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Los Nacidos en Casa

Posted at 05:00h in 25 Aniversario, Mensajes, Mensajes P. Otoniel Font by admin2 43 Comments


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“14 Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa,
trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15 Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les
atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. 16 Y recobró todos los bienes, y también a
Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.” Génesis 14:14-16
Aquellos trescientos dieciocho eran siervos de Abraham, los mismos que estaban peleando con los de
Lot. Estaban tan bien entrenados, que fueron ellos mismos los que fueron a rescatar a los siervos de
Lot. Lo interesante es que Lot entró a Sodoma y Gomorra con un montón de gente, y salió solo. Hasta
su esposa se volvió estatua de sal; Y a sus siervos nunca los volvimos a ver. Pero Abraham hizo lo que
tenía que hacer. Tú tienes Lots en tu vida, gente que tienes que dejar a un lado para que Dios te
prospere y te bendiga, consciente tú que, cuando te digan que hay problemas, tú los vas a buscar.
Pero Lot no era un nacido en casa; Eliezer, Ismael e Isaac, sí lo eran; Y cada uno de ellos representa
una etapa diferente en la vida de Abraham. Eliezer es el tiempo donde Dios le da una promesa, y no se
ha manifestado. Los Eliezer llegan a tu vida, cuando Dios te da una promesa, pero no se ha
manifestado; Y los Eliezer cuidan la promesa como si fuera suya. Tú tienes que bendecir a los Eliezer
de tu vida, porque son gente que, cuando tú no tienes nada, están ahí contigo; Dios te ha prometido
grandes cosas que no se han cumplido, y Eliezer está ahí. Los Ismael son etapas de carne del hombre,
son los que nacen en épocas donde tratas de ayudar a que Dios cumpla la promesa en tu vida; Y tienes
ahora hijos no de la promesa, sino de la carne. Pero los Ismael son tan bendecidos como los Isaac;
Dios nunca se olvida de ellos. Ismael fue tan próspero y bendecido como Isaac; Dios le dijo a
Abraham: Tranquilo, yo me hago cargo de él. Qué grande que Dios te da comoquiera a Isaac, y se hace
cargo y resuelve lo que parecen ser tus errores. Los Isaac son los hijos de la promesa, te llegan en una
edad avanzada, en una etapa de madurez. En la iglesia, en tu casa, en tu familia, hay Eliezer, Ismael e
Isaac. Un Eliezer es Eliezer porque lo tuviste o llegó en una época de tu vida; Igual un Ismael y un
Isaac. Tus hijos tienen perspectivas diferentes del dinero porque reflejan la época en que tú vivías
cuando los tuviste. Si el mayor nació en tiempo de pobreza, lo ahorra todo, lo guarda; Si nació en
tiempo de abundancia, lo bota todo. Pueden ser producto del mismo padre y la misma madre, pero el
ambiente los forma de una manera diferente. Y tenemos que descubrir esa gente, porque los Ismael no
son malos, lo que pasa es que son una etapa de tu vida donde tú hiciste una relación en una dimensión
que no era la más elevada, pero también son nacidos en casa.
Varias características te ayudan a identificar a un nacido en casa. Sin importar si son Eliezer, Ismael o
Isaac, estos tres adquieren unas características especiales. Entre ellas:
1. Fueron entrenados en el desierto. Estos nacidos en casa no eran de la promesa, en el sentido
de que no habían entrado a la tierra prometida; Fueron entrenados por Abraham en el desierto.
Si tú estás en un desierto, estás en uno de los mejores lugares para ser entrenado; Porque cuando
tú eres entrenado en el desierto, la tierra prometida es fácil. El desierto es caluroso, incómodo,
complicado; Así que, los nacidos en casa sabían hacer de nada, algo. La experiencia que has
tenido en tu vida financiera es porque Dios te está preparando para una posición gerencial, te
está enseñando en tu casa cómo administrar, te está preparando para un lugar más grande; Está
aprovechando esta época para preparar tu consciencia.
2. Estos hombres aprendieron cómo Dios los podía prosperar en los lugares altos y en los
lugares bajos. Sabían que si iban al monte, allí Dios los iba a prosperar, igual en el valle;
Sabían sacar agua de la tierra, eran expertos en pozos; Prosperaban en donde los llevara la vida.
Si tú eres un nacido en casa, no importa el trabajo en que estés, Dios te puede hacer el primero;
Los nacidos en casa son los José, que están en el pozo, pero el pozo es el más limpio, el más
lindo, y casualmente por ese pozo pasa la caravana. Lo meten en la casa de Potifar, y allí pasa a
ser primero, lo meten en la cárcel y sigue siendo el que dice lo que va a pasar. Son los Pablos
de la vida: He aprendido a contentarme cuando tengo abundancia, y de las cosas malas he
aprendido también. Y eso es lo más grande: Que los momentos malos también te pueden
enseñar cómo crecer. Si te mueves, allí prosperas; Si te sacan de un lugar a otro, prosperas;
Porque tú eres bendito en tu entrar y en tu salir, en el campo y en la ciudad; Dondequiera que te
pongan. Los nacidos en casa saben prosperar dondequiera. Abraham sabía que el bendecido
era él, y dondequiera que él fuera, allí tenía que estar la bendición de Dios.
3. Estos hombres habían aprendido el poder de vivir cerca de un altar. Abraham les enseñó, y
dondequiera que iban hacían un altar; Y tú no haces un altar si no es para ofrendar. Lot se va
para los valles de Sodoma; Abraham se va para las alturas, y lo primero que hace es edificar un
altar. En un altar, Abraham iba a sacrificar a Isaac. Abraham sabía el poder de vivir cerca de un
altar. Los nacidos en casa no le tienen miedo al altar, a la ofrenda, al sacrificio, a hacer lo que
tienen que hacer; Reconocen que su vida está ligada al altar. Pero algunos no entienden esto.
Que el mundo sepa que tú le sirves al Dios Todopoderoso, y que tu vida está dirigida por un
altar. En tu casa, tú debes tener un altar. Tú no te mudas a un sitio sin primero buscar la iglesia
donde vas a ir. Tu vida tiene que girar alrededor de un altar. Esta gente sabía eso. Levanta un
altar. No se trata de imágenes, sino de tu consciencia, tu consagración, tu tiempo de adoración a
Dios en un lugar específico. Tu casa debe estar consagrada de alguna manera. Y un altar es un
lugar donde ir a diezmar y ofrendar.
¿Eres de los trescientos dieciocho? ¿Puede Dios contar contigo? Porque Dios no puede llevar a
alguien a una guerra donde va a haber recompensa si no lo van a reconocer a Él.

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