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ISSN 1852-8759

Revista Latinoamericana de Estudios sobre


Cuerpos, Emociones y Sociedad
Nº 7, Año 3

“Experienciando cuerpos: opciones,


dolores y disfrutes”
Diciembre de 2011-marzo de 2012
Publicación electrónica cuatrimestral
Cuerpos, Emociones y Sociedad

Revista Latinoamericana de Estudios sobre


Cuerpos, Emociones y Sociedad
www.relaces.com.ar

Director:
Adrián Scribano

Consejo Editorial
Adrián Scribano | CIECS CONICET UNC / UBA, CIES, Argentina Alicia Lindón | UAM, Campus Iztapalapa, México
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Rogelio Luna Zamora | Universidad de Guadalajara, México Roseni Pinheiro | Univ. do Estado do Rio de Janeiro, Brasil
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Edición y coordinación general:


Lucas Alberto Aimar | CIECS CONICET UNC, Argentina
Responsables de número:
Lucas Aimar y Victoria D’hers
Equipo editorial:
Ana Lucía Cervio | CIES, Argentina Emilio Seveso | CIECS CONICET UNC, Argentina
Gabriel Giannone | CIECS CONICET UNC, Argentina Carolina Ferrante | IIGG - Fac. de Cs. Soc. UBA, Argentina
María Belén Espoz | CIECS CONICET UNC, Argentina Pedro Lisdero | CIECS CONICET UNC, Argentina
Victoria D’hers | IIGG - Fac. de Cs. Soc. UBA, Argentina Ximena Cabral | CIECS CONICET UNC, Argentina
Martín Eynard | CIECS CONICET UNC, Argentina Pamela Paz García | CIECS CONICET UNC, Argentina

Arte de tapa: “La corbata” de Fernando Seveso Zanin.

“Experienciando cuerpos: opciones, dolores y disfrutes”


Nº 7, Año 3, Diciembre 2011-noviembre 2012

Una iniciativa de:


Programa de Acción Colectiva y Conflicto Social
CIECS CONICET - UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA
Red Latinoamericana de Estudios Sociales sobre las Emociones y los Cuerpos.
Grupo de Investigación sobre Sociología de las Emociones y los Cuerpos
Instituto de Investigaciones Gino Germani - UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

www.relaces.com.ar Publicación electrónica cuatrimestral con referato internacional doble ciego

Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS) CONICET UNC - Av. General Paz 154, 2do Piso
(5000) Córdoba, Argentina | Tel: (+54) (351) 434-1124 | Email: correo@relaces.com.ar | ISSN: 1852-8759

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Contenido
. Presentación
Por Victoria D’hers ................................................................................................................................. 4

. Artículos

. Etnografia dos usos sociais do corpo da garota de programa


Ethnography from the social uses of the call girl’s body
Por Fábio Lopes Alves (Brasil) ................................................................................................................ 7

. De cómo vender sexo y no morir en el intento. Fronteras encarnadas y tácticas de quienes trabajan
en el mercado sexual
How to sell sex and not die trying. Borders embodied and tactics of those working in the sex trade
Por Santiago Morcillo (Argentina) ....................................................................................................... 17

. Selva, plumas y desconche: Un análisis de las performances masculinas de la feminidad entre


las locas del Tigre durante la década del ochenta.
Jungle, feathers and “desconche”: An analysis of the male performances of femininity among the gays of
Tigre during the eighties.
Por Santiago Joaquín Insausti (Argentina) .......................................................................................... 29

. Una aproximación a la lógica subjetiva de la Modernidad líquida: el caso de las minorías sexuales
An approach to the subjective logic of the liquid Modernity: the case of the sexual minorities
Por Carlos Argañaraz (Argentina) ........................................................................................................ 43

. El ciclo de vida femenino en el saber biomédico: construyendo corporalidades para las mujeres de
mediana edad
The female life cycle in biomedical knowledge: building corporality for middle-aged women
Por Ana Leticia Fitte (Argentina) ......................................................................................................... 52

. La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena en el imaginario social en Bolivia en la era neoliberal
The Social March and the Irruption of the Indigenous Body in Bolivia during the Neoliberal Era
Por Diego Mattos Vazualdo (Estados Unidos) ..................................................................................... 65

. El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cerpo” de Marcel Mauss
The analogical gesture. A review of the “techniques of the body” of Marcel Mauss
Por Jaime de la Calle Valverde (España) .............................................................................................. 75

. Reseñas bibliográficas

. Cuerpos Permeados: un abordaje diverso


Permeated bodies: a diverse approach
Por Rebeca Beatriz Cena (Argentina)................................................................................................... 88

. Hay marcas en el cuerpo


There are traces in the body
Por Julia Bertone (Argentina)............................................................................................................... 92

. Novedades.................................................................................................................................................... 95
Cuerpos, Emociones y Sociedad

Presentación:
“Experienciando cuerpos: opciones, dolores y disfrutes”

Por Victoria D’hers

Quizás algunas de las preguntas más com- posibilidad única. Hecho que nos lleva hasta la pre-
plejas que surgen en la indagación de fenómenos gunta siempre presente de qué opciones quedan
cuyo eje es la corporalidad/subjetividad sean: abiertas para que esa práctica sea nueva cada vez;
¿Cómo trabajar en los límites cada conciencia subje- en definitiva, qué nivel de opciones realmente ma-
tiva y su vivencia corporal? ¿Cómo desandar la mi- nejamos los sujetos si estamos siempre siendo par-
rada que clasifica absorbiendo lo “otro” en totali- te de una producción social que es por definición,
dades cerradas? ¿Es posible co-construir un una re-producción.
espacio/tiempo que respete “responsablemente”
Antes que agotar la discusión y reseñar las
las experiencias y vivencias –con sus formas particu-
numerosas escuelas que trataron el tema, propo-
lares de expresión– de esos “otros” pero “conmi-
nemos un retorno a lo que vuelve como espectro en
go”? Y por último: ¿De qué manera es posible –si lo
el momento mismo de la investigación social. Más
es– practicar el diálogo atendiendo a la violencia
allá de la complejidad filosófica del concepto de ex-
atada a toda interpretación para pensar una subje-
periencia y más próximos a una preocupación socio-
tividad, corporalidad, siempre en proceso de consti-
antropológica, nos enfrentamos como dijéramos a
tución? Para introducir el número de la Revista Re-
dos tipos de dificultades. Por una parte, las cuestio-
laces “Experienciando cuerpos: opciones, dolores y
nes metodológicas implicadas en su análisis, siendo
disfrutes”, elegimos destacar la importancia del
por definición inaprensible e inabarcable. Por otra
hecho de que una Sociología de los cuerpos y las
parte, las dificultades políticas que se hacen cuerpo
emociones siga abriendo el camino para hacer car-
a la hora de abordar la acción como reproducción,
ne las problemáticas nodales que atraviesan a las
constitutiva de los entramados que conforman el
ciencias sociales: el aspecto metodológico y el as-
tejido social. Finalmente y en este sentido, dificul-
pecto político de la investigación. A dos años del
tades de saber que interpretar y analizar la acción
nacimiento de la revista, la lectura de los artículos
no debería significar minimizar sus consecuencias ni
que aquí presentamos nos devuelve a la certeza que
anestesiar sus contradicciones, sino más bien mos-
dio origen a la creación de un espacio dedicado a
trar los límites que sostienen a toda sociedad en
trabajos centrados en las emociones y los cuerpos:
tanto colectivo. Y ver los modos como constante-
la necesidad de regresar analítica y críticamente a
mente dichos límites funcionan como bordes difu-
un estudio situado de los modos de la construcción
sos, son funcionales a su propia repetición, y a su
social de la sensibilidad. Esta vuelta es un aporte
vez son negociados en la forma al ritmo de su cons-
fundamental en tanto potencial acto de visibiliza-
trucción social –sea como las fronteras del dolor o
ción de los pliegues, regulaciones y formas de la
como los caminos del placer y el disfrute–.
dominación social.
Entonces, si la experiencia crea mundos en
Lo antedicho se basa en primer término en
el mismo movimiento en que conforma la subjetivi-
que abordar la problemática del cuerpo, las emo-
dad que la encarna, esto remite inevitablemente al
ciones y la subjetividad necesariamente remite a la
“soporte” que la hace posible y sus opciones;
noción de experiencia. Es decir, nos abre la posibili-
arrojándonos a la experiencia sensible, la construc-
dad de profundizar en una multiplicidad de aristas
ción social del cuerpo y los modos de configuración
que hacen de ella una práctica social y de este mo-
de las sensibilidades sociales. Aquí se arriba a un
do, un objeto de estudio. Desde cómo se transitan
nuevo relieve tan sinuoso como fructífero, donde la
ciertas situaciones, de qué manera dicha “experien-
“condición humana” recobra en un solo movimien-
cia” a la vez construye modos de experimentar sien-
to tanto sus huellas como su potencia, más aún si se
do que configura la sensibilidad para que ese episo-
enmarcan en sus contextos y se revisan a la luz de
dio se constituya como tal, sin por eso cerrarla a esa
las dinámicas propias de los mecanismos de sopor-

[4]
Presentación

tabilidad social. Desde allí, una y otra vez esta vía de miento que contrarrestarían esta visibilización que
interpretación se muestra clave para descifrar los invisibiliza y anula a ese otro.
modos siempre renovados de la dominación.
Retomando la segunda cuestión, en un
Dicho esto y en línea con la primera dificul- planteo que se muestra necesario, Ana Leticia Fitte
tad a través de los artículos presentados en este problematiza las formas en las que lo “femenino” es
número podemos dar cuenta de diversos ejemplos construido desde el saber biomédico, poniendo en
que muestran cómo abordajes metodológicos son cuestión algo tan naturalizado como el “ciclo de la
aplicados para hacer ver algunas formas de la do- vida”, dando lugar a una puesta entre paréntesis de
minación en la definición de lo más íntimo que cada ciertas normativas y prácticas que determinan en su
uno resguarda, sus formas de definir y vivir el placer naturalización, posibles “tipos de experiencias cor-
y el dolor. Desde la realización de entrevistas y la porales y existenciales”. De este modo, se incorpora
aplicación de la etnografía, hasta el uso de la histo- la variable biológica sin por eso plantear una inter-
ria visual y documental, vemos análisis de los mo- pretación biologicista. Tal vez sea una invitación
dos de “encarnación” con fuerte anclaje en el traba- hacia reafirmar que el cuerpo importa y no temer a
jo de campo que demuestran ser una manera eficaz un análisis de cómo es construido en su fisicalidad
de profundizar esta perspectiva. más concreta, desde la mirada y el decir médicos,
que al día de hoy conservan la prerrogativa de cier-
En un recorrido breve, en el primer artículo
ta definición de los estados “críticos” de lo femeni-
Fabio Lopes Alves propone una etnografía como
no como una forma más de control social y en últi-
modo de reconstruir las formas en que los usos so-
ma instancia, de definición de los límites del “dolor”
ciales son definidos por, y a la vez definen al cuerpo
en el marco de la medicalización ampliamente ana-
propio en el modo como el sexo es construido coti-
lizada desde las ciencias sociales, pero no así desde
dianamente en el marco de un cabaret brasileño.
esta perspectiva particular.
Santiago Morcillo plantea desde una aguda
En este mismo sentido va el trabajo de Die-
mirada el cruce necesario entre el sexo, el dinero y
go Mattos Vazualdo, quien apela a la acción colecti-
el trabajo en la esfera pública, donde descubre las
va como escenario donde se da la irrupción del
tácticas (encarnadas) que tienen lugar para pertur-
“cuerpo indígena”, vista como resistencia y manera
bar los márgenes, sin por ello perder de vista la cen-
“intensa” de usar el cuerpo, dejando traslucir el pa-
tralidad de las determinaciones socioeconómicas
radigma de “tener un cuerpo” antes que serlo, tal
que se articulan con dichas tácticas. Considerando
como sostienen los parámetros de nuestra sociedad
que hablar de opciones se vincula con los modos
capitalista. Desde un recorrido histórico por las
como se definen las experiencias del placer, del do-
marchas indígenas en Bolivia, el autor muestra
lor y del disfrute, esto implica especificar el modo
cómo la subalternidad irrumpe nuevamente en su
cómo se disputan los límites, lo que una vez más
materialidad más extrema en el escenario neolibe-
comprueba que el cuerpo es un territorio de dispu-
ral caracterizado por un neocolonialismo y silen-
tas y último lugar donde trazar la frontera del indi-
ciamiento.
viduo, material y simbólicamente.
A su vez, Jaime de la Calle Valverde propone
En “Selva, plumas y desconche…”, Santiago
una revisión teórica necesaria del tan utilizado con-
Joaquín Insausti se sumerge en la historia visual del
cepto de “técnicas del cuerpo” de Marcel Mauss,
Delta del Paraná, pero para analizarlo como espacio
siendo una vía de indagación sumamente fructífera
de producción de feminidad y masculinidad desde
en tanto refiere a gestos, posturas y movimientos
una mirada del género como ejercicio. En una visión
desde un estudio etnográfico; esto es, mostrándose
de modernidad que se licua, Carlos Alberto Argara-
como un modo posible de descifrar aquellos forma-
ñaz destaca al cuerpo como su sustrato retomando
tos que hacen siempre, como dijéramos, de la pro-
la teoría Queer y los Estudios Poscoloniales para ver
ducción inevitablemente una re-producción social.
“pensamientos encarnados” como homofobia, les-
bofobia y transfobia. De este modo, nos deja el ca- Finalmente, las reseñas de libros que son
mino abierto a la pregunta por si la encarnación re- análisis recientes en la temática y, como dato no
almente tiene diversas formas de operar en una y menor editados en América Latina, dan cuenta de
otra modernidad, planteando cómo se da la cosifi- las preocupaciones prevalecientes en este sentido,
cación del sujeto en la construcción de “otros cultu- y de su relevancia tanto epistemológica como polí-
rales” a la vez que da lugar a espacios de pensa- tica.

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Cuerpos, Emociones y Sociedad

Como ya se dijo y en consonancia con los Pero, ¿es que buscamos productividad? An-
números anteriores, a pesar de estas dificultades tes bien, entiéndase productividad en el sentido no
metodológicas y políticas –o más bien, gracias a ya de generar respuestas finales (productividad
ellas– es que el análisis de/desde los cuerpos y las propia de una ciencia adormecida, a veces onanis-
emociones nos convoca como una vía hacia la dilu- ta), sino de seguir siendo capaces de abrir pregun-
cidación de esas tramas de experiencia que hacen a tas que nos hagan revisar aquellas certezas que la
la sociedad y que conforman en definitiva a ambos ciencia tanto ansia encontrar, y de hecho requiera
cara y contracara: las posibilidades de plantear cier- para su propia reproducción.
to cambio social, y sus crudas limitaciones en tanto
Por lo antedicho celebremos en este núme-
se demuestra la encarnación eficaz de los formatos
ro, el séptimo de la revista que sostiene la continui-
y estigmatizaciones sociales. De este modo, todos
dad de una apuesta teórico-metodológica y por so-
los trabajos que aquí se presentan nos ponen frente
bretodo política de indagación e investigación
a la pregunta por las posibilidades de ruptura y de
centrada en la construcción social de las sensibili-
elección de los actores sociales, quienes necesaria-
dades, donde en última instancia tanto la domina-
mente re-producen la realidad social en sus relacio-
ción como, y fundamentalmente, las opciones y
nes día tras día, a la vez que a través de ellas, en sus
prácticas intersticiales pueden tener lugar para su
actos más cotidianos y en las decisiones aparente-
análisis. Y retomando a Gastón Bachelard (quien ya
mente más simples generan opciones y espacios
en 1934 titulaba su trabajo El Nuevo Espíritu Cientí-
siempre potencialmente disruptivos.
fico), podemos afirmarnos en el deseo de que nun-
En última instancia, esos espacios obligan al ca olvidemos el hecho de que El científico empieza
cientista social a posicionarse en su análisis desde con un programa y concluye su día de trabajo con
los niveles de estructuración social, sin perder de esta máxima de fe, repetida cada día: “Mañana
vista las elecciones y opciones implicadas en toda sabré”.
subjetividad. Como se evidencia tanto en los artícu-
los como y sobretodo en los libros referidos, las
temáticas se multiplican y complejizan, por lo que la
perspectiva sigue mostrándose productiva.

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Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 07-16.

Etnografia dos usos sociais do corpo da garota de programa

Ethnography from the social uses of the call girl’s body

Fábio Lopes Alves*


Universidade do Vale do Rio dos Sino, Rio Grande do Sul, Brasil.
fabiobidu@hotmail.com

Resumo
O presente texto tem o objetivo de apresentar, através de uma narrativa etnográfica, como o corpo
das garotas de programa é utilizado durante a interação social com os clientes em situações rotinei-
ras no interior de um cabaré brasileiro. Fundamentado em referenciais teóricos antropológicos, ana-
liso como essas mulheres constroem suas relações cotidianas no ambiente de prostituição, focalizan-
do especificamente os usos sociais que elas fazem do próprio corpo. Com este texto pretendo
contribuir para os estudos sobre corporalidades, interações sociais, gênero e sociabilidade ao des-
crever os principais eventos ocorrentes nessa trama. A discussão, que aqui se apresenta de forma
condensada, se constitui numa espécie de moldura das outras categorias de análises investigadas e
discutidas no livro do autor: “Noites de cabaré: prostituição feminina, gênero e sociabilidade na zona
de meretrício”.
Palavras chave: Corpo, Prostituição, Antropologia, Interação, Etnografia

Abstract
The present text intends to present, through an ethnographic narrative, how call girl’s Body is used
during social interaction with clients in routine situations within a Brazilian cabaret. Based on anth-
ropological theoretical references, it analyzes how these women build their everyday relations in an
environment of prostitution, aiming specifically on the social uses of their own bodies. This text in-
tends to contribute to the studies on corporality, social interaction, gender, and sociability in describ-
ing the main events on this network. The discussion, which is presented here in a condensed form,
can be considered a frame for other categories of analysis that were investigated and discussed in
the book of author: “Nights of Cabaret: female prostitution, gender and sociability on a prostitution
area.”
Keywords: Body, Prostitution, Anthropology, Interaction, Ethnography

*
Doutorando em Ciências Sociais pela Universidade do Vale do Rio dos Sinos, Rio Grande do Sul - Brasil.

[7]
Etnografia dos usos sociais do corpo…

Etnografia dos usos sociais do corpo da garota de programa

Introdução
O presente texto tem o objetivo de apre- uma conferência proferida em 1934 na Sociedade
sentar, através de uma narrativa etnográfica, como de Psicologia e posteriormente publicada em 1936
o corpo das garotas de programa é utilizado duran- no Journal de Psychologie, que os estudos sobre
te a interação social com os clientes em situações corporalidades ganharam contornos conceituais
rotineiras no interior de um cabaré brasileiro. Fun- melhores definidos. Não obstante, segundo o soció-
damentado em referenciais teóricos antropológicos, logo português Vitor Sérgio Ferreira, a publicação
analiso como essas mulheres constroem suas rela- do texto de Mauss não se constitui apenas como
ções cotidianas no ambiente de prostituição, focali- uma homenagem a uma conferência que foi inau-
zando especificamente os usos sociais que elas fa- gural de um novo campo de análise sociológica, mas
zem do próprio corpo. Amparado na perspectiva também como metáfora da necessidade de uma re-
dramatúrgica de Erving Goffman, pretendo contri- fundação da sociologia do corpo. Afinal, Mauss po-
buir para os estudos sobre corporalidades, intera- de ser considerado um dos primeiros, senão o pri-
ções sociais, gênero e sociabilidade ao descrever os meiro, a estabelecer os parâmetros teórico-
principais eventos ocorrentes nessa trama. A dis- metodológicos da chamada Sociologia do Corpo
cussão, que aqui se apresenta de forma condensa- (2009: 01).
da, se constitui numa espécie de moldura das ou-
Foi, portanto, na década de 1930, a partir
tras categorias de análises investigadas e discutidas
das noções de “técnicas corporais” e de “pessoa”,
no livro: “Noites de cabaré: prostituição feminina,
que esse sociólogo e antropólogo alude para a ne-
gênero e sociabilidade na zona de meretrício” (Al-
cessidade de se problematizar as diversas maneiras
ves, 2010).
que homens e mulheres fazem uso do próprio cor-
Para tal, o texto encontra-se estruturado da po, que para Mauss, nada tem de natural, pois são,
seguinte forma: num primeiro momento apresento antes de tudo, construções culturais. Desse modo,
a contribuição de Marcel Mauss e as noções de téc- ele chama atenção, através do conceito de “Técni-
nicas corporais para este estudo. Em seguida relato cas corporais”, para a necessidade de se problema-
o procedimento metodológico adotado para o le- tizar como homens e mulheres em sociedade sa-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 07-16, Diciembre 2011-marzo 2012

vantamento de dados, que fundamentam esta in- bem tradicionalmente servir-se de seus corpos.
vestigação. Num terceiro momento apresento, a-
Vitor Ferreira, em conferência no Instituto
través de narrativas etnográficas, os usos sociais do
de Sociologia da Universidade do Porto – Portugal,
corpo que as garotas de programa fazem quando
destacou a importância das palavras saber tradicio-
estão em interação com os clientes. Vale ressaltar
nalmente servir-se de seus corpos, ao discutir as
que não se trata, evidentemente, de efetuar, nesse
técnicas corporais em Mauss, quando esclarece:
texto, um inventário minucioso sobre os usos soci-
ais do corpo das meretrizes, mas sim, trazer apenas Sublinho estas palavras na medida em que cada uma
alguns fragmentos de uma etnografia mais ampla é dotada de uma importância epistemológica
(Alves, 2010), que permite inferir sobre as frontei- específica: o verbo «saber» remete para algo que se
aprende, que se educa, que se socializa; o qualitativo
ras simbólicas corporais estabelecidas pelas garotas
«tradicional» remete para algo que é eficaz e que se
de programa quando estão em interação social com tem por garantido por ser discretamente transmitido,
os clientes. por isso naturalizado; o verbo «servir-se» remete
para o reconhecimento de que o corpo cumpre
funcionalidades, nomeadamente sociais, sendo ele
O corpo como objeto de investigação próprio um instrumento técnico, «o primeiro e o mais
natural objecto técnico, e ao mesmo tempo «meio
Tomar o corpo como objeto de estudo não
técnico do homem», nas suas palavras. O conceito de
é novidade no campo da antropologia e sociologia. «técnicas do corpo» permite assim revelar os modos
Ele sempre foi visto como um campo promissor de como esse instrumento, que é simultaneamente
investigação. No entanto, foi a partir das contribui- físico, mecânico e químico, é adaptado e se vai
ções e teorizações de Marcel Mauss, através de

[8]
Fábio Lopes Alves

adaptando ao contexto e no contexto social em que (...) a influência recíproca dos indivíduos sobre as
vive (Ferreira, 2009: 1-2). ações uns dos outros, quando em presença física e
imediata. Uma interação pode ser definida como toda
Nesse contexto, problematizar a maneira interação que ocorre em qualquer ocasião, quando,
como as garotas de programa utilizam-se do corpo num conjunto de indivíduos uns se encontram na
e quais são algumas das técnicas corporais adotadas presença imediata de outros (Goffman, 1985: 28).
no momento de interação social têm, a partir de
Marcel Mauss, ampla fundamentação teórica. Se Foi, portanto, a partir da metáfora da pers-
“para toda a atitude do corpo, cada sociedade tem pectiva dramatúrgica (Goffman, 1985) que investi-
seu hábitos próprios” (Mauss, 2003: 403) o mesmo guei a maneira como as garotas de programa se a-
é valido para o universo prostitucional, que também presentam em situações rotineiras aos clientes, os
tem seus próprios hábitos que “ensinam” de que meios, isto é, os recursos utilizados para tal, bem
maneira o corpo da meretriz deve ser utilizado. É como as lógicas que fundamentam os usos sociais
também Mauss que chama a atenção para a neces- do corpo.
sidade de se fazer um inventário e uma descrição
dos usos que homens e mulheres fazem do corpo. Etnografia no bordel

Na contemporaneidade, diversos estudiosos Para alcançar os objetivos propostos neste


tomaram o corpo como objeto de estudo. Dentre trabalho, foi necessária a escolha de uma metodo-
eles, destacam-se David Le Breton que afirma que: logia antropológica que me permitisse observar e
“antes de qualquer coisa, a existência é corporal” coletar dados dessa realidade social. Por isso, optei
(2010: 07). Desse modo, o corpo se torna o eixo da pelo método etnográfico, a partir das lições de Bro-
relação com o mundo e deixa de ser visto apenas a nislaw Malinowski (1979); Clifford Geertz (1978) e
partir de uma perspectiva biológica, mas como “u- Ives Winkin (1998), por ele permitir-me olhar, com-
ma construção simbólica” (Porter, 1992: 297), algo preender e conviver com meu objeto de estudo,
que os sociólogos e antropólogos há algum tempo captando tanto as práticas quanto a visão de mun-
vinham fazendo. do dessas mulheres em seu próprio cotidiano.

O corpo faz, assim, sua entrada triunfal na pesquisa Para Clifford Geertz, a definição de etnogra-
em ciências sociais: J. Baudrillard, M. Foucault, N. fia vai além de estabelecer relações, selecionar in-
Elias: Bourdieu, E, Goffman, M. Douglas, R. formantes, transcrever textos, mapear campos e
Birdwhistell, E. Hall, por exemplo encontram manter um diário. O que a define seria o esforço in-
freqüentemente, pelos caminhos que trilham, os usos telectual para uma “descrição densa”. Nesse caso,
físicos, a representação e a simbologia de um corpo claramente entendida como modelo de escrita o-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 07-16, Diciembre 2011-marzo 2012
que faz por merecer cada vez mais atenção posta à “descrição superficial”.
entusiasmada do domínio social. Nos problemas que
esse difícil objeto levanta, eles encontram uma via A etnografia é uma descrição densa. [...] Fazer
inédita e fecunda para a compreensão de problemas etnografia é como tentar ler (no sentido de “construir
mais amplos ou, então, para isolar os traços mais uma leitura de) um manuscrito estranho, desbotado,
evidentes da modernidade. (...) Dedicam-se de modo cheio de elipses, incoerências, emendas suspeitas e
mais sistemático a desvendar as lógicas sociais e comentários tendenciosos, escrito não com os sinais
culturais que se imbricam na corporeidade. (Le convencionais do som, mas com exemplos
Breton, 2010: 08) transitórios de comportamento modelado (Geertz,
1978: 20).
Diante desse quadro epistemológico, o corpo da ga-
rota de programa é visto como um espaço social Como bem apontado por Geertz, o antropó-
“do qual fazem parte elementos sócio-culturais, que logo em campo depara-se com suspeitas, incoerên-
comunicam significados e simbologias do grupo. As- cias, comentários tendenciosos que, juntos ou indi-
sim, os corpos, na esfera da ação dessas mulheres, vidualmente, formam uma verdadeira armadilha,
tornam-se espaços sobre os quais se inscrevem sig- para as quais ele precisará estar preparado.
nificados sociais e culturais” (Pasini, 2000: 183). Por A antropóloga Ruth Cardoso (1986), ao discu-
isso, a tarefa aqui empreendida consiste em com- tir sobre como escapar das armadilhas do método,
preender de que maneira essas mulheres utilizam, esclarece que a convivência e afetividade geradas
significam e resignificam seus corpos durante a in- por laços de amizades permitem chegar mais perto
teração social em situações rotineiras no interior de e mais fundo nos significados. Nessa relação, o pes-
um cabaré. À luz de Erving Goffman, concebe-se, quisador se envolve completamente e, por isso,
nesta pesquisa, a interação como aquela que ocorre seus valores ou sua visão de mundo deixam de ser
face a face podendo ser definida como

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Etnografia dos usos sociais do corpo…

obstáculos e passam a ser condição para compre- sua imaginação social científica para perceber
ender as diferenças e superar o etnocentrismo. quando temas considerados importantes e que não
poderiam estar presentes em um planejamento ou
Ao escolher para esta pesquisa este método,
expectativa anterior, aparecerem na discussão
tive o fito de cumprir as lições de Everett Hughes
(Gasskel, 2002: 67).
(1971), que enfatiza a necessidade de, ao se fazer
trabalho de campo, o pesquisador tem de observar Durante as entrevistas, procurei seguir um
as pessoas in situ. Significa que cabe ao estudioso truque revelado por Becker, perguntar “como” ao
descobrir onde estão as pessoas pesquisadas, per- invés de por que, conforme explica o autor:
manecer com elas em uma situação que permita (...) quando entrevistava pessoas, se lhes perguntava
tanto a observação íntima de certos aspectos de por que haviam feito algo, provocava inevitavelmente
seu comportamento, como descrevê-las de forma uma resposta defensiva. Quando, por outro lado, eu
útil para a ciência social, sem causar prejuízo para perguntava como alguma coisa havia acontecido mi-
as pessoas observadas. nhas perguntas funcionavam bem. As pessoas davam-
me respostas longas, contavam histórias cheias de
Para cumprir o descrito por Hughes, além detalhes, forneciam-me explicações que incluíam não
da observação participante de forma sistemática, só suas razões para o que quer que tivessem feito,
optei também pelo registro em diário de campo, mas também a ações de outros que haviam contribu-
entrevistas semiestruturadas e diálogos informais. ído para o resultado em que eu estava interessado
Escolhi essa técnica para compreender o universo (Becker, 2007: 89).
investigado por acreditar que, por meio desse mé-
Em linhas gerais, meu objetivo aqui foi apre-
todo, é possível olhar e compreender as práticas e
sentar as potencialidades que a etnografia oferece.
os discursos dos sujeitos estudados, suas dinâmicas
Portanto, passo agora a expor, em linhas gerais,
cotidianas, seus comportamentos individuais e cole-
como foi minha inserção em campo.
tivos, bem como me permite compreender o ponto
de vista das mulheres no contexto de prostituição. Em síntese, após ter escolhido o método
etnográfico, esta pesquisa foi realizada com base no
Como esclarece Don Kulick, a resolução do
alicerce construído entre a interação do pesquisa-
enigma etnográfico implica em “(...) estar presentes
dor com o universo pesquisado. Por não ter nin-
em interações situadas dentro de um contexto e
guém que pudesse apresentar-me para alguma ga-
tenta explicar a lógica não manifesta que dá susten-
rota de programa ou dona de cabaré, negociei com
tação a essas mesmas interações – lógica que per-
Geni –proprietária de um bordel– minha entrada
mite às pessoas agirem de determinados modos ti-
em campo. Esse trabalho exigiu a escolha de um fa-
dos como naturais, e possibilita que as pessoas
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zer etnográfico apropriado que me permitisse sair


digam coisas a outras pessoas, com a expectativa de
do status de estranho, posição que ocupei no início
serem compreendidas” (Kulick, 2008: 35).
da investigação e passasse a ser considerado al-
Essa metodologia se mostra útil ao propor- guém próximo. Em princípio, minha presença as
cionar ao pesquisador a possibilidade de coletar o deixava inibidas. No entanto, com o passar do tem-
máximo possível de dados referentes ao grupo es- po, relações de amizades, seguindo as orientações
tudado. Segundo Howard Becker, “(...) o pesquisa- da antropóloga Ruth Cardoso (1986), foram estabe-
dor de campo, inevitavelmente, devido à sua pre- lecidas.
sença contínua, coleta muito mais dados e, num
No caso desta investigação as amizades me
certo sentido a ser explicado, faz e tem condições
favoreceram, tendo em vista que passei a ser convi-
de fazer mais testes de suas hipóteses do que os
dado para participar dos momentos de lazer das ga-
pesquisadores que usam métodos mais formais”
rotas de programa, incluindo churrascos, festas, bai-
(Becker, 1999: 71).
les, banhos de rio e banhos de sol. Enquanto no
Além da observação participante com regis- interior do bordel pude desempenhar algumas fun-
tro em diário de campo, decidi-me, neste estudo, ções como: taxista de cabaré, segurança, garçom,
pela utilização da entrevista semiestruturada. Nes- lavador de copos, caixa, entre outros.
sas entrevistas, utilizei um tópico guia que me foi
Dessa maneira, a elaboração desse estudo
útil como lembrete em situações de esquecimento
baseia-se em pesquisa de campo desenvolvida du-
sobre o que perguntar. O tópico guia é, contudo,
rante seis meses, onde pude conviver intensamente
como sugere o título, um guia, e não nos devemos
com as garotas de programa, sendo que em deter-
tornar escravos dele, como se o sucesso da pesqui-
minadas noites, a convite da proprietária do bordel,
sa dependesse só disso. O entrevistador deve usar

[10]
Fábio Lopes Alves

dormi no ambiente pesquisado. Com esse trabalho se é ou não é completa. Mas não ofende. Tem gente
de campo pude coletar o máximo possível de dados pra tudo nesse mundo... que vai logo perguntando se
que se encontram registrados em diários de campo, a gente da o cu. A resposta (...) eu dou uma olhada na
entrevistas semiestruturadas, realizadas com a utili- cara do cidadão e falo: olha cu não se compra. Cu se
conquista. É lógico que eu não vou (...) Se ele foi
zação de gravador, além de diálogos informais e um
grosseiro dessa forma de perguntar, imagina na hora
amplo arquivo de fotografias. Sobre os detalhes da cama? Me arrebenta no meio. Então não vale.
metodológicos dessa pesquisa, vide Alves (2010). {risos} não tem como. (Camila)
Como não são todas as garotas dispostas a
Os usos sociais do corpo durante a interação social prestarem esse tipo de serviço, é perceptível que o
dinheiro deixa de assumir o plano principal da inte-
Por mais que pareça que o dinheiro assuma ração, sendo que a centralidade recai sobre os usos
o plano central das interações entre garotas de pro- sociais que cada uma faz do próprio corpo. Entre as
gramas e clientes, é preciso, no entanto, atentar pa- garotas de programa há um consenso sobre os limi-
ra o fato de que no cabaré a centralidade gira, num tes simbólicos corporais, de modo que algumas re-
primeiro plano, em torno dos usos sociais que as giões do corpo ou práticas sexuais não são disponi-
garotas fazem do próprio corpo para, em seguida, bilizadas aos clientes, pois são reservadas apenas
num segundo plano, vir a questão monetária. A gui- para as pessoas por quem elas nutrem sentimento
sa de exemplo, pensemos na negociação de um afetivo, geralmente os ficantes, namorados ou ma-
programa. Quando se contrata um programa, sub- ridos. Isto é, antes de pensar na questão meramen-
entende-se que será realizado o considerado, por te financeira, é preciso atentar para a maneira co-
elas, “normal”. Nessa modalidade o corpo da garota mo elas usam o corpo, levando em consideração as
de programa é utilizado apenas para o sexo vaginal interações e sociabilidades mantidas com seus res-
e oral, caso o cliente opte pelo chamado “sexo pectivos parceiros fora do cabaré.
completo”, na negociação inclui-se a realização de
sexo anal. No entanto, nesse contexto, independen- Camila, por exemplo, negocia o sexo anal.
te da disposição em recompensá-la financeiramen- Mas não dorme com clientes. Isso na zona se chama
te, o que está em xeque é se a garota dispõe ou não “pegar pouso”. Para ela, partindo do princípio dos
do corpo para a realização do serviço solicitado pelo usos sociais que faz do próprio corpo, se dispor a
cliente. É somente no universo das prostitutas, que dormir com alguém é algo muito íntimo e que só
utilizam o corpo para a realização de sexo anal, que pode ser realizado com quem se tem um sentimen-
a concretização ou não dessa modalidade de pro- to afetivo. Ela também não negocia aquilo que é o
grama, é definida pelo bolso do cliente, haja vista mais comum de o dinheiro não ter poder interme-

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que o valor cobrado pelo completo geralmente é diador no universo da prostituição; o beijo na boca.
superior ao dobro do exigido pelo normal. O máximo que algumas garotas fazem com o corpo
nessa situação de beijos é praticar, aquilo que elas
Bom (...) a tabela de preço, levando pela dor, pelo
denominam de “selinho”, que é um beijo onde não
gasto de creme que você vai ter que passar, a
pomada, é sempre elevado o mais. O programa há o contato entre línguas. Pois, segundo essa garo-
normal, que o povo fala normal, eu chego a cobrar ta, utilizar do corpo para beijar é uma prática que só
cem ou cento e cinquenta. Agora o completo, você deve ser realizada com o namorado. Para ela a re-
pode jogar aí, uns duzentos e cinqüenta trezentos gra é:
reais. (Camila) (...) a língua no meu ouvido para cliente é fora do
No entanto, no interior de uma zona de me- normal. Isso não existe vir enfiando o dedo a língua
retrício, não são todas as garotas que dispõem do (...) beijar na boca não tem lógica. Vim pra beijar na
próprio corpo para a realização do sexo anal. No boca, todos sabem que, a maioria das garotas de
programa não foram feitas para beijar na boca.
curso da interação é preciso que o cliente tome o
Foram feitas para beijar na boca de baixo e não beijar
cuidado para saber se a mulher aceita praticar ou a boca de cima (Camila).
não essa modalidade de relação sexual, para não
ouvir expressões como: “vai comer o cu da sua Jô, por sua vez, dispõe do próprio corpo pa-
mãe” ou “você deixa eu comer seu cu por esse valor ra beijar clientes. No entanto, não realiza sexo anal
que você está me oferecendo?” com seus fregueses. Ao definir os usos sociais de
seu corpo, ela estabelece uma fronteira corporal
Tem uns que falam: você faz sexo anal? Há, uma
entre o que é permitido para o marido e o que é
pergunta normal. Isso não vai ofender ninguém. Ou,
você é completa? Aí cabe à gente responder ou não, permitido para os clientes, de modo que dispõe do

[11]
Etnografia dos usos sociais do corpo…

corpo para a realização de sexo anal somente agressão física, antes da disposição em recompen-
quando o parceiro é seu marido. sar financeiramente a garota pela violência de gê-
nero, é preciso compreender os usos sociais que ela
Por outro lado, Mel se utiliza do próprio
faz do corpo. Pois desse modo, é possível verificar
corpo para fazer sexo anal com seus clientes, mas
se a mulher dispõe ou não do corpo para essa práti-
reserva a boca para o namorado. “Acho que o beijo
ca de violência.
é mais íntimo, tem que haver sentimento, sexo não,
sexo você vai ali no escuro, abriu as pernas e pron- Em uma noite de sábado, Camila, enquanto
to, mas o beijo não, o beijo tem que haver senti- retocava a maquiagem em frente ao espelho do
mento” (Mel). “Eu acho assim que pra gente beijar corredor central, é abordada por Geni que lhe in-
na boca a gente tem de sentir muita atração por forma sobre a chegada de Denis e descreve sua tara
aquela pessoa (Cristina)”. sexual - dar tapas no rosto da mulher, mas que paga
(...) beijo, é uma coisa, eu acho que é uma coisa
muito bem por isso-. A sugestão de Camila é que
muito mais íntima do que o sexo. Porque você pode indique o cliente para a Tamires, pois ela já o aten-
muito bem chegar numa festa e gostar de um, no deu em diversas outras ocasiões e estaria acostu-
meu caso é um carinha que estava gostando, ‘ah, mada com os tapas. A garota indicada, no entanto,
vamos dá uma’. Vamos lá, pápum, rola e beija. Às estava no quarto fazendo outro programa. Por falta
vezes você está brigada com a pessoa que você está de alternativa, acrescida da motivação financeira,
junto e vocês fazem amor, transam, alguma coisa tendo em vista que em determinadas ocasiões De-
assim, num rola um beijo, porque beijo é um nis pagou até seis vezes mais que o valor normal do
conjunto de coração, de alma, ali é onde você se programa por causa da tara, Camila não hesitou em
expressa, aí você vai abraçar, você vai cheirar, você
atendê-lo.
vai (...) Então, eu acho que é uma das coisas que o
dinheiro pra mim não paga. Num vou dizer pra você Naquela noite eu estava no cabaré, pois,
que eu nunca beijei clientes, já, já beijei. Com selinho, após o fechamento da casa, havíamos combinado
agora aquele beijo gostoso de tipo desentupidor de de ir ao baile, quando disporia meu carro para levar
pia. Num vira, num dou conta. (Tamires) as garotas. Percebi que Denis conduziu Camila ime-
Outro aspecto corporal que se constitui no diatamente para o quarto sem fazer a “famosa sa-
divisor simbólico entre a atuação profissional e o la”. Geni comentou comigo que essa atitude se dá
sentimento de afeto é o fato de nenhuma delas te- em função de seu instinto machista, ele não gosta
rem assumido ao longo da pesquisa a realização de de conversar e interagir no salão, só faz isso no
programas sem usarem preservativos. No entanto, quarto. Passados vinte minutos, enquanto limpava
relatam que com os namorados essa exigência é as mesas dos fundos, vejo Camila sair chorando em
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deixada de lado. Nessa concepção, o uso de preser- direção ao seu quarto com o rosto todo vermelho.
vativo está associado à figura do cliente. Percebi que algo de anormal havia acontecido e pe-
di se poderia acompanhá-la. A resposta foi positiva.
Essas são algumas das razões que permitem
concluir que o dinheiro não assume o plano central Dado o visível estado de nervosismo da ga-
da interação, pois antes do critério financeiro, a rota, que acabara de fazer um programa, pedi se,
concretização ou não do programa é definida a par- somente naquele momento, ela permitiria que eu
tir dos usos sociais que a garota faz do próprio cor- gravasse uma rápida conversa com o intuito de en-
po. tender o que acontecera. Recebida a autorização,
sem que nenhuma garota percebesse o que estava
acontecendo, fui ao carro, peguei o gravador e vol-
Os usos sociais do corpo em contexto de violência tei para o quarto de Camila. Minha primeira per-
de gênero gunta foi: “o que aconteceu no quarto com você
que seu rosto está todo vermelho?” A resposta se-
O relato etnográfico abaixo tem o objetivo
gue abaixo. Decidi deixá-la na íntegra para que o lei-
de conduzir o leitor ao cotidiano de uma garota de
tor possa sentir a emoção mais próxima possível da
programa que, por consentimento próprio, utiliza o
que experimentei, diante da violência de gênero le-
corpo para o recebimento de violência física de gê-
gitimada e “descriminalizada”1 pelo dinheiro, que
nero, mediada pelo dinheiro. É mister considerar
que, a exemplo dos casos acima relatados, não são
todas as garotas que dispõem do corpo para apa- 1
Utilizo o termo descriminalizado entre aspas, em função de a
nhar dos clientes. Isto é, quando o interesse do cli- atitude tomada pelo cliente se constituir em um crime,
ente reside em negociar um programa, incluindo devidamente amparado pela Lei Maria da Penha. No entanto,
no universo da prostituição à medida que você externaliza a

[12]
Fábio Lopes Alves

permitiu pouca ou quase nenhuma forma de resis- tive de vir aqui pro meu quarto me arrumar, passar
tência. Faço o registro da dificuldade que tive na uma maquiagem uma base para esconder as marcas e
transcrição, tendo em vista que os constantes solu- estar pronta para o próximo programa.
ços, somados ao choro, que tornaram a voz da en- Essa situação se configura naquilo que Pier-
trevistada trêmula. Assim, ao invés de falar por ela, re Bourdieu considerou como ser percebido, no qual
deixo que ela fale por si mesma. a garota não teve plena autonomia de seu corpo,
Eu sabia que o Denis gostava de bater. Mas achava mas antes sofreu uma forma de dominação mascu-
que era tapa, tapinha. Eu nunca tinha dado pra ele. Aí lina legitimada e descriminalizada pela disposição
lá no quarto eu virava o rosto de um lado e pá um em recompensá-la financeiramente. Isso é tão im-
tapa, virava do outro e pá outro tapa! Aí eu pensava: pactante que, mesmo contrariando os princípios
‘bate seu filho da (...) bate pode bater’. E ainda tinha dos usos sociais do corpo da garota de programa, o
de falar que estava bom, que eu estava gostando. dinheiro gerou a aprovação do ato de violência pela
Tem base um trem desse (...) própria dominada. Nessa forma de se legitimar a vi-
Ele me viu chorando e perguntou: ‘Você está
olência, a profissional do sexo se insere numa rela-
chorando?’
- ‘não, não é suor’. E meu olho estava todo inchado.
ção de dependência em que, à luz de Pierre Bordieu
Ele não podia ver que eu estava chorando. Eu chorava (1999) esta existe primeiro pelo e para o olhar dos
passava a mão no rosto e pensava, ‘beleza né, fazer o outros.
quê?’ Raissa também sofreu violência de gênero
Ele perguntou se estava doendo. Eu tive de dizer:
na forma de agressão ao próprio corpo. Mesmo as-
‘não! Está ótimo.’ Ele não aceita ser contrariado.
Aí eu pedi pra ele: ‘pode bater em qualquer lugar.
sim, após receber o tapa, trocou de roupa e conti-
Mas, por favor, protege minha boca. Não acerta nuou a interação com o agressor.
minha boca’. A única coisa que eu pedi: ‘minha boca Teve uma vez que eu tinha bebido com o cliente, eu
não!’ Se acertasse a boca além de doer, ia machucar. tinha 16 anos. E ele era doido por casa de mim, só
Já pensou eu ficar com a boca toda machucada. que ele tinha um olhar meio perigoso, aí ele falou
Ele falou ‘tá bom!’ assim pra mim, era a noite já. Ele falou, ‘vou
Ali a mulher pode apanhar. Não pode sentir dor. Pode embora'’, e eu falei, então tá, tchau. Ele foi embora e
levar cacetada. eu fui atender outro cliente, e ele cismou e voltou pra
Hôôô (...) se você imaginasse os tapas, só de imaginar trás, porque ele já estava gostando de mim, e pensou
que lá do lado de fora não tinha como ninguém ‘vou voltar pra aquela vagabunda porque ela deixou
perceber, por causa do som alto. Eu chorei. Dentro do eu ir embora sem falar nada, se ele não pediu pra eu
quarto, eu chorei. E só se ele for muito burro pra não ficar é porque ela vai dá pra outro’. E ele já estava
perceber que eu chorava. Aí eu trancava o rosto e com ciúme. O que aconteceu ele chegou na boate,

