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INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………………………………………………………………………I
RESUMEN………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….II
AGRADECIMIENTO……………………………………………………………………………………………………………………………………………III
¿Es posible poder determinar los parámetros óptimos de elaboración de jabón a partir de
la grasa de ovino en la provincia de Sicuani?
1.5.1. Justificación:
1.5.2. Importancia.
En los reactivos: Debido a que este tipo de reactivos son altamente específicos y el cual
contiene un porcentaje de impureza de grado no molecular, esto hace que al reaccionar con
la materia prima nos conlleva a tener muy baja producción del jabón casero, a la vez sus
características físicas no son tan llamativos por la calidad de los reactivos y la presentación
de marketing tiene que ser más adecuado para competir con las empresas privadas y
estatales que existe en nuestra región y el país.
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
a. Prueba de saponificación.
Después de las pruebas de saponificación, se obtuvo un jabón sin restos de grasas sin
saponificar. Esto indica que, la cantidad de hidróxido de sodio que se utilizó para
saponificar fue la correcta.
b. Prueba de pH.
El pH de la proporción con sebo 85% y aceite 5% fue ajustado al nivel de los jabones
comerciales que es de 10.
c. Prueba de humedad.
Después de realizar las pruebas se determinó que el jabón tiene aproximadamente 20%
de humedad, después de ser almacenado 4 días a temperatura ambiente.
Después se la determinó la prueba de textura del jabón de cada nivel, comparando con la
textura del jabón comercial.
Cuadro Nº 01.
- Índice de acidez: Para esta determinación se utilizó el método volumétrico. Este índice
expresa el peso en mg de hidróxido potásico necesario para neutralizar un gramo de
materia grasa.
Se pesaron las muestras, del jabón de aceite de algodón y del jabón tomado como
patrón.
En un erlenmeyer de 250 ml se disolvió cada muestra utilizando 50 ml de una mezcla de
etanol – éter dietílico y se procedió a la valoración de cada muestra con KOH 0,5 N
utilizando fenoftaleina como indicador. Para el cálculo del índice de acidez se utilizó la
siguiente expresión:
Valor de acidez = 56,1 * T * V /m
T= título del OHK
V = volumen de la mezcla
m = peso de la muestra.
Tabla Nº 01
Jabones
Jabón de grasa de
Jabón
Análisis oveja comercial.
Ph 10,67 11,61
Índice de
saponificación. 5,61 9,81
La tabla N° 01, nos muestra que las mayores diferencias entre ambos jabones se
observan en los análisis de humedad e índice de saponificación, lo que significa mayor
dureza y menor cantidad de hidróxido de sodio para saponificar 1 gr. de grasa.
En los análisis de índice de acidez y pH se observa que los valores obtenidos son muy
próximos entre sí.
2.2. Teorías científicas
2.2.1. Jabón
El jabón (del latín tardío sapo, -ōnis, y este del germánico *saipôn) es un producto que
sirve para la higiene personal y para lavar determinados objetos. En nuestros tiempos
también es empleado para decorar el cuarto de baño. Se encuentra en pastilla, en polvo
o en crema .Hubo un tiempo que se usaba el jabón más por lujo que como elemento de
limpieza en fin este producto tan importante tiene una historia.
Entre los jabones de grano existen diferentes variedades, como el jabón de tocador y el
de afeitar; que se diferencian entre sí por su mayor o menor contenido en jabón y en
rellenos y por su alcalinidad “Producción de jabones duros”.
Los jabones duros se fabrican con aceites y grasas que contienen un elevado porcentaje
de ácidos saturados, que se saponifican con el hidróxido de sodio. Los jabones blandos
son jabones semifluidos que se producen con aceite de lino, aceite de semilla de algodón
y aceite de pescado, los cuales se saponifican con hidróxido de potasio.
Las propiedades que deben tener los jabones para considerarse un producto de buena
calidad, incluyendo entre otras:
• Textura.
• Solubilidad.
• Formación de espuma.
