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ENUNCIACIÓN→ NO es el fenómeno físico de la emisión, NI TAMPOCO el sentido

global del enunciado. Son los elementos que pertenecen al código de la lengua y
cuyo sentido depende de factores que varían de una enunciación a otra. Lo que la
lingüística retiene es la huella del proceso de enunciación en el enunciado.
No debemos confundir la enunciación con los términos de deixis, ya que, muchas veces, los
elementos deícticos forman parte del enunciado o son anteriores a éste.
Elementos constitutivos de la enunciación:
- LOCUTOR es el que enuncia y ALOCUTARIO aquel a quien se dirige. Ambos se
denominan indiferentemente como INTERLOCUTORES.
Formas lingüísticas (indiciales) que permiten organizar el proceso de enunciación:
- En cuanto a las formas gramaticales:
- Pronombres personales (en 1ra y 2da persona), pronombres demostrativos,
los adverbios y los adjetivos o relativos, los tiempos verbales (siempre
organizados en torno al tiempo presente de la enunciación).
- Algunos verbos que aparezcan en 1ra persona del singular (por ejemplo,
“creo que…”, “deduzco que…”, etc.), los verbos performativos (aquellos que,
en 1ra persona del singular y en presente, efectúan la acción que designan.
Por ejemplo: “prometo”, “juro”, “confieso”, etc.).
- Ciertos niveles de la lengua donde se observan semas valorativos o emotivos
(donde se observa el juicio o una actitud particular del sujeto de enunciación).
- Elementos modalizantes (como “quizas”, “ciertamente”, “sin dudas”, etc) que
suspenden la aserción del sujeto enunciante y así se vinculan al enunciado.
- Las funciones sintácticas de sujeto y predicado se refieren a la enunciación
según modalidades diversas: todos los elementos que expresan la actitud del
locutor respecto de aquello de que habla están ligados al predicado, nunca al
sujeto. Si se sitúan términos valorativos en el sujeto, los interpretamos como
citas, como nombres anticipados de las expresiones correspondientes.
- En cuanto a las formas semánticas:
- La identidad de los interlocutores (yo y tú permiten identificar a los
protagonistas de la enunciación)
- El tiempo de la enunciación (se organiza siempre en torno al tiempo
“presente”: siempre a partir del ahora y aquí. También otros términos léxicos
refieren a ella, por ejemplo, el verbo venir)
- La relación entre los interlocutores y el enunciado (su lugar y sus
modalidades)
La oposición introducida por Austin entre fuerza ilocutiva y fuerza perlocutiva significa:
oponer la estructura interna de una acción a los resultados determinados que provoca. De
aquí, Searle amplía este análisis del modelo de la enunciación:
- En primer término, existe la dirección (DIRECCIONALIDAD) o el objetivo de la
acción.
- En segundo término, las posiciones relativas de los interlocutores (la diferencia entre
pedido y orden).
- En tercer término, el grado de compromiso asumido (la diferencia entre la simple
expresión de intención y la promesa).
- En cuarto término, la diferencia en el contenido proposicional (la diferencia entre
predicciones y comprobaciones).
- En quinto término, la diferencia en la manera en que la proposición se vincula con
los intereses de los interlocutores (la diferencia entre jactarse y quejarse, entre
advertir y predecir).
- En sexto término, los estados psicológicos (la diferencia entre la promesa, expresión
de intención; y la asersión, expresión de convicción).
- En séptimo lugar, las diferentes maneras en que un enunciado se relaciona con el
resto de la conversación (la diferencia entre la simple réplica precedente y la
objeción a lo que acaba de decirse).
La enunciación SIEMPRE está presente, de una u otra manera, en el interior del
enunciado. Las diferentes formas de esta presencia, así como los grados de su
intensidad, permiten crear una tipología de los discursos. En esta tipología se
destacarán algunas oposiciones establecidas por los diferentes análisis estilísticos y
basadas en categorías relativas a la enunciación:
- Diferencia entre discurso centrado en el locutor (“ignora al público”, es decir, plantea
un alocutario implícito en el discurso que está moldeado a imagen del propio locutor
-construye un lector modelo) y discurso organizado en torno al alocutario (adapta su
habla a los oyentes presentes. Aquí también el alocutario es implícito pero
independiente del locutor).
- Diferencia entre discurso explícito (autónomo: el lenguaje procura constituirse como
un todo cerrado, con tendencia a hacerse completo y preciso, a usar palabras-
términos y frases-juicios) y discurso implícito, de situación (cuenta con elementos
extralingüísticos de complemento).
- Diferencia entre el discurso pobre en indicaciones sobre su enunciación y del
discurso que se refiere sobre su enunciación constantemente.
- Voloshinov había demostrado el funcionamiento de otra oposición discursiva en el
interior de los textos literarios respecto del enunciado con enunciación reproducida
(la cita). El enunciado citado y el enunciado que cita pueden entrar o no en
continuidad: la lengua del narrador y la de los personajes son semejantes (el
discurso del narrador se asimila al habla de los personajes que presenta, por
ejemplo. También, en el estilo indirecto existe una tendencia a asemejar el
enunciado citado al enunciado que cita) o diferentes (ninguna interpenetración
puede observarse entre enunciado que cita y enunciado citado).
- El “narrador” de un texto es simplemente un locutor imaginario reconstruido a
partir de los elementos verbales que se refieren a él.