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 07-16, Diciembre 2011-marzo 2012
falava: ‘bate!’ Não tinha como falar que estava me jogou uma copada de cerveja na minha cara e me
doendo, sabe?. Aí um tapa, pá. O outro pá. Aí eu deu um ‘surdão’ e nisso a hora que ele chegou ele
trancava o rosto e falava: ‘vai... vai...bate... pelo amor entrou com o carro dentro da boate. A hora que eu vi
de Deus, mais rápido!’ (eu pensava: “bate logo para ir ele, eu cheguei gelar. Pensa num surdão bem dado.
mais rápido e eu ficar livre logo”). Doeu. E o que eu fiz. Sai e fui no banheiro, tomei
Ele deu cada tapa (...) professor de Deus? Pensa num banho vesti um vestidinho vermelho bem curtinho e
tapa de um homem, sabe? Na bruta? Pá! Você tinha ele falou, ‘o que você vai beber?’. Campari. ‘Desce um
de virar a cara. E pá! Você tinha de virar a cara de litro pra ela’. Desceram o litro e eu bebi com ele. E
novo. Ai eu olhava e falava: “nossa, Denis, calma!” Ele continuei com ele. Mas ele gastou um dinheiro
disse: ‘não! Você sabe que eu sou assim. Eu to comigo nesse dia. Aquele tapa na orelha ficou caro no
pagando!’ Não tem explicação não. Ele faz o que ele bolso dele. (Raíssa)
quer. Aí ele batia só no rosto e nas pernas. Eu
colocava os joelhos próximo ao meu peito e ele batia. Nesse sentido, em alguns casos além de le-
Era cada tapa, professor de Deus, era a mesmo coisa gitimar a violência de gênero, o dinheiro assume
de estar apanhando de um pai. uma característica simbólica, a ponto de fazer com
Nossa, mais doía. Meu Deus do céu. Fiquei toda que algumas garotas não levem em consideração o
marcada. tapa que acabaram de receber e voltem à interação
Aí terminou e eu pensei: como é que vou sair lá fora, como se nada houvesse acontecido, ainda com a
assim toda marcada. Aí ele falou: ‘vamos lá comigo sensação de que esteve no lucro diante desse infor-
acertar a conta.’ Eu falei: ‘pode ir lá. Vai lá você.’ Eu
túnio, à medida que exige mais recompensa finan-
ceira pela companhia prestada.
vontade de bater e se dispõe a recompensar financeiramente a A não adjetivação de violência de gênero
pessoa agredida, com um valor acima da média, esse ato,
internamente, deixa de ser crime. como física, adotada por esse texto, se dá em fun-

[13]
Etnografia dos usos sociais do corpo…

ção de existir aquelas que não ocorrem pela força Para suportar esse abuso emocional, a pros-
física masculina, mas sim por palavras, gestos e ati- tituta acaba por negar seus sentimentos e vontades,
tudes, conforme ilustram os seguintes relatos: numa clara submissão à dominação masculina.
Foi só subir no palco que ele começou me chamar de
“Embora seus ossos não sejam nunca sejam que-
macaca. {macaca é a mulher que não se depila}. Fábio brados, sua carne nunca seja queimada, seu sangue
você mesmo é testemunha ocular que não é verdade. nunca seja derramado, mesmo assim ela é ferida.
{Se referindo ao fato de eu ter presenciado ela nua, Sem autoconfiança e autorrespeito, ela vive vazia,
enquanto fazia strip-tease, por diversas vezes durante sem uma identidade pela qual se expressar. Cede o
a fase da observação participante} E falava: ‘que coisa controle de sua vida ao seu vitimizador (Miller,
horrorosa, quer que eu pague um prestobarba pra 1999: 20)”.
você’. E aquilo foi me constrangendo. (Tamires)
Os cuidados com o corpo: entre “truques” e “se-
Igual teve um dia, só porque eu não deixei ele ficar
gredos”
me alisando ele começou a me xingar de prostituta.
Porque eu acho que ninguém deve humilhar Durante o ciclo menstrual, a maioria das ga-
ninguém, todo mundo acho que é igual, pode ser rotas dispõe do corpo para trabalhar normalmente.
homem, pode ser mulher, porque todo mundo tem No entanto, se preocupam em esconder a menstru-
os seus defeitos, não gosto de humilhar ninguém, se ação para não perderem nenhum programa em
eu estou naquela vida é porque eu tenho um
função disso. Nessas situações, torna-se comum in-
objetivo. (Cristina)
serirem na vagina, algodão umedecido com creme
Tamires e Cristina não ficaram com nenhum vaginal para estancar o sangue. A utilização do cre-
hematoma pelo corpo. No entanto, os termos “hor- me impede que fiquem resquícios de algodão no in-
rorosa” e “prostituta”, utilizados de forma pejorati- terior do órgão sexual feminino.
va, marcaram-nas e elas descrevem tais sentimen-
Êita nóis (...) Todas usam. Todas assim, vamos por aí...
tos nos depoimentos acima, lembrando como de noventa e nove por cento, noventa faz, ou
foram hostilizadas publicamente em função dos u- noventa e cinco faz, porque não tem como. É uma
sos que fazem do próprio corpo. bolinha de algodão que você acha que vai dar ali pra
Mary Susan Miller, ao investigar as diferen- fazer relação, passa uma pomada vaginal, e xiii... lá
dentro. Você não pode pôr ele molhado com água ou
tes formas de abuso não físico protagonizado por
seco. Porque até pra passar seco, meu Jesus, é uma
homens, relata que a violência que não inclui danos dureza. Mas com a pomada não solta película. Porque
corporais continua num canto escuro do armário daí ele está bem protegido com bastante pomada.
para onde poucos querem olhar. O silêncio indica Então ele não vai soltar película. Aí pra retirar é
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 07-16, Diciembre 2011-marzo 2012

que as feridas não deixam cicatrizes no corpo. As agachar fazer força como se fosse fazer cocô, e por o
mulheres agredidas têm medo de olhar para as fe- dedo e catar ali dentro que você consegue tirar ele
ridas que marcam suas almas. O não olhar, entre- normal. Ele não vai pra dentro. Pode ir de boa normal
tanto, não significa que elas não estejam lá (1999: que não vai acontecer de vazar e nem do cliente
20). sentir. (Mel)

O abuso não físico se impõe de diferentes Ao relatar esse truque corporal, Mel relem-
maneiras na interação, incluindo formas de violên- brou de uma situação em que ficou preocupada i-
cia simbólica tais como: medo, ameaças, submissão maginando que teria de ir ao médico para retirar o
à vontade alheia, entre outros. Ele é utilizado como algodão. Na ocasião, ela fez um programa com um
um meio para o exercício de poder. Há aqueles que cliente cujo pênis era considerado maior que o ta-
abusam não pelo prazer de infligir a dor, mas sim manho normal.
pela necessidade de controlar. O controle significa Aconteceu de suar e ficar ali abaixada e ai não vai
seu fim em si mesmo. sair, não vai sair, mas, acabou saindo. Você passa um
sufoco, mas, ele sai. Depois você dá umas voltinhas,
Por vezes o agressor começa com uma re- que você quer desestressar, porque quanto mais você
clamação. Momentos depois desvia-se para críticas assusta, mais o útero contrai pra cima. Mas chega lá.
constantes. Em seguida, xingamentos e tom alto de Dá uma volta, deita, senta. A melhor coisa é você
voz se fazem presentes. O resultado é que, enquan- movimentar. Quanto mais você movimenta ele vai
to para o homem isso não é considerado um pro- descendo pra baixo. Quanto mais você relaxa aí, uma
blema, a garota de programa é envergonhada em hora ou outra, quando você estiver relaxada ele ta ali
público com gritos e humilhações. na portinha aí puxa. (Mel)

[14]
Fábio Lopes Alves

Eu não gosto de usar algodão. Como não posso ficar Tive a intenção de apresentar com este tra-
sem trabalhar, eu corto a menstruação com a pílula. É balho, as diversas faces de uma mesma realidade,
só não parar de tomar naquele semana que tem de quando se envolvem os usos sociais do corpo. Rea-
parar, que ele não desce. Aí quando você quiser que lidade esta, que pode não ser apreensível numa
desce, é só parar de tomar que vem. (Mel)
primeira visita, mas é nesse sentido que a etnogra-
Para evitar que durante o ato sexual elas fia se apresentou como a ferramenta mais apropri-
possam ser machucadas por alguns clientes, a for- ada. Ela me permitiu compreender a interação nes-
ma de evitar esse infortúnio é a de transar de bru- se ambiente a partir das falas dos próprios sujeitos,
ços com a parte inferior das costas levemente incli- do seu jeito, à sua maneira. Por fim, tentei descre-
nada. Dessa forma, a mulher consegue controlar a ver de que maneira as garotas de programa operam
penetração masculina. “Eu que comando. Porque os usos sociais do corpo, tendo em vista que as in-
de quatro é muito feio. Por cima, meu Deus... eu terações no cabaré não são marcadas exclusiva-
não vejo lado pra dar por cima. Mais é deitadinha. mente pelo aspecto mercantil. Pois, entre as garo-
Deitada mesmo eu dou conta ali de comandar bele- tas de programa há um consenso sobre os limites
za” (Camila). simbólicos do corpo, de forma que algumas regiões
do corpo ou práticas sexuais são reservadas apenas
Conclusão para as pessoas por quem elas nutrem sentimento.
Estas são as noites de cabaré onde, segundo
as garotas de programa, tudo o que acontece, por
questão ética, não pode ser verbalizado do portão
para fora.

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Etnografia dos usos sociais do corpo…

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Petrópolis: Vozes. trabalho de campo. São Paulo: Papirus.

Citado.

ALVES, Fabio Lopes (2011) “Etnografia dos usos sociais do corpo da garota de programa” en: Revista Lati-
noamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad – RELACES, Nº7, Año 3. Diciembre 2011-
marzo 2012. Córdoba. ISSN: 1852.8759. pp. 7-16. Disponible en:
http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/130/101

Plazos.

Recibido: 19/06/2011. Aceptado: 24/08/2011.

[16]
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 17-28.

De cómo vender sexo y no morir en el intento. Fronteras encarnadas y


tácticas de quienes trabajan en el mercado sexual

How to sell sex and not die trying. Borders embodied


and tactics of those working in the sex trade.

Santiago Morcillo *
Instituto Gino Germani (IIGG), Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES), Universidad de
Buenos Aires (UBA), Argentina.
santiagomorcillo@gmail.com

Resumen
El cruce entre sexo y dinero se ha construido históricamente como un punto conflictivo. La
intersección entre prácticas sexuales y esfera laboral/comercial pública, atravesada por rela-
ciones de clase y de género, moldea al estigma que marca a quienes realizan sexo comercial.
Frente a esto resulta importante comprender cómo esta especificidad del mercado sexual
propicia el desarrollo de tácticas y límites simbólicos encarnados que van más allá de una
lógica economicista. El artículo, basado en entrevistas en profundidad con mujeres y travestis
dedicadas al trabajo sexual, analiza el papel desempeñado por determinadas prácticas res-
tringidas en el intercambio sexual con los “clientes” y las condiciones −económicas, culturales
y laborales− bajo las que se consolidan o se perturban los márgenes de tales limitaciones y
algunas consecuencias “micropolíticas” de las mismas.
Palabras clave: prostitución, límites simbólicos-encarnados, mercado sexual, prácticas sexua-
les, subjetividad

Abstract
The exchange of money and sex has been constructed as conflictive and resulting in stigmati-
zation of people who perform sex work. Sex market is signed by the tension located in the in-
tersection of sexual practices and commercial/working public sphere, as well as crossed by
class and gender relations. Drawing from in depth interviews with female and transgender
sex workers, this article seeks to understand how the singularities of sex market propitiates
the use of tactics and the materialization of symbolic embodied boundaries beyond a merely
economical logic. In particular, the article focuses in the role of certain sexual practices
avoided in encounters with clients, and the economical, cultural and working conditions un-
der which those boundaries are consolidated or destabilized, as well as some of its “micropo-
litical” consequences.
Keywords: prostitution, symbolic-embodied boundaries, sex market, sexual practices, subjec-
tivity

*
Doctorando en Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires. Licenciado y Profesor en Sociología (UNSJ). Docente en la
carrera de Sociología. Investiga en el Intituto de Investigaciones Gino Germani, Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES).

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De cómo vender sexo y no morir en el intento…

De cómo vender sexo y no morir en el intento. Fronteras encarnadas y tácticas


de quienes trabajan en el mercado sexual

Introducción
Antes de analizar las tácticas y los límites bien estos procesos fueron estudiados por Foucault
que se fijan las mujeres y travestis que realizan tra- en el contexto europeo, varias investigaciones
bajo sexual,1 es importante caracterizar algunos de muestran cómo, a partir de la implementación del
los elementos que distinguen al mercado sexual y modelo regulacionista de la prostitución (original-
en particular al sexo comercial o aquello que se lla- mente francés), se “importan” las características
ma “prostitución”. En primer lugar esta será enten- más relevantes a muchos países de Latinoamérica y
dida como aquellas prácticas que de forma regular y Argentina en particular (Guy, 1994; Grammático,
constante resultan en remuneraciones monetarias 2000; Nuñez, 2001; Obregón 2002)
realizando actividades sexuales. Lo que aquí se de-
Se han realizado diversos estudios sobre los
nomina trabajo sexual debe ser pensado dentro de
procesos por los cuales las prostitutas fueron indi-
un continuo de intercambios sexuales-económicos
vidualizadas y segregadas del resto de la clase obre-
−dentro de los que se incluye el matrimonio−, que
ra.2 A través de estas transformaciones, donde tu-
iría desde la esclavitud sexual hasta formas mucho
vieron un papel importante el higienismo y la
menos asimétricas de intercambio y donde además
epidemiología decimonónica (Morcillo, 2009), las
de la relación puntual “cliente-prostituta” intervie-
prostitutas son construidas como una población en
nen variables estructurales (cfr. Fraser, 1993; Phe-
sentido foucaultiano y a la vez como una especie,
terson, 2000; Sanders, 2005). En esta introducción
reforzando así un estereotipo históricamente con-
se exponen brevemente algunas de estas caracterís-
solidado, que encuentra antiguas resonancias en el
ticas estructurales, las cuales se deben tomar en
discurso del catolicismo. En particular resulta rele-
cuenta para comprender el accionar de quienes
vante la sanción que establece el catolicismo al pla-
trabajan en el mercado sexual conjugando las va-
cer de las prostitutas, ya que estas no podrán ser
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012

riables económicas con una serie de elementos que,


perdonadas salvo que, como Magdalena, se arre-
sin excluirlas, exceden la lógica meramente mone-
pientan de los pecados cometidos y que en ningún
taria.
caso hayan sido motivadas por el placer sino por la
La prostitución ha sido concebida, particu- pobreza y la necesidad económica (cfr. Justo y Mor-
larmente a partir de la modernidad y del auge del cillo, 2008b). En este sentido la sexualidad de las
dispositivo de sexualidad (Foucault, 2002), como prostitutas al ser fuente de estigmatización opera
una práctica sexual claramente ilegítima. La ligazón como un control sobre la sexualidad femenina en
profunda que el dispositivo de sexualidad traba en- general. Para cualquier mujer una sexualidad que se
tre la sexualidad y la subjetividad va a la par de la apoye más en el placer que en los vínculos senti-
invención de los distintos personajes perversos. Así, mentales, que exceda las fronteras de la monoga-
los efectos que articula dicho dispositivo construyen mia, entre otros límites, significa acercarse peligro-
el personaje de la “prostituta”, y a la vez naturalizan samente al estereotipo de la “puta” (sobre el
y ocultan las relaciones de poder, generizadas y cla-
sistas, que subyacen a la construcción de todas las 2
Por ejemplo Judith Walkowitz plantea que la prostitución
sexualidades periféricas (Justo y Morcillo, 2008a). Si comienza a ocupar un lugar diferente pues deja de ser una
actividad ocasional y se configura como tarea más permanente
en la vida de quienes la ejercen. También como efecto de las
1
En adelante se utiliza la denominación “trabajo sexual” reformas legales y la persecución policial las prostitutas son
basado en la propia consideración de las mujeres y travestis escindidas de la población obrera y comienzan a ser aisladas
que fueron entrevistadas quienes se refieren a su actividad como una minoría proscrita (citada en Rubin, 1989). En
como un “trabajo”. El uso de esta denominación no significa Argentina en particular, esto fue muy visible en el período que
una ponderación moral de dichas tareas −cosa que no cabe en se ha denominado “regulacionista” (entre 1850-1950) en el cual
un análisis del tipo que aquí se intenta− en todo caso se busca se sucedieron intentos de legalizar la prostitución y controlar su
utilizar una categoría que sea lo más similar al término nativo. ejercicio desde aparatos estatales (Guy, 1991).

[18]
Santiago Morcillo

estigma de las prostitutas como fuente de control una codificación entre las características (biométri-
de la sexualidad femenina ver Juliano, 2003) cas, etarias y étnicas) estimadas en los cuerpos que
ofrecen el sexo, y su valor monetario. Este cuerpo-
Mirando hacia el mercado sexual constitui-
objeto de deseo está codificado como mercancía,
do en vinculación con la sexualidad, la prostitución
de forma que es producido como un cierto valor,
se delinearía como una mediación de las tantas
tiene una determinada cotización en el mercado
sexualidades perversas que implanta el dispositivo
sexual. Esta tiene vínculos con las características de
de sexualidad, que hostiga y a la vez acicatea en una
los cuerpos de quienes hacen trabajo sexual y tam-
eterna persecución entre el poder y el placer. Es es-
bién con el tipo de práctica que se solicite, pues se
te papel que como mediación cumple la prostitu-
valorizan más las prácticas interdictas −de allí que
ción, lo que contribuye a reafirmar lo duradero del
las ofertas mencionen diferencias etarias, étnicas,
juego entre poder y placer, pues como mediación
prácticas lésbicas, sexo grupal, anal, etc.− Por esta
asegura la recaudación económica (Foucault, 2002).
cotización de cuerpos y prácticas es importante
La prostitución, como dispositivo que articula las re-
considerar, como las propias mujeres y travestis or-
laciones entre individuos, aparece como un moline-
ganizan sus tácticas y definen sus límites simbóli-
te, o una gran rueda a la cual los individuos se
co/corporales al entablar relaciones con los clientes
hallan atados, sujetados, de forma tal que con sus
y en sus vidas íntimas.
movimientos, sus seguimientos y acosos, están
siempre aportando sus energías al sistema econó- Al trabajar sobre la posición subjetiva de la
mico. prostituta Julia O’Connell Davidson se refiere al sta-
tus ‘liminar’ de la prostituta; aludiendo al hecho de
En consonancia con ello, aunque en clave
que al “vender sexo” se está vendiendo algo que no
deleuziana, podemos concebir al dispositivo de
se halla completamente comodificado −o sea, los
prostitución como una “máquina de captura”, tal
significados que lo rodean hacen que no pueda ser
como lo plantea Perlongher, a través de la cual son
considerado directamente como una mercancía− y
secuestrados los flujos libidinales y retraducidos en
que es usualmente asociado a una esfera privada y
“intensidades medias”. Retraducción que se opera a
no comercial, gobernada por valores de intimidad,
través de la combinación de un macrocódigo binario
amor y afecto. A ello Brewis y Linstead agregan que
(que refiere a la edad, sexo, raza, etc.) y un mi-
“esta liminaridad posiblemente significa que el lugar
crocódigo infinitesimal que capta los movimientos
donde ocurre la prostitución, ya sea la real ubica-
singulares del deseo y el goce convirtiéndolos en
ción geográfica, la parte del cuerpo o la ubicación
una equivalencia monetaria.
simbólica (en términos de su posicionamiento en la
La prostitución sería uno de los dispositivos por los psique de la prostituta), es también crucial al senti-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012
cuales el gozo (de intensidades incomposibles irrecu- do de sí misma de la prostituta, a su autoestima”
perables) se circunviene en la intercambiabilidad ge- (2000: 89).
neralizada del capital. La energía libidinal del goce
perverso se integra, mediante el pago, al circuito de El estereotipo estigmatizante, lo que Phe-
los intercambios; a resultas de esa conexión, las sen- terson (2000) denomina el “estigma de puta”,3 atra-
saciones y las emociones van a ser “negociadas al viesa la subjetividad de las personas que realizan
precio de la calle”. (Perlongher, 1993: 108)
Perlongher apunta varias tensiones o movi- 3
Pheterson plantea una lista de actividades que,
lizaciones concurrentes tanto en sentido de deste- supuestamente, llevan a cabo las prostitutas y por las cuales la
rritorializaciones como de reterritorializaciones, por sociedad respetable las considera deshonradas: “(1)
ejemplo: “el golpe de vista de la prostituta *...+ relacionarse sexualmente con extraños; (2) relacionarse
sexualmente con muchas parejas; (3) tomar la iniciativa sexual,
sexualiza y enciende la muchedumbre anodina [...]
controlar los encuentros sexuales y ser una experta en sexo; (4)
por un lado, se abren ‘puntos de fuga’ libidinales pedir dinero a cambio de sexo; (5) satisfacer las fantasías
pero la prostitución procede, por el otro a una re- sexuales masculinas de manera impersonal; (6) estar sola en la
conversión de ese flujo deseante” (Perlongher, calle por la noche, en calles oscuras, vestida para provocar el
1993: 128). deseo masculino; (7) encontrarse en situaciones determinadas
con hombres insolentes, borrachos o violentos que o bien una
De esta manera el mercado sexual requiere puede manejar (‘mujeres descaradas o vulgares’) o ser
a sus trabajadores acentuar, o tal vez impostar, la manejadas por ellos (‘mujeres convertidas en víctimas’)”
(Pheterson, 2000: 59). A un nivel más estructural, Pheterson
sensualidad, no ya únicamente como respuesta a un señala que es el hecho de pedir dinero, abiertamente, a cambio
mandato cultural de género, sino también como de sexo y por fuera de la institución del matrimonio, lo que
suerte de estrategia de mercado, pues se establece estaría por fuera del sistema de parentesco instituido y que
ocasionaría la estigmatización.

[19]
De cómo vender sexo y no morir en el intento…

trabajo sexual y se convierte en un status social que A pesar de que la discusión sobre cuál es el
perdura en el tiempo, aun cuando ya no se lo reali- status del trabajo sexual/prostitución y cuáles son
ce más (Cfr. Juliano, 2002; Pheterson, 2000). sus implicancias, ha sido y es muy convocante en al-
Además, Juliano (2003) plantea que el estigma que gunos ámbitos −fundamentalmente académicos o
marca a las prostitutas también tiene como efectos ligados al activismo−, los estudios empíricos sobre
estratégicos tanto obstaculizar sus posibilidades de esta problemática son escasos en la Argentina. Más
organización colectiva, como lograr que estas muje- aun, es muy difícil hallar alguna investigación
res permanezcan en esta actividad dificultando su −excepto tal vez las enfocadas en el VIH y el uso de
salida del “mundo de la prostitución”. preservativo− sobre las tácticas que utilizan y las
significaciones que otorgan al sexo quienes realizan
Por último otro de los efectos de la estigma-
trabajo sexual. Es por ello que considero importante
tización, en este caso tal como la entiende Goffman
presentar estos avances de investigación si bien la
(1998), radica en que el “atributo”4 estigmatizante
misma se encuentra aún en una fase exploratoria.
captura toda la atención. Así se produce una retrac-
ción de la polifonía subjetiva y una de las tantas es- El análisis desarrollado a continuación se
feras subjetivas monopoliza e invade las demás, basa en entrevistas en profundidad realizadas como
aquí, el realizar trabajo sexual impregna toda la sub- parte de una investigación mayor que tuvo lugar en
jetividad de quien lo lleva a cabo. Es esta marca, la primera mitad del año 2008 (Pecheny, 2008). Se
que pone de manifiesto una vez más cómo se cons- hicieron 17 entrevistas a mujeres y travestis que
truyen estrechas relaciones entre las prácticas hacen trabajo sexual. Si bien es cierto que en algu-
sexuales y las identidades esencializadas que se les nos aspectos relacionados con las identidades las
adjudican, la que señala la importancia de enfocar posiciones de mujeres y travestis son diferentes
particularmente cómo se manejan y se limitan las (Fernández, 2004; Modarelli, 2005; Figari, 2007), re-
actividades sexuales que se realizan en la esfera del sulta notable como en ambos casos se demarcan
trabajo sexual. límites simbólico-corporales y se realiza un trabajo
emocional de forma similar, es por este motivo que
Esta singular constitución del mercado
se ha decidido trabajar con los testimonios de am-
sexual y de las subjetividades de quienes realizan
bas en este artículo.
trabajo sexual redunda en la recurrencia a ciertas
tácticas que −como hemos mencionado− aunque Las entrevistas se hicieron en forma semi-
estén permeadas por una lógica de mercado, la ex- estructurada −siguiendo una guía y a la vez permi-
ceden. En este sentido, a partir del análisis de los tiendo el flujo del discurso de las entrevistadas− y
datos construidos en el trabajo de campo, se plan- duraron entre media hora y una hora y media. Los
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tea que fijar límites a las prácticas sexuales sosteni- encuentros se llevaron a cabo en Buenos Aires y en
das con los clientes puede ser comprendido como Rosario, ambas ciudades que pueden ser conside-
parte de los límites simbólicos (corporeizados) que radas “metrópolis” del trabajo sexual en Argentina,
construyen las personas dedicadas al trabajo sexual. tanto históricamente como plantean varios estudios
Estas restricciones presentan varias articulaciones, (entre otros: Múgica, 2001), como por su actual ex-
por una parte constituyen un mecanismo para cons- tensión. Es importante recordar que la prostitución
truir y significar al sexo como trabajo; y por otra una no es ilegal en Argentina, el cual se considera un
técnica que permite lidiar con la estigmatización. país abolicionista.5 Sí se halla penado el promover o
Finalmente se evalúa cómo el establecimiento de
dichos límites (sus desplazamientos, significaciones 5
El abolicionismo constituye un amplio espectro de posiciones.
y su permeabilidad) puede ser leído como un indi- Algunos sectores del feminismo que pugnan por la abolición de
cador de algunas de las relaciones de poder que se toda forma de prostitución por considerarlas todas similares a
la esclavitud sexual (para una discusión más exhaustiva de las
dan el marco del trabajo sexual. posiciones dentro del feminismo véase Chapkis, 1997 o Kesler,
Metodología 2002). Por otra parte la doctrina abolicionista tal como la
profesan muchos Estados −Argentina entre ellos− se plantea la
abolición de la explotación de la prostitución por parte de
terceros, valorada como una violación a los derechos humanos
y una ofensa contra la integridad y la dignidad de la persona. De
4
Este atributo no debe ser entendido como una característica todas formas, aunque el proxenetismo es débilmente
individual sino que tiene un carácter relacional y construido el perseguido, existen regulaciones menores −edictos o códigos
cual se articula a partir de relaciones de poder. Para una de faltas− que castigan al trabajo sexual como una
comprensión cabal de las implicancias estructurales y políticas contravención (en algunos casos se pena la oferta de sexo en
de la categoría de estigma que va mucho más allá del marco ciertas áreas, o la “prostitución escandalosa”, o el “vestir ropas
estrictamente goffmaniano ver Parker y Aggleton (2003). del sexo opuesto”).

[20]
Santiago Morcillo

facilitar la prostitución de otras personas y/o explo- no eran planteados como límites explícitos frente a
tar económicamente el ejercicio de la prostitución los clientes, muchas entrevistadas señalaron la pre-
de otros. ferencia por reducir al mínimo necesario tanto el
contacto físico entre su cuerpo y el de los clientes,
Se seleccionaron para las entrevistas a mu-
como la desnudez de su propio cuerpo, de forma
jeres y travestis que fueran: mayores de 18 años,
similar a lo hallado en otras investigaciones (Gaspar,
argentinas y que definan su trabajo como “inde-
1985; Sanders 2002).
pendiente”6 en el sentido de no tener ningún
proxeneta. Esto permitió hacer un recorte que evi- Además de las limitaciones que tienen co-
tara casos de jóvenes explotadas y traficadas por la mo objeto determinadas prácticas sexuales apare-
industria del sexo, casos que, aunque son de gran cieron otros elementos que circunscriben y organi-
importancia, exceden el alcance de este estudio. Las zan los intercambios en el sexo comercial. Todas las
edades de las mujeres entrevistadas oscilan entre entrevistadas dijeron poner límites temporales a las
28 años y 50 años, y de las travestis entre 22 años y relaciones sexuales con los clientes. El tiempo de
46 años. En cuanto a su nivel educativo, va desde cada “salida” depende del monto de dinero recibi-
primario incompleto a secundario incompleto; úni- do, este será el que regule por cuánto tiempo se
camente dos (travestis) completaron el secundario. brindarán los servicios sexuales. Aun así, aunque el
Ninguna de las entrevistadas tiene cobertura de sa- dinero parezca el principal factor que determina el
lud o seguro médico.7 Cinco de las entrevistadas tiempo de duración del encuentro, el manejo del
eran solteras, cinco vivían en concubinato, cuatro tiempo como límite de las prácticas sexuales reali-
estaban separadas y dos tenían pareja/s estable/s. zadas con los clientes tiene diferentes dimensiones.
La mayor parte de ellas trabajan en la calle (10)
Por un lado involucra usar técnicas para lo-
otras en departamentos/habitaciones (4) y otras en
grar que el cliente tenga un orgasmo más rápida-
ambas situaciones (3) combinando también con la
mente, o para hacer pasar el tiempo con juegos no
realización del trabajo en el propio hogar de las en-
directamente sexuales y que evaden el contacto
trevistadas.
físico. Para todas las entrevistadas el cliente que “se
demora” aparece como una carga y en tanto esto
ocurre porque no puede alcanzar el orgasmo repre-
Límites, significados y motivaciones
senta un potencial riesgo de violencia (lo cual estar-
En relación a los límites que se ponen a las ía demostrando también la fragilidad del control
prácticas sexuales con clientes todas las entrevista- sobre esta limitación temporal, ver Brewis y Linste-
das dijeron rechazar los contactos sexuales sin pre- ad, 2000; Sanders, 2005).

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012
servativo. También la amplia mayoría dijo rechazar,
Quizás te están pagando $20; $30 y... piensa que
o buscar diligentemente evitar los besos, lo cual es pueden hacer de todo... o estar... cuántas horas ellos
consistente con la literatura consultada (Gaspar, quieren... y no es así... Si yo... esto lo digo enseguida:
1985; Brewis y Linstead, 2000; Pasini, 2000; San- mi amor, dale, dale... nene que yo... te voy a cobrar
ders, 2002, 2005). Varias entrevistadas, tanto tra- más, ¿eh? [...] abren la ventanilla, se fuman un ciga-
vestis como mujeres, dijeron rehusarse a tener sexo rrillo... mientras que yo estoy... Y no... relajate... con-
comercial con otras mujeres. Aunque en este punto centrate en esto porque sino pasa un minutos más,
los límites de mujeres y travestis se asemejan, su- dos minutos más y si no acabás yo me bajo, ¿eh? (Na-
cede lo contrario con el sexo anal. Si bien no tan re- talia)
chazado como el sexo sin protección o los besos, al- Que por ahí vos le decís son 15, 20 minutos y porque
gunas mujeres reportaron su rechazo a tener sexo el hombre está, viste, drogado… Que el hombre no
anal con los clientes. Por otra parte varias travestis acabó y piensa que vos tener que estar toda la noche
señalaron que no hacían “de activa”, es decir que con él. Por ahí son violentos, ponele, no todos (Anto-
no penetraban a sus clientes. A nivel general, si bien nia)
Por otra parte una forma en que interviene
6
el manejo del tiempo para fijar límites al trabajo
No por esto es posible pensar que dedicarse al trabajo sexual
sexual se manifiesta en el hecho de que la mayoría
sea una decisión “libre” tomada sin ningún tipo de constricción,
tal como suponen algunos enfoques de tintes liberales. En este de las entrevistadas regulan tanto los horarios como
sentido tal vez sea necesario recordar que tal tipo de decisiones los días en los que se dedicaban al trabajo sexual.
sólo pueden ser pensadas desde un idealismo individualista que Acá la esfera afectivo personal se superpone a la
no resiste la más mínima crítica desde las ciencias sociales. lógica económica pues muchas veces los fines de
7
Sólo una de las entrevistadas (travesti) tiene un seguro de
salud prepago que es costeado por una familiar. semana que podrían ser particularmente rentables

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De cómo vender sexo y no morir en el intento…

aparecen como momentos en que se alejan del tra- 3 de la mañana tengo que terminar mi trabajo (Mar-
bajo para dedicarse a sus vidas personales. ía)

Finalmente, muchas entrevistadas dijeron Muchas veces la limitación está motivada


usar la “psicología” en la elección de los clientes, lo por lo que las entrevistadas consideran acorde a su
cual estaría operando también como un límite. Al- orientación sexual. Tal es el caso en la restricción a
gunas de las entrevistadas señalaron que preferían, tener sexo con mujeres, tanto para las travestis co-
contra lo que se podría suponer, trabajar en la calle mo para las mujeres, y la restricción de las penetra-
y no en departamentos/habitaciones pues allí no ciones activas para las travestis.
tenían margen para seleccionar a los clientes. Este Si yo elegí este camino es para no hacerlo con muje-
límite responde a cuidar la propia seguridad y gene- res. (Jimena)
ralmente se evitan los clientes que pueden ser pro-
Mire, yo no soy bisexual... No, con otra chica no. Lo
blemáticos: ebrios, nerviosos o alterados, muy su- acepto, que lo hagan otras. No me siento que una
cios o con propuestas extrañas, etc. Esta selección mujer me toque la piel. (María)
también puede significar decir a un cliente cuyo
comportamiento fue inapropiado que no vuelva Uno de los elementos más importantes vin-
pues no será atendido (ver también Brewis y Linste- culado a las limitaciones puestas en el sexo comer-
ad, 2000). cial es la posibilidad, y muchas veces la necesidad,
de separar el afecto del sexo comercial. Este es el
vos en la calle, vos, tenés que ser psicóloga, tenés que sentido atribuido para el caso “paradigmático” del
aprender la psicología ante todo porque no sabés
rechazo a dar besos (pero también de otras prácti-
cuándo van a surgir los problemas… (Moria)
cas asociadas al afecto como las caricias y abrazos),
claro, podés elegir. Tampoco tengo esa necesidad de de las restricciones temporales y de la evitación de
que tengo que rendirles cuentas a alguien porque no proximidad física. El realizar estas prácticas en el
tengo plata, no. *…+ con el tiempo vas aprendiendo *a contexto del sexo comercial involucraría un esfuer-
elegir clientes+, hay psicología en la mirada… El que
zo muy grande a la hora de deslindar las emociones
viene con algo malo o a hacerte algo malo, siempre se
le va a ir algo. Está nervioso… Principalmente que sea
del sexo laboral.
dentro de lo posible educado, no importa que sea si vos das un beso, para mí, es como que vos lo
pobre, que sea limpito y educado (Mónica) agarrás en serio. O sea, es un trabajo, el que agarra la
plata sos vos, acá no estás de novia *…+ yo pienso que
¿Qué significados y/o motivaciones pueden
las personas que trabajan van directo a los bifes (An-
vincularse con estos límites? Desde la lectura de las tonia)
entrevistas surge que estos límites tienen distintas
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012

significaciones: una de ellas es el cuidado de la pro- Finalmente, otras dos motivaciones para fi-
pia salud, y también de la salud de sus parejas y/o jar límites a las prácticas sexuales en las relaciones
familias. Más precisamente, la noción de salud es con clientes fueron, por una parte el potencial de
construida como una forma de “higiene”, lo cual algunas prácticas para generar placer a las propias
como veremos más adelante tiene importantes im- entrevistadas (tal como fue mencionado en las en-
plicancias simbólicas. Esta pauta se hallaba vincula- trevistas al referir al cunnilingus o recibir estimula-
da al rechazo hacia las relaciones sin preservativo y ción en los genitales) y por otra parte la capacidad
hacia el sexo anal (también fue mencionada como de provocar repugnancia (en referencia al anilingus
motivación para restringir los intercambios que im- y también a los besos en la boca o “beso francés”).
pliquen besar en la boca a los clientes). El principal papel que parecen cumplir los
Fijar límites a las prácticas sexuales y a la límites impuestos a las prácticas sexuales y a las re-
forma en que se las realiza es también interpretado laciones con los clientes es establecer un límite
como una forma de organizar el trabajo sexual de simbólico. Entonces no es casual que uno de los sig-
manera similar a la que se haría con otras formas de nificantes que aparecen relacionados a las limita-
trabajo. Esto tiene relación directa con el manejo ciones sea el de la “higiene”, pues lo que permite
del tiempo y restricción de besar en la relación esta barrera es mantener alejada la “suciedad”, las
sexual comercial. fuentes de contaminación simbólica (Gaspar, 1985;
Sanders, 2002). Podemos pensar que de alguna
a la hora de trabajar, hay que trabajar. Hay un horario
manera se invierte el imaginario higienista que pon-
de ida y de vuelta. … Porque la persona que se orga-
niza es un trabajo como todos, ¿entendés?, vos tenés
ía a las prostitutas como fuente de contaminación y
tu horario. Salgo a las 10 de la noche y yo sé que a las contagios, y son los clientes los que son situados en

[22]
Santiago Morcillo

tal lugar, de ahí la preferencia por los clientes “lim- para mí no es lo mismo. Yo el día que tenga que dar
pios”. besos se los voy a dar a la persona que ame. (Daiana)

Además este límite simbólico estructura Las diferencias del sexo en el ámbito perso-
una división que permitiría distinguir el sexo como nal y en el laboral no son sólo referidas a prácticas
expresión de afecto del sexo como un trabajo y así puntuales, sino al modo en que se maneja el cuerpo
representa una frontera protectora para la intimi- (evitando la desnudez) la distancia corporal y la
dad, las emociones y los afectos de quienes realizan temporalidad (en la cantidad y calidad del tiempo
trabajo sexual. Esta distinción que estructura distin- que transcurre en la relación). Además acá ha de in-
tos significados para el sexo −sexo comercial y sexo cluirse la forma en que se concibe a la pareja sexual
como expresión de afectos o sexo personal− puede quien en el sexo comercial sólo es una preocupa-
observarse más claramente en tres puntos: el re- ción en tanto representa una remuneración y no
chazo a dar besos a los clientes, las limitaciones por su propia persona, mientras lo contrario ocurre
temporales y la resistencia a tener relaciones sexua- en las relaciones sexuales en el ámbito privado,
les comerciales sin preservativo. concebido como una esfera de cuidados, afectos y
deseos mutuos.
En algunos estudios se cuestiona el papel
mítico de la prohibición de dar besos que aparece Esto es una máquina que si me das 40 pesos hago lo
entre quienes se dedican al trabajo sexual y esta que tengo que hacer y fue. Conforme o no conforme
te doy mi tiempo. En mi casa tomate todo el tiempo
restricción ha generado alguna polémica. De todas
que quieras y vivamos el sexo. (Valeria)
formas, en las entrevistas realizadas se pudo com-
probar la efectiva aparición de este límite, aún El uso de preservativos, o la prohibición de
cuando no ha sido posible chequear la consistencia no usar el preservativo en las relaciones con los
de las prácticas con estos enunciados, este plano clientes podría ser pensado a la vez como una
discursivo resulta fundamental para sostener los práctica de cuidado y como una práctica protectora
límites simbólicos a que nos referimos. Tal como se en un sentido más amplio que el sanitario. El uso
refiere en estudios dedicados a la historia del beso del preservativo con los clientes aparece, en nues-
(Cahen, 1997) desde el Renacimiento occidente tras entrevistas y en muchos estudios (Sanders
otorgó un carácter amoroso a los besos. Así, para 2002; Brewis y Linstead, 2000), como una barrera
las entrevistadas los besos aparecen asociados con para diferenciar el sexo comercial del que se tiene
el cariño, el afecto, y una relación con alguien de- en el ámbito personal. Una barrera física que fun-
seado y especial, por ello son reservados para el ciona a la vez como un límite simbólico. En este sen-
sexo en el ámbito privado. Algunas entrevistadas re- tido, es notorio que muy pocas entrevistadas de-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012
firieron que les producía “asco” el besar a un clien- claró utilizar preservativos en sus relaciones
te, ello muestra la estrecha relación entre el beso y sexuales personales, ni aun en el caso de aquellas
la persona a quien se besa. Es decir, esta repugnan- que tienen varias parejas. Por contraposición a lo
cia manifiesta la construcción de los besos como que sucedería en las relaciones con los clientes, el
una práctica muy personal, construcción que estaría hecho de no utilizar preservativos en las relaciones
desarticulada en las prácticas permitidas en el sexo sexuales personales es significado como una mues-
comercial, que serían vistas como “impersonales”. tra de afecto o de confianza, o como prueba de su
Los besos parecerían ocupar un lugar distinto del fidelidad.8
que ocupa el sexo, con la significación afectiva inde-
leblemente grabada (en algunas entrevistas cuando
parece que no hay ninguna práctica restringida, las Performatividad del trabajo sexual
limitaciones son recordadas a partir de la pregunta Como se dijo en la introducción, el estigma
por los besos). Esto puede relacionarse con la dife- tiende a invadir toda la subjetividad, pero plantear
rencia que plantean algunas activistas entre sexo y límites puede permitir separar distintas esferas sub-
sexualidad, en esta diferencia se hallaría implícita jetivas. En este sentido la materialización de estas
una desgenitalización de la sexualidad (cfr. Berkins y barreras puede ser leída como un signo de agencia
Korol, 2007). sexual, una táctica frente a la amenaza del estigma
No doy besos…Porque el beso me parece que es algo
profundo. Algo que sale de adentro del alma de la 8
persona. Varias veces me han dicho los tipos “¿y De hecho la única entrevistada que declaró haber sostenido
en el tiempo el uso de preservativo con quien fue su pareja
cómo te cuesta tanto besar y no te molesta chupar
estable, afirmó que esta práctica le trajo tantos problemas que
una y chupar otra?”. Pero no es lo mismo… Porque
terminó ocasionando ruptura del vínculo.

