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Flores
Antología
poética
…
los labios a los labios
se juntaron
y las frentes
bañadas de sonrojos,
al peso de la dicha
se doblaron.
MANUEL M. FLORES
ANTOLOGÍA POÉTICA
Manuel M. Flores
Antología poética
Publicado por Ediciones del Sur. Córdoba. Argentina.
Octubre de 2004.
Distribución gratuita.
A Rosario ..................................................................... 7
Adiós ............................................................................ 8
Adoración .................................................................... 10
Amémonos ................................................................... 13
Amistad ........................................................................ 16
Ausencia ...................................................................... 19
Bajo las palmas ........................................................... 21
Creatura bella bianco vestita .................................... 24
Cuando me dejas ......................................................... 27
Despedida .................................................................... 29
Ecos .............................................................................. 31
El alma en flor ............................................................. 35
El beso .......................................................................... 37
El beso de adiós .......................................................... 38
El sol ............................................................................ 40
El último beso ............................................................. 43
En el baño .................................................................... 45
En el jardín .................................................................. 46
Eva................................................................................ 47
Flor de un día .............................................................. 53
Flores marchitas ......................................................... 55
Francesa ...................................................................... 57
Frío ............................................................................... 60
Hojas dispersas ........................................................... 62
Insomnios .................................................................... 65
La Fortuna ................................................................... 66
La noche ....................................................................... 67
Las flores ..................................................................... 72
Mater dolorosa ............................................................ 76
Mi ángel ....................................................................... 79
No te olvido ................................................................. 83
No... no te digo adiós .................................................. 85
Nuestro adiós .............................................................. 88
Nupcial ......................................................................... 91
Orgía ............................................................................ 95
Pasión ........................................................................... 99
Pensar. Amar ............................................................... 101
Primer beso ................................................................. 106
Reminiscencias ........................................................... 107
Rocío ............................................................................. 111
Soñaba .......................................................................... 112
Soñando ....................................................................... 113
Tu cabellera ................................................................. 115
Tu imagen .................................................................... 116
Un ángel del hogar ..................................................... 119
Un beso nada más ....................................................... 124
Ven ............................................................................... 125
Visión ........................................................................... 127
Vivir ............................................................................. 129
6
A ROSARIO
8
Adiós... es preciso. No llores... y parte.
La dicha de vernos nos quitan no más;
Pero un solo instante dejar de adorarte,
Hacer que te olvide, ¿lo pueden?... ¡Jamás!
9
ADORACIÓN
10
Perdóname este amor, llama sagrada,
luz de los cielos que bebí en tus ojos,
sonrisa de los ángeles, bañada
en la dulzura de tus labios rojos.
11
¿Que por seguir tu sombra, mi María,
sellando el labio, a la importuna queja,
de lágrimas y besos cubriría
la leve huella que tu planta deja?
12
AMÉMONOS
13
No preguntaba ni sabía tu nombre,
¿En dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;
pero tu imagen dentro el alma estaba,
más bien presentimiento que ilusión.
14
Es tocar los dinteles de la gloria,
es ver tus ojos, escuchar tu acento,
en el alma sentir el firmamento
y morir a tus pies de adoración.
15
AMISTAD
16
Pálido, mudo, con la frente triste,
Velando mi dolor en falsa calma
Tú me encontraste... y comprender supiste
El secreto de lágrimas del alma.
17
¡Ah! Cuando solo, en apartado suelo,
apure el cáliz de mi negra suerte,
a tu memoria deberé consuelo
sedienta el alma de volver a verte.
18
AUSENCIA
19
¡Oh, quién me diera ser tu misma sombra,
el mismo ambiente que tu rostro baña,
y, por besar tus ojos celestiales,
la lágrima que tiembla en tu pestaña!
20
BAJO LAS PALMAS
21
Allá en la soledad, entre las flores,
nos amamos sin fin a cielo abierto,
y tienen nuestros férvidos amores
la inmensidad soberbia del desierto.
