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Didáctica de la Matemática I
2° año – 1°C – 2019
Cabe destacar que, para algunos, la Didáctica de la Matemática (en adelante, DM) forma parte de la Matemática
misma. Para otros es otra rama del pensamiento desde la cual aporta elementos para entender el proceso educativo
que describe el aprendizaje y prescribe la enseñanza. De acuerdo con Brousseau (1991), si bien no existen
definiciones precisas sobre qué es la DM, todas ellas pueden encuadrarse en tres concepciones generales:
La didáctica como técnica entendida como el conjunto de métodos que sirven para enseñar y lograr los mejores
resultados en situaciones educativas.
La didáctica empírico-científica en tanto estudio de la enseñanza como disciplina científica que planifica
situaciones y las analiza junto a sus resultados en forma estadística.
La didáctica sistémica concebida como aquella ciencia que teoriza la producción y la comunicación del saber
matemático a la vez que pone énfasis en su autonomía de otras ciencias.
Cualquiera sea la significación elegida, en ningún caso la DM puede decidir por el docente, y esto se debe a los
componentes de cualquier hecho educativo (Villella, 2003):
Alumnos y docentes se relacionan entre sí y con la matemática de
manera afectiva, ideológica y epistemológica.
Los docentes asumen actitudes didácticas correspondidas por los
alumnos que condicionan el hecho educativo.
Los alumnos emulan la actitud que el docente asume para relacionarse
con el saber en tanto:
o El aprendizaje es un proceso personal del alumno que se realiza en un contexto social.
o El aprendizaje está cargado de incertidumbre.
o El método se relaciona con la comunicación establecida por el docente a través de él.
Sin embargo, esta multiplicidad de significaciones en torno a qué es la Didáctica (ídem para la DM), ha dado origen
a diversos modelos de enseñanza-aprendizaje: posicionamientos personales que cada docente puede asumir cómo
aprende cada alumno un contenido. Con fuerte base en teorías psicológicas, la multiplicidad de métodos puede
encuadrarse en dos grandes familias: las teorías de raíz conductista y las de raíz constructivista.
Las escuelas de raíz constructivista (representadas por Bronnell, Piaget, Bruner, Ausubel, Vygotsky) consideran
que la acción del docente debe basarse en la producción de estrategias que permitan a los estudiantes la
comprensión de conceptos. Afirman que el conocimiento conceptual no puede transferiré como un conocimiento
aislado de una persona a otra, sino que debe ser construido activamente desde la propia experiencia y relacionado
con el conocimiento pre-existente que la persona tiene. El aprendizaje, entonces, se constituye como un proceso
personal del que aprende, aunque necesite de un marco social en el que se desarrolla; está cargado de
incertidumbre por no saber el qué vendrá lo que comporta cierto grado de frustración y decepción que se traduce
según Piaget en términos de desequilibrio (el equilibrio se logra a través de readaptaciones sucesivas en un juego
constante de asimilación y acomodación). Ausubel (1994), afirma que el aprendizaje debe ser significativo, lo que
implica la existencia de una estructura cognitiva en el alumno que le permita relacionarse con una idea de manera
sensible. La significatividad aludida se da en un doble sentido: respecto de la coherencia con los contenidos en
íntima relación con la disciplina estudiada y respecto del nivel de desarrollo de las jerarquías de conocimiento del
alumno. Propone una enseñanza que brinde al alumno la posibilidad de descubrir para lograr una comprensión
relacional que permita al que aprende desarrollar una amplia gama de estructuras de pensamiento que pueda
aplicar una no reducida cantidad de problemas a resolver. Así concebida, la función de enseñar se propone el diseño
de situaciones que se transformen en problemas para resolver, entendiéndose por problema a toda situación con
un objetivo a lograr, que requiera del sujeto una serie de acciones u operaciones para obtener su solución de la que
no se dispone en forma inmediata.
Para estos autores, el curriculum escolar debe tener en cuenta las posibilidades de los alumnos no sólo en lo
relativo a la selección de contenidos y objetivos sino también en la manera de diseñar situaciones de aprendizaje
tomando en consideración lo que el alumno es capaz de hacer y aprender por sí solo y lo que puede lograr con la
ayuda de otras personas en el marco de la institución escolar donde se desarrolla la acción deliberada de enseñar.
De esta manera, la enseñanza se transforma en multifacético y multimodal generando un paradigma de colegialidad
que prescribe la necesaria existencia de un proyecto educativo institucional coherente.
Bibliografía:
DROUHARD, J.P. (2012), Prehistoria e historia de la Didáctica de la Matemática, CCPEMS – UBA – FCEyN.
VILLELLA, J. (1996), “De los fundamentos didácticos” en Villella, J. (1996), Sugerencias para la clase de Matemática, pp. 9-21,
Buenos Aires: Aique.
VILLELLA, J. (2003), Didaktician. Análisis de la enseñanza de la matemática, Buenos Aires: Ediciones Baduino – UNSAM.
1
Algunos como Thorndike insisten en la existencia de premios y castigos, otros como Skinner en la eficacia de la instrucción programada; Gagné y sus
discípulos en la existencia de una secuencia jerarquizada de contenidos a aprender.