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SOBRE LAS GARANTIAS I N Ü

RECLAM

E L ESTADO ACTUAL

^IIEMBRO

la librería ve Don,
Gabán. Rivera, •yovtaldz ¿os

2' d e nuestratf^.- vr.;


5
& ¿raa c o m e t e r j p V . ^
ENSAYO
SOBRE LAS GARANTIAS INDIVIDUALES,

DEBIDAS

A TODOS LOS MIEMBROS DE LA SOCIEDAD,


4# "O *
ó han cometido estos atentados se quejen i conocer que si no contiene el curso de las
de aquella autoridad t u t e l a r y moderado- 1 violencias ejercitadas contra las personas,
ra, es muy regular, pues les es enemiga, ! y contra las propiedades, llegará, por ú l -
y naturalmente están en guerra COri eilá. , timo, á ser él mismo víctima. Asi, excep-
P e r o ¿como es que la misma autoridad tuando algunos casos muy raros en que
sea acubada por los qtie no tienen otro por falsos cálculos se hace cómplice, su
interés" que el refrenamiento de los desór- propio Ínteres ) o precisa á poner todos, los
denes, y cual es la acusación que le d i - obstáculos que esíáo á su alcance, de m o -
rigen? do que, en lo general, seria injusto repro-
Sin duda la autoridad no llega siem- c h a r l a ineficacia de algunos de. sus es-
fuerzos. Por lo demás, cuando se dice que
Nfl pre á protegerlos eficazmente: pfi b^ce ab*-
la autoridad es arbitraria, opresiva, d e s -
sblutaaiente imposibles todas las injurias,
pótica, seguramente; no.es debilidad de 1q
privadas, ni todas las ofensas persppales:
que se la quiere acusar, ni de la impuni?
sea por debilidad, por negligencia) y a ü r *
dad d e los delitos privados.de lo que se
algunas veces por connivencia, se cometen
pretende pedirle c u a n t a . \ Í
de cuando en cuándo crímenes particula-
res que tiene la desgracia de dejar impu- ¿Qué pueden,,, pues, significar estas
nes. Pero no es éste el motivo, ordinario calificaciones odiosas, repetidas .casi en r o -
de las-quejas, que-dan contra ella. Se sabe das paites y de siglo en siglo? ¿Cuales son
bien que las mas veces emplea su vigilan- los hechos que enuncian ó que . suponen?;
cia y vigor en reprimir todos los desór-, M e parece que acusan á la autoridad p ú -
blica <le emplear sus propias fuerzas en
denes de esta especie, .y que lo logra mas
cometer por sí atentados iguales á los que
y- mas según que la civilización . se per-'
debe reprimir. Este, á mi ver, es el v e r -
ieccioná, y los hábitos morales y las luces
d a d e r o y único sentido de aquellas pala-:
segundan á la fuerza. Tiempo hace que el
i r a s . Nos servimos de ellas., para r e p r o -
poder está bastantemente ilustradc
6* f
char á la autoridad agresiones de la cla- alguna cosa que desear, á mas d e las ga-
se de aquellas contra las cuales está a r - rantías individuales, estas son, por lo me-
m a d a , es decir, violencias, rapiñas, estor- nos, el único objeto del ensayo que e m -
ciones, ultrages; y llamamos garantías in- prendo, y que no se dirige sino á impe-
dividuales el empeño que contrae de abs- dir que las autoridades que nos protegen
tenerse de ellas y las instituciones que la contra los malhechores lo sean ellas mis-
©bligan, en efecto, á contenerse. mas.
Estas garantías son casi los únicos Reducida la cuestión á unos t é r m i -
limites que en un estado grande pueden nos tan simples, presenta todavía grandes
circunscribir totalmente á la autoridad, dificultades que vienen todas de que es
l i s t o no quiere decir que absteniendose d e necesario que en ciertas circunstancias
los actos criminales que acabo de indicar ; el poder público eche la mano á las p e r -
no quede aun expuesta á caer en muchos sonas y á las propiedades, prohiba ó
errores nocivos; p e r o los medios de p r e - exija algunas acciones. En efecto, no r e -
servarla, á mas que de ordinario no son p r i m e los atentados sino arrestando á los
m u y eficaces, se hacen frecuentemente que los cometen; no conserva el orden s i -
muy peligrosos. Una sociedad en d o n d e
no con gastos á que cada uno debe c o n -
se llegase á poner á los gobernados al
tribuir, y para mantener las relaciones so-
abrigo de toda opresion, seria ya tan f e -
ciales se vé algunas veces obligado á h a -
liz, que bien podria abandonarse al c u i -
cerlas respetar. Se trata de impedir q u e
d a d o de los gobernantes el hacerla p r o s -
n o sea realmente agresor, fingiendo o b r a r
perar roas y mas; porgue la felicidad pú-'
como tutelar; pero es algunas veces tan
blica es su único Ínteres y su único p e n -
delicada la línea de separación entre e s -
samiento desde el momento en que degis-
tan de reinar por depredaciones. Pero sea tas dos especies de actos, que no es estra-
lo que f u e r e , ó q U e nada quede, ó quede fio que la autoridad se engañe en ellos.
E n tal materia las ideas generales no
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son seguras sino en cuanto resultan del hipótesi de un pacto social, á la discusión
examen de un gran número de detalles. de sus clausulas y de los derechos ante-
Indagaremos, pues, sucesivamente eti que riores ó naturales que supone. P a r t o de
consisten la segundad de las personas, i i un solo hecho inmediatamente dado por
seguridad d e las propiedades, la libertad las lenguas depositarías de las ideas y de las
d e la industria, de las opiniones y de las opiniones de la especie humana civilizada.
conciencias; por qué actos de agresión la N o me remonto mas allá de las palabras
autoridad pública puede ofenderlas; que que expresan el deseo de ser preservado
reglas y que instituciones pueden prese'r- de las agresiones del poder público, tanto
varias de sus atentados. Considerando ba- como de las de los particulares. Si a l g u -
j o este solo aspecto los diversos gobiernos, no pretende que pertenecemos sin reserva
no los dividiremos sino en dos ciases, se- á aquel poder, que no debe jamas ser l i -
gún que dan ó reusan estas g a r a n d a s , á mitado, sino por su propia sabiduría, que
menos d e que para abrazar "todos los he^- no tenemos cuentas que pedirle de sus
chos, y hacer completa la enumeración,' determinaciones, ni distinción que esta-
no seamos obligados á formar una t e r - ' blecer entre sus actos, este es un sistema
cer clase de aquellos que las p r o m e t e n que no r e f u t a r é , y en el cual nada teogo
y las hacen ilusorias por leyes de excep-' que discurrir; pues establecido en efecto,
cion y por medidas de circunstancias.' nada dejaría que decir sino acaso el que la
L a última cuestión que tendremos que p r o - ' sabiduría de este poder ilimitado, consis-
ponernos, será la de saber como las g a r a n - tiría aun en d a r de su plena voluntad
tías individuales p o d r í a n hacerse invio- las garantías que no habría lugar para
lables en un pais donde jamas lo hubieran exigir de él. Por lo demás, estoy persua-
sido. dido d e que el escritor que llegase algún
En ninguna parte tendré necesidad 1 día á tratar^ como conviene, del asunto
de recurrir á principios abstractos, á la que voy á estudiar, contribuiría á la
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franqueza de. la autoridad suprema, tanta mejantes tiempos el poder, a u n q u e ' mas
como á las seguridades individuales de peligroso que nunca, es-considerado como
los gobernados, porque presentándola re- tina garantía, y aun como la única que
vestida de sus mas augustos caracteres, sea entonces posible. P e r o las turbulencias
extendiéndola por todas partes hasta los mismas, prolongándose,., disipan, poco a
puntos en que ya comenzaría á ser agre- p o c o aquellas ilusiones, y cuando se apa-
sora y maléfica, no reusándole -sino las ciguan, se comprende mejor- que nunca,
excursiones peligrosas, mas allá de una que la libertad personal, la seguridad do-
esfera tan vasta, aseguraría con esto. 4 méstica, el desarrollo d e Ja~-industiia pri-
todas las- ieyes y á todas las órdenes que v a d a , la independencia d s los negocios
dimanan de ella, aquella perfecta obe- particulares, son- los úatcos intereses r e a -
diencia y respeto inviolable, que son las les, y que no hay que pedir otia cosá
prendas d e la tranquilidad y felicidad ¡al' gobierno, sino que los • gafantice. L o
del estado social. que me' parece no puede convenir á p e r -
Por lo que toca á los gobernados, soria alguna, ni antes ni despues de las
estoy persuadido de que todos sus verda- revoluciones, es el quedar expuestos á a r -
de-ros intereses están comprendidos en lo restos ilegales, á detenciones indefinidas^
que he llamado garantías individuales. Sé á juicios inicuos, á interdicciones a r b i t r a -
-que ellas no bastan á los ambiciosos, pues rias, á espoliacioñes, á violencias, á gol-
ellos no necesitan seguridades, sino em- pes d e estado y á leyes de proscripción. 1
pleos, honores y poder; y sé también que T o d a revolución política tiene i n t e r -
esta disposición desarreglada, se hace muy mitencias, y cada vez que se detiene, se
común en el seno de las turbulencias, no empeñan en proclamar que está terminadas
solo porque ella es uno de los resultados Si ; esto frecuentemente es un e r r o r , siem-
del trastorno de todos los elementos del p r e es un deseo honroso y efectivamente
orden social, sino también porque en se- se . toca casi á este término, cuando BHJ
12
ley fundamental ha declarado, prometido oero y todo vestigio de servidumbre, c u -
y determinado todas las.garantías indivi- yas instituciones están d e tal manera
duales, porque bastaría que esta ley fue- condenadas por una opinion general, que
se fielmente establecida y literalmente ob- casi no se digna indagar su origen, se-
servada por los que la han hecho para guir su historia, ni aun demostrar su i l e r
imposibilitar del todo la renovación de las gitimidad. . '
turbulencias. L a condicion de súbdito no es i n d u -
dablemente otro modo de ser esclavo ó
CAPITULO I. siervo; y si el gobierno se considerase
como poseedor de las personas, si entena
De la seguridad de las personas. diese succeder á los derechos de los s e -
ñores particulares, la variación no con<-
H a y dos modos de existir en un sistiria sino en . extender á todo el mun -
e s t a d o , él de poseído y el de gobernado d o , sin excepción, un yugo que no pesaba
E n el primer caso es uno esclavo ó sier- mas que sobre el mayor ó meDor numero
vo: en el segundo súbdito ó ciudadano. de individuos, P e r o esto es seguramente
Estas cuatro palabras forman una suerte lo que no han podido q u e r e r , ni los q u e
d e progresión desde la extinción absoluta ansiaban por sacudir, el y u g o , ni los que
d e todo derecho personal, hasta el pleno l o habían impuesto á los otros: pues os
ejercicio de los derechos de ciudadano. segundos lo hubieran p e r d i d o todo, y los
E s indudable que ningún hombre primeros hubieran ganado muy poco.
quiere ser esclavo, ni semiesclavo; y es ¿Qué es, pues, ser gobernado? E s ser
p o r otra parte cierto que algunas causas, protegido contra los atentados, r e p r i m i -
no aclaradas bien hasta a h o r a , han abo- d o c u a n d o uno mismo los comete, y o b l i -
lido ó se dirijen á abolir en la mayor gado á concurrir cen servicios 6 tributos
p a r t e d e los estados d e E u r o p a , todo ge? á la protección universal. T o d a otra r e -
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ley fundamental ha declarado, prometido oero y todo vestigio de servidumbre, c u -
y determinado todas las.garantías indivi- yas instituciones están d e tal manera
duales, porque bastaría que esta ley fue- condenadas por una opinion general, que
se fielmente establecida y literalmente ob- casi no se digna indagar su origen, se-
servada por los que la han hecho para guir su historia, ni aun demostrar su i l e r
imposibilitar del todo la renoracion de las gitimidad. . '
turbulencias. L a condicion de súbdito no es i n d u -
dablemente otro modo de ser esclavo ó
CAPITULO I. siervo; y si el gobierno se considerase
como poseedor de las personas, si entena
De la seguridad de las personas. diese succeder á los derechos de los s e -
ñores particulares, la variación no con<-
H a y dos modos de existir en un sistiria sino e n . extender á todo el m u n -
e s t a d o , el de poseído y el de gobernado d o , sin excepción, un yugo que no pesaba
E n el primer caso es uno esclavo ó sier- mas que sobre el mayor ó meDor numero
vo: en el segundo súbdito ó ciudadano. de individuos, P e r o esto es seguramente
Estas cuatro palabras forman una suerte lo que no han podido q u e r e r , ni los q u e
d e progresión desde la extinción absoluta ansiaban por sacudir, el y u g o , ni los que
d e todo derecho personal, hasta el pleno l o habían impuesto á los otros: pues os
ejercicio de los derechos d e ciudadano. segundos lo hubieran p e r d i d o todo, y los
E s indudable que ningún hombre primeros hubieran ganado muy poco.
quiere ser esclavo, ni semiesclavo; y es ¿Qué es, pues, ser gobernado? E s ser
p o r otra parte cierto que algunas causas, protegido contra los atentados, r e p r i m i -
no aclaradas bien hasta a h o r a , han abo- d o cuando uno mismo los comete, y o b l i -
lido ó se dirijen á abolir en la mayor gado á concurrir cen servicios 6 tributos
parte d e los estados d e E u r o p a , todo ge? á la protección universal. T o d a otra r e -
r 1
4 -5"
lacion entre los gobernantes y los gober* do en el de siervo. N o contemplo inme-
nados, toda otra coaccion empleada para diatamente mas que la seguridad de las
exigir ó prohibir actos privados, hábiros personas, es decir, la necesidad que cada
domésticos, opiniones políticas y creencias uno tiene de quedar propietario d e sí
religiosas supondria posesion, pertenencia^ mismo, de no hacerse siervo de nadie, ni
y un grado cualquiera de esclavitud. Una del poder llamado gubernante, ni de c u a l -
monarquía absoluta es, ó á la larga se quiera otro señor.
hace, mas opresiva que la tiranía feudal: E l primer beneficio de la sociedad,
tiene, como eri oriente, esclavos y no sub- es el proveer á nuestra seguridad, r e p r i -
ditos. miendo los tiros que nos asestarían nues-
N a d a tengo aun que decir de la cua- tros enemigos particulares. Pero es e v i -
lidad de ciudadano. Si la de súbdito ó dente que este beneficio no es posible sino
gobernado pudiera por sí misma mante- porque la persona de cada súbdito q u e d a
nerse tal como acabo de definirla, á n i n - sometida á la acción de la autoridad p ú -
guno importaría, exceptos los ambicioso?, blica, en el caso de atentar á la seguridad
t e n e r parte inmediata ó directa en la con- d e otro, y mas generalmente en el caso
fección de las leyes y en la elección de d e un crimen ó d e un delito previsto por
los hombres públicos que administran la las leyes. Un súbdito no tiene derecho
sociedad ó que la representan. Estos d e - d e quejarse, si no ha sido arrestado mas
rechos honrosos; pero peligrosos, suscepti- que para ser desde luego juzgado: si se
bles d e extenderse, ó acortarse, según ha probado con una exactitud imparcial
?a'naturaleza d é los diversos sistemas p o - el hecho de que era acusado: si una ley
líticos, no tocarán á la materia que trato anterior á este hecho, y vigente cuando se
sino en cuanto se presentarán coreo me- verificó, lo ha caracterizado de delito ó
dios precisamente necesarios para impedir crimen, y ha determinado la pena. Lejos
£ u e el estado d e subdito sea transforma^ de ofender estas medidas á la seguridad
individual, se ve bien que son inmediata-»' guna manera muda su naturaleza, y que
mente necesarias para establecerla. mas criminales en todo sentido que los
Pero si sin persecuciones judiciales, otros, no son menos arbitrarios. E n e f e c -
sin juicios regulares, la autoridad públi- to, un acto contra'las personas es a r b i t r a -
ca arresta y aprisiona al que le parece,' rio siempre que sea otra cosa que la e j e -
prolonga indefinidamente las detenciones, cución de una ley anterior al mismo acto,
destierra, y en fin, dispone de las perso- y á los hechos ó circunstancias á que m i -
nas según su arbitrio, obra como un se- r a ; en una palabra, siempre que sea otra
ñor sobre sus esclavos que posee, no como cosa que una sentencia, ó el indispensa-
un gefe sobre los subditos que gobierna; ble preliminar para ella. Asi como una
atenía ella misma á la seguridad que babia sentencia sería arbitraria si fuese una ley,
prometido mantener, y comete por sí los esto es, si aplicase alguna pena á una ac-
desórdenes que debía reprimir. V e d aquí ción que no hubiese sido antes iamenazada
(es preciso confesarlo) lo que la autoridad p o r la ley, asi también la ley se hace a r -
casi no ha cesado de hacer en ciertos l u - bitraria cuando atribuyéndose la fuerza
gares después de la extinción del régimen de una sentencia, se encona inmediata y
feudal, ya por órdenes particulares, y las especialmente contra ciertas personas; y
mas veces secretas contra personas espe- con mas razón cuando lo hace por dispo-
cialmente- designadas; ya por medidas ge* siciones del todo nuevas, extrañas y c o n -
neráles y públicas, revestidas aun, cuan- t r a r i a s a las leyes precedentes no a b r o -
d o asi le parece, con el nombre de leyes, gadas.
y que herían de ua solo golpe á un gran
E s muy fácil dar razón de estos a c -
número de individuos reunidos por listas
tos cuando se puede decir: soy señor y
nominales, ó p o r sectas, clases ó catego^-
dueño y hago lo que me agrada de las
rías. E s visible que el nórabre sagrado
de ley, puesto á semejantes actos, de nin- personas que me pertenecen. Pero si se
quiere que aquellos actos lo sean de g o -
J
bierno, es necesario para justificarlos re-
currir á escenas muy miserables. Se ven, Ved aquí una lógica y una g r s m a -
por ejemplo, precisados á decir que las tica dignas de servir de cimientos al r e -
órdenes secretas de arresto y los destier- p i n e n arbitrario; pero que también lo d e -
ros son útiles al estado, á las familias y jan ver tal cual es, esto es, como que no
aun á los individuos que sufren estos t r a - admite ningún límite. E n efecto, siendo
tamientos: que no hay otro medio de pre- el poder supremo legislativo ó ejecutivo
servar á ciertos hombres de los crímenes único juez cíe ¡os casos en que es conve-
que esran inclinados á cometer, y que ex- niente prevenir para que no llegue el dia
poniéndolos á toda 1a severidad de las le- de castigar, todas las personas están por
yes, pondrían en peligro su vida ó sus esto mismo puestas á su disposición, y le
bienes, su honor y ei de sus parientes. En es permitido ordenar cootra ellas todo lo
cuanto á las resoluciones generales cuje que quiera. N o t e n d r á nunca sino decir
proscriben de un golpe á un gran número q u e lo hace por la salud d e la patria,
de individuos, se las califica cíe golpes de por
estado, de medidas d e salud pública y de el mayor bien del estado y aun por
seguridad universal; bajo estos títulos se consideración á las personas de que le
preconizan como obras maestras de habi- convendrá disponer.
lidad, como empresas enérgicas y casi E s cierto que h a y algunas leyes re*
heroicas, que detienen prontamente el guiares que miran en efecto á prevenir
curso de los desórdenes, conjuran las tem- ciertos desordene?; pero lo hacen desig-
pestades y salvan los imperios. En fin se nando con anticipación las personas que
acaba por declarar que el mejor modo de no deberán quedar señoras de sí mismas,
reprimir los crímenes es prevenirlos, y si por ejemplo, los insensatos, los pródigos,
aun es necesario se sostiene que estas los menores. Estas leyes lejos de f a v o r e -
dos palabras son sinónimas. cer la introducción del sistema a r b i t r a r i o ,
servirían mas bien á repelerlo, poroue á
mas de que las circunstancias que han
previsto y determinado son 6 pueden ser, son posibles: desde que lo son á su vez
si es necesario, probadas judicialmente, la palabra seguridad carece de sentido, y
estas excepciones declaran bastante que.se las palabras gobernantes y gobernados no
ha dejado á las otras personas el cuida- tienen ya valor propio y constante.
do de prevenir sus propios desórdenes, L a historia nos muestra tiempos de
que solo se han reservado contra ellas los servidumbre y de tinieblas, en que los
medios de reprimirlas, que no se ha p r e - pueblos; habían perdido hasta la idea de
tendido sujetarlas á una autoridad c a - esta seguridad. La sociedad subsistía c o -
prichosa que pudiese á la ventura é i m - mo podía sin garantías. Los actos a r b i t r a -
previstamente ponerlas en entredicho ó rios no eran desórdenes ni abusos, e n t r a -
en tutela. ban como de derecho en el desorden ge-
E s , pues, necesario confesar con neral. E l poder supremo que no tenia bas-
franqueza que las coacciones ilegales y tantes luces para distinguirlos de sus otros
arbitrarias vuelven á los individuos que actos, los multiplicaba sin reflexión, sin
las sufren al estado d e esclavitud, y que escrupulo, y aun sin demasiado peligro,
ejercidas contra subditos merecen los nom- no estando amenazado, á lo menos p r ó x i -
bres de opresion y d e despotismo, á m e - mamente, mas que por la insubordinación
nos que estos nombres sean palabras del d e algunos tiranos subalternos, rivales su-
todo insignificantes. Decir que estos actos yos mas bien que súbditos. Pero cuando
no son despóticos y opresivos, sino en el para prevenir ó reprimir los atentados de
caso en que los temores y peligros que los ellos sintió el poder supremo la necesidad
motivan no sean reales, es apenas evadir de debilitarlos por algunas franquicias;
!a dificultad, puesto que, repitámoslo, la esta feliz imprudencia hizo renacer por
autoridad de que dimanan decide sola que grados la industria, el comercio, la p r o s -
son útiles y necesarios. N o hay seguridad peridad, que poco á poco trajeron algunas
individual sino cuando aquellos actos no nociones de moral pública, de modo q u e
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á la larga ocurrió á los pueblos el recla- hay necesidad de interiorizarse en la his-
mar garantías, sin saber bien en que po- toria de estas prisiones para convencerse
dían consistir. Comprendieron confusa- de que un príncipe que se digna firmar
mente que su suerte no era ya la de ser órdenes de arresto, consiente en hacerse
poseídos como los bienes muebles é inmue- instrumento de las intrigas roas odiosas d e
bles que ellos mismos poseían. L a socie- las pasiones mas miserables y ministro de
d a d hizo progresos muy lentos, á la ver- las venganzas d e sus ministros, de sus em-
d a d , y muy penosos; pero sin embargo, pleados, correspondientes y clientes. Aba-
bastante grandes en el curso de los c u a - te la autoridad suprema hasta ponerla al
t r o últimos siglos para volver á los actos nivel de los últimos agentes que paga. N o
arbitrarios mas y mas odiosos, y hacerlos quiere considerar que mostrando su v o -
t o r n a r en detrimento de las autoridades luntad propia, y agrado como causas i n -
que seguían ejerciendolos. mediatas de una detención y de un d e s -
tierro, llena el intervalo que las leyes ha-
T a l es la naturaleza de estos actos
bían cuidado de poner entre él y los acu-
que abren un campo inmenso donde no se
sados, y desciende realmente del trono á
puede caminar sino de crimen en crimen,
la arena. Quizá Clodoveo al recorrer las.
y de -peligro en peligro. L a s primeras in-
filas confusas de un ejército bárbaro, p u -
justicias, ligeras en ¡a apariencia, llevan
d o impunemente matar por su real m a -
á las mayores iniquidades. Se comienza
no á un soldado salvage como él; pero en
p o r arrestos y detenciones ordenadas una
medio de un pueblo ilustrado, y aun so-
á una contra un corto número de indivi-
lamente civilizado, todas las órdenes sali-
duos. Poco á poco se llenan las prisiones
das directamente del trono contra la se-
¿ e estado, y se multiplican por todas p a r -
guridad de las personas, son para el mis-
tes; y en breve, p o r tenebrosos que sean
ino trono ligeros sacudimientos que á fuer*
estos abismos, la vista mas corta descubre
za de repetirse lo desquician insensible-
e n ellos millares de victimas inocentes. N o
mente.
E l mal es mucho mas rápido cuando Despues de un largo curso de perse-
el principe provocando las delaciones, co- cuciones puramente individuales, llega el
mo Tiberio ó Luis XI. perpetuando y so- momento en que el detall parece muy l a -
plando la discordia como Catarina de Mé- borioso, el efecto muy lento y el todo muy
dicis, ó revistiéndose, como Luis X Í V , dé-
incompleto, y se recurre á medidas gene-
los intereses y pasiones de ciertas sectas,
rales, á golpes de estado. Se incendia, se
vuelve contra las sectas opuestas las ar-
pilla, se mata, se revocan los edictos p a -
mas del poder arbitrario. Ahora, donde
cíficos, se retractan las garantías sagradas,
quiera que estas armas funestas no so»
se destierran los miembros todos de una
destrozadas, se hace ciertamente aquel uso
corporacion, de un parlamento, de una
siempre que se levanta una discusión po-
asamblea, se proscribe en masa, expresión
lítica ó religiosa; y los partidos contra-
rios se sirven de ellas sucesivamente, i horrible que la tiranía ha hecho precisa y
cuenca de la autoridad suprema que se las familiar, se proscribe, digo, á todo un
presta alternativamente. ¿Qué es lo que partido, á toda una casta, á todos los adic-
puede resultar para ella sino quedar d e tos á una doctrina, á todos los firmantes
blanco de los resentimientos de unos y de una apelación, de una petición, de una
otros, y atraerse á demás la desaprobar protesta de un escrito secreto ó público.
cion, cuando menos, de los expectadores ¡Mas ay! esto es imitar é exceder las
de aquellos combates deplorables? E x a m i - agresiones de los salteadores mas a t r e v i -
naremos á su tiempo si es conveniente pro^ dos y de los mas insignes malhechores; y
bibir y castigar opiniones; pero suponien- sin embargo, cuando estos golpes de esta-
d o que una ley las hubiera transformado do se logran, la extensión y la rapidez de
en delitos, seria aun necesario que esta su desolación aturde a las gentes, y una
ley fuese como todas las otras, judicial- suerte de respeto se mezcla al terror ó a
mente aplicada. la estupidez que imprime. Hay mas: como
el mal que hacen á la autoridad no se
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manifiesta ordinariamente sino mticbo! nas, demuestran hasta la evidencia, que
años después de los sucesos que le han los artificios y los atentados del poder
hecho lograr, conservan aun no sé que arbitrario terminan, por necesidad, en
aire respetuoso, aun cuando este mal ha turbaciones públicas, enmedio de las c u a -
llegado, porque se imputa á causas mas les este mismo género de poder, sirvién-
próximas, y no se lleva la atención á Jas dose de otros intereses y tomando otras
primeras y secretas heridas, que tiempo direcciones, se reproduce y se perpetúa
hace se habia hecho el poder á sí mismo, todavía roas horroroso. En vano el resta-
pasando los límites que lo circunscribían blecimiento de las garantías individuales
y protejian. Supongamos que una tiranía habrá sido el objeto de una revolución,
haya brillado doce años por la gloria de ésta jamas las da mientras d u r a . L a a m -
sus felices atentados, y que los reveses de bición, la codicia, el odio, la venganza,
los dos años siguientes, hayan bastado todas las pasiones violentas y maléficas
para derribarla. En esta suposición, en se apoderan de estos movimientos; y en
logar de atribuir su caida á sus prospe- este violento torbellino, donde son e n -
ridades violentas, se imputará mejor á las vueltos y sufocados sucesivamente los
faltas contemporáneas á sus rápidas des- vencidos y los vencedores, si algunas v e - ,
gracias, sin pensar que era arrastrada á ees reclaman el orden y la seguridad, sus
cometerlas por la naturaleza misma de las consejos son declarados por pérfidos é in-
fuerzas que "habia adquirido. tempestivos: las circunstancias peligro-
sas que solo algunas leyes regulares y g a -
¿Basta, pues, llamar á un crimen,
rantes podrían hacer cesasen, se hacen el
golpe de estado, á una mentira, razón de
argumento y el estribillo común con que
estado y á ia mas necia preocupación,
se proclama cada renovación de la injus-
razón de estado para que dejen de pare-
ticia y del desorden. E n vano los actos
cer odiosas, vi Íes y funestas? N o : todas
arbitrarios, durante treinta años se h a b r á n
las historias, .tanto antiguas, como moder-
, 28
multiplicado en diversos sentidos á tal particuter de su cbndicíon; pero que en
punto que no haya quedado ni una sola Jnas de una vez él {mismo tos ha desenga-
persona, ni un solo ciudadano que no ñado de este error, dirigiendo los golpes
haya sido, una ó muchas veces victima: á sus cabezas. ¿Y por qué se prescribi-
el poder de cometerlos aun continuará ria el poder libertarios? ¿Reconocía acaso
en ser reclamado periódicamente como límites, exensiones, inmunidades? ¿No
un medio y prenda de la salud pública. tiene ínteres en abatir lo que se levanta?