22
Los labios de los dos, con fuego impresos,
se dicen en secreto de las almas;
después.... desmayan lánguidos los besos
y a la sombra quedamos de las palmas.
23
CREATURA BELLA BIANCO VESTITA
24
Ver ese sueño en la mujer que pasa,
Mujer a otra mujer incomparable,
Mujer de bendición y poesía,
Mujer de luz a quien tocar no es dable,
La mujer ideal del alma mía.
25
Llevad, llevad para su casta frente
Una corona de inmortales besos.
26
CUANDO ME DEJAS
27
Como se ama la ilusión perdida,
Como se ama la dicha que pasó,
Como aman cuantos aman en la vida,
Con todos los amores te amo yo.
28
DESPEDIDA
29
mas en la eternidad mi alma te espera...
dame el último adiós... tus labios dame...
y acuérdate de mí cuando me muera.
30
ECOS
Mirad la aurora,
madre del día,
¡cómo derrama
luz, alegría!
Allá en el cielo
todo es fulgores;
¡todo en la tierra
cantos y flores!
Saltando el ave
trina en la rama,
brilla el aljófar
sobre la grama.
31
¿Dó va el incienso,
de los aromas?
¿Qué dice el ritmo
de las palomas?...
Y todo, luce,
canta, se agita,
vida sagrada
doquier palpita.
Alza la tierra
su amante coro,
y el sol la paga
con besos de oro.
Luego, la noche
su negra tienda
abre del mundo
sobre la senda.
Y entre la sombra
muda y tranquila
asoma el astro
su alba pupila.
32
¿Chispas que lanza
la eterna sombra?
¿Polvo que deja
Dios en su alfombra?...
Astros y flores
quizá no viera
si amor al alma
su luz no diera.
El alma encierra
luz, armonía,
es una aurora
la fantasía.
Cual mariposa
va la ilusión
sobre las flores
de la creación.
En los ruidos
que se levantan
hay dulces ecos,
voces que cantan.
33
Rumor de besos
y de suspiros
flota en las alas
de los céfiros.
Como en la selva
trinan las aves,
hay en el alma
voces süaves.
Ecos solemnes
desconocidos,
por voz humana
no traducidos,
34
EL ALMA EN FLOR
35
Deja tus bellas ilusiones de oro
Dormir en el regazo del candor;
Un día vendrá que viertas tu tesoro
En el raudal del verdadero amor.
36
EL BESO
37
EL BESO DE ADIÓS
38
Fue un largo beso, trémulo... y rodaba
De aquellos ojos que el ardor cerraba
Copioso llanto de infinita hiel.
39
EL SOL
40
sacude sobre el mundo
su cabellera espléndida de fuego.
Como bocas amantes
que se aprestan al beso voluptuosas,
entreabren palpitantes
su incensario de púrpura las rosas.
Las brisas se levantan
a despertar los pájaros dormidos
en el tibio regazo de sus nidos,
y ellos, alegres, despertando, cantan.
Y cantando despiertan
el inquieto rumor de los follajes,
y el bosque todo, saludando al día
desata la magnífica armonía
de sus himnos solemnes y salvajes.
Y todo es vida rebosando amores
y todos amores rebosando vida.
Desde el trémulo seno de las flores
cargadas de rocío;
desde el murmullo del cristal del río,
y el retumbo soberbio de los mares;
desde la excelsa cumbre de los montes
y el azul de los anchos horizontes
hasta la inmensidad del firmamento,
es todo luz, perfumes y cantares,
es todo amor, y vida y movimiento.
41
y en torno de tu espléndida cabeza
impaciente el amor batió sus alas.
42
EL ÚLTIMO BESO
43
Todo el llanto de mi alma, el duelo inmenso,
¡Oh niña! De perderte,
Estaba en ese beso de la tumba...
¿Te lo llevó, verdad, llegando al cielo
El ángel de la muerte?
