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PSICOANALISIS

El descubrimiento del inconciente


Hacia finales del S. XIX la Psicología había concentrado todas sus investigaciones y
desarrollos sobre el sujeto considerado como conciente y dueño de si mismo. La conciencia
era la gran reina dentro de los desarrollos psicológicos de la época y toda la atención se
volcaba sobre ella.
Fue recién a partir de los trabajos de Sigmund Freud que esas ideas iban a ser puestas en
duda.
Freud comenzó a observar que no todas las manifestaciones psíquicas eran concientes, sino
que había cosas que escapaban a nuestro dominio. Olvidos, sueños, equivocaciones al
hablar o al escribir, errores involuntarios, chistes, rituales, actos obsesivos, y muchas otras
acciones de las que la conciencia no podía dar cuenta. A todo esto, Freud llamo el
Inconciente. Todo aquello que esta fuera de nuestro dominio o control conciente, y que, sin
embargo, nos pertenece.

Primera descripción del Aparato Psíquico


En el año 1900 sale a la luz una de las grandes obras de la Psicología, “La Interpretación de
los sueños”. Allí Freud describe por primera vez el aparato psíquico donde ubica tres
instancias: Inconciente, Preconciente, Conciente. Cada una de ellas esta dividida por una
censura (o filtro), que en el caso del inconciente es mas estricta, ya que allí anidan los deseos
más primitivos.
Entre Preconciente y Conciente la censura no es tan estricta por lo que los contenidos
pueden pasar sin gran resistencia.

El inconciente esta regido por varias leyes, diferentes a las que encontramos en la
Conciencia.
En el inconciente no hay tiempo cronológico, por lo que conviven deseos de distintos
momentos de la vida sin inconveniente. No existe la contradicción: los deseos contrarios
pueden coexistir sin generar conflictos. No hay negación: “No tengo nada en contra suyo…”,
“esa mujer de mi sueño no es mi madre”. Esas expresiones nos indica que hay algo referente
a esos temas que se dice en forma de negación pero que en realidad esconden una
afirmación. No opera la lógica formal, por ejemplo, podemos soñar que volamos, o
podemos soñar vivas a personas que están muertas.
En el Preconciente están todas las representaciones (sentimientos, fantasías,
pensamientos) que pueden hacerse concientes en cualquier momento sin vencer gran
resistencia. Por ejemplo, cuando queremos recordar algo y decimos “lo tengo en la punta
de la lengua”. Esto quiere decir que podemos acceder a ese recuerdo de manera mas o
menos sencilla.
El sistema Conciente es el que nos relaciona directamente con la realidad a través de
nuestras percepciones. Tanto lo que percibimos hacia afuera (lo que vemos, escuchamos,
hacemos) como lo que percibimos hacia adentro (recuerdos, deseos, sentimientos).

Sexualidad Infantil
Freud realiza otro gran descubrimiento que genera un gran revuelo en la sociedad de su
época, e incluso sigue haciendo ruido en la sociedad actual, que es la revelación de la
sexualidad infantil. Hasta ese momento se consideraba a los niños como puros, ingenuos,
sin atribuciones relacionadas a lo sexual. Lo que Freud pone de manifiesto es que los niños
también son seres sexuados.
La sexualidad del niño no tiene que ver con la procreación sino con la búsqueda de placer.
En un primer momento el placer del bebe esta ligado a la función de alimentación, a
satisfacer el hambre. Encuentra placer tomando la teta de la madre. Pero luego solo
chupetea ya sin la teta y entonces se chupa el dedo, chupa un juguete o cualquier cosa.
Encuentra placer en el chupeteo. Esta etapa es lo que se conoce como la Etapa Oral.
Luego, el bebe encuentra placer en hacer caca. Retener o expulsar la caca estimula la zona
anal produciendo placer en el niño. El niño toma a sus excrementos como parte de su propio
cuerpo, y se desprende de ellos a voluntad. Los excrementos en esta etapa simbolizan un
“regalo” que el niño da a quienes ama. Estamos en lo que se conoce como etapa Anal.
Los genitales recién tendrán incidencia a partir de la adolescencia.
El niño admite un solo órgano genital para los dos sexos: el masculino. A esta creencia
infantil se la conoce como Falo. Cuando descubre que a las niñas “les falta el pene”, (en
realidad a las niñas no les falta nada) el niño comienza a investigar, a curiosear sobre la
diferencia de los sexos, y asume que las niñas tenían pene, pero por hacer algo malo se lo
cortaron. A esto se lo conoce como el Complejo de Castración.
En estos primeros años (del nacimiento hasta los 5-6 años) las figuras mas importantes para
los niños son sus padres, o quienes cumplan esas funciones. Por el amor que los padres
vuelcan hacia los niños, los cuidados y los deseos que han puesto en ellos, es que se
establecen lazos afectivos muy intensos destacándose dos corrientes: la tierna y la sexual.
También se producen sentimientos ambivalentes de amor y odio hacia los padres.
En esta primera infancia se configuran una serie de situaciones y afectos conocida como el
Complejo de Edipo. De manera simplificada podría explicarse como que el niño siente
deseos de amor hacia la madre, y odio hacia el padre y viceversa. Estos sentimientos y
deseos quedan reprimidos a partir de los 7-8 años que es cuando se inicia el periodo de
latencia. Acá se da lo que se conoce como amnesia infantil. Los niños de esa edad olvidan
lo vivido en la primera infancia.