V e d aquí como las generaciones contem- ¿no d e b e , como la muerte, amenazar j u n -
poráneas á estas catástrofes no recojen tamente á todas las clases, sin que la p r u -
jamas sino frutos amargos, y como es raro dencia mas avisada pueda preservar de-
que las generaciones siguientes los here-
sús caprichos?
den mas felices. Buscar la seguridad en-
Sin embargo, una perfecta seguridad
medio del tumulto, es el mas grosero de
es la primera necesidad de un pueblo i n -
los errores; pero un pueblo activo y sen-
dustrioso y culto: la estimación que hace
sible, es invenciblemente impelido á ello
d e ella, se manifiesta bastantemente en el
cuando la opre^ion ha causado su impa-
vivo interés que toma por las víctimas
ciencia, T o d o sistema político que-permi-
del poder arbitrario. Donde quiera que
t e - a r r a s t a r y desterrar sin proceso lleva
hay un público, esto es, una parte i l u s -
dentro de sí mismo el germen de las revolu-
t r a d a de la poblacion, las iniquidades
ciones, que tarde ó temprano dará á luz.
particulares que comete el poder, son d i -
Este sistema es á un tiempo nocivo famadas públicamente, ó si el horror que
á los particulares, á la sociedad y a Ja inspiran se vé obligado á quedar secreto,
autoridad. es por lo mismo mas profundo y general.
Jamas ha tenido partidarios, sino Se sigue de aquí, que el mismo p a r -
entre aquellos que se creían al abrigo de tido que tiene que tomar la autoridad que
sus tiros por algún privilegio ó ventaja quiere continuar, sometiendo una nación a
este régimen, sería el d e rehundirla en la
última; no se deja de decir; no habrá
extrema servidumbre :y en- las tinieblas
otra: la última puede muy bien ser a q u e -
d e Ja mas grosera ignorancia. Muchos
lla que se revoca, pero nunca la que se
pretenden que no es. eSto posible; pero
sostiene. Cuando una injusticia es r e p a -
por lo menos és necesario confesar que
rable, ó á lo menos, cuando se le puede
trabajaría mucho, porque no bastarían ya
poner término, se sigue cometiendo en
los artificios de los tiranos de la media
cada uno de los instantes, porque se p r o -
edad, p u e s J a extinción de las luces a d -
longa. H a y , según se dice, inconveniente
quiridas, exigiría imposturas mas atrevi-
en volver á ser justo: los hay mayores en
das y proscripciones mucho mas vastas. .
diferir el serlo: y si uno de los funestos
Si no se quiere ni tentar esta e x p e - : efectos de todo acto arbitrario, es volver
r i e n d a espantosa, ni exponerse á nuevas peligrosa hasta la equidad que debe abo-
revoluciones, la seguridad de las personas lirio, este peligro se aumenta tanto mas,
debe ser de aqui adelante del todo invio- cuanto se hace esperar por mas largo
lable. tiempo la equidad. L o que un gobierno
A h o r a , para que lo sea, la primera debe evitar, como el mayor de los peli-
condicion, es que las leyes de proscrip- gros en un siglo ilustrado, es la injusticia
ción, si existen, sean solemnemente d e r o g a - vergonzosa y obstinada.
das. Porque se viviría bajo un régimen L a segunda condicion es, que el po»
arbitrario, con solo que quedasen en v i - der supremo renunciando disponer de ias
g o r ; y seria llevar la insensibilidad hasta personas de los particulares con prisiones
la ceguera, y l a confianza basta la estu- ó destierros, reprima como atentados c r i -
pidez, el no temer cada uno para sí mismo minales, todos los actos de esta especie,
tratamientos iguales á los que no dejarían que se permitirían sus ministros, sus
d e sufrir aun muchas víctimas. Cada agentes superiores ó inferiores.
proscripción se anuncia siempre como la
En una palabra, es necesario que
ningún subdito pueda ser arrestado ní levantamiento del proceso, cuando ellos
t u r b a d o en la propiedad de su persona, lo han ordenado, lleve siempre consigo la
sino para ser presentado á la justicia, ó condenación definitiva, excepto en el caso
en ejecución de una sentencia. Pero es en que les conviene finjir acusaciones, y
muy facií conocer que esta garantía se confundir en las primeras actuaciones al-
haria ilusoria, si los procesos intermina gunas de sus propios cómplices con las
bles, prolongasen sin medida las deten- víctimas que han resuelto sacrificar.
ciones, ó si las cosas se combinasen de E l verdadero juez es independiente
modo que la sentencia de los jueces nun- d é l o s ministros: instituido a l punto que
ca expresase sino la voluntad de los mi- es nombrado inamovible, f u e r a del caso
nistros ú otros agentes de la autoridad d e prevaricación, sin que tenga algún
suprema. f a v o r que esperar, ni desgracia que t e -
Que no exista libertad alguna, ni se- m e r . P e r o en los países en que se quiere
g u r i d a d , cuando el poder judicial no es quede intacta la seguridad de las perso-
-distinto del ejecutivo y del legislativo, nas, jamas se encargan los jueces, sea ta
resulta de la naturaleza misma de las co- que fuere su independencia, d e comprobar
sas; y Montesquieu Lo ha hecho tan pal- y declarar los hechos en materia de de-
pable, que casi ninguno se atreve á po- litos y crímenes. E n efecto, esto no es
nerlo en duda abiertamente. Pero algunas una función habitual, una magistratura
veces se esfuerzan á reducir esta distin- p e r m a n e n t e : es un servicio particular y
ción á una mera apariencia: los ministros eventual como el de los testigos, reserva-
mudan de instrumentos, y en cierra ma- d o por consiguiente, á hombres privados,
nera de vestidos para juzgar; se manejan extraños de la administración ordinaria d e
d e modo que cada juez, declarado ó no la justicia, y no escogidos por los agentes
inamovible, quede ligado por sus intere- del gobierno, ni por los gefes de un esta-
ses personales á los de aquellos; y que el blecimiento judicial.
$
Designamos por el nombre de j a .
los plebeyos, sino despues del examen
radas los ciudadanos encargados acci-
que habían' hecho los jurados del lugar,
dentalmente de este servicio; y de ellos
jurati loci viri, que asi se gozaba desde
sin d u d a , mas bien q u e de los jueces pro-
entonces, á lo menos algunas veces, del
piamente dichos, habla Montesquieu. cuan-
derecho d e ser juzgado por sus iguales; y
do quiere que sean de la condicion del acu-
podemos concluir que el juicio por j u r a -
sado ó sus iguales, á fin de que jamas pueda dos, lejos de ser una innovación, no seria
ocurrir al acusado que ha caido en manos de entre nosotros, si pudiese establecerse,
hombres, inclinados á hacerle violencia. Es mas que la perfección de uno de nuestros
en efecto, difícil que el acusado mas ino- antiguos usos.
cente, si se halla en la presencia de con-
Doce hombres sacados por suerte
sejeros y presidentes, dirijidos por los
entre treinta^ y seis, que él presidente de
ministros que lo persiguen, llegue á te- un tribunal h a escogido en una lista de
ner pensamientos de seguridad. sesenta, salida de las mknos del a d m i n i s -
L a institución de los jurados es una t r a d o r géhetai de una provincia, son
salvaguardia tan natural y tan necesaria, doce encargados á quienes no podría
que hallamos su primer germen hasta en aplicarse el nombre de jurados, sincr p o r -
la media edad y en la jurisprudencia que se ha dispuesto de la sighificaclon de
grosera de nuestros abuelos. Distinguimos las palabras tan arbitrariamente, como de
en Francia desde el principio de la ter- la suerte de las personas. É n vano para
cera dinastía, á mas de los Pares feuda- probarme que son jurados, se me h a r í a
les, (Pares fyudales) los Pares comunes, observar que el gobierno si es opresor,
(PazeScomuniorm) ' q U e formaban el ju- -evita cuanto 1 puede el emplearlos, y qüe
r a d o ó j u r y , (jar fita). Vemos que en los substrae de su conocimiento, todos Sos
s^ñcrios de la corona, los Prebostes rea- delitos simples y muchos crímenes. I g -
les no pronunciaban sobre las causas de noro p o r qué no toma siempre el gobifer-

\
no el trabajo d e escogerlos entre sus ser- uno y otro jurado son escojidos d e una
vidores mas dóciles, y puedo agradecer- lista d e hombres privados, interesados en
les frustren algunas su confianza; pero reprimir los desórdenes y protejer la
puesto que son electos ó llamados por élj inocencia: si los jurados de sentencia,
no son jurados, por dignos que parezcan j a m a s son elegidos por los depositarios d e
la autoridad pública: si por otra parte se
de serlo. N o puede bastar que la de-
han limitado los términos entre el a r r e s -
claración del hecho sea separada de la
to del acusado y su comparecencia ante
aplicación de la ley; pues es de la natu-
el jurado de acusación, y luego entre esta
raleza del j u r a d o que declara, que el
comparecencia y el juicio definitivo: si
hecho es ó no ccnstarte, acordarse por
hasta este último término no se ha u s a -
si mismo en conformidad de las disposi-
d o con él de otra coaccion que la que
ciones legales, y salvas las recusaciones
era precisamente necesaria para retenerlo
que ellas h a b r a n determinado, sin alguna á disposición de la justicia á que debe
influencia directa, ni indirecta de la auto- responder; si se le han dejado plenamen-
ridad en la elección de las personas lla- t e los medios, no de deshacer las p r u e -
m a d a s á este servicio. bas d e hecho d e que es acusado, sino de
L o que acabo de decir, se aplica al reunir, establecer y desplegar aquellas
jurado d e sentencia, no al que debe pre- que miran á su justificación, es cierto que
cederle, y que no estando encargado sino y a sea absuelto ó condenado, h a b r á sido
de reconocer si la acusación es digna de t r a t a d o como subdito del poder legítimo,
examen, podria con menor inconveniente y no como e&clavo del poder a r b i t r a r i o .
componerse d e personas designadas con-
forme á ciertas reglas, por un agente del
gobierno. Si los jueces no están encarga-
eos ni de admitir la acusación, ni de de-
clararla comprobada: si los miembros de
pecie que sirve de medida común á todas
CAPITULO II. las otras, y cuya acumulación y cambio
son mas cómodos. Sucede aun, que se
De la propiedad. ahorran.de acumular, cediendo ventajosa-
mente el uso de ella á los que la han d e
A hombre civilizado, dueño d e su per- emplear en reproducir, reservándoseles
sona, enriende serlo también de los f r u - ' algunas partes periódicas en estos produc-
tos de su trabajo, esto es, de los produc- tos futuros. E n fin, algunas porciones
del suelo, ya productivas ó suceptibles
tos que por sus f u e r z a s ó arte h a lo-
de cultura, cubiertas ó por cubrir de h a -
g r a d o de la naturaleza, L o s consume
bitaciones, entran en este sistema general
para sostener ó mejorar su existencia; y
de cambios.
si por su actividad, habilidad ó economía
ha tenido la dicha de producir mas de L a s heredades, las rentas ó pensio-
lo que puede ó quiere consumir, pone en nes pecuniarias, las sumas d e plata, los
reserva este exceso, i r En la sociedad productos manufacturados ó naturales, son
que ha hecho algunos progresos, los pro- las principales formas, bajo que un h o m -
ductos asi acumulados, toman diferentes bre posee los f r u t e s de su trabajo, que no
formas. Algunos permanecen tales, cualeg consume y que acumula. Todos esros
el trabajo los ha recogido ó modificado, frutos, sean las ..que fueren las formas
que han tomado, acumulándose, sen r i -
y-según sus diversos uses, se llaman co-
quezas, bienes,. ca pítales y •propiedades.
mestibles, combustibles, vestidos, muebles,
Reservar este ultimo nombre á solas las
ingredientes, utensilios, máquinas &c.
posesiones territoriales, es emplear un
P e r medio de los cambios de estos p r o -
lenguaje inexacto y. peligroso. Todos t i e -
ductos, caca productor adquiere aquellos
nen el mismo origen: todos son ó r e p r e -
que no eran inmediatamente de él, ni
sentan excedentes del producto., üei t r a -
para él. E n breve se establece una es-
4o J desarrollado y p e r f e c c i o n a d o , es h o y el
b a j o sobre los consumos: todos son, pues, mas estrecho de los vínculos que unen
igualmente inviolables. U n a porcion de entre sí á los habitantes d e u n mismo pais
t e r r e n o , es u n a base, ó bien un recipien- y aun á los d e países diversos.
t e , una m á q u i n a , u n laboratorio: y a sos- L a p r o p i e d a d f u n d a la i n d e p e n d e n -
tiene h a b i t a c i o n e s hechas: y a oculta, ó cia. A medida que un hombre acumula y
recibe substancias, q u e por la asociación f e c u n d a los f r u t o s de su t r a b a j o , y que
d e la f u e r z a d e l hombre á las d e la na- dispone mas de sus facultades personales,
t u r a l e z a , se convierten en productos. físicas y morales, se desprende d e l y u g o
P a r a g a r a n t i r y concluir el sistema d e las voluntades particulares d e los
d e las p r o p i e d a d e s , las leyes han recono- otros hombres, y se pone en estado d e
c i d o y d e t e r m i n a d o los modos y condi- no obedecer mas que á las leyes g e n e r a -
ciones d e los cambios, de las adquisicio« l e s d e la sociedad. T o d o s aspirarnos por
nes, d e las transmisiones y d e las suce- instinto ó por reflexión á este término; y
siones, d e tal suerte, que casi no existe a u n q u e sea imposible que el m a y o r n ú -
cosa, mueble ó inmueble, que tenga algún m e r o llegue á él, la sociedad roas sabia y
v a l o r , c u y o propietario no pueda asig- m a s p r ó s p e r a , es aquella en que se d a n
narse, e x c e p t u á n d o s e algunos pocos ca- m a s pasos para acercársele. Asi la palabra
p r o p i e d a d , es una de aquellas que los
sos q u e no habiéndose p t e v i s t o , han
v e r d a d e r o s tiranos no pueden oir sin c o -
q u e d a d o litijiosos. P a r a todos los otros
j e r a , pues les descubre los límites de su
casos, las leyes h a n d e s i g n a d o el propie-
p o d e r . Conocen, que para ser plenamente
t a r i o actual, y todos los propietarios fu-
señores d e todos los hombres, necesitan
t u r o s : han d e c i d i d o i o b r e las diversas
serlo también de todas las cosas: los i r r i t a
transmisiones, t o d a s las cuestiones que
la visra d e un propietario, a u n d e aquel
la e q u i d a d , p u r a m e n t e n a t u r a l , hubieti
á quien ellos büñ enriquecido, si no se
p o d i d o e n c o n t r a r problemáticas. E s t e sis-
tema, por el cual el ó r d e n social se ha
t 42
h a n r e s e r v a d o los medios d e e m p o b r e c e r -
las precaúéio'nes bastantes p a r a h a c e r l o
lo. Al contrario, un p o d e r legítimo c o n o -
imposible. Más lo que tenemos que c o n s i .
c e r á , si es ilustrado, que estaría en p e l i -
derar aqui, es <Jue el motivo que r e p r u e -
g r ó en medio d e una poblacion miserable,
y que para unir á sí á los que gobierna ba esta primera especie d e despojo, se
debe principalmente unirlos á lo que p o - aplica inmediatamente á todos aquellos
seen, y lejos d e ser j a m a s el r a p t o r cons- que no se h a j u z g a d o igualmente a p r o p o -
tituirse su g a r a n t e . sito p r e v e r , por ejemplo, á las b a l c a r r o -
A excepción de los ladrones d e p r o - tas, á las alteraciones d e la m o n e d a , a las
fesión, no h a y persona que no: pida la r e - leyes retroactivas, á los impuestos e x c e s i -
presión d e los robos particulares; y este es vos ó mal r e p a r t i d o s .
el objeto d e una multitud de, leyes. A h o - Si el poder supremo h a c o n t r a í d o
r a , no es creíble que tomándose contra es- d e u d a s cotí' los particulares, ¿cómo p o d r a
tos atentados medidas t a n justas y tan r i - creerse dispensado de pagarlas, c u a n d o de-
gurosas, se haya q u e r i d o a t r i b u i r á la a u - be emplear su f u e r z a en h a c e r cumplir
t o r i d a d el derecho d e cometerlos i m p u n e - t o d a s las o t r a s obligaciones? Saber si una
mente. M a s de una vez se ha d e c l a r a d o , d e u d a pública ño es un g r a n mal, es cues-
que el estado no podia a p o d e r a r s e d e un tión que no sería del t o d o estrana en el
f u n d o p r i v a d o , sino después de haberse e x a m e n d e las garantías individuales; por-
demostrado la necesidad d e aplicarlo á un q u e una d e u d a enorme puede c o m p r o m e -
servicio público, y de haberse i n d e m n i z a - terlas d e muchas maneras: mas la p r i n c i -
do plenamente y satisfecho al p r o p i e t a r i o . pal razón p a r a no c o n t r a e r l a , consiste en
E l despojo prohibido p o r esta declaración los peligros- que se corren d e no s a t i s f a -
era y a el mas raro d e los que se pe m i - cerla, y por consiguiente, debe bastarnos
n a el p o d e r . Se ha hecho muy bien en reconocer aquí la necesidad d e p a g a r l a .
condenarlo; pero quizá no se h a n t o m a d o A h o r a , e s t a - n e c e s i d a d resulta no s o l a -
mente d e las mas simples nociones de e q u i -
d a d natural, sino también d e los peligros r a razón no puede cambiarse k voluntad
anexos á toda infidelidad. Confieso que las y sin pérdida alguna por la moneda que
bancarrotas particulares no son desastres representa, la fuerza empleada, para h a -
para la mayor parte de los que las hacen: cerlo aceptar en cambio de. valores reales, -
las ventajas que la autoridad deja obtener es,un robo á mano a r m a d a , y g a r i t o mas
á estos ladrones privilegiados, pueden p a - odioso, cuanto esta -arma es una ley. C r e a -
recerie preparativos y presagios d e los mos que las luces públicas; han hecho per-
que ella misma obtendría en igual caso; d e r á la autoridad ei medio ¿ e ejercer m
pero debe pensar que ella lastimaría m u - mejantes latrocinios, que en lo dp adelan-
chos mas intereses, y que nada hay s u p e - te ningún rey será monedero falso; y que
rior á la misma para protejerla como ella despues d e t a n t a s , r u i n a s causadas por sig-
proteje á los fallidos vulgares. Sus iniqui- nos ficticios, ninguna impostura, ninguna
dades caerían probablemente con todo su violencia dará ya á cualesquiera billetes
peso sobre ella misma, y el día en que in« el crédito que no tuvieran iomediatamenr
tentase faltar á una parte de sus. empeños,
t e por sí mismos.
e i mismo día en que comenzaren los t e - L a tercera especie que tenemos que se-
mores de hallarla infiel, seria el primero ñ a l a r de atentados públicos contra las pro-
de su decadencia: no haria bancarrota sin piedades, comprende las leyes que a n u l a -
caer. rían las adquisiciones y transmisiones con-
O t r o f r a u d e , no menos peligroso, sumadas conforme á leyes anteriores. Sin
consistiría ya en ia alteración d e la m o - <Juda, si se perciben errores y abusos en
neda, ya en lo que equivale ,á lo mismo, en los modos de a d q u i r i r ó succeder insti-
el curso forzado de un signo que no ten- tuidos antes, pueden remediarse por una
dría valor intrínseco. Un papel sea l a q u e nueva ley que rija en lo succesivo. L a
f u e r e su seguridad, jamas es ima moneda; equidad no reprueba sino las disposicio-
y desde el momento en que p o r cualquíe* nes retroactivas que invalidarían las a d -
raciones públicas las garantías que finge
qwsicióries^legaihiehte hechas hasta enton-
conservar, se expone á todos los repro*
ces. T o d a s las propiedades, sin excepcioo,
ches que merecen la infidelidad, la injus-
perderían sfc-gáVaMa en un páis donde
ticia, la debilidad y la hipocresía.
algunas Ceétblesen semejantes golpes, y
L a s leyes comprometen-también l a i
donde fuese posible la ábolicion d e títulos
propiedades si complican los procesos ne-
fundados en lás' leyes. E l exámen del orK
cesarios para revindicarlas ó para defen-
gen d e una 'propiedad acaba k n el punto
derlas, si algunas veces es menos costoso
donde se encuentra la ley que la ha con-
perder una que recobrarla judicialmeutej
sagrado. E s emplear un íengüage insocial
si se mantiene á costa de los propietarios
y anárquico él distinguir los dominios
un populacho de oficiales públicos hábiles
territoriales-con nombres que r e c u e r d a n
en obscurecer los derechos, en eternizar
e r erigen antiguo 6 rééiéníéj feudal ó fis-
los procesos, y cuyo rapaz miuisterio seá
cal, beneficiario ó venal,- patrimonial ó
sin embargo el único recurso contra las
p&rsonah Tales curiosidades no terminan
otras rapacidades. P e r o el salteamiento
sino en sembrar la discordia y lá i n q u i e -
mas ordinario y mas general que el p o -
tad', en'éxponér todos -Ios derechos adqui-
der ejerce contra las propiedades, consisr
ridos á los caprichos de las opiniones y
te en el exceso d e los impuestos.
dé los poderes, y en rehundir la sociedad
efi- el desorden d é q u e ' 1 3 * leyes la han T o d a asociación supone gastos co-
sttfeadó. Poco Vale que la autoridad sobe- munes á que deben contribuir todos los
r n a se abstenga aun de algunos a t e n t a - asociados. L a necesidad de los impuestos
dos por muy directos á cierta clase dé es incontestable, y¡ es por otra parte difí-
p r o p i e d a d ^ : jamas debe permitir á perso- cil asignar el límite preciso de que no de-
na a lguna amenaza rías a su nombre. Si ben pasar. La teoría general de la econo-
sús ministros,-si los funcionarios civiles ó mía pública ha hecho muchos .progreso»;
eclesiásticos, que paga, niegan p o r decla- pero todavía no ha sido aplicada bastan-
49 . .
temente á la administración publica. N o s
proveedores y otras personas, á quienes
falta un sistema en que estén expuestas y
se pagan los servicios actuales ó pasados:
encadenadas las nociones relativas á los
hay que saber si entre los contribuyentes
ingresos y gastos de un estado; á las no dotados, ni pensionados, ni asalaria-
fuentes de los primeros, á los objetos de dos, los consumos no han quedado i n t e -
los segundos; á los efectos, á las circuns- riores á lo necesario; y si á mas de estos
tancias y á las reglas d e unos y otros. consumos han quedado productos a c u m u -
N o s verémos, pues, obligados á limitar- lados en mayor ó menor cantidad que
pos aqui á generalidades, esto es, á con-
antes. ,
denar por una parte los gastos superñuos
Siendo imposible aplidar unas m a -
q u e no corresponden á los servicios p ú -
ximas tan generales á las diversas cir-
blicos, ni son rigurosamente indispensables,
cunstancias en que pueda hallarse un p u e -
6 por lo menos no son de muy grande uti-
blo, el único medio de asegurarse d e que
l i d a d ; y por otra los ingresos nocivos, á
el impuesto no excederá sus verdaderos
saber: aquellos que producen uno d e estos
limites, es que se vote anualmente por
dos efectos funestos, ó d e no dejar á una
una asamblea de los representantes de os
parte de Jos contribuyentes los medios de
contribuyentes. Prescindiendo aqui de los
hacer los consumos que reclaman estrecha*
otros poderes que ejercerla esta asamblea,
mente sus necesidades físicas, 6 d e dismi-
aquel supone que está compuesta de h o m -
nuir progresivamente el excedente de las
bres á quienes importa que la autoridad se
producciones sobre los consumos^ E l exa-
mantenga, que todos los servicios públicos
men y el cálculo de este excedente es por
se desempeñen, y que ningún acreedor al
donde deben resolverse todas las cuestio-
estado sienta perjuicio; pero también que
nes relativas al lujo que mantienen las
ninguna clase de contribuyentes se e m -
rentas del estado, distribuyéndose entre
pobrezca, que la riqueza nacional o el
los dignatarios, funcionarios, pensionistas,
excedente de la riqueza sobre los consu-
7
mos, se aumente, ó por lo menos, jamás é ingresos. L a experiencia ha enseñado
se disminuya. E l voto del impuesto se- doiorosamente, cuales son las resultas de
ria ficticio, si dimanase de hombres, que la confusion de la hacienda pública.
por sus funciones ó su condicion, no tu- Ahora, esta confusion nace ya del aumen-
biesen Ínteres sino en el aumento d e los to progresivo de la d e u d a pública, >a
gastos públicos. de las quiebras completas ó parciales, ya
Creo superfíuo añadir, que las con- de la alteración d e las monedas metálicas
tribuciones, cualesquiera que sean, deben ó del curso forzado del papel moneda,
ser en todas partes proporcionales á las ya de los golpes dados á la propiedad
propiedades ó goces, y que exceptuar en por leyes retroactivas, ó por o».ros actos
todo ó en parte á ciertos propietarios ó imputables á la autoridad suprema, ya
ciertos consumidores, es hacer que los en fin, de los gastos irracionales y de
otros paguen su adeudo. V e r d a d e r o robo los impuestos excesivos ó mal repartidos,
que tiende, como toda injusticia, á la que aquellos hacen necesarios. L a p r o -
disolución de las sociedades, y contra el piedad no está plenamente garantida, sino
cual nunca hay plena seguridad, sino eli- por la ausencia ó la represión eficaz de
giendo representantes bien resueltos á no todos estos desórdenes.
ser jamas ni robados ni robadores.