44
EN EL BAÑO
45
EN EL JARDÍN
46
EVA
47
El denso bosque, presintiendo el día
Llenaba su follaje de rumores;
Flotaba en el espacio la armonía,
Y la colina desbordaba en flores;
El agua alegre, juguetona, huía
Entre cañas y juncos tembladores,
Y de la aurora bajo el ancho velo
Se besaba la tierra con el cielo.
Era la hora nupcial. Todas las olas
De los ríos, las fuentes y los mares,
Juntándose amorosas, preludiaban
Un ritmo del Cantar de los Cantares.
El incienso sagrado del perfume
Se exhalaba de todas las corolas.
Vagorosos los tímidos céfiros
Al rumor de sus alas ensayaban
Un concierto de besos y suspiros;
Y cuantas aves de canoro acento
Se pierden en las diáfanas regiones,
Desatando el raudal de sus canciones
Inundaban de música el viento.
Era la hora nupcial. Naturaleza,
De salir del cäos aún deslumbrada,
Ebria de juventud y de belleza,
Virginal y sagrada,
Velándose en misterio y poesía,
Sobre el tálamo en rosas de la tierra
Al Hombre se ofrecía.
¡El Hombre! Allá en el fondo
Más secreto del bosque, do la sombra
Era más tibia del gentil palmero,
Y más mullida la musgosa alfombra,
Más tupidas las flores
Y más rico y fragante el limonero;
48
Y llevaba la brisa más aromas,
La fuente más rumores,
Y cantaban mejor los ruiseñores,
Y lloraban más dulce las palomas;
Do más bello tendía
Sus velos el crepúsculo indeciso,
Allí el Hombre dormía,
Aquel era su hogar, el Paraíso.
El mundo inmaculado
Se mostraba al nacer grande y sereno,
Dios miró lo criado
Y encontró que era bueno.
Bañado en esplendor, lleno de Aurora,
De aquel instante en la sagrada calma,
A la sombra, dormido, de una palma
Estaba Adán. Su frente pensadora,
Su noble faz augusta de belleza
En medio de su sueño se cubrían
De una vaga tristeza.
Oreaba sus cabellos el céfiro;
Blandamente su pecho respiraba,
Pero algo como el soplo de un suspiro
Por su labio pasaba.
¿Padecía?... ¡Quizás!... En su retiro
Sólo el Criador con el dormido estaba.
Era el hombre primero, y ya su labio
De la existencia en el primer momento
Bosquejaba la voz del sufrimiento.
La inmensa vida palpitaba en torno;
Pero él estaba solo... El aislamiento
Transformaba en proscrito al soberano...
Entonces el Señor tendió su mano
Y el costado de Adán tocó un instante...
49
Suave, indecisa, sideral, flotante
Cual ligero vapor de las espumas,
Cual casto rayo de la luna errante
En un jirón perdido de las brumas;
Cual nacida del cáliz de las flores,
Con sus pétalos hecha y sus colores,
Viviente perla de la aurora hermosa,
Lampo de luz del venidero día
Condensado en la forma voluptuosa
De un nuevo ser que vida recibía,
Una blanca figura luminosa
Alzóse junto a Adán... Adán dormía.
La primera mujer... ¡Fúlgido cielo
Que bañó con su lumbre
La mañana primer de las mañanas,
¿Viste luego en la vasta muchedumbre
De las hijas humanas,
Alguna más gentil, más hechicera,
Más ideal que la mujer primera?...
La misma mano que extendió los cielos
Y los alumbra con auroras bellas;
La que salpica los etéreos velos
Con rocío de estrellas;
La que viste de azul los horizontes,
Los campos de esmeralda,
Y de nieve la cumbre de los montes
Y de verde oscurísimo su falda;
La que hace con el iris esplendente
Diademas al magnífico torrente
Que su raudal de plata
Entre nubes de espumas
Desborda en tormentosa catarata;
La que toma del iris los colores
Para con ellos colorar las plumas,
50
Para con ellos matizar las flores;
La mano que en la gran naturaleza
Pródiga vierte perenal hechizo,
La del eterno Dios de la belleza,
¡Oh primera mujer... esa te hizo!...