[23]
De cómo vender sexo y no morir en el intento…

que imponen las pautas culturales hegemónicas. Las el cliente y las propias emociones. Es decir está en
fuentes de las limitaciones tienen que ver con las relación con la capacidad de realizar trabajo emo-
significaciones que se construyen para algunas cional.10 A su vez, tener prácticas sexuales restringi-
prácticas sexuales, para distintas zonas corporales y das puede mostrar a los clientes como falseada la
motivaciones más o menos personales. A su vez es- identidad de quienes hacen trabajo sexual, o mos-
tas construcciones de significados se relacionan con trar un quiebre con su “otro ser”, y por ello reque-
diversas dimensiones: con algunos tabúes cultura- riría un mayor trabajo para mantener la credibilidad
les, con prácticas de salud / higiene, con asumir una de la “identidad de prostituta” creada frente al
determinada orientación sexual (Foucault, 2002), y cliente.11 En definitiva, el trabajo emocional que se
con la esfera de las emociones y los afectos. realiza al hacer trabajo sexual involucra tanto la po-
sibilidad de satisfacer al cliente y lograr una tran-
Sin embargo, aunque podemos pensar en-
sacción “exitosa” (Sanders, 2005) desde el punto de
tonces que hay una “cultura sexual”9 de quienes
vista económico, como la necesidad de proteger al-
realizan trabajo sexual, la demarcación de las limi-
gunas esferas de propia subjetividad de quienes se
taciones de las prácticas sexuales realizadas con
dedican a esta labor.
clientes no debe comprenderse como un momento
puntual, ni como unos principios monolíticos esta- ...no es abrirse de piernas. Hay que saber llevar al
blecidos y estáticos, sino como un terreno de lucha cliente. El cliente, vos te subís al auto y capaz que te
donde acontece una performance, un proceso que dicen $20 y vos le podés sacar $70. Porque a la hora
en cada iteración se halla atravesado y constituido de la verdad... vos venís ahora y te querés casar con-
migo, sino por $70, por $150 yo me casé. Terminó la
por fuertes tensiones. Entre estas tensiones que
hora, pero él estuvo casado una hora conmigo. Amor,
marcan las posibilidades de variación de los límites pasión platónica con él, pero uno lo tiene que llevar.
fijados juega un papel importante la presión Es un cliente, pero es un ser humano. No lo voy a
económica (la necesidad económica de cada una, hacer sentir que soy una computadora programada
cuánto dinero ofrezca el cliente y cuánto dinero se *…+ Pero tampoco el abuso, ojo, donde te puede el
haya ganado hasta ese momento de la jornada). Sin cliente te jode. Hay clientes y clientes (María)
embargo a esta deben sumarse:
En este sentido es importante concebir las
- Las pautas culturales y legales (que sancionan el emociones no como una expresión de característi-
status más o menos clandestino y estigmatizado cas esenciales de la persona y ligadas a una supues-
del trabajo sexual); ta esfera “pre-social”, sino como un producto so-
cialmente construido. De esta forma se puede
- Las relaciones de poder entre los géneros (que
comprender cómo la supresión de determinadas
tienen condicionantes estructurales, pero se ac-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012

emociones y la expresión de otras en un trabajo, no


tualizan y en cada precisa interacción pueden
implica una alienación de aspectos esenciales de
desestabilizarse);
quien hace trabajo emocional, sino que pone en ac-
- Las condiciones de trabajo (el lugar donde se lle- ción habilidades que −facilitadas u obstruidas por
van a cabo las relaciones, el sentirse segura ahí o las condiciones culturales y estructurales que se
no, las relaciones de poder con la policía, etc.). mencionan arriba− deben desarrollarse para este
Asimismo, además de estas características tipo particular de labor (Hochschild, 1979; Chapkis,
macro del mercado sexual, también interviene el 1997). En particular sostener los límites entre la es-
capital específico que se reúne con los años de ex- fera laboral y las emociones que allí tendrán lugar o
periencia en el trabajo sexual y que redunda en el se suprimirán y otra esfera personal donde emer-
desarrollo de diversas tácticas para negociar con los gen emociones reservadas a la intimidad, es un as-
clientes, (por ejemplo pactar las condiciones y co- pecto fundamental que comparte el sexo comercial
brar anticipadamente, diversas maniobras para co- con otras formas de trabajo emocional.
locar los preservativos, etc.).
Sostener los límites de las prácticas sexuales 10
Según Hochschild (1979) el trabajo emocional requiere la
depende, además, de la posibilidad de manejar el modificación en grado o en calidad, inducción o supresión de
ambiente, el clima que se genera en la relación con sentimientos o emociones de forma que sean acorde a las
“reglas de sentimientos” imperantes en la interacción. Este tipo
de trabajo exige una coordinación de la mente y el sentimiento
9
En tal caso esta cultura sexual, estaría en el sector inferior de y que a veces se basa en una fuente que honramos como
lo que Rubin (1989) llama el sistema jerárquico de valor sexual. profunda e integral a nuestra individualidad.
11
Representaría una pauta sexual no-hegemónica, aunque no Esta particularidad posiblemente se incrementa en los niveles
necesariamente contra-hegemónica. más altos de la prostitución. (Cf. Kontula, 2008; Sanders, 2005)

[24]
Santiago Morcillo

“Esas cosas las tenés que evitar, pero es el hambre señala que las mujeres que realizan trabajo sexual
también... pero una cosa es el hambre y otra es el intentan mostrarse como sexualmente excitadas
placer” frente a los clientes, mientras que frente a sus cole-
gas demuestran indiferencia (representado corpo-
Hay aún otro elemento más capaz de mos-
ralmente como “mantenerse seca” en las relaciones
trar la permeabilidad de los límites demarcados y el
con los clientes) como signo de ser profesional y ca-
trabajo que demanda su mantenimiento: el placer.
si con orgullo. En las charlas y entrevistas realizadas,
La distinción entre el trabajo y las relaciones sexua-
cuando se pregunta por el placer en el sexo comer-
les privadas pone del lado de las últimas tanto las
cial emerge un imaginario de mujeres y travestis
emociones como el deseo y el placer. Sin embargo,
quienes “van por las piernas”, o sea, que hacen tra-
tal como aparece en otras investigaciones (Kontula,
bajo sexual por el placer sexual que obtienen del
2008) y en los dichos de las entrevistadas, el placer
mismo. Estas entrevistadas, que describen su víncu-
y el deseo sexual parece a veces introducirse casi
lo con el trabajo sexual como motivado sólo por ra-
subrepticiamente en las relaciones sexuales comer-
zones económicas (“por la plata”) y/o para mante-
ciales (sobre todo cuando los clientes brindan un
ner a sus hijos o a sus familias, establecen entonces
trato más cuidadoso,12 produciendo un fuerte con-
una distancia y una oposición con esas “otras”.13 Es
traste quienes tienen un trato más imperativo o
interesante notar cómo este fenómeno de othering,
“frío”). Ello representa un desafío a los esquemas
que Barton (2007) señala entre las bailarinas exóti-
de límites planteados y un problema que requiere
cas donde las “otras” para las bailarinas son las “pu-
un trabajo emocional muy duro de parte de quienes
tas”, (aquellas que acceden a tener sexo con los
hacen trabajo sexual.
clientes) se presenta en el contexto del trabajo
...me enchufo en la cabeza de que es un trabajo, en- sexual, donde para algunas de las mujeres y traves-
tendés. Trato de no disfrutarlo, si bien, bueno, hago tis entrevistadas las otras son también las “putas”,
mi trabajo, me río y jodo, pero me concientizo que es es decir aquellas que no lo hacen por necesidad
un laburo *…+ hay personas que te hacen sentir...
económica sino por gusto (y por ello podrían con-
tenés ganas que ese tipo venga todos los días, en-
tendés, pero el tipo viene de vez en cuando o por ahí ceder a cualquier demanda del cliente). Sin embar-
viene una vez y después no viene nunca más. Por eso go, tal como señala Barton en su estudio, este pro-
mismo tenés que mentalizártelo de que es un laburo, ceso de othering re-instala peligrosamente los
si bien lo pasaste bien esa vez y nada más... para no procesos de estigmatización. Esta distinción, que
volarte los pelos y tener que ir al psicólogo (Marisol) crearía una nueva exclusión dentro de la propia ex-
clusión, constituye una técnica riesgosa para fijar
Aun cuando la importancia que se le atribu-
límites pues retoma los esquemas morales
ye al placer será mucho mayor en las relaciones

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012
hegemónicos sobre el placer y el sexo y los sitúa
sexuales personales que en las relaciones sexuales
justo dentro del propio discurso de las estigmatiza-
con clientes (cfr. Kontula, 2008), la aparición furtiva
das.
de experiencias placenteras en este terreno mues-
tra a la vez la fragilidad de las demarcaciones entre
sexo-trabajo y sexo-placer, y el constante trabajo
Conclusiones
emocional −y tal vez por ello trabajo invisible para
buena parte de los observadores externos− que El manejo de los límites sobre determinadas
acarrea el trabajo sexual en las condiciones en que prácticas sexuales y sobre ciertas zonas del cuerpo y
se lo realiza actualmente. tácticas corporales (encarnar los límites), muestra
una construcción de corporalidad y un correspon-
Por otra parte, la necesidad de evitar el pla-
diente manejo de las emociones particular entre
cer en las relaciones sexuales comerciales está liga-
quienes hacen trabajo sexual. En algunos casos pa-
da, como se puede presuponer, al riesgo de involu-
rece construirse un “cuerpo sin alma” que, paradó-
cramiento afectivo con clientes. Sin embargo, el
jicamente, protege frente a la entrada en un terre-
continuo intento por mantener alejados clientes y
no donde “se arriesga el espíritu”, un cuerpo-
deseo-placer, también se puede vincularse al fan-
máquina pero con zonas vedadas, como un signo de
tasma estigmatizante de la “puta perversa” (o luju-
la comodificación incompleta del cuerpo/sexo. Este
riosa) que acecha desde el imaginario. Pasini (2000)
12 13
Según Pasini (2000) otro factor que interviene es la situación Estas “otras” muchas veces eran extranjeras, peruanas o
de pareja de quienes hacen trabajo sexual, así quienes no dominicanas −lo cual denota a la vez una otredad racializada−, y
tienen una pareja se encontrarían en peores condiciones para en el caso de las travestis a veces eran quienes acceden a hacer
sostener las barreras. de “activa”.

[25]
De cómo vender sexo y no morir en el intento…

mapa alternativo del territorio corporal puede tanto versos” históricamente consolidados constituye una
ratificar como rectificar las zonas que pautas cultu- tarea mucho más compleja.
rales dominantes sancionan como zonas sexuales,
El hecho de que las personas que hacen
afectivas o susceptibles de ser enajenadas en el
trabajo sexual deban construir estos límites en-
mercado sexual capitalista. A su vez la variabilidad
carnándolos, gastando muchas energías para prote-
de prácticas sexuales restringidas de la que dan
gerse emocionalmente, refleja cómo este sector
cuenta algunos estudios que establecen compara-
continúa siendo marginalizado (Sanders, 2002). En
ciones entre distintos grupos de personas dedicadas
este sentido, los desplazamientos y las implicancias
al trabajo sexual en diversas sociedades, (Allen et al,
de dichos límites son una forma de analizar las
2003),14 muestra una maleabilidad que permite ela-
dinámicas de poder que se dan al interior de las re-
borar diferentes corporalidades y atribuir distintos
laciones en el trabajo sexual −y probablemente de
significados y valoraciones a las prácticas sexuales y
las relaciones de poder entre los géneros. Ello segu-
a las zonas corporales que involucran. También el
ramente no sería visible si se considera al mercado
manejo de los diferentes registros emocionales y el
sexual como un mercado laboral sin más y se lo
establecimiento de barreras, límites temporales y
evalúa sin conocer su especificidad. Sin embargo,
de intensidad para determinadas emociones que
estas dinámicas tampoco son observables si se
pueden surgir o no según los distintos contextos, da
piensa de antemano que toda forma de prostitución
cuenta del carácter socialmente producido de las
es equivalente a una dominación estática e incues-
emociones.
tionada15 −o peor que es equivalente a la esclavitud
A pesar de esta maleabilidad, el postular el sexual. Tal como señala críticamente Fraser (1993),
sexo como un trabajo y como separado de una esfe- la comodificación del sexo en vez de otorgar domi-
ra personal es una tarea que aparece como difícil y nio irrestricto al cliente −y ser así una ejemplifica-
requiere un intenso trabajo emocional el cual no ción perfecta del “derecho sexual masculino” que
siempre es reconocido socialmente como un aspec- postula Pateman (1995)−, más bien plantea limita-
to valioso. A la vez, sostener estos límites puede in- ciones al mismo. Estas, si bien son permeables, co-
volucrar una suerte de lucha micro política, pues mo se dijo, a factores macro −económicos pero
bajo las condiciones culturales y legales reinantes la también culturales, de género, legales− y micro
comercialización de servicios sexuales continúa −relacionados con el capital específico y la capaci-
siendo estigmatizada y por tanto acarreando serias dad para hacer trabajo emocional−, aún así circuns-
consecuencias para quienes realizan trabajo sexual. criben un determinado terreno en que se dará la re-
Construir límites simbólicos y su corporeización, o lación sexual. En un plano más general, la
límites encarnados, muestra ser una táctica impor- comprensión de estos límites encarnadas permite
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012

tante para lidiar con la estigmatización, así, puede ver al sexo como un terreno de lucha que no tiene
ser visto como un acto de agencia sexual y a un cier- un significado fijado de antemano, ni liberador y
to punto como táctica de resistencia. Pero a la vez positivo, ni violento y opresivo, sino que es objeto
estos límites pueden vincularse a una construcción de una constante actualización donde entran en
de otredad (othering) que reforzaría los estereoti- tensión las distintas fuerzas estructurales e históri-
pos negativos y la estigmatización. Entonces, si bien cas y las resistencias que se cuelan por sus fisuras.
las fronteras establecidas para realizar trabajo
sexual dan cuenta de un trabajo subjetivo para li-
diar con la estigmatización, la deconstrucción más
profunda de los imaginarios y los “personajes per-

14 15
En este estudio se compara las distintas formas en que se Como es el caso de algunas corrientes del feminismo
hace trabajo sexual en distintos países; por ej. en Bali, abolicionista, tómese por ej. el planteo de Pateman (1995)
Zimbabwe y Colombia usualmente se pasa toda la noche con quien plantea que: “sólo a través del contrato de prostitución el
los clientes a diferencia de lo que ocurre en México y EE.UU. comprador obtiene, por cierto, derecho unilateral de uso sexual
donde los tiempos son breves (15 o 20 minutos); en Zimbawe del cuerpo de una mujer *…+ cuando una prostituta contrata el
se acostumbra a besar a los clientes con mayor frecuencia y en uso de su cuerpo se está vendiendo a sí misma en un sentido
Gambia sólo se mantiene un coito vaginal sin ninguna otra muy real [y así] los varones obtienen reconocimiento público
estimulación, al igual que en Colombia −aunque los clientes como amos sexuales de las mujeres” (1995: 287, énfasis en el
solicitan otras prácticas−, en Escocia se veía al sexo oral como original) y esto implica que se recuerden los significados
menos íntimo que el vaginal, justo a la inversa de lo que sucede (¿unívocos?) de la sexualidad masculina y femenina,
en México. dominación y subordinación.

[26]
Santiago Morcillo

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drid: Talasa Ediciones.
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 17-28, Diciembre 2011-marzo 2012

Citado.

MORCILLO, Santiago (2011) “De cómo vender sexo y no morir en el intento. Fronteras encarnadas y
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http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/73/102

Plazos.

Recibido: 23/07/2011. Aceptado: 11/10/2011.

[28]
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 29-42.

Selva, plumas y desconche: Un análisis de las performances masculinas


de la feminidad entre las locas del Tigre durante la década del ochenta.

Jungle, feathers and “desconche”: An analysis of the male performances


of femininity among the gays of Tigre during the eighties.

Santiago Joaquín Insausti *


Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires / CONICET, Argentina.
sinsau@gmail.com

Resumen
En este trabajo me propongo describir los modos en que las personas que ejercían géneros o sexua-
lidades diversas construían sus subjetividades y sus cuerpos en Argentina en las décadas del setenta
y el ochenta. Para esto, partiré del análisis de las fotos que estas personas se tomaban en el contex-
to de fiestas clandestinas organizadas en las islas del Delta del Paraná. Partiendo de la tesis cons-
tructivista de la ausencia de distancia entre género y expresión de género, indagaré en las fotos la
relación de las imágenes con el contexto selvático que las enmarca, la construcción contrapuesta de
chongos y locas, dos de las principales identidades sexuales de la época, y en los usos del cuerpo
utilizados por estos para producir feminidad y masculinidad. Finalmente, arriesgaré dos hipótesis
tendientes a explicar las causas de la masiva migración de estos sujetos desde la ciudad hacia el
delta del Paraná.
Palabras clave: Historia, sexualidad, Argentina, identidades socio-sexuales, fotografía, sociedad

Abstract
In this paper I intend to describe the ways people exercising queer genders or sexualities used to
build their subjectivities and bodies in Argentina during the 1970s and 1980s. I will begin by reflect-
ing on the pictures those people took and were taken during secret parties which used to take
place at various sylvan islands in the Parana River delta, within a broader neighborhood called Ti-
gre. I will base my work on the constructivist thesis which states the lack of distance between
gender and gender expression, and I will study those photos in order to find out about the way the
pictures relate to their selvatic environment, the contrasting building of chongos and locas, two of
the main sexual identities of that time, as well as the way both use bodies to produce femininity
and masculinity. Finally I will suggest two hypotheses to explain why those people massively mi-
grated from the city to the Parana River delta.
Keywords: History, sexuality, Argentina, socio-sexual identities, photography, society

*
Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Grupo de Estudios en Sexualidades del Instituto de
Investigaciones Gino Germani y docente de la materia "Identidades, Discursos Sociales y Tecnologías de Género" de la Carrera de
Sociología, en la Fac. de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

[29]
Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

Selva, plumas y desconche*: Un análisis de las performances masculinas de la feminidad


entre las locas del Tigre durante la década del ochenta.

1. Introducción
A fines de la década del sesenta, el delta del que parece resultar inaprensible a las lecturas ac-
Paraná empieza a verse invadido por una pequeña tuales. Hay una problemática opacidad en lo referi-
multitud de porteños que se acercan primero tími- do a las locas que desvela. Frente a esto, me pro-
damente a pasar un fin de semana o a participar de pongo intentar describir los modos de habitar los
una fiesta, para posteriormente comenzar a asen- cuerpos y las subjetividades locas desde una pers-
tarse y conformar, en algunas zonas, verdaderas pectiva frecuente, pero con un corpus novedoso: las
comunidades. fotos que se sacaban a sí mismas en las fiestas clan-
destinas que organizaban en las islas del delta.
Se trata de las locas, figura característica de
las subculturas sexuales de la década del setenta. La Creo que el análisis discursivo de estas fotos
loca es una identidad que parece ambigua observa- puede aportar muchos elementos al problema. Una
da desde los prismas con los que hoy en día enten- dimensión fundamental de las identidades de géne-
demos el género y la sexualidad. ro pasa por las expresiones de género y por el uso
de los cuerpos. Estas fotografías, tomadas en ámbi-
Asignada al sexo masculino, la loca se rela-
tos de privacidad en fiestas amparadas de las mira-
cionaba sexualmente con otros hombres, quienes
das ajenas, albergan congelados en el tiempo los
por lo general se identificaban como heterosexua-
gestos, las poses, los modos, las miradas y expresio-
les, y a los que el lunfardo porteño convino en lla-
nes que constituyen en sí mismos los géneros que
mar chongos. Sin embargo, a diferencia de las per-
pretendo describir.
sonas que se identificarían como gays ya en la
década de los ochenta, las locas no se reconocían Para pensar las identidades de género, par-
necesariamente como hombres, ya que rechazaban tiré del pensamiento de la filósofa norteamericana
las prácticas y los roles asignados a las masculinida- Judith Butler. La identidad de género, para Butler, es
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des hegemónicas. Por otro lado, realizaban una per- performativa; es decir que no existe sino en los ac-
formance particular de la feminidad, de cuyo carác- tos discursivos que la constituyen. Que estos actos
ter paródico se deduce que tampoco se sean performativos, implica que “no existe una
identificaban por completo con ella. identidad de género detrás de las expresiones de
género”; que “esa identidad se construye performa-
Los modos en los que hoy habitamos la
tivamente por las mismas “expresiones” que, al pa-
sexualidad y el género mutaron radicalmente res-
recer, son resultado de ésta” (Butler, 1990)
pecto a los modos antes descriptos. En la actuali-
dad, la compulsión a la identificación que sugiere En su primera formulación, la categoría per-
Foucault en La voluntad de saber cuando describe la formatividad oscila entre tener rasgos más ligados a
compulsión moderna a generar una verdad íntima la performatividad lingüística derivada de la teoría
sobre la sexualidad, se ha acentuado a tal punto, de los actos de habla de Austin, y otros párrafos
que la comparación entre los modos en los que donde el énfasis está puesto en la performatividad
habitualmente relatamos nuestros cuerpos y nues- como performance, idea asociada a las teorías del
tras experiencias sobre la sexualidad y el género se teatro.
vuelven inconmensurables con respecto a los mo-
Priorizando este segundo enfoque, recons-
dos pasados.
truiré los géneros locas entendiéndolos como per-
En el discurso de la loca hay una especifici- formances constituidas por actos plausibles de ser
dad frente a modos de identificación posteriores, rastreados y descriptos. “El efecto del género se
produce mediante la estilización del cuerpo y por lo
*
tanto debe entenderse como la manera mundana
Desconche: Situación confusa y desordenada (Diccionario
Castellano EL PAIS).
en que diversos gestos, movimientos y estilos cor-

[30]
Santiago Joaquín Insausti

porales construyen la ilusión de un yo con género El delta del Paraná es considerado desde el
constante.” (Butler, 1990) punto de vista geográfico como una intrusión sub-
tropical dentro de la zona templada pampeana cir-
Así, el reconstruir estos gestos, movimientos
cundante. Luego de drenar una de las cuencas
y estilos corporales puede ayudarnos a reconstruir
hidrográficas más grandes del mundo, los ríos Pa-
las formas en que los discursos sociales imperantes
raná y Uruguay recorren serpenteantes cientos de
en la época se hacían carne en cuerpos concretos, y
kilómetros de selva tropical, para, una vez superada
cómo estos cuerpos digerían la norma, resinificán-
la Mesopotamia, desembocar en el Río de la Plata a
dola y reproduciéndola desplazada, convirtiéndose
través de una intrincada red de ríos, arroyos y ria-
o no en espacios de resistencia contra hegemónicos.
chos que se entrecruzan definiendo una multiplici-
Para realizar este trabajo, el mes de agosto dad de islas. En estas, las altas temperaturas, suma-
de 2009 conviví 20 días en una pequeña comunidad das a la humedad permanente, favorecen la
de locas mayores que aún persiste en el Delta del proliferación de la selva en galería, donde la vegeta-
Paraná. En ese período entré en contacto con nu- ción exuberante y la biodiversidad animal han sido
merosos informantes y tuve oportunidad de reco- objeto de las más diversas representaciones por
lectar un total de 444 fotografías tomadas en el con- parte de la literatura y el cine.
texto de fiestas clandestinas entre 1981 y 1986.
Alejo Carpentier, en el prólogo de “El reino
Utilizando herramientas propias del aborda- de este mundo”, construye la categoría real-
je etnográfico, como la observación con participa- maravilloso para referirse al lugar cotidiano que tie-
ción y la reconstrucción de narrativas biográficas en ne lo extraordinario en América (Carpentier, 1972).
el contexto de la vida cotidiana, participé de muchas
Según él, Latinoamérica es real-maravillosa
charlas informales en las que revisamos las fotos
en esencia, inherentemente barroca e inherente-
junto a los retratados de modo de acceder a los sen-
mente extraordinaria (Carpentier, 1972). Lo extra-
tidos depositados en ellas. A su vez, realicé varias
ordinario para Carpentier no es necesariamente be-
entrevistas semiestructuradas en las que intenté re-
llo, sino “asombroso por lo insólito. Todo lo insólito,
construir el contexto general en el que fueron to-
todo lo asombroso, todo lo que se sale de las nor-
madas.
mas establecidas es maravilloso”. El real-maravilloso
Reconstruir las vivencias de género pasadas de Alejo Carpentier se distancia del surrealismo eu-
es una tarea metodológicamente complicada. En es- ropeo, ya que el surrealismo muy rara vez buscaba
te trabajo entenderé a las imágenes como superfi- lo maravilloso en la realidad cotidiana. El real-
cies discursivas. Leeré entonces a las imágenes co- maravilloso que Carpentier defiende, al contrario,

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012
mo un texto más, junto a los relatos de las locas, las está “en estado bruto, latente, omnipresente en to-
fuentes escritas del Frente de Liberación Homo- do lo latinoamericano” (Carpentier, 1976).
sexual (FNH), y al resto de los discursos que confor-
El territorio latinoamericano, sustrato por
man el corpus de este trabajo.
excelencia para lo real-maravilloso, es la selva, con
Intentare no limitarme a realizar un trabajo su vegetación infranqueable, sus delfines rosados y
meramente interpretativo ni tampoco procurar des- sus anacondas capaces de devorar hombres ente-
cubrir significados únicos subyacentes al corpus. Lo ros, con la imponente ópera de Manaos, construida
que se pretenderá es describir los procesos de signi- en el siglo XIX en medio de la selva por los barones
ficación y de formación de sentidos sobre las mascu- del caucho, con los pueblos reducidores de cabezas
linidades y el homoerotismo, y por ende los propios y sus chamanes, conocedores de la fórmula de la
sujetos, sus reacciones y negociaciones simbólicas. ayahuasca, bebida alucinógena y mágica capaz de
transportar a quien la tome mas allá de la muerte y
de comunicarlo con dioses y espíritus.
2. La selva y sus personajes

—La humedad tibia, esa exuberancia de la natu- 2.1 El carácter real-maravilloso de la loca.
raleza—se pasa la lengua por los labios el Tigre Estas representaciones de lo exuberante de
Collazos—. A mí me sucede siempre: llegar a la
la selva en clave real-maravilloso se expresan clara-
selva y empezar a respirar fuego, sentir que la
sangre hierve. mente en la mirada de la selva plasmada en las fo-
Mario Vargas Llosa, “Pantaleón y las visitadoras” tos.

[31]
Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

distingue bien dónde está La Chicho, dónde termina


el traje y dónde empieza el salón, con cuyas plantas
colgantes el traje se enreda y confunde. Del con-
glomerado, emergen la cara maquillada de violeta
de La Chicho, una mano enguantada con largas uñas
rojas que parecen garras, y un par de piernas forra-
das en medias símil piel de cebra y calzadas por
sandalias rojas. Así, oculto tras la mata, parece
haber un animal antropomorfo.

Foto I
En la foto I, manchones difusos de diferen-
tes tonalidades de verdes traen de nuevo la imagen
de la selva como caos avasallante. Las siluetas se
desdibujan, resulta imposible diferenciar nítidamen-
te los contornos de los diferentes árboles; del mis-
mo modo, el cielo, la vegetación y su reflejo en el río
se funden en una gama de verdes y azules ambi-
guos. Este fondo sirve como soporte para la figura
de la loca. Montada de dama antigua, su figura
también es exuberante y fantástica. De la cabeza,
coronada por velos, tules y lentejuelas, cuelgan pie-
dritas multicolores. Sobre el rostro, un par de ante-
ojos decorados con brillantina dorada, y el cuello
ataviado con innumerables collares que se mezclan
con una boa roja donde justo se alcanzan a insinuar
los pelos del pecho. Sigue un colorido vestido a lu-
nares, y un abanico con transparencias y puntillas.
Foto II
La loca se mimetiza a la perfección con este
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ambiente real-maravilloso. Su exuberancia colorida Los espacios también reproducen la am-


y diversa se funde armoniosamente con el entrama- bientación selvática, vemos locales profusamente
do caótico de la vegetación. La exuberancia de la lo- decorados con plantas colgantes, grandes recipien-
ca es la exuberancia de la selva. Su presencia es tan tes con flores salvajes, plantas artificiales y multipli-
maravillosa como real. Reconstruyendo el relato de cidad de guirnaldas y colgantes multicolores de pa-
un porteño al toparse por primera vez con el carna- pel que refuerzan, junto a las repisas repletas de
val de las locas sale inmediatamente a la luz esta objetos kitsch, recuerdos de la costa, trofeos de
sensación de estar situado en un terreno intermedio plástico, propagandas de bebidas y fotos de la ex
entre lo real y lo fantástico, al observar a estas figu- presidenta argentina Isabel Perón, la sensación den-
ras cuasi-oníricas, femeninas pero orgullosamente samente recargada del barroco descripta por Car-
velludas, disfrazadas de animales mitológicos, hadas pentier.
u otros personajes femeninos mediante infinidad de La escena selvática se completa con la apa-
velos, plumas, flores, frutas de plástico y maquillaje rición del chongo. Como ya se dijo, “chongo” es el
de todos colores, bailando en medio de la selva. modo en que el argot rioplatense denominó a los
La mirada exuberante sobre la selva tam- hombres heterosexuales que acceden a tener sexo
bién es reproducida en los trajes y en la decoración penetrativo con las locas.
de los barcitos y salones donde se hacían las parties.
En la foto vemos a La Chicho con un traje hecho,
2.2 La Exuberancia selvática del chongo
según él, con más de 500 flores y hojas, naturales y
artificiales. De nuevo los contornos se desdibujan, Generalmente, los autores que menciona-
vemos un gran manchón vegetal, en el que no se ron la importante migración de locas hacia el Tigre

[32]
Santiago Joaquín Insausti

en los años 60 y 70 intentaron explicarla como un La primera era exigir una retribución mone-
intento de resguardarse de las escaladas represivas taria para mantener relaciones sexuales. El cobrar
acontecidas durante los regímenes autoritarios permitía entonces fundar una justificación en la ne-
(Bazan, 2006; Rapizardi, et al., 2001). En la incipien- cesidad económica, establecer una distancia y de-
te historiografía queer argentina existe una tenden- mostrar así desinterés en la práctica en sí misma.
cia a priorizar en el análisis las experiencias de re-
La segunda herramienta discursiva se basa-
presión estatal, análisis que si bien es de radical
ba en justificarse en la calentura1; así, ante el man-
importancia para reconstruir la experiencia de los
dato social que obliga a los hombres a penetrar ma-
sujetos queer en los setenta, obtura quizás otras
sivamente como ritual performativo productor de
dimensiones también importantes para caracterizar
masculinidad, se restaba importancia al sexo del
el modo en que estos habitaban cotidianamente sus
eventual penetrado. En este ritual, el carácter sola-
géneros e identidades.
mente insertivo del chongo dentro de la relación ga-
Consultadas acerca del motivo que deter- rantizaba la estabilidad de su hétero-masculinidad.
minó la mudanza, hay una explicación que emerge
La tercera dimensión de la masculinidad,
enseguida del discurso de las locas cuando rememo-
que era puesta en juego para garantizar la cohesión
ran su arribo a las islas. Generalmente, cuando re-
genérica del chongo, era la violencia. Con mucha
gresaban a la ciudad de Buenos Aires luego de sus
frecuencia, las relaciones entre locas y chongos
primeras visitas al Tigre, las locas se dedicaban a es-
terminaban en golpizas y asesinatos. Es prueba ca-
parcir anécdotas y chismes que corrían de boca en
bal de esto que las crónicas policiales de los diarios
boca y que pintaban al delta como un lugar de des-
de la época dan cuenta, casi semanalmente, del
enfreno sexual y permanente joda. En la mitología
asesinato de amorales. Un rastreo no exhaustivo en
popular, por ejemplo, persiste aún hasta hoy, 40
las hemerotecas porteñas, arrojó la cifra de 57 noti-
años después, el mito de una fiesta descontrolada e
cias policiales publicadas en la década del setenta
increíble, llevada a cabo en algún lugar del delta y
donde se describen asesinatos de homosexuales.
reseñada en varios de los testimonios recogidos por
Rapizardi y Modarelli. El relato es siempre muy similar: un amoral
encuentra a un hombre en la calle y, generalmente
Es esta mítica la que terminó desencade-
con una promesa dineraria de por medio, ambos
nando el éxodo en muchos casos. Dentro de esas
concurren al domicilio del primero, donde luego de
historias, el chongo ocupa un lugar preponderante.
tener sexo, el hombre roba, golpea y ultima al
En los años sesenta y setenta, era muy difícil homosexual antes de huir. Periodistas, policías y
para las locas el encontrar partenaires sexuales en la jueces, investigando posteriormente el hecho, coin-

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ciudad. El lugar prototípico del “levante” callejero ciden por lo general en exculpar al homicida, soste-
eran los baños públicos, generalmente de grandes niendo que éste, luego de tener sexo con el occiso,
estaciones de ferrocarril, donde las locas intentaban se da cuenta de la magnitud de la aberración come-
tentar a los trabajadores que retornaban de sus tra- tida y debe recurrir a la violencia para salvaguardar
bajos y que accedían a tener sexo con ellas en los su dignidad y su hombría.
mismos baños, a veces a cambio de dinero, a veces
Estas estrategias discursivas, representadas
argumentando ausencia de sus novias. Estas rela-
por las locas como excusas, son descriptas en otra
ciones eran muy peligrosas y podían terminar en
publicación del movimiento homosexual en 1974.
golpizas o asesinatos.
Allí se listan las excusas que usan los chongos para
El paradójico status sexual de los chongos, tramitar su deseo por otros hombres. Entre ellas,
definidos como “heterosexuales que tienen relacio- aparecen varios elementos: las performances feme-
nes con hombres” es desarrollado ampliamente en ninas de las locas, el uso de alcohol, el cobrar y el
la prensa del incipiente movimiento homosexual de carácter impostergable del deseo masculino, entre
la década del setenta (Insausti, 2006). otros.
Tanto la masculinidad como el status hete- ¿Qué es un chongo? Es un machista incapaz de asumir
rosexual del chongo, podía salir indemne de la rela- conscientemente sus propios deseos homosexuales.
ción sexual con un hombre mediante un conjunto Es por ello que cada vez que se encuentra con un
de estrategias discursivas interpretadas por las locas homosexual asumido entra en pánico, y trata de po-
ner la mayor distancia posible, desde pedir guita hasta
como excusas.

1
Excitación sexual, en el lunfardo porteño.

[33]
Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

agredir. Su particular status sexual hace que se sienta ciudades, ligado a una sociabilización cosmopolita y
obligado a dar excusas para entablar una relación a una moral urbana, los chongos del Tigre eran de
homosexual como si el placer no fuera algo suficiente una naturaleza radicalmente distinta. Por lo general,
por sí mismo. (...) pregúntale a tu chongo de esa no- se trataba de trabajadores rurales del interior cria-
che por qué te ha volteado. Por guita, por comida, por
dos en los esteros, en Corrientes o en Entre Ríos,
un lompa, porque tenés cuerpo de mujer, de macho
nomás, porque estaba caliente con una mami y apa-
que bajaban de la Mesopotamia por los ríos, con las
reciste vos, porque tenés lindo culo, de calentura, jangadas, y que terminaban trabajando en las plan-
porque creyó que eras una mina, para hacerse hom- taciones forestales o frutales del delta profundo pa-
bre (...) (Frente de Liberacion Homosexual, 1974). ra bajar a las primeras secciones los fines de semana
en busca de diversión.
Estos argumentos-excusa que protegen la
heterosexualidad de los chongos de la disrupción A esta población residente y estable debe
que produce en sus géneros el acostarse con las lo- sumarse una migración golondrina de
cas, es parodiado en la misma revista con dos cari- peones y obrajeros estacionales que residían en vi-
caturas. En la primera, un chongo con mirada des- viendas provisorias, barracas u obradores de la zo-
deñosa se excusa alegando su desesperación sexual. na. Tal como reseña Ben, el trabajo golondrina pro-
En la segunda, el chongo se justifica señalando la picia muy frecuentemente una mayor libertad para
performance femenina de su partenaire, cuando en evadir las normativas socio-sexuales con respecto al
realidad, en el dibujo burlesco del caricaturista, el trabajo fijo. Los trabajadores golondrinas, no deben
chongo es más afeminado que la sorprendida loca. preocuparse por mantener una reputación en su lu-
gar de residencia, ya que saben que en cualquier
momento migraran empezando de nuevo en otra
locación (Ben, 2009).
Estos muchachos, de cuerpos definidos por
el trabajo y bruñidos por el sol del delta, que chapo-
teaban semidesnudos en los ríos, pescaban o se abr-
ían paso por la selva machete en mano, eran para
las locas el prototipo mismo de la masculinidad. La
exuberancia maravillosa de la selva que desciende
sobre la loca poseyéndola, también parece hacer
suya a la representación del chongo. Este es repre-
sentado de una forma hiper-sexualizada, en paralelo
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012

a muchas otras construcciones exotizadas, como la


construcción de los negros en Brasil, o la del indíge-
na por parte de los conquistadores. El chongo es un
Figura I animal pre-humano que acecha en la selva, un se-
mental pre-social, mucho más asociado a los instin-
tos que a la razón, de una virilidad inconfrontable
que lo obliga inevitablemente a abalanzarse
sexualmente sobre el primer ser que encuentre.
Desde esta perspectiva, frente a la alienación coti-
diana de los trabajadores urbanos, que podían du-
dar o sufrir alguna culpa moral, sólo los chongos del
delta eran verdaderos hombres, y parecían estar
mucho más dispuestos a intimar si se pasaban de
copas con una loca montada.
La selva ofrece además un escenario ideal
para el encuentro de locas y chongos, fundamen-
Figura II talmente porque la party en la selva permite que la
En este contexto, las anécdotas y chismes loca se monte, incorporando elementos de femini-
que se cuentan las locas presentan al Tigre como un dad indispensables para que el chongo construya
lugar caracterizado por una gran cantidad de chon- sobre ellos la justificación-excusa parodiada en la
gos disponibles. Así, frente al obrero de las grandes segunda caricatura, y la relación sea posible. Así,

[34]
Santiago Joaquín Insausti

una simple peluca alcanza para incorporar protési- bras de un entrevistado “Los chongos le dan a cual-
camente la feminidad al cuerpo masculino de la lo- quier cosa que tenga peluca, le pones peluca a una
ca, que hace que el chongo ya no deba recurrir a las vaca y van y le dan.” (Entrevista a La Laucha, 2006)
estrategias violentas con las que anteriormente
Como mencioné, los chongos solo podían
debía amurallar su hétero-masculinidad.
mediar, volver inteligible e incorporable a sus
Prótesis que no era posible incorporar en los sistemas simbólicos la relación sexual con una loca
baños públicos de la ciudad a causa de la constante mediante alguno de los aparatos discursivos-
vigilancia policial. Sabemos que en Buenos Aires las excusas reseñados. La incorporación protésica de la
locas también realizaban fiestas en las que se mon- feminidad a los cuerpos de las locas –incorporación
taban. Sin embargo, esas fiestas llevadas a cabo en sólo posible en la privacidad de la selva- hace
casas particulares eran absolutamente inaccesibles posible en la isla minimizar los altísimos niveles de
para los chongos, quienes se relacionaban con las violencia que tiñen las relaciones loca-chongo en las
locas únicamente de forma circunstancial. El delta ciudades, y que tan cruenta –y profusamente- eran
permite que la loca se monte para los carnavales, y descriptos semana a semana en las crónicas
que luego de los festejos se pueda perder transfor- policiales de los diarios de circulación masiva.
mada entre los matorrales en busca de algún chon-
guito pasado de copas.
3. La fiesta
Las locas mayores que hoy quedan en el
delta recuerdan miles de anécdotas al respecto. En Todo el año es Carnaval,
uno de los relatos, un muchacho porteño que Si el amor te trata mal,
frecuentaba los carnavales de la zona de Tres Bocas, ¿qué te importa del amor?
Te ponés otro disfraz
se pierde montado en los pajonales del arroyo
que te oculte el corazón...
Viboratá con 3 paraguayos, “borrachos como una Todo el año es carnaval
cuba pero muy buenitos”, rememora La Chicho. El a bailar, pues, y reír
problema aparece cuando “uno de los paraguayos la qu'este mundo es un fandango
agarra del pelo para que le haga un pete y se queda y una vez hay que morir...
con la peluca en la mano”. La caída de la peluca (Dante Linyera, “Todo el año es carnaval”)
destruye el conjuro: la loca sale corriendo aterrada,
dejando la peluca perdida entre las matas.
Lo primero que sorprende al ver las fotos de
Es muy importante el rol de la peluca como las fiestas es la gran heterogeneidad de personas.
prótesis madre portadora de la feminidad. En las fo- Además de las locas, vemos muchos niños, mujeres

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tografías, todas las performances incluyen una pelu- solas, parejas heterosexuales y gente mayor. La loca
ca y parecen bastar para que un chongo reconozca parece así de alguna forma incorporada en el
al usuario como habilitado para ser penetrado. No entramado social de la isla. Hoy en día, el relato
importan los pelos en el pecho, las barbas o las ro- tanto de los habitantes homosexuales de las islas,
pas masculinas: las pelucas siempre están. Circulan como el de los vecinos homosexuales, hace énfasis
mitos parecidos referidos a encuentros sexuales en en la convivencia armónica y amistosa.
la localidad de Suipacha, un pueblito rural del inter-
En las fotos, los chicos aparecen libres,
ior de la provincia de Buenos Aires, en el cual existe
sonriendo, aplaudiendo o mirando embelesados los
una parada de camioneros donde se daban encuen-
disfraces. Las mujeres que podrían ser sus madres, a
tros entre camioneros y lugareños travestidos. El
su vez, aparecen despreocupadas en otros
chisme se difundió, y rápidamente el lugar empezó
encuadres diferentes, relajadas, también bailando o
a ser frecuentado tanto por los adolescentes hete-
aplaudiendo. Hay aquí otra relación entre infancia y
rosexuales de las chacras de la zona que iban a de-
diversidad sexual radicalmente distinta a la
butar a la parada, como por la población gay porte-
plasmada en las crónicas policiales de la época, en
ña, que comenzó un largo éxodo a Suipacha en
las cuales los amorales eran representados como un
busca de “verdaderos hombres”. La consigna era,
terrible peligro para la juventud, dada su hipotética
básicamente, portar peluca. Una persona vestida
capacidad para pervertirlos.2 A modo de ejemplo,
con jeans y remera pero portadora de peluca, podía
acceder a un encuentro con los jóvenes chacareros;
sin embargo, la misma persona con vestido y pelo 2
La Razón del 27/6/80, por ejemplo, titula una crónica referida
corto era susceptible de sufrir una golpiza. En pala- a un homosexual: “Dictan preventiva a un sujeto que torturo a
un menor incrustándole una aguja en un ojo”.

[35]
Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

este imaginario queda plasmado en una noticia parodia, de las fechas conmemorativas propias de
policial del diario La Nación, en la cual esto se las dos instituciones que más violentamente reprim-
considera un agravante en la sentencia de un ían a la diversidad sexual en Argentina: la iglesia y el
acusado de corrupción de menores.3 Estado.
En este sentido, el código contravencional De todos modos, hay que reconocer una
de la provincia de Buenos Aires, sancionado en larga tradición de estudios que describen cómo du-
1973, pena expresamente al “sujeto de malos rante los carnavales las normas que reglamentan
hábitos conocidos que sea encontrado en compañía tanto el ejercicio del sexo/género como de otras
de menor o de menores de dieciocho (18) años de dimensiones de disciplinamiento de la vida social se
edad, en actitud sospechosa”.4 relajan. Algunos textos propios del campo de estu-
dios sobre historia de la sexualidad reseñan espe-
En contraposición, la isla parece ser un
cialmente el lugar que históricamente tuvo el carna-
espacio en el cual ciertas representaciones de
val como posibilitador de la emergencia de
sentido común ampliamente difundidas en el
corporalidades y géneros diversos.
continente pueden ser susceptibles de ser
suspendidas, por lo menos durante estas fiestas. En el análisis del Buenos Aires finisecular,
Salessi describe cómo la ciudad se convertía en un
Y no sólo suspendidas, sino también inverti-
gigantesco burdel, donde los roles se invertían, las
das. Las locas en esta fiesta no sólo abandonan el
categorías se entrecruzaban y las líneas demarcato-
lugar monstruoso al que las condenan las crónicas
rias entre espacios públicos y privados, clases altas y
policiales, sino que además son reivindicadas y ce-
bajas y masculinidad y feminidad se borraban. El
lebradas. En el Tigre, la loca montada era el centro
médico higienista De Veiga también describe cómo
de la fiesta. Cuando llegaban, hacían una entrada
el desorden propio del carnaval propició el surgi-
grandilocuente. Por ejemplo, en una de las fotos se
miento de invertidos célebres en la Buenos Aires de
observa el arribo a la isla en medio de la noche de
principio de siglo como Rosita o La bella Otero
un barco de gran calado, donde una treintena de
(Salessi, 1995).
personas vestidas de blanco que portan antorchas
escoltan a la loca disfrazada. Durante la fiesta eran Figari, en el análisis del carnaval brasilero,
celebradas y fotografiadas, para finalmente desfilar describe cómo la inversión del orden propicia un
de a una por una pasarela donde, según muestran uso muy particular de este por parte de las personas
otras fotos, eran ovacionadas de pie por personas que habitan géneros subalternos, quienes durante
de expresiones de género hegemónicas. estos 4 días están habilitados para ejercer legítima-
mente los géneros que más los representen. Figari
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012

Finalmente, la participante más aplaudida


rescata también el papel del carnaval como espacio
era coronada reina del carnaval. A partir de ese
de afirmación privilegiado por parte de las subcultu-
momento, los tacos eran dejados de lado, se corrían
ras sexuales. “Entre los homosexuales el carnaval
las mesas y empezaba el baile, que se extendía has-
significaba un espacio de exhibición y de encuentro,
ta altas horas de la madrugada y que podía terminar
de afirmación, muchas veces, y de experiencias gru-
eventualmente en un levante.
pales y estéticas en la reapropiación que hacían de
La descripción anterior corresponde a las la festividad.” (Figari, 2009)
fiestas de carnaval, fiestas por las que el delta ad-
Creo que la descripción del espacio carnaval
quirió su mayor notoriedad entre los gays. Sin em-
efectuada por Figari se adecúa perfectamente a las
bargo, también se festejaban con montajes, trans-
fiestas en el Tigre que nos convocan, con la diferen-
formaciones y bailes, fiestas religiosas como navidad
cia de que en el Tigre, este espacio no es invocado
y pascuas; año nuevo; cumpleaños; y hasta fiestas
en ninguna fecha en particular, sino que se hace
patrias, como el 25 de mayo y el 9 de julio. Es pa-
presente con cualquier excusa, en cualquier mo-
radójico, y nos devuelve a la recurrente tensión en-
mento del año, ligado a cualquier tipo de celebra-
tre reproducción y desplazamiento de la norma, la
ción. Podríamos decir que en el Tigre, las locas fi-
apropiación tanto para la celebración como para la
nalmente pudieron realizar la vieja ambición que
3 Julio de Caro y Dante Linyera plasmaron en su tango
“Contribuyó (a la condena) que la práctica de sus actos tiene
sobrada actitud corruptora, desviando de su curso natural el ins- “Todo el año es carnaval”.
tinto y engendrando en el menor una idea equivocada sobre la
sexualidad” La Razón, 14/4/1980, Pág. 10.
4
Código de faltas de la provincia de Buenos Aires, Artículo 69
(Dec-Ley 9321/79 y Dec-Ley 9399/79).

