hacer. Él fue homicida
desde el principio y no ha permanecido la verdad porque no hay verdad en él. Cuando el
habla, de lo suyo habla porque él es un mentiroso y padre de mentiras, pero debido a que Yo
hablo la verdad, vosotros no me creéis.” No pueden. Y Él lo resume en el versículo 46, “si
Pablo la verdad, ¿por qué no me creéis?” ¿Por qué la gente no habla la verdad? “El que es de
Dios oye las palabras de Dios. Por esta razón no las oís, porque no sois de Dios.” Bastante
claro, ¿no es cierto? ¿Quién cree la Biblia? Aquellos que son de Dios. Es una obra divina.

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Regrese a 1 Corintios capítulo 2 y simplemente vamos a cerrar en el versículo 10 con unos
cuantos comentarios que vamos a incluir. Primera de Corintios 2:10: “Pero Dios,” oh, este es
un punto tan importante de resumen, “pero Dios nos las reveló.” ¿Las? ¿Qué quieres decir?
“Las cosas que Dios les ha preparado los que le aman, las cosas que tienen que ver con la
salvación, la vida de espiritual y eterna, el reino.” Esto quiere decir toda la sabiduría de Dios,
toda la palabra de la cruz, toda la palabra del testimonio de Dios, toda esa verdad que está
registrada en las Escrituras. A nosotros, Dios nos las reveló por el Espíritu. Este es el punto
crítico que debemos entender. Nosotros creemos porque Dios escogió, Dios nos predestinó
para conocer, para que un día llegáramos a la gloria eterna.

Al llevar esto a algún tipo de conclusión que cautive a su alma, tomemos tan sólo esa idea de
que sabemos porque Dios escogió mostrarnos, revelarnos, regenerarnos, darnos vida
quitarnos la ceguera, despertar nuestros corazones, descubrir el misterio, traer la Verdad que
estaba escondida, nos las reveló; tome eso como trasfondo y comience a leer de nuevo,
comenzando en el versículo 24. “Mas para los llamados,” cada vez que usted vea ese término,
los llamados o llamado en las epístolas en el Nuevo Testamento es el llamado eficaz a
salvación.

Somos los llamados, esto es llamados de las tinieblas a la luz, llamados de la muerte a la
vida. En el versículo 26, él lo vuelve a decir: “Pues mirad hermanos vuestra vocación, esto es
el llamado divino, la vivificación, llamado que da vida, la regeneración. ¿Y por qué nosotros?
Versículo 27: “Escogió Dios, escogió Dios.” Versículo 28: “escogió Dios”. Versículo 30: “Mas
por Él estáis vosotros en Cristo Jesús.” ¿Por qué está usted en Cristo Jesús? ¿Porque usted
vio cuán claro debería ser entendido y creyó porque usted analizó las evidencias y porque su
mente ascendió a ello? Usted está en Cristo Jesús por Él. Él predestinó. Él reveló porque Él
escogió y a quien Él escogió, Él llamó. Y como Pablo dice en Romanos 8, “A los que Él llamó,
Él justificó y a los que Él justifica, Él glorifica.”

Entonces, regreso al versículo 30: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, más por Él
creyó usted, más por él usted abrazó la palabra de Dios en su justificación y su santificación.
Más por él está usted en Cristo Jesús”, escuche, “el cual nos ha sido hecho por Dios

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sabiduría.” Más por Él es que estamos en Cristo. Y Cristo fue hecho por nosotros, por Su
presencia, por Su poder y Su palabra y Su Espíritu, sabiduría de Dios y justificación y
santificación y redención.

¿Por qué lo hizo Dios así? ¿Por qué lo hizo Dios así? Versículo 29: “A fin de que nadie se
gloríe ante Dios”. Versículo 31: “Para que como está escrito, el que se gloría, gloríese en el
Señor.” Y entonces, quedamos asombrados por la confianza que tenemos a la Palabra de
Dios. Y cuando alguien dice: ‘¿de dónde viene eso?’ Usted puede decir que es por Él, porque
Él nos colocó a nosotros en Cristo y Cristo fue hecho para nosotros la sabiduría de Dios y es
nuestro amor a Dios a través de Cristo lo que nos da confianza en Su Palabra y creemos la
verdad porque somos de Dios.

Martín Lutero lo dijo de esta manera, y cito: “El hombre es como una columna de sal, como la
esposa de Lot. Sí, como un madero o una piedra, como una estatua sin vida que no usa ni los
ojos, ni de la boca, ni el sentido, ni el corazón, hasta que es iluminada, convertida y
regenerada por el Espíritu Santo.” Fin de la cita. Entonces, yo no inventé esto. Ellos estaban
leyendo la misma Biblia que yo estoy leyendo y la misma que usted está leyendo. Usted cree
la Biblia, y usted vive a la luz de sus verdades gloriosas, su vida está cautivada por sus
maravillas, porque Dios para Su propia gloria quiso pre destinarlo a usted y escogerlo y
justificarlo y santificarlo a través de Su Palabra. Y cuando Él le dio a Cristo, le dio a usted en
Cristo Su sabiduría porque en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el
conocimiento. No puedo separar mi amor a Cristo de mi amor a la Palabra.

Al final, saltándonos hasta el versículo 16, la última afirmación: “Nosotros tenemos la mente
de Cristo”. ¡Qué afirmación! ¡Qué afirmación! Al tener confianza en la Palabra de Dios,
tenemos acceso a la mente de Cristo. ¿Entiende eso? Para mí no es misterio saber cómo
Dios piensa o qué quiere. Todo lo que Dios quiere que yo sepa, lo ha colocado aquí. Yo tengo
aquí la mente de Cristo y yo sé cómo es que Cristo piensa y lo que Él quiere y lo que le
agrada Él y lo que a Él le gusta y lo que Él odia y lo que Él manda y lo que Él prohíbe. Yo lo
entiendo porque Él me ha capacitado para entenderlo. Y vivo mi vida aceptando la maravilla
de una gracia tan profunda e inexplicable a mi favor como esta. Inclinémonos en oración.

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Padre nuestro, sabemos que el poder del evangelismo para la justificación no se encuentra en
métodos inteligentes o música o entretenimiento diseñado de manera apta para la cultura,
sino en la Biblia. El poder para la edificación, en la santificación también se encuentra en la
Biblia. Debemos predicar la Escritura, la palabra de la cruz, la sabiduría de Dios, el testimonio
de Dios. Debemos presentarlo, proclamarlo, defenderlo, porque esta es la única esperanza y
el único medio por el cual Tú justificas y santificarás a Tu pueblo. Siempre debemos usar las
Escrituras, no para que el no cristiano pueda ver lo razonables que son, sino para que Tú
puedas despertar el corazón de los Tuyos mediante el milagro divino de gracia través de Tu
Palabra.

Te agradecemos damos gracias, Padre, porque una vida de estudio va a probar que las
Escrituras son razonables, alcanzables, comprensibles, creíbles y soportan cualquier prueba.
Y sabemos eso porque Tú nos has dado vida y entendimiento. Te damos gracias porque Tú
oíste la oración del Salmo 119:18, “Abre mis ojos y miraré las maravillas de Tu ley.” Señor,
esa oración ha sido respondida para nosotros y te alabamos; y las maravillas nunca cesan.
Úsanos, Señor, como instrumentos en la proclamación de Tu Verdad, para despertar a
pecadores y para santificar a santos. Gracias por el privilegio de ser usados así. En el nombre
de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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