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Tema Herencia, eugenesia y raza humana


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Sección Para saber más

GREGOR MENDEL, EL PADRE DE LA GENÉTICA


(1822-1884)

Un monje austriaco desarrolló en 1865 los principios fundamentales de lo que hoy conocemos
como “Genética”. Gregor Mendel demostró que las características heredables son aportadas
mediante unidades discretas que se heredan por separado. Estas unidades discretas, que Mendel
llamó “elemente”, se conocen hoy como genes.

Términos como “gen”, “clon” o “ADN” nos son completamente familiares. A diario vemos noticias
sobre estos temas, y damos por sentado que se tratan de Ciencias nacidas en los últimos años.
Pero no siempre es verdad. El verdadero padre de la revolución que representa la Genética y que
de alguna manera ha hecho posible la clonación de animales (y, según algunos, inclusive de
humanos), nació el 22 de julio de 1822 en un pueblo de la actual República Checa.

Hijo de un veterano de las Guerras Napoleónicas y la hija de un jardinero, vivió una infancia
marcada por la pobreza. En 1843 ingresó en un monasterio agustino de Königskloster, donde fue
ordenado sacerdote en 1847. Más tarde se trasladó a la Universidad de Viena para seguir una
carrera docente. En 1851, el sacerdote conseguía el título de Doctor en Matemáticas y Ciencias,
gracias a lo cual, tres años más tarde se convertiría en profesor suplente de la Real Escuela de
Brünn.

Gregor Mendel siempre fue muy observador. A pesar de su formación religiosa, el científico que
había en él reparaba en detalles que a sus pares a menudo se les pasaban por alto. Gran amante
de la naturaleza, gustaba de dar largas caminatas por los alrededores del monasterio. Quizás todos
estos factores hicieran inevitable que comenzase a notar sutiles variaciones en las plantas que veía
en sus derroteros.

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Fue así como en uno de sus paseos se encontró una variedad extraña de una planta ornamental
que era muy común por aquellos lugares. Mendel no pudo más que preguntarse cómo era posible
que esa planta hubiese obtenido esas características irregulares. Sin dudarlo, Gregor tomó esa
planta anómala y la llevó consigo, para plantarla al lado de un ejemplar de la variedad normal. Sin
saberlo, este pequeño experimento que llevaba a cabo en 1856 sería el que despertaría en él su
gran capacidad de investigador.

En esa época ya se sabía que para obtener una nueva planta, la flor de una debía
ser polinizada con el polen de otra. Por supuesto, nadie había estudiado con profundidad las
implicaciones de este mecanismo. Gregor dedicó los cinco años siguientes a la Botánica. Mantuvo
un pequeño jardín en el monasterio, en el que tenía una gran variedad de plantas fertilizadas
artificialmente. De forma rutinaria cruzaba unas con otras, e iba anotando los resultados de sus
experimentos. La primera fase de su análisis consistió en la obtención, mediante cultivos
convencionales previos, de líneas puras de cada planta. Ésto le proporcionó una gran variedad de
semillas para experimentar.

Luego, de manera metódica, cruzó estas estirpes de dos en dos, mediante la técnica de
polinización artificial. De este modo le era posible combinar variedades diferentes de una misma
planta, que presentaban distintas y muy precisas características entre sí. Algunas variedades
tenían semillas lisas, otras arrugadas; o bien presentaban flores blancas unas y flores coloreadas
las otras. Mendel quería comprender qué ocurría al cruzar una con otra.

Sus trabajos en el jardín le permitieron a Mendel enunciar sus famosas Tres Leyes de la Herencia,
también conocidas como “Leyes de Mendel”. Básicamente, Gregor descubrió que, mediante el
cruzamiento de razas que difieren en al menos dos caracteres, se pueden crear nuevas razas
estables. Sus trabajos fueron la base de todos los descubrimientos efectuados sobre los
mecanismos de la Herencia.

Las Tres Leyes de Mendel

Las conclusiones obtenidas por Mendel luego de años de trabajo en su jardín y de miles de cruzas
realizadas, pueden resumirse en sus Tres Leyes:

La Primera Ley, también llamada "Ley de la uniformidad de los híbridos de la primera


generación", enuncia que “cuando se cruzan dos individuos de idéntica especie correspondientes a
dos líneas puras y que difieren en el aspecto que presenta un mismo carácter, los descendientes
muestran una homogeneidad en la característica estudiada y todos heredan el carácter de uno de
los progenitores (llamado “factor dominante”), mientras que el del otro parece haberse perdido, o
bien, presentan un rasgo intermedio entre los dos de los padres”. En el último caso, se dice que hay
“codominancia”.

La Segunda Ley, conocida como "Ley de la separación o disyunción de los alelos", nos dice que
“los factores hereditarios (más tarde llamados genes) constituyen unidades independientes, que se
transfieren de una generación a otra sin sufrir modificación alguna. Al cruzar entre sí los
descendientes obtenidos de la reproducción de dos líneas puras, se observa que el carácter recesivo
(el que no se manifiesta), transmitido por uno de los progenitores, se hace patente en la segunda
generación filial en la proporción de ¼. Ésto implica que el carácter dominante se da en las 3/4
partes de los descendientes.

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Cada pareja de genes que determinan el carácter estudiado y que se hallan presentes en un
determinado individuo se separan y al formarse las células reproductoras se combinan al azar”.

La Tercera Ley, llamada "Ley de la independencia de los caracteres no antagónicos", afirma que
“cada caracter es heredado con total independencia de los restantes caracteres. Mendel debió
cruzar plantas que diferían en dos caracteres (dihíbridos) y cuyo genotipo era, por ejemplo, A, a, B,
b para llegar a esta conclusión. Al formarse las células reproductoras, se originan cuatro tipos
distintos (AB, Ab, aB y ab), que se combinarán de todas formas posibles con los mismos tipos del
otro individuo. En total se obtienen 16 genotipos posibles”.

Como suele ocurrir en estos casos, los trabajos de Mendel estaban años por delante de los de sus
colegas. De hecho, la mayoría de los científicos de la época no se habían siquiera planteado las
preguntas que se hizo Mendel durante sus paseos por el monasterio. Como consecuencia de ello,
y a pesar de haber demostrado con pruebas concretas la real existencia de los genes, en 1866 (año
en que publicó sus resultados en las memorias de la Sociedad de Naturalistas de Brünn, con el
título de “Ensayos sobre los híbridos vegetales”), su trabajo no fue reconocido durante su vida.

En 1900, el trabajo de Mendel fue duplicado por tres científicos (Hugo de Vries, Karl Erich Correns
y Erich Tschermack), 26 años después de la muerte de Gregor Mendel. La comunidad científica
comenzó a interesarse en los mecanismos de transmisión de características genéticas, y poco a
poco, comenzó a nacer una Ciencia que, en la actualidad, sería capaz de obtener duplicados
exactos de seres vivos, mediante procedimientos de clonación.

Su pequeño jardín fue también Experimentó con una gran


su laboratorio. cantidad de plantas y semillas.

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