La dulce palidez de la azucena
Que se abre con la aurora,
Y el blanco rayo de la luna llena,
Dejaron en su faz encantadora
La pureza y la luz. Los frescos labios,
Como la flor de la granada, rojos;
Esa luz, que es un sol para las almas
En la limpia mirada de los ojos;
Y por el albo cuello,
Voluptuoso crespón de sus hechizos,
La opulenta cascada del cabello
Cayendo en ondas de flotantes rizos.
Su casta desnudez iluminaba,
Su labio sonreía,
Su aliento perfumaba,
Y el mirar de sus ojos encendía
Una inefable luz, que se mezclaba
Al albor del crepúsculo indeciso...
Eva era el alma en flor del Paraíso.
Y de ella en derredor, rica la vida
Se agitaba dichosa:
Naturaleza toda, palpitante,
Ceñía sus contornos voluptuosa:
Las hojas la cantaban
La canción del susurro melodioso,
Al compás de las fuentes que rodaban
Su raudal cristalino y sonoroso:
La arrullaba la brisa con rumores,
Su cabello empapaba con aromas,
51
Y trinaban mejor los ruiseñores,
Y lloraban más dulce las palomas,
En tanto que las flores,
Húmedas ya con el celeste riego,
Temblando de cariño a su presencia
Su pie bañaban de fragante esencia
Y se inclinaban a besarle luego.
Iba a salir el sol, amanecía;
Y a la plácida sombra del palmero
Tranquilo Adán dormía.
Su frente majestuosa acariciaba
El ala de la brisa que pasaba,
Y su labio entreabierto sonreía.
Eva le contemplaba,
Sobre el inquieto corazón las manos,
Húmedos y cargados de ternura
Los ya lánguidos ojos soberanos.
Y poco a poco, trémula, agitada,
Sintiendo dentro el seno comprimido
Del corazón el férvido latido;
Sintiendo que el aliento que salía
Del labio abierto del gentil dormido
Abrasándole el suyo, la atraía,
Inclinóse sobre él...
Y de improviso
Se oyó el ruido de un beso palpitante,
Se estremeció de amor el Paraíso
Y alzó su frente el sol en ese instante.
52
FLOR DE UN DÍA
53
¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
¿Me crees, por ventura, pebetero?
54
FLORES MARCHITAS
55
Yo, pobre alma dolorida
Que atrás dejando va ya
Los vergeles de la vida.
Hoja del viento perdida
Que no sabe dónde va;
Desheredado de amores,
Sin fe ni consolación
En un valle de dolores...
¿Dónde ha de coger sus flores
mi desierto corazón?...
56
FRANCESA
57
Y respondí, movido de tristeza
—¡Ay de mí! ¡Cuánto bello pensamiento,
Cuánto sueño de amor y de terneza
58
Leíamos con quietud y grato anhelo
De Lancelote el libro cierto día,
Solos los dos y sin ningún recelo.
59
FRÍO
(Cuento Bohemio)
Apenas la nieve
dejando su huella,
pasaba muy triste,
muy pálida y bella,
la niña que ha sido
del valle la flor.
Llevaba en el cinto
su pobre calzado;
su hermano pequeño
que marcha a su lado
le dice: «No sienten
la nieve tus pies?»
60
«Mis pies nada sienten»
—responde con calma—.
«El frío que yo siento
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es».
Y dice el pequeño
que helado tirita:
«¡Más frío que el de nieve!...
¿Cuál es, hermanita?
¡No hay otro que pueda
decirse mayor!...»
61
HOJAS DISPERSAS
¿Y qué la rosa,
gala de un día?
¿No la oyes? Dice:
—Soy la alegría.
Y el ave en busca
de otra región,
¿no va diciendo:
—Soy ilusión?
Y aquel lucero
que no se alcanza,
¿no dice, acaso:
—Soy esperanza?
