Qué papel cumple la vía directa e indirecta sobre el control del tono muscular y sobre la

generación de movimiento.

La conexión entre ganglios basales y el tálamo se hace a través de vías directas e indirectas. Las
vías directas son para retroalimentación positiva, la ausencia de señal es lo que permite que se
activen neuronas talámicas aumentando su actividad y facilitando el movimiento. En cambio, las
vías indirectas funcionan por una retroalimentación negativa, las eferencias de los ganglios basales
inhiben a las neuronas del tálamo e inhiben el movimiento.

Vías directas están formadas por fascículos espinocerebelosos ventral y dorsal que proceden de las
interneuronas de la sustancia gris de la médula y que terminan en forma de fibras musgosas en el
vermis. Estas vías dan información somatosensitiva de las extremidades inferiores, músculos y
articulaciones.

Vias indirectas establecen sinapsis en primer lugar con neuronas de varios nucleos de la sustancia
reticular. Por esta vía el cerebelo recibe información sobre el estado cambiante del organismo y su
medio ambiente.

La regulación y el control del movimiento por parte de los ganglios basales debe existir un
equilibrio en el funcionamiento de vía indirecta y directa. Un aumento en la actividad en la vía
indirecta da como resultado trastornos hipocinéticos y una disminución en esta vía provoca
trastornos hipercinéticos.

Los ganglios basales regulan el movimiento, desde una vez que este ha iniciado hasta la
preparación del mismo.

Existe el ‘circuito gama’ que es el encargado del control del tono muscular y además, del control
de los reflejos miotático.

La sustancia negra posee neuronas que producen dopamina, y a nivel de complejo estriado
presentan receptores D1 y D2. Los D1 se asocian a vía directa y D2 a vía indirecta. Cuando se
estimula los receptores D1 se excitan y genera una facilitación de vía directa y envía información al
tálamo. Las neuronas D2 son inhibitorias, por lo que inhiben la vía indirecta y se disminuye la
información hacia el tálamo. La dopamina reduce el tono muscular. La ausencia de dopamina
altera las vías directas e indirectas en los núcleos basales. Por ejemplo, cuando aumenta la vía
indirecta, se genera una disminución de influencia a nivel del tálamo por lo que hay una lentitud
en movimientos y aumento del tono muscular por la inhibición de información hacia el tronco
encéfalo, como consecuencia se produce rigidez.