Existen aguas que tienen disueltas una elevada proporción de sales de calcio y de
magnesio; se las denimina aguas duras. En esta clase de agua, el jabón precipita, o sea,
se insolubiliza. La causa de este comportamiento es que la sal de sodio o potasio que
forma el jabón se combina con los iones calcio o magnesio del agua y forma sales de
estos metales, que son insolubles.
Los jabones eliminan la grasa y otras suciedades debido a que algunos de sus
componentes son agentes activos en superficie. Estos agentes tienen una estructura
molecular que actúa como un enlace entre el agua y las partículas de suciedad, soltando
las partículas de las fibras subyacentes o de cualquier otra superficie que se limpie. La
molécula produce este efecto porque uno de sus extremos es hidrófilo (atrae al agua) y el
otro es hidrófugo (atraído por las sustancias no solubles en agua).
a. Aditivos. Son materiales destinados a formar parte del jabón final como elementos de
relleno o como elementos que conceden propiedades particulares a los jabones tales
como: mayor duración, mejor consistencia o mejores aromas.
Sebo. El sebo que se emplea en la fabricación del jabón es de calidades distintas, desde
la más baja del sebo obtenido de los desperdicios hasta sebos comestibles que se usan
para jabones finos de tocador. Si se utiliza sólo sebo, se consigue un jabón que es
demasiado duro y demasiado insoluble como para proporcionar la espuma suficiente, y
es necesario, por tanto, mezclarlo con aceite de coco u otro aceite vegetal.
Alcohol (etileno). La función del alcohol en el jabón es disolver los ácidos grasos que
quedan de la saponificación, que dan la opacidad al mismo. Al ocurrir esta reacción
ayuda a que el jabón se clarifique en el menor tiempo y que la mezcla no se tenga que
calentar y agitar por tiempo prolongado.
Colorantes. Deben ser pigmentos que se dispersen fácilmente en agua y se usan 10-12
gr. por quintal de jabón.
Salado. Consiste en el agregado de una solución concentrada de sal común (cloruro de
sodio, NaCl) para separar el jabón de la glicerina formada y del exceso de hidróxido de
sodio.
Los jabones son sustancias que ayudan a limpiar el aceite y la suciedad grasienta de
superficies, metales, la piel o el pelo. Restringimos el término jabones, frente al término
detergentes, a las sales sódicas o potásicas de ácidos carboxílicos de cadena larga. Un
ácido carboxílico se define por la presencia de un grupo carboxílico, -CO2H. Si el anión
del grupo carboxílico es equilibrado con un catión de sodio o potasio y, por otro lado, se
une mediante enlaces covalentes a una cadena larga de grupos -CH2- y termina en el
grupo CH3-, entonces tenemos una molécula de jabón. Podemos generalizar la estructura
molecular del jabón de esta manera: CH3 - (CH2)n -CO2 - Na2+ CH3 - (CH2)n se parece
mucho a las cadenas largas de las moléculas de los hidrocarburos como la gasolina o el
aceite mineral, provenientes del petróleo. Esta parte de las moléculas del jabón tienden a
disolverse fácilmente en hidrocarburos o materiales parecidos, pero no en agua.
Sin embargo, el otro extremo de la molécula de jabón es iónico. Como el cloruro de sodio
(sal común) y otras sustancias iónicas, este extremo iónico tiende a disolverse en agua, y
no en hidrocarburos. Como resultado tenemos una molécula con dos tendencias
contradictorias en cada extremo. Una estructura hidrofílica que es atraída por el agua y
rehúye los hidrocarburos y las sustancias aceitosas o grasientas. Y una estructura
hidrofóbica que rehúye el agua pero se mezcla fácilmente con las sustancias aceitosas o
grasientas.