62
¿Y estas tinieblas
en que me pierdo?
—¿No las conoces?
Son tu recuerdo.
¿Y este sollozo
de mi dolor?
—Tú bien lo sabes,
ese es tu amor.
63
Ángel, ¿quién eres?
—Soy la esperanza.
64
INSOMNIOS
65
LA FORTUNA
A Rosario P.
66
LA NOCHE
67
En la argentada nube
Que apenas, melancólica, ilumina,
Tan apacible en su divina calma
Que, viéndola, los ojos se humedecen
Y, sin saber por qué, suspira el alma.
68
un beso de huracán, y que la lluvia
venga a mezclar sus gotas con la gota
en que tal vez mi párpado reviente!
69
La copa del festín ¿quién más acerba
Apartó de su boca?
70
Y espera, así como las otras flores,
Tu bienhechor rocío.
71
LAS FLORES
72
Dios a la mujer formando
Completó el Paraíso;
Tal vez con las flores quiso
Completar a la mujer
¡Qué bellas son en su frente!
¡Qué envidia dan en su seno!
¡Qué activo dulce veneno
Dan en ellas a beber!
73
Y perfume que derrama
En sus besos la pasión.
74
Único resto quizá,
¿No encierra, triste despojo
sin perfume ni belleza
la poesía de la tristeza,
la religión del pesar?
75
MATER DOLOROSA
Plegaria
A mi Hermana Marina
76
Es cierto... ¡pero escucha!... de niño te adoraba,
al pie de tus altares mi madre me llevó...
Llorando, arrodillada, la historia me cantaba,
del Gólgota tremendo cuando Jesús murió.
77
En busca de consuelo yo vengo a tus altares
con alma entristecida y amargo corazón;
y pongo ante tus ojos, Señora, mis pesares,
y en lágrimas se baña la voz de mi oración.
78
MI ÁNGEL
79
se abrasa de pasión;
y desde aquel instante
otra ilusión no tuve
que darte con mi vida;
mi altivo, corazón.
Si apenas te conozco
¿por qué te quiero tanto?
¿por qué mis, ojos ávidos
te buscan sin cesar?
¿por qué en el alma siento,
tan tétrico quebranto!
cuando tu rostro de ángel
no puedo contemplar?
80
¿No sabes tú, no sabes,
mujer, que te amo tanto
cuanto, sobre la tierra
el hombre puede amar?
¿Que diera mi existencia
por enjugar tu llanto,
que diera... hasta mi alma,
tus plantas por besar?
Y si tuviera un mundo,
un mundo te daría;
y si tuviera un cielo,
lo diera yo también,
porque me amaras tanto,
mitad del alma mía,
que alguna vez sintiera
tus labios en mi sien...
81
mi espíritu sediento
de amor y de ilusión.
Extiende cariñosa
sobre mi sien tu velo;
bajo tus alas blancas
de ti camino en pos,
tu luminosa huella
me llevará hasta el cielo:
te seguiré, mi ángel,
para llegar a Dios.
82
NO TE OLVIDO
83
A pesar de su grande poderío,
carecen de tus gracias y virtud,
y todas ellas juntas, ángel mío,
valer no pueden lo que vales tú.
84
NO... NO TE DIGO ADIÓS
85
y con temblor de besos en los rojos
labios que apagan en el mío la voz?
¿Por qué son tan dolientes tus abrazos?
¿Por qué tanto sollozo y duelo tanto,
y al besarme me mojas con tu llanto,
y sólo sabes la palabra adiós?
86
¿Cómo puedo a mi propio pensamiento
decir que no me olvide?
87
NUESTRO ADIÓS
88
Aquella tarde,
Una tarde sin luz triste y lluviosa,
Inclinó la cabeza silenciosa
Así como las blandas florecillas
Que hirió la tempestad. Los soberanos
Ojos cubrióse con entrambas manos
Y el llanto desbordó por sus mejillas.
