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Eucaristia Que Sana PDF
Eucaristia Que Sana PDF
8 - 15 de septiembre de 2015
SABIDURÍA DEL CORAZÓN – Jb 29,15 “Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies”
Comisión Nacional de Pastoral de la Salud
La Misa es un tesoro de sanación que recibimos de Jesús. Hasta que no se explica este
tesoro queda cerrado. Vivir la Misa es como tener a un Jesús vivo que me habla, me da
gestos de amor, gestos de sanación. ¿Cuántos de estos gestos o palabras puedo
identificar? ¿Cuánto me doy cuenta que Jesús vivo está presente a mi lado para darme su
sanación?
La Misa es recibir un sacrificio que me salva, no una rutina, una obligación, un deber.
RITOS DE INTRODUCCIÓN
Signo de la cruz:
del Padre: que me ha creado sano como Adam antes del pecado.
La Gracias de nuestro Señor Jesucristo: el favor no merecido de una vida sana y radicada
en el Hijo
El amor del Padre: el Amor fuente de todas las sanaciones de Jesús venía del Padre
ACTO PENITENCIAL
Mientras más reconozco mis debilidades delante de Dios y su misericordia, más recibo el
perdono de Dios y me siento liberado y sanado por su perdón.
GLORIA
Abierto el corazón para recibir la misericordia de Dios, ahora puede salir de mi corazón la
alegría para alabar a Dios y para agradecerlo de sus beneficios. La alabanza y el
agradecimiento son dos actitudes que sanan más que la súplica. Se trata ahora de poner
en el centro a Dios
ORACIÓN COLECTA
Oremos…
LITURGIA DE LA PALABRA
Empieza ahora la VERDAD de la Misa, el primer regalo del tesoro. Tenemos que empezar a
abrirlo. La Verdad es un contenido, una intuición no lógica o racional, sino una intuición
espiritual, analógica, teológica; si la entenderé ella se va a transformar en mi sanación
interior, la que necesito hoy para avanzar hacia mi plenitud de vida. Escuchamos esta
Palabra divina de sanación y salvación con tremendo respeto.
HOMILÍA
La homilía me ayuda a darme coherencia, o sea, sanación entre lo que proclamo y lo que
hago. La homilía me enseña a recibir la Palabra de Dios y de Jesús que me sana, me da
paz, alegría, esperanza, libertad, amor, vida en plenitud.
Luego, la homilía me lleva a decir “sí” a esta palabra, a responder como María, y por fin a
transformar esta Palabra en vida, acción: recibir y dar. Esto es el objetivo de la Verdad que
sana.
CREDO
Con el Credo acepto la Verdad única y universal que Dios es Trinidad, que Jesús es Señor y
Salvador, que la Iglesia me trae esta salvación, es una Verdad que sana y salva. Yo creo
significa: sé que es así, hoy y siempre.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO
Estamos viviendo la Bondad a través de dar y recibir. Si a Dios le doy mi vida (cuerpo,
mente, espíritu, salud, familia, trabajo, etc.) Él los transformará en presencia real y
sanante de Cristo con su Cuerpo y su Sangre. Piensa como si ésta fuera tu última Misa,
¿Qué le ofrecería a Jesús? Lo máximo. Sólo así vas a recibir su sabiduría, recursos, salud,
ser uno con él.
PREFACIO
Ahora todo lo que se dirá tendrá otro valor. No se trata más de palabras (sujetos, verbos,
adjetivos, adverbios), sino de realidades. Entramos en el mundo real y dejamos el mundo
de ilusiones y engaños. Así entraremos en la sanación sobrenatural.
CONSAGRACIÓN
Escucharemos ahora las palabras o mejor, las realidades, más importantes de toda la
Misa.
La consagración del vino en Sangre de Cristo es entrar en el amor que sufre y muere y nos
reconcilia con el sufrimiento, nos perdona los pecados.
RITOS DE COMUNIÓN
Recibidos los tesoros de la Verdad y de la Bondad, abrimos ahora en esta última parte de
la Misa el último tesoro: la BELLEZA, la hermosura de Dios que también sana. Esta parte de
la Misa es como el arte-terapia de Dios, que llega hasta el corazón, el centro y nos sana en
lo más profundo.
PADRE NUESTRO
Es la oración más completa que toca todas las dimensiones de nuestro ser para sanarla. Es
como si en el Padre Nuestro, Jesús está delante de nosotros para tocarnos en todas las
zonas enfermas. Nos tomamos por las manos y recitamos una frase a la vez.
Padre nuestro que estás en el cielo: Jesús, tócanos nuestra cabeza, nuestro cielo.
Da nos hoy nuestro pan de cada día: tócanos nuestras necesidades materiales,
mentales y espirituales.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden: tócanos nuestra capacidad de perdón, nuestra soberbia.
Y líbranos del mal: tócanos y haz con nosotros un exorcismo, libéranos del maligno,
de todas sus esclavitudes, bloqueos, miedos que nos enferman y sánanos. Ahora
tengo la fuerza y el poder del Padre, no sólo estoy, sino soy sanado.
SIGNO DE PAZ
La paz sea con nosotros, con los otros, con todos, esta paz nos enseñe a ser amables,
pacientes, pacíficos con todos.
CORDERO DE DIOS
Pensamos en el Cordero del Apocalipsis que, débil, inocente, degollado, se carga de mis
enfermedades y pecados y los sana.
Por primera vez al final de la Misa se pronuncia la palabra “Sanado”. Yo no soy nada y no
puedo nada sin el Cordero, con él transformo mi impotencia en su poder sanador, él
puede sanarme, lo dice la Misa explícitamente, ¡seré sanado por ti, Cordero inmolado!
COMUNIÓN
Antes de la Comunión
¿Cuál es el problema más grande de tu vida? ¿Qué te quita la paz, la libertad? ¿Qué o
quién no puedes controlar en tu vida? Yendo a tomar la Comunión en la fila estás llevando
todo esto al Señor para tocarle el manto y recibir de él su poder infinito de sanación. Te
transformará a imagen y semejanza de Cristo, la mejor sanación.
Después de la Comunión
Quédate en la presencia de Jesús, crees en su poder de sanación, que en toda la Misa has
recibido miles de gracias y tesoros de sanación, ha sido liberado de todas ataduras y
sanado por dentro, restaurado en tu autoestima, tu verdadera identidad, tu capacidad de
amor en plenitud. Di: “gracias Jesús, gracias porque tu Amor Jesús quiere sanarme y
sanarnos, más de los que nosotros queremos”. “¿Quiere ser sanado?” – me pregunta
ahora Jesús – si acepto y digo: “sí lo quiero, sí acepto que sólo tú Jesús Cordero inmolado
puedes sanarme integralmente”.
CONCLUSIÓN Y DESPEDIDA
Señor, tu nos has llamados a esta Misa para liberarnos, para darnos el poder de sanar
heridas, haz que nuestra sanación sea tan profunda que salgamos de esta iglesia (capilla)
como nuevas criaturas, sanados en el cuerpo, en la mente, en el espíritu. Gracias por este
amor que me sana y nos sana.
Oremos…
BENDICIÓN FINAL
Son las palabras dadas a los profetas para enviarlos en su misión profética, es la bendición
de Dios a quien debe cumplir algo importante para la humanidad. Somos instrumentos de
sanación para los demás, podemos derramar alrededor de nosotros su amor que sana.
La bendición de Dios…