Si la autoridad ejecutiva, a b a n d o -
Se concibe, en fin, que no habría nada á sí misma, puede en materia d e
garantias, ni para los acreedores del es- hacienda, todo lo que quiere, su destino
tado, ni para los contribuyentes, si los será sentir siempre necesidades, creárselas
empréstitos que aumentarían la deuda p ú - incesantemente, proveer á ellas por les
blica, y obligarían á crecer los impues- medios mas rápidos y no poner término
tos, podían abrirse sin el consentimiento á los gastos, porque no encontrará d i f i -
de una asamblea de representantes, inte- cultad alguna en las estorciones; agotar
resados en el buen orden de los gastos poco á poco todas las fuentes de r e p r o -
duccion y t o d a s las f u e n t e s del c r é d i t o empobrecido por la invasión y ocupacjoa
p r o d i g a r igualmente los favores y los ri- de su t e r r i t o r i o , algunos ministros i m p r u -
gores , r o d e a r s e d e un lujo insensato, dentes, doblasen ó el n ú m e r o o sueldo
m i e n t r a s que á excepción d e sus cortesa- de los funcionarios públicos, d e los p r e -
nos, iodos esten en una penuria e x t r e m a j lados, d e los directores, d e los g o b e r n a -
creerse, sin t m b a r g o , muy firme y po- d o r e s : si hubiesen t r a n s f o r m a d o la mitad
d e r o s a , é i g n o r a r la p r o f u n d i d a d del de los empleados antiguos en pensionis-
abismo .que ella misma caba bajo sus pies. t a s , dándoles succesores menos hábiles y
Y p o r mas que se complique el sis- mejor p a g a d o s ; si hubiesen r e f o r m a d o y
tema d e la hacienda publica, j a m á s se pensionado una parte d e l ejercito ñ a u o
p o n d r á r e m e d i o á los efectos desastro- nal p a r a t o m a r á sueldo soldados e x t r a ñ -
sos de los gastos excesivos. Si h a y algu- a o s ; si hubiesen, en fin, distribu d o
nos exigidos por circunstancias imperio- p o r p u r a gracia y & manos l enas, p e n -
sas, por g u e r r a s inevitables ó p o r r e v e - siones innumerables: sin d u d a sera n e -
ses i r r e p a r a b l e s , hay en esto mismo un cesario para igualar los ingresos a t a n
motivo mas para r e d u c i r todos los otros locos gastos, mantener ó establecer m u l -
á los muy precisamente necesarios. ¿Qué t i t u d d e impuestos directos e indirectos,
se diria d e un p a r t i c u l a r medio a r r u i n a d o contribuciones, tanto generales como l o -
p o r pleitos, incendios y malos temporales, cales; ademas, a b r i r c a d a ano nuevos
que lejos d e disminuir sus profusiones, empréstitos, por consiguiente, a r r u i n a r o
ya monstruosas antes d e sus desgracias, amenazar á t o d a clase d e propietarios, y
redoblase su fasto, su p r o d i g a l i d a d , su comprometer la suerte d e los acreedores
incuria, su disipación? E l lujo d e v o r a d o r d e l gobierno.
de las Cortes y los pillajes a d m i n i s t r a t i -
vos son nocivos en los tiempos mas p r ó s -
p e r o s ; pero si en el seno d e UR estado*
S$ .
nuevos frutos. L a s propiedades a d q u i r i -
CAPITULO III. das y los goces de los propietarios se
disminuirían á medida d e que el trabajo
De la industria. fuese aflojando.
T T ' Se distinguen tres industrias, la
A h u b i é r a m o s p o d i d o hablar de la in- agrícola ó extractiva, la manufacturera
dustria antes que de la propiedad, p o r - y la comercial. No es de nuestro asunto
que según hemos observado, la propiedad e x a m i n a r como separadas y sucesivas ala-
<?s el f r u t o del trabaio, é hija d e la i n - gunas veces, y unidas y simultaneas en
dustria. Pero c u a n d o se contempla la so- otras, abracen todos los géneros de t r a -
ciedad en su actual estado, las p r o p i e d a - bajos, todos los preparativos, t r a n s f o r m a -
des son las que se perciben inmediata- ciones y transportes, que son necesarios
mente despues de las personas. A la p r i - para poner cada producto en las manos
mera ojeada HO se v e aun sino hombres del consumidor en el estado que quiere
y las cosas que poseen, y para estos dos recibirlo, ni como la división y subdivi-
órdenes de elementos del cuerpo social, siones indefinidas del trabajo, han m u l t i -
es para los que se reclaman las primeras - plicado las fuerzas del hombre y d e la
garantías. naturaleza, aumentado, v a r i a d o y p e r -
Sin embargo, la industria es n e c e - feccionado las producciones, e n g r a n d e -
saria, no solo p a r a que comienzen á exis- cido y acelerado el curso de las p r o s p e -
tir productos, sino para que las personas ridades sociales.
a quienes pertenecen los gocen y los A mas de estas diversas industrias,
conserven. L a industria ministra á los que se dirigen todas á obtener productos
propietarios las cosas de sus consumos s u - físicos, hay otras accesorias que consis-
cesivos; y ella sola da también valor á ten en el cuidado que debe tenerse de
sus capitales, empleándolos en o b t e n e r ciertos intereses de los productores y d e
íes del trabajo, y por consiguiente v e r -
los consumidores, por ejemplo, d e su sá- daderos cooperadores: llenan cargos im-
lud, d e sus negocios, de sus derechos portantes é indispensables en este inmen-
civiles, d e su instrucción, d e la cultura so laboratorio que la sociedad presenta
y placeres d e su entendimiento. T a l e s
hoy a la vista.
son los servicios que la sociedad recibe
U n tirano, dotado de un instinto
ó espera de los médicos, jurisconsultos,
rápido ó de una va»ta penetración, ha
profesores, escritores y artistas, hombres
debido concebir la idea de hacerse el
todos, que conviene se cuenten entre los
empresista 6 director universal de todus
productores, si en efecto a y u d a n ó e n -
los trabajos, d e transformar a todos los
señan á producir, y si es seguro que se
trabajadores en empleados, de asignar a
produciría menos sin la intervención de
cada uno su tarea y salario, de sujetar
sus industrias auxiliares. E n general y
los movimientos, de la industria a leyes
casi sin excepción, todo miembro d e la
comunes, y de comprender a todos en
sociedad es á un tiempo consumidor y
la esfera de la administración política.
productor; pero esta distinción concebi-
Por gigantesco que sea este sistema, es sin
d a como una división de la poblaqion
embargo el único capaz de establecer el
en dos clases, seria extremadamente e r -
perfecto despotismo en un pais en que las
rónea. L o s capitalistas, los censualistas
artes comenzasen á hacer progresos. Asi
son productores, puesto que ministran ó
vemos, que durante los siglos de esclavi-
han ministrado los productos acumulados
t u d , si no se planteó enteramente aquel
que sirven para reproducir. .Aun los de-
sistema, se acercaron lo posiole á fuerza
positarios ó agentes de la autoridad, los
de rodear de obstáculos á casi todos los
funcionarios civiles y militares, si sus
esfuerzos de la industria. Vamos á d i s -
servicios no son ni perniciosos, ni super-
tinguir hasta diez especies de trabas ima-
fluos, ni quiméricos, son realmente los
ginadas, para comprimirla, y no estamos
guardas de las propiedades, los protecto-
$
seguros d e no h a b e r o l v i d a d o alguna; u n a sola s e g u r a de los c a p r i c h o s d e u n
p e r o las que no esten c o m p r e n d i d a s en poder a r b i t r a r i o , si este p a r a p r o s c r i b i r -
estas diez clases, t e n d r á n , si no las mis- las, no necesita mas que p r e v e e r los m a -
mas f o r m a s , por lo menos los mismos c a - los efectos que pueden a c c i d e n t a l m e n t e
r a c t e r e s y los mismos efectos. t r a e r consigo. N o h a y q u e t e m e r que el
A n t e s de comenzar el d e t a l l e , d e - p o d e r prohiba las profesiones mas c o n -
bemos confesar, q u e el estado presente t r a r i a s á las buenas costumbres y á la
d e los hábitos, d e las opiniones, y sobre honestidad pública; pero p r o h i b i r á las
t o d o , d e las prácticas a d m i n i s t r a t i v a s , mas honrosas, si le parece a m e n a z a n los
casi no permite á la industria, e s p e r a r intereses particulares que él mismo se h a
q u e será p r ó x i m a m e n t e libertada d e todas creado.
estas trabas. T o d o lo que se p u e d e pe- P o r o t r a p a r t e , h a b r á muchas q u e
d i r hoy en un f a v o r , es que el p o d e r se d e c l a r a r á por muy i m p o r t a n t e s , críticas, y
abstenga d e s o b r e c a r g a r l a con n u e v a s c a - d e l i c a d a s para ser a b a n d o n a d a s al q u e
d e n a s , d e soldar las q u e se h a n r o t o , y q u i e r a ejercerlas. N o las p e r m i t i r á , sino
d e a p r e t a r las q u e subsisten. á los que h a y a n s u f r i d o c i e r t a s p r u e b a s ,
Se prohiben algunas veces c o m o n o - y d a d o ciertas prendas d e su h a b i l i d a d y
civas, no solo las pocas industrias, cuyos fidelidad. Estoy por d e c i r , que aquellas
p r o d u c t o s serian n a t u r a l m e n t e perniciosos, p r u e b a s , lejos d e p r e s e r v a r 4 la sociedad
y c u y a s operaciones t r a e r í a n p e l i g r o s in- d e los perjuicios, d e la i m p e r i c i a y d e l
minentes, sino aquellas, cuyos abusos, in- f r a u d e , no s e r v i r á n las mas veces, sino
convenientes y consecuencias i n d i r e c t a s , d e d a r c r é d i t o á la i g n o r a n c i a , y títulos
se finjen ser temibles á la s o c i e d a d ; y a l charlatanismo; q u e se r e d u c i r á n á v a -
como en efecto, es posible emplear a b u - n a s f o r m a l i d a d e s y á prestaciones p e c u -
sivamente las operaciones ó los p r o d u c t e s n i a r i a s ; porque no se d e j a r á n escapar t a n
d e casi tedas las a r t e s , apenas q u e d a r á bellas j i ocasiones d e cojer a l g ú n d i n e r o
p a r a el gobierno, ó para una ó r d e n cual- las copias d e las producciones literarias?
quiera de empleados, ó d e no sé qué c o r - ¿Por. q u é por privilegios reservados a a -
poracion gótica. Sin embargo, los p u e - g u n a s personas, se h a d e abolir el d e -
blos parecen acostumbrados d e tal modo recho común que todos tenemos d e a b r a -
á este régimen, que se a l a r m a r í a n muchas z a r , .3 nuestra cuenta y riesgos semejantes
personas, si se quitase Jai prohibición de profesiones? ¿Con qué título se pretende
titularse médico, farmacéutico y l e t r a d o , circunscribir y d i r i g i r t o d o s los trabajos
sin haber sostenido conclusiones y pagado? d e l h o m b r e , desde las mas altas empresas,
los diplomas. Pasemos, pues, p o r este testa: los oficios .mas vulgares, y qu«za
p u n t o , con condición que éstas p r u e b a s hasta los humildes servicios, por los que
n o serán muy caras, y que jamás h a r á n la infancia ó la indigencia e x t r e m a obtie-
inaccesibles las profesiones á los q u e se n e n un corto salario? ¿No es d e la n a t u -
p r e p a r e n p a r a ellas mas racionalmente. r a l e z a d e una industria p r i v a d a q u e d a r
l i b r e é independiente, salva la represión
La tercera clase de t r a b a s , es limi- d e los crímenes ó delitos cometidos a l
t a r el n ú m e r o d e las personas á quienes
s e r á permitida una i n d u s t r i a . D e s d e luego ejercerla? *
P o r c u a r t o género de trabas se ha
s¡? vé, que esto es t r a n s f o r m a r en oficios
públicos, las profesiones particulares, y i m a g i n a d o reunir en c o f r a d í a s ó comuni-
c o n f u n d i r por antojo lo que es muy fácil d a d e s á los que estaban autorizados p a r a
d i s t i n g u i r . Q u e la a u t o r i d a d fije el nú- eiercer un mismo a r t e ó un mismo n e g o -
mero de los oficiales que instituye, es cosa cio, sujetarlos á largos reglamentos d e
m u y simple: ¿pero cómo le pertenece ins- c u e r p o , ponerles gefes t o m a d o s de su se-
tituir m a n u f a c t u r e r o s , a r r i e r o s , obreros y no ó f u e r a d e él, é i m p r i m i r l e s hábitos o
artistas? ¿Qué es, por ejemplo, un i m p r e - maneras casi semejantes á las de las a s o -
s o r , sino un artista que e m p r e n d e á su ciaciones religiosas. Estas instituciones
cuenta ó á la cuenta d e o t r o , multiplicar nacidas en la media e d a d t e m a n , al pa
recer, p o r objeto el prevenir el vuelo d e l dad d e q u e d a r secretas para los ensayos
talento, el retener las artes y el comercio que no convendría divulgar, para los nue-
bajo el y u g o de las preocupaciones y r u - vos métodos cuya invención importaría
tinas, y el introducir entre los que c o r - , comprobar! Se ha querido que ningún ta-
rían la misma carrera, rivalidades m i s e - ller, ningún laboratorio estuviese c e r r a d o
rables en lugar de las relaciones n a t u r a - á la vista inquieta de la policia, que sus
les y útiles que el g i r o libre de los n e g o - miradas pudiesen perseguirlo todo, alcan-
cios é intereses hubiera mantenido e n t r e zarlo todo y disecarlo todo.
ellos. Se alegan no obstante motivos d e Mejor se ha hecho aun con ciertas
Utilidad pública, para perpetuar ó r e s u - profesiones. Para estar bien seguro de que
citar estas corporaciones; pero como ello«; j a m á s h a r á n lo que la autoridad no q u e r r á
se aplican á otras muchas medidas i g u a l -
que hagan, se las ha puesto bajo la direc-
mente nocivas á la industria, a c a b a r e m o s
ción de administradores generales, cuyas
d e indicarlas todas, a n t e s de examinar los
funciones necesariamente despóticas, qui-
pretestos que le son comunes.
tan á estas industrias particulares rodo
E l quinto modo de trabas consiste resto de libertad E l arte tipográfico, a u n -
e n v i c i a r las casas, para hacer en ellas, que sometido á todas las otras trshas, ha
según la naturaleza, objetos y circunstan- sido especialmente retenido bajo esta sexta
cias de cada trabajo, visitas de policía, opresion.
no con motivo de algún deüto e s p e s a m e n - E l séptimo género de impedimentos
te denunciado, sino espontáneamente y es de una naturaleza muy diversa: es qui-
por simple curiosidad, para saber lo q u e zá tal, que su singularidad chocaría á
pasa en ellas é indagar si acaso la i n d u s - cualquiera que no estubicra acostumbrado
tria contraviene á alguno de los infinitos á verlos desde su infancia. Consiste en
estatutos que pesan sobre ella. ¡ D e s g r a -
suprimir dos meses del a ñ o industrial, en
ciadas las empresas q u e tendrían n e c e s i -
prohibir en ciertos días la mayor parte
ó4
de los trabajos. Seguramente nada hay cimientos d e vuestra actividad, según
mas respetable que e l motivo religioso que vuestros intereses, vuestras necesidades,
puede llevar á los particulares á inter- vuestros hábitos morales ó religiosos.
rumpir libremente el curso de sus o c u p a - |Qué, las enfermedades, la pereza, y los
ciones lucrosas; pero que este reposo se vicios que ésta engendra, no disminuyen
mande á todo el mundo por una ley po- ya bastante la masa de los trabajos, la
lítica, ved aqui lo que es dificil conciliar suma total de los productos? ¿Por que des-
con el órden social propiamente dicho, en pues de todas las pérdidas que ocasionan
que los homhres, gobernados y no poseí- tantas causas físicas y morales, exijir aun
dos, pertenecen á si mismos. Si no se t r a - la pérdida de una séptima ó sexta parte
tase mas que de los trabajos que paga la de lo que ellas no absuerven? ¿Es, pues,
autoridad, de los que se ejecutan á su vis- tan necesario prescribir al pobre la ocio-
ta en los lugares públicos, se podria dis- sidad, y ofrecerle sesenta veces en el a n o
culpar la injusticia y DO reprocharle si- las ocasiones de consumir en un solo día
no un falso cálculo. Pero es mas bien gran parte de los cortos salarios que h a
todo lo contrario: la vereis por el mas li- ganado durante otros muchos? Notad que
gero interés, por la mas ligera convenien- la mayor parte d e las profesiones eleva-
d a s , se escapan d e esta ley: exceptúa a
cia dispensarse d e la regia que ella mis-
los médicos, no comprende ni á los j u r i s -
ma os impone: la vereis por otra parte,
consultos, ni á los literatos, ni á los a r -
permitir en aquellos dias á todas las in-
tistas de un órden superior, y no d i s -
dustrias fútiles, la mas turbulenta y f r e -
minuye las ganancias de los empleados
cuentemente la mas licenciosa publicidad:
del gobierno. Se ha pretendido que el ar-
todo está bien, con tal que no quedeis
tesano pobre ganaba en el reposo, en
dueños en vuestras casas, en vuestros ta-
atención á que sus trabajos de siete días
lleres y en vuestros almacenes, de limi- «cabarian con no ser pagados con mas
tar ó extender á vuestra voluntad los mo*
que los d e seis días. Pero sí la exper'en» particular, es prohibir la exportación 6
cía no hubiese desmentido positivamente importación de diversos productos n a t u -
«sta resulta imaginaria, el absurdo se ha- rales ó manufacturados, y estrechar de
ría sensible á cualquiera que siguiese las este modo la extencion del mercado d o n -
consecuencias: porque se seguiría que una de debia hacerse el cambio de ellos. Es»
reducción todavía mayor d e los días de tas prohibiciones, es necesario confesarlo,
trabajo seria mas y mas útil á los jorna- son aconsejadas algunas veces, y casi exi-
leros, y que su suerte quedaría la misma g i d a s por los tratados que contra el Ínte-
si descansaran ocho ó diez dias por mes res d e los pueblos, se concluyen entre los
en lugar d e cuatro ó cinco. E l verdade- gobiernos. Asi por mucho tiempo se ha
ro resultado es, que esta ley es principal- d a d o una importancia extrema á lo que
mente perjudicial al pobre, aunque lo sea se llamaba balanza del comercio, esto es,
también á la sociedad entera, á la que ,3 n o d a r á una nación vecina mas plata
hace perder un séptimo ó un sexto de la q u e la que se recibía de ella: como si las
masa de productos. monedas f u e r a n en el mundo los únicos
E n octavo lugar la autoridad sobe, valores. jCómo si hubiese otra cosa,
rana se atribuye monopolios. Se reser- que considerar en u n cambio, que la
va exclusivamente cierta clase de labo- igualdad del precio real, ó de utilidad
ríos. Ella sola venderá ó hará vender d e las eosas permutadas! ¡Como si, en fin,
tabaco, sal, salitre, diarios, barajas, y el único ínteres general de un pueblo no
quizá el dia de mañana pan. Porque no fuese el ver siempre crecer por cuales-
hay razón alguna para que se pare en quiera medios el excedente de sus p r o -
cualquier termino; y si quiere no ejercer ductos sobre ios consumos plenamente s u -
ciertos géneros de comercio, será necesa- ficientes á sus necesidades!
rio agradecerselo. E n fin, la industria h a sido c o a r -
Su penúltimo ataque á la industria t a d a por una multitud de leyes fiscales,
d e ifnpuestos indirectos, establecidos, no eapar á la atención d e la m a y o r parte d e
solo sobre las exportacionos é importa- los contribuyentes, fundiéndose y ocul-
ciones, sino sobre los transportes en lo tándose de alguna suerte en el precio de
interior del estado, sobre la exposición en las cosas, n o es realmente sino un obs-
los mercados, y casi sobre cada circuns- táculo mas para los progresos d e la sana
tancia del laborío, de la fábrica, del trá- economía doméstica. Sea lo que f u e r e ,
fico y del consumo. ¿Se dirá que estos debemos limitarnos á pedir aquí para -la
impuestos recaen únicamente sobre los industria dos garantías que hemos ya r e -
consumidores, ó bien únicamente sobre los clamado para la propiedad, a saber, la
propietarios territoriales? L a industria reducción de los gastos públicos a los e s -
sabe bien que ella es la herida inmediata- trechamente necesarios, y el consentirme«*
t o de una asamblea representativa para el
mente, aunque sea también v e r d a d que
establecimiento de t o d o impuesto.
disminuyendo los productos y los consu-
mos, empobrecen y extenúan á toda la so- C a d a uno d e los diez generos d e
ciedad. Sin embargo, una deuda pública, "prohibiciones y obstáculos que acabamos
una guerra ruinosa y otras causas pueden d e recorrer, pende de algunas ideas, h á -
elevar los gastos del estado á un término bitos ó circunstancias particulares, r e r o
tan alto, que no haya medio para subve- «os resta examinar los pretestos generales
nir a ellos por contribuciones directas, y y las razones comunes que sostienen a un
tiempo á muchas d e estas instituciones
que sea necesario resignarse á otros mu-
tiránicas. Por poco que se reflexione s o -
chos impuestos casuales ó furtivos. Esta
b r e la multitud, v a r i e d a d y complica-
es una necesidad muy deplorable; porque
cion de los movimientos d e la industria,
los impuestos indirectos provocan el f r a u -
se conoce bastante que no p o d r a n hacerse
d e , exigen gastos de recaudación que
todos con tal r e g u l a r i d a d , q u e no h a y a
absuerven un tercio de los ingresos; y la
jamas p é r d i d a . n i e r r o r de calculo. Algu-
pretendida ventaja que se les h a y a d e es-
«as causas puramente naturales, harán tener tribunales encargados d e r e p a r a r la*
escasear ó abundar ciertas mercancías* injurias y reprimir los f r a u d e s . P e r o
Diferentes causas morales ó físicas, influi- fundándose siempre en su máxima f a v o -
rán sobre ciertos consumos para estre- rita, de que el mas seguro medio para
charlos ó extenderlos mas d e lo que con* reprimir es prevenir, se a r r o g a el d e r e -
viene. Algunos trabajos serán mal em- cho d e intervenir donde quiera que se
prendidos, mal conducidos y mal ejecu- hacen los trabajos y los cambios; y las
tados: entre los hombres que abrazaren resultas de esta intervención, tan dispen-
una profeiion, habrá algunos inhábiles; diosa c o m o despótica, son que sin preve-
y el charlatanismo, en fin, no dejará de nir efectivamente algún abuso, ni r e p r i -
lograr sucesos felices, sino cuando las mir con mucho todas las infidelidades
luces, diseminadas por todas partes, ha- escandalosas, despoja solamente á la i n -
y a n llegado á un término de que todavía dustria de su independí nci a y garantías*
están muy distantes. E n el entretanto, entorpece todos los movimientos, r e t a r d a
jque sucede?;- L a autoridad decanta mu- todos los progresos, y detiene el cutsd
cho todos estos desórdenes, y pretende d e la actividad y prosperidad universal;.
ser capaz d e obviarlos, interponiéndose L o que sucedería si la a u t o r i d a d no se
cuanto puede en todos los servicios par- mezclase, lo que sucede a u n en parre,
ticulares, entre los que los hacen y los aunque se mezcle, es que h a y á pesar d e
que los reciben. Ella tiene sin contra- las irregularidades inevitables, un e q u i -
•diccion funciones que llenar p a r a asegu- librio natural y constante entre los ser*
r a r la fidelidad d e los cambios. Debe de vicios y las necesidades. Basta que no lo
terminar los pesos y medidas, certifica! impida, para que vengan todos los pro*
la ley de los metales preciosos, c u y o r e - ductos pedidos: un curso reglado se es-
conocimiento seria imposible á la mayo* tablece en el precio de todas las cosas>
p a r t e de los contratantes, y en fin, m a a - a l fin los mejores servicios, son general-
mente preferidos, y esta preferencia a r - la mas activa industria particular que va
rastra á todas las artes á un verdadero introduciendo y distribuyendo la comodi-
camino. La natnraleza es la que hace el dad en el mayor número posible de habi-
órden, y el despotismo el que lo descom- taciones. Ahora, para lograr este objeto
pone, y el desarreglo mas monstruoso es que consideramos como el único á que d e -
el que engendran los reglamantos mas ar- be dirijirsé el orden social, es necesaiio
bitrarios y superfluos. que á lo menos la industria se desprenda
Muchos pueblos han salido para siem- p o c o á poco de las trabas que la contie-
pre d e los sistemas políticos que retenían nen. Digo poco á poco, porque entre es-
gran parte de la poblacion en la esclavi- tas trabas hay quizá algunas á que la
tud ó en una p r o f u n d a miseria. En vano opinion da todavía demasiada fuerza para
también se nos reproduciría el simulacro que pueda esperarse su pronto r o m p i -
miento sin peligro. P e r o si es necesario
d e una gloria nacional, compatible con las
abstenerse de reclamar á un tiempo todas
escaceses d e la mayor parte d e las fami-
las garantías que parecen debidas a l a s
lias: todo anuncia que esta, ilusión pue-
industrias privadas, á lo menos es per-
ril no seria ya d e larga duración. Comen-
mitido asegurar que la a u t o r i d a d compro-
zamos á no ver sino vergonzosos saltea-
metería la seguridad del estado, y por
mientos en aquellas conquistas, que arrui*
consiguiente la suya propia, si inventase
c a n d o á los vencidos, no enriquecen sino
nuevas prohibiciones, si restableciese las
p o r pocos instantes á los vencedores. E s - oue han cesado, si no se esforzase a s u a -
t e mismo ejercicio de los derechos de ciu- vizar y abolir por grados todas las otras,
d a d a n o que se llama libertad política, nos y si no fortificase con conocimiento de una
cansaría en breve si no f u e r a medio eficaz asamblea representativa, las disposiciones
d e garantir la libertad civil y la felicidad coercitivas, penales y fiscales que conti*
individual. Asi en último analisis la feli- nuasen reprimiendo la libertad industrial.
cidad pública n o es á nuestros ojos sino
Se conviene bastantemente, en que. Por otra p a r t e , cuando se reclama
la sociedad comenzaría á disolverse al la libertad civil se pide que ningún obs-
momento en que las propiedades, esto es, táculo exterior venga á impedirnos obrar
los productos acumulados dejasen de ser conforme á las determinaciones que h e -
inviolables. P e r o los ataques á la i n d u s - mos tomado, si no son atentatorias á la
tria ó á la facultad de producir, no son persona ó á la propiedad de o t r o .
menos peligrosos, puesto que impiden ha- N o tenemos que t r a t a r de la liber-
cerse propietarios á los que no lo son; y tad considerada en el primer sentido ó
á los que lo son, el aprovechar y poseer bajo el aspecto metafísico; pero como d e -
realmente lo que han adquirido. bemos hablar aquí de la libertad de las
¿; • _ . f . .j ';,• . opiniones, nes importa notar desde luego
CAPITULO IV. q u e un hombre racional no tiene r e a l -
mente la facultad d e determinarse entre
De la libertad de las opiniones. dos opiniones contrarias. Sin duda, antes
d e abrazar la una ó la otra, le ha sido
3 L / a palabra libertad ha d a d o ocasion á posible examinarlas con mas ó menos m a -
•muchas controversias, ya entre los m e t a - d u r e z , considerar la cuestión bajo todos
físicos, ya entre los políticos. Tiene dos sus aspectos, ó solamente .bajo algunos.
