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Jurisprudencia
Nota a Fallo
1. Jurisprudencia
Se entiende por jurisprudencia la interpretación que de la ley hacen
los tribunales para aplicarla a los casos sometidos a su jurisdicción.
Así, pues, la jurisprudencia está formada por el conjunto de
sentencias dictadas por los miembros del Poder Judicial sobre una
materia determinada. (Ossorio, 2000, pág. 531)
1.1. Definición
Comenzamos este módulo brindando un concepto de Jurisprudencia. La razón es
simple, vamos a aprehender a redactar una Nota a Fallo y a realizar una
búsqueda del mismo. Descubriremos cómo trabajar con las herramientas
necesarias para lograr un aprendizaje acabado que, nos permita sobre el fin de
éste primer recorrido, estar en condiciones de cumplir con los objetivos que nos
son requeridos para su aprobación.
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en lo sucesivo, para los jueces que de ellas dependen. (Ossorio,
2000, pág. 531).
2. Nota a Fallo
2.1. Definición
Hemos brindado las primeras nociones del concepto de jurisprudencia. Ahora
nos encaminaremos a establecer pautas para realizar una nota a fallo. Para
entender sobre el tópico que abordaremos debemos definirlo. En tal sentido
podemos conceptualizarlo del siguiente modo:
A modo de ejemplo:
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El derecho al olvido en la interpretación de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación
A modo de ejemplo:
I. Introducción
La Corte Suprema de Justicia de nuestro país se pronunció el 18/11/2011 acerca
de la interpretación, que debía asignarse, al derecho al olvido en nuestro sistema
normativo. En sendos fallos, “Napoli v. Citibank N.A” (1), y “Catania v. BCRA
(Central de deudores)” (2) nuestro Máximo Tribunal sentó las bases de la
aplicación de este novedoso derecho. Además estableció el alcance y significado
del art. 26, inc. 4 (3), Ley de Protección de Datos Personales y del art. 26, párr. 3,
dec. Reglamentario (4).
El derecho al olvido ha sido definido por el suscripto como “aquel que permite
eliminar la información crediticia de las personas –físicas o jurídicas– almacenada
en archivos, transcurrido determinado plazo de tiempo. Ello implica el
cumplimiento del principio de finalidad, que se efectiviza cuando los datos
obsoletos y caducos que pierden virtualidad jurídica son descartados. El
fundamento de ello radica en que han dejado de ser útiles respecto de los “fines”
con los que se colectaron.
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defensa. Es el tiempo de manifestar cuál fue la evolución del expediente desde
la primera instancia, ello, si estamos ante las superiores.
A modo de ejemplo:
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“…en el BCRA se ha venido repitiendo la misma información durante más de cinco
años…”, con lo que se han violado las prescripciones de la ley (fs. 123).
Con relación a los saldos deudores informados por el Citibank NA respecto de la
tarjeta de crédito “MasterCard” y la tarjeta de crédito “Visa” (que habrían sido
dadas de baja el 23/9/1997 y el 6/4/2000, respectivamente), si bien el actor no
reconoció expresamente estas deudas, manifestó que “…aun cuando las deudas
fueran ciertas y la mora fuese la que denuncia el Citibank,… dichas obligaciones
estarían prescriptas a tenor de la jurisprudencia y de la Ley de Tarjetas de Crédito
25065”, o bien, deberían ser alcanzadas por el “derecho al olvido” establecido en
el art. 26, pto. 4, ley 25326 (fs. 123/123 vta. y 124).
El juez de primera instancia rechazó la demanda en todas sus partes (fs. 319/321)
y la sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal, por mayoría confirmó la decisión del a quo (fs. 357/360).
En Napoli, la sala III de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial Federal revocó
la sentencia de primera instancia haciendo lugar a la acción de hábeas data
impetrada por la actora. Se ordenó al Citibank que procediera a suprimir los datos
personales del actor con fundamento en el derecho al olvido y que además
comunicara esa circunstancia al BCRA, a fin de que dicha entidad de contralor
procediera a darlo de baja de la Central de Deudores del Sistema Financiero.
La deuda poseía su origen en una tarjeta de crédito Diners desde el mes de
noviembre del año 1995 por la suma de $ 2212,43 y de una Mastercard desde
noviembre del año 1996 por la suma de $ 1379,05, con la particularidad de haber
reconocido la accionante la falta de pago de ambos saldos.
Tal como vemos en el ejemplo, el análisis fáctico involucró todos los extremos
invocados previamente. Ahora sí es el momento de explicitar finalmente el fallo
que anotaremos. Aquí relataremos qué resolvió el Tribunal -en el caso de
ejemplo la CSJN- y cuáles fueron los argumentos utilizados. Es oportunidad de
poner de manifiesto nuestra tarea de estudio del fallo y brindar una primera
opinión fundada del mismo.