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Santiago Joaquín Insausti

4. Los cuerpos
Todas estas particularidades de la isla, entre
las cuales la flexibilización de los imperativos
morales sobre la sexualidad y el género juegan un
papel importante, promueven la condensación de
nuevas y originales corporalidades alrededor de las
subjetividades locas. Corporalidades que surgen en
el bullir de la exuberancia maravillosa de la selva y
que, tal como está, serán fantásticas pero
encarnadas en cuerpos concreto, increíbles pero
materiales.
En las dos fotos que siguen vemos a Foto V
diferentes chicos en fiestas de carnaval organizadas El uso de la feminidad que se hace en estos
en el bar “La Riviera”, en la isla de Tres Bocas, entre cuerpos dista mucho de los usos efectuados tanto
1983 y 1985. en la década del sesenta como en la década del no-
venta. Si en las fotos de los carnavales de la década
del sesenta encontramos la búsqueda de una repro-
ducción casi mimética de los cuerpos y gestualida-
des de la feminidad tradicional, y en las fotografías
de la década del noventa hallamos a los cuerpos
gays performados en la exacerbación de los clichés
de la masculinidad hegemónica, en estas fotos en-
contramos un uso de las marcas del género que de-
termina una producción de cuerpos radicalmente di-
ferentes a los de hombres y mujeres convencio-
nales.
En primer lugar, hay un uso deliberado de
los vellos corporales. Casi todas las performances
incluyen bigotes tupidos o barbas. También vemos
pronunciados escotes que tienen como objetivo ex-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012
hibir los pelos del pecho. Estos también emergen de
tops y corpiños. Los pelos de las piernas también se
exhiben en las piernas desnudas, a través de medias
de red o de medias de lycra transparentes.
De esta forma, los vellos, símbolo por exce-
lencia de las corporalidades masculinas y rudas, son
liberados u obturados por corpiños, tops, bombachi-
tas y otras prendas ineludiblemente marcadas por la
Foto III
feminidad o el amaneramiento, lo que genera una
sensación de extrañamiento al espectador.
Esta sensación se acrecienta por las muecas
y las gestualidades, que no parecen buscar reprodu-
cir fielmente los modelos de feminidad copiados, si-
no que por el contrario parecen querer dejar en cla-
ro el carácter paródico de la representación. En la
foto IV, por ejemplo, el personaje central se agacha
exageradamente para juntar los labios y performar
un beso sobreactuadísimo. A su par, otro personaje
se toca el sombrero con un gesto femenino, pero
acompañado de una risa que denota que percibe el
Foto IV gesto como extraño e improcedente. Lo mismo ocu-

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Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

rre en la primera foto, con el primer personaje que azul y pantalón blanco, que la mira en primer plano,
estiliza el cuerpo, poniendo las manos en su cintura y aplaude visiblemente, con las manos apartadas de
y exhibiendo el falso busto mientras ríe. A esto se su cuerpo y bastante elevadas a la altura de su nariz.
suma también el maquillaje exagerado y el uso de Los chicos y las mujeres, cuando aplauden lo hacen
prótesis: tetas, culos y caras de plástico y las siem- con las manos pegadas al cuerpo, a la altura del
pre infaltables pelucas de diversa calidad, desde tórax. Todo parece indicar que este hombre tiene
profesionales hasta de cotillón, que son las que más un particular interés en ser identificado como parte
predominan. del público y en que esa distancia entre espectador
y performer se fragüe en un adentro y un afuera
Es interesante rastrear los manejos del
consistente que proteja a su género de cualquier
cuerpo que los chongos hacen en las fotos. En prin-
posibilidad de desestabilización.
cipio, cabe destacar que aparecen muy pocos en las
fotos, seguramente por miedo a ser reconocidos Este aplauso es acompañado generalmente
posteriormente, ya que en los pocos casos donde por la sonrisa o la risa. Si bien todos los participan-
estos muchachos aparecen retratados, lo hacen in- tes de la fiesta ríen, lo hacen de formas diferentes.
tentando huir de la lente o tapándose la cara. En La loca se sonroja, su risa es una risa pudorosa, ríe,
una foto, por ejemplo, uno de estos chicos descubre por decirlo de alguna manera, de vergüenza. La risa
al fotógrafo cuando tomaba su retrato. Su cara de de los chongos y de los demás hombres hetero-
espanto es elocuente. En otra, detrás de una loca, sexuales es diferente, generalmente se ríen de las
se ve a un hombre de unos 40 o 50 años en segundo locas. En ambos casos, la risa también funciona co-
plano, mirando con preocupación a la cámara y tra- mo un uso de los cuerpos que ayuda a los chongos a
tando de escapar, mientras amaga taparse la cara generar una barrera de contención que les permite
con la mano izquierda. Estas situaciones se repiten diferenciarse y proteger su masculinidad de las des-
en varias fotos. estabilizaciones provocadas por el estar en una fies-
ta de homosexuales, o en los casos más extremos,
Analizar contrapuestamente a locas y chon-
por el acostarse con ellos.
gos en las fotos es fundamental para permitirnos di-
seccionar qué gestos y poses producen masculini- Esta hipótesis se refuerza por una observa-
dad y cuáles feminidad. En otros escritos anteriores ción. Hay muchísimas fotos en que locas y mujeres
he descripto cómo locas y chongos son categorías biológicas se confunden. Sin embargo, no hay
antinómicas, pero inseparables, que sólo son posi- ningún caso en el cual se confunda a una loca con
bles en el contacto mutuo, en las fronteras. El chon- un chongo. Hay algo en las gestualidades y las mira-
go sólo existe como negación de la loca, que a modo das que inmediatamente evidencia a las personas
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012

de otro constitutivo le permite delinear su especifi- que usan sus cuerpos para salvaguardar su masculi-
cidad propia (Insausti, 2006). nidad.
En las fotos vemos cómo estas contraposi- Otro lugar del cuerpo en el que se negocian
ciones se producen en las disposiciones de los cuer- las expresiones de género son los brazos. Por ejem-
pos. Los chongos y los hombres heterosexuales pro- plo, una pose que produce feminidad es levantar los
ducen permanentemente con sus gestos la brazos por sobre el nivel de la cabeza. La foto VI es
diferencia, generando una distancia que deje claro interesante para analizar cómo se usan los brazos.
tanto a ellos mismos como al resto de la concurren- En ella, una loca en primer plano estiliza y feminiza
cia que ellos son de una naturaleza radicalmente di- su figura elevando ambos brazos. A uno lo coloca
ferente a las locas. por detrás de la cabeza mientras la tira hacia atrás
en una pose que las grandes divas han producido
El primero de estos gestos es el aplauso. En
una y otra vez en las tapas de las revistas del co-
un porcentaje importante de las fotos, los hombres
razón como expresión de femme fatal. El otro brazo
salen aplaudiendo. Las locas, obviamente, no se
se eleva hacia adelante ofreciendo una flor. Atrás,
aplauden, ellas son las divas, las estrellas, están allí
en segundo plano, dos hombres acompañan la es-
no para aplaudir sino para ser aplaudidas. De esta
cena riendo socarronamente en una performance
forma el aplauso produce una primer distancia en-
similar a las ya descriptas en otros chongos. Sus bra-
tre el performer y el espectador, entre el adentro y
zos están rígidos, pegados al torso.
el afuera de la transgresión sexual. En una foto ve-
mos a una loca que optó por construir su cuerpo
con diversas prótesis de cotillón. A su izquierda, hay
una llamativa distancia, hasta un hombre de camisa

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Santiago Joaquín Insausti

están presentes en casi todas las performances, casi


tanto como las pelucas. Esto se explica ya que estos
prácticamente obligan al cuerpo a adquirir una pos-
tura femenina. Es muy difícil, si no casi imposible,
mantener el equilibrio sobre un par de tacos sin en-
derezarse del modo ya descripto.
Como podemos ver en la foto V los usos fe-
minizantes de las piernas también son importantes.
Estando de pie, las piernas van juntas, y quizás una
levemente flexionada, como en el caso de la chica
de moño rojo. Sentadas, las piernas se cruzan, como
lo hace la muchacha de vestido azul, o como La Chi-
cho, vestida de rojo, quien además exhibe sensual-
mente sus nalgas.
Los hombres, por el contrario, generalmente
tienen las manos en los bolsillos o en la cintura y las
piernas separadas. Se sientan con las piernas abier-
tas y, como ya mencionamos, se dedican básica-
mente a cuatro actividades: reír, aplaudir, beber e
intentar escapar de la cámara.
Foto VI El consumo de alcohol es también un uso
protésico del cuerpo. Generalmente los vasos se
Debe indagarse más el modo genealógico en
sostienen con una mano cerca del torso. En muchas
que la elevación de los brazos por sobre la cabeza
fotos se ve una disposición bastante similar; en el
fue transformándose en un gesto que feminiza y
centro de la escena, una loca, y a una distancia con-
genera una sensación de sumisión sexual. También
siderable, 3 o 4 espectadores chongos, que parecen
es necesario destacar que esta performance feme-
no haberse percatado de la cámara, riendo y ex-
nina híper sexualizada es infinitamente común, tan-
hibiendo sin beber sus chops de cerveza. La bebida
to en revistas populares como en el cine porno y
tiene varias funciones. Por un lado permite el desa-
erótico.
rrollo de una actividad en la fiesta, ya que un hom-
La famosa posición que el argot porteño de- bre solo que no hace nada puede sentirse incómo-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012
nominó de mozo sin bandeja o de muñeca quebra- do, pero un hombre bebiendo justifica de algún
da, implementada por el personaje con sombrero modo su presencia en el lugar. Por otro lado, el uso
de la foto IV, es también considerada sinónimo de y el abuso del alcohol es un antiguo ritual constituti-
homosexualidad y amaneramiento, y se produce vo de masculinidad. Además, el estar ebrio puede
básicamente al elevar la mano quebrando la muñe- servir posteriormente para justificar cualquier ex-
ca hacia atrás, como hacen los mozos para sostener travagancia que se cometa, como por ejemplo tener
la bandeja por sobre el hombro. sexo con locas.
Otro uso feminizante del cuerpo está dado Las locas, en cambio, usan otra prótesis cor-
por una pose que las viejas transformistas llamaban poral asociada al movimiento de los brazos: el ciga-
“culo mochilita”, derivada de la estilización que pro- rrillo, que al contrario de los vasos que pueden de-
voca en el cuerpo el uso de tacones altos. Al usar ta- rramarse, permite elevar los brazos, quebrar la
cones, para mantener el equilibrio es necesario en- muñeca y bailar.
derezarse y sacar el pecho, exhibiendo los senos y la
Es interesante ver cómo las marcas de la
cola. A su vez, esa pose obliga a caminar dando pa-
masculinidad también pueden ser utilizadas por las
sos cortos, con los codos pegados a la cintura y las
locas, si la performance lo requiere. En algunas fo-
manos elevadas a la altura de los hombros. La pose
tos vemos, por ejemplo, performances locas mascu-
de culo mochilita es más evidente en el personaje
linas: un policía y un gladiador. En otra, vemos a una
de la izquierda en la foto IV. Luciendo un vestido
mujer policía que combina la estilización de unas
transparente muy sensual, el personaje saca pecho
piernas perfectas con el gesto desafiante de colocar
y tira sus hombros para atrás al tiempo que también
las manos en la cintura, además de una mirada in-
echa para atrás la cabeza. Los zapatos de taco alto
timidante claramente masculina. En la foto V, a la

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Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

izquierda, el personaje de negro combina el carácter elementos de las identidades tradicionales. Sin em-
altamente paródico de su vestimenta femenina con bargo, entre las clases acomodadas que admiraban
un uso masculino de las piernas. Es quizá en este las culturas gays extranjeras y que podían viajar con
uso combinado de citas de la masculinidad y de la frecuencia a las grandes capitales gays del mundo
feminidad donde se fija el carácter altamente paró- como San Francisco o Paris, la mutación ya estaba
dico de estos géneros locas. dada en los primeros años de la década del ochenta.
Creo que esta heterogeneidad existente en los mo-
Para Butler (1990), las feminidades drags
dos de subjetivación socio-sexual generada por la
pueden tener en algunos casos un papel privilegiado
convivencia de diferentes tipos de identidades, po-
en la desestabilización del género. Al efectuar en sus
tenció el carácter traumático de la transición. Las lo-
cuerpos masculinos diferentes performances de la
cas, que habían vivido toda una vida dentro de los
feminidad, desenmascaran la contingencia de los
viejos guiones de las relaciones loca-chongo, no en-
géneros, demostrando que la suya es una represen-
tendían demasiado la naturaleza del nuevo mundo
tación sin original, y que por lo tanto todas las femi-
gay que surgía, y que parecía excluirlas al hacer de
nidades, no sólo las suyas, son representaciones
la forclusión de las performances femeninas uno de
normativizadas.
sus pilares fundamentales.
Aunque el ubicar a las locas dentro de la
Estas melancolías por el mundo perdido,
tensión reproducción-desplazamiento no está de-
quedan plasmadas de una forma maravillosa en uno
ntro del alcance de esta investigación, es imposible
de los más bellos testimonios recogidos por Rapi-
no imaginar desplazamientos en los modos internos
zardi y Modarelli:
de habitar el género tanto de los chongos como de
otros varones heterosexuales al verse inmersos de- Cuando en los ochenta abrieron la disco Contramano,
ntro de estas extrañas bacanales. Desplazamientos un grupo de locas ya maduras decidimos ir a bailar.
que quizás animen otras performances disruptivas, No lo podíamos creer. Después de tanto tiempo, joder
como la de una pareja heterosexual que en una de de nuevo. Nos preparamos para esa noche como si
fuésemos a uno de los viejos parties. La Chola, una
las fotos se anima a usar, también de forma irónica,
marica de Lomas de Zamora, se vino a casa muy tem-
traje y vestido de novia desplazando alguna de sus prano con una valija como para salir de viaje. Se hizo
prendas por sobre los cuerpos “equivocados”, juego la toca al mediodía, mientras almorzábamos, y se
que probablemente no se daría en otro tipo de fies- acostó a descansar con una mascarilla de crema. El
ta. resto, estuvimos también ensayando algún tratamien-
to cosmético durante la tarde. Cerca de la noche, nos
vestimos como antes, con mucho color, pañuelitos en
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5. Comentarios finales el cuello, sandalias o esos zapatos tan ambiguos que


sólo una detectaba en las peores zapaterías del Once.
Casi toda la bibliografía disponible sobre his- Primer error: llegamos tempranísimo y nos hicieron
toria de las sexualidades queer en Latinoamérica, da esperar haciendo cola. La Chola estaba furiosa porque
cuenta de una mutación en la forma en que se es- una llovizna le arruinaba el peinado y nos arrastró
tructuraban las identidades sexo-genéricas en las hasta un bar sobre Santa Fe. Y ahí ¿saben qué?, em-
décadas del setenta y ochenta. Algunos autores pecé a sentir que las cosas habían cambiado y que
hablan del modelo loca-chongo en contraposición al había ya algo de ridículas en nosotras. Por todos lados
modelo gay-gay (Perlongher, 1999; Rapizardi y Mo- circulaban maricas que eran diferentes, y nos miraban
darelli, 2001), otros hablan de identidades tradicio- con sonrisitas socarronas. La Chola se ligo más de una
burla de algunos de esos bigotudos que caminaban
nales e identidades modernas (Motta, 2001) y otros
como cowboys pero que igual se le notaban que se
de relaciones igualitarias versus relaciones jerarqui- comían la galletita. En fin, lo que me molestaba esa
cas (Fry, 1982; Green, 1999). El caso es que todos noche estaba en el aire, en las locas que nos hacían
los autores hablan de un paso de relaciones entre sentir como dinosaurios o bajaban la vista cuando
personas con roles de género diferentes y opuestos, pasábamos, con vergüenza. Cuando entramos al boli-
a un modelo igualitario entre dos personas de ex- che, nos miraron como a marcianos. Contramano es-
presión de género similar y posiciones de poder taba lleno de camisas leñadoras, bigotes y tipos que
equiparables dentro de la relación. bailaban como machos cabríos que se disputan una
hembra imaginaria. Nosotros igual nos mandamos pa-
Esta transición se dio de forma más o menos ra la pista de baile y mariconeabamos como si no
abrupta según el contexto. Los modos de sociabili- hubiese pasado el tiempo. Obvio: nos volvimos todas
zación sexual en contextos rurales o entre las clases a casa solas. Y la Chola con el pelo tan revuelto, que
populares siguen conservando hoy en día bastantes

[40]
Santiago Joaquín Insausti

de la toca le quedaba apenas el dolor de los piquitos. Frente a esto, las locas buscaron refugio en
(Entrevista a La Ramón, en Rapizardi et al., 2001) el delta, uno de los únicos espacios que podía
Hemos discutido las diversas razones que resistir gracias a su aislamiento, los embates de la
llevaron a las locas a emigrar al Delta del Paraná du- modernización. El laberinto de ríos y arroyos, la
rante la década del setenta y del ochenta. Quiero, a vegetación indómita, los mosquitos y demás plagas,
modo de cierre, arriesgar una hipótesis más. A prin- constituyeron fortificaciones naturales que las
cipio de los ochenta, una vez finalizada la dictadura ayudó a resistir el avance avasallador de las nuevas
militar, las locas siguieron llegando al delta, quizá en culturas gays urbanas. Escapar al Tigre se constituyo
mayor proporción que antes. Hoy en día, muchas de así en un escape a un terreno mítico en el cual los
las locas que siguen viviendo en la Isla de Tres Bocas modos de relacionarse tradicionales se perpetúan.
cuentan que llegaron entre 1983 y 1985.
Más que por causa de la represión, las locas
llegaron al delta en los ochenta huyendo de un
mundo que se derrumbaba, siendo reemplazado
velozmente por uno nuevo que no les reservaba
ningún lugar de pertenencia.

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 29-42, Diciembre 2011-marzo 2012

[41]
Selva, plumas y desconche: Un análisis de las…

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INSAUSTI, Santiago Joaquín (2011) “Selva, plumas y desconche: Un análisis de las performances masculi-
nas de la feminidad entre las locas del Tigre durante la década del ochenta.” en: Revista Latinoamericana
de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES. Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012.
Córdoba. ISSN: 1852.8759. pp. 29-42. Disponible en:
http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/65/103

Plazos.
Recibido: 23/07/2010. Aceptado: 28/10/2010.

[42]
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 43-51.

Una aproximación a la lógica subjetiva de la Modernidad líquida:


el caso de las minorías sexuales

An approach to the subjective logic of the liquid Modernity:


the case of the sexual minorities

Carlos Argañaraz*
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
carlos333az@hotmail.com

Resumen
Este artículo es un estudio de la subjetividad, particularmente, la de las minorías sexuales, en
la Modernidad líquida. La noción de cuerpo resulta significativa, entendido como sustrato de
la subjetividad. Asimismo, se utilizan conceptos provenientes de la Teoría Queer y de los Es-
tudios Poscoloniales para analizar la dinámica sociológica del tema en cuestión.
Los fenómenos socio-emocionales vinculados a las minorías sexuales, tal el caso de la homo-
fobia, la lesbofobia y la transfobia, serán abordados como pensamientos encarnados.
El propósito de este artículo es pensar las diferencias subjetivas en las minorías sexuales, en-
tre la Modernidad sólida, cuyo dispositivo metáfora es el campo de concentración y, la Mo-
dernidad líquida, cuyo dispositivo metáfora es el programa mediático Gran Hermano.
Palabras clave: Subjetividad, cuerpo, minorías sexuales, Modernidad, violencia

Abstract
This article is a study on the subjectivity of the sexual minorities in the epoch of the liquid
Modernity. The term body is an important concept as ground of the subjectivity. For the
study on the sociological logic of this topic we will use also concepts of the Queer Theory and
of the Postcolonial Studies.
The social-emotional phenomenon in relationship with the sexual minorities like homopho-
bia, lesbophobia and transphobia will be thought as embodied thoughts.
The aim of this article is to think the subjective differences in the field of the sexual minori-
ties between the solid Modernity, whose extreme paradigm is the concentration camp, and
the liquid Modernity, whose extreme paradigm is the television programme Big Brother.
Keywords: Subjectivity, body, sexual minorities, Modernity, violence

*
Lic. en Sociología, UBA. Profesor para la Enseñanza Secundaria Normal y Especial en Sociología, UBA. Magíster en Investigación en
Ciencias Sociales, UBA Actualmente, doctorando en Ciencias Sociales, UBA. Forma para del Equipo de Antropología de la
Subjetividad, con sede en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

[43]
Una aproximación a la lógica subjetiva de la modernidad...

Una aproximación a la lógica subjetiva de la Modernidad líquida:


el caso de las minorías sexuales

Introducción
Este texto, que versa sobre la subjetividad cuerpo-mente, propio de la cultura y de la episteme1
contemporánea, en particular, la de las identidades occidental moderna.
de las minorías sexuales, se sitúa en el actual con-
El giro subjetivo en cuestión ha tenido con-
texto de Modernidad líquida. Esta ubicación tempo-
secuencias en el ámbito de la sexualidad, específi-
ral se remonta al último tramo de la segunda mitad
camente, en el de la diversidad sexual, entendiendo
del siglo XX, es decir, cuando comienza a producirse
por la misma a aquellos colectivos sexualmente di-
el pasaje del momento sólido de la Modernidad al
sidentes respecto de la heteronormatividad, con
momento líquido de la misma, el que ha implicado
“discursos de ‘positivación’ en relación a la homo-
un cambio sustantivo en la morfología y en el esta-
sexualidad” (Figari, 2009: 150) y, que han flexibiliza-
tuto del entramado institucional occidental.
do este término identitario proveniente de la medi-
La subjetividad producida por el cambio se- cina decimonónica, para construir otros que den
ñalado se caracteriza por la relevancia adquirida cuenta de la pluralidad de las minorías sexuales, tal
tanto del deseo como del consumo; en la Moderni- el caso de la sigla GLTBI, que significa, Gay, Lésbica,
dad líquida, la subjetividad se torna más flexible, Trans, Bisexual e Intersexual, respectivamente.
más fluida, cuya metáfora está representada por la
En este escrito el término diversidad sexual
figura del homo consumens, es decir, el contem-
es tomado como sinónimo de minorías sexuales. En
poráneo habitante de la sociedad de consumo, dado
cuanto al término minorías, su definición conlleva
que a diferencia del momento sólido de la Moderni-
un sesgo situacional y semántico, en vez de cuanti-
dad, “la racionalidad de la sociedad de consumo, no
tativo, dado que “minoría y mayoría no son, des-
apunta a tomar como base –en firme oposición con
pués de todo, entidades naturales, son construccio-
la sociedad de producción del estadio ‘sólido’ de la
nes. Los significados comunes de las palabras
modernidad- la universalización del pensamiento y
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 43-51, Diciembre 2011-marzo 2012

‘mayoría’ y ‘minoría’ son estadísticos. Pero los cam-


la acción de carácter racional, sino el dominio des-
pos semánticos de las palabras contienen otra idea:
atado de las pasiones irracionales (del mismo modo
la de ser una figura ‘menor’ o ‘mayor’ en un contex-
que su rutina consiste en la satisfacción del deseo
to determinado” (Chakrabarty, 1999: 92). Minoría
de diversión, su uniformidad en el reconocimiento
es definible, además y por lo tanto, como subalter-
de la diversidad y su conformidad en la liberación de
nidad.
sus agentes). La racionalidad de la sociedad de con-
sumo se construye sobre la irracionalidad de sus ac- En tanto subjetividades no heteronormati-
tores individuales (Bauman, 2004: 231). vas, las minorías sexuales se hallan situadas en el lu-
gar de la subalternidad, en la que la noción de vio-
La subjetividad de los tiempos modernos
lencia epistémica resulta clave, dado que se define
líquidos, pues, es otra. Por ende, los cuerpos, tam-
como el paso colonialista constitutivo del “sujeto
bién. Desde la perspectiva de este artículo, el cuer-
colonial como Otro. Ese proyecto representa tam-
po es el sustrato de la subjetividad, puesto que “lo
bién la anulación asimétrica de la huella de ese Otro
social está encarnado y que el cuerpo es social”. Es-
en su más precaria Subjetividad” (Spivak, 1998:
ta premisa se deduce de un posicionamiento epis-
189). Desde nuestra perspectiva, resulta episte-
temológico no dualista acerca del cuerpo, conside-
mológica y ontológicamente adecuado trasladar la
rando que las dualidades sociedad-individuo y
mente-cuerpo son abstracciones tal como la de 1
Foucault entiende por episteme al campo epistemológico en el
“significado y materia” (Crossley, 1995: 44-59), cuya
que “los conocimientos, considerados fuera de cualquier
genealogía se remonta al binarismo cartesiano criterio que se refiera a su valor racional o a sus formas
objetivas, hunden su positividad y manifiestan así una historia
que no es la de su perfección creciente, sino la de sus
condiciones de posibilidad” (2008: 15).

[44]
Carlos Argañaraz

categoría sujeto colonial y los consiguientes axiomas nidad contemporánea. En términos de Zygmunt
provenientes de los Estudios Subalternos, también Bauman,
denominados, Estudios Poscoloniales, a la temática si los campos de concentración oficiaban como labo-
específica de la subjetividad de las minorías sexua- ratorios en los cuales se ponían a prueba los límites
les. El movimiento teórico explicitado, se fundamen- de la endémica tendencia totalitaria de la sociedad
ta en que el heterosexismo funciona como un régi- moderna, que ‘en circunstancias normales’ aparece
men colonialista al constituir a un Otro (las distintas controlada y atenuada, los programas como Gran
categorías identitarias de la diversidad sexual) como Hermano juegan el mismo papel en la ‘nueva moder-
subalterno, subordinado, oprimido, en fin, objetiva- nidad’, nuestra modernidad. Sin embargo, en contras-
do. te con lo que ocurría en esos experimentos, aquí las
tendencias son sometidas públicamente a examen,
Es, justamente, a través de este tipo de vio- bajo los reflectores, frente a millones de espectado-
lencia que el polo opresor construye su narrativa res. Después de todo, lo que ahora se pone a prueba
sobre el polo subalterno. El polo posicionado como son los límites de la espontaneidad desregulada, pri-
norma, en tanto tal, requiere de un otro diferente a vatizada e individualizada; la tendencia inherente a un
quien someter, a quien subordinar, sobre quien mundo completamente privatizado (Bauman, 2005:
hablar, estudiar, controlar. En el caso de las identi- 89).
dades de la diversidad sexual, el polo colonizador se El paradigma de Gran Hermano está repre-
halla constituido por el heterosexismo, es decir, por sentando, en las sociedades contemporáneas, un
ese régimen biopolítico que postula a la hetero- modelo paroxístico de configuración de subjetivi-
sexualidad como norma. dad. Así como Auschwitz constituye la metáfora pa-
Si bien el sujeto subalterno se define por no roxística de la lógica de la primera modernidad: la
poder hablar, ahora bien, en tiempos contemporá- industrial, la burocrática, la sólida, la de los grandes
neos que, además, son poscoloniales, en los que el relatos, la previa al giro lingüístico; Gran Hermano
relato estatista-institucional propio de la Moderni- se constituye en metáfora paroxística de las nuevas
dad sólida se halla en declive, se produce la hetero- formas de subjetividad. Pese a las diferencias de
glosia y la polifonía. El declive del Estado-Ley conlle- forma, el resultado en cuanto al estatuto de la sub-
va el declive de un código lingüístico homogéneo, jetividad es el mismo: la nuda vida. En términos de
así como la aparición de sujetos hasta entonces Agamben, “la nuda vida, a la que el hombre ha sido
oprimidos y dominados, en fin, subalternizados. En- reducido, no exige nada ni se adecua a nada: es ella
tre ellos, se encuentran los colectivos de las minor- misma la única norma, es absolutamente inmanen-
ías sexuales. Su aparición en la escena pública incen- te. Y ‘el sentimiento último de pertenencia a la es-
pecie’ no puede ser en ningún caso una dignidad”

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tiva a que sean pensados, en tanto sujetos
subalternos de la contemporaneidad, como “voces (2009: 71).
bajas” (Guha, 2002: 31). La Modernidad líquida, en- Cuando los prisioneros de los nazis eran in-
tendida como configuración epocal postestatal y gresados a los campos de concentración, se los des-
postinstitucional, supone una mayor flexibilidad en pojaba de todos sus atributos previos. Ingresar al
los dispositivos de poder y en las tecnologías subje- campo era sinónimo de desnudez existencial, de
tivas, por ende, en la producción de condiciones mera supervivencia. El paroxismo institucional de
opresión respecto de los sujetos subalternos. los campos de concentración halla su émulo actual
en el paroxismo mediático de Gran Hermano, donde
cada intersticio de la existencia humana queda ab-
Otra Modernidad, otras subjetividades solutamente visibilizado. Esta vez, la desnudez exis-
Hay dispositivos que han funcionado y fun- tencial se produce como efecto de la omnipotente
cionan no solamente en tanto tales, sino que cámara sobre un escenario, ya no demarcado por
además, lo hacen en tanto metáfora de época. O, al los alambrados, sino por los reflectores.
menos, condensan de manera paroxística lo que Tanto en el dispositivo institucional (el cam-
puede definirse como el funcionamiento de una po de concentración) como en el postinstitucional
época. En este sentido, no resulta exagerado afir- (el programa Gran Hermano), despojar al sujeto de
mar que los campos de concentración del régimen sus atributos, no implica solamente ingresarlo al
nacionalsocialista oficiaban como paradigma de la mundo de la nuda vida, sino cosificarlo. El cuerpo
Modernidad sólida, en cambio, el programa Gran del prisionero concentracionario pasa a constituirse
Hermano, lo hace en tanto paradigma de la moder- en un objeto o máquina cuyo fin es producir hasta la

[45]
Una aproximación a la lógica subjetiva de la modernidad...

muerte. En el dispositivo contemporáneo, en cam- Cuerpos y violencia tras el giro lingüístico


bio, el cuerpo del focalizado por la cámara y reflec-
Nuestra contemporaneidad reúne dos ca-
tores pasa a constituirse en objeto de opinión, de
racterísticas básicas: la crítica de los grandes relatos
evaluación y, de una posible y repentina invisibiliza-
y el giro lingüístico. En relación a este último, su
ción. El cuerpo es constituido, pues, en ese acto co-
“énfasis en el poder de la lengua en la vida cotidia-
mo un objeto pasible de ser descartado tras una
na, en la ‘construcción discursiva’ de la realidad, que
evaluación de calidad (su desempeño en la casa de
rechaza e, incluso, invierte el determinismo social”
Gran Hermano).
(Burke, 2001: 26-31) constituye un rasgo clave de
Las identidades de las minorías sexuales en época para entender los procesos de configuración
tiempos modernos líquidos son producidas y se de subjetividad en la actualidad.
hallan atravesadas por el dispositivo mediático de
Desde la perspectiva aquí planteada, y a
poder, cuya metáfora paroxística, habíamos referi-
propósito de la configuración de subjetividades y de
do, se halla en el programa Gran Hermano. La con-
identidades en la Modernidad líquida, el acto de
formación de un cuerpo–objeto–fetiche instala en la
nombrar es ubicado como el inicio del fenómeno
problemática identitaria subalterna de los colectivos
identitario. Nombrar equivale a inscribir los cuerpos
sexualmente minorizados, la cuestión de la visibili-
en una determinada lógica cultural, social y econó-
dad, tornando aún más pertinente la afirmación de
mica. El acto de nombrar resulta, por ende, no en un
Butler, de que la identidad es un “error necesario”.
mero acto de designación, sino en una articulación
La autora prosigue ampliando al respecto:
nombre – cosa en la que el uso y los juegos del len-
Uno podría sentirse tentado a decir que las categorías guaje constituyen un momento fundamental de la
de identidad son insuficientes porque toda posición misma.
de sujeto es el sitio de relaciones convergentes de
poder que no son unívocas. Pero tal formulación sub- El término lenguaje remite no solamente a
estima el desafío radical que implican esas relaciones una estructuración lógica entre la palabra (nombre)
convergentes para el sujeto. Pues no hay ningún suje- y la cosa (estados de cosas, hechos), y las palabras
to idéntico a sí mismo que cobije en su interior o so- entre sí, sino a las interpretaciones, usos y juegos
porte esas relaciones, no hay ningún sitio en el cual del lenguaje que hacen los sujetos con el fin de lo-
converjan tales relaciones. Esta convergencia e inter- grar cierta eficacia simbólica. Por lo tanto, podemos
articulación es el destino contemporáneo del sujeto. aseverar que no se trata tan solo de nombres y de la
En otras palabras, el sujeto como entidad idéntica a sí
univocidad o no entre los mismos y aquello preten-
misma ya no existe (Butler, 2005: 323).
didamente nombrado, sino del éxito o no de los
La contemporaneidad se define, habíamos mismos, de la eficacia simbólica o no de los mismos,
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afirmado ya, como Modernidad líquida, cuyos dis- de la facultad para generar legitimidad o no de los
positivos de poder y tecnologías constructoras de mismos. ¿Cómo alcanzar, pues, ese éxito? El éxito
subjetividad operan de manera más flexible y fluida de la eficacia simbólica de la nominación se logrará
que en tiempos modernos sólidos. El colonialismo, “en la medida en que tenga por sustento y encubra
en nuestro caso el del régimen heterosexista, en las convenciones constitutivas que la movilizan. En
tanto dispositivo de poder que constituye a un Otro este sentido, ningún término ni declaración puede
subalterno, también se modifica. funcionar performativamente sin la historicidad
Tanto el colonialismo institucional como el acumulada y disimulada de su fuerza” (Butler, 2005:
colonialismo postinstitucional de índole mediática 319).
ubican al cuerpo en el sitio de la cosificación, es de- De esta manera, pues, el acoplamiento
cir, producen cuerpos-objetos. Pero en el caso es- semántico entre la palabra y la cosa se constituye
pecífico del colonialismo postinstitucional y reto- no solo como acto lingüístico, sino principalmente,
mando la conceptualización de Butler, torna más como hecho social y cultural dado que resulta en
contradictoria, menos lineal la cuestión identitaria. producto de todo un proceso, entendido como una
Al instalar al sujeto en el sitio de la visibilidad, insta- suerte de “adiestramiento”, o bien, de,
la dos peligros epistemológicos para el sujeto subal-
…enseñanza ostensiva de palabras. (...) Puede decirse
terno: a) el peligro epistemológico de la fetichiza- que esta enseñanza ostensiva de palabras establece
ción de los sujetos construidos como otros una conexión asociativa entre la palabra y la cosa. (...)
culturales y, b) el peligro epistemológico de la tra- La enseñanza ostensiva ayudó indudablemente a pro-
ducción del universo simbólico de esos otros. ducir esto, pero sólo junto con una determinada ins-
trucción. Con una diferente instrucción la misma en-

[46]
Carlos Argañaraz

señanza ostensiva habría producido una comprensión estén sometidos a determinismos, contribuyen a pro-
enteramente diferente. (...) En la práctica del uso del ducir la eficacia de aquello que los determina, en la
lenguaje una parte grita las palabras, la otra actúa de medida en que ellos estructuran lo que los determina.
acuerdo con ellas; en la instrucción en el lenguaje se El efecto de dominación casi siempre surge durante
encontrará este proceso. (Wittgenstein, 1999: 21-23) los ajustes entre los determinantes y las categorías de
percepción que los constituyen como tales (1995:
Pensar la subjetividad y la identidad en rela- 120).
ción al acto de nombrar se inscribe dentro de los
movimientos teóricos y conceptuales propios de la Esta definición de violencia simbólica alude
modernidad tardía, puesto que es el momento a las categorías de percepción encarnadas en la sub-
histórico cultural en el que se produce el descen- jetividad, en nuestro caso, de los y las subalter-
tramiento del pensamiento moderno. Como parte nos/as de la diversidad sexual. Son categorías, jus-
de este descentramiento, con el que entra en decli- tamente, encarnadas dado que el cuerpo es el
ve la subjetividad racionalista cartesiana, se produce sustrato -habíamos afirmado- de la subjetividad. La
pues, la emergencia de lo corporal y de lo emotivo homo-lesbo-transfobia, externa e internalizada,
entendidos en tanto componentes del sujeto con- opera como categoría de percepción y de evalua-
temporáneo. Los estudios sobre el mismo reflexio- ción, su soporte existencial es tanto el cuerpo-sujeto
narán y teorizarán al respecto, haciendo del cuerpo de la misma (homo-lesbo-transfobia internalizada)
y de las emociones un nuevo campo de saber. En el así como el cuerpo-objeto (homo-lesbo-transfobia
campo de estudio de las minorías sexuales, la sensi- externa).
bilidad teórica acerca de estos componentes del su- En tanto sentimientos encarnados, en dupla
jeto contemporáneo están implícitos. El abordaje de y no en escisión con estas categorías de percepción,
la problemática vinculada a la homo-lesbo- el concepto de embodiment resulta idóneo para
transfobia, presente en la mayoría de los estudios ampliar la comprensión sobre las operaciones subje-
sobre la cuestión, está dando cuenta de la relevan- tivas e intersubjetivas de la homo-lesbo-transfobia.
cia tanto epistemológica, pero fundamentalmente Pero ¿qué significa embodiment? Según Csordas, “el
ontológica, de lo sexoafectivo en el campo de estu- paradigma del embodiment tiene como característi-
dio en cuestión. ca principal el colapso de las dualidades entre men-
Anteriormente, habíamos hecho referencia te y cuerpo, sujeto y objeto” (1990: 7); por lo tanto,
al corrimiento respecto del dualismo de cuño carte- si nos posicionamos en este paradigma, la homo-
siano cuerpo – mente, corrimiento epistemológico lesbo-transfobia más que ser pensada como un sen-
pero que, asimismo, supone otra ontología. Desde timiento de rechazo hacia gays, lesbianas y trans
esta otra ontología no cartesiana, “las ideas están (géneros, sexuales y travestis) debería pensarse, en

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infundidas por valores, afectos y direcciones; así cambio, como una relación en la que –dependiendo
como los sentimientos son utilizados para entender de la localización reversible y móvil del sujeto– sea
y comunicar sobre hechos sociales” (Lutz y White, una aversión encarnada direccionada tanto hacia
1986: 430). fuera como hacia dentro del sujeto cognoscente.
Las minorías sexuales son objeto de homo-
fobia, lesbofobia y transfobia, dependiendo del caso Del lenguaje a la violencia simbólica. El rol de lo
y de la situación. La noción de fobia denota cierta institucional
emoción o sensibilidad de rechazo hacia algún obje-
to. El prefijo que se acopla al término fobia, está El término lenguaje remite a usos y juegos
significando al objeto de aversión. En el estudio de del lenguaje, afirmación que implica avizorar en
los fenómenos de las identidades GLTBI, la emocio- ellos la cuestión del poder, puesto que “cualquier
nalidad en tanto alusión a la homo-lesbo-transfobia, intercambio lingüístico conlleva la virtualidad de un
tanto externa como internalizada, constituye el pun- acto de poder, tanto más cuanto involucra agentes
to de partida para su abordaje. Aquí, comienza a que ocupan posiciones asimétricas en la distribución
instalarse, pues, la temática de la violencia simbóli- del capital pertinente” (Bourdieu, 1995: 104).
ca. Ahora bien, ¿cómo se define este tipo de violen- Las minorías sexuales, en tanto subjetivida-
cia? Según Bourdieu, des subalternas, se hallan inmersas en intercambios
…la violencia simbólica es (…) aquella forma de vio- lingüísticos de esa índole, dado que hay un capital
lencia que se ejerce sobre un agente social con la simbólico respecto de cuya apropiación los agentes
anuencia de éste. (...) En términos más estrictos, los o subjetividades (sexualmente minorizadas) se
agentes sociales son agentes conscientes que, aunque hallan en posiciones asimétricas en cuanto a la dis-

[47]
Una aproximación a la lógica subjetiva de la modernidad...

tribución del mismo. En esta asimetría radica la po- hacen de los nombres instituciones, las que conden-
laridad hegemonía-subalternidad; respecto de la san narrativas hegemónicas sobre los grupos subal-
misma cabe acotar que desde la perspectiva de este ternos; siendo, por ende, los nombres no solo actos
artículo se considera a las polaridades no como po- sociales de nombrar, sino producciones mismas de
siciones fijas cuasiesencializadas, sino como posi- lo social, en el caso que nos atañe, de subjetividades
cionamientos móviles, en ocasiones, inclusive, re- que, por cierto y por tal motivo, no son precisamen-
versibles. te simples en cuanto a su comprensión y definición.
Ahora bien, ¿dónde se revelan estas asi- Las subjetividades subalternas, entre las que
metrías, que suponen la operación de violencia se encuentran las de la diversidad sexual, son el re-
simbólica productora de subalternidades? Desde la sultado de las asimetrías sociolingüísticas, siendo los
teoría de Bourdieu que hemos tomado para pensar procesos de violencia simbólica inherentes a las
la temática de la violencia simbólica, “las desigual- mismas y, hallándose, además y por lo tanto, encar-
dades en la competencia lingüística se revelan cons- nados en las mismas. No obstante ello, es en esa
tantemente en el mercado de las interacciones coti- condición de subalternidad que los colectivos afec-
dianas, es decir, en la charla entre dos personas, en tados producen sus propias narrativas. Hacerlas
una reunión pública, un seminario, una entrevista aflorar implica realizar un movimiento principal-
de trabajo o en el radio y la televisión” (1995: 105). mente epistemológico, dado que escribir e inscribir
otra narrativa supone, para el caso singular de las
El autor en cuestión, a diferencia de los filó-
minorías sexuales, revisar la (propia) homo-lesbo-
sofos del lenguaje, otorga preeminencia teórica más
transfobia en pos de la constitución de categorías de
que al lenguaje en si, a la institución: “Sin embargo,
percepción y evaluación no fóbicas. Esta operación,
tratar de entender lingüísticamente el poder de las
retomando el concepto de embodiment, implica
expresiones lingüísticas, intentar encontrar en el
descarnar las categorías de percepción y evaluación
lenguaje el principio de su eficacia, significa olvidar
de sesgo homo-lesbo-transfóbico.
que la autoridad le es dada al lenguaje desde fuera
(...). La eficacia del lenguaje no radica (…) en el dis-
curso mismo, como lo sugiere Austin, porque ésta
Un nuevo régimen de visibilidad
no es más que el poder delegado de la institución”
(Bourdieu, 1995: 106). En relación a las disposiciones homo-lesbo-
transfóbicas, en ellas también se opera un pasaje de
En esta discusión entre el conocimiento so-
la Modernidad sólida a la Modernidad líquida, de la
ciológico y la filosofía del lenguaje no sólo importa
lógica concentracionaria de Auschwitz a la lógica
dónde se hace el hincapié, esto es, si en el lenguaje
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 43-51, Diciembre 2011-marzo 2012

mediática de Gran Hermano. En tiempos modernos


o en la institución, sino que además, en ella, está
sólidos de preponderancia institucional, las disposi-
implícito un concepto relevante en este razona-
ciones homo-lesbo-transfóbicas tenían como efecto
miento, que es el de violencia simbólica. En esta
en los sujetos el encierro. Encierro que implicaba,
disputa acerca de si primero el lenguaje o primero la
por cierto, la homogeneización de los sujetos mar-
institución, y si nos remitimos a la definición de ins-
cados por el estigma de no corresponderse con la
titución dada por Durkheim2, en el lenguaje también
heteronormatividad.
hallamos a la institución, específicamente, en la di-
mensión formalizada, codificada y estructurada del La marcación con el triángulo rosa que sufr-
mismo. En las instituciones, y entre ellas, la del len- ían los prisioneros de los campos de concentración,
guaje, opera la violencia simbólica, con el efecto de cuya sexualidad no se correspondía con la de la
lograr la conformidad del agente en relación a lo norma, resulta elocuente respecto al funcionamien-
cristalizado, es decir, a lo instituido. to de las disposiciones homo-lesbo-transfóbicas del
momento sólido de la Modernidad. Esta marcación
En este punto, el concepto de violencia
tenía un claro sentido institucional, asimilable a la
simbólica opera, pues, como nexo conceptual en la
definición de rito, en tanto que “consagra la dife-
comprensión de aquellos procesos sociales que
rencia, la institucionaliza” (Bourdieu, 2002: 108). El
momento de ingreso al campo de concentración y
2
Según Durkheim, “se puede llamar institución, sin desnaturali- de marcación con el triángulo rosa equivalía, pues, a
zar el sentido de esta palabra, a todas las creencias y a todos los “la institución de una identidad (…), es la imposición
modos de conducta instituidos por la colectividad; entonces se
de un nombre, es decir, de una esencia social”
puede definir la sociología diciendo que es la ciencia de las insti-
tuciones, de su génesis y de su funcionamiento (1982: 21). (2002: 111). Bajo la égida identitaria de esa esencia
social impuesta por el dispositivo de poder del cam-

[48]
Carlos Argañaraz

po de concentración, los prisioneros perdían todos médico-neurológico, inicia su declive al mismo


sus atributos previos al ingreso, tales como los de la tiempo que da paso a la de diversidad sexual, deno-
clase social y la etnia. Todos los prisioneros marca- tada por la contemporánea sigla GLTBI.
dos con el triángulo rosa, a través del referido acto
El paradigma de Gran Hermano, es decir, el
ritual, eran homologados en el estigma de no tener
de la cámara que permanentemente visibiliza, pue-
una identidad sexoafectiva que se correspondiera
de pensarse tanto como una tecnología de control
con la pautada por el régimen heterosexista (del na-
social, así como un soporte objetivo que habilita la
cionalsocialismo).
visibilidad de la heterogeneidad inherente a los co-
La caída del régimen nacionalsocialista tuvo, lectivos sociales, puntualmente, de las minorías
entre sus primeros efectos, la apertura de los cam- sexuales. Ahora, más que nunca, resulta idónea la
pos de concentración. Este hecho resulta en metá- utilización del plural en la denominación de las
fora de un cambio significativo en la dinámica de la mismas. La revisión identitaria que lleva a cabo la
Modernidad; en términos cronológicos, práctica- Teoría Queer, induce a análisis de la subjetividad en
mente se pasa, pues, de la primera a la segunda mi- los que se focaliza no solo en la sexualidad o en el
tad del siglo XX. Con este pasaje, algo comienza a género, sino también en la clase social y en la etnia.
cambiar en la subjetividad contemporánea. Las sub- Los raros y las raras, es decir, los y las queers, no
jetividades, hasta ese entonces, reprimidas por el son solamente gays, lesbianas o trans (géneros,
Estado-Ley inician un proceso de emancipación. sexuales, travestis) sino que además son afros, su-
Irrumpen los movimientos feministas, los movi- damericanos, asiáticos, marginalizados, refugiados,
mientos de las minorías étnicas, y también, los mo- indígenas, mestizos, inmigrantes tercermundistas,
vimientos por la diversidad sexual. Algo ha cambia- etc., etc., en fin, son subjetividades periféricas des-
do en la cultura occidental. de lo sexual pero con un plus de configuración iden-
titaria que no las ubica en los estamentos de los va-
La visibilidad a la que acceden los movi-
rones blancos heterosexuales de nivel socio-
mientos mencionados posibilita que sean vistos de
económico medio alto y alto.
otra manera. Ya no solamente por el panóptico
homogeneizador y represor, sino por el juego de vi- Así como el nuevo régimen de visibilidad de
sibilidad que instalan las cámaras. Los cuerpos de la Modernidad líquida hace estallar a la monolítica
los y las diferentes captados ahora en la escena especie homosexual construida en la última mitad
pública ya no son todos los mismos. Los y las dife- del siglo XIX, la Teoría Queer hace estallar cualquier
rentes resultan ser, pues, también diferentes entre epistemología homogeneizante sobre las minorías
sí. El universo de las minorías sexuales comienza a sexuales. La heterogeneidad de éstas se torna visi-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 43-51, Diciembre 2011-marzo 2012
ser mirado, entonces, como un universo diverso. La ble tanto en la escena pública captada desde las
decimonónica y homogeneizante categoría de cámaras, así como en el campo del conocimiento y
homosexualidad3, construida desde el discurso del pensamiento sobre la diversidad sexual. Este
último término resulta pues más significativo aún.