Tenemos también poder para no conformar
significaciones muy distintas.
ni nuestras acciones, ni nuestro lenguage á
Por una parte, cuando se dice que
nuestras opiniones, para desmentir ios mas
la voluntad humana goza de una libertad
de nuestros pensamientos por nuestra con-
perfecta, se asegura que entre dos d e t e r -
ducta ó nuestros discursos. Pero tomando
minaciones opuestas puede tomar á su
nuestro pensamiento en sí mismo, tal co-
gusto la una ó la otra, y por consiguiente
mo está en nuestra conciencia, dejpues de
resistir á los motivos y á los sentimientos
una serie dada de observaciones y de r e -
que la inclinan ácia aquella que abraza.
Se conviene bastantemente, en que. Por otra p a r t e , cuando se reclama
la sociedad comenzaría á disolverse al la libertad civil se pide que ningún obs-
momento en que las propiedades, esto es, táculo exterior venga á impedirnos obrar
los productos acumulados dejasen de ser conforme á las determinaciones que h e -
inviolables. P e r o los ataques á la i n d u s - mos tomado, si no son atentatorias á la
tria ó á la facultad de producir, no son persona ó á la propiedad de o t r o .
menos peligrosos, puesto que impiden ha- N o tenemos que t r a t a r de la liber-
cerse propietarios á los que no lo son; y tad considerada en el primer sentido ó
á los que lo son, el aprovechar y poseer bajo el aspecto metafísico; pero como d e -
realmente lo que han adquirido. bemos hablar aqui de la libertad de las
¿; • _ . f . .j ';,• . opiniones, nes importa notar desde luego
CAPITULO IV. q u e un hombre racional no tiene r e a l -
mente la facultad d e determinarse entre
De la libertad de las opiniones. dos opiniones contrarias. Sin duda, antes
d e abrazar la una ó la otra, le ha sido
3 L / a palabra libertad ha d a d o ocasion á posible examinarlas con mas ó menos m a -
•muchas controversias, ya entre los m e t a - d u r e z , considerar la cuestión bajo todos
físicos, ya entre los políticos. Tiene dos sus aspectos, ó solamente .bajo algunos.
Tenemos también poder par2 no conformar
significaciones muy distintas.
ni nuestras acciones, ni nuestro lenguage á
Por una parte, cuando se dice que
nuestras opiniones, para desmentir ios mas
la voluntad humana goza de una libertad
de nuestros pensamientos por nuestra con-
perfecta, se asegura que entre dos d e t e r -
ducta ó nuestros discursos. Pero tomando
minaciones opuestas puede tomar á sti
nuestro pensamiento en sí mismo, tal co-
gusto la una ó la otra, y por consiguiente
mo está en nuestra conciencia, dejpues de
resistir á los motivos y á los sentimientos
una serie dada de observaciones y de r e -
que la inclinan ácia aquella que abraza.
77 ,
flexiones, no es verdad decir que sea l i - le es opuesta: si puede acontecer que ei
bre, que dependa de nosotros en este es- estado actual de mis conocimientos, me
tado, determinado de nuestro entendi- deje incierto y suspenso, entre una y otra,
miento, el pensar de otra suerte que la me atrevo á decir también, que cuanto
que pensamos. E n esto se conviene, á lo mayor sea mi buena fe, razón y actividad
menos, respecto de las proposiciones r e - en el examen, tanto mas pasivo se re en
conocidas por ciertas, y cuya verdad r e - mi ccnviccion, creencia ó d u d a . H a b r é
sulta inmediatamente de la 'naturaleza buscado un resultado, lo h a b r é encontra-
misma de los términos que las expresan, do, reconocido y sufrido, no lo habré he-
puesto que estén bien definidos y bien cho á mi arbitrio. Quizá me sera desa-
comprendidos. N o es libre el matemá- gradable; pero h a b r á cautivado mi enten-
tico en juzgar que los tres ángulos de un dimiento ó provisional ó definitivamente.
triángulo son iguales á dos rectos: no Precisamente, porque las opiniones
está en su poder concebir una opinion no pueden ser libres en el sentido m e t a -
contraria. D i r é del mismo modo, aunque f í i s i c o que acabo de explicar, deben serlo
la materia sea menos rigurosa, que c o n - en el otro sentido, esto es, en no tener
siderando á Mahoma como un impostor, que temer á alguna coaccion exterior.
y á su Alcorán como un conjunto de ab- Obligarnos ó á profesar las que no t e n e -
surdos, obedezco á una convicción í n t i -
mos, ó á disimular las que tenemos, seria
ma, de que de ninguna manera soy á r -
en un particular una agresión tan e x t r a -
bitro: y si sucede q u e sobre otros m u -
ña, que apenas la h a n previsto las le-
chos puntos, la opinion que se apodera de
yes. En este punto, los gobiernos t i r á -
mí, no me parezca mas que probable: si
nicos han hecho mas que imitar á los mal-
siento que podría ser que despues de com-
hechores vulgares: han inventado un ge-
probaciones que no están á mi alcance,
nero de violencia, de que casi no habían
esta opinion cediese su imperio á la que
hallado ejemplar en el curso de las i n i -
quidades privadas. Han pretendido es- hay corrupción ó cobardía en los unos,
clavizar la mas independiente de las f a - inercia ó imbecilidad en los otros, y d e -
cultades humanas, la que nos hace in- gradación de la especie humana en la ma-
dustriosos y capaces d e progresos, y la yor p a r t e . L a nobleza y energía de los
que mueve y dirije á todas las otras. caracteres penden mas de lo que se pien-
Ciertamente pertenece el hombre, en lo sa de la franqueza y de la constancia d e
que tiene de mas personal y mas íntimo, las opiniones. L a p r o v i d a d puede e n g a -
al Señor que le impide pensar y decir ñarse y sabe reconocer süs : errores; pero
lo que piensa. N o hay esclavitud mas no hay que esperar de ella ni compla-
estrecha que esta; y así es necesario para cencia, ni aun demasiada docilidad: aban-
reducir á ella á un pueblo, haberlo su- dona á los cortesanos el talento de p r e -
mergido antes á fuerza de vejaciones y conizar todo sistema que. llegue á d o m i -
artificios en una ignorancia extremada, y n a r : esta lógica flexible, . que sabe siem-
haberlo casi despojado de las facultades p r e ajustarse á las doctrinas que agrada
intelectuales, de que no debe ya hacer á los gobiernos prescribir, no es absoluta-
uso. Si las conserva ó si las recobra, sen- mente de u n uso: sus pensamientos m a -
tira el yugo y se esforzará á sacudirlo. d u r a n y se arraigan en su conciencia i n -
E n un pais donde han penetrado al- mutable, y sus discursos fieles y vivas
gunas luces, la tiranía que obliga p r o f e - imágenes de sus sentimientos, no toman
z a r las opiniones que no se tienen, de- a l g ú n color extraño.
p r a v a cuanto puede á las primeras clases Guardémonos, sin embargo, de con-
d e la sociedad para engañar y encadenar f u n d i r aqui dos cosas realmente muy
á las últimas. Mantiene en el mundo un distintas. Quizá no se querrá forzarnos á
comercio forzado de mentiras. Mientras decir lo que no pensamos: se trata solar
se manda á todos manifiesten creer lo que mente de saber hasta qué punto se nos
muchos n o pueden creer efectivamente, podrá prohibir la manifestación de
nuestros propios pensamientos. V e d a q u í
sobre todo la cuestión que se nos presenta- los depositarios de la a u t o r i d a d y las m a -
para resolver. J . v quinaciones que tienden á t r a s t o r n a r el
Notemos desde luego, que el len-( sistema público establecido. V e d aqui d e -
guaje toma algunas veces el c a r a c t e r d e litos ó crímenes que no son escusables;
otra acción. M a n i f e s t a r una opiriion i n j u - ved, aqui especies <íe opiniones, q u e j a -
riosa á alguna persona, es un acto d e mas es permitido e x p r e s a r , a u n c u a n d o
agresión; y el lastimado, oponiéndose, no por el mas deplorable t r a s t o r n o , se h u -
hace mas que repeler un ataque. L a c a - biesen concebido- como v e r d a d e r a s ó l e -
lumnia y la simple injuria deben ser s e - gítimas; pero también, á mi p a r e c e r , son
veramente r e p r i m i d a s como acciones n o - las-únicas que, sea justo y ú t i l p r o h i b i r .
civas al bien estar y seguridad d e los i n - M e esforzaré á, probar que la libertad d e
d i v i d u o s , y aun algunas veces á la t r a n - todas las demás, debe q u e d a r intacta^ sin
quilidad general. E s también cierto, que t r a b a a l g u n a , - ni f o r m a l i d a d p r e v i a , ni
se coopera á un crimen ó á u n delito, prohibición, o i represión; q u e proscribir
cuando se aconseja, cuando se excita á una.sola d e las demás, v e r d a d e r a , ó falsa,
él,' cuando s e indican los medios de c o - temeraria ó probada^ sana ó n o sana, ino-
meterlo: semejantes discursos son actos d e cente ó peligrosa; condenarla con r a z e n
«complicidad, siempre punibles, si se t r a t a ó sin ella, como contraria á los p r i n c i -
d e atentados e n t r e personas p r i v a d a s , y pios de las leyes, al espíritu- d e las insti -
con mas razón si es amenazado el ó r d e n tuciqnes, á las-máximas, ó á los intereses
público. E l acto en este último caso t o - ó á los hábitos del gobierno, es sujetar
sía el nombre d e sedición; género bajo el entendimiento h u m a n o á una tirania
el cual, están c o m p r e n d i d a s las p r o v o c a - a r b i t r a r i a y poner e n t r e d i c h o á la r a z ó n .
ciones expresas á la desobediencia á las Todos sin excepción llamamos sanas
Veyes, los insultos hechos públicamente á á las doctrinas que p r o f e s a m o s , y no s a -
nas á las que no son las nuestras: estas
ii
palabras, reducidas á su justo valor, j a -
más significan otra cosa. E s t o no quiere des, se opone al desarrollo de las cien-
decir que entre nuestras diversas creen- cias, de las artes y d e todas las indus-
cias no las haya en efecto verdaderas y trias. E n cualquiera época de la historia
falsas, sólidas y fútiles; pero cada uno que se hubiera formado semejante símbo-
de nosotros hace la división como lo e n - lo, hubiera contenido absurdos y repeli-
tiende, á su cuenta y riesgo. Sostener do luces que despues han comenzado á
una proposicion y juzgarla racional, es ilustrar al mundo; y por lo que mira éf
una misma cosa: rechazarla, equivale á la autoridad que ó interpretando este
declararla mal f u n d a d a . Para establecer símbolo, ó de su propio movimiento d e c i -
una distinción constante entre las d o c t r i - diese todas las cuestiones que se suscita-
nas^ buenas y malas, seria necesario á la sen, ó s e n a distinta del poder civil y no
sociedad un símbolo político, histórico y tardaría en dominarlo,-ó confundiéndose
filosófico; ó bien una autoridad e n c a r g a - con él, lo transformaría en un despotis-
da de proclamar según la necesidad en mo absoluto á que todas las personas y
todas materias, lo verdadero y lo falso: todas las cosas estarían entregadas sin re-
quizá serian precisas á un tiempo estas serva.
dos instituciones, tan monstruosas la una
Si no hay un cuerpo de doctriné
como la otra.
pública, ¿cómo sabremos cuales son las
Un cuerpo de doctrina supone q u e opiniones que no nos es permitido pro-
el entendimiento humano ha hecho todos fesar? ¿De donde se sacarán las decisio-
; los progresos posibles, le prohibe todos nes del tribunal ó sanhedrin encargado
los que le restan, traza un círculo al d e condenarnos? A u n cuando él p r e t e n -
derredor de los conocimientos adquiridos diese probar que hemos caído en e r r o r ,
ó recibidos, encierra inevitablemente en ¿qué otra cosa baria sino oponer su o p i -
él muchos errores, excluye muchas v e r d a - nion particular á la nuestra? ¿Y qué jus-
ticia humana ó divina podría darle d e r e -
cho de calificar de delito ó crimen un he. ejercitan sucesivamente, eternos rayos de
cho que no había'sido previsto por al- luz.
guna ley? ' ¿Pero entre los errores no los hay
Cuando se buscan las causas que mas peligrosos? Sí, ciertamente, los hay, ó mas
han propagado y perpetuado el error y bien, todos l ^ s o n . Ningún error por l i -
r e t a r d a d o la v e r d a d e r a instrucción de gero que sea, es indiferente: ninguno hay
los pueblos, se encuentran siempre en las en la física, en la historia, en la filoso-
instituciones, iguales á aquellas de que f í a , en la política, en un género cual-
acabo de hablar. E l entendimiento h u - q u i e r a que no induzca á prácticas p e r -
mano tiende por sí á la verdad, y si niciosas, 6 á la agricultura ó á la me-
n o llega á ella sin© despues d e estravíos dicina, ó á otras artes, ó en fin, á la a d -
y por medio de ilusiones, jamás deja de ministración publica. T o d a ilusión de
volver á tomar el buen cárnico, si no es nuestro entendimiento, toda inadverten-
que la autoridad se aplique ó acierte á cia, todo error cae perniciosamente sobre
cerrárselo. E s llamado á él por la acti- alguna circunstancia d e la vida humana.
vidad misma que ha servido á descar- U n médico que se engaña, abrevia ó
riarlo: su marcha no es ni rápida ni di- atormenta la vida que pretende prolon-
recta; pero con pasos inciertos y vacilan- g a r . L o s teólogos que á mediados del
tes abanza siempre y se mide con sorpre» ú l t i m o siglo disuadían la inoculacien, que
la condenaban por sentencias, decretos y
sa, despues de algunos siglos, el espacio
ó r d e n e s , erraban á costa de muchos m i -
que ha corrido, cuando no ha sido de-
llares de individuos á quienes t e n í a n
tenido ó repelido por la violencia. Va
espuestos á un riesgo de morir m u c h o
perfeccionando la sociedad, aflojando las
m a y o r . ¿Precisaba imponer silencio á es-
cadenas de los pueblos, abriendo los ojos
tos teólogos? ¡Áy! poco faltó para que
d e sus Señores, : y haciendo saltar del se-
ellos lo impusiesen á sus contrarios: p o r -
no de las controversias efímeras que lo
jueces se aplicarían á d i s t i n g u i r diversos
<¡ue desde que h a y medio para proscribir
órdenes de errores para n o prohibir a n -
una doctrina, es siempre mas probable
tes que se cometan, ó r e p r o b a r despues de
que la falsa proscribirá á la v e r d a d e r a .
cometidos sino los mas peligrosos. Este
Despues de todo ¿á quién pertenece p r o -
es siempre un sistema a r b i t r a r i o incapaz
hibirnos el error? ¿Al qué está exento
de exáctitud y de a d m i t i r alguna regla
de él? Pues no h a y ya en E u r o p a mas
invariable ó positiva. Se d i r á que sé ? l i -
que un solo hombre que todavía se atre-
mitaría á condenar lo que es contrario á
va á llamarse infalible. ¿Al que se e n g a -
las leyes ó á la a u t o r i d a d . P e r o estas son
fia como nosotros y quizá mas que noso-
espresiones mucho mas vagas. T o d a provo-
tros? ¡Ah! así es que el e r r o r , enfermedad
cación directa á desobedecer á las leyes*
común, se hace un poder público, y que
todo insulto a la autoridad* es mas que un
bajo el pretesto de librarnos de las ilusio-
error peligroso: es como h e dicho, una
nes, se nos priva solamente de los medios
acción criminal. ¿Pero no os convendrá
d e curarnos d e ellas.
hallar nuestros pensamientos contrarios á
N o , la libertad de las opiniones no la a u t o r i d a d , cuando le dirijimos h u -
existe si es restringida por la condicion mildes consejos? ¿1Contrarios á las leyes
d e no decir sino lo que sea v e r d a d e r o y cuando notamos en ellas defectos, cuan-
útil; con mas razón, si se establecen algu- d o proponemos reformas? D e modo que
nas doctrinas que no sea permitido con- no quedará recurso contra los abusos del
tradecir, si se señalan otras que sea pro* poder, ni remedio contra los mas graves
l i b i d o profesar, ó también si sin tomar- errores de los pueblos, á saber, los que
se la pena de hacer algunas de estas d e - se introducen y envejecen en su legisla-
claraciones previas, se reviste á los jue- ción. Dentro de breve quizá no será ya
ces del derecho de condenar á su gusto permitido raciocinar sobre el estado so-
ios pensamientos que ninguna ley h3bia cial generalmente considerado, porque es-
prohibido. E n vano los legisladores ó los
•tes leyes' del estado, algunas veces se h a
tas reflexiones abstractas terminarán en . querido prohibir toda observación sobre
aplicaciones y parecerán censuras. Sere- las sentencias d a d a s por los tribunales,
mos reprensibles aun alabando en otro aun despues que Voltaire ha mostrado
pueblo un sistema político contrario á con ejemplos brillantes la utilidad de e s -
aquel bajo que vivimos: la mayor parte
tas reclamaciones. A r r a s t r a d o por el í n -
de l a s memorias históricas será sospecho-
teres que le inspiraban las víctimas, V o l -
sa^ y no sé que pensamiento podrá q u e -
taire ha tenido poca consideración á los
dar inocente, "si toca por algún punto á
jueces; pero puede exigirse mas reserva,
las costumbres sociales, á las- instituciones
no tolerarse algún rasgo injurioso á las
pasadas, actuales ó futuras. Sin embargo,
intenciones, al c a r a c t e r y á las personas
¿cómo es que la legislación ha hecho a l -
d e los magistrados. M a s si no fuera p e r -
gunos progresos? ¿cómo succesivamente se
Ha purgado de sus errores los mas b á r - mitido pensar que ellos se han engañado
baros? ¿Por qué se han libertado los s i e r - y advertirles sus errores, no habría a b s o -
vos, abolido el servicio corporal, d i s m i - lutamente medio p a r a libertarlos de los
nuido la desigualdad en las particiones m a y o r e s riesgos d e sus temibles funciones;
hereditarias, casi renunciado á la tortura n o habría temperamento alguno para el
y á aquellos procesos secretos que en enorme poder que ejercen cuando sus sen-
ciertas épocas cometían quizá mas homi- tencias, en materia d e delitos ó de críme-
cidios que los que castigaban? ¿Por qué, nes, no son precedidas de una declaración
sino porque se ha usado algunas veces del de verdaderos j u r a d o s ; no habría remedio
derecho de examinar los motivos y los p a r a sus preocupaciones y sus rutinas; no
efectos de las leyes, de ilustrar á la a u t o - habría en fin, contrapeso para el ascendien-
ridad sobre los derechos públicos y sobre te que ejercen sobre ellos en los tiempos
los suyos propios? d e turbulencias, las maniobras de las f a c -
ciones dominantes.
Lejos de permitirse el exámen de
9l . .
Ignoro también qué ventaja se en- reusándose á las pruebas que tiene n e -
cuentra en prescribir homenages ó un cesidad de sufrir todo pensamiento h u -
respeto silencioso, por ciertos dogmas mano j?ara fijarse en los entendimientos.
políticos, particularmente por los q u e con- E l silencio forzado, es mas bien una
venían al origen y fundamentos d e l po- protesta que un consentimiento; 'y es m e -
der supremo. E n todas partes h a y se- dio deplorable para propagar alguna-doc-
mej es dogmas: cada sistema político trina, encargar ¿ los tribunales la Con-
tier.s ¡,ÍS suyos: los hay para las r e p ú - denación de los que se atrevan á poner-
b l i c a , ya democráticas, ya aristocráticas; la en d u d a . ¡Cuan quimérica es la im-
para las monarquías, ya templadas, ya portancia que da el poder á estos artícu-
absolutas; para las dinastías antiguas, y los de fe política! L a fuerza' del poder
para las dinastías nuevas. L a s comunica- está en los beneficios, en los sentimientos
ciones habituales y rápidas, establecidas que inspira, en la veneración, reconoci-
miento y amor q u e exijen de nosotros sus
hoy entre los países diversamente goberna-
luces, su vigilancia y su e q u i d a d ; y no
dos, debilitan mas de lo que se piensa, los
está seguramente en no sé qué idea v a g a
homenages que recibe y los anatemas que
y misteriosa que pretende darnos de su
sufre cada uno de estos dogmas contradic-
origen. E s descenso el hacerse ídolo, cuan-
torios. Perderán mas y mas, con la fuer-
d o ' e s un poder tutelar y necesario.
za coactiva de que se les q u e r r á armar,
el crédito que obtendrán quizá d e un Sin embargo, despues de haber pres-
eximen, libre d e su v e r d a d : el dogma crito doctrinas, imaginará luego d e t e r -
que triunfase mejor de las objeciones, ga- minar también hechos, é imponer leyes
n a d a por lo menos el substraerse á ellas: aun á la historia: se exigirá de -ella, a
lo menos para algunos de los predeceso-
sean verdaderos ó falsos, constantes ó du-
res del príncipe reinante, el respeto que
dosos, claros ó equívocos, establecen con-
es debido al mismo mientras rema: «e le
tra sí mismos la preocupación mas fatal.
93
J .
obligará á pintar con ciertos colores los t r a d o d e los monarcas, aun cuando h a y a
sucesos, los detalles, los personajes; á con- sufrido mas que ninguno de sus contem-
f o r m a r sus relaciones con tradiciones p r i - poráneos, el yugo d e una ignorancia
vilegiadas, cualesquiera que sean las r e - grosera y calamitosa. Con mas razón se
sultas d e las indagaciones mas exactas encontrarán delitos en todo exámen libre
que pudiera hacer. Se q u e r r á retener en d e los reinados recientes ó de los t i e m -
las tinieblas lo pasado, temiendo que de pos cercanos aí nuestro. Se nos prescri-
ello no resalten luces sobre lo presente; y birá el modo de hablar d e los males que
no se t e n d r á n p o r bien garantidos los han padecido nuestros padres, y de los
abusos actuales, si es permitido señalar que hemos sufrido nosotros mismos.
los errores ó los crímenes d e los potenta- L a seguridad que logra el poder con
dos que y a no existen. Su muerte no h a - tales prohibiciones, es muy engañosa. El
b r á restituido á los hijos y descendientes m a y o r peligro p a r a el seno de un p u e -
de los que ellos han oprimido, el derecho blo que no es y a inculto, está en i g n o -
d e acusarlos libremente: alguna vez no r a r lo que este piensa, en separarse de
bastarán seis siglos para d a r á la posteri- él por una tenebrosa valla de cortesanos;
d a d el derecho d e juzgar d e los malos en no permitirle alguna queja que pueda
príncipes, ó el de apreciar imparcial- o i r , y en clamar contra todos los p r o g r e -
mente á un buen rey: se nos prohibirá sos que él no quiere hacer. E l mismo
mezclar á los homenages debidos á sus vuelve temibles, resistiéndolos, los p r o -
virtudes los lamentos por sus errores, gresos que se hacen mal de su grado, o
por los desastres que estos han ocasiona- sin que lo sepa: mientras que al contra-
do, y de que quizá ha sido él mismo una r i o , de todas las opiniones particulares,
de las innumerables víctimas: v e n d r á des- libremente expresadas y controvertidas,
pues de quinientos años, alguna a u t o r i - no se formaría sino la mas serena, y á
d a d pública que lo declarará el mas ilu¡^ todas luces, la mejor ppinion pública.
E s fácil distinguir la opinion p ú b l i - lo . que ni ha visto, ni comprobado, ni
ca, de aquellas opiniones populares q'ué aun comprendido. L a naturaleza comien-
dominan en el seno de las tinieblas, ó za, y el hábito completa en nosotros aquel
en el de las turbulencias civiles. E n t o - gusto de lo maravilloso, aquella necesidad
das partes hay una porcion mas ó menos de errores que algunas veces vuelve casi i r -
grande de la poblacion, que no sigue sitio resistibles los temores, las esperanzas y los
de muy lejos los progresos del' e n t e n d i - otros afectos ó pasiones que se combinan
miento humano, ni eá afectada por las con el mismo gusto. Por peligrosa que
luces, sino despues que han brillado sin sea esta inclinación, todo indica que p e n -
interrupción en muchos siglos, y entre de de una de.nuestras facultades mas no?
tanto recibe sin examen y por consiguien- bles y mas activas, de la facultad de f o r -
te con entusiasmo, las doctrinas que les mar hipótesis atrevidas y de crear ficcio-
predican los amos que la subyugan ó las nes brillantes ó sublimes, la que se llama
facciones que la a g i t a n . Estas opiniones imaginación, y reglada p o r la razón, me-
populares, conjunto informe de supersti- rece el nombre de genio. P e r o esta r a -
ciones groseras ó de exajeraciones licen- zón, esto es, la facultad d e observar, de
ciosas, sirven de puntos de apoyo á toda p r o b a r , de comparar y de analizar, no
clase de tiranía ó de impostura: son las deja d e ser el único garante, asi de la
mejores garantías del poder a r b i t r a r i o y v e r d a d de nuestros pensamientos, como
del poder usurpado, como las luces lo son de la prudencia de nuestras acciones; y
del poder legítimo, la especie d e opinion designada con la
Nuestras persuaciones tienen dos calificación de pública, es aquella que a d -
fuentes muy diferentes, la imaginación y mitiendo mas los resultados de observa-
la razón» Hay seguramente en la o r g a - ciones precisas, de experiencias seguras,
nización del hombre alguna cosa que lo y de raciocinios exactos, caracteriza á las
dispone á creer en ciertas circunstancias, clases ilustradas de la sociedad.