Los Sueños
Los sueños eran para Freud la vía de acceso mas fiel e importante para conocer el
inconciente.
A diferencia de las interpretaciones antiguas donde el sueño era un mensaje de algo que
iba a suceder, para el Psicoanálisis los sueños expresan los deseos inconcientes. Freud
define al sueño como una realización alucinatoria de deseo. Es alucinatoria porque el sueño
se produce en imágenes. Imágenes que nos presentan un enigma a resolver. Nos dicen algo
sobre nosotros mismos. No hay una interpretación univoca, estandarizada de los sueños,
sino que cada sueño está en relación con la vida de la persona que lo sueña.
Los deseos que se realizan son deseos inconcientes, reprimidos, sexuales e infantiles. Esas
son sus principales características. Estos deseos se enlazan a ideas concientes para poder
manifestarse, ya que de lo contrario despertarían afectos como la angustia que se nos
harían insoportables.
Veamos ahora algunas características y mecanismos que se producen en el sueño.
Se llama Contenido Manifiesto al relato que hacemos del sueño, es decir, al sueño contado,
el sueño puesto en palabras. De ese contenido manifiesto podemos sacar las Ideas Latentes,
que son aquellas ideas, pensamientos, sentimientos que motivaron ese sueño.
Los sueños se nos presentan como extraños, bizarros, como sin sentido. Esto se debe a los
mecanismos que se encargan de desfigurar las ideas del sueño para que no podamos
reconocerlas fácilmente. Estos mecanismos son la Condensación y el Desplazamiento.
Condensación: el sueño es corto, pobre, en relación a las ideas que lo producen. Además
vemos que alguna imagen del sueño condensa varias ideas. Por ejemplo, sueño con mi
hermano, pero tiene puesta la remera de un amigo y se peina como un profesor mío. Ahí
se juntaron en una imagen varios rasgos que pertenecen a otras personas, por lo que en el
análisis se pueden trabajar sobre esos elementos.
Desplazamiento: en el sueño aparecen elementos que parecen ser muy importantes pero
que en las ideas latentes descubrimos que no lo son, y viceversa, elementos que en el sueño
se nos presentan como poco importantes, o casi sin importancia, suelen jugar un papel
fundamental en las ideas latentes.
A veces los elementos importantes del sueño se enlazan a temas distintos haciéndolos
parecer por otra cosa. O temas que durante el día tuvieron una resolución que no fue buena
para nosotros, en el sueño pueden aparecer a la inversa par resarcir esa sensación. Por
ejemplo: durante el día alguien nos gana una discusión, y en el sueño hablamos ante un
auditorio convenciendo a todos con mi discurso y refutando los argumentos de mi rival.
Recordemos que en los sueños rigen las leyes del inconciente: atemporalidad, no
contradicción, no hay lógica formal, no hay negación. Esto permite que en los sueños haya
imágenes que nos llevan a nuestra infancia, que soñemos con personas muertas como si
estuvieran vivas, que soñemos que podemos volar, que soñemos que amamos a alguien a
quien en realidad no queremos, y muchas cosas más.
La función del sueño es velar por nuestro descanso psíquico y físico. En las pesadillas o
sueños que nos producen angustia podemos advertir que hay algo que esta perturbando el
buen funcionamiento del aparato psíquico.
En el sueño el aparato psíquico funciona de manera regresiva. Se regresa hasta las huellas
de lo que alguna vez percibimos, por eso soñamos en imágenes, y por eso los sueños nos
parecen tan reales al punto de confundirnos a veces.

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