En primer lugar, el jabón disminuye la tensión superficial del agua permitiendo que las
moléculas de jabón (unidas en miscelas) presentes en el agua lleguen más profundo en
la suciedad. Cuando entran en contacto con la suciedad, las micelas de jabón se rompen
y las colas hidrofóbicas, que se habían mantenido en el interior de la miscela esférica de
jabón, se mezclan con la grasa y la alojan en el interior de nuevas miscelas. Finalmente,
estas miscelas de grasa se mantienen en suspensión, de ese modo se previene que se
unan de nuevo con grandes glóbulos de grasa y se redepositen en las superficies
limpias. La agitación ayuda a que se rompan estas miscelas de grasa y que las
superficies antes sucias se vuelvan hidrofílicas. Las gotitas de grasa se repelen unas a
otras lo que las mantiene suspendidas en el agua hasta el aclarado.
Para hacer el jabón utilizamos aceite, sosa cáustica (también denominado hidróxido
sódico) y agua. La cantidad de sosa cáustica va en función de la cantidad y el tipo de
aceite que usemos. Cada aceite, dependiendo de su composición, tiene un índice de
saponificación diferente.
Este índice expresa la precisamente la cantidad de álcali que debemos utilizar para la
completa saponificación del aceite. Por ejemplo, el aceite de oliva tiene un índice de
saponificación de 190, lo que significa que para saponificar un kilo de aceite de oliva
hacen falta 190 gramos de potasa cáustica.
Como el peso molecular del hidróxido potásico es superior al del hidróxido sódico en
1,4025 veces, para calcular el índice de saponificación con sosa dividiremos 190/1,4025
que nos da una cantidad aproximada de 135. Y esto significa que para saponificar
completamente un kilo de aceite de oliva hacen falta 135 gramos de sosa cáustica. Ahora
bien, el concepto sobre engrasado significa que a ese mismo kilo de aceite le ponemos
menos cantidad de sosa con lo que una parte del aceite no quede saponificado. Con esto
conseguimos, por una parte garantizar que no existe exceso de sosa en el jabón, y por
otra mayor suavidad y emoliencia de éste.
El sobre engrasado se suele expresar en tanto por ciento, por lo que un sobre engrasado
de 1% significa que aproximadamente el 1% del aceite no se saponifica porque dejamos
de poner el 1% de sosa.
Así, si eran 135, el 1% sería 1,3; por lo tendríamos que usar 133,7 gramos de sosa. Para
un sobre engrasado del 10% restaríamos a la cantidad 13,5; con lo que nos quedarían
121,5 gramos de sosa.
El sobre engrasado implica también un riesgo. Al haber parte del aceite no saponificado,
éste tiene posibilidad de estropearse.
Si además el aceite es especialmente delicado, mayor es el riesgo. Se puede reducir el
riesgo de enranciamiento si añadimos vitamina E. Además de emoliencia el sobre
engrasado proporciona mayor cantidad de espuma si es bajo y menor si es muy alto.
Repercute directamente sobre la dureza del jabón haciéndose más blando y soluble cuanto
más alto sea.
Ahora, otra cuestión diferente es la cantidad de agua, ya sea medida como concentración
o como proporción, que queremos usar.
2.2.2 Saponificación.
La diferencia entre las grasas y los aceites es que estos últimos presentan ácidos
carboxílicos insaturados. El índice de saponificación se define como la cantidad de álcali
necesario para saponificar un gramo de grasa o aceite.
Los jabones ejercen su acción limpiadora debido a que los dos extremos de su molécula
son muy diferentes. Uno de los extremos de la molécula es iónico, por tanto hidrófilo y
tiende a disolverse en el agua. La otra parte es la cadena de hidrocarburo no polar, por
tanto lipófila o afín a la grasa y tiende a disolverse en ella. Una vez solubilizadas en agua,
la grasa y la mugre pueden eliminarse.
Los ésteres se hidrolizan en medios acuosos, bajo catálisis ácida o básica, para rendir
ácidos carboxílicos y alcoholes. La hidrólisis básica recibe el nombre de saponificación y
transforma ésteres en carboxilatos.
Hidrólisis de esteres.
Etapa 3. Equilibrio ácido base entre el ácido carboxílico y el metóxido. Este equilibrio
muy favorable desplaza los equilbrios anteriores hacia el producto final.
