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Si bien Pedro Henríquez Ureña supuso un buen comienzo para los estudios
lingüísticos – literarios, el camino fue poco labrado por futuras generaciones.
Nuevos retos en la década del 60 hizo que agudizara más la débil formación
crítico-literaria del país. En una nota de prensa publicada en el Hoy Digital de
fecha 24 febrero del 2012 el maestro Basilio Belliard sostiene que estos cambios
(en la década del 60) supusieron un giro en el mapa de la teoría literaria y una
reconfiguración de los métodos de análisis críticos. En la actualidad, y en esto
concuerdan otros maestros universitarios, se enfrenta una crisis de la crítica
literaria.
A partir de ahí se pueden señalar unas y otras investigaciones, tanto en lo
lingüístico como en lo literario, pero sin llegar a conformar una estructura y
sistematización, pues, no se llega a formar una escuela crítica. Es por ello que
existen voces como la de Néstor Rodríguez (2016) que piensa que la crítica
literaria en el país es inexistente y sostiene, además, que esa deficiencia es una de
las causas por la que la literatura dominica no trasciende en escenarios
internacionales. Dos problemas son señalados por este autor: 1) un lenguaje
incomprensible por parte de críticos, 2) el marcado aislamiento de la crítica
nacional, es decir, se hace para consumo interno. Desde mi visión este autor se
anota en un extremo donde no cuenta con el abanico de trabajos que se han
realizado en el país, aunque fallen en su sistematización, organización y sean
investigaciones aisladas.
Orlando Alba. Se distingue por ser un lingüista consagrado que ha hecho buenos
aportes en este campo. Entre sus estudios lingüístico está: Nuevos aspectos del
español en Santo Domingo (2000), Cómo hablamos los dominicanos (2004), La
Identidad lingüística de los dominicanos (2009), Variación diacrónica del léxico
disponible dominicano (2013) así como otros estudios dedicado a la variación del
español en las Antillas.
Bibliografía
Prieto, G. (1996). Las mejores novelas dominicanas. Bayamón, P.R.: Isla Negra