Ahora bien, sentadas las bases de nuestro primer abordaje del fallo, la tarea
continúa con nuestro trabajo de investigación, es ahora el momento de
argumentar jurídicamente la crítica que realizaremos. Cuando expresamos el
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término crítica, sí debemos aclarar, que no necesariamente ella debe ser en
contra de lo resuelto, se puede estar de acuerdo en un todo, en una parte, o en
nada.
A modo de ejemplo:
Tanto en Napoli como en Catania lo que se discutía era el momento a partir del
cual se comienza a computar el plazo de caducidad que prevé la ley 25236 de
Protección de Datos Personales. Sostuve la postura en mi tesis acerca de que el
plazo de los cinco años (para deudas impagas) y de dos años (para deudas
canceladas) debía ser aplicado en consonancia con el espíritu de la ley
manifestado en las sesiones legislativas que dieron nacimiento a la norma.
El art. 26, inc. 4, ley 25236 y el art. 26, inc. 3, dec. 1558/2001 que la reglamenta
no fueron claros respecto del momento a partir del cual debía computarse el plazo
de caducidad. El art. 26, inc. 3 de la norma reglamentaria establece como punto
de partida el último dato adverso archivado que revele que dicha deuda era
exigible. Esa posición generó múltiples interpretaciones.
La corte encuentra la solución correcta para resolver tanto Napoli como Catania
y otorga una directriz que nos indica cómo aplicar en la práctica el derecho al
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olvido. La corte señala el espíritu de la norma sancionada por el legislador y dice:
“…La primera de ellas, es que la ley ha consagrado el derecho del afectado a exigir
que –transcurrido cierto tiempo– los datos significativos para evaluar su
solvencia económico-financiera no sean mantenidos en las bases de datos ni
difundidos, con el objeto de que el individuo no quede sujeto indefinidamente a
una indagación sobre su pasado. Según se expresó, esta clase de previsión no es
novedosa y fue adoptada –con diversos matices– por las legislaciones de
numerosos países que fijaron plazos similares a los que estableció la ley 25326
(ver, en especial, lo expresado en los consids. 5 y 6, párr. 2, de la sentencia citada).
La segunda, es que –más allá de las bondades o no del sistema ideado– el
legislador expuso su preocupación acerca de que el mantenimiento de
información adversa en las pertinentes bases de datos durante un largo lapso
(como el de diez años previsto en el proyecto de ley originario) podría dar lugar a
una suerte de inhabilitación del deudor y a la consiguiente imposibilidad de
reingreso al circuito comercial y, por ende, juzgó aquel mantenimiento como una
solución disvaliosa. Es por ello, que en el texto de la ley 25326 se estableció un
plazo más breve que el inicialmente propuesto en el proyecto de ley, a la vez que
se distinguió la situación de aquellos deudores que no han cancelado sus deudas
(en cuyo caso el plazo sería de cinco años), de los que sí lo han hecho (supuesto
en el que el plazo se reduciría a dos años), con total independencia de que en
relación a los primeros pueda perseguirse el cobro de la acreencia mientras la
obligación sea jurídicamente exigible...”
La sanción de la ley procuró proteger derechos de neta raigambre constitucional.
El art. 26, inc. 4 y el art. 26, inc. 3, dec. reglamentario, son materia de controversia
frecuente, vinculado a la necesidad de rehabilitar crediticia y financieramente a
cientos de miles de argentinos excluidos del sistema. La norma motivó diversas
modificaciones en su tránsito por el Senado. Fue motivo de un arduo debate
parlamentario.
Un punto más a abordar nos conllevaría indagar sobre los antecedentes de la ley
que se cuestiona o que presenta dudas en su interpretación, si es que ello
resultara pertinente a los efectos que estamos estudiando.
A modo de ejemplo:
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de homonimia y los trastornos que esta situación acarreaba. ¿A quién se le
reclamaba?, ¿de qué manera?, ¿cuáles eran los derechos que nos amparaban?
La discusión parlamentaria puso en evidencia que el art. 26, inc. 4, incluiría en el
sistema a los individuos excluidos por las sucesivas crisis que atravesó nuestro
país. Ello se lograría otorgándoles un derecho al olvido.