97 .
Sin embargo, n o por esto formemos ciencias la preside; y para no exponerse
una idea exagerada ó del poder, ó d e la á algún estravio, espera que los p r o g r e -
rectitud de la opinion pública. N o , ella sos estén bien asegurados, antes d e h a -
no es siempre la reina del mundo: tiene cerlos ella misma. El f r u t o que logra con
por contrapeso las fuerzas frecuentemente esta circunspección es no retroceder j a -
unidas de las opiniones' vulgares y del más, no recaer ordinariamente en los e r -
poder arbitrario. Su ascendiente, que no rores de que alguna vez se ha d e s p r e n d i -
d a t a sino desde el momento en que baja do, y abanzar insensiblemente en el cami-
la de aquellas, permanece mucho tiempo no d e los verdaderos conocimientos. Esta
débil, y no crece sino por grados. No m a r c h a , sin embargo, no es bien constan-
siempre sale victoriosa de todos los c o m - te ó visible sino en los tiempos serenos:
bates en que se empeña: tiene necesidad las circunstancias tumultuosas imprimen
d e escoger el terreno, aprovechar las oca- á la opinion pública movimientos violen-
siones, esperar y manejar con destreza sus tos que al parecer la llevan muy adelan-
ventajas. Pero es no obstante i n d u b i t a - t e y la repelen luego muy atras. Se la
ble que hace un siglo es la opinion p ú - v é despues de todo gran suceso, de toda
conmocion, de toda catástrofe, descarriarse
blica una autoridad en la E u r o p a .
en diversos sentidos, ó mas bien se hace
Por su naturaleza tiende á la sabi-
entonces difícil reconocerla: se toma por
d u r í a : bien que por una progresión muy
ella un ruido confuso donde algunos de
lenta. Por mucho tiempo conserva en los
sus acentos se mezclan con los clamores
elementos que la componen, una parte
de las facciones y de las pasiones popu-
mas ó menos fuerte de ideas populares;
lares: estos tiempos son aquellos en que
no se desembaraza de ellas sino poco á
alegándose mas que nunca, menos se h a -
poco, y deja siempre algún intervalo e n - ce escuchar; no tiene en ellos órganos, y
tre sí y las mas recientes conquistas del se conserva on depósito silencioso en los
entendimiento humano. E l genio d e las 13
entendimientos prudentes y en las con-
puéde comprimir, sufocar, y quiza ani-
ciencias puras. P e r o al punto que las t u r -
quilar; pero no se la podría regir. E n
bulencias comienzan á apaciguarse, toma
vano el poder se consume en formarla tal
la opinion pública el curso pacífico de
como la quiere, en modificarla según los
sus progresos: los pasos precipitados y
intereses y las necesidades que él se cría.
despues retrógrados, que parecía haber
L a necesidad y el interés que tiene real-
d a d o , son como si no hubieran s»do: se
mente, es el conocerla bien siempre, y
le encuentra en el punto donde se la d e -
por consiguiente el no poner algún obs-
jó cuando tronaban las primeras tempes-
táculo arbitrario á la manifestación de
tades; pero todavía mas f u e r t e y respe-
las opiniones individuales d e que ella se
table, porque la memoria y el sentimien-
compone.
t o de los males que acaban de esperimen-
E l lenguage es el medio mas o r d i -
tarse fuera de su dirección, prescriben se
nario por donde los hombres se comuni-
la tome por guia. Se sabe mejor que nun-
can sus pensamientos. L a s conversaciones
ca, que hay peligro en hacer menos y ín
privadas son unos de los mayores resor 3
hacer mas de lo que ella pide. Descuidar
tes de la vida social; y por su clandes-
en semejantes épocas de escucharla y se- tinidad, por su movilidad, por su m u l -
guirla, sería, por parte del poder, el col- titud escapan frecuentemente á la v i g i -
mo de la temeridad: sería repeler, no solo lancia y á la violencia, á menos de que
los mejores y mas fieles consejos, sino la la tiranía recelosa no los rodee de t e s -
única salvaguardia digna de confianza. tigos mercenarios y delatores, síntoma
Con habilidad ó audacia se alteran seguro de la mayor y mas profunda d e -
y gobiernan las opiniones populares; pero pravación de los gobernantes y de los
uno de los caractéres esenciales de la gobernados. Pero el hombre ha encontra-
opinion pública, es substraerse á toda di- do el arte de hablar á los ausentes, de
rección imperiosa, es ingobernable. Se la anular las distancias, de dirigir á todos
IOO 101
los lugares y á todos los siglos la espre- el estado de guerra autoriza para la aper-
sion de sus pensamientos. E s necesario tura de las correspondencias secretas, si-
detenernos un instante en el uso mas no cuando el gobierno no es depositario
simple de este arte, esto es, en las cartas habiéndolas cojido á los enemigos. Sin
misivas; porque estas son algunas veces embargo, hay tiempos en que toda nocion
el objeto de una inquisición tanto mas de moral, todo sentimiento de equidad se
odiosa, cuanto que la infidelidad se jun- olvida á tal punto, que los gobernantes
ta en ella con el despotismo. T r a s p o r t a r no cuidan de borrar las huellas de una
estas cartas, no es seguramente una f u n - infidelidad tan vergonzosa: la cuentan
ción del poder supremo, es un servicio descaradamente en él número de sus pre-
d e que hubieran podido encargarse em» rogativas, y cuando les parece bien, se
jactan y se aprovechan públicamente de
presistas particulares, y que no confiamos
estos atentados*. V e d aquí otro síntoma
a l cuidado del gobierno, sino porque su-
de perversidad, que mientras dura, exclu-
ponemos que no q u e r r á abatirse al nivel
y e toca esperanza de garantías individua-
de los mensajeros infieles. Sea lo que fue-
les; porque los que nos reusan la que
re, comisionado, correo, empleado, a d -
compramos aparte, cada vez que pagamos
ministrador ó ministro, desde el momen-
ó hacemos pagar el porte de una carta,
to en que se ofrece trasmitir á quien van
no pueden estar dispuestos á concedernos
los pagos cerrados, y sobre todo, cuando alguna otra.
se recibe por este servicio un salario su-
perior á los gastos que ocasiona, está Pero el arte de escribir se ha esten-
evidentemente obligado á no abrirlos, y d i d o á mucho mas de los intereses p r i -
por dura que sea la palabra picardía, es vados y las correspondencias epistolares.
aun la única que conviene en toda hipó- Cria y explica las ciencias, ilustra todas
tesis y en toda circunstancia á la viola- las artes, afirma las bases y perfecciona
ción d e un empleo tan sagrado. N i aun todos los detalles de la sociedad: ejerce
103
102
licidad de los pueblos. L o que hay de cier-
sobre la opinion pública, ya sea que la pre-
to es, que los anatemas contra los autores
venga y la prepare, ya que la propague
han causado muchas desgracias privadas,
proclamandola, una influencia siempre sa-
sin contener el curso general de las luces.
ludable, porque por sí misma no tiene
Desde Homero hasta Chenier una larga sé-
fuerza sino por las luces que d e r r a m a . Si
rie de obras admiradas ó censuradas,
se descarria, no seduce sino un corto nú- aprobadas ó proscritas, h a n extendido
mero de hombres, ó no inspira mas que diversamente la razón humana: y si se r e -
un entusiasmo efímero: solo en favor de gistra la historia entera de los esfuerzos
la verdad puede hacer impresiones vivas d e la autoridad contra el arte de escri-
y durables en la parte ilustrada da una bir, se ve en suma, que no han logrado
nación. E s , sin embargo, cierro que desde mas que degradar y debilitar á la mis-
que este arte existe, y especialmente en ma a u t o r i d a d .
las épocas que mas ha brillado la auto-
Hace tres siglos y medio que un
ridad, por un error fatal se ha mantenido
nuevo arte vino á asociarse al de escri-
siempre en un estado de hostilidad c o n -
bir para diseminar indefinidamente las
tra él, lo ha amenazado, atormentado, en*
producciones: ha llenado á la E u r o p a d e
grillado, cuando no ha podido corromper-
libros é introducido las luces en todas
lo. Algunos dicen que el genio debe á las las habitaciones, algunas veces aun en las
persecuciones su energía y sus triunfos; cabanas y hasta en los palacios. D u r a n t e
pero yo dificulto que hayan hecho tanto los cuarenta años primeros de la i n d u s -
bien al arte d e escribir, cuanto mal á tria tipográfica, no se pensó en ponerla
los grandes escritores, y á las a u t o r i d a - trabas; apenas se tomaban las precaucio-
des imprudentes que se han armado contra nes necesarias para asegurar á los a u t o -
ellos. Valdría mas para todo el mundo, que res, editores é impresores, la propiedad
el poder no pusiese algún obstáculo á unos d e s ú s trabajos. P e r o en i y o i , un Papa
trabajos esencialmente consagrados á la fe-
llamado Alejandro V I , instituyó la cen-
tender el anatema á los censores que los
sura de los libros, prohibió publicar a l -
habían aprobado. Para tener la imprenta
guno sin la aprobación de los prelados, y
y la librería encadenadas aun mas estre-
ordenó recoger y quemar toda obra que
chamente, se ha fijado con frecuencia el
no hubiera obtenido ú obtuviese aquella número de libreros y principalmente el
aprobación. Este breve de un P a p a , cuya da impresores, poniendo para unos y otros
memoria ha quedado difamada por otros directores generales é inspectores parti-
títulos, ha servido y sirve aun de p r o t o - c u l a r e s encargados de vigilar sobre todos
tipo á todos los actos arbitrarios legis- lo* movimientos del comercio de libros.
lativos y administrativos, dirigidos con-., Este extraño régimen se ha mantenido al«
t r a el arte de imprimir. N o es este lugar gunas veces, aun en épocas en que la a u -
para trazar la historia detallada d e esta toridad fingía desistir del exámen previo
tiranía; pero ved aquí sin distinción d e de las obras, contenta con poder á su
países ni de épocas el cuadro general arbitrio detener la publicación, confiscar
d e sus empresas. Cuanto ha podido, h a los ejemplares, juzgar de las doctrinas,
exigido que los manuscritos para darse á condenar á los autores, y con necesidad
la prensa fuesen sometidos á una censu- ó sin ella, á los impresores y libreros.
ra previa, que fuesen oficialmente leídos, Ya se ha pretendido que el derecho de
anotados y mutilados por censores p a g a - reprimir los abusos llevaba consigo el cíe
dos á sus expensas; en lo que entre otras prevenirlos; ya se ha declarado que la
ventajas hallaba la de hacer pagar los represión comenzaría desde el instante
permisos de i m p r i m i r , ó como ella los llar en que se hubiera emprendido imprimir,
maba, los privilegios. Además se reserva- y que el autor, librero ó impresor que pi-
ba la facultad d e proscribir en caso n e - diese y no obtuviese permiso de publicar,
cesario aun los libros cuya publicación habia por esto mismo publicado. E n con-
había permitido formalmente, salvo el ex« secuencia, se embargaba un escrito antes
*4
io7
.de todo principio de publicación, y el im-
niones que juzgase á propósito extender,
presor, el librero y el autor eran lleva-
y quizá las injurias personales con que
dos, no delante de jurados, sino de jueces
le conviniese oprimir á sus víctimas; re-
c!e segundo 6 tercero orden, los cuales se-
teniendo asi bajo su dependencia á los
gún.el agrado de sus superiores, repro-
propietarios y redactores de todo p e r i ó -
baban las doctrinas, las teorías, los sis-
dico, substituyendo sus intereses á los
temas, y condenaban á una pena mas 6
de ellos y la responsabilidad d e los mis-
menos grave, 6 á muchas penas s un tiem-
mos á la suya. Su m e n o r pretensión h a
po, á los que hablan intentado someter
sido exigir de ellos cauciones considera-
sus opiniones personales al e x a m e n del
bles: como si nó se tratase de empresas
púbiico. E n fin, se ha desmentido el sen-
puramente privadas, y como si hubiese
tido natural d e las palabras, y trastor-
lugar para pedir semejantes prendas á
n a d o el lenguage, cuanto era necesario
los q u e no son administradores ni deno-
para que la representación fuese de h e -
sitarios de fondos públicos, y cuya p r o -
cho equivalente á la censura p r e v i a , ó
fesión no puede comprometer g r a v e m e n -
aun mil veces mas terrible. Sin embargo,
te á un gran número de fondos p a r t i c u -
|ouién lo creería? tantos medios a r b i t r a -
lares.
ríos aun no han aquietado ni satisfecho
al poder: mas de una vez se h a reser- Trescientos años ha que se usan es-
vado además la dirección inmediata, casi tos diversos manejos, ¿y cual es el f r u t o
la propiedad de cierta clase d e escritos, que se ha logrado? H a n sido a r r u i n a d a s
el derecho exclusivo de autorizarlos, y los impresores y los libreros; se ha ator-
por decirlo así, de hacerlos él mismo, ó mentado, proscrito é inmolado á los es-
por lo menos de quitar lo que n o le agra- critores; se ha hecho expiar á los talen-
dase y de insertar lo que quisiese; de tos y al genio los beneficies que se e s f o r -
p u b l i c a r e n ellos, sin dar la c a r a , las opi- zaban á verter sobre la especie humana;
se han quemado los libros, ios autores y
\05 lectores; ¿pero el público, se ha ilus- mete sino desde el momento en que no
t r a d o roas? ¿se ha triunfado de los pro- se permite objecion alguna contra ellas.
E n general, el entendimiento humano no
gresos de la razón? ¿se ha impedido el
se asegura sino de las cosas de que h a
m e l ó del pensamiento? ¿la verdad ha si-
d u d a d o y que ha aclarado libremente.
tio desarmada? Sin duda que nó, puesto
L o s errores que no han sido disipados
que tadavia se trabaja en ello. ¿Quién
por la razón, ¡o son mucho menos cuan-
ignora que en el curso de estos tres si-
d o una sentencia los condena: obligarnos
glos, y principalmente en el último, los
á disimularlos, no es absolutamente curar-
conocimientos no han cesado de extender*
nos de ellos, sino volvernos mas enfermos.
se y depurarse, la opinion pública de acla- H a y errores muy graves que solo han
rarse y alentarse? Las censuras cayendo hecho progresos porque jurídicamente se
sobre obras excelentes y algunos malos li- les ha declarado capaces d e hacerlos. E l
bros, han recomendado aquellas y estos; débil brillo que queda á algunos libros
y estarían ya olvidadas si no fuesen tí- perniciosos, no es mas que la débil luz
tulos de celebridad literaria. E n efecto, d e los braseros encendidos en otro tiem-
es natural pensar que la autoridad no po para quemarlos.
proscribe sino lo que no tiene esperanza
Asi todas estas prohibiciones y con-
de r e f u t a r . Esforzandose en inspirar res-
denaciones, impotentes contra la v e r d a d ,
peto por algunas opiniones, no permitien-
inútiles á la impostura que las pronuncia,
d o se las contradiga, hace sospechar que
no acreditan de errores, sino los que por
se desiste de establecerlas por las vias
casualidad ameBazan ó hieren. Sin f u n d a -
legítimas de la instrucción. ¡Ah! el exa-
mento, pues, se obstinarían en mantener
men no pone á la verdad en peligro: las este régimen contra las garantías sagra-
doctrinas que son en efecto ciertas 6 ra- das, contra el arte mas benéñco, contra
cionales, lo parecen mas despues que han la industria mas preciosa. E l que siga la
sido discutidas; su crédito no se compro-
historia de las travas puestas á la prensa hayamos descubierto ó que podamos d e s -
desde i y o r , reconocerá que s o l o han cribir.
sido imaginadas para sostener el caduco Cuando los que repelen la libertad
imperio de la mentira, y para encadenar d e la imprenta, quieren ser sinceros, ved
a la razón humana: el fin es vergonzoso, aquí lo que nos dicen en confianza. » L a s
pero es un oprobio no haber podido lo- «instituciones actuales penden de c i e r -
grarlo con el sacrificio d e tantas víctimas. » t a s opiniones que no sufren el examen,
T o d a s las verdades, excepto las que se- « de preocupaciones útiles á las clases
rian injurias personales, es b u e n o que se » e l e v a d a s , contrarias á los intereses d e
digan: y l a máxima trivial que dice lo la multitud. Someter estas preocupacio-
contrario está vacia de sentido, ó lo que ».ttes á una discusión libre, es perjudicar
es lo mismo, significa que hay tinieblas » á los que se aprovechan d e ellas, a g i -
luminosas, y necedades racionales. ¿No i> tar á los que comprimen, y turbar e l
es la sabiduría, el bien estar, y la feli- » r e p o s o de unos y otros. Semejantes d e -
t> bates no traen mas que discordia y
cidad á donde debemos dirigirnos? ¿y po-
»? desorden: desde el momento que no se
demos ser conducidos de otra suerte, que
» i m p o n e el silencio, reina la licencia y
p o r la verdad, aclarando cuanto cabe,
» no la l i b e r t a d . w
todos los pasos de nuestra r u t a , todos
los detalles de nuestra vida, los elemen- Los que hablan de este modo, t i e -
tos de todos nuestros conocimientos, y nen una idea m u y falsa de la sociedad
sobre todo, de aquellos cuyo objeto es el en general, y particularmente de las i n s -
órden social? ¡Ay! Son muchas las verda- tituciones actuales. Ya pasó el tiempo en
que los establecimientos políticos se f u n -
d e s que se escapan aun, y se escaparán
daban sobre vanas y necias p r e o c u p a d o -
p o r largo tiempo de nuestra vista: no es-
nes: existen en muchos grandes estados,
tamos seguramente tan ricos de ellas para
leyes fundamentales, que dan á los g o -
renunciar de intento alguna de las que
biernos bases mucho mas seguras, a s a - pacífica que puede escucharse. Lejos d e
ber, la moral, los intereses comunes á provocar turbulencias, previene y c o n -
todos los miembros de la sociedad, á t o - jura las tempestades que tarde ó t e m -
das las familias y á todas las clases. L a s prano nacerían de la disonancia funesta
mas elevadas de estas, son hoy las que entre las leyes constitucionales y los h á -
deben tomar mas el imperio de aquellas bitos administrativos. Ciertamente, si no
preocupaciones que se cree serlas tan ú t i - queréis la libertad de la industria, la segu^
es. Porque este imperio circunscribe su ridád de las propiedades, ni la seguridad
libertad, mientras dura; y desde que se dé las personas, no es necesario que la
conmueve, son al punto comprometidas imprenta sea libre; pero si nos concedeis
sus posesiones y su seguridad. E l yugo sinceramente estas garantías, pensad pues,
de. los errores que n o se abrazan, se hace que-es imposible subsistan en un pais en
siempre gravoso: compromete mas que 'que la facultad de publicar las opiniones,
proteje á los hombres distinguidos: lo tyiede sometida á tantas trabas. N o , vos
soportan con tanta impaciencia que son n o teneis realmente interés en cautivar
los primeros en sacudirlo, á pesar de los riuéStros pensamientos, sino en tanto que
peligros particulares que corren cuando lo toméis en disponer arbitrariamente de
se rompe; y bien presto los puestos emi- nuestros bienes, de nuestra industria y de
nentes que ocupan, son envueltos en la nuestras personas.
decadencia de los errores que al parecer
los sostenían. '' --í; Nos habíais sin cesar de la g r a n d í -
sima dificultad de una ley sobre la liber-
L a verdad
. seria en efecto temible, t a d . de la imprenta; y es que en efecto,
si tuviese que pedir la renovación de las esta libertad es quimérica, é imposible en
instituciones fundamentales; pero cuando ciertas hipótesis de que no quereis salir.
no le resta que reclamar, sino la conser- E s imposible mientras subsista bajo
vación d e su imperio, su voz es la mas cualesquiera nombres y formas una direc-
ti'f
d o n general de la imprenta y de la aquella palabra un sentido preciso, y no
breria; mientras que estas dos industrias pudiendo jamas ser destinada, sino á s e r -
no sean abandonabas á sus propios m o - vir de pretesto á odiosas persecuciones,
vimientos, quedando sí, como, todas las y á condenaciones arbitrarias.
©trfs, sujetas á las leyes, generales, que E s imposible, en fin, si los jurados,
reprimen los. fraudes. - r' asi de acusación como d e sentencia, no
E s imposible, si h a y , si puede h a - intervienen siempre para determinar, r e -
ber, una-censura preliminar, un examen conocer, comprobar, declarar el hecho
previo de un escrito, antes que ó se;im- de sedición, de calumnia ó de injuria.
prima ó se ponga.,en ventay s & ^ n ^ q m i Salid una vez de estas hipótesis, y
E s imposible, si hay una doctrina esta ley q u e ofrece, según decis, tantas
mandada y una doctrina -prohibida; dificultades, se encontrará del todo hecha,
engañándose por un mal raciocinio sofej^ si vuestro código penal ha definido bien
un arte ó ciencia, se corre otro riesgo las provocaciones sediciosas ó criminales,
.que el de ser refutado. - 0 ;¿ la calumnia y la injuria, tanto verbales
E s imposible, si no está bien reco? como escritas é impresas.
nocido, jue la- injuria, la calumnia, cJa E n io que concierne á la calumnia
provocacion directa á un crimen, y á la injuria, ni la ley ni los jurados,
ticularmente á la sedición,, son los.cqn¡*- sabrán ser demasiado severos. Si se lle-
cos delitos ó crímenes de que un autor, gara a lograr que nó quedase impune
ó por su defecto el librero ó el im- algún crimen ó delito de estos dos g é -
presor, puede . ser jurídicamente respon- neros, se haría el mayor servicio á los
. sable. . ^ M i b s a i a so L-sj-^-dil «U»- particulares, al estado y á las tetras: á
Es imposible, si la palabra indirecta los particulares, porque su honor y repo-
.se emplea eiv las leyes relativas á estos so no estarían expuestos á los atentados
crímenes ó a . estos delitos; no teniendo del primer libelista; al estado, porque
1 , 7
las sátiras personales atizan y encienden n
)as discordias en su seno, fomentan las cicio d e los poderes. Si la autoridad es
revoluciones, mantienen ó renuevan, las usurpada ó tiránica, la sedición, sea el
inquietudes; y en fin, á las letras, p o r - que fuere el nombre que tome, es una
que aquella licencia es su oprobio, y no g u e r r a , y los que la emprenden corren
puede honrárselas mejor que preservando- los riesgos. Si la autoridad es legítima,
las d e tan funesto y vergonzoso descar- los que la atacan cometen contra la s o -
rio. N o veo algún motivo d e indulgen- ciedad entera el mas enorme atentado.
cia, para el autor de algún escrito c a - E n todos los casos, la rebelión tramada
lumnioso ó injurioso. ¿Quién lo obligaba ó consumada, es reputada crimen, cuan-
á hablar de las personas? ¿qué derecho d o n o sale victoriosa; y todos los actos,
tenia sobre la reputación moral de un comprendiéndose en ellos los escritos e
hombre vivo? ¿y por qué habrá de ser impresos que han podido inclinar ó con-
mas permitido imprimir palabras insultan- c u r r i r á ella, son punibles.
tes, que proferirlas á viva voz en un lu- Teniendo la seducción por su n a t u -
gar público? raleza, un blanco directo y actual, es im-
posible, si no se hace de intento, e x t e n -
Lejos de creer que se deba menos d e r su caracter á simples doctrinas polí-
consideración á los magistrados, á los de- ticas, aunque sean erróneas y peligrosas;
positarios 6 agentes de la autoridad, pien- á reclamaciones contra abusos reales 6
so al contrario que las calumnias ó las pretendidos; ó proposiciones de reforma;
injurias d irijidas contra los hombres p ú - en una palabra á obras ú opúsculos p u -
blicos, tienen mas ó menos , un caracter ramente teóricos. Los jurados no son lla-
sedicioso que agrava el deli to ó el c r i - mados para juzgar de sistemas: una deci-
men. L a seducion es un acto>> directamen- sión doctrinal no seria menos ridicula,
t e atentatorio al imperio de i'as leyes, á d a d a por ellos, que por los doctores de
ia conservación del gobierno, y al e j e r - la Soborna, por los consejeros de los
parlamentos, 6 por los encargados d e las prenta, no resta mas que tomar los me*:
oficinas. E l publico soló es al q u e está diqs de a p r e n d e r indefectiblemente a l
reservado rechazar ó adoptar las o p i n i o - hombre que se hiciere responsable. Este
nes particulares. P e r o los j u r a d o s com- hombre es el autor d e l escrito en que se
p r u e b a n y declaran los hechos d e sedición, han. cometido; y por defecto d e un a u t o r
como los de calumnias é injurias ( i ) . nombrado, conocido y domiciliado, lo es
E s t a n d o determinados p o r una ley el librero ó el impresor. T o d a obra d e -
precisa, los crímenes ó delitos d e la i m - O O*-; B03 ' _ • .•• íjsq U 103UC
lamente imposible impedir hoy la circula?
