La ciencia de la información nace a mediados del siglo XX con un
paradigma físico, el cual es cuestionado por un enfoque cognitivo idealista e individualista, siendo este a su vez reemplazado por un paradigma pragmático y social. Una definición clásica de la ciencia de la información dice que dicha ciencia tiene como objeto la producción, recolección, organización, interpretación, almacenamiento, recuperación, diseminación, transformación y uso de la información (Griffith 1980). Esta definición es válida naturalmente también para campos específicos, de modo que si queremos identificar el rol de una ciencia de la información autónoma debemos ubicarla a un nivel más abstracto. Para esto es necesario una reflexión epistemológica que muestre los campos de aplicación desde arriba o top down y desde donde se vea también la diferencia entre el concepto de información en esta ciencia con respecto al uso y la definición de información en otras ciencias así como en otros contextos como ser el cultural y político y por supuesto también en otras épocas y culturas. La ciencia de la información, ha tenido una inevitable y moderada lectura desde el ángulo epistemológico. Estos acercamientos han sido consecuentes con un principio: cualquier campo del conocimiento en su trayectoria no puede dejar de recurrir a la epistemología como base para la reflexión sobre su construcción teórica. La epistemología y la ciencia de la información deben explicarse desde sus orígenes, continuidades y rupturas. Las separaciones o momentos distintivos testimoniarán el curso de los acontecimientos, marcados por las diversas circunstancias y mediaciones. El aspecto central de la ciencia de la información es entender y comprender las relaciones del conocimiento objetivado en textos, ideas, teorías, con el mundo mental de cada uno de los sujetos. Como no escapa del objetivismo de sus antecesores, considera que los textos están separados de los sujetos que los generan; que los documentos son objetos naturales. Este sistema de ideas excede meros requisitos y resalta sus concepciones de la información y de la disciplina que la estudia, porque inserta a la información en el ámbito de los procesos de comunicación social, y recalca que el problema fundamental de la ciencia de la información es la información deseada y su efecto sobre el usuario. Notablemente incorpora, en forma integrada, los conceptos comunicación y conocimiento, que desde el prisma de lo cognitivo se vuelven imprescindibles en la comprensión del fenómeno de la información. La ciencia de la información tiene casi medio siglo de historia. Este ha sido un corto tiempo de búsqueda de legitimidad como dominio de conocimiento, donde diversos factores endógenos y exógenos han condicionado su existencia y desarrollo. Su estructuración epistemológica ha sido y es inacabada; sus tanteos iníciales en esta dimensión tuvieron la inseguridad de todo lo que se inicia; los años finales de su trayectoria han sido más congruentes con sus aspiraciones. No obstante, los problemas que intentó resolver son pequeños frente a sus actuales desafíos. Entre otros, se destaca su carácter como disciplina autónoma, en una época donde no es precisamente la afirmación disciplinaria una tendencia. Su carácter interdisciplinario fue uno de sus postulados iníciales, no siempre adecuadamente fundamentado y consensuado. Su existencia, junto a otras disciplinas informativas de larga tradición e inobjetables resultados, la obliga a su redefinición en función de las nuevas realidades. La ciencia de la información tiene por así decirlo dos raíces: una es la bibliotecología clásica o, en términos más generales, el estudio de los problemas relacionados con la trasmisión de mensajes, siendo la otra la computación digital. La primera raíz nos lleva a los orígenes mismos, por cierto oscuros, de la sociedad humana entendida como un entretejido o una red de relaciones, Hannah Arendt habla del "'web' of human relationships" (Arendt 1958, 183), basadas en el lenguaje, es decir en un ámbito hermenéutico abierto, donde los entrecruces metafóricos y metonímicos permiten no sólo mantener fluído el mundo de las convenciones y las fijaciones que hacen posible una sociedad humana relativamente estable, sino también que nos permiten generar la capacidad de preguntar por lo que no sabemos a partir de lo que creemos que sabemos. Es claro que esta raíz de la ciencia de la información o, como también podríamos llamarla, de la ciencia de los mensajes (Capurro 2003b), está ligada a todos los aspectos sociales y culturales propios del mundo humano. La otra raíz es de carácter tecnológico reciente y se refiere al impacto de la computación en el proceso de producción, recolección, organización, interpretación, almacenamiento, recuperación, diseminación, transformación y uso de la información y en especial de la información científica fijada en documentos impresos. Este último impacto permite explicar por qué el paradigma físico deviene predominante entre 1945 y 1960, siguiendo la periodización propuesta por Julian Warner (2001). El problema de esta periodización consiste no sólo en el hecho de que antes de 1945 existía ya en el campo de la bibliotecología lo que hoy llamamos el paradigma social, sino también, como veremos a continuación, en transformaciones posteriores de este paradigma que llegan hasta la actualidad.
La Comunicación Es Un Proceso de Interrelación Entre Dos o Más Seres Vivos o Entidades Donde Se Transmite Una Información Desde Un Emisor Que Es Capaz de Codificarla en Un Código Definido Hasta Un Receptor
La Comunicación Es Un Proceso de Interrelación Entre Dos o Más Seres Vivos o Entidades Donde Se Transmite Una Información Desde Un Emisor Que Es Capaz de Codificarla en Un Código Definido Hasta Un Receptor