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CaptruLol LA ESTRUCTURA ADOLESCENTE “Méds cerca de la muerte que ningiin ser humano, estoy, al mismo tiempo, mds cerca de las fuentes mismas de la sexualidad. MICHEL TOURNIER La mayoria de las teorias que se han ocupado de la adolescencia Ja consideran como un ‘“‘cataclismo” que se produce entre dos periodos de relativa estabilidad y quietud: la infancia y Ja edad adulta. Por ejemplo, G. Stanley Hall, considerado por muchos como el “padre de la psicologia de la adolescencia”, habla de un periodo tormentoso en el que se alternan un entusiasmo prometéico y una profunda melancolia. Este tipo de teorjas supone concebir el desarrollo como una sucesion evolutiva de etapas que el individuo va transitando. Estas etapas corresponderian a una situacién de equilibrio homeoestatico, que tiene lugar en una estructura unfvoca, coherente, desprovista de contradicciones. De la teoria de Stanley Hall, efectivamente, se desprende que el desarrollo se produce de acuerdo con pautas inevitables, inmutables, universales e independientes del ambiente socio- cultural. De manera similar, A. Gessell disefié “‘perfiles de madurez” para describir las caracteristicas de cada nivel de vida, definido en términos cronologios, destacando la existencia de ciclos, subciclos y etapas, opuestos entre si por las conductas que los caracterizan. De este modo, el desarrollo aparece dividido en etapas, entre RTE Y LO IMA 0. MUERTE LO IMAGINAR JA. ” ja es una “fase de transic Hon pense de Jas cuales la Bt tos, todo cambio Ree cara pees dl un esquema ee ecesario eliminar 0 SUF Aeinircaicna la turbasion! aveatablecid, acca ses 2] mundo. recorrido preesta del sujeto y a su relacion con ¢ pido stitucion misma oe. entonces, opera una fragmentacion es psicologia exon aa “etapas”, que muchas veces se de un proceso historico oe ficenben en rare estatica, estudian pisses ay Ja contradiccion. Este tipo de excluyendo dl nee del pensamiento positivista vinculado concepeior wolvimiento de las ciencias a mediados del siglo pa- con el de sado*. cepcion positivista busca ciertas uniformidades empi- La com Fee ee rece cen de ares ee aquéllas expresan. Tal es el caso de ors ne, El “cataclismo” de la adolescencia supon ae la pecncen te dos realidades diferentes y con cierto grado le independencia entre si: la antigua, y otra nueva que viene a reemplazarla definitivamente. Evidentemente, en tal concepcidn del desarro- Ilo, resulta tan dificil incluir el proceso adolescente, que se llega a verlo, en muchos casos, casi como un fendmeno psicopatold- ico’ a Veremos como el psicoandlisis representa el punto de partida para una opcién diferente, aunque en su nombre se han formulado teorias muy similares a las mencionadas, como las de Anna Freud 0 Peter Blos, Al reconocer la existencia de la sexualidad infantil, Freud! rompié con la creencia de que Ja sexualidad “surge” en el momento de la pubertad, Aunque considera que la decisién de la actitud sexual definitiva se produce a partir de la pubertad, aus el resultado, a su vez, de factores constitucionales y acadentales. Los primeros corresponden a Ja evolucién de la = 1, ‘ ; ees fe ee Upo son las de JAENscH, KROH y Rept Ae TEE Muuss: “Teorias de la adolescencia”, De este proceso ha result st ‘ado t; ie id jenci re, asi como la segmentacion, ae Seen aaee Asi, Knopet. habl: “ aaamny y M. Ki atl -EIN, SULLIVAN, . Paidés, Buenos nes, y ” Dee Tamas” 0 especializacio- “sin eee aie de Ta adolescencia normal”, Cf. A. ° “scencia normal”. Paidés, B Ai S. FREUD: “Tres ensa Ls ee Nueva, Madid, 1948. 