Del dictamen de Comisión 1006/1998 de fecha 29/9/1998 del Senado de la
Nación, se desprende que lo aprobado en relación al plazo de caducidad de la
información crediticia era el mantenimiento de ésta por diez años, asimilando
este término a la prescripción liberatoria de las deudas (5). Sin embargo la
disidencia parcial se propuso disminuir el plazo en cinco años, equiparándoselo al
término de vencimiento de los embargos e inhibiciones (6). Los disidentes
sostenían sus fundamentos con base en lo preceptuado en el derecho
comunitario. En su exposición el senador Yoma manifestaba en las sesiones
previas a la sanción de la ley:
“…Voy a plantear dos modificaciones. Una en el inc. 4 del art. 26, referido al plazo
dentro del cual las organizaciones de datos pueden mantener los datos de las
personas; se trataría de una reducción de diez a cinco años. Al respecto,
pensamos que es excesivo que las organizaciones comerciales de datos tengan
durante diez años este tipo de datos personales ya que, en los hechos, implica
una virtual inhabilitación, fundamentalmente para el pequeño y mediano
comerciante. Este plazo de cinco años no es arbitrario, ya que en la anterior Ley
de Quiebras, para el fallido fraudulento –no es éste el caso–, la inhabilitación era
de cinco años…” (7) (senador Jorge Yoma, Diario de sesiones del Congreso de la
Nación).
El legislador muestra una notable preocupación focalizada en la reducción de los
tiempos de permanencia de los sujetos en los archivos informáticos. El proyecto
inicial incluía un plazo de diez años de caducidad para el archivo de la información
crediticia. El senador solicitó una reducción a cinco años, quedando establecido
el plazo de caducidad en el debate. La Cámara iniciadora no previó en el primer
proyecto aprobado el derecho al olvido cuando las deudas no hubiesen sido
canceladas. En esas condiciones el proyecto ingresó a Diputados.
El Dictamen de Comisión de la Cámara de Diputados –orden del día 776/2000 del
28/8/2000– denota que lo imperativo era la sanción de la norma, y los plazos de
caducidad que se debían fijar en referencia al mantenimiento de la información
crediticia en los informes (derecho al olvido). En este dictamen, el tratamiento de
la información crediticia en su art. 26, inc. 4, imponía un plazo de archivo de cinco
años para deudas impagas y de tres para deudas canceladas.
En el debate parlamentario la miembro informante diputada Elisa Carrió
manifestaba textualmente:
“…Las otras modificaciones introducidas a la sanción del Senado de la Nación
están referidas a las informaciones crediticias, básicamente se disminuye el
tiempo por el cual la información puede estar en el banco de datos, ya que la
sanción del Senado establecía un plazo de cinco años...”
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Luego continuaremos -como lo realiza el autor de la nota que nos sirve de
ejemplo- ahondando sobre temas específicos que son esenciales para
fundamentar su posición. En ese contexto por la problemática que se aborda en
el caso continúan los siguientes temas:
El tenor de los argumentos jurídicos que usted esgrime debe tener una
contundencia suficiente que -por su entidad- le permita sostener la crítica a favor
o no del fallo anotado. Ello se logra con precisión conceptual y terminológica,
redacción, caligrafía y sintaxis tal que el lector pueda comprender la idea que
usted está volcando. Usted debe lograr calidad en su trabajo y ello se logra
cuidando cada detalle del documento que va a exhibir.
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A modo de ejemplo:
X. CONCLUSIONES
La Corte Suprema de Justicia de la Nación interpretó acorde al espíritu de la
norma madre (ley 25326) el sentido y alcance del art. 26, inc. 4 y de su dec.
Reglamentario.
1558/2001.
Con ambos fallos que comentamos otorgó reconocimiento jurisprudencial al
derecho al olvido culminando con una discusión que se extendió por más de una
década. En ellos quedó determinado el cómputo del plazo de cinco y dos años en
relación a desde cuándo debe contarse.
Quedó claro asimismo que los plazos que impone el articulado no son de
prescripción sino de caducidad. El fallo de la Corte es acertado y como exégeta
máxima del derecho patrio una vez más interpretó la ley tal el espíritu con que
fue sancionada, echando luz sobre aspectos muy debatidos otrora.
Quedan pendientes de discusión aun la constitucionalidad de la norma
reglamentaria, toda vez que en los hechos el decreto reglamentario contradice la
ley y la deroga teniendo menor rango normativo tal como lo hemos expresado
supra; y cuál es la fecha que fija el hito que determina la mora en el cumplimiento
de las obligaciones, aspecto que si bien se aclara en los fallos comentados, no es
análogo en todos los casos, lo que implicaría un análisis pormenorizado de cada
caso en particular para la casuística futura
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científica. Podríamos decir que es la “marquesina de la obra”. En el contexto
descrito debemos prestar especial atención a cómo titulamos nuestra nota a
fallo.
Para concluir con el módulo y para que usted tenga una clara imagen de cómo
debe quedar redactada su nota a fallo diríjase por favor al Módulo 1 luego abra
Actividad Práctica y luego “Soportes para el caso”. Allí encontrará la
jurisprudencia anotada completa, ensamblada como queda en su versión final.
En una primera parte encontrará los fallos jurisprudenciales completos. A partir
de la hoja 511, encontrará la nota a fallo completa.
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Fuente: elaboración propia
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Referencias
Ossorio, M. (2000). Diccionario De Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales. Buenos Aires:
Heliasta.
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