3
Foucault, quien realizó una genealogía del término homo-
sexual, ha relatado su origen en el siguiente párrafo: “El homo- De la política de visibilidad a la ética y a la estética
sexual del siglo XIX ha llegado a ser un personaje: un pasado,
una historia y una infancia, un carácter, una forma de vida; asi- El régimen de visibilidad correspondiente al
mismo una morfología, con una anatomía indiscreta y quizás momento líquido de la Modernidad ha implicado un
misteriosa fisiología. Nada de lo que él es in toto escapa a su cambio significativo en el sustrato de la experiencia
sexualidad. Está presente en todo su ser: subyacente en todas
sus conductas puesto que constituye su principio insidioso e in- subjetiva. Esto es, el cuerpo. Es más, este régimen
definidamente activo; inscrita sin pudor en su rostro y su cuer- de visibilidad tiene como efecto la cesación de la
po porque consiste en un secreto que siempre se traiciona. Le dualidad cartesiana alma-cuerpo, siendo que “el
es consustancial, menos como un pecado en materia de cos- cuerpo hoy se impone como un lugar predilecto del
tumbres que como una naturaleza singular. No hay que olvidar
discurso social” (Le Breton, 2002: 90). Sin embargo,
que la categoría psicológica, psiquiátrica, médica, de la homo-
sexualidad se constituyó el día en que se la caracterizó -el famo- no todos los cuerpos serán visibilizados de la misma
so artículo de Westphal sobre las “sensaciones sexuales contra- manera. Algunos permanecerán en la sombra de lo
rias” (1870) puede valer como fecha de nacimiento- no tanto abyecto, después de todo, “la ocultación del cuerpo
por un tipo de relaciones sexuales como por cierta cualidad de sigue presente y encuentra su mejor analizador en
la sensibilidad sexual, determinada manera de invertir en sí
mismo lo masculino y lo femenino. La homosexualidad apareció
como una de las figuras de la sexualidad cuando fue rebajada de hermafroditismo del alma. El sodomita era un relapso, el
de la práctica de la sodomía a una suerte de androginia interior, homosexual es ahora una especie” (1990: 56).

[49]
Una aproximación a la lógica subjetiva de la modernidad...

la suerte que corren los ancianos, los moribundos, Ahora bien, los dilemas no dejan de ser
los discapacitados” (2002: 92). construcciones de pensamiento dualista, en tanto
que plantean una estructura de oposición: o una co-
Si realizamos una revisión de la subjetividad
sa o la otra. El desafío radica en pensar esquemas
desde la Teoría Queer, estos otros cuerpos de los
relacionales no ya por oposición binaria, sino por y
ubicados en el lugar de la otredad (las minorías
desde la diferencia. El desafío, pues, radica en reali-
sexuales) deberán, asimismo, ser pensados, estu-
zar el movimiento de pensamiento que vaya del
diados, hablados, conocidos, en fin, visibilizados.
dualismo a la pluralidad. Posicionarse en esta lógica
Con ellos, continúa ampliándose el espectro de la
plural implica realizar un pasaje desde la política,
diversidad sexual.
entendida aquí como un hacer en la esfera pública
El corrimiento epistemológico-ontológico cuya normatividad y hegemonía es heterosexual, a
respecto de la dualidad cartesiana puede habilitar una ética y estética, esto es, a un trabajo sobre si
estrategias emancipatorias, pero se debe reconocer que afirme la diferencia. Este argumento se basa en
que el modelo consumista característico de la Mo- que hacer política en una esfera constituida desde y
dernidad líquida también ha tenido como conse- por la heteronormatividad posee una lógica subya-
cuencia haber contribuido a la caída de aquella dua- cente dualista: desde la heteronormatividad se mi-
lidad. La Modernidad líquida implica una economía ra, por lo tanto, ante la heteronormatividad debe
política distinta en relación a lo subjetivo. En la mostrarse la disidencia sexual e instalar, de esta
misma, “la retórica del cuerpo, dirigida por una mo- manera, la disputa por el reconocimiento.
ral del consumo, sustituyó a la retórica del alma. Un
El trabajo sobre sí, que la ética y la estética
imperativo de goce le impone al actor, a pesar suyo,
traen aparejado, en cambio, más que instalar una
prácticas de consumo para sobrestimar el hedonis-
disputa por el reconocimiento, encarna en los cuer-
mo según un juego de signos. El cuerpo es conside-
pos sexualmente disidentes el signo de la diferencia.
rado como un ‘significante de estatus social’. Este
Partiendo de una concepción no dualista del sujeto,
proceso de valoración de uno a través de la puesta
este trabajo ético y estético sobre el mismo, impli-
en escena de los signos más eficientes del ambiente
cará la puesta en circulación de un signo tanto cor-
de un momento pertenece a una forma sutil de con-
poral como lingüístico - puesto que el sujeto ya no
trol social” (Le Breton, 2002: 89).
está escindido en materialidad y lenguaje, tal como
Hasta aquí, los condicionamientos –no ne- sucedía en el sujeto cartesiano- en la economía polí-
cesariamente determinantes– de la subjetividad tica de los cuerpos en la cotidianeidad.
contemporánea. Dado este encuadre de situación
Tal vez, haya llegado el momento de revisar
para los sujetos, nos planteamos a modo de interro-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 43-51, Diciembre 2011-marzo 2012

el estatuto que les damos a los cuerpos, léase, a las


gante cómo contrarrestan, resisten o, en todo caso,
subjetividades –particularmente de las minorías
resignifican los sujetos habitantes de la contempo-
sexuales– en el régimen de visibilidad de la Moder-
raneidad, particularmente, los de condición
nidad líquida. Régimen que no comienza ni se agota
(sexualmente) subalterna.
en el paradigma de Gran Hermano. El desafío, tanto
Revisemos, en principio, la política de visibi- ético como estético, consiste en pensar, por ende,
lidad esgrimida específicamente desde los colectivos en encarnar modalidades de visibilidad de la dife-
sexualmente subalternos. Un dilema subyace a la rencia que ya no respondan, aunque más no sea por
política de visibilidad. Este dilema se les impone a oposición, al régimen heterosexista.
los habitantes de la geografía sociocultural sexual-
mente diversa, y puede ser expresado a través de
las siguientes dos opciones: a) recurrir a la visibili-
dad en tanto estrategia de presencia en el espacio
público, o bien, b) continuar, como ha sucedido
desde los orígenes de la homosexualidad en tanto
categoría ontológico-epistemológica moderna, con-
finados al encierro y a la mirada y a la palabra desde
el discurso del poder.

[50]
Carlos Argañaraz

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Plazos.

Recibido: 04/07/2010. Aceptado: 17/04/2011.

[51]
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2011. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 52-64.

El ciclo de vida femenino en el saber biomédico: construyendo


corporalidades para las mujeres de mediana edad

The female life cycle in biomedical knowledge:


building corporality for middle-aged women

Ana Leticia Fitte*


Universidad Nacional de La Plata / CONICET, Argentina.
anafitte@yahoo.com.ar

Resumen
En este trabajo se exploran tanto las nociones del climaterio y la menopausia, elaborados por
el modelo biomédico, así como los presupuestos que lo estructuran. Para ello se toman, por
un lado, como referente empírico, los relatos de médicos y médicas especialistas en gineco-
logía que desempeñan su labor en consultorios privados de la ciudad de La Plata, Argentina y,
por otro lado, la literatura disponible sobre el tema elaborada desde las ciencias sociales. El
propósito de dicho análisis es identificar los criterios utilizados para segmentar el ciclo de vi-
da femenino dentro del saber biomédico entendiendo que dichas conceptualizaciones han
creado y legitimado un modelo hegemónico acerca de la corporalidad femenina y que las re-
laciones de género no están desvinculadas de un ciclo vital estandarizado para hombres y
mujeres, dentro del cual derechos, obligaciones y posibles usos del cuerpo difieren de una
edad a otra.
Palabras clave: ciclo de vida femenino, climaterio, menopausia, cuerpo femenino

Abstract
The aim of this paper is to explore both the notions of the climacteric and menopause, as
proposed by the biomedical model and the assumptions that structure it. This is analysis is
based on the experiences of doctors and medical specialists in obstetrics who perform their
work in private clinics in the city of La Plata, Argentina and, on the other hand, the available
literature on the subject drawn from the social sciences. The purpose of this analysis is to
identify the criteria used to segment the female life cycle in biomedical knowledge, under-
standing that such conceptualizations contribute to the legitimizing an hegemonic model of
feminine corporality and that gender relations are not decoupled from one standardized life
cycle for men and women, within which rights, obligations and possible uses of the body dif-
fer from one age to another.
Keywords: female life cycle, climacteric, menopause, female body

*
Licenciada en antropología, (FCNyM, UNLP), Becaria CONICET, Personal del Departamento Científico Etnografía de la FCNyM,
Universidad Nacional de La Plata.

[52]
Ana Leticia Fitte

El ciclo de vida femenino en el saber biomédico: construyendo corporalidades


para las mujeres de mediana edad

Introducción
La edad y el sexo han sido considerados estructuran las conceptualizaciones de dichos
desde los inicios de la antropología como principios fenómenos construidas desde el modelo biomédico,
universales y básicos de la organización social. En a la luz de la literatura disponible sobre el tema ela-
otras palabras, en todas las culturas existe una seg- borada desde las ciencias sociales.
mentación de la vida de los individuos en períodos a
El propósito del análisis que propongo es
los que se le adjudican propiedades específicas a los
exponer los criterios utilizados para segmentar el ci-
fines de clasificarlos y estipular los comportamien-
clo de vida femenino dentro del saber biomédico. La
tos apropiados para cada etapa. No obstante esto,
premisa que tomo punto de partida es que las rela-
como señala Feixas (1996: 320), tanto la forma de
ciones de género están vinculadas de manera indi-
compartimentalizar la biografía de los individuos
soluble con un ciclo vital estandarizado para hom-
como los contenidos pertenecientes a cada etapa
bres y mujeres, dentro del cual derechos,
son altamente variables de cultura a cultura.
obligaciones y posibles usos del cuerpo difieren de
De acuerdo con la antropóloga Margaret una edad a otra. Asimismo, retomando la perspecti-
Lock (1998: 35), desde fines del siglo pasado en el va de Citro (2008), planteo considerar una perspec-
contexto de la cultura occidental, el método científi- tiva de significantes corporales, significantes que, en
co comenzó a ser aplicado para el estudio del ciclo término del orden simbólico, delimitan y estructu-
de vida. Como consecuencia de ello se establecieron ran en este caso las prácticas y creencias del saber
trayectorias de vida normalizadas de la población biomédico. Dichas prácticas y creencias intervienen
dentro de las cuales la biografía del individuo fue di- tanto en la emergencia de un tipo de sujeto femeni-
vidida en estadios de desarrollo caracterizados bási- no así como en la legitimación de un modelo
camente como infancia, niñez y adolescencia. Poste- hegemónico acerca de la corporalidad femenina. Ba-
riormente, hacia mediados del siglo XX, en función jo esta línea argumentativa, considero que la rele-
de los cambios demográficos, los ancianos también vancia del análisis aquí realizado es que el estudio

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012
fueron hechos sujetos de investigación, estable- del ciclo de vida femenino elaborado desde el saber
ciéndose un cuarto estadio vital, la vejez. La “me- biomédico como discurso dominante, constituye un
diana edad” fue el último segmento del ciclo de vida paso preliminar necesario para comenzar a indagar
por “descubrir”, basándose en una serie amplia de las relaciones entre sexo, género y corporalidad. En
presunciones construidas por el discurso académico función de ello será posible el cuestionamiento de
tomando como referencia fundamental la idea de ciertas normativas y prácticas sociales que devienen
crisis. La crisis vital considerada inherente a la me- en hechos naturalizados, con miras a identificar qué
diana edad a la que Lock se refiere, está centrada en posibles tipos de experiencias corporales –y existen-
la ocurrencia del climaterio y la menopausia. ciales– se desarrollan en torno a ellas.
Los objetivos de este trabajo son, por un la- Resta agregar que para llevar adelante los
do, presentar las nociones del climaterio y de la objetivos de trabajo aquí propuestos tomé como
menopausia propuestas por médicos y médicas es- punto de partida la información obtenida a partir de
pecialistas en ginecología que desempeñan su labor una serie de entrevistas semiestructuradas realiza-
en consultorios privados de la ciudad de La Plata, das a médicos y médicas especialistas en ginecología
Argentina1. Por el otro lado, el objetivo es identificar que desempeñan su labor en consultorios privados
los presupuestos –y los contenidos ideológicos– que de la ciudad de La Plata –Argentina–, en el transcur-
so del período 2006-2009, en el marco del trabajo
de campo de una beca de posgrado otorgada por
1
En otro trabajo inédito analizo la relevancia de la experiencia CONICET. Dichas entrevistas fueron realizadas en los
corporal en el proceso de construcción del saber biomédico de espacios de trabajo en donde los médicos y médicas
acuerdo al género del especialista, atendiendo al papel que jue-
ga la dimensión corporal en la construcción de dicho saber. habitualmente realizan su labor, con el objetivo de

[53]
El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

identificar los ejes problemáticos y los debates de- ejemplo paradigmático de lo señalado por Lock. Es-
ntro del saber biomédico en torno a la conceptuali- tos términos son usados para definir una parte del
zación del climaterio y la menopausia. Por este mo- ciclo de vida femenino y fueron incorporados para
tivo, se organizaron en torno a las siguientes dar cuenta de los fenómenos ligados a la fisiología
cuestiones centrales: a) las definiciones del climate- reproductiva. Comenzaron a configurarse como ob-
rio y la menopausia que postulan y la descripción de jeto de estudio a partir del siglo XVIII, pero es recién
los cambios que identifican como parte del proceso; a partir del siguiente siglo, puntualmente en el año
b) si es el proceso es considerado relevante para las 1816 con la obra presentada por el médico francés
mujeres que atienden y en tal caso por qué2. Gardanne, que se inician los estudios dedicados
íntegramente al tema. En dicha obra, el término
En la primer parte del trabajo expongo las
menopausia designa la interrupción de la menstrua-
conceptualizaciones del climaterio y la menopausia
ción (Martin, 1987; Lock, 1993; Rodriguez, 2000;
que las ginecólogas y los ginecólogos presentaron e
Laznik, 2005), mientras que el término climaterio,
identifico los aspectos centrales que constituyen las
que define el pasaje de “una etapa reproductiva en
nociones propuestas. En la segunda parte analizo y
la vida de la mujer a una etapa no-reproductiva”, es
cuestiono dichas representaciones a la luz de la bi-
caracterizado en función de la “pérdida de fertili-
bliografía disponible en las ciencias sociales, procu-
dad” potencial como consecuencia del descenso de
rando identificar los presupuestos que estructuran
la actividad hormonal.
las nociones planteadas por los/as especialistas y el
contenido ideológico que las sustentan. A continuación expongo las descripciones
que los/as médicos/as especialistas en ginecología3
presentaron del climaterio y la menopausia inda-
El climaterio y la menopausia desde el saber bio- gando cómo éstas son manejadas en la práctica de
médico la profesión. A partir de ello será posible reconocer
Como señala Lock (1998: 35), la experiencia una serie de ejes temáticos interdependientes que
del envejecimiento es un proceso simultáneamente estructuran las definiciones y prescripciones del sa-
biológico y social. No obstante esto, el foco de aten- ber biomédico, ejes temáticos que configuran la re-
ción dentro del saber biomédico ha sido confinado a presentación dominante que circula en torno al cli-
los cambios biológicos que ocurren en el cuerpo físi- materio y la menopausia.
co de los individuos a medida que transcurren los Desde el punto de vista de los/las profesio-
años. Como resultado de este énfasis en la materia- nales, el climaterio es entendido como una etapa
lidad corporal y en la edad cronológica, la experien- que acontece en la vida de la mujer, aproximada-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012

cia subjetiva de la maduración y los cambios asocia- mente entre los 45 y 60 años, que implica el “pasaje
dos con las relaciones humanas han sido considera- de la vida reproductiva a la vida no reproductiva”.
dos periféricos o secundarios. Dicho fenómeno es entendido como un proceso in-
El modelo del climaterio y la menopausia herente a la fisiología femenina que ocupa un tercio
creado desde el saber biomédico representa un de la vida de la mujer. El hito central de dicha etapa
es la menopausia, entendida ésta como el cese defi-
2
nitivo de las menstruaciones a causa del descenso
El proyecto de investigación aborda el tema de los significados de la actividad hormonal. Como detallara uno de los
otorgados a los cambios corporales durante el climaterio y la
menopausia, en mujeres de clase media heterosexuales de la ginecólogos:
ciudad de La Plata. El diseño metodológico de la investigación (…) el climaterio es una etapa de la vida de la mujer...
considera dos grande referentes empíricos que serán tomados Y la menopausia, que quiere decir última menstrua-
como unidades de análisis interdependientes. Por un lado un
ción, es un síntoma porque es que la mujer tuvo su
grupo de mujeres de sectores medios de la ciudad de La Plata
que atraviesan el climaterio y la menopausia. Las técnicas de in- última pérdida menstrual, desde un año para adelan-
vestigación implementadas con este grupo consistieron en la te nunca, nunca más menstruó, entonces es un
realización de observación participante y de entrevistas en pro- síntoma…O sea, climaterio etapa, la menopausia un
fundidad, con el objetivo de identificar las experiencias de vida síntoma del climaterio. ¿Son la misma cosa? De nin-
en torno al climaterio y la menopausia. Por el otro lado, el se- guna manera: menopausia es la última menstruación,
gundo referente empírico está centrado en los médicos y médi- climaterio es una etapa más abarcativa. Es pasar de la
cas especialistas –asumiendo el carácter hegemónico del saber
biomédico– abocados a la atención de la mujer durante este
3
proceso. La metodología implementada en este caso, también A lo largo del análisis haré un uso de las categorías y expresio-
de tipo cualitativa, estuvo centrada en las técnicas de observa- nes médicas utilizadas por los entrevistados, las cuales serán in-
ción y el desarrollo de entrevistas semiestructuradas en los es- dicadas a través de comillas o, para el caso de los fragmentos de
pacios laborales de los/as especialistas. entrevistas citadas en párrafo aparte.

[54]
Ana Leticia Fitte

etapa reproductiva a la no reproductiva… (Mario, 62 sia no es una patología sino una etapa que acontece
años). en todas las mujeres. No obstante ello, podemos ver
Más allá de esta clara distinción conceptual que es descripta en términos patológicos y entendi-
entre los términos climaterio y menopausia estable- da como un factor de riesgo para contraer otras en-
cida por este ginecólogo, es posible observar que en fermedades. En este sentido, la menopausia es con-
la práctica habitualmente suelen utilizar el término siderada el indicador corporal a partir del cual es
menopausia para designar tanto la totalidad del necesario reforzar los controles médicos para pre-
proceso como toda la serie de “síntomas” que pue- venir las enfermedades históricamente asociadas a
den manifestarse a partir de los descensos en los ni- ella.
veles de estrógeno. Este uso ampliado del término Además, tanto el climaterio como la meno-
menopausia, pese a que a nivel conceptual es en- pausia están caracterizados y definidos en función
tendido como un “síntoma” del climaterio, respon- de una serie de cambios corporales que repercuten
de a que el descenso de los niveles de estrógeno a nivel sistémico, esto es, que modifican el estado
que conducen a la menopausia es reconocida como de salud de la mujer afectando su calidad de vida.
el aspecto fisiológico distintivo de la etapa. Se trata Dichos cambios son categorizados como “síntomas”.
de un cambio interno que en la práctica es verifica- Asimismo, en el primer fragmento de la entrevista
do a través de la medición de los niveles hormona- citada, el ginecólogo define y reitera que la meno-
les por medio de análisis de sangre y a partir del re- pausia en sí es un “síntoma”. En el fragmento que
conocimiento por parte de la mujer de que durante sigue, Mario describe minuciosamente los “domi-
el último año no ha menstruado. nios sintomáticos” considerados propios de la me-
En el fragmento de la entrevista que presen- nopausia y menciona la denominación médica que
to a continuación es posible visualizar este uso am- reciben:
pliado del término menopausia y los riesgos que, (…) Entonces como para definir los tres dominios sin-
desde la mirada ginecológica el proceso supone pa- tomáticos, (…): vasomotor, psiconeurobiológico y
ra la salud de la mujer: atrófico de lo genital… vasomotor, en la anamnesis -
en el interrogatorio- uno pregunta: ¿tiene sofocos o
La menopausia…, digamos que es uno de los temas, transpiración?, esos son los dos básicos…
de los cuadros, no llamarlo patología porque no es (…) El psiconeurobiológico, habíamos hablado de in-
una enfermedad sino que es una etapa de la vida de somnio, cefaleas, dolor de cabeza, cambios en el
las mujeres, y que normalmente nosotros tenemos ánimo, por ejemplo: ansiedad, depresión, poca tole-
que prestar mucha atención porque de por sí trae rancia, irritabilidad, eso lo podes poner adentro del
aparejado ciertos cambios en la mujer que hay que
neuropsicobiológico… No dormir bien, no descansar,
tener en cuenta porque desde este punto de vista

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012
indiferencia. Y en la atrofia urogenital, te va a decir
pueden ser patológicos porque pueden dar alteracio- que tiene trastornos para orinar, me arde al orinar,
nes de colesterol, alteraciones hormonales en general orino a cada rato, tengo infecciones urinarias y lo más
y después cuadros asociados al mismo proceso (…) En significativo que les cuesta expresarlo es tengo dolo-
eso hay que abrir los ojos y prestar atención, la os- res en las relaciones sexuales, ese es otro dato fun-
teoporosis, todo eso hay que ver, hay que estar muy damental. (Mario, 62 años)
atento. Por eso te digo, científicamente hablando,
desde ese punto en adelante, hay que empezar a Otro de los cambios corporales que fue ad-
controlarlo más que nunca, porque son situaciones judicado a esta etapa por parte de los especialistas
en que se pueden poner de manifiesto todos estos es el aumento de peso. Éste es caracterizado como
cuadros (Eduardo, 44). un cambio externo y visualizable. Dicho aumento de
Como señalé anteriormente, este uso am- peso no es considerado en términos de “síntoma”,
pliado del concepto de menopausia está vinculado, pero sí se contempla como un cambio corporal rele-
por un lado, con la identificación del cese de las vante ya que lo perciben como “un factor de riesgo”
menstruaciones como el hito distintivo del climate- de futuras “alteraciones en los valores de coleste-
rio y, por el otro lado, con la asunción de que las rol” y de “patologías de tipo cardiovascular”.
mujeres están más familiarizadas con el término Lo interesante del caso es que pese a que
menopausia. los médicos entrevistados procuran describir la me-
Un aspecto central que se destaca en las en- nopausia como una etapa natural y no como una
trevistas anteriormente citadas se refiere al trata- patología, las descripciones que ofrecen replican la
miento de la menopausia como una enfermedad. En conceptualización del fenómeno en términos de una
el fragmento anterior, se explicita que la menopau- enfermedad. De acuerdo con ello, la/os especialistas

[55]
El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

plantean que son significativos para la mujer porque En función de esta lectura del climaterio y
generan malestares que alteran su salud y, por en- de la menopausia, los/as médicos/as en la práctica
de, su calidad de vida pero también plantean que determinan las causas de los “síntomas”, los clasifi-
los “síntomas” son de carácter temporal y reversi- can, establecen un diagnóstico y lo tratan.
ble. Como señala Leydi, los “síntomas” son definidos
Este último aspecto, el del tratamiento de
como “cualquier cambio perceptible en el cuerpo o
los “síntomas”, nos introduce en uno de los aspec-
en sus funciones que indican una enfermedad o al-
tos más cuestionados de la conceptualización del
guna fase de la enfermedad” (Leydi, 1994: 241).
climaterio y la menopausia en términos patológicos:
Propone entonces, como alternativa para eliminar la
el uso de estrógenos sintetizados artificialmente pa-
connotación patológica otorgada a la menopausia,
ra restablecer los “valores hormonales normales” y
reemplazar el uso del término “síntomas” por el de
eliminar o mitigar la “sintomatología”.
“signos corporales”.
La aplicación de este tratamiento se remon-
Al mismo tiempo, los/as médicas describen
ta a los estudios desarrollados en el área de la en-
el climaterio y la menopausia como un fenómeno
docrinología, entre fines del siglo XIX y principios del
inherente a la totalidad de la población femenina
XX, investigaciones que llevaron a la identificación
que atraviesa la mediana edad. Esto es, ofrecen una
de las hormonas involucradas en la fisiología repro-
conceptualización en términos universales del pro-
ductiva femenina. Como consecuencia de ello, a lo
ceso. No obstante esto, reconocen que en la prácti-
largo del siglo XX, se reformularon las explicaciones
ca se confrontan con una gran variabilidad indivi-
respecto de la etiología de los cambios corporales y
dual, ligada ésta a la ausencia o presencia de los
con esto, la comprensión del proceso en su totali-
“síntomas”, y a la frecuencia e intensidad de estos.
dad. A partir del hallazgo del estrógeno, en la déca-
Esto es, admiten que en la práctica observan que la
da del ‘20, se condujo a la definición de la meno-
experiencia de la menopausia difiere en distintas
pausia como una enfermedad deficitaria, una
mujeres. Dichas diferencias son explicadas refirién-
deficiencia estructural y permanente de estrógeno
dolas a los distintos contextos afectivos, a los distin-
que induce a una reorganización hormonal e incide
tos estilos de vidas y a las actividades que cada mu-
en las demás funciones orgánicas, las cuales deben
jer desarrolla. En base a esta observación
acoplarse a las nuevas condiciones metabólicas
establecen correlaciones entre la realización por
(Bell, 1987; Lock, 1993; Harding, 1996; Leidy, 1999).
parte de las mujeres de “actividades extradomésti-
cas” y el desarrollo de actividades puramente Leydi señala que esta conceptualización de
domésticas y la capacidad de atravesar este período la menopausia como patología en la actualidad se
con menor o mayor dificultad. Así, de acuerdo con presenta bajo tres modalidades: “a) como una en-
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los/as especialistas, las mujeres que ejercen prácti- fermedad deficitaria (similar a la diabetes o al hipo-
cas extradomésticas (tales como trabajar fuera de la tiroidismo); b) como una endocrinopatía (enferme-
casa), en contraposición a aquellas mujeres aboca- dad de las glándulas endócrinas); c) como un factor
das exclusivamente de las tareas domésticas, suelen de riesgo para contraer enfermedades crónicas tales
transitar la menopausia con mayor facilidad. Sin como osteoporosis y enfermedades de tipo cardio-
embargo, no reflexionan acerca de esta contradic- vascular (Leidy, 1999: 409).
ción. Simultáneamente con estas investigaciones
Con respecto a los “síntomas” exclusivos de surge el tratamiento conocido como terapia de
la menopausia, éstos son considerados inocuos y de estrógenos. El mismo fue promovido por el ginecó-
fácil resolución por parte de las/os especialistas. Es- logo estadounidense Robert Wilson quien en el año
ta percepción no impide que reconozcan que para 1966, bajo la financiación de la compañía farmacéu-
las mujeres pueden llegar a ser realmente muy “mo- tica Wyeth, propuso su uso masivo para tratar la
lestos”. Desde la perspectiva de las/os ginecólo- “sintomatología” adjudicada a la menopausia. Wil-
gas/os a partir del climaterio las mujeres están pro- son indicaba que, restableciendo los “valores hor-
pensas a contraer enfermedades graves, tales como monales normales” –cuyos parámetros de referen-
“cánceres ginecológicos” de útero o de mama. En cia son los niveles de estrógeno presentes en la
este sentido, la mujer menopáusica es caracterizada mujer en edad procreativa– se detendría y evitaría
como poseedora de un cuerpo potencialmente en el decaimiento físico y psíquico de la mujer menop-
riesgo que requiere de controles médicos frecuen- áusica.
tes e intensivos para prevenir y/o tratar dichas pato- Luego de esta promoción, entre los años
logías. 1975 y 1980, el uso de la terapia de estrógenos de-

[56]
Ana Leticia Fitte

clinó de manera dramática debido a que su empleo que fuera (…) cuando esa sintomatología es muy flui-
contenía como efecto secundario el aumento de da, es la única indicación… (Luis, 48 años).
riesgos de contraer cáncer endometrial y de mamas. Este mismo médico especifica las contrain-
Por este motivo, a partir de los ochenta comenzó a dicaciones y las distintas evaluaciones elaboradas en
recomendarse el uso combinado de estrógeno con el transcurso de los últimos años en torno a las rela-
progesterona, fórmula a partir de la cual se procuró ciones costo-beneficio del uso de estrógenos:
contrarrestar el efecto tóxico del estrógeno. Este es
el tratamiento que en la actualidad recibe el nom- Las contraindicaciones son normalmente patologías
malignas ginecológicas, tanto mamaria como uteri-
bre de terapia de reemplazo hormonal (en adelante
nas, alteraciones circulatorias que se llaman trombo-
TRH) y es usado tanto para tratar los “síntomas” filias, o sea que hay exposición a trombosis (…) Lo que
considerados típicos de la menopausia (los llamados siempre se va haciendo en medicina es comparar el
calores o sofocos y las alteraciones del sueño) así resultado con una medicación o con otra… Y bueno,
como terapia preventiva de las enfermedades histó- se fue viendo que los estrógenos tenían menos bene-
ricamente asociadas a la menopausia tales como la ficios y más efectos adversos, y por eso se fueron sa-
osteoporosis y las cardiovasculares mencionadas cando. Y hoy por hoy, te digo, nada más se utiliza –y
por los especialistas aquí entrevistados (Lock, 1993; tomado con alfileres–, cuando hay muchos síntomas
Leidy 1999; Wei Leng, 1996, Harding, 1996). de esos que te contaba (Luis, 48 años).

A partir de las entrevistas que realicé pude Esta explicación representa una de las posi-
identificar que se reitera esta ambivalencia respecto ciones respecto al uso de estrógenos. Las mujeres
del uso de la TRH. Las/os entrevistados debaten son medicadas cuando presentan “síntomas invali-
acerca de cómo y cuándo tratar los “síntomas”, dantes”, esto es, cuando se ven afectadas de mane-
emergiendo así dos posturas contrapuestas respec- ra sistemática de manera tal que sus actividades co-
to a su uso. Lo significativo es que, ya sea que ava- tidianas se encuentran vinculadas con algún grado
len o rechacen el uso de la TRH, apelan a las mismas de exposición en la esfera pública. Dentro de esta
argumentaciones para justificar sus posiciones. En postura, la TRH es utilizada de manera excepcional
otras palabras, los fundamentos esgrimidos para y, en su lugar, se promueven los tratamientos locali-
explicar sus posturas4 apelan a una misma lógica, la zados, es decir, la prescripción de medicamentos
cual se basa, por un lado, en la posibilidad de brin- específicos para problemas precisos tales como el
dar una “mejor calidad de vida” (proteger y preser- suministro de un suplemento de calcio para el tra-
var la salud de la paciente) y, por el otro lado, en la tamiento de la osteoporosis
apelación a las pruebas científicas obtenidas a La segunda perspectiva sostiene que la ad-
través de experimentos realizados para medir la re- ministración de TRH, también bajo condiciones es-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012
lación costo-beneficios de la terapia. Sin embargo, trictas, contribuye a mejorar la calidad de vida y
existe un consenso respecto de que cuando existen que, por lo tanto, hay que ponerla a disposición de
antecedentes familiares de cánceres ginecológicos, las “mujeres afectadas”. Uno de los ginecólogos re-
el médico no puede prescribir este tipo de medica- lató una secuencia que se repite con frecuencia en
ción. su consultorio:
La cita que presento a continuación ilustra Hoy le decía a una paciente, porque otro de los mitos
una de las dos perspectivas relativas a cuándo usar y que vienen las pacientes muy asustadas “doctor no
estrógenos y las consideraciones respecto de la re- me va a dar hormonas, porque producen cáncer”, es
lación costo-beneficio: otro de los mitos que hay.
(…) Uno lo que tiene es que demostrarle a la paciente
L: ¿En qué casos se le prescribe a una mujer trata- que hay una palabrita en medicina que se llama evi-
miento hormonal? dencia, entonces, si las evidencias médicas... sostie-
Luis: …el caso puntual es una mujer que tiene los nen que sobre una cohorte de x, 20.000 casos se de-
síntomas que más les molestan que son los calores o mostró que un fármaco no produce cáncer de
sofocos, esos calores que tienen y que por ahí, apar- mamas, bueno, hagámosle caso a un estudio serio.
te, llegan a ser invalidantes, porque por ahí son per- (…) Yo tomo la mujer como modelo, entonces esa
sonas que tienen por actividades en frente a gente, o mujer viene, porque está cansada, porque tiene sofo-
atención al público, o que tengan que dar clase o lo cos a la noche, porque tiene problemas en sus rela-
ciones que no lubrica bien, porque tiene mala calidad
4
Las dos posiciones contrapuestas están detalladas y disponi- de vida en general (…) ¿le voy a dar tratamiento hor-
bles para el conocimiento público en las páginas web oficiales monal? Sin duda, porque es un modelo a indicar…
de la International Menopausa Society (www.imsociety.org/) y (Miguel, 54 años).
The Women’s Health Initiative (www.nhlbi.nih.gov/whi/).

[57]
El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

En el fragmento anterior, el profesional jus- lo que en realidad pasa por algo que es mucho más
tifica su postura a favor del uso de TRH y observa- simple que es la tristeza de perder la fertilidad (Olga,
mos que, como en la posición anterior, apela al ar- 64).
gumento de “la evidencia” para promover y usar la A través de estas citas es posible observar
TRH. Además de esto, podemos inferir que este de- que la llamada “pérdida de la fertilidad” es asociada
bate en torno a las ventajas y desventajas del uso de directamente con la depresión y la tristeza. El orden
la TRH ha trascendido ampliamente los límites del de causalidades que establecen para dar cuenta de
foro médico y que las mujeres que acuden a las con- porque resulta un período crítico en la vida de la
sultas lidian con los temores e incertidumbres res- mujer es que la “pérdida de la fertilidad” tiene como
pecto de él. corolario la experiencia de la sensación de “pérdida
De lo expuesto hasta aquí es posible resca- de la productividad”. Así, en la base de alguno de
tar uno de los principales ejes temáticos que consti- aquellos “síntomas” clasificados anteriormente de-
tuyen la nociones del climaterio y la menopausia ntro del “dominio sintomático” llamado “psiconeu-
postuladas por los/as especialistas entrevistados. robiológico” se encuentra el presupuesto de que la
Tanto el climaterio como la menopausia son des- sensación de “pérdida de la fertilidad” conlleva otra
criptos como fenómenos de carácter universal. Esto sensación relativa a la “pérdida de la productivi-
es, fenómenos que constituyen una etapa indisocia- dad”, lo cual conduce a que las mujeres padezcan
ble y problemático del ciclo de vida femenino ya que estados depresivos. En suma, la “pérdida de la ferti-
a partir de ellos la calidad de vida de la población lidad” es directamente ligada con la reproducción y
femenina se ve alterada de manera negativa, debido la posibilidad (o en este caso imposibilidad) de ejer-
tanto a los “síntomas típicos” del proceso como por cer la maternidad, práctica históricamente ligada a
los riesgos de contraer otras enfermedades a los la identidad femenina. Aún más, asumen que a par-
que las mujeres están expuestas. Aún más, no sólo tir de esta imposibilidad deviene en la mujer una
plantean una conceptualización en términos patoló- “sensación de pérdida de la productividad”, ligando
gicos sino que también existe un tratamiento exclu- de esta forma la reproducción con la productividad.
sivo cuyo uso queda a criterio de cada médico. El segundo aspecto problemático mencio-
Otros dos ejes temáticos que me interesa nado por los/as ginecólogos/as que me interesa se-
destacar que son considerados por los/as ginecólo- ñalar como tercer eje temático se refiere a la vida
gos/as hitos centrales del proceso de la menopausia sexual de las mujeres menopaúsicas. Un ginecólogo
son, por un lado “la pérdida de la fertilidad” y, por el planteaba:
otro lado la ocurrencia de dificultades en la vida La sexualidad es un tema clave. Una de las preguntas
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sexual. La inclusión de estos dos factores como pun- que el ginecólogo le tiene que hacer a las mujeres en
tos cruciales del proceso, es producto de la inferen- general y en particular en la menopausia es: ¿tiene
cia que los/as médicos/as han realizado en función algunas dificultades en sus relaciones sexuales?, ¿tie-
de la práctica ya que, para ambos casos, los/as es- nen dolor? Dolor seguramente sí, porque esa falta de
pecialistas asumen que las mujeres que asisten a las los estrógenos hace que a nivel de la vagina haya muy
poca lubricación, entonces, la pregunta la formula la
consultas raramente son capaces de expresar su
mayoría de las veces el ginecólogo, en lo que hace al
malestar en relación a ellos. tema de la sexualidad y en muy bajo porcentaje la
Los fragmentos de las entrevistas que pre- mujer (…) Ella (la mujer) siente pero no te lo expresa
sento abajo se refieren a la cuestión de la “pérdida de entrada, “venía para hacerme un control y de paso
de la fertilidad” y a las sensaciones que las/os gi- quería contarle que tengo mucha sequedad, falta de
lubricación, etc. etc.” Y en otros casos que es la ma-
necólogas/os suponen que genera en las mujeres.
yoría preguntamos nosotros… (…) O sea, es raro que
(…) si bien muchas veces para esa edad ya no se plan- (las mujeres) te lo manifiesten (Omar, 58 años).
tea tener un hijo el tema de tener una sensación de
que deja de ser productiva, muchas veces genera una
Como pudimos observar a través de estas ci-
depresión en muchas mujeres (Luis, 48). tas los/as especialistas traducen la descripción de
las sensaciones corporales e infieren los “verdade-
La instancia de la consulta generalmente es otra, es lo ros motivos” de consulta no revelados por las pa-
que ellas sienten como síntomas del período de la
cientes por pudor, vergüenza, o por mero descono-
menopausia: que están más nerviosas, que están más
tristes, que están más emotivas… para el que trabaja
cimiento. El médico es el que tiene el saber sobre lo
en esto y las escucha es claro, pero ellas no son claras que le está sucediendo a la paciente. Así, dos aspec-
consigo mismas, entonces te vienen con que están tos cruciales que hacen del climaterio una etapa
tristes, con que lloran, con que tienen miedo a esto, y crítica son: los malestares asociados con la “pérdida

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Ana Leticia Fitte

de la fertilidad” y, por otro lado, la imposibilidad de tratamiento; 2) la homologación de la dupla “pérdi-


practicar una vida sexual plena debido a la ausencia da de la fertilidad”/”pérdida de la productividad”; 3)
de lubricación que genera lo que dentro del saber la idea de que las mujeres de mediana edad a partir
biomédico es denominado “dispareunia” o coito do- de la menopausia empiezan a sufrir alteraciones en
loroso. la vida sexual.
En el transcurso de las consultas, a través de
la anamnesis (el cuestionario médico) y el examen
El ciclo de vida femenino en el saber biomédico:
ginecológico se corrobora la presencia de los sínto-
construyendo corporalidades para las mujeres de
mas. En este sentido cabe preguntarnos cuál es el
mediana edad
status, el valor otorgado a los relatos de las expe-
riencias corporales que las mujeres plantean cuando En este apartado retomo y analizo crítica-
son atendidas, en la medida en que es cuestionado mente la noción del climaterio y de la menopausia
a priori. Los/as especialistas dan por sentado que las como una etapa crítica en la vida de las mujeres
pacientes no se atreven a plantear ciertos malesta- propuesta por los ginecólogas/as –y los ejes temáti-
res puntuales relativos a la sexualidad, o que lo que cos que lo constituyen– a partir de la bibliografía so-
necesariamente las afecta es la “pérdida de la ferti- ciontropológica disponible sobre el tema, con el ob-
lidad”, la cual desde la mirada médica es homologa- jetivo de identificar los presupuestos que
da a la sensación de “pérdida de la productividad”. estructuran este saber y el contenido ideológico que
los sustenta.
De lo expuesto hasta aquí es posible obser-
var que, según los relatos médicos, se establece que Dicho análisis nos permitirá presentar un
las mujeres experimentan cambios tanto a nivel repaso de las críticas fundamentales dirigidas a la
mental (psicológicos y/o emocionales) como a nivel construcción biomédica del climaterio y la meno-
físico. Además, estos cambios corporales pueden pausia con miras a identificar las corporalidades que
ser internos o externos. Esto es, los ginecólogos y allí se construyen y los criterios utilizados para ela-
ginecólogas establecen una correlación entre cam- borar el ciclo de vida femenino.
bios corporales físicos internos que ocurren a nivel El primer eje temático que mencioné en el
fisiológico (descenso de los niveles de estrógeno) apartado anterior está centrado en la conceptuali-
con cambios corporales externos que generan “los zación de la menopausia como enfermedad. Esta
típicos síntomas de la menopausia” y distintos gra- conceptualización resulta inteligible a partir del con-
dos de malestar, que pueden alterar en mayor o cepto de medicalización. El concepto de medicaliza-
menor grado las prácticas cotidianas de la mujer. ción se refiere a dos procesos interrelacionados: 1)

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En función de este saber sistematizado, el la determinación de un significado médico a deter-
relato de la experiencia de la paciente es inmedia- minados comportamientos o condiciones, que pa-
tamente interpretado y traducido a una explicación san a ser definidos en términos de salud y enferme-
del proceso, la etiología del malestar y las prescrip- dad; 2) el funcionamiento de la práctica médica
ciones médicas para revertir esta “sintomatología”. como una actividad que permite eliminar o contro-
De esta forma, la totalidad de los “síntomas” consi- lar las experiencias definidas como desviadas, con el
derados y los potenciales riesgos de contraer en- propósito de asegurar la adhesión a una norma so-
fermedades –tales como la osteoporosis, cardiovas- cial y ejercer un control social (Conrad, 1992; Riess-
culares y cánceres ginecológico– se conjugan desde man, 1998). Riessman (1998) indaga el vínculo entre
la mirada y la práctica ginecológica para concebir el medicalización del ciclo de vida femenino y las rela-
climaterio y la menopausia como una etapa crítica ciones de género propias del sistema patriarcal pre-
en la vida de la mujer. Las tres ideas centrales que valente en la cultura occidental. Según esta autora,
fundamentan esta visión que rescaté como ejes la subordinación estructural de las mujeres a los
temáticos centrales que sigue pueden sintetizarse hombres hizo de ellas un sujeto particularmente
de la siguiente manera: 1) la menopausia como una vulnerable a la influencia y la expansión del dominio
patología con una serie de “síntomas” específicos y clínico. Esta autora observa también que este pro-
como factor de riesgo para contraer diversas enfer- ceso está fundado en ciertas marcas corporales visi-
medades. De esta noción se desprende la idea de bles y externas de la mujer (vinculadas éstas con la
que es necesario que a partir de ella las mujeres fisiología reproductiva) tales como la menstruación,
realicen controles médicos frecuentes e intensivos y el embarazo y la lactancia, están ausentes en los
aún más, una medicación específica para abordar su hombres.