278 bre teorfa sexual” Obras Completas, Biblioteca LA ESTRUCTURA ADOLESCENTE 18 libido, y los ultimos a los sucesos vivides en Ia infancia (series complementarias). De modo que hay que buscar en ella Ja elaboracion de estructuras que seran revividas y superadas en la adolescencia. Pero esta superacién no significa el reemplazo de una vieja estructura que desaparece por otra nueva, que funda una etapa de “madurez adulta”. Superacion significa transformacién en algo nuevo que conserva en si lo antiguo. , Para la teoria psicoanalitica, la infancia no desaparece nunca, asi como nunca se accede a una madurez sexual absoluta, contrapuesta a la sexualidad infantil. Las organizaciones sexua- les infantiles estan contenidas en la adulta; sus elementos persisten, aunque revalorizados o resignificados en una nueva estructura. Creo que sdlo se puede concebir el proceso del desarrollo en términos de lucha de contrarios, tal como se pone en evidencia con toda claridad en la adolescencia, que nos permite observar particularmente las sucesivas sintesis de integraciones y desinte- graciones, de progresos y regresiones, Mucho se ha hablado de las “conductas regresivas” del adolescente; es preciso aclarar que sdlo se trata de un retorno parcial a los puntos iniciales. Sdlo puede producirse una repeticién parcial de las etapas recorridas (pregenitalidad, com- plejo de Edipo); la repeticion siempre se opera de una manera di- ferente. Es cierto que la conflictiva edipica se “repite” en la nueva base, puesto que cada experiencia vivida influye decisiva- mente en el desarrollo posterior; se retienen los elementos de ‘ases anteriores, y a la vez, lo nuevo no desplaza alo antiguo sino que lo transforma. Este planteamiento implica que es ilusorio hablar de “fases”” Sucesivas; algunos fenémenos iniciales slo adquieren sentido en Momentos posteriores, como lo ha ensenado Freud, por lo ‘anto, su existencia a priori tiene un caracter mitico, Tges Lapassade, en su trabajo sobre la adolescencia’, — G. LAPASSADE: “La entrada en {a vida". Ed. Fundamentos, Madrid, 1978. 0 IMAGINARIO. ‘Afirma que Ja madurez es solo una frontera establecida entre Ja infancia y fF ocultamiento sistematico y sosteniido (indecisiones, judas, etc.) que podrian os de inmadurez. Detras tables sign et obligado a rechazar definitiva- i o meras fases preparato- LA MUERTE Y I 14 aceptable y definitiva. mascara que refuerza Ja Ja edad adulta mediante ¢} de todos aque ser considerado de esta mascara, el adulto se ve mente su infancia y su adolescencia com' rias que supuestamente ha dejado atras. Pero, tanto en la vida como en Ja cultura, el adulto encarna antes e] pasado que el futuro. Dice Lapassade: ; ae “Es Jo que nos revela también, por otras vias, ed psicoandl is. de consecucién, de Descubre, en Ja alienacion, un deseo cor terminacién, que puede ser origen de sufrimiento. Mal se comprenderia el psicoandlisis considerandolo solamente como una técnica que permitiria a Jos individuos ‘anclados en la infan- cia’ convertirse por fin en hombres. El método y la cura psicoanaliticos se dirigen, al contrario, a desarraigar esa ilusi6n de Ja terminacion que cada uno cree constatar en el caso del otro, y de Ia que uno se imagina privado’’. M. Safouan se refiere precisamente a esta ilusién de terminacién y completud en el otro cuando se interrog; “ Qué cosa hay mas dificil para un sujeto que darse cuenta de que sus semejantes son verdaderamente semejanies, es decir, aa de ellos posee aquello de lo cual él se cree despro- isto? Al liberar al hombre de esta ilusion, Freud ha contribuido a destruir el mito de la edad adulta. Esto nos conduce al cuestionamiento de los valores normativos de la estabilidad y la pe eae Tal come observa Lapassade, “en un Been rmanente revolucié i ivi peman ent Tee ahora el tiempo de aprender a vivir Conceptos com: ili adultez Te eheadG me ee ae Pe uaa cauilibrie y ideologfas represivas, al servicio di MY ee nen 2 hee establecido. Segtin los ideales 5 Nee, See? sociedad en un momento dado, oe 4) eee prdbiacde ton rusian eee eeepunados “resultados” como medidas de salud, y trans fsa; Reigge on norados Si bien es cierto que toda elecci eae oe papeneliadees: ion implica una limitacion, la LArmADE OD it |. SAFOUAN: i i \N: “Estudios sobre el Edipo”, siglo XX1, México, 1977 LA ESTRUCTURA ADOLESCENTE 15 eleccién misma es el resultado de hallarse ya limitado (determi- nado) previamente. No me referiré en este trabajo ak problema de lo normal y Io patoldgico, pues lo que me interesa en este momento es analizar la especificidad del proceso adolescente, cuya comprensién nada tiene que ver con la asignacién de rétulos como Jos de “sano” y “enfermo”. Solo quiero sefialar que una revision de los criterios de salud y enfermedad debe partir de la unidad basica de las distorsiones generadas por una sociedad alienada