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ARENGA AL PERUANO

Mario Florián Díaz

No te sientas pequeño, hombre común peruano,


peruano de estos días. Publica tu grandeza
delante de tu huésped, delante del foráneo
que llegó, de muy lejos, a comer en tu mesa.

Que llegó de muy lejos a vivir en tu espacio,


y a hablarte de su origen y a hablarte de su fuerza.
¡Tú desciendes de la pluma! ¡Tú desciendes del rayo!
Y en tus músculos duerme colosal fortaleza…

¡No te humilles! ¡Despierta! ¡Elévate, peruano!


¡Erígete! ¡Ya es hora…! ¡Revive tu ejercicio milenario
de Amansador de Mundos, de Continentes Bravos,
de forjador de Imperios sobre precipicios!

¡Levántate peruano! ¡Pisa, otra vez, tu tierra…!


¡Que el horizonte vea tu figura broncínea
de semidiós, de cóndor…! Despliega tu mirada,
y el poder de tus alas y tu aptitud antigua.

¡Vindícate en tu tierra…! ¡Porque estás en tu tierra


desde hace eternidades! ¡Y tu tierra te adora!
¡Exprésate peruano! ¡Exprésate de nuevo!
¡Sé heroicidad, destino…! ¡Levántate! ¡Ya es hora….!
No te rindas

Mario Benedetti

No te rindas, aun estas a tiempo


de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,


continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,


aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,


porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,


recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,


aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
LA ESCUELITA

A cocachos aprendí
mi labor de colegial
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací.

Tener primaria completa


era raro en mi niñez
(nos sentábamos de a tres
en una sola carpeta).
Yo creo que la palmeta
la inventaron para mí,
de la vez que una rompí
me apodaron “mano 'e fierro”,
y por ser tan mataperro
a cocachos aprendí.

Juguetón de nacimiento,
por dedicarme al recreo
sacaba Diez en Aseo
y Once en Aprovechamiento.
De la Conducta ni cuento
pues, para colmo de mal
era mi voz general
“¡chócala pa' la salida!”
dejando a veces perdida
mi labor de colegial.

¡Campeón en lingo y bolero!


¡Rey del trompo con huaraca!
¡Mago haciéndome “la vaca”
y en bolitas, el primero...!
En Aritmética, Cero.
En Geografía, igual.
Doce en examen oral,
Trece en examen escrito.
Si no me “soplan” repito
en el Colegio Fiscal.

Con esa nota mezquina


terminé mi Quinto al tranco,
tiré el guardapolvo blanco
(de costalitos de harina).
Y hoy, parado en una esquina
lloro el tiempo que perdí:
los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
Yo no aproveché el Colegio
del barrio donde nací...

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