(r) Repugna hacer mención de otro gé- ciot}. Pero la Italia en eL-siglp x f y . l i q
nero de malos libros, y quizá no seria ne- Visto, nacer ,abominables .producciones, .^ue
cesario designarlo en las leyes de un pueblo effflgue prphjbjdas, _ circulaban.. cmoda^ent^
libre, á cuyo seno las instituciones sabias y q V}ista de-alos:.prelados, algunas veces ent$^
'garantes traerían la nobleza de sentimientos yus. marioj^y¡ de ellas se han.hecho enotraf
y la pureza de los costumbres: los libros obce- lenguas-tradiciones^ infames. Éste .es un des*-
nos no se derraman sino en los pueblos de- PP ser
-tolerado. .en un p ais
gradados por hábitos serviles. 'Por otra .culto.. Es nfcetario que la autoridad pueda
parte, podrían encontrarse algunas dificul- impedir inmediatamente la. exposición púf
tades para caracterizar hien esta especie de Tjjjg.fi y la distribución '4?. estas torpezas.,
libros, para distinguir ciertas producciones vpero sin que resulte alguna persecución- ju?
pòco severas, en que las gracias en la ex- dicial contra las,personas^ al .menos de que
presión., parece templan la licencia de las no reclame^ expresamente ...tontra elembfirr
ideas. La Forttaine, Voltaire, Parny y otros go\ en este caso pertenecería ' aun á los: ju-
- escritores han publicado obras de esta clase; rados reconocer.el hecho de obcepidai^ y por
y cualquier a que sea el rigor de las sen- . su..declaración Jos. distribuidores .serian, sop-
tencias que quieran darse, se ha hecho cier- ' denados á'multas muy fuertes.
berá pues, p a r a ser lícitamente p u b l i - no lo están todáviá: represión de las ac*
cada, distribuida, puesta en venta, llevar ciones criminales, pero libertad ilimitada,
el nombre del impresor, á fin de que este, para manifestar sus opiniones de viva voz
responda en el caso en que no haya j u n - por escrito y por la prensa.
t a d o con su nombre del de un librero- E n las raras épocas en que ésta li-
feditor, ó del del autor mismo; y también bertad habia comenzado á establecerse,
éñ' el caso en que esté indicado como el recurso de sus enemigos fue procla-
autor un personaje ficticio, no conocido ó marla en efecto ilimitada, y abusar de
sin domicilio. Tampoco n a d a impide que esta palabra, extendiéndola hasta la im-
la autoridad exija que despües de la im- p u n i d a d absoluta d e la calumnia, y de la
presión d e todo libro ú opúsculo, se sedición. E n breve aquellos á quienes
oc'úrra, no á pedirle permiso para publi- nada contenia, se entregaron á tales e x c e -
carlo, lo que seria muy absurdo, sino á sos, que para prevenirlos, se restablecie-
advertirla que se publica. Esta forzosa ron poco á poco todas las trabas que h a -
"declaración, y la deposición, entrega v o - bían encadenado á la imprenta; con esta
luntaria dé un ejemplar en íá principal diferencia, que-ei poder arbitrario ha ha-
biblioteca pública, t e n d r á n dos efectos: llado arte para conservar en su p r o v e -
el primero, hacer constante la propiedad cho el desenfreno, destruyendo la liber-
literaria del : a u t o r ó deí librero; y el s e - t a d . Al tiempo que prohibia raciocinar
gundo, indicar la persona responsable, si sobre los intereses públicos, dejaba com-
en un término limitado se viene á descu- pilar diccionarios de calumnias, y de i n -
brir que hay en el impreso crimen ó d e - jurias personales. Algunas veces i m p o r -
ta muy poco al despotismo que el f u r o r
y el delirio se desaten, con tal que la
E u una palabra, proceso y sentencia
razón calle. L o s desórdenes le minis-
si h a y lugar, de los escritos publicados;
tran pretestos contra ella; no lo alarma
pero ningún examen previo de los qiíe
sino el bien q u e la misma querría
ya sea que el estado se encargue tambiea
h a c e r : teme mas a l espíritu de las leyes, al de pagar los ministros, ya sea que no se
emilio, al ensayo sobre las costumbres de encargue.
las naciones, que á los pasquines de los
Algunas veces, en fin, todas las reli-
d e la liga ó de la fronde. S¿be que la- giones han sido indistintamente admitidas
libertad de la imprenta no solo seria una sin privilegio, ni gasto público por al-
garantía individual, sino que a d q u i r i r í a guna.
la fuerza de una institución publica, y
N o tenemos que hacer alguna obser-
bastaría casi sola para la conservación vación particular sobre este tercer siste-
inviolable de todas las otras g a r a n t í a s . ma; establece inmediatamente la libertad
de conciencia. E l primero la destruye r a -
CAPITULO V. dicalmente; y el segundo puede m a n t e -
nerla si no se altera, si los privilegio a
Continuación de la mima materia. que concede á un solo culto, no tienen
consecuencias contra el libre ejercicio d e
J L . / a s leyes relativas á los cultos r e l i - los otros, ni contra la perfecta indepen-
giosos pueden dividirse en tres sistemas. dencia de las opiniones en materias r e l i -
U n i r una religión a las instituciones p o - giosas. Estas opiniones, despues de todo 9
líticas. de un pueblo, mandar á todos los entran en el número de aquellas de que
habitantes la profesen, y prohibirles todas acabamos de hablar; y si el capítulo p r e -
las otras. H e aqui el primer sistema, el cedente nos deja alguna cosa que decir
cual ha estado en uso por mucho tiempo. en este, es en razón d e la influencia p a r -
O t r o consi te en designar una reli- ticular que la intolerancia religiosa ejerce
gión c o n o del estado, y en mantenerla sobre la suerte de los pueblos.
d e cuenta del tesoro público; p e r o p e r - Tenemos, pues, que demostrar por
mitiendo el ejercicio de los otros cultos, una p a r t e , cómo el primero de los tres
sino el bien q u e la misma querría
ya sea que el estado se encargue tambiea
h a c e r : teme mas a l espíritu de las leyes, al de pagar los ministros, ya sea que no se
emilio, al ensayo sobre las costumbres de encargue.
las naciones, que á los pasquines de los
Algunas veces, en fin, todas las reli-
d e la liga ó de la fronde. S¿be que la- giones han sido indistintamente admitidas
libertad de la imprenta no solo seria una sin privilegio, ni gasto público por al-
garantía individual, sino que a d q u i r i r í a guna.
la fuerza de una institución publica, y
N o tenemos que hacer alguna obser-
bastaría casi sola para la conservación vación particular sobre este tercer siste-
inviolable de todas las otras g a r a n t í a s . ma; establece inmediatamente la libertad
de conciencia. E l primero la destruye r a -
CAPITULO V. dicalmente; y el segundo puede m a n t e -
nerla si no se altera, si los privilegio a
Continuadon de la mima materia. que concede á un solo culto, no tienen
consecuencias contra el libre ejercicio d e
J L . / a s leyes relativas á los cultos r e l i - los otros, ni contra la perfecta indepen-
giosos pueden dividirse en tres sistemas. dencia de las opiniones en materias r e l i -
U n i r una religión a las instituciones p o - giosas. Estas opiniones, despues de todo 9
líticas. de un pueblo, mandar á todos los entran en el número de aquellas de que
habitantes la profesen, y prohibirles todas acabamos de hablar; y si el capítulo p r e -
las otras. H e aqui el primer sistema, el cedente nos deja alguna cosa que decir
cual ha estado en uso por mucho tiempo. en este, es en razón d e la influencia p a r -
O t r o consi te en designar una reli- ticular que la intolerancia religiosa ejerce
gión c o n o del estado, y en mantenerla sobre la suerte de los pueblos.
d e cuenta del tesoro público; p e r o p e r - Tenemos, pues, que demostrar por
mitiendo el ejercicio de los otros cultos, una p a r t e , cómo el primero de los tres
.sistemas que hemos distinguido, es siem- las sectas diversas de cada una de ellas
pre funesto; y por otra, cómo el segundo y entre las subdivisiones indefinidas de
puede conciliarse con la libertad. cada una de estas sectas, solo hay una
1. Por lo general, las religiones no excepción que hacer: todo el resto es ido-
se limitan á la pura teología natural ó so- latría, impiedad, blasfemia, ó por lo me-
brenatural, esto es, á los dogmas concer- nos e r r o r , descarrio, desórden. Todos los
nientes á Dios, al alma y á la vida f u - pueblos antiguos, excepto uno solo, han
t u r a . Sucede casi siempre que imponién- abrazado religiones mentirosas ó defec-
donos muchas otras creencias históricas, tuosas; y nosotros consideramos aun hoy
como tales, las que dominan en casi toda
cronológicas, astronómicas, políticas y fi-
el Asia, en gran parte del Africa, en
losóficas, pretenden encerrar y cautivar
g r a n número de estados europeos y a m e -
los conocimientos humanos en el círculo
ricanos. Asi cuando se considera la s o -
que han trazado; y como no existe, ni
ciedad bajo el aspecto general que p r e -
puede existir religión alguna que no se
senta la historia de todos los tiempos y
llame la v e r d a d e r a , como todas ellas pue-
d e todos los lugares, se ve uno obligado
den, por este título armarse de una auto-
á convenir en que el sistema que prescri-
ridad sagrada para impedir los progresos be un solo culto y que excluye todos los
que ía sociedad quiere hacer, se sigue otros, ha extraviado á la razón, viciado
que cuando ejercen en efecto este impe- las instituciones políticas, esclavizado y
rio, a l que es muy r a r o no aspiren, se depravado los hombres sin honrar segura-
acabó la .libertad del pensamiento, y por mente á la divinidad, pues al contrario,
consiguiente de todas las garantías so- ha forzado con mucha frecuencia' á des-
ciales. conocerla, desfigurarla y ultrajarla.
Sin embargo, excepto una, todas las
religiones son falsas. Así, entre las re- Aplicado este sistema á la religión
ligiones principales ya numerosas, entre v e r d a d e r a , no por eso se mejora. Desde
luego hace se la ponga en d u d a , pues s u - sido concluido; pero cada u n o puede bus-
pone que se tiene necesidad de ser e s t r e - car los elementos en la historia, cuyas
chado corporalmente para creerla v e r d a - páginas ensangrientan. M e parece que
dera, y que no brillaría bastante con la los espíritus rectos y los corazones s e n -
luz de sus pruebas y de su d o c t r i n a . E n sibles, no deberían tener necesidad de al-
segundo lugar, la despoja, cuanto es de guna otra lección para a p r e n d e r á r e s p e -
su parte, de los caracteres de justicia y tar todas las creencias y todas las i n c r e -
mansedumbre que debe tener para s e m e - dulidades.
jarse al Dios que adora, la reviste de las
Observando de cerca á los hombres
armas de la tirahia, y la transforma en
intolerantes, se les distingue en t r e s e s -
un poder exterminador. E n fin, la pone
pecies. Algunos arrastrados por un e n t u -
en contradicion con la seguridad indivi- siasmo ardiente, por los hábitos que lo
dual, con la energía de las facultades producen y alimentan, obedecen, p e r s i -
humanas, con la franqueza de las relacio- guiendo á los movimientos d e una c o n -
nes sociales, y con los intereses y con- ciencia ciega, sincera é intratable. Otros
diciones positivas de las asociaciones po- fatigados con sus propias d u d a s , que ocul-
líticas. tan y hacen callar, se irritan contra los
Lucrecio se quejaba enérgicamente que las fortifican expresándolas. M a s hay
de las atrocidades cometidas á nombre de en tercer lugar, otros intolerantes mas'
la religión. ¡Qué hubiera, dicho, si la formidables, que libres de toda creencia
historia de los siglos posteriores hubiera y de toda conciencia, no sostienen bajo el
podido presentarse á sus ojos! Se ha co- nombre d e doctrinas sino sus propios i n -
menzado muchas veces la numeración de tereses. A cualquiera que en materia d e
las victimas inmoladas por la intolerancia religión no hablare su lenguage, porque
en las cuatro partes del mundo. Este este no es mas que un lenguage, lo p r o s -
inmenso y lamentable cálculo, jamás ha cribirán a un tiempo como agresor de
p e r v e r s i d a d . - Saben á q u é peligro se e x -
8 « posesiones, y como censor d é sus a r - pone ¡la sociedad cuando se,• quiere que
terías. Mas tranquila y mas metódica que todo sea a s t u d a j ficción, simulacro en las
las precedentes, esta tercera clase de p e r -
costumbres d e las clases instruidas; que
seguidores es d e cuatro siglos aca la mas
las caras sean más:aras; las opiniones, p a -
numerosa y la mas poderosa. L a segunda
peles; y las conversaciones redes. Pues
nunca ha sido sino auxiliar; y la primera
tales son los efectos mas inocentes de la
reducida á este papel, representaba otro
intolerancia en un país donde por los pro-
mas activo en la media edad. T o d a s t i e -
gresos de las ciencias y de las artes, el
nen necesidad de auxiliarse mutuamente:
entendimiento humano se ha aventurado,
á' las dos primeras podría faltar prudencia
extraviado ó adelantado en caminos d i v e r -
y aun malignidad; la tercera dirige la in-
quietud y el zelo, que aquellas dan las sos, donde del seno de las sectas antiguas
se haB levantado y perpetuado á pesar
perse ? usiones ó escrúpulos que esta no
del brillo y el rigor de los anatemas, m u -
tiene. . chas sectas nuevas, teológicas y filosófi-
M a s todas tres tienen por contrarios
cas, scepticas ó crédulas, zelosas ó pací-
entre los hombres religiosos, á los que á ficas. E s indudable que en tal sociedad
una convicción reflexiva juntan las luces existe en materia de religión gran v a r i e -
del entendimiento, y la rectitud y bondad dad d e sentimientos, y que la violencia
d e corazon. Estos saben que no hay mas que condenaría á disimular todas las d o c -
utilidad que justicia en exijir del que no trinas, excepto una, no contribuiría ni á
cree un lenguage hipócrita y unos h a b í -
a r r a i g a r , ni á propagar esta.
tos mentirosos: saben que toda impostura
Esta violencia, cuando han querido
es irreligiosa, qne el disfras degrada: que
establecerla, ha exijido persecuciones
si el error y la incredulidad son desgra-
atroces, que no podemos ver sin h o r r o r .
cias proscribir por devocion es frenesí,
Se- había inspirado á los creyentes un f a -
y perseguir sin creer, el colmo de la 1
7
igpn
naíismo que" ieHparecia n w | | t o n d a d , su justicia son >reáegatfes al c i e -
sencillo que l a h e r e g i a ó la incredulidad, lo; y la ticafria? <el Dios- i 'de; la tierna,
sé expiasen-eo las llamase-tos proscritos ¡sea que e;l pñdsT civil y.' ©fcfsacerdoaio'jse
no e x c i t á b i r Ínteres, sino cuando parecía -confundan en una sola aiñoo-idad. supref-
dudoso qué-hubiesen "profesado efectiva« -ma, sea que divididos, á, la-vez cómplices
mente las opiniones condenadas; desde' y rivales, sometan el m u n d o al yug¡©bde
que este- hecho estaba ¿confesado ó p a r e - ' su concordia ó lo destrocen - por sus -di-
:
cia averiguado, los-' suplicios vengaban;- senciones. t ¡e v- - r,¡;ut».
según deciati, al cielo; .y los pueblos, -los; i. L o s motivos que d e b e n determina*
reyes, los .-sacerdotes, se agolpaban al á r e c h a z a r este horroroso sistema, se r e -
d e r r e d o r d e las hogueras - p a r a inmolar producen para, aconsejar á los que *esta>-
ó ver espirar, víctimas humanas, bien , ó blecen una religión p r i v i l e g i a d a , pero no
mal convencidas d e un , e r r o r . Esto es lo esclusiva* contengan esté segundo »égií-
q u e se practica todavia en los lugares en men en sus mas estrechos límites, y n a d a
que la Inquisieo.n subsiste; - y por espan- •omitan p a r a que no d e g e n e r e en intole-
tosos que sean estos sacrificios, SOO en rancia.
efecto necesarios donde una sola do?trina.
A l g u n a s personas q u e r r í a n d e s t e r r a r
teológica pretende d e s t e r r a r t o d a s , las
.hasta la idea y la expresión d e religión
Otras. Ninguna barbarie, lo confieso,-pue^
del Estado* Esto es, 4 mi parecer, démá*-
d e jamas superar esta: cometidos ¿ n o m -
í i a d o r i g o r : u n culto p r o f e s a d o d e s d e c a -
bre d e la tifeinidadf e¡>tps crímenes, son
chos siglos por el mayor BÜmero de h a -
seguramente los que-, la ultrajan con nías,
bitantes, puede tener por^su-propia- n a t u -
escándalo, y h o r r o r ; ; pem-i,-..este precio se
raleza y por tan largos hábitos, bastantes
mantiene exclusivo m clero, que sin lie«
relaciones, con la moral-publica p a r a ' q u e
g a r á e x t i r p a r las ^ e c t ' p . que t e m e r é * *
merezca se l¡e ponga e n t e i numero de las
tiende y p e r p e t u a , su;. imperio. Dios,;
-instrucciones propias á mantenerla. 1 L o
esencial es c o m p r e n d e r bien que ib- que bria ya garante; Mas las largas disputa*
.Ofende á lar libertad, jamas mejora las eos del sacerdocio y el imperio han compfis
lumbres, y. q u e entre todos los pueblos el c a d o los detalles en que sería necesaria
mas expuesto/á depravarse es el q u e con.- e n t r a r para determinar las relaciones del
sserva menos garantías. Por esto los legisr gobierno con el culto que le convíene.mán-
i a d o r e s sanios comienzan .por d e c l a r a r sin tener y con' el clero que le a g r a d a asala-
alguna suerte de restricción, que » c a d a r i a r . Bástenos suponer que la autoridad
« u n o profese su religión con una misma civil quedará plenamente independiente de
« l i b e r t a d , que cada uno obtiene para su t o d o establecimiento religioso*, que el prin-
« c u l t o la misma protección," y si añaden cipe no depondrá su corona sobre el alta*
que »sin embargo, tal religión es la del y no se dejará quitar por cualquiera que
» e s t a d o , " lejos de modificar ó debilitar sea, el derecho y os medios de protejer
un derecho fundamental por.su hecho par- las personas, las propiedades, la industria
t i c u l a r , presentan solamente este hecho y libre circulación de las luces.
como no excluido por el derecho que lo Los gastos del culto declarado na*
limita. cional se soportan por todos los habitan-
L a existencia d e una religión del es- tes, comprendidos los q u e . n o lo profesan.
t a d o da lugar á precauciones importantes^ E s t a condicion*:,que podría parecer d u r a
d e l a s cuales unas interesan de un modo si los gastos fueran enormes* resulta in:«
m a s directo al gobierno, y las otras á los •mediatamente de lá hipótesi de una reli-
gobernados. L a s primeras, aunque no to- ligion del estado; y la obligación de c o n -
quen inmediatamente al asunto que trato tribuir á este gasto es incontestable, como
•no le son extrañas; porque si la autoridad la de abstenerse.de todo acto tentatorio
¿civil-sufriese el yugo de un pretendido a l pleno ejercicio d e este culto en lo. e x -
poder eclesiástico, todas las garantías i n - terior de sus templos. Ciertamente, si este
dividuales serían aniquiladas, pues no ha* mismo respeto, .es, garantido ios otros
? W
de ciertos^ preceptos religiosos hasta: loá-
-Citiíos, con ma§ razón déheí-serlo al qu'e
actos de la vida privada -y basta los d e -
distingue la ley* Mas ved .aquí por que
talles de los hábitos domésticos, las garanv"
¿caminos puede esta distinción transfor-
tías prometidas á los otros cultos se h a r á n -
m a r s e eri uca dominación absoluta y es-
mas y mas ilusorias.
clusiva.
Í Se volverían casi nulas, si se enco-'
Desde luego, si este culto extiende
mendasen los ministros del .cuito privile-•
sus ritos solemnes, f u e r a del recinto de
giado ó de o t r o cualquiera, de algunas f u n -
sus templos, y si en sus excursiones exige
ciones civiles; si- se les hace redactores y
-de los que no lo practican, ciertos home-
depositarios:de los actos que comprueban
íiages ó ciertos servicios, les roba eviden-
los nacimientos, los matrimonios, los m u e r -
t e m e n t e su independencia y les prescribe
tos, y fijan el estado de las personas. N o
actos estraños ó. contrarios á sus opinia-
estaría lejos de esto el someter las clausu-.
nes religiosas. Estas ceremonias exteriores las del contrato matrimonial y las c o n d i -
d e raras s e l l a r a n frecuentes^ casi diarias, ciones de su validez á estatutos p u r a m e n -
•pondrán un gran número d e personas ba- te eclesiásticos. Q u e una religión dirigién-
•jo el y u g o d e usos" que les repugnen y de dose á las conciencias de los que la p r o -
reglamentos -pueriles y arbitrarios; pro*- fesan, les recomiende ciertas practicas; q u e
vocarán, en fin, los insultos, las que pellas se las presente como obligatorias; que ios
A
•y.las vejaciones. .:.. •• i i? aparte de acciones contrarias á sus m á -
Si despues, transformando en leyes ximas y á sus estatutos, sea en buena
d e policía general los deberes particula- hora, pues el ministerio sacerdotal se ex-
r e s que « este culto impone á sus sectarios, tiende hasta eso. Pero n el orden social
•se restriftge en ciertos--dias la actividad el contrato del matrimonio queda como
•de los trabajos de todos, la libertad uni- todos los otros, bajo el Imperio de las l e -
-versal de la industria sy del comercio; y yes, civiles; .y estas se hacen intolerantes,.
« i poco á poeo se e x t i e n d e la dominación
desde ei momento en que toman sus p r i n - . >37 •
cipios y sus disposiciones de una doetri«* b'tttrarias a las doctrinas religiosas; se
na religiosa. Alterados de esta- manera; mancillarían las reputaciones, se amena-
zaría á las propiedades y aun se p r o t e s -
cesan evidentemente de garantir la líber-,
taría coritrá las garantías d a d a s por las
tad de las conciencias, y comunican á una
leyes. L a impunidad de estas difamacio-
religión el poder coactivo que no debe
nes y de estas provocaciones sediciosas no
pertenecer sino solo á ellas.
dejaría lugar á creer ni la libertad de las
En breve el clero se convertiría en: conciencias,' ni la fuerza del gobierno, ni
un poder y osaría tomar el título; dis- el imperio de una constitución.
tinguiría en el mundo dos poderes, el su- ¿Pero quién puede decir hasta qué
y o que llamaría eclesiástico, espiritual, punto serán comprometidas todas las g a -
sagrado, divino, y el poder vulgar de los rantías, si teniendo ia religión del estado
príncipes temporales y de los magistra- un primer pontífice f u e r a del mismo esta-
dos civiles. Pretendería tener sus tribu-- d o , este ge fe extrangero, independiente de
nales, su jurisdicción, su jurisprudencia, las leyes nacionales, puede pretender ser
transformaría su ministerio pastoral en el regulador; si sus decretos, sus senten-
una autoridad pública, y en lugar de es- cias, anatemas vienen á herir á las p e r s o -
ta confianza puramente voluntaria que nas y á las cosas, á las leyes y aun ai-
pueden obtener las exhortaciones de los mismo príncipe; si se abroga el derecho
sacerdotes, como los consejos de los mé- de disponer de los dominios y de las r e n -
dicos- exigiría una sumisión propiamente tas públicas, de crear y gobernar c o r p o r a -
dicha á sus sentencias. ciones, de establecer y de sacar i m p u e s -
Por un extraño abuso de la predi- tos, de reformar todo lo que habrá califi-
cación pública Se nombrarían ó designa- cado abuso ó desorden; si concediendo ó
rían las personas, cuyas opiniones y ac- denegando gracias asocia muchos i n t e r e -
ciones perecerían, con razón ó sin ella, . ses particulares á los suyos propios para
18
-f38
fomentar las discordias y p a r a influir, s e - chos de estado y la suerte de las perso-
gún las circunstancias, >a,sobre los deta^ nas? Supongamos que un pontífice supre-
lies de la administración, y a sobre los mo^ después de haber dispuesto en uno de
mas grandes movimientos poéticos; si süs decretos de los dominios y de las ren-
uniendo las funciones sacerdotales á un tas de un estado, que no es suyo, despues
poder temporal, y confundiendo siempre de haber creado, modificado y dotado a l -
estos dos títulos para sostener y engran- gunos estableéimientos públicos: amenaza-
decer el uno por el otro, se pone en po- do bajo los nombres vagos de abusos y
sesión de modificar tanto por sus tratados desórdenes, las garantías dadas por la ley
Como por sus decretos el régimen interior fundamental á las propiedades, á las in-
de un pais que no gobierna? Después que dustrias y al estado civil de las personas;
este pontificado ha amenazado tantos tro- supongamos, digo, que termine su decre-
tal diciendo: en el nombre de Dios, a n a -
nos, cuando se sabe que no reconocía la
tema á cualquiera rey ó súbdito, ciuda-
independencia de ellos, cuando no cesa de
dano ó representante, gobernante ó g o -
protestar contra la libertad de las con-
bernado^ que tenga la presunción de opo-
ciencias, ¿como esperar Jque se la pondrá
ner la- menor resistencia á ünas usurpa-
fuera de sus tiros, á menos de que no se
ciones tan repugnantes: seguramente el
declare mas altamente que nunca, que el
pais donde tal escrito fuere publicado c o -
ejerce, en cuanto pontificado, algún p o -
mo una ley ó en consecuencia de una l e y ,
der exterior; que sus exhortaciones reli- renunciaría con solo éste hecho, no solo
giosas no pueden tomar el carácter de le- de toda libertad individual de conciencia^
yes políticas, civiles ó penales; que sus sino de todo resto'de dignidad nacional.
actos, en fin, sea el que fuere el nombre
con que los califique, no puedan en nin- L o s ministros de la religión del es-
gún caso, ni en ningún género de nego- tado no son á los ojos del misino mas que
cios modificar, en lo temporal, los d e r e - unos oficiales de moral pública, daño ád
Jos pueblos lecciones, y &i ¿e puede,
te, se extienda sin distinción ni restricción
plos de virtudes, presidiendo al culto d i -
á todas las opiniones religiosas. N o hay
vino, y extendiendo por las-solas vías de
que esperar grandes ventajas de estas dis-
la instrucción y de la persuasión, e l \ c o r
'cusiones teológicas; pero tampoco es de
nocimiento de los dogmas religiosos natu-
temer se prolonguen bajo^ ün régimeñ ; ; -sá-
rales ó revelados; pero no ejerciendo aur
bio. C u a n d o en efecto.las conciencias son
toridad alguna directa y propiamente di-
puramente Ubres, todos^itos escritos ¡po-
cha, no mezclándose en algún ramo de ad-
lémicos pierden su calor, y su interés, 'y el
ministración y de legislación, y no coar-
entersdimiento humano se dedica á e s t u -
tando á persona alguna á practicar cier*
dios mas pacíficos. Dejkn de contradecir-
tos preceptos, á creer ó no creer ciertas
se los dogmas religiosos, luego que a n u f i -
doctrinas.
ciados y no p'rescriptos, ofrecidos y no
Sería una burla prometer la libertad impuestos, no amenazan á algún derecho
de conciencia, si teniendo el cuito privi- individúa^ ni algún Ínteres civil, fii algu-
legiado, como le importa tener, libertad na relación política. Mas la persecución
de aprobar por discursos y escritos públi* pone en ja; nedesidad y :da algunas veces
ees la verdad de su propia doctrina, y el talento de escribir: las apologías- de
por consiguiente de refutar y combatir las las d o c t r i n e s proscritas se escriben á la
doctrinas contrarias, estos hubiesen de luz de las hogueras encendidas por los
quedar condenados al silencio, privadas proseri^res, P u e d e citarse anatema que
de los medios de defender y de examinar h a hecho .componer tres mil volúmenes de
á su vez aquella de que sin cesar tendrían téologfa en pro ó en contra de una sola
que temer los ataques por todos aspecto* obra. jCUifnras experiencias serán'todavía
tan formidables. E s , pues, necesario que Recesarks p a r a que se conozca, en fio, que
la libertad de imprenta, tal como la h e - ya sea que se t r a t e de la verdad, ya' del
mos considerado en el capitulo preceden-: Srror, i* sangre de los. mártires es la s e -
miHa de loí creyentes, y que de las ceni- particular conuna libertad igual, y o b t i e *
zas de un, libro bueno ó malo solamente ne para su culto la misma protección. Pero
quemado debe salir una biblioteca? conceder asi á muchos de nuestros con-
, - J o d o s los argumentos contra la libre ciudadanos el derecho de no profesar la
publicación de las opiniones en materias religión del estado, y quitarles el de e x -
religiosas, se reducen á dos especies: los plicar por qué no la profesan, sería per-
mutarles y prohibirles á un tiempo una
unos son sugeridos por una persuasión v i -
misma cosa; no gozarían ciertamente una
v a , y los otros tomados de consideracio-
libertad igual á la nuestra, ni obtendrían
nes políticas. Se repele esta libertad ó co-
la misma protección, si privados de la f a -
mo que ultraja á la misma divinidad ó
cultad de justificar públicamente su incre-
como que conmueve las bases del edificio
dulidad ó su creencia, se viesen condena-,
social; no tolerándola, se cree defenderse
dps á oír decir todos los dias que no tie-
la causa de Dios ó de la sociedad^ moti-
nen razón, sin'poder jamas dar pruebas de
vos sumamente respetables, y á los que que la tienen
nada habria que oponer, si los peligros
que suponen fuesen reales. Esto es lo que E n segundo lugar, indagamos aquí
examinaremos; pero para que la cuestión cuales deben ser las garantías sociales, no
se fije bien, es indispensable detenernos eti solamente en ciertos países, sino en todos
4os observaciones preliminares. los pueblos, comprendidos aquellos, en que
una religión falsa es la del estado. En es-
E n primer l u g a r , es necesario tener
tos sin duda la prohibición de los es-
presente que no discurrimos en la hipótesi
critos contrarios al culto natural, no g a -
deoHna religión, exclusiva, y de la prohi-
rantiría sino el error, la perpetuidad de
bición absoluta de todas las doctrinas e x -
los males que engendra y de las d e s g r a -
cepto una sola, de todos los cultos fuera
cias que trae consigo; y el establecimiento
del)que el estado prefiere. Suponemos al
dé las misiones extrangeras. prueba que
contrario que cada:uno profesa su religión
c#44 . . . •4$"
cre'emas útil y legítimo derramar las l u -
ces en el seno d e estos infelices países. Sin han cometido bajo su imperio; pero todas.
embargo, los que lo gobiernan tendrían á las experiencias que han podido hacerse
su disposición todos los argumentos que hasta ahora en la materia,,, prueban que •
los hombres se hacen mejores y mas feli-..
sirven para repeler la publicación de las
ees á proporción que son menos crédulos,
doctrinas opuestas á una religión domi-
y menos esclavos; la autoridad legítima se
nante; comenzarían por declarar que su
afirma tanto mas, cuanto confunde menos
religión es la verdadera, y partirían d é
el respeto que le debe- la razón pública
este punto para impedir discutirla: alega-
con el crédito popular que usurpa y pier-
rían razones de estado; insistirían sobre
de tarde ó temprano la impostura. G u a r -
los peligros de las controversias; y si por
daos de asociar los intereses del pader con
casualidad estuviesen ellos mismos desen- tinas ilusiones, que á pesar de tantos gas-
gañados de las supersticiones de un pais, tos prodigados para su conservación, vos
se atreverían quizá á representarles toda- no podéis mantenerlas sino haciendo c a -
vía como las únicas bases que debe darse llar á los que no son seducidos por ellas.