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El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

Con respecto a los efectos políticos de la cambio hormonal, esto es, los descensos en los ni-
medicalización, Lock y Scheper-Hughes (1987) plan- veles de estrógeno, afectan a la mujer sistemática-
ten que la medicalización inevitablemente conlleva mente. En este punto cabe citar los trabajos pione-
la imposibilidad de visualizar los vínculos entre los ros de Emily Martin (1987) quien, retomando los
cuerpos individuales y sociales, y una reducción de aportes de Foucault, lleva a cabo un análisis de los
lo social al ámbito de lo biológico. Las autoras afir- discursos médicos sobre la menstruación y la meno-
man que una antropología que indague la relación pausia. Martin toma también como punto de parti-
entre el cuerpo social y el cuerpo político, inevita- da la propuesta de Lakoff y postula que los textos
blemente conduce a la consideración de la regula- médicos construyen el cuerpo de la mujer a través
ción y el control no sólo de los individuos sino tam- del uso de metáforas indisociables del contexto so-
bién de la población y, por tanto, de la sexualidad, el cio histórico en donde se desarrolla dicho saber. Es-
género y la reproducción. Foucault fue un precursor ta autora plantea que a partir del siglo XIX, tanto la
en el estudio de problemáticas y ser refirió a ellas a menopausia como la menstruación, fueron analo-
través de los conceptos de bio-poder y anatomo- gadas a enfermedades. Desde entonces el cuerpo
política. femenino es percibido como una máquina periódi-
camente dañada por las menstruaciones y en crisis a
En las ciencias sociales y en la antropología
partir del climaterio, ya que el sistema hormonal de-
en particular, los estudios sobre el climaterio y la
ja de estar al servicio de la reproducción. Así, la mu-
menopausia comenzaron a desarrollarse de manera
jer menopáusica es poseedora de un cuerpo estruc-
sistemática desde de la década del ochenta y están
turalmente dañado, un cuerpo en riesgo que
principalmente alineados con una perspectiva analí-
requiere y demanda de controles médicos perma-
tica posestructuralista, desde la cual es posible ex-
nentes (Martin, 1987: 42-44).
plorar cómo se construyen y circulan los significados
sociales. De acuerdo con Harding (1996), las nociones
de normalidad y anormalidad del cuerpo femenino,
Los trabajos elaborados desde este enfoque
están en relación con el desarrollo de los estudios
abordan el climaterio y la menopausia como objeto
endocrinológicos llevados a cabo a partir del siglo
de estudio desde una mirada compleja que involu-
XX. Según esta autora, en el discurso científico, las
cra como dimensión central el contexto socio-
hormonas sexuales han sido presentadas como de-
cultural en donde se construyen y circulan los diver-
terminantes de la diferencia sexual, proveyendo un
sos saberes. Se trata de trabajos que fundamental-
punto de partida para explicar el sexo y establecer
mente analizan y cuestionan la conceptualización
un mecanismo a través del cual se expresan las dife-
biomédica de la menopausia en el contexto de la
rencias sexuales. Estas nociones constituyeron la
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012

cultura occidental, conceptualizaciones que pro-


encarnación de la esencia del sexo. Esta conceptua-
mueven la medicalización del ciclo de vida femenino
lización de las hormonas, generó y promovió la idea
y las consecuencias sociales y políticas que dicha
de que el sexo puede ser leído a partir de un cuerpo
práctica conlleva (Martin, 1987; Bell, 1987; Lock,
en el que se desarrollan dos posibles superficies
1993, 1998; Harding, 1996; Wei Leng, 1996; Riess-
morfológicas, la de hombre o la de mujer. En este
man, 1998; Barber Webster, 1998; Leidy, 1999). De
sentido, Harding señala que el “surgimiento” de las
acuerdo con estos autores, la menopausia es un
hormonas facilitó el desarrollo de una construcción
proceso dentro del ciclo de vida femenino que, con-
nueva: el “cuerpo hormonal”, un cuerpo creado y
juntamente con el parto y la libertad reproductiva
modelado por hormonas. Al mismo tiempo, la idea
(el aborto y la anticoncepción), han sido medicaliza-
de anormalidad inherente a la mujer está relaciona-
dos. En contraposición al modelo biomédico, plan-
da con la descripción del ciclo hormonal femenino
tean que la experiencia de la menopausia es cons-
en contraposición con el masculino. Harding, si-
truida culturalmente y que, consecuentemente, la
guiendo a Oudshoorn, señala que el modelo cuanti-
forma en que es vivida y expresada es indisoluble de
tativo químico de las diferencias sexuales dio lugar a
los contextos socio-culturales particulares.
la noción de que la producción hormonal seguía un
Como se pudo apreciar en las descripciones ritmo diferente en hombres y mujeres, caracteri-
médicas del primer apartado, la patologización del zando el cuerpo masculino como poseedor de una
climaterio y la menopausia supone que el cuerpo de “regulación hormonal estable” y al femenino por
la mujer que atraviesa dichos procesos es un cuerpo una “regulación hormonal cíclica”. Según Ouds-
crónicamente enfermo o en riesgo y, a partir de ello, hoorn, esto llevó a establecer diferencias de sexo en
requiere de controles médicos. Se postula que el términos de ciclicidad versus estabilidad, estipulán-

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Ana Leticia Fitte

dose a partir de esta dicotomía comportamientos todos lados por creencias no examinadas acerca del
tipificados como femeninos o masculinos –y las res- cuerpo femenino y sus funciones en la sociedad. En
pectivas connotaciones negativas y positivas adjudi- este sentido las experiencias subjetivas de la meno-
cadas a cada uno de ellos– (Harding, 1996: 107). pausia son configuradas culturalmente. En otras pa-
labras, los cambios y sensaciones que tienen lugar
La caracterización del cuerpo femenino en
hacia el final de la menstruación, se constituyen a
términos de anormalidad nos permite entender uno
partir de las expectativas, los conocimientos, las
de los aspectos centrales relativo a la universaliza-
prácticas que circulan en un medio socio-histórico
ción de la experiencia de la menopausia que incluí
particular. El caso de las diferencias entre los sínto-
en el primer eje temático. Simultáneamente, la idea
mas prevalentes en Norteamérica y Japón permite
de anormalidad del cuerpo femenino está ligada a la
ejemplificar esta afirmación ya que indican que los
representación del cuerpo como algo aislado de las
cambios biológicos que tienen lugar en el climaterio
relaciones sociales y de la cotidianeidad que lo mo-
tienen un efecto pero no determinan las experien-
dela, posibilitando tanto la esencialización del cuer-
cias subjetivas ni la producción de los discursos que
po femenino así como la reificación de procesos
elabora el saber biomédico o aquellos que los hom-
corporales tales como el climaterio y la menopausia
bres y las mujeres crean y recrean en su cotidianei-
que aquí se analizan. En otras palabras, el modelo
dad5.
biomédico propone una universalización del clima-
terio y la menopausia, considerándolos como expe- Ahora bien, el presupuesto de base que po-
riencias compartidas por todas y cada una de las sibilita las conceptualizaciones propias del saber
mujeres, como un fenómeno transcultural inherente biomédico hasta aquí cuestionadas, es la noción de
a toda la población femenina incluida en la franja cuerpo que sustenta dicho saber. Los primeros es-
etaria de los 45-60 años. De esta forma, se omite la tudios socioantropológicos que incorporaron el
variabilidad de las posibles experiencias en torno a cuerpo como objeto de reflexión central lo enten-
la menopausia de acuerdo con las distintas culturas dieron primariamente como el espacio de construc-
o incluso hacia el interior de las mismas, como fue ción y soporte de lo simbólico y lo social. Esta pers-
posible apreciar en las conceptualizaciones médicas pectiva constituyó la línea de pensamiento
presentadas en el apartado anterior. dominante en antropología hasta la década del
ochenta. No obstante esto, Lock y Sheper-Hughes
En contraposición con esta línea argumenta-
(1989) sostienen que, tanto en el caso de la antro-
tiva, la antropóloga Margaret Lock (1993, 1998)
pología médica como dentro de la antropología en
cuestiona por qué no logramos concebir la meno-
general, la noción de cuerpo no ha sido problemati-
pausia como un producto específico de la tradición
zada ni cuestionada. Aún más, dentro de estas áreas

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 52-64, Diciembre 2011-marzo 2012
de pensamiento occidental euro-americana –
de conocimiento prevalece aquella falacia biologicis-
ampliamente ligada al desarrollo del saber y la
ta vinculada con el dualismo cartesiano que disocia
práctica biomédica– en lugar de conceptualizarla en
el cuerpo de la mente entendiéndolas como dos en-
términos de una experiencia femenina de carácter
tidades discretas e independientes. Dicha disocia-
universal. De acuerdo con esta autora, si bien du-
ción supone que el cuerpo es un objeto natural pa-
rante la menopausia se producen una serie de cam-
sible de ser analizado aislándolo del contexto
bios endocrinológicos, la ocurrencia de éstos no
sociohistórico que habita (Scheper-Hughes y Lock,
configura sustancialmente la experiencia subjetiva y
1987: 7). En contraposición, y a partir de una revi-
social de esta etapa. En este sentido, propone el
sión exhaustiva de la literatura antropológica, las
concepto de “biologías locales” para dar cuenta de
autoras proponen el concepto “Mindful body” para
la compleja dialéctica entre la biología y la cultura.
postular que el cuerpo es simultáneamente “un ar-
Con respecto a la construcción de un cuerpo univer-
tefacto físico y simbólico, producido tanto natural
sal, esta autora propone que el cuerpo biológico no
como culturalmente y anclado en un momento
puede ser ignorado (se afirma a sí mismo), pero
histórico particular” (íbid.). Con este término procu-
también forma parte de una cultura de la cual no
ran resolver la dicotomía cartesiana que sustentó la
puede ser desvinculado y en este sentido es alta-
mente cambiante a través del tiempo y del espacio
(Lock, 1998: 37). 5
El peligro de este argumento es que el cuerpo euroamericano
Lock (1998: 39) argumenta, tomando como permanece incuestionado y no problematizado, que la expe-
riencia del envejecimiento en otras poblaciones es tomada en-
base su investigación empírica en Japón, que los dis- tonces como una variación en la norma –debida a los genes o a
cursos sobre el envejecimiento están moldeados en la dieta– o se asume que es anómala.

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El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

mayor parte del edificio científico, incluyendo la an- define en función de su capacidad reproductiva.
tropología y la medicina. (Lock, 1993, 1998).
Como pudimos apreciar en el apartado an- Esta representación de la mujer forjada en
terior, el cuerpo es entendido como una entidad in- el saber biomédico es entonces sólo inteligible
variable y natural que atraviesa distintas etapas a lo cuando se la considera en el marco socio-histórico
largo del ciclo de vida femenino. El modelo bio- de la cultura occidental dentro del cual se desarrolló
médico del climaterio y la menopausia sostiene la dicho conocimiento. En este contexto, la mujer me-
idea de que el cuerpo es una entidad natural. Bajo nopáusica está signada por su incapacidad de llevar
esta lógica aborda el tratamiento del cuerpo des- a cabo un rol tradicionalmente adjudicado a las mu-
contextualizándolo espacio-temporalmente. Preva- jeres, el ejercicio de la maternidad. Como destaca-
lece, en suma, una visión ingenua y naturalista del ron Martin (1987) y Lock (1993, 1998), lo que está
cuerpo. Esta conceptualización también se pone en implícito en la mayoría de los discursos sobre la re-
evidencia en la clasificación que ofrecen de los producción es que el objetivo de todas las mujeres,
“síntomas” de la menopausia, catalogados éstos en la marca de la femeneidad y la condición para ser
tres grandes “dominios sintomáticos” independien- mujer, es la reproducción. Así, dentro del saber
tes, dos de los cuales se refieren a los cambios físi- biomédico, tal como argumentan los enfoques repa-
cos (“vasomotor” y “atrofia urogenital”) y el tercero sados y como pudimos observar en los casos de los
al dominio psicológico o emocional (“psiconeuro- profesionales entrevistados, las mujeres son clasifi-
biológico”). Asimismo, las caracterizaciones que se cadas de acuerdo a su potencial reproductivo: “mu-
ofrecen se realizan en un vacio contextual, esto es, jeres en edad reproductiva” vs. “mujeres en edad
omitiendo las situaciones personales y socio- no reproductiva”. De esta forma, el saber biomédico
culturales de las pacientes. establece una segmentación del ciclo de vida de la
mujer que se condice con los rasgos históricamente
Por último, me interesa analizar los ejes
considerados definitorios de la identidad femenina.
temáticos relativos a la “pérdida de la fertilidad” y la
Para cualquiera de los dos grupos la categorización
idea de que a partir de la menopausia la mujer de
toma como parámetros la edad y la presencia-
mediana edad comienza a atravesar dificultades en
ausencia estimada de estrógeno y progesterona la
la vida sexual. Dicho análisis nos permitirá vislum-
cual es ligada al potencial reproductivo de la mujer.
brar las interrelaciones entre cada uno de los ejes
temáticos aquí rescatados y el contenido ideológico La caracterización de las mujeres hasta aquí
que los sustenta. De acuerdo con los relatos de los repasadas, centrada en los vínculos establecidos en-
especialistas presentados, la “pérdida de la fertili- tre la reproducción, la maternidad y la identidad
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dad” y, por ende de la maternidad, son considera- femenina, nos permite también analizar el tercer eje
das y valoradas como una de las vivencias centrales temático relativo a las alteraciones en la vida sexual
del ciclo vital femenino. Asimismo, establecen rela- de las mujeres menopaúsicas señalada por los gi-
ciones de causalidad entre pérdida de la fertilidad y necólogos y ginecólogas. A partir de la menopausia
pérdida de la funcionalidad total de la mujer. las prácticas sexuales de la mujer se desligan for-
malmente de la reproducción y del ejercicio de la
Lock (1993, 1998) sostiene que la caracteri-
maternidad y, por este motivo, carecen del sentido
zación de las mujeres de mediana edad en términos
teleológico signado por el mandato de la sexualidad
de “anormalidad” y “patología” se funda en dos
para la reproducción impuesto por la matriz hetero-
principios: 1) La mujer, como fenómeno evolutivo,
normativa. Esto nos lleva a pensar, como señala
se destaca del resto de las especies animales por te-
Schwarz (2008), que si bien la sexualidad y la repro-
ner la capacidad de vivir alrededor de un tercio de
ducción son dos campos que están en proceso de
su vida sin contar con la capacidad reproductiva; 2)
separación en la vida de las mujeres, dicha separa-
Los cambios corporales experimentados durante la
ción está lejos de ser completada. Asimismo, esto se
menopausia (cambios celulares a nivel endometrial
vincula con la centralidad de la maternidad como
y ováricos, niveles hormonales, densidad ósea, nive-
parte de la identidad femenina. Esta autora nos re-
les de calcio y lípidos) son medidos y contrastados
cuerda que tanto la heterosexualidad como la ma-
tomando como referencia “valores normales”, es
ternidad son, entre otras cosas, instituciones políti-
decir, aquellos característicos de cuerpos de muje-
cas. El modelo patriarcal de dominación implica un
res occidentales y blancas en edad reproductiva.
lugar subordinado de la mujer en el que su sexuali-
Ambos principios suponen que la vida femenina se
dad intenta ser controlada al tiempo que se impone
la tarea reproductiva (Schwarz, 2008: 194-195).

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Ana Leticia Fitte

cuencias sociales y políticas implicadas en la medica-


lización, dentro de las cuales cabe destacar el postu-
Conclusiones
lado de una mujer de mediana edad crónicamente
En este trabajo partí de la premisa de que enferma y sujeta al control médico. Por el otro lado,
las relaciones de género están directamente vincu- la medicalización de la menopausia moldea la viven-
ladas con un ciclo vital estandarizado para hombres cia de las experiencias femeninas en términos pa-
y mujeres, dentro del cual derechos, obligaciones y tológicos. La segmentación del ciclo de vida femeni-
posibles usos del cuerpo difieren de una edad a no desde el saber biomédico, toma entonces como
otra. parámetro la ausencia del potencial reproductivo de
Presenté y describí las nociones de climate- la mujer.
rio y menopausia propuestas en situación de entre- Desde la perspectiva ginecológica, la rele-
vista por un grupo de ginecólogas y ginecólogos que vancia adjudicada a esta etapa deriva tanto de los
ejercen su profesión en consultorios privados de la “síntomas”, así como de la sensación de “pérdida de
ciudad de La Plata. A partir de estas descripciones, la fertilidad”/”pérdida de la productividad. Bajo este
fue posible identificar tres grandes ejes temáticos enfoque, cada uno de estos aspectos se conjugan
que estructuran las nociones expuestas por dichos para hacer del climaterio y la menopausia una etapa
especialistas: 1) el climaterio y la menopausia como crítica en la vida de las mujeres, al tiempo que se
una experiencia patológica inherente a la vida de la crea una corporalidad para la mujer de mediana
mujer de mediana edad; 2) la asociación del poten- edad signada por la idea de “la crisis de la meno-
cial reproductivo femenino con la funcionalidad de pausia”.
la mujer; 3) las dificultades que atraviesa la mujer
La importancia de identificar las formas en
de mediana edad en su vida sexual. Esta serie de
que es conceptualizado el cuerpo menopáusico y
temas interrelacionados son tomados en considera-
cómo es tratado, radica en que permite entenderlo
ción por los especialistas para definir el climaterio y
como una expresión social particular de control so-
la menopausia como una etapa crítica e ineludible
bre el cuerpo femenino. En otras palabras, el análi-
en la vida de las mujeres.
sis de la segmentación de la vida de la mujer pro-
Luego de la identificación de estos grandes puesta por el modelo biomédico, constituye un
ejes y de las nociones propuestas por los especialis- ejemplo de las controles sociales impuestos en tor-
tas, realicé un análisis de dichos ejes temáticos a la no al cuerpo femenino, un cuerpo que histórica-
luz de la bibliografía disponible en las ciencias socia- mente ha sido tomado como un espacio potente pe-
les que aborda la temática con el fin de mostrar los ro maleable en cuanto a sus significados otorgados,

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presupuestos –y el contenido ideológico de estos– y ha sido uno de los principales foros en donde se
que estructuran el modelo biomédico, en función delinean las relaciones de sexo y género (Butler,
del cual fue posible, por un lado, reconocer los pre- 2005).
supuestos –y el contenido ideológico de éstos– que
Ahora bien, como mencioné en la introduc-
estructuran las prácticas y creencias del saber bio-
ción el análisis que ofrecí en este trabajo, constituye
médico y, por el otro lado, tanto la una construcción
tan sólo una tarea preliminar para indagar los tipos
de la corporalidad femenina así como de un tipo de
de experiencias corporales y existenciales que se
sujeto femenino vulnerable y expuesto a controles.
desarrollan en relación con estas representaciones
Planteé también que dichas conceptualizaciones,
dominantes del climaterio y la menopausia. La pre-
fundamentadas en los presupuestos básicos de la
gunta central que emerge a partir de este trabajo
mujer de mediana edad como anormalidad y la li-
es: ¿qué tipos de experiencias corporales pueden
gazón de la mujer con la reproducción y el ejercicio
derivar de la definición de una etapa del ciclo vital
de la maternidad como pilares centrales de su iden-
femenino en términos de enfermedad? Esta pregun-
tidad, moldean la creación de un tipo de sujeto al
ta, cuya respuesta queda pendiente y requiere ser
tiempo que habilitan la intervención sobre su corpo-
contestada, nos permitirá desentrañar de manera
ralidad.
minuciosa la matriz heteronormativa y su dimensión
Para abordar los discursos sobre el climate- ideológica; ya que el cuerpo –y las experiencias cor-
rio y la menopausia expuestos por los/as especialis- porales– constituye uno de los principales sitios en
tas fue necesario considerar varias dimensiones in- donde la ideología se inscribe ejerciendo su poder
terrelacionadas dialécticamente en la construcción naturalizador de la realidad social.
del conocimiento biomédico. Por un lado, las conse-

[63]
El ciclo de vida femenino en el saber biomédico…

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Disponible en: http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/78/105

Plazos.

Recibido: 18/07/2010. Aceptado: 18/12/2010.

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Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2011. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 65-74.

La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena en el imaginario


social en Bolivia en la era neoliberal

The social march and the irruption of the indigenous


dody in Bolivia during the neoliberal era

Diego Mattos Vazualdo*


Saint Michael’s College, Estados Unidos.
dmattosvazua@smcvt.edu

Resumen
El presente artículo reflexiona sobre la importancia de la irrupción del cuerpo indígena en el
imaginario nacional boliviano en la era neoliberal. Es una irrupción que rompe con la manera
rígida de concebir la nación de la Revolución Nacional de 1952, y que abre posibilidades re-
ales de inclusión social a sujetos hasta hace poco no tomados en cuenta en la configuración
de lo nacional como agentes políticos válidos. Una de las maneras más efectivas de irrupción
es la marcha social como práctica de resistencia. El presente artículo busca justamente re-
flexionar sobre dicha práctica y la importancia del cuerpo indígena en la misma. Se arguye
que la marcha social es fundamental para la constitución de sujetos en los últimos veinticinco
años en Bolivia, para plantear su reformulación y su consecuente descolonización. Es una
forma de buscar validación social a través de una manera intensa de usar el cuerpo.
Palabras clave: Indígena, cuerpo, nación, imaginario, marcha social

Abstract
This article reflects upon the importance of the irruption of the indigenous body into the Bo-
livian national imaginary in the neoliberal era. It is an irruption that breaks the rigid way in
which the nation had been conceived since the National Revolution in 1952, and that opens
up real possibilities of social inclusion to subjects not taken into account in the national con-
figuration as valid political agents. One of the most effective practices of resistance and con-
sequently social irruption is the social march. The current article reflects upon such practice
and the importance of the indigenous body for its success. I argue that the social march is
fundamental for the constitution and reformulation of subjects in the last twenty five years
in Bolivia, and consequently their decolonization. It is a way to seek social validation through
an intense use of the body.
Keywords: Indigenous, Body, Nation, Imaginary, Social March

*
Docente de lengua, literatura y cultura latinoamericanas. Saint Michael's College, Vermont, Estados Unidos. Estudios de doctorado
en The Ohio State University. Estudios de licenciatura en Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia.

[65]
La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena...

La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena en el imaginario


social en Bolivia en la era neoliberal

Pierre Bourdieu afirma que la socialización cual el cuerpo indígena irrumpe en el imaginario so-
diferenciada según sexo/género se inscribe en los cial y político en la era neoliberal, 1985 adelante,
cuerpos, moldeándolos de forma particular, año en que se cambia el modelo económico a través
marcándoles límites y posibilidades. Que el discipli- de reformas neoliberales posteriormente denomi-
namiento de los cuerpos produce hábitos diferen- nadas como Consenso de Washington. El trabajo ar-
ciados y diferenciadores que determinan una soma- guye que la marcha social es fundamental para la
tización de las relaciones de dominación. Que en el constitución de sujetos en los últimos veinticinco
cuerpo se hacen carne las relaciones sociales de po- años, para plantear su reformulación y su conse-
der, que él las contiene, las expresa, las somatiza. cuente descolonización: obliga a la comunidad na-
cional a repensar sus definiciones y concepciones de
La novedad del proceso boliviano del último
lo que se entiende por sujeto boliviano. Es una for-
tiempo es sin duda la irrupción del cuerpo indígena
ma de buscar reconocimiento, una forma de valida-
en el espacio de discusión de lo político, en el ima-
ción social que se logra a través de una manera de-
ginario mestizo de nación arrastrado desde la Revo-
terminada de usar el cuerpo. De esta manera,
lución Nacional de 19521. Es una irrupción que rom-
ocupar el espacio público, ya sea calle, plaza o carre-
pe con una manera rígida de concebir la nación, y
tera, deviene elemental para la definición de nación
que abre posibilidades de inclusión a distintos suje-
en la presente era.
tos hasta hace poco no tomados en cuenta en la
configuración de lo nacional como agentes políticos Así, podemos decir que el concepto
válidos. Es una irrupción, además, no fruto de un de nación en Bolivia en este último tiempo ha esta-
momento, sino el producto de largos años de emba- do ligado indisolublemente a la carretera, a la calle,
te contra el muro de un cierto tipo de concepción a la vía pública como espacio. Es ahí donde se nego-
social excluyente. Esta irrupción se produce a través cian los distintos puntos de vista respecto al proyec-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012

de distintos medios. Uno de los más importantes y to nacional. Quienes lo han recorrido han sido sobre
efectivos es la marcha social como práctica de resis- todo cuerpos indígenas buscando un cambio en sus
tencia. El presente trabajo busca justamente re- condiciones de existencia. Y con su acción y presen-
flexionar sobre dicha práctica, medio a través del cia han cuestionado concepciones rígidas y vigentes
por muchas décadas. La nación se construye a
1
través de la acción de cuerpos portadores de me-
La Revolución boliviana de 1952 fue la culminación del moria que al recorrer su espacio no sólo reclaman y
proceso de frustración y descontento social profundo de la
población boliviana con sus gobernantes, la cual se genera a exigen, sino desean, construyen e inventan.
partir de la derrota sufrida en la Guerra del Chaco con el Para desglosar y profundizar este
Paraguay en 1935. Es un proceso que concluye con la toma del
poder por parte de una conjunción de fuerzas sociales de tema, vamos a revisar las tres marchas sociales más
diversa índole (trabajadores fabriles, policías, campesinos), y importantes llevadas a cabo en la era neoliberal en
liderada por el entonces joven partido opositor, el Movimiento Bolivia. La primera, llevada a cabo en 1985 por el
Nacionalista Revolucionario, y los sindicatos de trabajadores sindicato de trabajadores mineros; la segunda, en
mineros. Es muy significativa porque, en primer lugar, logra
1990 por los pueblos indígenas amazónicos; y la ter-
romper el control total del estado que hasta entonces tenían los
magnates dueños de las minas de estaño. En segundo lugar, cera, por los productores de coca del Chapare en
porque sienta las bases sobre las cuales se va a levantar el 1998. Realizaremos dicho recorrido guiados en todo
nuevo Estado boliviano, el cual como modelo va a durar los momento por la siguiente interrogante: ¿cuál es la
siguientes treinta años. Las reformas más importantes que se relación entre el cuerpo indígena y la concepción de
lleva a cabo son la nacionalización de las minas, el voto
universal (incluyendo a mujeres e indígenas) y la reforma la nación en el imaginario social en la era neolibe-
agraria. Estas dos últimas medidas son fundamentales para ral?
intentar la resolución del marginamiento profundo que la
población indígena ha sufrido históricamente.

[66]
Diego Mattos Vazualdo

La marcha por la vida ba una confianza en el porvenir y una audacia colec-


tiva memorable, en torno a la cual se había consti-
Las reformas económicas neoliberales en
tuido mitos sociales alrededor del comportamiento
Bolivia se las implementa a través del Decreto Su-
revolucionario de los mineros” (García Linera, 2000:
premo 21060 (agosto de 1985). Una vez hecha efec-
28).
tiva dicha reforma estructural, se da inicio una ola
de protestas sociales que se oponen al proceso A pesar de la euforia y el esfuerzo, la
anunciado por el gobierno de entonces a la cabeza marcha en definitiva es frenada por el gobierno,
de Víctor Paz Estenssoro. Con el fin de llevar adelan- nunca llega a su objetivo: el palacio de gobierno en
te la medida, el gobierno acude a todos los medios a la ciudad de La Paz. Las autoridades gubernamenta-
su disposición para frenar el descontento social, en les, una vez seguras de que los mineros no llevan
especial del sector minero, a quienes se le anuncia armamento, dictan estado de sitio en todo el país, lo
el cierre de varios centros mineros y por consecuen- que les permite sacar al ejército. Y es de esa manera
cia el desempleo a más de veinte mil trabajadores. que la marcha se frena. En la población altiplánica
El gobierno llega incluso a mandar al ejército a des- de Calamarca los mineros se chocan contra un muro
pejar los distintos puntos de conflicto. Al final, luego de soldados fuertemente armados con munición
de tensas jornadas de negociación, la administra- bélica, tanques e incluso aviones de guerra. Los diri-
ción logra su objetivo y las reformas toman curso. gentes convocan a una asamblea de emergencia en
pleno camino. Hay sectores que están a favor del
Sin embargo, antes de aceptar su “derrota”,
enfrentamiento, otros que optan por el retiro para
si puede denominarse así, los mineros realizan una
retornar luego armados. Al final es la segunda op-
última acción, en muchos sentidos, ritual y simbóli-
ción la que prevalece. Los mineros son subidos en
ca. En agosto de 1986 el sindicato de trabajadores
buses y transportados a sus campamentos. Sin em-
mineros, el más fuerte y organizado del Siglo XX en
bargo ya no habrá retorno. Los mineros negociarán
el país, organiza una marcha de todos los trabajado-
el retiro. En sí, será el fin de una época. Y la pregun-
res rumbo a la ciudad de La Paz. El objetivo es inter-
ta que surge es qué queda, ¿qué queda de toda la
pelar al gobierno directamente, recordarle su com-
gloria de la organización sindical minera?
promiso con el sector que hizo posible con su lucha
y tenacidad la Revolución Boliviana en 1952. Es la La gran Marcha por la Vida concluyó en una tragedia:
medida extrema que encuentran para legitimar sus el retiro colectivo, a cambio de una liquidación de tres
demandas frente a la sociedad. Se interpela al esta- por uno. ¿Qué se heredó de los trabajadores mineros
do, porque para los mineros, es en el estado donde para las futuras luchas? Yo creo que sólo la Gran Mar-
cha. Estas marchas, durante el reinado de los neolibe-
ellos se reconocen como obreros. Le quieren hablar
rales, se extendió a casi todos los sectores, para com-

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a ese estado que ellos han ayudado a levantar; por plementarla con los Bloqueos de caminos. Esa Marcha
coincidencia del destino le quieren hablar a la mis- fue muy bien asimilada por los pueblos originarios del
ma persona, al mismo presidente Víctor Paz Estens- Oriente boliviano y, por supuesto, por los combatien-
soro que habían levantado en hombros llevándolo a tes en defensa de la hoja de coca, la misma se exten-
la silla presidencial cuarenta y cuatro años antes co- dió a los originarios de la civilización andina de aima-
ronando así la victoria revolucionaria: “A nadie se le ras y quechuas. Las marchas y los bloqueos, propia de
ha ocurrido marchar para desconocer a V. Paz que los trabajadores mineros, forjó nuevos liderazgos en
incluso había ganado en varios de los distritos mine- los pueblos originarios de Bolivia. (Escóbar, 2008: 138)
ros en las recientes elecciones de 1985; se marcha Es decir, lo que queda es la marcha misma,
pues como gesto ritual y recordatorio de los com- como práctica de resistencia, como memoria, y
promisos históricos hacia quien precisamente em- quedan sobre todo los cuerpos indígenas que la por-
blematiza la impronta obrera en la nación: V. Paz” tan. Es a través de la acción de marchar que los mi-
(García Linera, 2000: 41). neros forman a las nuevas organizaciones futuras.
Este acto va a ser denominado Marchar implica dos cosas al mismo tiempo: des-
“Marcha por la vida”, porque en cierto sentido se aparecer como movimiento, al menos con la fuerza
marcha justamente para no morir como organiza- que tenía, y también el paso de la memoria a otros
ción, para que la clase trabajadora minera no se ex- cuerpos en formación: los mineros pasan su sabi-
tinga. Lo que está por acabarse es la clase, el grupo duría de resistencia caminando. Desde entonces,
social que había construido y encarnado la utopía “marchar” va a hacer una de las prácticas de lucha
revolucionaria por más de medio siglo: “se derrum- más efectivas de los movimientos sociales, es en sí
ba la fuente de una certeza colectiva que alimenta- uno de los legados más preciados de la “gloriosa”
organización sindical minera a los movimientos so-

[67]
La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena...

ciales posteriores; éstos lo heredan, lo incorporan, respeto a, y recuperación de las culturas indígenas”
lo mejoran y lo utilizan. (Lehm, 1999: 102).
Esta marcha es histórica, y en cierto La lucha de los pueblos indígenas
sentido mítica porque es una especie de clamor, del norte amazónico en defensa de su territorio se
clamor de un cuerpo social, de aquel cuerpo, quien remonta, como muchos otros, a la colonia. Sin em-
sabe el único, que había realmente creído en la po- bargo, ya dentro de la época republicana son tres
sibilidad de la nación, y cuya creencia le había hecho las amenazas mayores que estos grupos deben en-
atravesar los momentos más oscuros, las represio- frentar con el objetivo de lograr la continuidad de
nes más dolorosas, pagando siempre con el cuerpo. sus sociedades. En primer lugar, la gran explotación
El clamor de un cuerpo que no quiere que lo que ha de caucho a finales del siglo diecinueve, producción
construido a través de los años se vaya, que no está que no sólo amenaza a la propiedad de sus territo-
dispuesto a que la memoria que ha formado sea la- rios sino que requiere el reclutamiento de grandes
vada por el caudal neoliberal. Es que la nueva políti- cantidades de gente indígena, produciendo de esta
ca económica, como todo cambio político profundo, manera un gran impacto en las comunidades. En se-
impone necesariamente reorganizar el pasado, hay gundo lugar, a mediados del siglo veinte se intensifi-
que volver a construirlo desde un nuevo orden, para ca la cría de ganado en tierras del Beni, transfor-
así tener una versión nueva que predomine sobre mando de pronto amplios territorios indígenas en
las demás (Tapia, 2000: 65). pastizales. Y en tercer lugar, el cual es un tema que
llega hasta el día de hoy, es la explotación maderera
La marcha es una respuesta deses-
de manera intensiva.
perada al proyecto de desmontar estructuras men-
tales, el anhelo de nación desde el sindicato, y las Todos estos emprendimientos, en
estructuras materiales, la organización y cohesión especial el tema del ganado y lo maderero, tienen
sindical, que se había producido/inventado en el pa- de cierta manera un punto de apoyo importante en
sado. Lo que no se espera es que esta medida, ac- la concepción sobre la región amazónica que se
ción y práctica, la marcha, en vez de ser una medida forma en la Revolución Boliviana de 1952. No sólo
inútil que cede al poder del olvido, se convierta en se deja de concebir al indígena como indígena para
un medio poderosísimo de hacer memoria, de pasar a ser campesino, sino que se concibe el orien-
transmitirla. Es el cuerpo viejo en movimiento en te como un gran espacio poco habitado, y con gran
cuya última acción enseña a sus sucesores el cami- potencial de explotación. Es necesario mencionar
no; cuerpo que sabe que está desapareciendo irre- que esta concepción sigue vigente hasta el día de
mediablemente, que sabe que tiene usar el cuerpo hoy. Por esta razón, este pensamiento produce las
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012

material una vez más para continuar como práctica políticas estatales de incentivo constante de coloni-
en un otro lugar. zación de territorio en el Oriente por pobladores
andinos. De acuerdo a Zulema Lehm, se trata de una
concepción que concibe el territorio amazónico co-
La marcha por el territorio y la dignidad mo “vacío” y la gente que habita ahí como “invisi-
La marcha de los mineros como instrumento ble” (1999: 72).
de lucha va a ser reproducida en otras oportunida- En este sentido, de todas las mar-
des a lo largo de la era neoliberal. La Marcha por el chas en la era neoliberal, la de los indígenas del
Territorio y la Dignidad es llevada adelante por la oriente es la que expresa con más fuerza la eviden-
Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), com- cia del espacio nacional como un espacio en situa-
puesta por los muy diversos grupos indígenas habi- ción colonial, un espacio divido en dos; lo que inten-
tantes del norte amazónico, entre ellos mojeños, ta mostrar a la comunidad nacional, de cierta
chimanes, yuracarés, movimas, sirionós, baures, manera, es la nación profunda oriental que hasta
chácobos, esse ejjas, itonamas y tacanas. Inicia su ese momento no se veía. La marcha con su acción
recorrido rumbo a la ciudad de La Paz el 16 de agos- expresa también la necesidad y urgencia de resolver
to de 1990. Las demandas al gobierno se resumen el problema de colonialismo interno en el que viven
en cuatro puntos: “el reconocimiento legal de los dichos pueblos. Y de acuerdo a la perspectiva indí-
Territorios Indígenas; el reconocimiento legal de las gena oriental en este caso, aunque también es el ca-
organizaciones indígenas y autoridades tradiciona- so de la problemática indígena en general, la situa-
les; el mejoramiento de las condiciones económicas, ción colonial va íntimamente asociada al derecho
salud y educación de las poblaciones indígenas; el

[68]
Diego Mattos Vazualdo

sobre la tierra, derecho que se exige desde tiempos to profundo de las organizaciones de indígenas de
coloniales. tierras bajas. En realidad son el sector en el que de
Tomemos por ejemplo la reciente marcha de indíge-
cierta manera nace la propuesta de una Asamblea
nas moxeños, sirionós, yuracarés, chimanes, etc., que Constituyente futura, pensada como un espacio a
arribó a la ciudad capital en septiembre de 1990, través del cual se resuelva, desde lo legal, la situa-
planteando dos simples consignas: Territorio y Digni- ción colonial del país.
dad, que por sí solas expresan una compleja articula- Esta marcha es la primera que realizan los pueblos
ción de horizontes y temáticas referidas, por un lado, originarios de la Amazonía y el Chaco; esto significa
al derecho a la autonomía y el autogobierno, y por que con el recorrido que realizan desde tierras bajas a
otro, a la demanda de un trato acorde con la condi- las tierras altas, en dirección de la ciudad de La Paz,
ción humana-y-ciudadana a los pobladores nativos del sede de gobierno, se incorporan a la vida política y a
oriente. (Rivera, 1993: 27) la lucha por las reivindicaciones sociales en el contex-
Esta marcha es fundamental porque a través to nacional. Desde la perspectiva de los pueblos origi-
de ella los pueblos indígenas del oriente exigen a la narios del oriente este paso es trascendente, pues no
sociedad boliviana su incorporación en el imaginario sólo fortalecen sus organizaciones sino que éstas ad-
quieren un consenso y una legitimidad social mayor,
nacional, a través de ella se muestran como parte
además de convertirse en las representaciones reco-
de Bolivia; es decir, sirve como mecanismo a través nocidas de los pueblos originarios del oriente ante el
del cual la nación oculta y clandestina, se muestra a Estado y la sociedad civil. (Prada, 2000: 136)
la luz, se pone frente a frente con la nación “oficial”.
Por otro lado, es la primera manifestación en la era El gobierno de entonces, bajo la presidencia
neoliberal a través de la cual los grupos indígenas de Jaime Paz Zamora, presionado por la gran sim-
exigen una “descolonización” urgente, entendida patía y aprobación popular que genera la marcha,
como una redistribución de tierras inmediata. Este promulga tres decretos supremos cediendo territo-
movimiento propone a la sociedad boliviana la posi- rios a varios grupos indígenas: “El resultado inme-
bilidad de la construcción de la nación necesaria diato de la Marcha fue la emisión de tres Decretos
fundada en la resolución de la situación colonial. Supremos mediante los cuales se reconocían cuatro
territorios indígenas: dos en el Bosque de los Chi-
Realmente estamos construyendo... esa Bolivia que manes, uno en el Isiboro-Sécure y uno en el Ibiato
muchas veces ha sido proclamada en muchos discur-
(D.S. 22609; 22610; 22611)” (Lehm, 1999: 125). Por
sos de doctores, intelectuales, que hasta ahora no se
la ha visto, pero que pensamos nosotros construir...
supuesto esto genera malestar en los empresarios
con todos los originarios de Bolivia en una forma con- del lugar que consideran la acción un peligro a la re-
junta y levantar ese espíritu de libertad, de indepen- producción de capital y al acceso de recursos natu-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012
dencia... para nosotros ésta es la historia boliviana, se rales. Desde esta perspectiva, la marcha, la acción
escribe nuevamente una historia que seguirá para es una gran victoria, no solamente porque es la pri-
nuestros hijos quienes tendrán que conocer cómo han mera vez que a los indígenas de tierras bajas se les
caminado sus padres y sus abuelos. (Marcial Fabrica- otorga un derecho territorial, sino porque muestran
no en Lehm, 1999: 125) al resto de la población su existencia, su cuerpo, su
La marcha recorre casi 500 km. uniendo el lucha.
Amazonas con la cordillera que rodea a la ciudad de
La Paz. Genera inmediatamente un fuerte impacto
mediático. La televisión nacional e internacional La marcha de los productores de coca
muestra continuamente el recorrido de la marcha, En agosto de 1998, los productores de coca
que incluye a mujeres y niños: una columna inter- del Chapare, a través de la Federación Sindical de
minable de gente, cargando ollas, atados e hijos. La Productores de Coca, deciden organizar una marcha
ciudad de La Paz los recibe con aplausos y ayuda y desde el trópico de Cochabamba hasta la ciudad de
entiende el mensaje que la marcha intenta transmi- La Paz, en reclamo a la constante y excesiva violen-
tir: “El gobierno tiene que hacer notar en el pueblo cia ejercida por el gobierno en su programa de erra-
boliviano que nosotros existimos, que somos huma- dicación de cocales en el trópico cochabambino. No
nos y que debemos compartir la igualdad” (Rubén marchan todos los productores, sino sobre todo di-
Yuco en Lehm, 1999: 127). Y lo que la marcha logra rigentes sindicales, hombres y mujeres. Lo intere-
sobre todo, y tal vez sea su mayor resultado es la in- sante es que a medida que avanza la marcha, se va
corporación de los pueblos indígenas amazónicos acoplando gente de otros sectores, mayormente
dentro del proyecto político de constitución de la campesinos indígenas, en apoyo a la demanda coca-
nación. El hecho inicia un proceso de fortalecimien- lera. Esto a pesar de la fuerte propaganda guberna-

[69]
La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena...

mental que hace todos los esfuerzos para ligar a los


productores de coca con el narcotráfico, e intentar
La marcha y la exigencia del encuentro
así deslegitimarlos. Silvia Rivera Cusicanqui, partici-
pante de dicha experiencia en su último tramo, nos La característica de estas marchas que van a
relata esta acción. pasar como memoria de resistencia es que en
ningún momento buscan la confrontación violenta,
La marcha de las 6 Federaciones del Trópico de Co-
chabamba (agosto-septiembre de 1998) fue quizás el
la marcha es siempre pensada como una acción
más coherente intento de respuesta cocalera a esta pacífica. Por ejemplo, este es el caso de la marcha
nueva y agresiva política gubernamental. Iniciada en de los mineros: “*los militares+ no encontraron
Villa Tunari el 10 de agosto, la marcha partió con sólo ningún cartucho de dinamita, menos fulminantes o
200 caminantes, que avanzaron solitarios y hostiliza- guías; no encontraron un solo fusil mauzer ni una
dos por más de 300 kms. A lo largo de toda la ruta, le- pistola. La Marcha fue organizada como una marcha
treros amenazantes estigmatizaban a los marchistas y pacífica” (Escóbar, 2008: 105); como también es el
a sus dirigentes como “narcotraficantes”, “pichicate- caso en la marcha indígena por el territorio: “El
ros” y la caminata fue calificada como una “narco- carácter pacífico de la Marcha fue pregonado por
marcha”, incluso por la embajadora de los Estados
los dirigentes indígenas en todo momento, incluso
Unidos, Dona Hrinak. Esta campaña infame fue rever-
tida de un modo contundente al pasar Calamarca,
[los dirigentes] escribieron una carta al Ministro del
donde la marcha se había reforzado con nuevos con- Interior remarcando este carácter y garantías antes
tingentes, logrando transformar la indiferencia y has- de la salida de la marcha” (Lehm, 1999: 118).
ta hostilidad de la población en una actitud de decidi- El objetivo no es pues el enfrentamiento, si-
do apoyo y aclamación. De este modo, la marcha
no hacerse ver y dejarse sentir, es decir, la interpe-
pudo, en sus 23 días de recorrido, sumar fuerzas hasta
llegar a La Paz el 3 de septiembre con una columna de
lación a la sociedad dominante, la búsqueda de su
más de 1200 personas. (2003: 37) rostro, la experiencia de la alteridad a través del en-
cuentro cara a cara en términos de Dussel2. Es el
La marcha logra un preacuerdo con el go- ejercicio de salir hacia al territorio, caminar el país
bierno no logra resolver políticamente el tema de la otra vez y buscar el encuentro de unos con otros,
erradicación y violencia, las cuales van a continuar buscar el rostro del otro para reconocerlo como dis-
en años siguientes. Lo que los cocaleros logran con tinto, sin embargo constitutivo y necesario del mis-
la marcha, sin embargo, es legitimar su lucha frente mo proyecto nacional. Ver la presencia de ese otro
a la sociedad que los ve marchar. sobre las carreteras, ese otro que pocas veces se ve,
En la marcha se entrega el cuerpo tal como especialmente en el caso de las urbes, produce
es, absolutamente vulnerable. Y la gente que ve la conmoción al que observa el enorme cuerpo social
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marcha ve eso sobre todo, gente indígena, o mesti- desplazándose por el espacio. Ver una marcha de
za-indígena de bajos recursos que no tienen más este tipo es una experiencia impresionante, ya que
remedio que recurrir a lo último que les queda, el no solamente marchan mineros, o trabajadores, si-
cuerpo. Es por eso que la marcha de los mineros, no amas de casa y niños, y además porque se ve al
como acción y práctica de resistencia es tan impor- cuerpo sufrir, doler, sangrar, y de esa manera cons-
tante. Porque hasta esa marcha el método favorito truyendo y pasando conocimiento: “la marcha, los
de lucha había sido el bloqueo de caminos y la huel- pies sangrantes, la comida improvisada, la lejanía de
ga de hambre. La marcha abre otro camino, otra los seres queridos, son los gestos mediante los cua-
manera de usar el cuerpo. Y al usar el cuerpo se ac- les reconstruyen su memoria para interpelar al es-
tiva la memoria que éste porta, las acciones que se tado” (García Linera, 2000: 41).
han aprendido, que se han visto a otros hacer. El Es la presencia del Otro subalterno
cuerpo viene a ser siempre el último recurso, lo úni- marchando lo que provoca la necesidad de un re-
co que queda, lo único de cierto y real en un mo- planteamiento de la construcción de cualquier iden-
mento de impotencia absoluta, utilizar el cuerpo
como lugar de exhibición pública de dolor: “es el
2
último peldaño del ser dominado que está a la de- El Otro es el rostro de alguien que yo “experimento” como
fensiva, que ya nada puede hacer para revertir su si- otro; y cuando lo experimento como otro ya no es cosa, no es
tuación subalterna y que se refugia en el drama del momento de mi mundo, sino que mi mundo se evapora y me
quedo sin mundo ante el rostro del Otro. *…+ Esto, que es lo
cuerpo para lograr reconocimiento, mediante la más cotidiano de lo cotidiano, el estar frente a un libre cara-a-
conminatoria extrema del autosuplicio o la búsque- cara, nos introduce de lleno en el horizonte de la alteridad, es
da de la muerte” (García Linera, 2000: 42). decir, en el reconocimiento del Otro como otro. (Dussel, 1983:
87)

[70]
Diego Mattos Vazualdo

tidad nacional. Ya que, especialmente en el caso de Las marchas sociales, de cierta manera, al
la marcha indígena de oriente, se tiene a un Otro buscar la interpelación del otro, ya sea el estado o la
nunca experimentado por la sociedad boliviana an- sociedad boliviana en general, buscan este tipo de
tes. El tema es reconocer al Otro como posibilidad encuentro que resulte en una resolución. Y con esto
constitutiva de lo nacional, lo que se ha hecho en poder constituir este espacio nacional en el que es
Bolivia a partir de 1825 es concebirlo como silencio. posible la complementariedad de diferencias y no la
La marcha exige el reconocimiento del Otro como exclusión. En cierto sentido, este espacio, fruto del
presencia, como algo que va a ayudar a una consti- encuentro, es la nación necesaria, como posibilidad.
tución mutua. Es sólo a través de la relación distur- Las marchas sociales, en muchos sentidos, son una
badora con este Otro, con lo que se creía que no es, voluntad profunda de la generación por parte de los
o no estaba, que la identidad común puede consti- movimientos sociales de un proyecto nacional fun-
tuirse.3 dado en la resolución de la situación colonial a
través del encuentro.
La búsqueda del rostro del otro
también puede entenderse como un deseo de en- La marcha es la búsqueda de un encuentro
cuentro entre dos diferencias, especialmente te- con la diferencia; es un ir hacia el otro para que me
niendo presente la sombra del espacio en situación vea. Es una forma de buscar una forma de valida-
colonial, un espacio dividido en dos; en este sentido ción social, validación que se logra a través de una
se trata de un encuentro entendido como un com- manera determinada de usar el cuerpo. Este último
plemento entre dos partes, entre dos “naciones”. En es una materialidad que porta significado y se co-
la cosmovisión andina existe un término muy preci- munica, sale a la luz, a través de su acción, a través
so que refiere a un encuentro de este tipo, espe- de su uso. El cuerpo es siempre algo que abarca, en-
cialmente cuando se tienen dos partes antagónicas, carna múltiples posibilidades condicionadas y cir-
dos partes diferentes. Es a través de la acción de cunscritas por una convención histórica. El cuerpo
juntarlas, o de encontrarse que el equilibrio entre es una situación histórica, y a través de su acción, en
las diferencias es posible, y de esta manera una po- este caso a través de la marcha, la reproduce (But-
sibilidad de resolución de la situación colonial. El tler, 2004: 156). O como dice Tapia, “Lo importante
término es tinku, que en español se traduce justa- es que la historia esté en los cuerpos de la gente y
mente como “encuentro”. En las comunidades an- no en los archivos viejos y nuevos” (Tapia, 2000: 83).
dinas por siglos ha funcionado también como un ri-
tual que sirve para que los opuestos se encuentren,
se midan, se igualen y así “resuelvan” sus desacuer- La irrupción del Otro como cuerpo indígena
dos:

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012
El resurgimiento del Otro subalterno en el
Tinku es el nombre de las peleas rituales en las que se imaginario nacional a través de prácticas de resis-
encuentran dos bandos opuestos, frecuentemente tencia –que implican siempre el uso intensivo del
llamados alasaya (el lado de arriba) y mäsaya (el lado cuerpo– es el resurgimiento de un cuerpo históri-
de abajo). Parece un combate guerrero, pero en reali- camente sometido y marginado de cualquier pro-
dad se trata de un rito; por eso une. El tinku es la “zo-
yecto nacional. Ése es el cuerpo que marcha, se
na de encuentro” donde se juntan dos elementos que
proceden de dos direcciones diferentes: tincuthap-
mueve, reclama, inscribe, que busca su descoloniza-
tatha, encontrarse los que van y vienen en el camino. ción.
(Bouysse-Cassagne y Harris, 1987: 30) De cierta manera, la presencia del cuerpo
El tinku está razonado como una manera de indígena en el espacio, como carácter de agente so-
buscar la equidad entre las partes desiguales, equi- cial en lo político, responde cabalmente a la exhor-
librio entre los ayllus. Busca, en primer lugar, el re- tación de Fernández Retamar de cambiar nuestra
conocimiento del otro frente a uno, el verse cara a posición de visión de lo latinoamericano pasando de
cara, con el objetivo de consolidar, a través del rito, Ariel a Calibán, es decir, pararnos sobre la herida co-
un pacto de reciprocidad, de complementariedad. lonial que representa la presencia del cuerpo defini-
do históricamente por el poder colonizador como
amorfo, barbárico y servil. La irrupción del cuerpo
indígena como Otro en el espacio nacional boliviano
3 es el resurgimiento de Calibán como figura clave de
“Identity is always, in that sense, a structured representation
which only achieves its positive through the narrow eye of the exhortación a la concepción de lo nacional, es el
negative. It has to go through the eye of the needle of the other cuerpo indígena como presencia quien clama, quien
before it can construct itself” (Hall, 1991: 21).