y alienante. Sin dejar de reconocer las caracteristicas especificas de los estados de salud y patologia mental, Freud ha revelado el cardcter ilusorio de la oposicién de ambos conceptos. Por lo tanto, es preciso concebirlos como versiones cualitativamente diferentes de la alienacién que todos padecemos. En este sentido, no considero exagerado decir que en una sociedad semejante, toda la psicologia es psicopatologia. Quienes se basan en los principios rectores de “‘salud’ y “en- fermedad”, en lugar de comprender y esclarecer Ja situacién vital y existencial del sujeto, se van llevados a formular normas para el proceso, proponiendo modelos a los que aquél se deberia adaptar. Tanto la crisis de los conceptos mencionados, como la de las instituciones de Ja “madurez’’, levaran a la destruccién del mito de la edad adulta, con su carga de valoracién ideolégica: al reconocimiento de que nunca se accede a un estado adulto ideal y perfecto, en el que culmina todo el desarrollo previo. Como hemos visto, ésto se vincula con el cuestionamiento de las concepciones clasicas de la psicologia evolutiva, y en consecuencia, con una revision del concepto de adolescencia. Ya he seialado que el concepto de edad adulta es engaiioso, en la medida en que todo lo vivido en: la infancia y en la adolescencia, efectivamente, sera superado, pero conservandose al mismo tiempo en el sujeto. Creo que seria til dejar de pensar en términos de “etapa’’, “fase” 0 “momento” de la adolescencia (en el sentido de su delimitacion temporal), porque aun cuando aclaremos que partimos de una concepcion dialéctica de la constitucién del ser humano, estos términos conllevan significaciones que ya hemos rechazado, No se trata de una mera cuestibn terminologica. Lo que Propongo es concebir a la adolescencia como una estructura o configuracién que no comienza ni finaliza en un momento 6 LA MUERTE Y LO IMAGINARIO... 1 4 ida, si ue es el producto de una historia pe emRS = Sats del nite y aun antes, en cuanto aS on ae su vida en la historia de quienes fo es See, estructura se reinscribe todo lo construido Seren momento de su cristalizacion, y, a su ie joel posteriormente, resignificandose de continuo de diferentes maneras, en funcién de las experiencias del sujeto y de sus relaciones con el universo simbolico del que forma parte. fe Las determinaciones fundamentales de esta configuracién, del mismo modo que las del sujeto en general, se encuentran en un sistema de significaciones 0 Tepresentaciones sociales, que es mediatizado por los vinculos familiares, intersubjetividad en la que se constituira el sujeto, : : Luego, no podemos hablar de “‘etapas” definidas en funcién de las diferencias entre estructuras consideradas auténoma- mente, que son en realidad producto de la abstraccién, Las estructuras constitutivas del sujeto y sus significaciones deben definirse, por el contrario, en funcidn de las diferentes relaciones que aquél establece en cada momento de su vida con el mundo €n que esta inmerso (que es un mundo simbélico), y también en funcién de la forma en que éste le afecta y de sus posibilidades de Operar sobre el mismo. absolutas”’ os humanos, son relativos ferentes sociedades pueden pecificas sobre los mismos a los sistemas sociales simboélicos, y di dar como resultado diferencias es Pprocesos basicos. Marx, en “El fetichismo de la mercancia’’ telaciones sociales son el fundamento di entre cosas. Andlogamente, los fenémenos que aparecen como hechos “naturales” en el adolescente (tal como lo plantean los autores mencionados al comienzo, como es el caso de Stanley Hall), resultan ser producto de vinculos humanos cristalizados. Hay una relacién dialéctica » explica como Jas ‘€ aparentes relaciones Maw: “El Capital” Libro 1, Biblioteca Nueva, Buenos Aires, 1946. LA ESTRUCTURA ADOLESCENTE, 7 estas palabras: “‘Parece ser que se puede tener futuro s6lo si se ha tenido un pasado”, Determinada Ia adolescencia, como configuracion especifica por la estructura historico-social, debemos descubrir aquello que le confiere unidad, al mismo tiempo que su independencia relativa con respecto a sistemas mas amplios. Esto se completaria con el analisis comparativo de sus variabilidades particulares