TRIPALMITINA+3KOHglicerol+3C15H31COOK
Jabón Peso molecular de la tripalmitina: 860 g/mol Peso molecular del KOH: 56 g/mol.
Si 860 g de tripalmitina: 1680,000 mg de KOH 1 g X.
Como siempre se requieren 3 moles de KOH para la hidrólisis alcalina, podemos decir que
I.S.=168,000/peso molecular del triglicérido. Se puede observar que el índice de
saponificación es inversamente proporcional al peso molecular del trigicerido.
Forma de uso del índice de saponificación. Para saber cuánta sosa se necesita para
saponificar una cantidad de una grasa concreta, sólo hay que multiplicar dicha cantidad
por el valor correspondiente que aparece en la tabla. Por ejemplo, para saponificar
totalmente 100g de aceite de oliva (en la tabla su parámetro es de 0,134) basta
multiplicar 100 x 0,134 = 13,4g de sosa necesitaremos.
En el caso de que vayamos a hacer un jabón con diferentes aceites, habría que buscar la
cantidad necesaria de sosa para cada tipo de aceite concreto, y luego sumarlas todas.
También por eso, en las recetas de jabón, si queremos sustituir un aceite por otro,
también habrá que ajustar la cantidad de sosa.
. Transfiera con cuidado la solución así obtenida a un matraz de 250 ml. Lave en vaso
tres veces con pequeñas cantidades de solvente, aproximadamente 1 ml.
-Agregue 10 ml. de potasa alcohólica 0,5 M y tape en matraz con un tapón en el que se
ha introducido un tubo de vidrio de 1 m de longitud, que sirve de condensador de reflujo.
-Haga un blanco, o reacción de control, colocando en un matraz de 250 ml los mismos
volúmenes de KOH 0,5 M y de disolvente que se utilizan en la reacción con la grasa. Se
adapta también al matraz un tubo de vidrio como condensador de flujo.
-Caliente ambos matraces por 45 minutos, en baño María de agua hirviendo.
-Deje enfriar a temperatura ambiente y luego deje correr el agua destilada por el tubo de
refrigeración para devolver el condensado al matraz.
-Titule con HCl 0,5, en presencia de fenolftaleína.
-Calcule el índice de saponificación. mEq de KOH en el blanco – mEq de KOH restantes
= mEq de KOH que reaccionaron con 1 g de grasa. Y mEq de KOH x 56 = mg de KOH
que reaccionaron con 1 g de grasa = I.S.
Fórmula:
En el caso de que vayamos a hacer un jabón con diferentes aceites, habría que buscar la
cantidad necesaria de sosa para cada tipo de aceite concreto, y luego sumarlas todas.
En química, se define el índice de saponificación de una grasa, como el número que
indica la cantidad en miligramos de hidróxido de potasio, necesaria para saponificar por
completo un gramo de esa grasa en concreto.
Para ello, bastará con multiplicar el índice de saponificación de cada grasa concreta por
la masa molar de la sosa (hidróxido de sodio) y dividir por la masa molar del hidróxido de
potasio.
La manufactura del jabón es una de las síntesis químicas más antiguas, data de cuando
las tribus germanas de la época de Cesar hervían sebo de cabra con potasa que
obtenían por lixiviación de las cenizas del fuego de leña.
Efectuaban la misma reacción química que la que realizan los fabricantes de jabón
modernos a gran escala: La hidrólisis de los glicéridos que produce sales de ácidos
carboxílicos y glicerol. Desde aquellos inicios el producto llegó a ser más refinado como
también se usaron mejores productos en su fabricación. El uso general del jabón como
medio de limpieza data probablemente de hace unos mil años o aproximadamente
cuando los países alrededor del mediterráneo producían modestas cantidades de jabón,
usando una variedad de grasas disponibles en su región. También podían ser utilizados
aceites vegetales como el aceite de oliva adicionada a las grasas animales. Esta limitada
producción continuó sin modificaciones significativas hasta el siglo XIX en la cual el
químico francés LeBlanc inventó el proceso para convertir sal común en sosa, el mismo
material que se derivaba de las cenizas de los árboles.