89
Y el viento de la tarde sollozante
Agitaba en desorden su cabello.
90
NUPCIAL
En el regazo frío
del remanso escondido en la floresta,
feliz abandonaba
su hermosa desnudez el amor mío
en la hora calurosa de la siesta.
El agua que temblaba
al sentirla en su seno, la ceñía
con voluptuoso abrazo y la besaba,
y a su contacto de placer gemía
con arrullo, tan suave y deleitoso,
como el del labio virginal opreso
por el pérfido labio del esposo
al contacto nupcial del primer beso.
91
por el seno desnudo así rodaban
las gotas temblorosas.
Tesoro del amor el más precioso
eran aquellas perlas;
¡cuánto no diera el labio codicioso
trémulo de placer por recogerlas!
¡Cuál destacaba su marfil turgente
en la onda semi-oscura y transparente,
aquel seno bellísimo de diosa!
¡Así del cisne la nevada pluma
en el turbio cristal de la corriente,
así deslumbradora y esplendente
Venus rasgando la marina espuma!
Después, en el tranquilo
agreste cenador, discreto asilo
del íntimo festín, lánguidamente
sobre mí descansaba, cariñosa,
la desmayada frente,
en suave palidez ya convertida
la color que antes fuera deliciosa,
leve matiz de nacarada rosa
que la lluvia mojó... Mudos los labios,
de amor estaban al acento blando.
¿Para qué la palabra si las almas
estaban en los ojos adorando?
Si el férvido latido
que el albo seno palpitar hacía
decíale al corazón lo que tan sólo,
ebrio de dicha, el corazón oía...!
92
Perdidas en el éter transparente
como pálidas chispas de topacio
las estrellas brillaban... las estrellas
que yo querido habría
para formar con ellas
una corona a la adorada mía...
En mi hombro su cabeza, y silenciosos
porque idioma no tienen los dichosos,
nos miraban pasar, estremecidas,
las encinas del bosque, en donde apenas
lánguidamente suspiraba el viento,
como en las horas del amor serenas
dulce suspira el corazón contento.
93
de aquella hora nupcial, cuyos instantes
tornar en siglos el recuerdo quiso...
¿Quién se puede olvidar de haber robado
su única hora de amor al paraíso?
94
ORGÍA
95
Beldad de los festines, en tu seno
quizá mi corazón olvidaré,
mi corazón de tempestades lleno,
el corazón imbécil con que amé.
96
Llena, Mercedes, la apurada copa;
bebamos... hasta el fin... así... vacía.
Y ahora... ¡desgarra la importuna ropa,
desnuda el seno al beso de la orgía.
97
Y en vano el llanto con la pena crece...
¿De qué sirven las lágrimas mezquinas
si el recuerdo verdugo se guarece
del roto corazón en las ruinas...?
98
PASIÓN
99
y luego ser la aurora... y despertarte
con un beso de luz en la pupila.
Soy tuyo, me posees... Un solo átomo
no hay en mí ser que para ti no sea:
dentro mi corazón eres latido,
y dentro mi cerebro, eres idea.
100
PENSAR. AMAR
101
Ya, raudal de inspiración
Que deja fulgentes rastros,
Navega como los astros
Entre Dios y la Creación.
102
¿Qué importa la niebla densa
a su vuelo vagabundo,
si altiva, creadora, inmensa
lleva en sí misma su mundo?
El alma la luz encierra,
El soplo de Dios la enciende,
Y es la lámpara que pretende
Para su altar en la tierra.
Adormirse dulcemente
Bajo unos labios encesos,
Sintiendo sobre la frente
Una corona de besos.
103
Dentro del alma sentir
Otra alma de que se es dueño,
Soñar... y adorar un sueño,
Morir de amor y vivir.
104
Espíritu de luz y de consuelo,
Inspiración que por mi sien resbalas,
Cuando mi alma levantas hasta el cielo,
Pensamiento y Amor ¿no son tus alas?