á la moral en el espíritu grosero del vul- E l hometiage debido á la religioo
go. N o , les diriamos, estas creencias, si v e r d a d e r a , es distinguirla como la única
son forzadas, no serán prendas de buenas <que nada tiene que temer de tina discu-
costumbres: ellas han sido al contrario las sión, libre. N o hay mas que un medio
causas inmediatas de los" mas frecuentes para suscitar contra e l k dudas peligro-
desórdenes, y de los mas abominables crí- sas y que le cueste trabajo disipar; y
menes. Seguramente so sería demasiado este es el de no sufrir que se la contra-
vuestro celo en mantener por la violencia d i g a . Vosotros que la reverencias como
vuestras.supersticiones antiguas, si fuera un beneficio del cielo, descansad por lo
cierto que sin ellas debiesen los hombres que toca á su conservación sobre su d i v i -
cometer todavía mas crímenes que los que nidad, mucho mas que sobre los cuidados
casados, de los súbditos, de los ciudada-
particulares que toma cada dia, para man- nos, que exige la vida social. L a equidad,
tener su influencia, el estado que la ha de- la beneficenciá y las buenas costumbres,
clarado por suyaj y pues que por otra han sido recomendadas y predicadas con
parte sufrís que muchos de vuestros con- emulación por casi todas las sectas anti-'
ciudadanos no la practiquen, dejadles ta guas y modernas. L a mayor parte ha a s -
facultad de exponer los motivos que los pirado á la perfección de las virtudes h u -
•determinan á ello. ¿Qué teméis de la pu- manas: los Jesuítas han sido casi los ú n i -
blicidad de estos motivos, vosotros que cos que hayan intentado justificar los des-
estáis convencidos de su extremada debili- órdenes y atentados que las leyes repri-
dad, vosotros que teneis una fé que repo- men, y que hayan enseñado una teología
sa sobre firmísimos cimientos? Sería una maléfica. Por lo ordinario la moral p r o -
manera extraña de estar seguros de la piamente dicha, aqu- lia que interesa á los
bondad de vuestra causa, el imponer si- gobiernos y á los pueblos, permanece sa-
na al lado de las diferentes doctrinas teo-
lencio á la parte contraria. Desespe-
lógicas, excepto cuando estas son intole-
rando triunfar si no habláis solos,. esta-
rantes. Quitad, pues, la intolerancia, ( * ) y
blecéis,la prevención mas favorable á vues*
tros antagonistas, y les concilláis mas su-
suf.agios que los que hubieran obtenido (*) No pretende el editor de esta obra ha-
defendiendo una mala causa. cer suyas todas las opiniones que vierte el
Agreguemos que la moral pública de autor de ella en este y otros capítulos; pues
ninguna manera se compromete por estas está muy a geno de estimar útil ni justa la
controversias. Disputando sobre las creen- tolerancia civil de cultos en nuestra posicion:
cias y las prácticas necesarias para evitar sin embarga, el Criticar 'una ley establecida
las penas y merecer las recompensas de la y mostrar sus inconvenientes, tan lejos está
Otra vida, se acuerdan sobre las obliga- de Ser un crimen, que es una acción laudable
ciones de los hijos, de los padres, de los
Ú9 , .
tddoslos cultos contribuirán á mantener el privilegiada, conduciría á la esclavitud ,
orden sobre la tierra í la verdadera reli- absoluta de la imprenta. ¿No sabéis que los
gión tendrá de mas la ventaja de enseñar teólogos han pretendido detener el pro-
mejor el camino del cielo, Ínteres sagrado greso de las ciencias, que han anatemati-
sin duda, pero cuyo cuidado debe ser de- zado el sistema del mundo, vuelto á h a -
jado á nuestras conciencias, si no quereis llar por el genio; que han hecho expiar
transformar esta religión benéfica en una á Gaiiieo sus observaciones y sus descu-
tiranía e x t e r m i n a d o s . Puesto que la fe es brimientos; que pronuncian decisiones i r - .
un don de la bondad divina, no podrá ser refragables sobre la cronología y los ana- ,
una ley que el poder humano imponga. les de los antiguos pueblos; que preten-
den sujetar la historia á sus tradiciones
Observad, en fin, que la prohibición
doctorales, y sobre todo, reducir á la e n - ,
de los escritos contrarios á una religión
, .„...I | — ¡II f , señanza de sus escuelas todos los géneros
en cualquiera ciudadano: bajo este punto de . de conocimientos ideológicos, morales y
vista deben considerarse las doctrinas del ai*-- políticos que designa la palabra filosofía?
M a s la misma elocuencia, la poesía, las
tor en el capítulo precedente.
producciones puramente literarias, ¿que
El no incita á la desobediencia de lal
trabajos no tienen para que las encuentre
leyes; quiere que estas se reformen, y par ortodoxas? ¿Qué de libros antiguos y m o -
eso hace presentes las razones que hay para dernos habrán de excluirse de las biblio-
variarlas. Decir que tal ley debe variar scr tecas clásicas, qué de páginas habrán de
es expresar una opinion verdadera ó falsa, quitarse de les mejores libros, si nada de-
que si se hace con la debida moderadoes be ofender directa ni indirectamente algu-
un acto lícito y laudable. Decir qne no debe no de los dogmas, de los preceptos, de los
obedecerse la ley ó pretesto de ser injusta ritos y de los innumerables detalles que
es un crimen. El autor cumple con lo primer tocan de cerca ó de l e ^ s á una teología
ro,y está muy ageno de fomentat lú segundo. dominante?
?5°
, ^ Muchísimas veces se ha demostrado
jar y asegurar los derechos individúales
la impropiedad de la palabra tolerancia. de los demás habitantes. L a mayor parte
Parece que no expresa sino una gracia, de las monarquías eran absolutas, y la
una"concesion provisoria: humilla y ame- historia dé aquellas en que el p.oder del
naza mucho mas que garantiza. L a liber- príncipe habia recibido algunos límites,
tad de las conciencias seria al contrario está llena de actos arbitrarios y de aque-
una condicion generál, lionrosa, irrevoca- llas inquietudes interiores que siempre in-
ble de la asociación política;'mas sin de- dican la ausencia, la suspensión ó la im-
tenerse en la palabra, que se pueda en perfección de las garantías. En las repú-
efecto profesar, sin trabas y sin peligros, blicas se atendía muchísimo mas á l a par-
todo genero de opiniones religiosas y no te que cada uno tendría en las delibera-
religiosas; esta justicia ha sido hasta la ciones y resoluciones políticas, que á la
presente tan rara, que deberá considerar- seguridad de las personas y de las pro-
se como un beneficio. piedades, que al libre ejercicio de la in-,
dustria y de las opiniones. Todo se sacri-
ficaba en ellas á los intereses generales
CAPITULO VI. que se consideraban como distintos de
% todos los intereses particulares, y que. en
pe los Gobiernos que deniegan expresamen- efecto frecuentemente se cpnsiliaban muy
te las garantías individuales.. mal con eiios. Se aspiraba á una especie
de grandeza nacional compatible con el
mal estar doméstico de la mayor parte
J S n las naciones "antiguas era negada de los ciudadanos. L a s disenciones per-
toda garantía individual á una considera- petuas, y algunas veces violentas entre las
ble parte de la poblacion retenida en la ciases ó entre los partidos, eran al p a r e -
esclavitud, y se cuidaba muy poco de fi- cer el único modo de ser que conviniese á
?5°
, ^ Muchísimas veces se ha demostrado
jar y asegurar los derechos individúales
la impropiedad de la palabra tolerancia. de los demás habitantes. L a mayor parte
Parece que no expresa sino una gracia, de las monarquías eran absolutas, y la
una"concesion provisoria: humilla y ame- historia dé aquellas en que el p.oder del
naza mucho mas que garantiza. L a liber- príncipe habia recibido algunos límites,
tad de las conciencias seria al contrario está llena de actos arbitrarios y de aque-
una condicion generál, lionrosa, irrevoca- llas inquietudes interiores que siempre in-
ble de la asociación política;'mas sin de- dican la ausencia, la suspensión ó la im-
tenerse en la palabra, que se pueda en perfección de las garantías. En las repú-
efecto profesar, sin trabas y sin peligros, blicas se atendía muchísimo mas á l a par-
todo genero de opiniones religiosas y no te que cada uno tendría en las delibera-
religiosas; esta justicia ha sido hasta la ciones y resoluciones políticas, que á la
presente tan rara, que deberá considerar- seguridad de las personas y de las pro-
se como un beneficio. piedades, que al libre ejercicio de la in-,
dustria y de las opiniones. Todo se sacri-
ficaba en ellas á los intereses generales
CAPITULO VI. que se consideraban como distintos de
% todos los intereses particulares, y que. en
pe los Gobiernos que deniegan expresamen- efecto frecuentemente se cpnsiliaban muy
te las garantías individuales.. mal con eiios. Se aspiraba á una especie
de grandeza nacional compatible con el
mal estar doméstico de la mayor parte
J S n las naciones "antiguas era negada de los ciudadanos. L a s disenciones per-
toda garantía individual á una considera- petuas, y algunas veces violentas entre las
ble parte de la poblacion retenida en la ciases ó entre los partidos, eran al p a r e -
esclavitud, y se cuidaba muy poco de fi- cer el único modo de ser que conviniese á
estas sociedades, la condicíon necesaria de prevalecer. L a libertad es e n , s í tan Sala-
su existencia, de su energía y del brillo d a b l e , que su imagen desfigurada d e aquel
de que gustaban cubrirse. Debemos con- modo, tuvo poder t o d a v í a p a r a llevar la
fesar que este sistema no es el menos apro- industria y las artes á adelantamientos q u e
pósito para desarrollar las fuerzas mora- no-baciañ en otras partes. Pero las insti-
les del hombre; puede abrir á los talen- tuciones góticas sufocabán estas, débiles
tos, brillantes caminos, y poner á la vir- semillas de independencia, que no p u d i e -
ron, d e s a b o l l a r s e bastante p a r a producir
tud en situaciones heroicas. E s de creer
en algüná d e estas repúblicas un brillo
que las costumbres, los hábitos y las ideas
comparable á a q u e l con que b r i l l a r á n
que supone, se han perdido para siempre;
siempre eq los anales del m u n d o las repú-
unos trabajos mas divididos, una industria
blicas d e ¡a a n t i g ü e d a d . P o r lo demás en
mas activa, un comercio mas extenso y
todos los lugares d ó n d e son mal conoci-
unos conocimientos mas precisos, han da-*
dos ios derechos civiles, en cuya sola con-
do otras necesidades é impreso una dírec"«
s i d e r a r o n son necesarios los derechos p o -
eion muy diversa á los actuales pueblos líticos, el destino d e estos no es otro que
de la Europa. t r a e r tempestades y extinguirse en medio
E n la media edad se formaron, prin- de calamidades.
cipalmente en Italia, algunas repúblicas,
donde el ejercicio de los derechos de ciu- :E1 c u a d r o general que, exceptuando
dadano y una especie de régimen muni- ó sin exceptuar algunas r e p ú b l i c a s , . nos
cipal, templaban, limitaban, anulaban la ofrecen les siglos d e ía medía e d a d , es el
tiranía de los Seúore..; pero asegurando á de- Veinte pueblos r e t e j i d o s en los mas
las opiniones populares y dominantes ufi p r o f u n d o s abismos d e la s e r v i d u m b r e , de
despotismo absoluto, y dejando á las per- la -ignorancia .y. de la miseria. Alii se des-
sonas y á las propiedades expuestas á los c u b r e n todos lbs medios que' c o n t r i b u y e n
-á s u b y u g a r por l a r g o tiempo á l a especie
atentados de cada facción que llegaba á
humano, y reanimado la actividad públi-
humana: invasiones, conquistas, usurpa-
ca á tal punt'ó, que los gobiernos para
ciones, instituciones feudales, barbarie y
persistir en negar las garantías indivi-
confusion de las leyes, guerras intermina-
duales, se vieron obligados á soltar por
bles, expediciones lejanas, proscripciones,
lo menos, promesas, á hacer transaciones
incendios, carnicerías, intolerancia reli-
6 concesiones, ya reales, ya mentirosas, y
giosa y dominación del poder pontificio.
a inventar incesantemente nuevos artifi-
Estas son las condiciones con que los prín-
cios para depravar las costumbres y com-
cipes compran la felicidad de extinguir
primir el vuelo del pensamiento. Sin e m -
las luces y las garantías, y de privarse de bargo, no han logrado mas que hacer mas
ellas ellos mismos. Este régimen de fierro, tardía y menos completa la emancipación
que parecia indestructible, se ha debilitado de los pueblos Lentas ó violentas r e v o -
sin embargo, por g r a d o s ; y cuando se luciones políticas, comprendidas en ellas
buscan las causas de su decadencia, es uno las que se llaman religiosas, han llenado,
conducido, para descubrir las primeras, á A s i sin interrupción, el curso de estos
los tiempos mismos en que gozaba de su cuatro últimos siglos, y manifestado la lu-
mayor fuerza. Tales han sido sobre todo cha que no dejaba de existir entre las se-
jas contiendas ya entre el Sacerdocio y el millas vivaces del nuevo estado social, y
Imperio; ya entie los monarcas y los se- los restos inanimados de las instituciones
ñores; tales los combates que se daban en- de 1¿ media edad. Se cita como uno de
tre sí las sectas perseguidoras; tales, en los mas tranquilos'un país en que despues
fin, aquellos armamentos insensatos que del año de 14.00,"se ha hecho la pragmá-
despoblaban la jguropa, pero agitaban los ticá, resistiendo al concordato, rechazado
pueblos y los disponían á instruirse. los decretos del Concilio de Trento, pro-
clamado las libertades de la iglesia nacio-
Desde los principios, del siglo quin-
nal y recibido lo peor que se ha podido
ce otras disensiones y muchos descubri-
mientos han ilustrado al entendimiento
fe« bulas que se decían d o g m á t i c a s : un bian'hecho sentir la necesidad, y poco ai
pais e n que se lian encendido lr=s g u e r r a s ' poco conceller Ja idea de las^árantías que
civiles bajo los nombres d e b i e n ' público, sé obstinaban en negarle, y que ha pedido•
d e liga y d e f r o n d e ; en" que l a s d r a g o n a - «n 1 7 8 9 por votos-libres y tranquilos, au*
d a s y un edicto proscripto? no h a n poHK ténticos y unánimes.
d o d e s a r r a i g a r el protestantismo; en q u e ' Que utià vasta revolución solo sea 1
las persecuciones h a n h o n r a d o y p e r p e - b é f a de un corto número de ambiciosos,
t u a d o otra secta religiosa: en que los a n a - ' que haya'reventado en el seno de un gran
temas y decretos h a n Hecho mas c é l e l e s ' pueblo y lo haya agitado todo entero, 1
á los escritos y á los escritores contra mal de su grado, y sin su concurso-, es
quienes se d i r i g í a n ; en qué los p a r í a m e i i - ' uria suposíejon pu??il. Este pueblo habrá'
tos d e s t e r r a d o s , depúes'tós, renovados, po'didd muy bien sentir que. era llevado
vueltos á llamar, se han. .visto' siempre r o - íbera de los límites que él se prescribiera;
d e a d o s de homenages c u a n d o resistían .habrá reprobado" los excesos, y pesádole
p o d e r a r b i t r a r i o , siempre' despreciados' haber consentido en el establecimiento f
como él c u a n d o le servían d e i n s t r u m e n - eng'randecímítnfo de ciertos poderes; pe-
tos ó d e órganos; u n país en qué <3e feis r o si Sus .necesidades, sus sentimientosj
r e y e s desde i 5 8 9 hasta X79*3í tr'esí h a n sus opiniones no hubiesen provocado 8
p e r e c i d o d e muerte violenta, víctimas d e auxiliado los primeros movimientos, si s¿
diversos fanatismos, sin' h a b l a r d e o t r o hubiera negado á aplaudirlos y tomar
c u y a v i d a fue a m e n a z a d a en 1 7 S 7 : : parte eñ ellos, todo se hubiera reducido
q u é t a ñ í a s a giraciones, e n ' e l seno cfeí mas' necesariamente á tentativas que el gobier-
dulce, y sociable d e los pueblos, y cbjnq no hubiera reprimido completamente. Cual-
PUdo, en fin, precipitarse' eh una réyo.'ú- quiera gran mutación que se ejecuta á pe-
cion t a n terrible? P o r q u e su misma s c c i a - sar del gobierno en eí sistèma político de
b i l i d a d , su industria^ süs progresos le* l i a - tina nación, sjn intervención de fuerzas
extrangeras, es querida, consumada y . . ... .. , .. . .
aprobada por ella; y cuando despues de progresivos 6 retrógrados son sacudimien-
veinte y cinco años vienen á atribuirle el tos; no es posible detenerse en algún pun-
derecho de negarlá, es una adulación c a - to, E n vano se querría transportarnos á
lumniosa, igual á la que le dirigían los cualquiera época tomada de la mitad del
promotores de los excesos y de los críme- siglo quince en adelante: en ninguna po-
nes cuando unían á ellos su nombre. L o dría mos fijarnos, como no lo pudieron
que le pertenece y no pertenece sino á nuestros padres. L a s que encontráse-
ella sola, es la reclamación de las g a r a n - mos duras provocarían amargas quejas; y
tías individuales; reclamación siempre tan las mas dulces favoreciendo nuestros p r o -
gresos, nos llevarían ácia el término don-
v i v a cuando es libre, que se confunde con
de son perfectas las garantías. Sería, pues,
^os primeros esfuerzos que tienden á s a -
necesario volvernos á la media edad y
tisfacerla.
cargarnos con cadenas mas pesadas que
Si estas observaciones son justas, es
las que hicieron encorvar á nuestros an-
necesario concluir que un pueblo ilustra- '
tepasados; porque hemos adquirido mas
d o, sensible, industrioso, á quien se d e -
elasticidad, y casi no es posible compri-
niegan estas garantías, queda en un esta-
mirnos como á ellos sin rveentarnos. E s -
do crítico, durante el cual las tempestades
ta media edad merece por todos títulos
se forman, se acumulan, truenan ó revien- estadiarse profundamente, fís la edad
tan. L á prudencia pide que se le haga g o - fierro del género humano; pero la de o r o
zar de los derechos que reclama, ó si se de los opresores: y no ha faltado á las r¿_
puede que se le haga perder la esperanza lanías de aquel tiempo sino el arte ¿ e
y ?un la idea, reundiéndolo en las tinie- convenirse entre sí, y de no debilitar p o r
blas. E n t r e estos dos extremos no hay mas sus disensiones la temible liga que ha(v; aR
que visicitudes y jamás estabilidad. Se formado contra los pueblos. L a antip t ! f > -
avanza ó se retrocede, y todos los pasos dad, dígase lo que se quiera, no ofrece
i ejemplo de un yugo tan pesado como .el ; Í6r
que imponían a nuestros miserables a b u e - rOn realmente t a n licenciosas como s e r -
los, tantas.instituciones despóticas,, milita- viles se darán por emblemas de la cor-
res, feudales, sacerdotales, monásticas ^ v tesanía y del honor.
escolásticas, imaginadas . ó p e r f e c c i o n a r á s Creo que jamás se logrará con doc-
desde el siglo sexto hasta e l catorce. P e - trinas repelerla demanda de las garanr/as
dia decirse que la. almá "humana, r e n u n - individuales. ¿Qué puede decirse en efecto
ciando de toda o t r a h a b i l i d a d , . h a b í a c o n - á ios hombres para probarles que deben ser
sagrado exclusivamente sus facultades,. y esclavos y no subditos, poseídos y no g o -
. empleado sus f u e r z a s en f o r j a r - sus p r o - bernados, pertenecer á muchos señores ó
pias cadenas. Por esto vemos q u e los o p r e - á un solo señor absoluto? ¿Habria auri
o sores vuelven incesantemente los ojos.ácia atrevimiento para expresar tal consecuen-
aquella época porque suspiran. ; Q u e un cia, despues de les argumentos destina-
a v e n t u r e r o llegue á u s u r p a r el poder s u - dos á establecerla?
p r e m o , se a f a n a r á en recoger los nombres, V e d cuales son estos argumentos se-
las imágenes, t o d o s los restos d e aquellas gún que he podido comprenderlos:
w
instituciones ferruginosas, y se esforzará Nunca conviene Constitución; es
á rehacer pieza por pieza el terrible e d i f i - >rsiempre uri manifiesto de anarquía, una
cio, R e u n d i r á á las artes mismas en esta b señal de discordia y uñ obstáculo in-
b a r b a r i e : v o l v e r á n los. usos, las c o s t u m - »-vencible al ejercicio de la autoridad le-
bres y las decoraciones góticas: no. se h a - »rgítima. Cuando mas podría admitirse en
b l a r á sino de C a r i o M a g n o , d e j o s P a l a - « el plural solamente, el empleo de esta
dines, d e ios.Señores de Castillos, ^de. los » palabraconstituciones^ aplicándola á las
Caballeros y d e los; T r a b a d o r e s . elo- >> diferentes leyes fundamentales de un
g i a r á la n a t u r a l i d a d de las producciones « estado, no reunidas en Un solo código.
mas insípidas; y unas costumbres que f u e - Pero aun vale mas que estas leyes no
»> esten escritas en ninguna parte, sino
a i
v que subsistan por sí mismas en las ideas » y los principios inmutables de una re-
„ comunes, en los hábitos públicos, en « ligion divina."
» los establecimientos que han pasado N o emprendo refutar tan nobles ra-
v por muchos siglos. Un pueblo antiguo ciocinios: digo solamente que se han v u e l -
viene mal á pedir constitución, puesto to ineficaces. Si suponen altas luces, son
M que tiene una que nacida y creada-con las que no tenemos ni se nos darán. L o s
t, el mismo, se confunde con su propia conservadores de estas doctrinas no lo-
» historia y se compone de tradiciones grarán propagarlas; en vano harán admi-
¡» mas sagradas que cualquier texto. L a s rar ó admirarán ellos mismos su talento:
» costumbres nacionales han recibido i n - la inútil eminencia de su genio no tenia
„ deleblemente el sello de estas institu- sino una prueba mas brillante del des-
„ ciones antiguas, y jamás tomarán el de crédito irreparable de sus doctrinas.
