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LA GUERRA DE VINOS

Steven Spurrier, un inglés británico expatriado que ha creado la Academia de vinos


en París desde hace seis años, regentaba una pequeña tienda de vinos. Les Caves
de la Madeleine en un pasaje de la rue Royal, junto con su compatriota Patricia
Gallagher. Además, ambos habían puesto en marcha la Academia de Vinos,
la primera escuela privada de Francia dedicada al mundo del vino. Ese mismo año
se celebraba el bicentenario de la independencia de Estados Unidos, a la que
Francia había hecho una nada despreciable contribución, con el marqués de
Lafayette al frente. Spurrier y Gallagher ambos pensaron que el acontecimiento era
una buena oportunidad para conseguir un poco de publicidad extra para sus
negocios. Así que decidieron organizar una cata a ciegas entre vinos franceses y
vinos californianos. Los vinos franceses saldrían de su propio almacén, para la
elección del jurado tirarían de sus contactos y para el local, más de lo mismo:
Spurrier era íntimo amigo del responsable de banquetes del hotel Intercontinental
de París, que le cedió un salón para el 24 de mayo de 1976 entre las 3 y las 6 de la
tarde. De hecho, tenían que terminar un poco antes, ya que a las 6 en ese mismo
salón se celebraba un banquete de boda. El único problema era escoger los vinos
californianos. Ni Spurrier ni Gallagher sabían mucho, por no decir nada, de los vinos
que se hacían en California, más allá de que los pocos que llegaban a Europa eran
muy malos. Entonces, nadie en 1976 sabía mucho acerca de ellos. Ni en los propios
Estados Unidos, un país que vivía de espaldas al vino, sobre todo desde que la ley
seca – vigente entre 1919 y 1933 terminara con la incipiente industria vinícola de
finales del XIX. Muy poca gente sabía que en los valles de Sonoma y Napa, había
un puñado de auténticos pioneros muchos de origen centroeuropeo e italiano – que
estaban recuperando el cultivo de la vid y que se habían empeñado en hacer vino
de calidad con Francia en el punto de mira y como referencia con la ayuda de los
estudios sobre viticultura y la elaboración de vino se habían desarrollado en la
Universidad de California Davis, desde 1935. Hombres con apellidos como Mondavi,
Winarski, Gringich, Paschich o Tchelistcheff, inmigrantes de segunda generación, y
que en algunas ocasiones eran auténticos afisionados que tenían la elaboración de
vino como una segunda ocupación.

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