en diferentes modos culturales, tarea que no emprenderé en este trabajo. Esto supone la necesidad de considerar el lugar que ocupa el sujeto en las relaciones familiares, puesto que la familia es la singularizacién de la estuctura familiar propia de cada clase social, y a la vez el vehiculo de transmisién de los sistemas simbdlicos dominantes. La identidad personal, centrada en la imagen de si mismo, esta integrada inicialmente por la imagen (ideal del yo) que tienen los padres del hijo dentro de la estructura familiar, quedando asi marcada por el lugar que se ocupa en el deseo del otro. Podemos decir entonces que no sdlo se tiene una identidad, sino que se es sweto de una identidad, ya que, en tanto producto de una sucesion de identificaciones, aquélla tiene nece- sariamente un caracter imaginario. La problematica adolescente no se desencadena de un momento para otro sino que, como ya he dicho, existe una relacion estrecha entre los procesos actuales y la historia que persiste filtrandose a través de éllos y dandoles significacién, que seguira conservada de alguna manera en el futuro. Pero es necesario sefialar que esa historia no es una mera sucesién de etapas que se encadenan unas con otras, sino que discurre “a sal- tos”. Sdlo asi podemos comprender el pasaje de la infancia a la adolescencia por otra parte, si tenemos en cuenta que esa historia no se refiere a hechos empiricos efectivamente acaeci- dos, sino al relato (mitico) que el sujeto cuenta o que se le cuenta. Pero asf como la infancia esta presente en la adolescencia, también la adultez lo esta, en la medida en que es imposible recrear una imagen del pasado que no parta de una postulacion acerca del futuro. Toda concepcién de la adolescencia (y, en realidad, lo mismo sucede con la de la infancia), estara necesariamente co-determinada por el modelo de edad adulta que tengamos. Es por eso que asigné tanta importancia a la desmitificacién de la edad adulta, ya que la idea misma de edad —— * P. Bios: “Psicoanilisis de la adolescencia”. Ed. J. Mortiz, México, 1971. LA MUERTE Y LO IMAGINARIO. 18 i mino a la comprension del adolesc ente en su . cs se puede decir que la comprension de la devenir. Igualmente St completa y terminada, en la medida en adofescencia nunca $617 Sab las respuestas a muchos I A TH oe planican (y que él mismo se plantea) intel acerca del mismo como poole Peer cectpuvamente disuioes auele en momento dadpo, sino ver como cicehivaiade,csuusturss los diferentes elementos se conectan se articula él proceso, com> nstruir, mas alld de los cortes y vinculan entre si, tratando de reco’ Ber asrsc transversales del pasado, los significantes undamentaies que operan como articuladores basicos. re Esto supone la busqueda de aspectos_y elementos contradic. torios, volviendo a situarlos en el conjunto de su movimiento, de nte devenir. 5 * Fe en amnce en la ““conducta’”, podemos perder de vista la cuestién central de donde y cémo se sitta el sujeto. Supuestamente, en el adolescente se producen ciertos cambios en la “conducta’’, como consecuencia de determinados. “procesos’’, de los cuales, a veces, parece no ser siquiera sujeto. La necesidad de dar cuenta del movimiento en virtud del cual el individuo no es después, en absoluto, el mismo que antes, nos plantea los interrogantes: ¢dénde estaba él antes? Todas estas fluctuaciones para hablar de chicas y de sexo”. est i revelan su angustia Por no saber donde se situa el mismo, con respecto al espacio, al tiempo, asus relaciones primordiales, alo que se ha perdido y a loquevendra. , - Finalmente volvio al tema de la historia: «Qué sucedid con Atenas y Babilonia después de la invasion? Me he preguntado lo mismo desde cuar' abilonia se localiza entre to grado, ya sé que B el Etifrates y Tigris, pero edénde exactamente? ¢Por qué no nos lo dice? Por cierto Babilonia siempre me ha hecho pensar en ‘Baby’. El analista sefiala: “Baby Alone” (bebe solo). Tom responde: “Bueno, yO tenia cinco afios cuando mi nana me dejo”. De pequefio se de la separacion presen la noche. Iba entonces madre le servia chocol nte terminaba jugando y unido a su nana, y después rviosa que lo despertaba por a la habitacién de sus padres, donde su late caliente que aliviaba su tos. Final- mente se dormia en medio de sus padres. Peter Blos vincula este hecho con Baby-lone (bebé solo) entre dos rfos protectores. Tom se embarcé en la reconstruccion de su propia historia. consideraba que en su vida habfa tres fases, separadas por dos cataclismos. El primero se produjo cuando tenfa cinco anos y su nana se fue; el siguiente cuando la familia se mud6 a otra ciudad, cuanto él tenia ocho afios. “Este cambio fue la mayor catastrofe, fue la declinacion y caida de Roma. Todas mis cosas de é habian desaparecido.”’ Procedié a enumerar todos sus juguetes ¥ objetos perdidos, acusando a su madre de habérselos robado. Reconstruy6 el contenido de su cajén de juguetes, hasta “un Requeno soldado de juguete o un indio que habia perdido un TALO . habfa sentido mu: tO una tos ne: LA ESTRUCTURA ADOLESCENTE 25 ‘Tom atac6 el problema historico con nuevas fuerzas, queria trazar todo el panorama de la migracién humana, las conquistas y aniquilacién de las naciones, y la destuccién de los imperios. Todos esos procesos habian Ilevado a “‘merclas entre conquista- dores y conquistados, que culminaban en el nacimiento de una nueva tribu.” Emprendis un ambicioso proyecto al hacer un esquema a gran escala de la “cuna de la civilizacin” del Mediterraneo. Colocé a varios pueblos en el mapa, representando a cada “tribu” con un trozo de cartén. Repas6 entonces diversas etapas histéricas, haciendo distintos movimientos con los pueblos. Cuando se concentraba demasiado y se excitaba con este proyecto, se sentia culpable y se reprochaba: “No deberia yo estar haciendo ésto”, es decir, ser testigo de batallas entre contendientes, y del nacimiento de nuevas tribus. Pero conti- nuaba con el proyecto. Al Iegar a la historia contemporanea, mezclaba soldados norteamericanos de la segunda guerra mundial con mujeres italianas, dando nacimiento a nuevas tribus. Las asociaciones sexuales se fueron haciendo cada vez mas frecuentes, hasta lenar el vacio en la historia, en su historia personal: reconstruc- cién de escenas fantaseadas referidas al acto sexual, identifica- cién ambivalente con ambos padres, culpa edipica, miedo a la madre falica, etc. Finalmente la historia lo habia contado “‘to- do”. Pero este proceso histérico, como se ve, no transcurre sin cortes, sin separaciones que suponen, a su vez, pérdidas (duelos) correspondientes a los diferentes “‘pasajes”. La evolucidn libidinal no esta sefialada solamente por la solucién de continuidad entre una etapa y otra: oral, anal, falica y mucho después genital. Los momentos productivos operan en torno de un trabajo de duelo. Para que intervenga el principio de realidad, recuerda Freud, es preciso que el objeto que antes procuraba la satisfaccidn se pierda. Cada uno de esos duelos es el producto de un trabajo, y ese trabajo de hallar significacién es resultado de una pérdida. Por €s0, los reencuentros solo podran realizarse a través de mediacio- nes que haran entrar en juego la identidad y la diferencia como Opuestos inseparables. La “metamorfosis de Ja pubertad” de que habla Freud, el multiple y complejo trabajo de duelo que Ia caracteriza, incluye, junto al interjuego de identificacion y corte, la constatacién del 26 LA MUERTE Y LO IMAGINARIO... transcurso del tiempo (que entra en contradiccién con | atem poralidad del inconsciente), y con ella, e] reconocimi ns = la muerte (que entra em contradiccion con la immortalidad del inconsciente, 0 reversibilidad de Ja muerte). EI resultado de este enfrentamiento dependera de Ja reso] cién —nunca definitiva, nunca alcanzable completamente— 2 la permanente tension entre lo que se pierde o se destruye y Hk que se crea 0 se recrea. Este tema, Ja centralidad de Ja muerte en la estructy adolescente (o mas bien, Ja centralidad de Ja contradicci6n vide muerte que se significa fundamentalmente en la adolescencia e j tanto momento crucial de la sexualidad), es el problema al n pretendo aproximarme en este libro, centrandome exencel mente en el registro de lo imaginario, en tanto la muerte no ; experimenta como tal, no es jamas real, sino que. sem 2 siempre, para el propio sujeto, un cardcter fantasmatico. o

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