[71]
La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena...

hace necesario repensar la historia desde el otro la- En la era neoliberal, la irrupción del
do, desde el otro protagonista (Fernández Retamar, cuerpo indígena empieza a darse también en espa-
1973: 57). cios simbólicos de poder político, como resultado de
una continua acción de búsqueda de caminos para
Es necesario recalcar que no es el discurso
lograr una posible descolonización. Javier Sanjinés
intelectual indígena quien mueve al cambio de posi-
en la parte inicial de su libro El espejismo del mesti-
cionamiento –algo muy importante en los años se-
zaje marca este hecho al hacer referencia a la com-
senta y setenta con el pensamiento katarista– sino
posición del parlamento nacional luego de las elec-
sobre todo la presencia de su cuerpo y acción en él.
ciones del año 2002:
Esto es muy claro en la marcha de los pueblos origi-
narios del sector amazónico, más allá de sus de- Durante la transmisión del mando presidencial que
mandas, es su presencia la que irrumpe en el espec- tuvo lugar el 6 de agosto de 2002, ocasión en la que
tro “mestizo” del imaginario nacional, y sobre todo Gonzalo Sánchez de Lozada fue investido Presidente
la entrega del cuerpo, en la acción de marchar, de de la República por segunda vez, el hemiciclo congre-
sal nos mostró a los bolivianos una imagen del país a
marcar el espacio.
la que no estábamos acostumbrados… este Congreso
La Marcha por la Vida de 1986 es Nacional no tenía ya el componente étnico homogé-
llevada adelante casi exclusivamente por trabajado- neo de mestizo-criollos que constituía tradicional-
res mineros, esto es cierto. Sin embargo, la mayoría mente la legislatura, y representaba la unidad nacio-
de los mismos provienen del ámbito rural, de co- nal. Ahora, las imágenes que el Congreso emitía eran
ilustrativas de que un cambio profundo había tenido
munidades indígenas, ya sean quechuas o aymaras.
lugar en Bolivia. En un lado del hemiciclo, congresales
Es decir, de cierta manera, se trata de los mismos de ambos sexos, vestidos de corbata y traje sastre,
cuerpos, con posicionamientos diferentes en épocas apoyaban fervientemente el discurso presidencial de
diferentes. La marcha de los mineros trata de de- Gonzalo Sánchez de Lozada… En el otro lado del
fender los intereses de la clase trabajadora, no de hemiciclo, el sector igualmente importante de con-
un cierto grupo étnico.4 La diferencia con las mar- gresales vestidos de chamarras, ponchos y sombreros,
chas recientes de reivindicación indígena en la era escuchaba en silencio y con gesto risueño que deno-
neoliberal es justamente ésta, es decir, el posicio- taba incredulidad, el discurso de unidad nacional que
namiento y la referencia de identificación que to- proponía el flamante presidente, y que sonaba algo
man los mismos cuerpos; las marchas y acciones de artificioso porque respondía a los intereses de una
parte del país: la Bolivia moderna, ajena a las deman-
resistencia ya no sólo se mueven bajo una lucha de
das indígenas y campesinas. (2005: 1)
una cierta clase, sino ésta se mezcla con una lucha
en defensa también de de lo étnico. Esto es muy cla- De cierta manera, esta imagen rescatada del
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012

ro en el caso de los cocaleros, por ejemplo. Las mo- Congreso Nacional por Javier Sanjinés resume la
vilizaciones que salen desde el ámbito cocalero no irrupción del cuerpo indígena en el espacio político,
sólo defienden las demandas del grupo sindical, sino en el imaginario nacional en esta era neoliberal. Lo
también se cruzan con reivindicaciones indígenas. que es nuevo no es el discurso en defensa de lo
Los mismos cuerpos en posicionamientos diferen- subalterno, o discurso enfocado hacia nuevas políti-
tes, con dobles o múltiples posicionamientos de su- cas que busquen mayor igualdad, lo nuevo es la pre-
jeto. sencia de cuerpos indígenas en el espacio más alto
de decisión política dentro del estado. Se trata de
4
Dentro de la representación, esto es muy claro en el filme
un espacio que hasta no hace mucho hacía imposi-
testimonial El coraje del pueblo de Jorge Sanjinés. En las ble cualquier presencia indígena.5 La presencia indí-
primeras escenas se muestra la movilización de mineros en las gena en cuerpos de decenas de diputados, por el
pampas de María Barzola durante la masacre de Catavi en 1942. contrario, demuestra un giro profundo no sólo
La manifestación es llevada adelante por trabajadores y simbólico sino real en el imaginario de nación a
trabajadoras, con niños incluidos, mineros de rasgos
evidentemente indígenas, sin embargo se mueven en reclamo construir a partir de ese momento. El contraste de
de mejores condiciones de trabajo y aumento de sueldos, en vestimenta tradicional por parte de muchos repre-
ningún momento se trata de una reivindicación indígena o sentantes es particularmente importante, porque
étnica. Se muestra al frente la bandera boliviana, rojo amarillo y hasta ese momento, era un tipo de vestimenta im-
verde, y ninguna otra. En las marchas en el era neoliberal, a la
bandera boliviana la acompaña siempre otro emblema
5
propiamente indígena, como la Whipala andina y otros motivos Se puede mencionar la presencia del aymara Víctor Hugo
indígenas. La presencia de lo indígena en el movimiento social Cárdenas como vicepresidente de Sánchez de Lozada en su
se ha vuelto permanente, como una autoidentificación primera gestión entre 1993 y 1997, sin embargo, esa presencia
fortalecida por el proceso de resurgimiento del Otro en el era sobre todo simbólica y sin ningún peso de decisión en
imaginario nacional. materia de políticas.

[72]
Diego Mattos Vazualdo

pensado a ser usado en semejante espacio. Asimis- Al final, luego de una tensa espera, la mar-
mo la elección de la lengua indígena para dirigirse al cha logra su objetivo, con muchas irregularidades
congreso es también nueva. Muchos representantes políticas dentro del Congreso sí. Sin embargo, lo im-
vierten sus palabras en quechua, aymara o guaraní, portante está en la elección del uso del cuerpo co-
cuestionando de esa manera el castellano oficial mo instrumento de interpelación: cuerpo subalter-
que representa el proyecto nacional que ha margi- no que irrumpe en el espacio social y político
nado históricamente a lo indígena. La sola presencia boliviano, reclamando un lugar, y sobre todo un
de diputados de origen indígena entre los legislado- cambio en el imaginario de nación en proceso.
res, muestra un proceso claro de descolonización en
Concluimos diciendo que en la era
el que el cuerpo juega fundamental importancia.
neoliberal es lo que ha marcado el cuerpo, la masa
Sin embargo, más allá de la vestimenta indí- social, lo que entra a formar parte de lo que va a ser
gena como representación de la irrupción en el es- la nación. Y se recorre haciendo memoria, y trans-
pacio político de lo subalterno –dentro de esto tam- mitiéndola al mismo tiempo: al marcar el espacio se
bién podría servir de ilustración la vestimenta está recordando e inventando simultáneamente. Lo
atípica en términos occidentales del Presidente Evo que se inventa es el nuevo espacio, la idea de nación
Morales– creo que lo trascendental es la elección que se quiere tener. A través de la marcha, el Otro
del Otro de utilizar el cuerpo en las acciones de re- marginado, encarnado en movimientos sociales, se
sistencia y reivindicación. Ya se trate en casos de in- incorpora a la discusión de lo nacional, ése es su
terpelación al estado en reclamo por el cumplimien- gran valor. Es el recorrido del cuerpo social, en el
to de ciertas demandas, muchas veces recibiendo que resalta el cuerpo indígena como tal, quien hace
como respuesta fuerte violencia, como también en este espacio, quien hace de una llanura, de una pla-
ocasiones menos violentas con el objetivo de pre- nicie, de unas montañas, la nación.
sionar a la opinión pública.
De esta manera, ocupar el espacio
Un claro ejemplo de esto es la marcha mul- público, ya sea calle, plaza o carretera, deviene ele-
titudinaria de octubre de 2008 que realizan hacía la mental para la definición de nuevas posibilidades de
ciudad de La Paz miles de representantes de comu- existencia. Se ocupa un espacio, físico y tangible. No
nidades indígenas de tierras altas y bajas, campesi- sólo se lo transita, sino se lo posee, se lo atrapa.
nos y mineros con el objetivo de presionar al Con- Ocupar el espacio a través de marchas es una mane-
greso para que apruebe la vigencia de la Nueva ra poderosa de inclusión de la existencia de uno en
Constitución Política del Estado redactada por la el imaginario social. Marchar es una manera podero-
Asamblea Constituyente a través del llamado a un sa exigir una descolonización entendida como re-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012
referéndum de consulta popular (La Razón, 21 octu- apropiación de la tierra por parte del cuerpo indíge-
bre 2008). En dicha ocasión, la marcha llega a la Pla- na, de volver a pisarla, de hacerla suya, o al menos
za Murillo, liderada simbólicamente por el Presiden- de irrumpir en la visión histórica que ha tratado de
te Morales en los últimos 35 kilómetros, casi de borrar el sector criollo-mestizo hegemónico. Y en es-
manera festiva con música y bailes, y rodea el par- te accionar es la acción del cuerpo más que el discur-
lamento nacional para presionar a los congresales. so verbal quien juega un rol determinante, quien
Es una marcha en donde el motivo indígena se con- hace posible el cuestionamiento de la nación y quien
vierte en el más importante, hecho evidente a abre sus posibilidades futuras.
través de banderas y vestimentas, pero sobre todo
cuerpos en movimiento.

[73]
La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena...

. Bibliografía

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19-39.
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 65-74, Diciembre 2011-marzo 2012

Citado.

MATTOS VAZUALDO, Diego (2011) “La marcha social y la irrupción del cuerpo indígena en el imaginario
social en Bolivia en la era neoliberal” en: Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones
y Sociedad - RELACES. Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Córdoba. ISSN: 1852.8759. pp. 65-74.
Disponible en: http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/141/106

Plazos.

Recibido: 14/09/2011. Aceptado: 30/11/2010.

[74]
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 75-87.

El gesto analógico. Una revisión de las ‘técnicas del


cuerpo’ de Marcel Mauss

The analogical gesture. A review of the “techniques


of the body” of Marcel Mauss

Jaime de la Calle Valverde*


Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España.
jdlcalle@poli.uned.es

Resumen
A la concreción de un gesto, de una postura o de un movimiento se llega por muchas vías. Una de
ellas, poco explorada por la Antropología y por la Sociología, es la vía analógica. Es la vía que toman
las personas que colonizan nuevos espacios gestuales trasladando particulares matrices de gestos
de unos ámbitos de su vida cotidiana a otros. Se hace una lectura crítica del artículo clásico de Mar-
cel Mauss sobre las “técnicas del cuerpo” y se proponen otras vías para interpretar la naturaleza de
los gestos, de las posturas y de los movimientos. Dos ejemplos etnográficos ilustran las reflexiones.
Palabras clave: analogía, gesto, movimiento, cuerpo, autopoiesis, Marcel Mauss

Abstract
A gesture is reached by many different paths. One of these, little explored by anthropologists or so-
ciologists, is the analogical. This is the path taken by those people who colonise new gestural spaces
by transfering gestures from one part of their lives to others. After a critical reading of Marcel
Mauss's classic article on "body techniques", we propose other ways to interpret the nature of the
gestures, positions and movements. Two ethnographic examples illustrate these reflections.
Keywords: analogy, gesture, movement, body, autopoiesis, Marcel Mauss

*
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Profesor ayudante en el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España.

[75]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo” de Marcel Mauss

1. Las técnicas del cuerpo en Marcel Mauss


En las últimas décadas, las ciencias sociales pecíficas de determinadas sociedades. Sé que los
han mostrado un interés creciente por las relaciones polinesios no nadan como nosotros y que mi gene-
amorosas como objeto de estudio. La plataforma ración no ha nadado como lo hace la generación ac-
electrónica de la editorial SAGE ilustra esta tenden- tual” (Mauss, 1934: 337). Transculturalidad e histo-
cia; entre 1890 y 2008, la plataforma arroja 706 es- ricidad que afloraban de sus observaciones como
critos (entre artículos y reseñas) que contienen la razones de tipo social para reivindicar la pertinencia
palabra love en título y/o abstracts publicados por de la investigación sociológica sobre el cuerpo.
revistas de Ciencias Sociales, pero el 81% de éstos Arropado por diversos ejemplos, afirmaba que “la
(576) se concentra entre 1989 y 2008. posición de los brazos y manos mientras se anda
constituye una idiosincrasia social y no es sólo el re-
En 1934, Marcel Mauss presentó a la Société
sultado de no sé qué movimientos y mecanismos
de Psichologie un artículo con el nombre de "Técni-
puramente individuales, casi enteramente físicos
cas y movimientos corporales", publicado dos años
(Mauss, 1934: 339).
después, y que en numerosas ocasiones ha sido re-
ferido como precursor del interés de la teoría social Así pues, la sociología tenía cosas que decir
contemporánea por el cuerpo. De la lectura e inter- en un terreno que, entonces, resultaba más apto
pretación de su texto (y de otras obras posteriores para la biología y para la psicología. Paradójicamen-
del autor) se deduce que Mauss sólo exploró una te, la reivindicación social en el estudio de los gestos
parte de la naturaleza del gesto y del movimiento, y movimientos del cuerpo, no le impidió defender
siempre en consonancia con la teoría social más exi- una “postura” interdisciplinar: “lo que hace falta es
tosa de su época. En este artículo se lleva a cabo un triple punto de vista, el del hombre total”
una revisión crítica de aquél artículo clásico. Sus in- (Mauss, 1934: 340).
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

terpretaciones no son erróneas, sino que son insufi-


Esta reivindicación sociológica de las técni-
cientes para abarcar la naturaleza de las matrices de
cas del cuerpo quedaba asentada al teorizar, a con-
gestos. No se trata, pues, de desechar la teoría
tinuación, sobre la transmisión de las técnicas del
maussiana de las técnicas corporales sino de sacar a
cuerpo y la naturaleza social de dicha transmisión.
la luz lo que precisamente ignoró. Ese es el propósi-
Mauss no atendió tanto al origen de las técnicas
to de este artículo.
como a su transmisión; algo que era propio de la so-
El objetivo del artículo de Mauss era reivin- ciología clásica de inspiración durkheimniana. De ahí
dicar para la sociología un espacio que consideraba que, dado el carácter social de su proposición, en-
intersticial entre diferentes ciencias. El cuerpo, sus cuentre que la educación es la principal fuente del
gestos y movimientos, se situaban, a su parecer, en conocimiento y aprendizaje de las técnicas corpora-
“tierras sin cultivar”, espacio difuso y poco delimita- les, situándola en el mismo lugar que la imitación:
do, a caballo entre diferentes disciplinas científicas. Se imponen otra serie de hechos, en cualquiera de los
La metodología utilizada para defender la pertinen- elementos del arte de utilizar el cuerpo humano, do-
cia de un análisis sociológico de los gestos y movi- minan los hechos de la educación. (…) El niño, el adul-
mientos del cuerpo nos resulta hoy un acercamiento to, imita los actos que han resultado certeros y que ha
preliminar más que un modelo para un análisis den- visto realizar con éxito por las personas en quien tiene
so: construir una teoría partiendo de “una simple y confianza y que tienen una autoridad sobre él. El acto
pura descripción de las técnicas corporales” (Mauss, se impone desde fuera, desde arriba, aunque sea un
1934:337). Mediante un sencillo ejercicio compara- acto exclusivamente biológico relativo al cuerpo
tivo exponía: “Sé perfectamente que el andar, que (Mauss, 1934: 340).
el nadar como las demás cosas de este tipo, son es-

[76]
Jaime de la Calle Valverde

Aprendizaje a través de la educación e imi- tampoco desarrolla lo que entiende como “eficacia”
tación compartían el honor de estar en el origen de del acto técnico, ni más adelante, cuando clasifica
las técnicas corporales. “El acto se impone desde las técnicas corporales “en relación con su rendi-
fuera”. El gesto es cosa dada. miento” (Mauss, 1934: 345).
Una vez reivindicada la pertinencia de exa- Estos conceptos que utiliza sin desarrollar
minar los gestos y movimientos del cuerpo al trasluz en exceso eran corrientes entonces para la psicolog-
de la Sociología, el siguiente paso es definir y acotar ía. Reconoce, en una pequeña referencia, que el
el objeto de estudio. mayor progreso de la psicología en los últimos años
Denomino técnica al acto eficaz tradicional (ven,
ha sido en el área de la “psicotécnica” (Mauss, 1934:
pues, cómo este acto no se diferencia del acto mági- 355), pues para cuando Mauss escribe su artículo
co, del religioso o del simbólico). Es necesario que sea dicha rama de la psicología ya había explorado las
tradicional y que sea eficaz. No hay técnica ni trans- técnicas del cuerpo para adaptar el cuerpo obrero al
misión mientras no haya tradición. (…) Ahora bien, trabajo industrial al amparo de una ideología sus-
¿cuál es la diferencia entre el acto tradicional eficaz tentada en los conceptos de eficacia y rendimiento4.
de la religión, el acto tradicional, eficaz, simbólico,
jurídico, los actos de la vida en común; ¿cuál es la di- Este es, resumido, el grueso de su pensa-
ferencia entre los actos morales por un lado y el acto miento sobre las técnicas corporales extraído de su
tradicional técnico por otro? La diferencia es que su artículo de 1934. A veces ambiguo, se completa y
autor lo considera como un acto de tipo mecánico, adquiere más sentido cuando leemos sus notas en
físico o físico-químico y que lo realiza con esta finali- los apuntes de etnografía descriptiva publicados en
dad. Vista la situación no nos queda más que decir 1947. Sus apuntes ofrecen una contextualización de
que nos hallamos ante las técnicas corporales. El las técnicas corporales en un cuadro mayor en torno
cuerpo es el primer instrumento del hombre y el más a la “tecnología” y que sólo con algunos comenta-
natural, o más concretamente, sin hablar de instru-
rios poco claros aparecía en su artículo específico
mentos diremos que el objeto y medio técnico más
normal del hombre es su cuerpo (Mauss, 1934: 342).
sobre las técnicas del cuerpo.

Las palabras de Mauss son algo ambiguas en En el Manual de Etnografía5 se dividen los
relación a los actos, gestos o movimientos que en- capítulos en bloques que pretenden abarcar los as-
tran a formar parte del estudio sociológico. Mauss pectos más variados de cualquier universo social y
vio que la sociedad impone improntas ideológicas cultural para conseguir “enseñar a observar y clasifi-
sobre los gestos del cuerpo como muestra Schmitt car los fenómenos sociales” (Mauss, 2006: 21).
(1991) al hablar de la moral de los gestos, o Vigare- El bloque dedicado a la tecnología comienza

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012
llo (2005) al hablar de las disciplinas de los cuerpos con la descripción de las “técnicas del cuerpo”, de
en las cortes europeas de los siglos XVI, XVII y XVIII.1 las que dice: “Algunas técnicas presuponen la sola
Pero la diferencia que establece Mauss entre un ac- presencia del cuerpo humano… (…) El conjunto de
to moral y un acto tradicional técnico no parece los hábitos del cuerpo es una técnica que se enseña
aclarar si los gestos simbólicos o morales, por ejem- y cuya evolución no está terminada” (2006: 50). Por
plo, son equivalentes a los gestos y movimientos
orientados a un fin práctico que parecen ser los que
él identifica como técnicos; actos de la vida ordina- que todas las actitudes y actos corporales son utilitarios e
ria como andar, dormir, comer…2 instrumentales” (1994:179).
4
En 1930, cuando Léon Walther publica “Quelques chapitres de
La “tradición” de los actos que defiende re- la technopsychologie du travail industriel”, informa que desde
presenta el papel regulador y modelador de la so- el último cuarto del siglo XIX se están haciendo esfuerzos para
conocer los mecanismos interiores y exteriores de los movi-
ciedad y el carácter consensuado y transmisible de mientos humanos. El trabajo industrial manual obliga a los indi-
sus conocimientos, mientras que la “eficacia” repre- viduos a generar nuevos gestos, especialmente adaptados a las
senta una visión de la técnica orientada a objetivos tareas que van a llevar a cabo. Los encadenamientos de gestos y
instrumentales o, si se prefiere, productivos3, si bien movimientos quedan sometidos a las necesidades de la produc-
ción fabril, que les da sentido (Walther, 1930: 169). Según Viga-
rello (2007) diferentes fases de la sociedad industrial han exigi-
1
Véanse también las transformaciones del comportamiento en do y producido diferentes visiones del cuerpo. En un período
el proceso civilizatorio descrito por Elias (1993). que sitúa entre las guerras mundiales crece un interés por el
2
Ambigüedad que permanece en 1947, cuando se publican sus micromovimiento, la coordinación de las manos, el ajuste de los
lecciones del Instituto de Etnografía, tres años antes de su dedos, atención del trabajador a los gestos (2007: 64), que nos
muerte. recuerda las descripciones de Walther.
3 5
Visión instrumental reconocida por Bernard, para quien la Publicado en 1971 en español bajo el título de Introducción a
concepción maussiana del cuerpo reposa “en el postulado de la Etnografía.

[77]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

lo tanto las técnicas del cuerpo implican “la sola tores discutieron sobre el sentido y naturaleza de la
presencia del cuerpo humano”. imitación que, sin referencia expresa a los gestos,
iba orientada a explicar las bases del comporta-
Tras éstas, describe las “técnicas generales
miento humano. En esa discusión se debatirá sobre
de usos generales”, caracterizadas “por la presencia
el acto creador, sobre el acto ya dado, sobre el
de un instrumento” (Mauss, 2006: 52). Define un
aprendizaje del acto, sobre su imposición, y sobre la
tercer grupo de técnicas en función de la especiali-
imitación; los temas que retomará Mauss posi-
zación del trabajo en cada sociedad y las llama
cionándose del lado durkheimniano.
“técnicas generales de usos especiales o industrias
generales de usos especiales” (técnica de la cestería, Tarde expuso en Las Leyes de la Imitación
la alfarería). Quedan aún las “industrias especializa- (or. 1890) su teoría sobre la naturaleza de la socie-
das de usos especiales”, que define como un con- dad, basada en invenciones e imitaciones. Y la pro-
junto de técnicas que concurren para satisfacer “el longó en 1893 en La logique sociale.
consumo”. A partir de ahora la técnica queda oculta [Los hechos sociales y las transformaciones sociales]
por la importancia concedida a los fines y objetivos se explican por la aparición, en cierto modo accidental
de la industria: “En adelante, los momentos técnicos en cuanto al lugar y al momento, de algunas grandes
ya no son los únicos momentos importantes, pues el ideas, ó mejor, de un número considerable de ideas
objetivo perseguido se impone incluso a los aspec- pequeñas ó grandes, fáciles o difíciles, que general-
tos de la técnica” (Mauss, 2006: 75). mente pasan desapercibidas a su nacimiento, rara vez
gloriosas, en general anónimas, pero ideas nuevas
Así, para la catalogación y descripción de las siempre, y que por razón de esta novedad me permi-
técnicas del cuerpo Mauss toma sólo aquellas en las tiré bautizar colectivamente como invenciones ó des-
que aparece únicamente el cuerpo humano, des- cubrimientos. Por ambos términos entiendo una inno-
echando todas aquellas en las que aparece un ins- vación cualquiera ó un perfeccionamiento, por
trumento. A medida que la técnica se hace más pequeño que sea, hecho en una innovación anterior,
compleja los comentarios relativos a las descripcio- en cualquier orden de fenómenos sociales, idioma, re-
nes de los gestos o los movimientos del cuerpo son ligión, política, derecho, industria, arte. (...) Debe por
más difíciles de entresacar. El cuerpo queda ya sub- tanto partirse de aquí, esto es, de iniciativas renova-
doras que, aportando a la par necesidades nuevas y
sumido por el papel otorgado al instrumento, a la
nuevas satisfacciones al mundo, se propagan inme-
herramienta o a la máquina; el cuerpo es ya mero diatamente o tienden a propagarse por imitación for-
apoyo mecánico. El objetivo de la máquina es supe- zada o espontánea, electiva o inconsciente, con ma-
rior a la descripción de las técnicas por las que se yor o menor rapidez, pero con regularidad, a modo de
consigue. onda luminosa o de una familia de termites. (...) So-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

cialmente todo son invenciones e imitaciones, y éstas


Esta es la primera de las ausencias en la te-
son los ríos donde aquellas son las montañas (1907:
oría maussiana del cuerpo-técnica. Se examinarán 22-23).
dos ausencias más, una que deriva de la concepción
racional del gesto (técnico) y la otra que deriva de Continúa su argumento: si nada se imitara
su carácter analógico, que es la que interesa a este no habría repetición y estaríamos hablando de un
artículo. mundo “en que nada se parezca ni se repita, hipóte-
sis extraña, pero en rigor inteligible; un mundo en
que todo sea imprevisto y nuevo; en que sin memo-
2. Imitación y aprendizaje. La naturaleza “clásica” ria alguna en cierto modo, la imaginación creadora
del gesto y del movimiento se deje llevar...” (Tarde, 1907: 25); tal mundo sería
imposible de conocer científicamente al excluirse
A la concreción de un gesto se llega por mu- toda posibilidad de semejanza y repetición.
chas vías. Mauss exploró el aprendizaje y la imita-
ción. Reconocía la vía creadora, pero no le concedió Toda imitación deriva o tiene su origen en
la importancia otorgada a las otras dos. un accidente, una invención; su aceptación y difu-
sión da lugar a las regularidades a las que deben de-
Estas tres posibilidades teóricas no son, sin dicarse el sociólogo y el historiador, dejando de lado
embargo, originales de Mauss. El tema venía tratán- la sensación de caos que generan los fenómenos so-
dose desde finales del XIX por clásicos de la socio- ciales; pero considerando que los hechos irrepeti-
logía, especialmente Tarde y Durkheim6. Ambos au- bles o únicos son importantes aduce que son el ob-
jeto de la “filosofía social”, mientras que su
6
Y, de forma menos escolástica, por autores diversos, algunos repetición y multiplicidad lo son de la “ciencia so-
de ellos en el contexto de la teoría evolucionista (Dias, 2005).

[78]
Jaime de la Calle Valverde

cial” (Tarde, 1907: 34). La parte accidental, trans- palabras para la estadística –de la que espera haga
formadora, creativa acaba siendo un epifenómeno realidad algún día “el don profético que se la otor-
de la imitación. ga” (Tarde, 1907: 167) –, apoyadas por la argumen-
tación de que el progreso infinito no es posible dado
Interesante para este trabajo es su distin-
que lo que llama “la verdadera invención” se agota
ción entre una imitación “presocial”, “social” y una
“puesto que el cerebro de una raza determinada no
acción “creativa” (supra-social):
es susceptible de una extensión indefinida”. El lugar
Así, pues, todo acto de percepción, en cuanto implica de la estadística se coronará cuando las civilizacio-
un acto de memoria, es decir, siempre, supone una nes hayan llegado a su fin y se muevan en un senti-
especie de hábito, una imitación inconsciente de sí do circular, explotadas ya todas las invenciones,
mismo por sí mismo. Esta, evidentemente, nada tiene
descubiertas ya todas las posibilidades, colonizado
de social (…) Yo diría mejor presocial o subsocial (…)
Pero si la idea o la imagen recordada ha sido origina- ya todo el cerebro humano. El modelo de Tarde, en
riamente depositada en el espíritu por una conversa- este sentido, es cerrado, lo que concuerda con el
ción o una lectura; si el acto habitual ha tenido por pensamiento analógico que inunda su trabajo.
origen la vista o el conocimiento de una acción análo- En 1895, en L'état actuel des études sociolo-
ga de otro, esta memoria y este acto son hechos so-
giques en France, Durkheim critica a Tarde su noción
ciales a la par que psicológicos; esta es la clase de imi-
tación de que tanto he hablado anteriormente. Son
de que todo hecho social es un producto de la imi-
estos una memoria y un hábito, no individuales, sino tación deviniendo la sociología en una indagación de
colectivos (Tarde, 1907: 101-102). (…) Para innovar, hechos que se repiten por imitación.
para descubrir, para despertarse un momento de su [En la teoría de Tarde] toutes les pratiques, toutes les
sueño familiar o nacional, el individuo debe salirse institutions collectives seraient dues à la generaliza-
momentáneamente de su sociedad. Teniendo esta tion d’une découverte, d’une invention qui s’est faite
audacia extraordinaria, es supra-social, más bien que on ne sait comment, en un point quelconque de la so-
social (Tarde, 1907: 114). ciété, et qui serait le produit d’un pur accident. Puis-
La sociedad es imitación. Tarde valora más que d’autre part, d’après la définition de l’auteur,
una imitación “social” que el hecho de imitarse a sí l’explication scientifique ne commence que là où
commence la répétition, le fait en lui-même reste in-
mismo que considera “presocial”. El ser supra-social
inteligible, il est parce qu’il est… (1975d: 86)7.
es innovador; ello exige salirse, siquiera puntual-
mente, de la sociedad. La naturaleza de la sociedad queda oculta.
Pero no por el hecho de ocultar los accidentes que
Sin embargo, la invención no ocupa un lugar
originan las novedades (Durkheim 1975a: 14), sino
tan visible en su teoría de la sociedad, pese a en-
por el hecho de ocultar lo que Durkheim considera

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012
tender que está en la base de los actos y los pensa-
la base de la sociedad: su naturaleza imperativa y
mientos imitativos. Las invenciones (o “descubri-
coercitiva.
mientos”) serían “descubrimientos accidentales
hechos por el gusto de descubrir, simples juegos de Así, Durkheim también reconoce la existen-
imaginación naturalmente creadora” (Tarde, 1907: cia de la imitación, pero en sus orígenes se trata de
121), pero también son el resultado de mezclas, de un hecho social8, de una representación colectiva
imitaciones previas, sedimentadas en la sociedad o que se impone coercitivamente sobre las personas,
en ciertos individuos, y cuya combinación novedosa quienes no pueden modificarlo a su antojo: el poder
produce un descubrimiento o imitación (Tarde, de expansión de un hecho social mediante la imita-
1907: 168). La relación en el plano social entre imi- ción es consecuencia de su carácter social y, por
tación e invención es que “nos imitamos infinita- tanto, “obligatorio” (1988: 65-66).
mente más que innovamos” (Tarde, 1907: 125). O, El planteamiento de Durkheim no difiere del
“el progreso más bien ha estimulado la ingeniosidad que esbozará Mauss años después. Pues Mauss
de la imitación, que fecundado el genio inventivo” “imita” la concepción durkheimniana de la imita-
(Tarde, 1907: 167). ción, como se puede concluir de la comparación del
Su modelo explicativo de la sociedad parece siguiente texto de Durkheim, extraído de Educación
autónomo y centrípeto. Un sistema informático que
produjera un cierto número de innovaciones en mi- 7
Similar crítica se repetirá en 1915 (1975a: 115).
les de imitaciones combinadas y que introdujera 8
Y, en ningún caso, un fenómeno de la “psychologie
una dosis de accidentalidad cada cierto tiempo daría intermentale”. Crítica y contracrítica sobre el papel de la
una visión eterna de este modelo. De ahí sus buenas psicología en la comprensión de la imitación se pueden
consultar en Durkheim, 1975c y 1975b.

[79]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

y Sociología (1922), con el texto de Mauss, 12 años empleo del raciocinio, que “raciona” la operación a
después, recogido en las primeras páginas de este realizar en partes y se enfrenta a ella tras un proce-
artículo: so reflexivo que analiza el conjunto de gestos y mo-
(Sobre las relaciones que sostiene el educador con el
vimientos y la mejor técnica para llevar a cabo de-
educando) 1. El niño se halla naturalmente en un es- terminada operación con éxito. De ello se obtiene
tado de pasividad en todo punto comparable a aquél una matriz de gestos y movimientos novedosos sin
en que se halla artificialmente sumido el hipnotizado. relación con gestos de otros ámbitos ni con gestos
Su conciencia no encierra todavía más que un reduci- extraídos de la naturaleza o de representaciones del
do número de representaciones capaces de luchar cosmos. Esa matriz se instaura y se enseña o apren-
contra las que le son sugeridas; su voluntad es aún de pero a partir de ese momento su traslación a
rudimentaria y, por tanto, resulta fácilmente suges- otras personas o ámbitos ya no exige una racionali-
tionable. Por esa misma razón, es muy accesible a la zación del proceso que, por otra parte, viene inserta
influencia del ejemplo, muy propenso a la imitación.
en la matriz, en el encadenamiento de gestos y mo-
2. El ascendiente que el maestro tiene naturalmente
sobre su alumno, debido a la superioridad de su expe-
vimientos.
riencia y de su saber, prestará naturalmente a su ac- Esta es la parte que reconocía Mauss (la
ción la fuerza eficiente que le es necesaria (Durkheim transmisión por el aprendizaje o la imitación), poco
1996: 68). interesado en el origen de las técnicas corporales, e
La idea de la imitación de Mauss más acorde inclinado más bien a interpretarlas como cosa dada.
con Durkheim es la noción de la imitación como algo Es decir, no puso mayor interés por el acto creador
que se impone al individuo desde fuera. Lo vemos de las técnicas corporales, que consideraba del do-
en la figura del “educando”, “terreno casi virgen” a minio de la psicología (Mauss 1991: 354). Sólo así es
partir del cual la sociedad, por mediación del prime- posible reconocer la huella de lo social sobre el
ro, opera. Las aptitudes, el conocimiento, no se cuerpo. Sin embargo, la impronta de lo social no es
transmiten por vía genética, “son demasiado com- la impronta de lo racional. Mauss no se refiere a la
plejas para poder encarnarse, por así decirlo, en técnica como la acción de la razón sino más bien
nuestros tejidos, y materializarse bajo forma de como la acción de la sociedad sobre el cuerpo. La vi-
predisposiciones orgánicas” (Durkheim, 1996: 55). sión del gesto y del movimiento que tenía Marcel
La educación no desarrolla capacidades orgánicas Mauss era socio-mágica desde la perspectiva del
que sólo están ahí listas para ser desencriptadas o origen del gesto, e inconsciente desde la perspectiva
descomprimidas, sino que “crea en el hombre un del gesticulador.
ser nuevo” (Durkheim, 1996: 107), por vía de la pa- Frente a esta postura, aquí se defiende un
labra, pero también del gesto (Durkheim, 1996: 71).
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

racionalismo de carne y hueso (sin ser el objeto ex-


preso de este trabajo). Las personas, o bien porque
quieren romper con una analogía gestual previa, o
3. Racionalización y analogía (autopoiética) en los porque estiman que un nuevo acopio gestual es ne-
gestos. La naturaleza oculta del gesto y del movi- cesario, o porque necesitan rentabilizar el gesto, la
miento postura o el movimiento para conseguir un resulta-
Hemos examinado la impronta sociológica do concreto, generan un nuevo encadenamiento de
con la que Marcel Mauss describió las técnicas del gestos. Un racionalismo diferente al racionalismo
cuerpo. Menos interés le suscitaba –lo mismo que mitológico de Mauss, sin principio ni fin que, aun-
en los clásicos examinados– el acto creador, y no que reconoce el hecho creador, lo disuelve en la so-
percibió el papel de la mimesis, de la analogía, ciedad, creando una sociedad sin cuerpo o, si se
cuando el individuo imita no un modelo externo si- quiere, una sociedad en donde la razón del gesto se
no a sí mismo. oculta.
Racionalización del gesto. Ni la imitación ni Analogía y mimesis. La abigarrada estructu-
la educación requieren del individuo una racionali- ración que muestra en su Manual de Etnografía
zación del proceso, no le exigen presentarse a él ex
novo, tratando de construir una técnica para conse- ma exitosa. Identifico con claridad “el acto creador de naturale-
guir un objetivo satisfactorio9. Eso lo requiere el za racional”, sin negar la posibilidad de actos creadores de natu-
raleza no estrictamente racional. Tada nos recuerda que, en la
cultura japonesa, la imitación es entendida con parámetros di-
9
Entiendo el acto creador de naturaleza racional como un en- ferentes a los occidentales, de la misma forma que lo que lla-
trelazamiento de gestos, inéditos hasta el momento, sin rela- mamos originalidad no surge de la diferenciación y de la
ción de homología alguna, para llevar a cabo una tarea de for- búsqueda de singularidad (Tada 2007: 17 y ss.).

[80]
Jaime de la Calle Valverde

(construida con una mente racional que le ayuda a rentes de la vida. En los ejemplos que examinare-
compartimentar el mundo de la técnica) genera una mos los ejecutantes de los gestos y movimientos se
imagen de la vida cotidiana que no soporta un regis- imitan a sí mismos (y no a modelos externos). Los
tro etnográfico en términos culturales y a la que individuos son autorreferenciales, son autopoiéti-
sólo se llega creando una densa compartimentación cos11.
de la actividad que no tiene por qué tener su igual
Además, el individuo tampoco practica cier-
más que en la mente de Mauss. Su manual muestra
tos gestos y técnicas como resultado de una acción
cada actividad separada de las demás, autónoma, y
racionalizada sino que los “transporta” desde un
descrita por un conjunto de movimientos específi-
ámbito en el que los usa frecuentemente a otro
cos. Nadar requiere unas técnicas, correr otras, sal-
nuevo, que queda así colonizado con el gesto primi-
tar otras. Y, como veremos, no siempre es posible
genio sin necesidad de acudir a la mente racional-
separar la técnica del cuerpo de la técnica del ins-
instrumental para enfrentarse a una nueva activi-
trumento a no ser que se cometa una herejía cultu-
dad. En este caso, la analogía es la imitación de sí
ral: separar lo que está unido. En su afán clasificato-
mismo. El individuo utiliza su propia matriz de ges-
rio, Mauss hace uso de su mente racional individual
tos.
que, siguiendo el planteamiento cartesiano (divide
el problema a resolver en tantas partes como sea Historia del gesto. Todas estas reflexiones
necesario), divide la vida en partes que, cultural- animan a pensar sobre una historia del gesto, de la
mente, pueden ser indivisibles. Como resultado, no postura y de los movimientos. No podemos asegu-
hay lugar para la analogía, o lo que aquí podríamos rar que la humanidad se moviera en un primer mo-
llamar “la analogía del cuerpo” o “la técnica analógi- mento de forma analógica, por unión con la natura-
ca”. leza o por imitación con ella y que, posteriormente,
el gesto fuera más instrumental, racionalizado y
Un ejemplo. Mauss incluyó la danza entre
orientado a objetivos específicos. Ambos son dife-
las técnicas del cuerpo (1991: 351) y, como vere- rentes y conviven (y lo hacen junto con el gesto
mos aquí, gestos y movimientos de la danza pueden aprendido o incorporado de un modelo externo,
ser análogos a gestos y movimientos utilizados en lo según la concepción maussiana). No hay secuencia
que él clasificaría dentro de las “técnicas generales evolutiva pese a que las investigaciones de ciertos
de usos generales”. En uno de los ejemplos que se autores parecen sugerirla. El baile en las cortes eu-
expondrán, las matrices de gestos utilizadas para ta- ropeas del siglo XVI se ejecutaba alrededor del rey
reas diferentes son análogas pero, en la clasificación de la misma forma que los planetas se sitúan y giran
de Mauss, quedarían incrustados en ámbitos sepa- alrededor de la tierra (en la concepción de la épo-
rados dada la intermediación del instrumento. In-

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012
ca). El desplazamiento es geométrico. “Inscribe por
cluso la imitación, entendida por Mauss como una primera vez los movimientos corporales en vastos
forma menor de aprendizaje que subsume al indivi- conjuntos geometrizados, adjudicándoles un orden,
duo ante el acto superior y modélico del imitado, una regularidad, una disciplina visual que no tenían”
será entendida en estas páginas como una forma de (Vigarello, 2005: 241-242). Valores e ideologías
analogía por la cual el individuo, con relación a las mueven nuevas concepciones del cuerpo en el siglo
técnicas corporales, se une a lo observado replican- XVIII, en este caso más instrumentales y producti-
do sus gestos10. vas, que parecen sugerir una evolución del gesto
Los individuos se mueven como una unidad desde lo analógico a lo racional: “El universo del
en diferentes ámbitos de lo cotidiano: cierto gesto o movimiento gestual y de sus representaciones cam-
movimiento de un individuo traspasa ámbitos dife- bia con el siglo XVIII. Un triple desplazamiento
científico, cultural y social, parece actuar sobre la vi-
10
Algunos movimientos del Tai-Chi están inspirados en
sión clásica del ejercicio corporal. (…) El realismo de
movimientos observados en el mundo animal (“la serpiente se la cifra, más que nunca antes, conduce la mirada
arrastra”, “el gallo dorado se sostiene sobre la pata izquierda”, hacia balances y efectos. Una visión más utilitaria
“la cigüeña extiende sus alas”…). Los practicantes los incluyen del mundo obliga, poco a poco, a evaluar de otra
entre sus movimientos y pueden leerse como una analogía que
une al individuo con el entorno. En el Tai-Chi encontramos,
además, movimientos que se asocian a actividades externas o a
11
imágenes externas al individuo (“la muchacha trabaja en la “Los sistemas autopoiéticos son, por tanto, soberanos con
lanzadera”, “tañer el laud”…). Al ejecutar conscientemente respecto a la constitución de identidades y diferencias. (…) No
todos esos movimientos el individuo se sumerge en un estado pueden importar identidades y diferencias del mundo exterior;
analógico con el exterior. La analogía es, aquí, una totalidad que estas son formas sobre las que tienen que decidir por ellos
une al individuo con el entorno. mismos” (Luhmann, 1995: 24-25).