VISIÓN O PUNTO DE VISTA: se refiere a la relación entre el narrador y el universo


representado. Es una categoría que concierne al acto mismo de representar en sus
modalidades: en el caso del discurso representativo, el acto de enunciación en sus
relaciones con el enunciado.
Ludwig distingue entre el relato propiamente dicho y el relato escénico (donde los
acontecimientos se “exhiben” como en el teatro). Lubock diferencia la visión panorámica (el
narrador abarca de una mirada años enteros y “asiste” simultáneamente a acontecimientos
que ocurren en varios lugares) de la visión escénica (los acontecimientos se desarrollan
ante nosotros).
Tomashevski postula que “la narración puede presentarse como relato objetivo y relato
subjetivo”. Más recientemente, Uspenski propuso reducirlo todo a la oposición entre puntos
de vista interno y externo (con respecto al universo representado).

ANÁLISIS:
En el plano lingüístico, la categoría de punto de vista se relaciona con la “persona”, en el
sentido de que ésta establece los vínculos que unen a los protagonistas del acto discursivo
(yo y tú) con el enunciado mismo (él o ella): los conceptos de enunciado y enunciación son
inherentes al de visión o punto de vista:
- El proceso narrativo posee, por lo menos, tres protagonistas: el personaje (él),
el narrador (yo) y el lector (tú). En efecto, la persona de quien se habla, la persona
que habla y la persona a quien se dirige.
- Con gran frecuencia, la imagen del narrador está desdoblada: cuando el
narrador está representado en el texto, debemos postular la existencia
de un autor implícito en el texto, el que escribe y que no debemos
confundir con el autor empírico.
- Este autor implícito es el que organiza el texto. Algunas veces, este
narrador y el universo representado aparecen fundidos, es decir, el
autor implícito y el narrador coinciden. Pero, en la mayoría de los
casos, el narrador puede ser uno de los personajes principales (en un
relato en primera persona), o bien puede limitarse a emitir un juicio de
valor (con respecto al cual, en otro momento del texto, el autor se
mostrará en desacuerdo) y adquirir de este modo existencia.
- La imagen del lector tampoco debe confundirse con los lectores reales: este
narrador funciona como papel inscrito en el texto. El lector real acepta o
rechaza dicho papel: lee o no lee el libro en el orden que le ha sido
propuesto, se asocia o no a los juicios de valor implícitos en el libro, etc. A
veces la imagen del narrador y lector coinciden, otras veces el narrador se
sitúa junto con los personajes.

EL CONTEXTO DE LA ENUNCIACIÓN: El relato puede presentarse de manera natural y


transparente o bien, el acto de enunciación puede estar representado en el texto. A
propósito de este último, se distinguen los textos en los que el interlocutor está presente
(por ejemplo, el narrador está sentado junto al fuego… está como personaje) de los textos
donde el interlocutor está ausente y que ofrece las siguientes posibilidades:
- Puede confrontar al lector con el discurso del narrador: somos las personas a
quienes este último se dirige;
- Puede representar el acto mismo de escribir: se dice explícitamente que lo que
leemos es un libro donde se describe el proceso de su creación.
LA IDENTIDAD DEL NARRADOR: Puede haber uno o varios narradores. Cuando hay
varios, éstos se sitúan en el mismo nivel o en diferentes niveles. Estos niveles de la
narración dependen del tipo de relacion entre las secuencias en el interior de un
mismo relato (enclave o encadenamiento): en la novela epistolar, por ejemplo, los
autores de las cartas se sitúan a priori en el mismo nivel. En otro caso, por ejemplo,
en los tantos narradores de Decámeron de Boccaccio, cuyos relatos están
encadenados.
LA PRESENCIA DEL NARRADOR: Pueden distinguirse varios grados:
- El narrador está presente en el nivel del universo evocado (hay contigüidad entre los
personajes y el narrador) o en el relato (el narrador no interviene en el universo
representado, pero se describe explícitamente mientras escribe el libro). A veces
sucede que estas dos posibilidades se combinan: se describe a la vez como
personaje y como autor.
- Cuando el narrador está representado en el nivel de los personaje, puede ser
agente o testigo: estos dos términos describen casos extremos entre los cuales se
sitúa una infinidad de casos particulares.
LAS DISTANCIAS DEL NARRADOR: Las distancias pueden darse de autor implícito a
narrador; de narrador a personaje; de narrador a lector implícito; de autor implícito a lector
implícito; de autor implícito a personajes, etc. Estas diferentes modalidades de la distancia
pueden sucederse en el interior de una misma obra. Cada una de las distancias también
puede reducirse a cero, hecho que crea papeles narrativos complejos.
LA “CIENCIA” DEL NARRADOR: Aquí entran los narradores que no son omniscientes, y
cuyo grado de conocimiento es parcial. Destacamos los siguientes:
- Visión interna y extrena: el narrador describe el universo desde el interior o desde el
exterior.
- Se pueden distinguir, también, grados de “profundidad” tomando en cuenta la
desigual penetración del narrador (o bien su ángulo de visión): el narrador sólo
describe acontecimientos y se limita a observar; o transmite los pensamientos del
personaje; o nos informa acerca del proceso que el propio personaje ignora por
completo.

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