El desarrollo por el químico belga Solvay, de un proceso de amonio redujo aún más el
costo de la sosa y al mismo tiempo mejoró tanto la calidad como la cantidad de este
material el cual fue vital para el crecimiento de la industria del jabón. A través del siglo
XIX, la manufactura del jabón fue mejor entendida con el descubrimiento de diferentes
ácidos grasos.
2.2.2.8 Materiales.
a. Rejilla de amianto: Esta rejilla está impregnada por amianto, y sirve como zona de
contacto entre el foco de calor y el material a calentar.
b. Vasos de precipitados: Estos objetos son unos recipientes que además de servir de
envase para calentar los materiales estudiados, sirve para medir cantidades líquidas.
c. Espátula: Sirve para coger sustancias sin necesidad de utilizar las manos.
e. Varilla de vidrio: Sirve para dar vueltas a las sustancias que están calentándose.
f. Trípode: Es un objeto que sirve para sostener el vaso del precipitado mientras se
calienta.
2.2.2.9 Procedimiento.
Como último paso calentamos hasta diferenciar tres capas y dejamos enfriar.
Lo primero que haremos será disolver la sosa que la tenemos en estado sólido, para ello
pesamos 20 gr de NaOH en la balanza y enrasamos a 100 ml de agua para obtener una
disolución al 20 %. Colocamos 100 ml de aceite en un recipiente, y lo mezclamos con la
disolución de hidróxido sódico. Calentamos durante 30 min aproximadamente, al baño
María con cuidado y dejamos reposar durante 24 h para que se forme el jabón.
2.2.2.11 Proceso con grasa animal.
Mientras, podemos ir derritiendo los aceites duros en una olla al fuego o en un recipiente
de vidrio en el microondas. Una vez derretidos los mezclamos poco a poco y removiendo
con los aceites blandos, para que la baja temperatura de estos últimos no haga solidificar
a los primeros. Si hay algún aceite especialmente delicado debemos reservarlo y no
mezclarlo aun con el resto de las grasas. Una vez bien mezclados los aceites y
considerando que tanto estos como la lejía no deben de estar a más de 40ºC,
mezclamos poco a poco ambos añadiendo la lejía sobre los aceites mientras removemos
suavemente. Cuando lo hemos mezclado todo, batimos la mezcla con la batidora de
mano avelocidad muy lenta. Antes de accionar la batidora tenemos que sumergirla bien
en la masa y asegurarnos de que no va a salpicar. Batimos hasta que queden todos los
ingredientes bien emulsionados, en varias ocasiones hasta que alcancemos el punto de
traza. Esto tardará más o menos dependiendo de los ingredientes. En este momento
sacamos la batidora y añadimos el aceite que habíamos reservado, incorporándolo a la
masa mientras mezclamos con la espátula o cuchara. Del mismo modo añadimos los
aceites esenciales.
Una vez que todo esté bien mezclado y la masa resulte completamente homogénea la
vertemos en los moldes. Si queremos que el jabón gelifique aislamos el molde tapándolo
con mantas o toallas.
En las 24 a 48 siguientes el jabón solidificará. Una vez que estemos seguros de que no
se deforma al tocarlo procedemos a su desmoldado y, si es el caso, su corte.
Ya solo hay que dejarlo curar de 4 a 6 semanas antes de usarlo y es aquí donde el
jabonero se enfrenta a su impaciencia.
Se denomina así al proceso de fabricación del jabón que implica una fuente de calor
externa. Hay muchas formas de aplicar ese calor pero nos centraremos en el proceso en
el horno. Hay que decir también que todo esto se puede hacer perfectamente con dos
ollas, al baño maría. Como ya dije una vez el jabón en caliente tiene dos ventajas
principales: Una es que no hay que esperar (o hay que esperar muy poco) para poder
usarlo y la otra es que una vez finalizado el proceso de saponificación, le podemos
agregar colorantes, aromas y aditivos sin miedo a que se nos echen a perder.