105
PRIMER BESO
106
REMINISCENCIAS
107
La tuya vierte sus perlas.
Ya no merezco guardarlas,
Pero quiero recogerlas
Porque quisiera cantarlas.
Yo he sentido la congoja,
Del corazón que revienta,
En ese llanto que moja
Tu mejilla macilenta.
108
Todo es sombras y abrojos,
Todo noche, todo nada,
Desque falta a nuestros ojos
La vida de su mirada.
Es su sombra y es su voz.
Ese suspiro que vaga
En el ambiente perdido,
Es un eco desprendido
De su tristísimo adiós.
109
Sus ojos están marchitos,
Está gimiendo su pecho,
Y su corazón deshecho
A fuerza padecer.
Es la mitad de mi alma,
Y siente, sí, mi quebranto,
Como siento yo su llanto
En mi corazón caer.
110
ROCÍO
Cuando se va la noche,
Sus lágrimas hermosas
Sobre las flores deja
En gotas sin color;
Pero al romper el alba
Se tornan luminosas
En perlas cristalinas,
Corona de la flor.
111
SOÑABA
(Heine)
112
SOÑANDO
De pronto, silenciosa,
una figura blanca y vaporosa
a mi lado llegó... Sentí en mi cuello
posarse dulcemente
un brazo cariñoso, y por mi frente
resbalar una trenza de cabello.
Sentí sobre mis labios
el puro soplo de un aliento blando,
alcé mis ojos y encontré los tuyos
que me estaban, dulcísimos, mirando.
Pero estaban tan cerca que sentía
en yo no sé qué plácido desmayo
113
que en la luz inefable de su rayo
entraba toda tu alma hasta la mía.
114
TU CABELLERA
115
TU IMAGEN
116
si no fueras un ángel tú también.
Si dueño fuera de la tierra toda,
la tierra toda ante tus pies pusiera...
Si fuera Dios... ¡hasta los cielos diera
por sólo un beso en tu divina sien...!
117
Te veo en mi sueño... ¡Y en mi sueño, loco,
temblando el alma de pasión, te llamo!
y te grito... te grito... ¡que te amo!
¡que soy tu dueño, que tu esclavo soy!
¡que instante tras instante de mi vida,
del corazón latido tras latido,
para volar a ti se han desprendido,
y que sin vida, que sin alma estoy!
118
UN ÁNGEL DEL HOGAR
119
Y así pasaron, pasaron
De mi inocencia horas,
Cual pasaría bajo el cielo
Una procesión de auroras.
120
Que mi ausencia desdichada
Tu corazón lastimó,
Y el pesar de mis pesares
Tu cabello emblanqueció...
121
Y mi madre es mi cariño,
Mi fe, mi orgullo, mi amor;
Y porque la tengo creo
En tu bendición, Señor.
Enrique, tú en la inocencia
No comprendes todavía
Lo que es esa Providencia
Que llamamos madre mía.
122
Y en el alma, desde niño,
Levanta el místico altar
De un infinito cariño
Para el ángel del hogar.
123
UN BESO NADA MÁS
124
VEN
125
Llegan allí, perdidos en las brisas
que el bosque perfumadas atraviesan,
arrullos de torcaces que se llaman,
suspiros de las hojas que se besan.
126
VISIÓN
He visto, de la noche
Entre la niebla oscura,
Bajar como del cielo,
Radiante hermosura,
La sombra de una virgen
Llegando junto a mí.
Tú eras... te conocí.
127
Y tómale te dije,
Y le tomaste... y luego
Despierto... ¡Y te has llevado,
Mujer, mi corazón!
128
VIVIR
129
El alma reverbera
Sus fulgores, como el sol.
Y la esperanza es un ave
Que por atraernos canta,
Y al acercarnos la espanta
De nuestro paso el rumor.
Un fantasma de esperanza,
el adiós del bien perdido,
y triunfante del olvido
el recuerdo funeral.
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Que de todo lo que ama
En esta existencia el hombre
Del alma en la soledad.
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