En esta comunicación, se presentará un análisis teórico-metodológico del concepto de barrio
como unidad social y espacial para interpretar arqueológicamente un asentamiento urbano. El término barrio, a menudo, ha sido usado como patrón básico de organización social. Asimismo, al hallarse entre la unidad doméstica y la ciudad y el gobierno se convierte en un elemento destacado para comprender los niveles intermedios de sociedades complejas. Sin embargo, existe una heterogeneidad de opiniones en el significado de este patrón de organización que viene determinado por el marco teórico del investigador/a. Igualmente, sucede con la asignación de los componentes que deben conformar un barrio que se ven supeditados a los resultados de cada equipo de investigación. Para delimitar su área espacial y caracterizar la funcionalidad de sus estructuras y la tipología de las relaciones face-to-face entre sus habitantes, se han aplicado diversos métodos de prospección, excavación y análisis. El barrio al ser una unidad compleja y vinculada simbióticamente a sus elementos, cuanto mayor es el detalle de observación mayor será la visión que tendremos de éste y, por ende, de toda su sociedad. De este modo, para su comprensión se han aplicado desde técnicas de georadar hasta análisis de isótopos estables, de paleodieta mediante logaritmos bario/estroncio, de residuos químicos para áreas de actividad o estudios geoquímicos entre otros. Por todo ello, se aboga por un análisis integral, multidisciplinar y transversal. Teotihuacan (0-650 d.C.), al ser una cultura básicamente urbana, ha sido sujeto de investigaciones aplicando este tipo de aproximación. Teniendo como marco de referencia los estudios realizados en esta ciudad del Clásico mesoamericano, se propondrá una definición del concepto de barrio, una identificación arqueológica de estas unidades y la interpretación de los datos obtenidos.