[81]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

manera las consecuencias del movimiento” (Vigare- Musicale Fiorentino. A la vez, un pintor santanderi-
llo, 2005: 277-278). no –Carlos SanVicente– estaba a punto de culminar
una obra para lo que requería, aún, la participación
Son visiones genéricas que necesitamos ob-
del director de orquesta indio.
servar con más detalle para extraer conclusiones
sobre la historia del gesto. Y no podemos afirmar Una de las facetas pictóricas de este artista
que el gesto analógico sea más primitivo o arcaico se ha orientado al retrato de “famosos”. Cantantes,
que el gesto técnico e instrumental. Si –por analog- políticos, actores y actrices o, como en este caso, di-
ía– transfiriéramos a este trabajo las conclusiones rectores de orquesta, han sido retratados por él a lo
de Lévi-Strauss en “El Pensamiento Salvaje” podr- largo de 20 años de trabajo. A sus retratos une la
íamos hablar de “el gesto salvaje” para identificar a firma del retratado que, a menudo, va acompañada
los “primitivos” y definirlo así como el gesto no con- de unas palabras a modo de dedicatoria. Le he escu-
taminado de pensamiento racional. Pero no haría- chado en varias ocasiones, y con una excelente ri-
mos referencia más que a una parte del complejo queza de detalles, narrar estos encuentros, siempre
gestual de las sociedades que él estudió. Sus gestos distintos y siempre singulares. A diferencia de otros
también participan de una mente, instrumental, relatos, lo que más llamó mi atención en este caso
mecánica, que comprende que encadenando ciertos fue su descripción de “la forma” en la que el direc-
gestos se llega a un objetivo. Y que esos gestos no tor había firmado la obra, el complejo gestual que
guardan relación ni similitud alguna con nada ni utilizó para finalizarla. El pintor comienza descri-
propio ni del entorno, sino que son, en cierto senti- biendo el escenario, la visita a su camerino:
do, una creación. Si “el gesto salvaje” sirviera para R: (En la puerta del camerino) …Entonces le hice así
identificar a las sociedades amazónicas obviando lo en la puerta (y golpea): toc, toc, toc, toc, toc. Y oigo:
que de instrumental o racional tienen buena parte “sí, sí” (con voz fuerte); “adelante”. (…) Y total que
de sus gestos, estaríamos aportando argumentos me presento ahí y le encuentro así tumbao, en el
para la construcción científica del “primitivo”: ellos sofá, con las manos hacia atrás (con los brazos col-
siempre analógicos y nosotros siempre racionales. gando por detrás del sofá), como relajado, mirando
a… a la pared. O sea, estaba allí relajado, así, echa-
Resumiendo: Los gestos y los movimientos, do… (…)
las técnicas que se examinan aquí, no cuadran en el R: …Estábamos en el camerino solamente él y yo. (…)
esquema de Mauss. Para que cuadraran se requerir- Entonces yo le expliqué “¿you speak in spanish?” y
ía unir lo que separó (actividades cotidianas diferen- entonces fue a decirme como que sí, y entonces yo le
tes) y separar lo que unió (la sociedad de los indivi- saqué un papel que tengo escrito, (con) todo expli-
duos creadores). Los ejemplos se centrarán cado en inglés, toda la historia, ¿no?: de que soy pin-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

especialmente en la componente analógica de los tor, que quiero que parte de la personalidad se meta
gestos, las posturas y los movimientos. en el cuadro con sus palabras y todo eso. Entonces,
él lo estaba leyendo; así, echao, leyéndolo. (…) Y en-
tonces a la hora de firmar… o sea, la inclinación del
retrato estaba un poco hacia la izquierda, cuando te
4. Etnografías de la analogía (autopoiética) miraba la cara estaba hacia la izquierda, entonces el
Etnografiando el gesto y el movimiento. El fondo era blanco. Y yo pensaba que la firma quedaría
primer ejemplo que se expone consiste en la des- bien a la parte derecha para que se equilibrase un
poco la composición de todo el cuadro y con la firma.
cripción de un gesto analógico del director de or-
Pero a la hora de firmar él empezó a la izquierda. Con
questa Zubin Mehta. El segundo es un gesto analó- lo cual yo, nada más él empezar a la izquierda yo
gico que caracteriza no a un solo individuo sino a pensé “vaya, hombre”, yo lo pensé, “¡va a firmar en
una colectividad. Además tendremos la posibilidad la parte izquierda!” que compositivamente no queda
de examinar, en los mismos contextos descriptivos, muy bien a lo mejor, pero bueno, él es así, cada uno
gestos racionales, meditados y reflexionados; gestos hace lo que siente y lo que vea, ¿no? Yo nunca digo
que conviven con los analógicos. dónde tienen que firmar ni nada a no ser que me lo
digan “¿dónde?”, “ah pues bueno, a lo mejor aquí”,
les digo. (…) Entonces empezó a la izquierda, ¡pero
4.1. Analógico Zubin Mehta curiosamente empezó a la izquierda y tiró todo a la
derecha! O sea, el tío ya lo centró. O sea, el tío lo
A comienzos de septiembre de 2008 el di- hizo bien. El tío lo hizo compositivamente, ¿no? Y cu-
rector de orquesta Zubin Mehta cerraba el 57º Fes- riosamente se puso a firmar como si estuviera… un
tival Internacional de Santander (España) con un poco la analogía, la comparación de que como si es-
concierto en el que dirigía a la Orquesta del Maggio

[82]
Jaime de la Calle Valverde

tuviera dirigiendo, me dio un poco a mí (esa sensa- Esto no quiere decir que todos sus gestos
ción), ¿no? Es genial, ¿no? Era la batuta. sean analógicos. En sus memorias dedica unas líneas
P: O sea, que estiró el brazo… a explicar el origen y la evolución de sus gestos al di-
R: Estiró el brazo así un poco. Y además se notaba rigir a una orquesta:
que él quería poner algo que eso iba a quedar ahí,
¿no? Se notaba que a la hora de ponerlo daba impor- En estos primeros conciertos yo era una mezcla de
tancia a lo que estaba poniendo, ¿no?, o sea como Böhm y Karajan, los dos directores a los que más
abierto, ¿no? (gesticula como un director de orques- había visto y oído en Viena. Manoteaba desaforada-
ta, con el brazo algo estirado y el cuerpo un poco er- mente –aún me acuerdo–, hacía movimientos exage-
guido), lo hacía así (gesticula), como un director de radamente violentos y acababa absolutamente ago-
orquesta que está dirigiendo y a la vez firmando un tado. En relación con eso, en una ocasión Swarowsky
cuadro. me hizo pensar en lo que haría la primera vez que di-
P: A ti te dio esa sensación cuando lo viste… rigiera Wagner –cinco horas o más–: ¡no lo soportar-
R: Sí sí. Dije “cómo se da importancia que sabe que ía físicamente! Una vez vino a verme tras un ensayo
va a poner algo bien ahí”, ¿no? Además se veía, pum, con la orquesta de estudiantes y me abrazó sujetan-
pum pum, guión, pom, pim, pom, Zubin Mehta ahí, do las mangas de mi chaqueta, con lo cual me obli-
pum, Zuubiiiin, ponía el espacio, firmaba. Como él gaba a hacer mis movimientos sólo a partir de la mu-
sabía que eso era importante, que iba a quedar ahí, ñeca. Quería que aprendiera por fin a prescindir del
¿no? O sea, poniendo algo no por poner. Sabiendo… manoteo desaforado. Desde entonces sé dirigir sólo
equilibrando todo, ¿no? Él lo equilibró todo. Y luego, a partir de la muñeca. Ciertamente no es muy moti-
de hecho, las mediciones del dibujo al empiece de la vador para los músicos, pero es posible. Para dirigir
palabra, tanto por arriba por abajo como por los late- no siempre hacen falta dos manos. Hoy en día, con
rales ¡es casi igual!, o sea, ¡es tipo pentagrama! ¡Es frecuencia dejo simplemente la mano izquierda aba-
algo increíble! O sea…, no no, a mí me sorprendió jo del todo, con lo cual muestro que yo estoy relaja-
muchísimo y me alegró mucho porque dices “mira, do, y eso relaja a la orquesta también (2007:40).
qué bueno que el tío, inconscientemente aunque
La secuencia es clara. De la imitación del
sea, ha sabido que no tiene que estar a la izquierda
sólo la firma”, ¿no?; sino que está todo recto, recto y
gesto de otros compositores, como forma de ana-
en medio justo. No a la derecha derecha como yo logía, cambia a gestos aprendidos bajo la acción di-
pensaba, pero bueno que no ha desequilibrao para recta de su maestro que le enseña algunos trucos
nada… para dirigir, de manera que vaya evitando sus pri-
(…) Me parecía que estaba dirigiendo eso y de que a meras técnicas gestuales. Se los enseña manual-
la vez había centrao totalmente eso; que yo pensé mente, mediante el contacto directo, moldeando el
que… “¡vaya hombre, no lo va a centrar!”. Pues lo gesto del cuerpo, más al estilo balinés descrito por
centró. Él sabía. El tío es un genio. El tío sabe. El tío Bateson que al estilo maussiano, más inclinado al

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es compositor y lo que estaba haciendo, de alguna aprendizaje oral. A ello, finalmente, añade secuen-
forma, pues, era escribir una composición suya,
cias de gestos más racionalizados, reflexionados y
¿no?, un poco (sonrisas).
meditados, y teniendo en cuenta sus efectos sobre
Este tipo de gestos los puede llevar a cabo los músicos. Del gesto analógico al racional. Aquí la
cualquier persona habitada en ese momento por evolución nos dice que el gesto racional es ulterior y
una actitud analógica y no racional12. El director de que el analógico es más primitivo.
orquesta no utiliza un nuevo grupo de gestos para
enfrentarse a la espontánea propuesta de firmar el
retrato. En cambio, va a colonizar un nuevo espacio 4.2. La analogía de la danza y el trabajo en una co-
(la firma del retrato) para el que se requieren nue- munidad cantábrica
vos gestos y posturas: con gestos y posturas que les
Como en el ejemplo de los pasiegos (una
son conocidos, los que usa en su quehacer diario.
comunidad ganadera del norte de España), quienes
No define una nueva situación sino que se encami-
ejecutan los mismos gestos para ciertos pases de
na, al incorporarse del sofá, a habitarla con lo que
baile y para ciertos trabajos en el secado y recogida
tiene. Lo que tiene es un complejo gesticular repeti-
de la hierba durante el verano (De la Calle, 2000:
do una y otra vez en su vida profesional que, a tenor
561-562). Danza y trabajo se muestran con los mis-
de la forma del gesto, es una parte importante en la
mos gestos, similares posturas, mismos movimien-
identidad del director.
tos. Analogía que recoge la expresión local: (pro-
nunciada en plena faena laboral en el campo) “estar
en danza”.
12
Como analógica tuvo que ser la actividad de su mente cuando
puso título a sus memorias: “La Partitura de mi vida”.

[83]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

En El cuerpo en la sociedad tradicional, de es una analogía personal) sería una forma de abs-
Françoise Loux, encontramos iguales descripciones traerse de la penosa tarea de trabajar largo rato ba-
sobre las similitudes de movimientos y gestos del jo los rayos del sol.
cuerpo en ámbitos cotidianos que parecen diversos.
Sólo recientemente la mentalidad pasiega
La autora reconoce que, al modo de Mauss, el cuer-
ha ido separándose de esta forma de entender el
po es un instrumento y que una parte de los movi-
baile. Sucede así cuando bailan solos, especialmente
mientos del cuerpo son técnicos (1984: 25). Pero a
los jóvenes, casi siempre cuando se desplazan a dis-
su vez, reconoce ese cuerpo diferente, al que de-
cotecas de municipios no pasiegos, lejos de las mi-
nomina a veces “total” o “global”.
radas escrutadoras. El baile en solitario rompe la
*El herrero+ a menudo es curandero (…). El ejemplo posibilidad analógica del baile compartido. La per-
del herrero muestra bien cómo funciona la relación sona tiene que inventar, construir, imitar o aprender
con el cuerpo en la antigua sociedad rural. Los gestos otros gestos y movimientos, o buscar nuevas ana-
de este artesano no son únicamente técnicos dirigidos logías que inspiren, en tal caso, sus bailes en solita-
hacia un fin único: son perpetuamente polivalentes:
rio13.
martillear el hierro o martillear el bazo, sacar un clavo
con unas tenazas o arrancar un diente nos remiten a Chicos y chicas bailan solos con estilos cam-
técnicas similares. El cuerpo trabajador y el cuerpo biantes cuyos referentes son otros; a veces curio-
que cura están ahí íntimamente ligados. Tal globaliza- samente analógicos, con gestos que pueden prove-
ción se encuentra también en la vida social en la que nir de ámbitos nuevos pero no del trabajo con la
se constata una ausencia de separación entre las ta-
hierba. Otras veces parece que tratan de “superar”
reas puramente profesionales y las que atañen a otros
dominios. De igual forma el tiempo de trabajar y el
(con mentalidad racional) la codificación del baile
tiempo de solazarse no constituyen dos mundos sepa- precedente14. Los jóvenes observan con atención los
rados. En el corazón mismo del trabajo los ritmos, las diferentes estilos de baile que se ensayan en el en-
posturas, los movimientos del cuerpo evocan los de la torno de las discotecas que visitan. El baile está
danza. El guarnicionero oscila sobre un pie al rellenar cambiando. No podría afirmar si se imitan entre
la collera del caballo que está fabricando, los trillado- ellos pero es muy posible que los individuos adquie-
res ritman con cadencia la caída de sus herramientas. ran buena parte de los movimientos de diferentes
(…) Los gestos del trabajo no son puramente técnicos, fuentes de inspiración que les resulten atractivas a
hacen referencia a la globalidad del cuerpo, a la tota- sus formas de entender los cambios, rota ya la ana-
lidad de la vida del hombre (Loux, 1984: 19-22).
logía histórica que unía a la hierba con el baile.
Este es el cuerpo analógico que se comporta
de la misma forma en ámbitos diversos. En este ca-
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

so, colonización de un espacio por otro. ¿Cuál pri- 5. Conclusión


mero y cuál después? En el ejemplo de los pasiegos,
Se han planteado algunas interrogantes que
¿se originan los pases en el trabajo con la hierba y
suscita la noción de “técnicas del cuerpo” de Mauss.
se coloniza con ellos la danza?, ¿Es al revés?, ¿De la
Su teoría de la socialización, el aprendizaje y la imi-
danza se “exportó” la gesticulación del baile, la po-
tación de los gestos y movimientos conlleva la teoría
sición de las manos, los pases, los giros de los bra-
de los hechos sociales externos y coercitivos que ca-
zos, al trabajo con la hierba? La pregunta ofrece va-
racterizaron la sociología de Durkheim. Esta postura,
rias posibilidades en ambos sentidos. Posiblemente
que prima la noción de un “gesto social”, impide
los meditados pases profesionales se transfirieron a
analizar la naturaleza del gesto desde otro prisma.
la danza; se diría así al ver a algunos bailadores que
extreman hasta tal punto sus movimientos, a veces Siendo coherente con esta perspectiva so-
incluso agachando algo el cuerpo, que resulta difícil ciológica, la capacidad creadora del gesto por parte
no observar la analogía del gesto para una persona del individuo ocupa un lugar subalterno y no es ob-
cercana al universo local: los bailadores están dando
13
vuelta a la hierba. También podríamos argumentar O instalarse en la condición de soltería perpetua, tal y como
que la importancia del mundo profesional (como en parece intuir Boudieu (2004) cuando, con cierto gracejo,
el caso de Z. Mehta al firmar el retrato) se extiende describe a los solteros en el baile de alguna localidad bearnesa
(2004: 112).
a otros ámbitos culturalmente menos prioritarios, 14
Siguiendo la senda weberiana –desde lo tradicional a lo
como el del baile. Pero también hay una transferen- carismático y lo racional–, Gastón (1998) examina la evolución
cia a la inversa, si se canturrea al trabajar o cuando del ballet en dichos términos teóricos, insistiendo en el paso de
se esboza en plena faena laboral que “estamos en una visión religiosa basada en simbologías cósmicas (en la línea
de Vigarello) a una visión orientada al establecimiento de reglas
danza”. ‘Bailar la hierba’ (la expresión no es pasiega, de baile de tipo racional.

[84]
Jaime de la Calle Valverde

jeto de estudio de la sociología maussiana. Y, lo que El individuo utiliza una matriz de gestos
es más interesante para el objetivo de este trabajo, transferidos desde la propia experiencia gestual, pa-
la posibilidad de concebir un gesto a partir de un ra lo cual toma el complejo gestual de un ámbito de
mismo individuo, un gesto autopoiético, permanece la vida y lo traslada a otro sin necesidad de inven-
estructuralmente invisible a su mirada socio- ciones, más allá de socializaciones coercitivas ni de
antropológica. imitaciones de modelos externos.
Dos ejemplos etnográficos han ilustrado el
gesto de naturaleza autopoiética, ignorado en la
teorización sobre el cuerpo de Mauss.

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

[85]
El gesto analógico. Una revisión de las “técnicas del cuerpo”…

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[86]
Jaime de la Calle Valverde

Citado.

DE LA CALLE VALVERDE, Jaime (2011) “El gesto analógico. Una revisión de las ‘técnicas del cuerpo’ de
Marcel Mauss” en: Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES.
Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Córdoba. ISSN: 1852.8759. pp. 75-87. Disponible en:
http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/126/107

Plazos.

Recibido: 16/04/2011. Aceptado: 28/07/2011.

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 75-87, Diciembre 2011-marzo 2012

[87]
Reseña bibliográfica

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Dicimebre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 88-91.

Cuerpos Permeados: un abordaje diverso

Reseña del libro: FERREIRA, Jonatas y SCRIBANO, Adrián (Comps.) (2011). Cuerpos en Concierto: di-
ferencias, desigualdades y disconformidades. Recife: Ed. Universitária da UFPE.

Por Rebeca Beatriz Cena


Universidad Nacional de San Martín, Argentina.
rebecena@gmail.com

El texto que presentemos constituye una En los diferentes capítulos que lo compo-
breve reseña a una excelente compilación realizada nen, pueden encontrarse reflexiones amplias y va-
por Jonatas Ferreira y Adrián Scribano, titulada riadas que contribuyen al abordaje del cuerpo en
“Cuerpos en Concierto: diferencias, desigualdades y las ciencias sociales. Las diferentes tonalidades,
disconformidades”. Esta obra colectiva concretiza particularidades y rasgos específicos que manifiesta
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 88-91, Diciembre 2011-marzo 2012

significativos avances académicos y políticos. En cada uno de los artículos dan cuenta de la diversi-
primer lugar, un importante esfuerzo, por parte del dad cultural en la que este proyecto se gestó e ins-
grupo de investigadores, por materializar algunas cribe.
reflexiones sociológicas –que exceden el mero análi-
sis biologicista– respecto al cuerpo, contribuyendo
así a abordarlo en la complejidad que lo constituye. El Cuerpo como Locus
En segundo lugar, es un esfuerzo de cooperación Las reflexiones científicas respecto al cuer-
económica, cultural y científica entre investigadores po son recurrentes en las Ciencias Sociales y más
de América del Sur. aún en América Latina. Los avances en el campo se
Su génesis procede de un proyecto de co- han centrado en perspectivas que lo comprenden
operación académica y editorial entre el “Programa como un resultado social, económico, histórico y
de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto So- cultural.
cial” del CIECS (CONICET UNC), el “Grupo de Estu- El cuerpo constituye el punto por donde
dios Sociales sobre Cuerpos y Emociones” del Insti- pasan los procesos de estructuración social, impac-
tuto Gino Germani de la Universidad de Buenos tando directamente en las sociedades y en la con-
Aires y el Programa de Posgrado en Sociología en la formación de la subjetividad de los actores. Ello
Universidad Federal de Pernambuco, por medio del afecta también los procesos sociales y más aún el
grupo de Investigación Ciencia, Tecnología y Socie- modo de conocer. En otros términos constituye,
dad. como los compiladores lo expresan, el centro de la
conflictividad y el orden.

[88]
Rebeca Beatriz Cena

Las formas sociales de dominación y las polí- emociones. Cada uno de los abordajes intenta dis-
ticas sobre los cuerpos que han marcado la hege- cutir la configuración de ésta, que conforma el mo-
monía neoliberal, significaron una presencia cada do en que los actores perciben, sienten y actúan.
vez más pronunciada de la estetización de la corpo-
Uno de los principales aportes que atravie-
ralidad, despertando luchas por el reconocimiento
sa la propuesta de estos artículos, es dar cuenta de
de las diferencias –los modos en que los actores
los procesos de estructuración social que hacen an-
habitan el cuerpo– y contra la discriminación –las
claje en el cuerpo, configurando y reconfigurando
múltiples expresividades que un cuerpo puede to-
las maneras en que se concretizan las emociones y
mar que se aleja o acerca a las reconocidas social-
acciones de los actores. Al mismo tiempo, expresan
mente–, aspectos todos ellos que han puesto al
que la lógica del capital es generar procesos de in-
cuerpo en un plano primordial en las ciencias socia-
dividualización de manera tal que la exclusión de
les.
los colectivos se viva como aislada, individual y
Tal como lo afirman los compiladores, el cu- fragmentaria. Así la pobreza, la discriminación, la
erpo “é o lugar da conflitividade por onde passa boa exclusión y expulsión social, los cuerpos diferentes,
parte das lógicas dos antagonismos contemporá- mutilados, con discapacidad, los que recogen resi-
neos. É daqui que é possível observar a constituição duos, los cuerpos con hambre; son cuerpos indivi-
de uma economia política da moral, quer dizer, mo- duales e individualizados atravesados por la lógica
dos de sensibilidades, práticas e representações que del capital. La lógica que se reitera –y que ponen en
põem em questão a dominação” (p. 15). El cuerpo descubierto algunos de los trabajos incluidos en el
se posiciona, desde este tipo de perspectivas, como libro– es la que deposita en los actores la respon-
una vía central de acceso a las conexiones existentes sabilidad de su condición social y su negación, bajo
entre estructuración social y ciencias sociales. Se el engaño de “la superación personal” y la merito-
encuentra configurado y reconfigura las condiciones cracia; sin dar cuenta de los complejos y múltiples
de dominación de un determinado orden social. procesos sociales y de estructuración social que los
provocan.
Los regímenes de acumulación, como el ca-
pitalista, requieren de un modo de regulación social Desde ese engaño del capitalismo, la expli-
y político, que pongan en sintonía los comporta- cación impuesta es que las condiciones de negación
mientos de los actores respecto a los requerimien- son resultado de la falta de esfuerzo y mérito per-
tos sistémicos (Harvey, 2004). Las políticas sobre los sonal, lo que habilita o inhabilita particulares posi-
cuerpos constituyen una vía privilegiada por donde bilidades de lucha social, marcando a quiénes se
se permea el régimen, configurando las emociones y encuentran en condiciones de peticionar y reclamar

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 88-91, Diciembre 2011-marzo 2012
sensaciones de los actores. y quiénes no, quiénes se encuentran en condicio-
nes socialmente soportables y quiénes no, quiénes
Así configura y reconfigura los modos “so-
son los aceptables y quiénes no, qué es lo normal y
cialmente necesarios” en que los actores desean,
qué lo no normal (cfr. artículos de Ferrante y Sousa
anhelan, aspiran, gustan y se comportan. Las políti-
Melo). Ello alimenta y legitima la discriminación
cas sobre los cuerpos se dirigen directamente a las
(cfr. artículos de Espoz y Scribano; Vergara; D’hers;
sensaciones y las emociones, resultando fórmulas
Boito) y condiciona el comportamiento de los acto-
favorables para contener las aspiraciones y conflic-
res (cfr. artículos de Aranguren Romero; Lima Oli-
tos sociales. Este tipo de regulaciones avanza sobre
veira; Magallanes; Ventura, Barreto y Lemos; Kou-
los cuerpos, emociones y acciones de los actores,
ry).
consolidando y conformando los modos de vida y las
percepciones que marcan el modo en que las pobla- Ello configura también y consolida el modo
ciones sienten. En este contexto resulta nodal posi- en que los actores perciben y actúan; implicando
cionarse en la problemática del cuerpo como cen- no sólo cómo interaccionan con otros, sino cómo se
tralidad por donde se filtran las estructuras de la configura el comportamiento personal. La sociedad
dominación. se ancla en los cuerpos marcando el modo en que
los actores perciben, sienten y se comportan. La es-
tructuración social se conforma como determina-
La des-regulación dos mandatos sociales. La particularidad de dichos
Los trabajos propuestos en esta compilación procesos en el capitalismo es que “lo que los otros
constituyen esfuerzos por reflexionar acerca de las desean de mí” se trastoca y aparece como “lo que
lógicas de dominación ancladas en los cuerpos y deseo de mí”. Los procesos que marcan y delimitan

[89]
Reseña bibliográfica: “Cuerpos permeados. Un…”

el modo en cómo deseamos, sentimos y pensamos Se comprende entonces cómo a través de las tec-
se incorporan al modo de deseos y anhelos como lo nologías se permean los requerimientos sistémicos
más propio, individual y subjetivo. Lo que los “otros” influenciando las estructuras del sentir de la pobla-
–materialización del régimen– esperan que sea, se ción.
transforma en lo que deseo ser.
La astucia del ojo del investigador se refleja
Los modos socialmente legítimos dentro de en la innovación y en reflexionar sobre los meca-
los cuales los actores perciben, sienten y se compor- nismos de regulación sobre los cuerpos, donde apa-
tan atraviesan las instituciones. Cuando referencia- rentemente la regulación no interviene, donde la li-
mos a ellas aludimos al mercado de consumo, las bertad es “absoluta”. El uso de las tecnologías –
escuelas, universidades, ámbitos laborales –de los incluso también para la modificación del cuerpo en
más diversos desde el deporte hasta la recolección y las cirugías estéticas (cfr. artículo de Sousa Melo)–
clasificación de residuos–, los centros de salud, sólo otorga a los actores la libertad de hacer y deshacer
por nombrar algunos de los muchos ejemplos exis- un cuerpo virtual que puede tomar la forma que el
tentes. Cuando los actores interactúan en determi- actor desee. La paradoja es que esa libertad de
nadas instituciones, éstas delimitan determinadas hacer se encuentra supeditada a las estructuras de
normas de comporta-miento. Sin embargo, los aná- regulación de los deseos y aspiraciones de los acto-
lisis propuestos aquí no las abordan como tales, sino res. En este sentido, cualquier tipo de libertad de la
en la sedimentación que generan en los modos de que se goce en un quirófano o en un virtualismo, es
actuar y sentir de los actores. En otras palabras se mero placebo.
manifiestan al modo de estructuras que nos permi-
El cuerpo no es sólo lo anatómico, sino que
ten movernos en un mundo conocido, que legitiman
existe un cuerpo performado por los roles social-
determinadas emociones y sensaciones, deseos y
mente establecidos. Esa es la contribución de la so-
aspiraciones. Las instituciones establecen particula-
ciología a la biología. El cuerpo es histórico, social y
res maneras de ser y comportarse, constituyéndose
cultural. Un cuerpo atravesado, configurado y con-
en espacios de interacción donde los procesos de
figurador de la dominación capitalista que pone en
estructuración social intervienen y median. En los
acciones, deseos y emociones los requerimientos
artículos propuestos, los cuerpos atravesados por el
sistémicos. El análisis del género (cfr. artículo de
mercado, la universidad, el consumo, el deporte, el
Hamlin), las implicancias de las tecnologías, el con-
solidarismo estatal, los video juegos, el trabajo, las
sumo de psicofármacos (cfr. artículo de Ferreira y
empresas recuperadas y recuperadoras, los barrios
Miranda), el deporte, los procesos de recolección y
segregados, etc. consolidan y configuran los modos
reciclaje de la basura, el ambiente en el que se dan
en los que los actores sienten y actúan, haciendo
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 88-91, Diciembre 2011-marzo 2012

las interacciones, de la discapacidad, las cirugías


posible la producción y reproducción del régimen
estéticas truncas, el consumo e incluso la solidari-
capitalista.
dad se presentan como canales por los que pene-
Complementariamente, los video juegos trar las maneras en que el cuerpo ancla la regula-
(cfr. artículo de Gomes Batista) contribuyen a re- ción sistémica y reflexionar acerca de los múltiples
producir el orden. Lo que se conoce como la segun- mecanismos que el sistema pone en juego para
da vida, a través de la creación de un cuerpo virtual hacer las diferencias, desigualdades y disconformi-
en un video juego que reproduce la interacción con dades soportables. En la variedad, diversidad e in-
otros, constituye de algún modo una vida – novación de los aportes por la compilación realiza-
diferente– pero paralela a la vivida en los intercam- dos se materializa la importancia de las teorías
bios cara a cara. Las interacciones mediadas por lo sobre el cuerpo y las emociones, su complejidad y
cibernético, crea cuerpos virtuales que reproducen los múltiples espacios por los que se filtra la domi-
los modelos de cuerpos deseables. Los perfiles crea- nación.
dos se asemejan a los alimentados por el régimen.

[90]
Rebeca Beatriz Cena

. Bibliografía

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Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Bue-
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Citado.
CENA, Rebeca Beatriz (2011) “Cuerpos Permeados: un abordaje diverso” en: Revista Latinoamericana de
Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES. 7 Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Córdoba.
ISSN: 1852.8759. pp. 88-91. Disponible en:
http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/147/108

Plazos.
Recibido: 11/07/2011. Aceptado: 22/10/2011.

CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 88-91, Diciembre 2011-marzo 2012

[91]
Reseña bibliográfica

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad.


Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2012. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 92-94.

Hay huellas en el cuerpo

Reseña del libro: D’HERS, Victoria y GALAK, Eduardo (comps.) (2011) Estudios sociales sobre el
cuerpo: prácticas, saberes, discursos en perspectiva. Buenos Aires: Estudios Sociológicos Editora.

Por Julia Bertone


Programa de Acción Colectiva y Conflicto Social, CIECS CONICET (UNC), Argentina.
bertone-julia@hotmail.com

La presente reseña introduce y comenta el del cuerpo un lugar central en la elaboración de


libro de los compiladores Victoria D`hers y Eduardo una visión científica del mundo. Marx, Durkheim,
Galak “Estudios sociales sobre el cuerpo: prácticas, Weber (sólo por nombrar algunos de los clásicos)
saberes, discursos en perspectiva”; el cual surge en pero también Bourdieu, Wacquant, Deleuze, Le
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº7, Año 3, p. 92-94, Diciembre 2011-marzo 2012

el marco de las “VI Jornadas de Sociología de la Breton, Sartre entre otros autores son desarrolla-
UNLP” y consta de un prólogo realizado por Adrián dos y puestos en discusión aquí.
Scribano y Lucas Aimar, y once artículos producidos
Otro de los rasgos a destacar de la presente
por jóvenes investigadores en relación a los Cuerpos
compilación es la diversidad de sujetos observados
y las Emociones.
en los trabajos de investigación de carácter empíri-
Los autores de este libro proponen recorrer co. Así, en la lectura podemos encontrar descripto
un mapeo y ensayar lecturas sobre las conexiones el modo de corporalidad que surge del entrena-
entre prácticas corporales, afecciones y emociones. miento y la práctica del boxeo; o subjetividades que
La escritura y el modo de presentación del libro re- están marcadas por la desposesión y la imposibili-
flejan la textura de la temática y la complejidad del dad material y simbólica, esto es de quienes no tie-
espacio de reflexión. No sólo dispone de trabajos y nen techo y se encuentran en situación de calle. Es
escritos interesantes y bien formulados; sino de ex- presentada también la experiencia de personas que
periencias de investigadores y sus propias interpela- viven sobre territorios que fueran basurales; o el
ciones que nos recuerdan que la reflexión teórica sufrimiento del cuerpo propio a partir de la expe-
sobre el cuerpo no puede ser (de ningún modo) riencia de enfermedad. Estas vivencias específicas
“realizada fuera de él”. que se expresan desde los bordes de aquellos cuer-
pos que están por fuera de lo reconocido como
Ya en el prólogo del libro se marca como dis-
“digno de humanidad” nos permite captar distintas
tintivo el peso de las reflexiones teóricas de los tra-
facetas de la estructura conflictual de la sociedad.
bajos incluidos. Las ciencias sociales desde su for-
mación, al menos tomando como punto de Pero también y complementariamente se
referencia el siglo XIX, han otorgado a la temática presentan trabajos donde se observan cuerpos

[92]
Julia Bertone

jóvenes de clase media-alta en prácticas deportivas metidos a la experiencia de vivir en la contamina-


(rugby) o las formas de danza como expresión y co- ción y cómo la sociedad opera esa exclusión, esa
mo práctica; articulando el cuerpo y la posición so- ab-yección a través de un “acostumbramiento” a
cial que se ocupa y permitiéndonos explotar los fi- vivir en territorios inhabitables. Se concentra en el
nos límites en los que las dinámicas de efecto de la basura en la construcción de las subje-
disciplinamiento/resistencia, lo abyecto y lo repug- tividades de los excluidos de la sociedad.
nante, lo limpio y lo pulcro configuran zonas de in- (...) causa repugnancia ver restos donde no deberían
clusión/exclusión, de deseabilidad/indeseabilidad de estar. Así, la sociedad se afana por apartar los dese-
los cuerpos y sujetos en nuestras sociedades. “Así es chos, por no verlos, por desplazarlos a los intersti-
posible apuntar la mirada sobre el cuerpo en tanto cios, a los espacios no vistos, no valorados. Pero ese
vehículo de disciplinamiento social, pero a la vez otro es necesario para la conformación de lo correc-
como locus donde es posible reinventar las identi- to, de lo limpio. Los (cuerpos) que viven de la basura,
dades.” (p.11) que trabajan con ella, que habitan esos territorios,
nos devuelven la imagen de lo que es “opaco”, nece-
Emiliano Gambarotta esboza el modo de sariamente separado de mí para que yo sea yo y que
corporalidad que se pone en juego en la práctica del si pasan los límites establecidos incomodan, incluso
boxeo por intermedio de la lectura de Wacquant dan miedo. (p. 85-86)
“Entre las cuerdas”. El sí mismo pugilístico se consti-
En los trabajos de Georgina Strasser y Mar-
tuye en su rigidez de dominar los impulsos y las
celo Córdoba se desarrollan los conceptos de cuer-
emociones: contenerlas y reprimirlas o encenderlas
po enfermo y sociedad somática en relación al po-
y avivarlas, presenta así una tensión entre “sí mis-
der sentir y expresar la enfermedad. Strasser
mo” y “naturaleza conceptos utilizados desde las
procura introducirnos en las maneras de resisten-
lentes de Max Horkheimer y Theodor W. Adorno en
cias que configuran modos de ser–en–el–mundo. La
Dialéctica de la ilustración”. Gambarotta focalizará
idea que en ocasiones caracteriza a los sectores
sobre el entrenamiento del púgil ya que permite
populares respecto a la incapacidad de expresar y
echar luz sobre el modo de corporalidad que allí se
transmitir las sensaciones de malestar al descono-
pone en juego. Gestión racional del cuerpo y el
cer los vocablos biomédicos obtenidos a partir de
tiempo, sacrificio y autodominación constituye la
una “educación sanitaria” es rechazada. Otros re-
conformación de una particular identidad (pugilísti-
cursos lingüísticos (términos del sentido común,
ca).
empleo de metáforas, analogías) dan muestra de
Eduardo Galak presenta “con Bourdieu y que no se puede hablar de pobreza de percepción
contra Bourdieu” un análisis teórico minucioso y ne- en este sector; además considera también equivo-

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cesario del concepto de habitus que nos permita cado el razonamiento de que cuanto mayor es el
analizar las prácticas del cuerpo más que en un sen- esfuerzo físico exigido, menor es la atención que los
tido histórico, mediante una arqueología y genea- individuos prestan a su cuerpo.
logía política, entendiendo de esta forma que las los individuos perciben que algo está mal cuando no
prácticas no sólo tienen elementos históricos que pueden llevar a cabo ciertas tareas de manera natu-
las reproducen, sino también componentes alta- ral o espontánea; sin actividades que demanden algo
mente productivos, políticos y transformadores. del cuerpo el carácter de resistencia al flujo de vida
que presentan los malestares estaría ausente. (...) El
En “Políticas del rostro y del cuerpo” María
cuerpo está mucho más presente en la conciencia
Alejandra Pagotto, observa las formas de la corpora- cuando se utilizan sus recursos en la vida cotidiana,
lidad monstruosa de las subjetividades desechadas a las actividades físicas vinculadas con el trabajo y el
partir de la herramienta teórica deleuziana de Cuer- quehacer doméstico resaltan el anclaje corporal de la
po sin Órganos, reflexiona acerca de cómo las políti- existencia. (p. 108-109)
cas capitalistas contemporáneas operan en y a
Agustín Lescano en su trabajo, desarrolla su
través de los cuerpos. “No tenemos un rostro, sino
trabajo haciendo referencia a los diferentes pro-
que somos introducidos en él, y esa máquina juzga
gramas y políticas (estatales o privadas) que se
binariamente qué pasa y qué no la prueba de nor-
piensan para organizar una práctica corporal. Ejerce
malidad o humanidad” (p. 66)
una crítica a la Educación Física donde supone una
Victoria D’hers toma la idea de repugnancia lógica administrativa esencialista al preguntarse si
y lo abyecto para pensar en qué medida la percep- hay normas y reglas canónicas en la gestión de las
ción varía, en sentido cultural y de clase, en lo refe- prácticas corporales. Contrarresta a este tipo de
rente a la basura. Reflexiona por esos cuerpos so- conocimiento el de la Educación Corporal ya que

[93]
Reseña bibliográfica: “Hay huellas en el cuerpo”

presta especial atención a dar un sentido distintivo sujetos tienen de su propio cuerpo; el cuidado de
de los sujetos en torno a la salud, al uso del cuerpo, uno mismo (que incluye la alimentación, el proceso
al deseo y la satisfacción por las prácticas corporales salud–enfermedad, las prácticas deportivas, las pre-
dando lugar a la diversidad de las prácticas y a la preocupaciones estéticas) y la relación con los
particularidad de los sujetos. otros. Las expectativas que se tienen con respecto
al cuerpo son disímiles “mientras unos demandan
Liliana V. Pereyra en su artículo “Tecnologías
que ‘resista’ (personas en situación de pobreza); en
salvadoras” toma los medios de comunicación masi-
las clases medias, se le demanda al cuerpo ‘que
vos (centrales en la producción de subjetividades en
responda’, o ‘que dure bien’, haciéndose presente
la sociedad contemporánea) como un camino fructí-
un grado de control sobre el propio cuerpo y de
fero hacia la comprensión de las biotecnologías para
exigencia hacia él, que es extensivo al control que
alarmar lo contundente que resulta el ánimo entu-
pueden establecer sobre sus propias vidas.” (p.
siasta en relación a las intervenciones tecnológicas
202)
sobre los cuerpos, formuladas acríticamente desde
un lugar poderoso como lo es el de un medio de
comunicación.
Como consideración general corresponde
Sebastián Fuentes reproduce una gramática remarcar que la diversidad de enfoques atraviesa al
de la docilización de los cuerpos, esto es, modos de cuerpo en tanto primer nivel de relación con el
ser “esperables” en jóvenes de clase media alta ana- mundo, aunque inmediatamente mediatizado por
lizando prácticas deportivas (rugby) realizadas en un el lenguaje, nunca pierde esa condición primordial,
Club y una Escuela. Allí es notable como el discurso de conexión sensorial primera, y que estructura to-
de la unión/unidad va de la mano con el de la sepa- das las vivencias de los sujetos.
ración y jerarquización. Ana Sabrina Mora focaliza
Ya desde el título de la presente reseña po-
en la danza las reflexiones consideradas histórica-
demos reconocer que el libro compilado por Victo-
mente por la antropología del cuerpo haciendo hin-
ria D`hers y Eduardo Galak deja huellas para com-
capié en las relaciones entre el baile, la nación y la
prender que el propio cuerpo es discusión del
identidad, hasta las vinculaciones entre danza y la
presente y del futuro inmediato. Además pudimos
construcción de género. Dado su carácter de pro-
notar que desde una sociología de los cuerpos y las
ducto socio–cultural, los diferentes aspectos de esta
emociones es posible hallar pistas que nos conduz-
actividad frecuentemente son analizados con el ob-
can a comprender el sentido que los actores dan a
jetivo de entender los contextos sociales en que son
sus prácticas; identificar nodos conflictuales que
producidos o, a la inversa, suelen considerarse esos
emergen en esas comprensiones cotidianas; y dar
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contextos como prismas a través de los cuales ver la


cuenta de cómo la sociedad que se hace cuerpo,
danza.
puede ser rastreada a partir del análisis de deter-
Ana Julia Aréchaga toma al concepto de minadas emociones sociales.
cuerpo como vector para pensar la reproducción de
las desigualdades sociales, desde un enfoque más
clásico y considerando diferentes sectores de clase
desarrolla dimensiones como las nociones que los

Citado.
BERTONE, Julia (2011) “Hay marcas en el cuerpo” en: Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos,
Emociones y Sociedad - RELACES. Nº7. Año 3. Diciembre 2011-marzo 2011. Córdoba. ISSN: 1852.8759.
pp. 92-94. Disponible en: http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/148/109

Plazos.
Recibido: 02/06/2011. Aceptado: 16/08/2011.

[94]
Novedades

Inclusión de RELACES en más motores


de indexación y directorios

Tenemos el agrado de informar que Revista publicación, entre muchos otros; contribuyen a dar
Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emo- visibilidad y jerarquía a los trabajos de quienes de-
ciones y Sociedad ya se encuentra aprobada para ser positan su confianza en RELACES para hacer publicas
incluida en el Sistema de Información Científica RE- sus producciones y el furto de su tarea cotidiana
DALYC (Red de Revistas Científicas de América Lati- como investigadores o docentes.
na y el Caribe, España y Portugal).
Por todo ello, agradecemos a los acervos in-
Esta inclusión, se suma a la presencia de RE- dexación y directorios que han depositado en RELA-
LACES en otros motores de indización como DIAL- CES un voto de confianza al permitir formar parte de
NET, DOAJ, Fuente Académica Premier (de EBSCO), sus bases de datos, pero fundamentalmente, agra-
WorldCat y Scientific Commons; así como de los di- decemos a los autores y lectores que dan vida y “le
rectorios de LATINDEX, RevistALAS, SHERPA/RoMEO ponen el cuerpo” al quehacer cotidiano de nuestra
y New Jour. Todos ellos, espacios de visibilización y revista. Finalmente, agradecemos también al exce-
jerarquización de los contenidos publicados. lentísimo Consejo Editorial que brinda un respaldo
constante a la tarea del equipo editor y los arbitros
Una buena parte del constante trabajo por
que colaboran continuamente con la evaluación de
darle a este espacio de difusión de la sociología de
los contenidos publicados.
los cuerpos y las emociones el lugar que se merece
en las ciencias sociales latinoamericanas, lo consti- Una vez más los invitamos a formar parte de
tuye el adecuar –tanto el sitio web como los conte- esta “iniciativa destinada a brindar un espacio de re-
nidos digitiales–, a los criterios internacionales de flexión, análisis y estudio sobre las temáticas vincu-
calidad académica y de buenas prácticas de publica- ladas a los Cuerpos y las Emociones en y desde Amé-
ción de carácter internacional. rica Latina."
Estas adecuaciones, que no sólo implican Equipo editor
mejoras en el diseño y disposición de la información
publicada, sino también respeto por la periodicidad
y aparición de los números, transparencia en los ENLACES:
procesos de evaluación y selección de artículos, cla- . Para ver los directorios y motores de indexación
ridad en la información para lectores y autores en donde RELACES está incluido – [ AQUI ]
cuanto a los procesos de arbitraje y gestión de la

Lanzamiento de la “Colección Tesis” en la editorial del


Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos (CIES)

ESEditora es un emprendimiento de Centro Ello con la finalidad de hacer de Internet y de la edi-


de Investigaciones y Estudios Sociológicos (Asocia- ción digital de textos, medios para acercar a lectores
ción Civil – Leg. 1842624) pensado para la edición, de todo el mundo a escritos de producción local con
publicación y difusión de trabajos de Ciencias Socia- calidad académica.
les en soporte digital. Como una apuesta por demo-
En este sentido, la “Colección Tesis” busca
cratizar el acceso al conocimiento a través de las
difundir en formato libro las tesis doctorales produ-
nuevas tecnologías, la editorial apunta a la difusión
cidas en el marco de distintas disciplinas de las
de obras por canales y soportes no convencionales.
Ciencias Sociales. Pretendemos con esta iniciativa

[95]
Novedades

abrir un canal efectivo de circulación de investiga- MOBI y EPUB o visualizados en línea en el sitio web
ciones de alto nivel que actualmente se realizan en de la editorial.
Latinoamérica.
Además de los trabajos mencionados, se
En esta colección, hasta el momento han si- han publicado otros textos estrechamente vincula-
do publicadas las obras: “La sujeción de los cuerpos dos con las temáticas abordadas por RELACES. Por
dóciles. Medicación abusiva con psicofármacos en la esta razón, invitamos a nuestros lectores a visitar los
niñez uruguaya” de María Noel Míguez Passada y enlaces compartidos abajo.
“Cultura, juventud, identidad. Una mirada socioan-
tropológica del Programa Cultural en Barrios” de
Marcela Alejandra País Andrade; y ya se encuentran
en preparación nuevos textos. ENLACES:
Todos los libros pueden ser descargados de - Sitio de ESEditora – [ AQUI ]
manera libre en formatos electrónicos como PDF, - Sitio de CIES – [ AQUI ]

Encuentro del CIES en Río Ceballos (Córdoba)

Los días 8, 9 y 10 de diciembre del 2011, se Por ello, fueron 4 los ejes que estructuraron
realizaron las I Jornadas de Trabajo Colectivo de los la dinámica de las discusiones y que de alguna
integrantes del CIES pertenecientes al Programa de manera, agrupan y orientan el devenir del
Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social pensamiento social actual, que implica, en muchos
(CIECS-CONICET), al Grupo de Estudios Sociales casos, reabrir ‘cerradas discusiones’ en torno a:
sobre Subjetividades y Conflictos de la Universidad
1) El Estado, el régimen político y la economía
Nacional de Villa María (UNVM) y al Grupo de
política de la moral;
Estudios sobre Sociología del Cuerpo y las
Emociones (Instituto Gino Germani, UBA), en Río 2) La violencia, la batalla colonial y las
Ceballos, Córdoba. sensibilidades adecuadas;
Con el objetivo de generar instancias de 3) Las astillas entre del mundo del no y el mundo
intercambio que confluyan en la configuración de ‘como sí’;
nexos y articulaciones entre las diferentes 4) Subjetividad(es), identidad(es), sublevación(es).
experiencias de pesquisa que se desarrollan en el
Centro de Investigaciones y, en post de la Las clases sociales y las actuales formas de
comprensión de los procesos de estructuración enclasamiento, siguen siendo teórica y
social de la Argentina actual que atraviesan las prácticamente nociones indispensables para la
mismas, se debatieron los ejes a partir de los cuales reflexión teórico-política actual, en tanto se
se identifican las características transversales que constituyen una y otra vez, en indicadores
componen el paisaje social de nuestra actualidad. existenciarios y por ende, índices potenciales de las
transformaciones sociales.
A partir de la puesta en común en diversas
mesas de trabajo, se plantearon las diversas
problemáticas y dimensiones que dan cuenta del
carácter neo-colonial de las formaciones sociales
actuales, sobre todo, de lo que sucede en nuestro
Sur Global: todas preguntas que se anclan en la MÁS INFO:
indagación sobre las formas en las que se configura
- Descargar el programa de las jornadas - [ AQUÍ ]
el sentir, la experiencia y el cuerpo en un nudo
- Fotos del encuentro en el sitio de CIES - [ AQUÍ ]
donde la clase social sigue operando como un
estructurador central.

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