Para empezar seguiremos al pie de la letra las indicaciones en el proceso en frío sólo que
esta vez no le vamos a añadir las esencias ni lo vamos a verter en el molde. En lugar de
eso, una vez mezclados los aceites con la lejía, lo vamos a meter en el horno a una
temperatura aproximada de 80ºC. Hay que asegurarse que el jabón esté bien “trazado”
antes de meterlo en el horno.
De media a una hora aproximadamente veremos como el jabón gelifica. Esto es que se
vuelve semilíquido y transparente. Cuando su aspecto sea completamente homogéneo y
todo el jabón presente ese aspecto de gel, lo removemos bien y lo dejamos otro ratito en
el horno.
Dependiendo de la cantidad de agua que le hayamos puesto, la masa será más o menos
removible. Podemos usar algunos ingredientes para conseguir que la masa sea más
fluida y por tanto más fácil de remover y de moldear. Entre estos ingredientes está el
sodio lactato (hasta el 3% de las grasas) que aporta además dureza y suavidad al jabón.
También se puede hacer una mezcla suave de sal y carbonato sódico o potásico a partes
iguales en una cantidad máxima del 1% del peso total del jabón, diluido en 4 o 5 veces su
peso en agua destilada. Así por ejemplo para un jabón de 2 kg se pondrían 10 gr de sal,
10 gr de carbonato sódico diluidos en 100 gr de agua destilada.
Después de unas dos horas en el horno podemos comprobar el Ph del jabón y si nos
sale un resultado aceptable damos por concluida su cochura.
Si habíamos decidido reservar un aceite más delicado para el sobre engrasado este es el
momento de añadirlo. Si le vamos a poner colores, los cuales al no verse afectados
directamente por la acción de la sosa resultarán más homogéneos y duraderos, se los
ponemos justo antes de añadir los aromas. En este caso no tenemos que temer por el
hecho de que las esencias vayan a “fraguar” el jabón de golpe porque al estar ya hecho
no debe de cambiar su consistencia. También las esencias cunden más si no se ven
sometidas a la acción de la sosa pero hay que tener cuidado porque si la masa está
demasiado caliente se puede volatilizar gran parte de la esencia y por esto es lo último
que debemos añadir antes de verter en el molde. Si el molde lo permite, incluso le
podemos poner en él las esencias y mezclarlas ahí con el jabón.
Hay que evitar altas temperaturas en el horno que producirían burbujas en el jabón
perjudicando su aspecto pero hay que mantener la temperatura lo suficientemente alta
como para que el jabón esté fluido. Si está un poco frío y no se han añadido ingredientes
fluidificantes el moldeado se puede volver una pesadilla.
Sigo pensando que el jabón elaborado en frío tiene una textura más suave que el de en
caliente.
Hay sin embargo, casos en los que, en las unidades experimentales pueden observarse
la presencia de una fuente de variabilidad ligadas a grupos de unidades,
correspondiendo a cada grupo a un nivel o característica de la fuente y que no tiene
relación con la variabilidad de las unidades, este diseño o este tipo de experimento
comercial es adecuado para aquellas situaciones en las que las unidades de prueba son
homogéneas, es decir las unidades de prueba no difieren unas de otras en variables
externas que sean importantes.
Se obtienen, por lo general, hirviendo el tejido graso animal en agua y dejándolo enfriar.
El calor disuelve la grasa del tejido y ésta, debido a su menor densidad relativa, sube a la
superficie del agua. Se denomina sebo al producto formado por las grasas de las ovejas
y el ganado vacuno.
Los ácidos grasos que se encuentran con mayor frecuencia en las grasas animales son
el ácido palmítico (n - C15H31COOH), el ácido oleico (n - C17H33COOH) y el ácido esteárico
(n - C17H35COOH). Las grasas animales se utilizan principalmente para la elaboración de
productos alimenticios (mantecas, emulsionantes, etc.). Dentro de los usos no
comestibles se encuentran la fabricación de jabón, velas para iluminación, tratamiento del
cuero y otros materiales textiles, fármacos y cosméticos.