„ las opiniones consignadas en una cons- Se sabe bien que hay religiones que
» titucion nueva. De ella no resultará si- mezclan sus ritos, sus preceptos y sus dog-
« no una discordancia funesta entre las mas con opiniones é instrucciones políti-
» leyes y las costumbres, entre la exigen- cas. Pero se sabe también que la religión
„ cia importuna de un nuevo código po- cristiana no tiene este carácter ni admite
„ Utico y el imperio indestructible de los esta mezcla, que ha permanecido durante
W antiguos usos; entre las pretensiones de muchos siglos agena de los gobiernos; que
„ las clases plebeyas, fundadas sobre un despues ha sido profesada indistintamente
?? bajo sistema representativo, y los dere- en las repúblicas ó en las monarquías ab-
„ chos naturales anexos á los grandes solutas ó templadas; que en todas partes
n bienes de los hombres titulados y mor ha recomendado la obediencia á las leyes
» nárquicos;-*en fin, entre las vanas es- y á l a s autoridades lejítimas; y que jamás
» peculaciones de una filosofía temeraria ha prescrito un género particular de cons-
titución social. Un ciudadano que despues
lia llegado á Sumo Pontífice (i)-ha declara: industrioso y comerciante, el único gene»
do públicamente: " q u e el evangelio no ríen- ro de propiedades? ¿Persuadiréis á un pue-
v de á destruir la libertad; que al con-
blo inmenso que no existe sino en la mas
» trario hace concebir de ella la mas jus-
pequeña d é l a s clases que lo componen,
» ta y mas honrosa idea; que el gobierno
que existe por ella y para ella sola? H a -
v democrático lejos de repugnar al c r i s -
ce mucho tiempo que en la Europa los
f> tianismo y de estar en oposicion con
hombres no son ya comprendidos en les
?> las máximas verdaderamente religiosas,
bienes, y contados en el número de k s
» llama y lleva á los pueblos, á la p r á c -
cosas poseídas. L a extencion mas ó menos
» tica de las virtudes evangélicas; que en
?> una palabra, la f é del cristiano se con- grande de las riquezas reales de una cas-
» silia perfectamente con los derechos y ta, es difícil de verificar, y no terminaría
i> los deberes del hombre libre, y aun del en alguna consecuencia precisa; al paso
» republicano." ¿Como, pues, se nos hará que el derecho de todos los gobernados
creer que hay temeridad é impiedad en para ser protegidos,, y por consecuencia
la declaración de las garantías sociales, representados, es inmediatamente sensible.
y en el establecimiento de una monarquía E s verdad que sin las costumbres son
limitada.por un sistema representativo? Vanas las leyes; pero un código político que
no está en consonancia con las costumbres, y
Son los,subditos de esta monarquía, que no llega á modificarlas, desaparece en
y no.su territorio lo que se trata de r e ? pocos instantes y casi por sí mismo. Si fue-
.presentar. ¿Hay quien ignore que las po- ron necesarios treinta años de esfuerzos,
c i o n e s territoriales no son en un país de guerras, de disenciones y de intrigas
? y- *' ! ¿ t i . ; :•' Í-¿ r- - -? para extirpar un sistema de opiniones y
, {j ) _ ,.EL, Ciudadano Chiaramonte, • tles* de leyes, es porque tiene raices profun-
pues Vio l/.II, • das, esto es, morales, que lo reproduci-
aaifgesfe sup «físJaabnÉ* gTJ ,i<iiD03 nóbtfií* rían aun después que se creería estar abo-
lido. L a s costumbres, en Francia, se ha- men feudal bajo, los Merovingianos, á la
bían elevado por grados, principalmente extenuación momentánea de este régimen
en el curso del siglo 1 8 , hasta el nivel bajo Cario Magno, á ' s u renacimiento y
de las instituciones de 1 7 8 9 ; las costum- á su desarrollo bajo los, succesores de
bres solas han hecho á estas instituciones este Príncipe, á su decadencia lenta, in-
posibles, necesarias, poderosas. A su vez termitente y gradual, bajo .la dinastía de
desde esta época las instituciones han in- los Capetos. Pero cada variación de este
fluido de tal modo sobre las costumbres, régimen ha modificado el estado de las
que para 110 percibir el nuevo aspecto personas, los derechos de los comunes, la
que estas presentan, es necesario confinar- prerogatiya nacional, y aun mas que t o -
se en algunos salones privilegiados, y fi- do, el poder del monarca. Algunos nom-
gurarse que se ve alli reunida á la na- bres calificativos se conservan con bastan-
ción entera, y como se dijo alguna vez á te uniformidad en todo el- curso de nues-
toda la Francia. N o noto esta ilusión co- tros anales; el de rey se transmite succe*
mo ridicula porque es desastrosa, pues sivamense á .mas de sesenta, personages,
manteniendo una oposicion fútil pero i r - pero tiene casi cada vez una significación
ritante, y aconsejando agresiones tanto particular,. .Empresa todosjos diversos g r a -
mas inconsideradas cuanto no son sino in- dos de poder que pueden .hallarse com-
sultos, perpetúa el estado de revolución, prendidos entre la impotencia absoluta y
y multiplica las catástrofes. el pleno despotismo. Si buscáis .cual fué la
medida, de la autoridad real-entre las ma-
Si hay algún pueblo europeo que nos de Childeberto, de C^rJo- Magno, de
haya conservado por 1 4 siglos las mis- J^uis e l tartamudo, de Hugo .Gapeto, de
mas leyes y el mismo gobiernó, segura- San L u i s , de Felipe el.hermoso, de C a r -
mente no es el pueblo francés. T o d a su los V I , de. Luis X I , de Enrique I I I y de
historia política interior podria reducirse Luis X I V , hallareis diez constituciones tan
al establecimiento y progresos del régi*
diferentes la uña de la otra eomo lo gué «abe bien q u e las tradiciones serán todo
existe hoy puede serlo de la de 1 7 8 0 . lo que se querrá, acomodándose á todas
N i n g u n o de los antiguos cuerpos del • es- las pretenciones y á todos los caprichos.
taso.- ha gozado constantemente" de los Si bastan dos ó tres hechos, y quizá uno
mismos privilegios; ninguno'1 háy que no para establecer un uso, no hay máxima
b a y a usado y abusado diversamente de liberal ó servil, equitativa ó tiránica que
i q u e : h a conquistado, enagrnado, reco- no pueda extraerse de algunas páginas de
brado ,y vuelto á perder. N o hablo de las nuestra historia, y proclamarse'fundamen-
instituciones subalternas qüe datan de si. tal. Por la misma razón este odioso tér-
g b s poco distantes;, los parlamentos en el mino de constitución, cuando no se puede
1 T ó aun en e l - i 4, el Consejó dé E s t a d o evitar el emplearlo, desagrada poco me-
a -fines del 1 6 , los Intendentes en el 1 7 & c . : nos en el plural que en el singular: una
*o que importa' observar es que'las relació¿ expresión vaga es mas cómoda que una
HÍS:,entré el Príncipe y la-ftobleza, enttfé expresión precisa: desde que hay muchas
esta y el-terde*i~éstado, entre-- él clero y constituciones, es permitido esperar que
lost otros ó'fdeg&s; han sufrido perpetuas en breve ninguna habrá, y que este con-
vidsifudes, asp como el r a i m e n - m i l i t a r ; el junto de escombros constitucionales con-
fusamente amontonados uno sobre otro
sistema judicial, la administración provin-
solo será un útil arsenal donde podrán es-
cial y municipal; de suerte que si pregorii-
eojerse armas, afilarlas ó embotarlas á
tamos á los qué reclaman tan vivamente
discreción. Pero estas reflexiones que se
la antigua constitución del reino, en qué
presentan por sí mismas á la considera-
consistía esta, entre mil respuestas que d a -
ción de todo usurpador ú opresor, no hie-
rían, no podríamos lograr dos acordes ó
ren con menos viveza la inteligencia de
conciliablés entre sí.
los pueblos, de estos pueblos tan ilustra-
- Ved aquí por qué se quiere que las dos hoy sobre sus intereses, que casi no
leyes fundamentales no sean escritas^ Se
22
qtfeda uno solo én la Europa que no p o ¿ uso de esta arte á las autoridades s u p r e -
sea ó no pida una constitución. mas, extinguiendo poco á poco todas las
Renunciad, pues, á los argumentos luces adquiridas; reduciendo el comercio
y a las doctrinas: no os fatiguéis en dar á los mas estrechos límites, y cortando t i
instrucciones ni espereis convertir: herid vuelo á toda industria: ¿quien sabe, d i -
y oprimid si podéis. L a audacia y la vio- go, si por un diestro y vigoroso empleo
lencia pueden producir retrogradaciones de todos estos medios, no so conseguiría
rapidas: una esperiencia reciente ha pro- reabrir para los restos de las generacio-
bado que se puede retroceder en doce nes actuales, y para las generaciones f u -
años hasta un espacio inmenso. Quien turas, aquellos profundos abismos en que
sabe si con mas arte, con el auxilio de los pueblos perdieron por tanto tiempo
la Inquisición que renacería mas activa toda memoria de su dignidad, todo sen-
y mas devoradora, con tribunales prebos- timiento de su fuerza y toda nooion de
tales y especiales, con suplicios, destier- las garantías sociales? Ademas se tienen
ros y confiscaciones; regenerando el f e u - bastantes tradiciones de este régimen, y
dalismo, dotándose con profusion un cle- se conocen perfectamente las reglas que
ro innumerable, y las religiones monaca- deben seguirse para mantenerlo.
les antiguas y nuevas, restableciendo so-
L a primera es que el populacho esté
bre todo la Compañía de los Jesuítas; que*
en una miseria extrema, que no se acu»
mando, por otra parte, todos los ejem-
mulen productos en sus manos, que p e r -
plares de los mas de los libros, y un n ú -
manezca privado de los goces qae darían
mero suficiente de hombres que los han
actividad á sus facultades, movimiento á
leído; cerrando ó corrompiendo las f u e n -
sus ideas y alguna energía á sus pasiones.
tes de la instrucción, alterando la hísto*
Basta conseguir de él los trabajos de que
ría, fabricando títulos, aboliendo la im-
tienen necesidad sus señores; sus consu-
prenta ó reservando exclusivamente e l
mos deben restringirse á l o muy preciso
para que no se inhabilite para proveer
oráculos y de las sanas doctrinas que ha "
á los de aquellos.
consagrado.
L a segunda regla es confundir suc-
Importa velar particularmente sobre
cesivamente en este populacho al mayor,
los estudios históricos, y prevenir su pe-
número posible de habitantes, de modo
ligrosa influencia dirigiéndolos acia las
que fuera de él no haya sino sus opreso-
mas ociosas investigaciones. Si se juzga
res, reducidos al numero precisamente ne-
oportuno que haya sábios, se decretará
cesario para sujetarlo enteramente, valién-
este título para aquellos que sepan com-
dose para con unos de la fuerza, y para
p r o b a r , particularidades indiferentes, des.
con otros de la impostura; empleando ade-
cubrir ó aplicar á la ventura monumen-
más para contenerlo y encadenarlo, el tos inútiles, disertar sin fin sobre cualquier
servicio maquinal de individuos tomados de minucia añeja que por ningún punto to-
su seno. T o d o es de temer de una clase que á los destinos ni á los intereses de
intermedia que se formaría entre los hom- los pueblos»
bres poderosos y los miserables.
E l despotismo se complace algunas
L a tercera regla es prohibir á todos,
veces en favorecer las bellas letras, por-
sw exceptuar aun si se puede los perso-
que, en efecto, ellas comienzan de ordina-
nages mas eminentes, todo estudio un po-
rio por tributarle homenages que parecen
co serio de la naturaleza y de la socie- fortificarlo; pero estas son seducciones que
dad, estender el imperio de las supersti- debe temer. Estos talentos, cuyas adula-
ciones y preocupaciones á aquellos mismo» ciones lo embriagan, acabarán por d e r r a -
que viven de ellas, borrar las ciencias mar «n torno de él muchas luces, y haria
morales y políticas del cuadro de los co- mejor en quebrar este vaso cuyos bordes
nocimientos humanos, imponer silencio i están enmelados, pero en cuyo fondo fer-
todas las voces que no sean los órganos menta la verdad-.
del podtr, los fieles intérpretes d e sus.
E l despotismo seria todavía mas i m -
prudente, si no redujese a la inocencia y palabra, este género de conocimientos loé
á la credulidad de la infancia las ciencias mas atrevidos de todos, acaba con poneí
físicas y matemáticas, cuyos progresos tie- á las sociedades en un estado tan r e g u -
nen una influencia que siéndo menos i n - lar como próspero, en que las cosas cons-
mediata y menos sensible, es por lo m i s - piran con los hombres contra el poder a r -
mo mas peligrosa. Estas ciencias turban bitrario.
de tres maneras el sueño d e los pueblos Resulta de este capítulo, lo i . ® qué
esclavos, y el reposo de los opresores. E n Un sistema político en que el entusiasmo
primer lugar disipan muchos prestigios nacional sacrifique todos los intereses d o -
por la observación de los fenómenos, por mésticos al ínteres, ó mas bien á la g l o -
el exámen de las leyes de la naturaleza ria del estado, parece no ser y a para no-
y por la exposición del sistema entero del sotros: lo 3 . ° que es sumamente peli-
mundo. E n segundo lugar, acostumbran groso permitir progresen las artes y lá
al entendimiento humano á indagaciones razón, cuando no se quieren conceder, ni
profundas y á métodos rigurosos de que aun reconocer las garantías individuales:
tío deja de hacer una aplicación ternera- lo 3 . ° que para negarlas expresamente el
Tia á otros objetos. E n tercer lugar, ilus- único regimen muy eficaz y seguro, si
tran las artes, las dirigen, simplifican sus fuere todavía practicable, sería aquel en
que todas las luces son apagadas, la i n -
Operaciones y les abren nuevos caminos y
dustria en todos sus ramos llena de trabas
campos inmensos. L a tierra misma c u a n -
y la especie humana retenida por su e m -
do los rayos de estas ciencias la han ilu-
brutecimiento en la mas estrecha y más,
minado por mucho tiempo, muestra t a m -
dura servidumbre.
bién por su activa fecundidad, por la v a -
r i e d a d , el órden y la riqueza de sus p r o - Sin embargo, se ha imaginado ótío
ducciones que se liberta del y u g o de las sistema, que consiste en proclamar so-
preocupaciones y de los caprichos. E n una lemnemente estas garantías y hacerlas
ilusorias por leyes de excepción 6 de Todos, los cultos son tolerados; p e r o
circunstancias. Esta aera la materia del la legislación, la administración, la poli-
capítulo siguiente. cía y la política exterior, son calculadas
sobre uno solo, d e suerte, q u e las o b l i g a -
CAPITULO VIL ciones religiosas que impone á la concien-
cia de sus sectarios, se extienden poco
De los gobiernos en . que las garantías in- á p e c o á los actos civiles y domésticos
dividuales, aunque declaradas, permanecen d e los que no lo profesan. E s t o s mismos
ficticias, anulándose o restringiéndose per• serán de tal manera a b a n d o n a d o s por e l ;
petuamente por leyes de excepción ó de gobierno, que dejará algunas veces i m p u -
circunstancias. nes ios atentados mas criminales contra

'a hipótesis de que vamos á tratar, es cíales y del• sistema representativo, otros
la de un pueblo á que se han promovido vestigios que sus nombres. Las comisiones de
todas las garantías individuales, algunas la libertad individual y de la libertad de la
leyes, calificadas de fundamentales 6 cons- imprenta se renovaban periódicamente en el
titucionales; pero que por otras leyes seno de un senada, .mientras que en efecto
provisorias que se suceden sin interrup-
se había, hecho imposible publicar libremente
ción, es retenido eternamente bajo el yu-
un. solo renglón, y resistir por un momento
go del poder arbitrario ( i ) .
á los actos .arbitrarios. Este senado y w
pretendido cuerpo tejiilativo, daban á la vo-
( i ) En diversos tiempos y países, se luntad de un solo hombre la apariencia de
han hecho ensayos de este régimen. -Jamás voto nacional, y á la nación entera el ejem-
ejtuvo, mejor establecido en Francia que plo de la mas profunda servidumbre. Se
desde 1 8 0 0 hasta.el mes de marzo de 1 8 1 4 , vieron desaparecer sucesivamente todas las
Entonces no. restaban de las garantías so- instituciones garantes, y succederse uno des-
23
ilusorias por leyes de excepción 6 de Todos, los cultos son tolerados; pero
circunstancias. Esta aerá la materia del la legislación, la administración, la p o l i -
capítulo siguiente. cía y la política exterior, son calculadas
sobre uno solo, d e suerte, q u e las o b l i g a -
CAPITULO VIL ciones religiosas que impone á la concien-
cia de sus sectarios, se extienden poco
De los gobiernos en . que las garantías in- á peco á los actos civiles y domésticos
dividuales, aunque declaradas, permanecen d e los que no lo profesan. E s t o s mismos
ficticias, anulándose o restringiéndose per• serán de tal manera a b a n d o n a d o s por e l ;
petuamente por leyes de excepción ó de gobierno, que dejará algunas veces i m p u -
circunstancias. nes ios atentados mas criminales contra

'a hipótesis de que vamos á tratar, es cíales y del• sistema representativo, otros
la de un pueblo á que se han promovido vestigios que sus nombres. Las comisiones de
todas las garantías individuales, algunas la libertad individual y de la libertad de la
leyes, calificadas de fundamentales 6 cons- imprenta se renovaban periódicamente en el
titucionales; pero que por otras leyes seno de un senado, .mientras que en efecto
provisorias que se suceden sin interrup-
se había, hecho imposible publicar libremente
ción, es retenido eternamente bajo el yu-
un, solo renglón, y resistir por un momento
go del poder arbitrario ( i ) .
á los actos .arbitrarios. Este senado y un
pretendido cuerpo lejiilativo, daban á la vo-
( i ) En diversos tiempos y paites, se luntad de un solo hombre la apariencia de
han hecho ensayos de este régimen. -Jamás voto nacional, y á la nación entera el ejem-
estuvo, mejor establecido en Francia que plo de la mas profunda servidumbre. Se
desde 1 8 0 0 hasta.el mes de marzo de 1 8 1 4 , vieron desaparecer sucesivamente todas las
Entonces no. restaban de las garantías so- instituciones garantes, y succederse uno des-
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sus propiedades ó. contra sus personas; propiedad d e los escritos periódicos: h a r á
pero d i r á sin e m b a r g o , q u e las c o n c i e n - mas: establecerá ó c o n s e r v a r á d i r e c t o r e s
cias son libres. de la industria t i p o g r á f i c a ; pero d i r á que
H a sido d e c l a r a d o que t o d o s g o z a - la imprenta es libre.
rían e.l.derecho d e publicar é i m p r i m i r sus L a s propiedades son reconocidas p o r
opiniones; pero el g o b i e r n o se reservará- inviolables; p e r o a l g u n a s , pública é i m -
los medios de i m p e d i r la publicación d e punemente a m e n a z a d a s por los ministros
las opiniones que le d e s a g r a d a n , y d e d e estado, y por los ministros d e la r e l i -
p e r s e g u i r á los autores que profesaren gión del e s t a d o , p e r d e r á n p a r t e del d é b i l
d o c t r i n a s que él no hallare sanas;, se a t r i - valor que les dejen los impuestos e x o r -
b u i r á , la dirección, la r e d a c c i ó n y casi la bitantes con que serán g r a v a b a s como t o -
d a s las otras Será p r o h i b i d o no a t a c a r -
pues de otro, todos los resortes de la tiranía. las, sino el percibir q u e se las ataca; se
Aunque este gobierno haya, cometido atenta* p r e s e n t a r á n q u i z á ocasiones en que el
dos espantosos, debemos confesar que las per- gobierno no las encuentre bastantemente
secuciones han sido mas sanguinarias, y las- sólidas para unirles no se que títulos; y
proscripciones mas vastas en »795 y 1 7 9 4 , sin e m b a r g o , d i r á siempre que no pone
igualmente que en r S i j y 1 8 x 6 ; pero la entre ellas y las o t r a s p r o p i e d a d e s alguna
época de 1 8 0 0 á 1 8 1 4 , es en la que mas- diferencia,-
se ha adelantado la obra de la esclavitud E n fiíi, la seguridad d e las personas
general de la Francia y aun de la Europa, - está solemnemente c o n s a g r a d a ; pero v e n -
y-, en que se ha trabajado con mas destreza- d r á n c o y u n t u r a s en q u e los ministros,, los
en extinguir toda luz en los entendimientos y a d m i n i s t r a d o r e s , los agentes Superiores y
toda energia en los caracteres, todo germen subalternos d e l gobierno, estarán a u t o r i -
de libertad pública y de independencia per- zados para a p o d e r a r s e d e los c i u d a d a n o s
sowl., . • . que les sean sospechosos, • p a r a retenerlo«
en las prisiones, sin presentarlos al juez. vestirse de t e d a la autoridad de que la
jQué se yo! podria suceder que centena- despojan. Una • constitución es cada evi-
res, que millares de individuos, militares, dentemente, si no es la ley de todas las
jurisconsultos, políticos, literatos, propie* otras leyes. Desde que estas pueden subs-
tarios, negociantes, artistas, fuesen d e s - traerse al imperio de aquella, restringir-
terrados ó deportados para siempre, sin la, traspasarla ó suspenderla, ella no es
q u e precediese ningún juicio, y quizá por mas q u e una ficción, una fantasma. E n t r e
hechos, opiniones ó votos, sobre que la todas las leyes, ella sola es ineficaz, pues
ley fundamental tuviese expresamente pro- nada puede contra las otras que lo pueden
hibida toda inquisición. E l gobierno in- todo contra ella. Se diría que no existe
vestigará estos votos, comprenderá, si le sino para recibir ultrajes, y para hacer
es necesario, en la misma proscripción vo- mas sensibles á cada ciudadano los aten-
tos opuestos entre sí y contradictorios, tados individuales que ella le habia or-
perseguirá á los prosélitos hasta fuera de denado no temiese. ¿Qué significa esta i n -
sus fronteras, q u e r r á que no encuentren mutabilidad, que todavía se atreven á
ningún asilo; y continuará llamándose g a - atribuirle? Una ley inmutable, es aquella
rante de la s e g u r i d a d de todas las per- que ; se observa; y se empieza á destruir
sonas. u s a constitución desde el momento en que
Si no se tratase a q u í mas que de al- se desobedece alguna de sus disposicio-
gunos abusos accidentales del poder, po- nes literales. L o que contradice á la letra
d r á n creerse inevitables enmedio de los d e una ley constitucional, jamás es c o n -
movimientos complicados de un vasto sis- f o r m e á su espíritu; y se destruye su a u t o -
r i d a d , si en las cuestiones que ha resuelto
tema de administración. L o extraño y
positivamente, se consulta otra cosa qus
casi prodigioso, es que los actos expresa-
su texto.
mente reprobados por la ley fundamental,
p u e d a n llevar n o m b r e d e leyes, y r e - En la hipótesis d e que hablamos
h a y simultáneamente dos sistemas opues- Cuando estos dos sistemas existen,
tos, el uno constitucional'y el otro r e v o - no tenéis otra cosa que hacer, sino obser-
lucionario; porque este- ftombre bárbaro, var de cerca lo que pasa en las adminis-
es el único que conviene á unos c a p r i - traciones superiores y subalternas, en los
chos sugeridos por circunstancias v a r i a - consejos, oficinas y tribunales; Vereis en
bles. E l primero no es mas que simple todas partes muchos mas hombres emplea-
aparato; ministra nombres á algunas auto- dos en preparar, ejecutar y aplicar las
leyes de excepción, $ue en -llenar unas
ridades, títulos á sus actos, y formas ó
funciones racional|S*~ Cuando hay dos
fórmulas á sus determinaciones. E l se-
principios en un gobierno, siempre es el
gundo, imprime en efecto los movimientos,
malo el que ocupa y anima á-'la mayor
y aunque se oculta lo mas que puede, él
parte de los agentes de la autoridad. L o s
solo es el que se hace sentir. Si el cere-
negocios,, c u y o curso está arreglado, si
monial constitucional se ostenta todavía
por casualidad ge presentan, no tienen ín-
algunas veces, la voluntad arbitraria es la
teres á su vistaf y son abandonados con
que rije las acciones, y la que penetra
desprecio para tiempos mas desocupados.
todo el interior de los hombres y de las
Creen no gobernar; ni administrar, sí no
cosas. P e r o aunque las fuerzas sean "siem- imprimen ó reciben sacudimientos; temen
pre desiguales entre el órden y el desór- al órden, no solo por lo que el es, sino
den, aunque este no pueda perpetuarse también p o r ~ l o s perjuicios que les causa.
sin prevalecer, su coexistencia ocasiona Notad poplotra parte, que en el momen-
entre uno y otro una lucha diaria y es- to en que "cesase el régimen arbitrario, la
candalosa, que d e j a n d o / a l , primero sin mitad d é ' l o s empleados seria superfiua, y
poder, deja al segundo sin .crédito y aun el gobierno mucho menos pródigo en sa-
Sin aprobación. L o que resta del régimen larios y gratificaciones. También debeis
regular, es bastante para deshonrar al contar entre las causas que perpetúan este.
poder arbitrario, que irritándose con este
oprobio, se sumerge en él mas y mas.
.8S
régimen, los intereses á que satisface, la frumentos y sus víctimas, reanima s u & <
Codicia que alimenta, y por consiguiente, natismo, eterniza sus venganzas, llena á
el enorme aumento de gastos públicos que los gobernantes y gobernados de descon-
exjjej porque la tiranía y la impostura fianzas, inquietudes, temores vagos, e s -
son muy caras. Despojar á todo un pue- peranzas quiméricas, y los arrastra por
blo de las garantías individuales, es un medio de incomodidades provisorias, á las
oficio lucrativo, que se hace la única in- mas deplorables catástrofes.
dustria y habilidad de los millares d e L o s efectos deteste régimen sobre
funcionarios y de eUB||eados que lo ejer- el órden representativo, y sobre el orden
cen. judicial, merecen observarse particular-
E n cuanto al gobierno que los paga, mente.
seguramente nada gana en ello. Este.do- Para volver del todo nulas las g a -
ble régimen, lejos de ceder en su utili- rantías, es absolutamente necesario obrar
dad,, lo tretj.ene. en una posicion fclsa y -de modo que la representación nacional
peligrosa, lp constituye en un estado ha- no sea sino un vano simulacro. Son, pues,
bitual de infidelidad, lo condena, á re- abolidos los derechos de ciudadano, se
producir sin cesar miserables sofismas, 'designan los electores, se les nombra de
cuyo absurdo conocen aun los talentos oficio, se liga esta función á favores ar-
menos ejercitados, y lo. expone alterna- bitrariamente distribuidos. Y a no se les
tiva, y á veces simultáneamente,^ los deja sino eLderecho de presentar candi-
resentimientos y ataques de to¿«s los par- datos, entre los cuales, los cortesanos,
tidos, resentidos succfsiyament« por el reunidos ren cuerpo, están encargados de
abuso de estas armas ilegítimas, de qne se escoger los que mas se les parezcan; y a
han apoderado unos despties de otros. E l «i los electores deben hacer inmediata-
sistema arbitrario ó revolucionario, to- mente nombramientos definitivos, se e m -
mando del seno de la% facciones sus ins- plean todos los medios de intrigas, de
H
corrupción, de violencia para q«e hagan ¡aon el oido á" éste lenguage de la razón
Jos que se quieren, los que; de antemano y de la patrié.
están determinados por listas ministeria- ¿Se q'aiere aparentar que se estable-
les. Se logra una pretendida asamblea cen consejos de administración local? Se
representativa, en que solo el gobierno es dará este nombre á comisiones, cuyos
representado; lo es por sus mas fieles miembros Serán directamente nombrados
criaturas, por sus agentes mas adictos, por la autoridad suprema, sin alguna
«nobles y privilegiados de antigua ó de participación de los administradores, y
nueva creación, ministros, consejeros de que expresando los votos que les habrán
estado, administradores generales y par- dictado ó los^que les sugerirán los inte-
ticulares, ministros y consejeros del t r i - reses particulares de su clase, pasarán por
bunal de justicia, tenientes, procuradores haber declarado la voluntad pública de üua
y abogados del príncipe. Ningún cuidado ciudad, de un distrito, de una provincia.
..se omite para que los gobernados no ten- L o s jurados,' si no se llega á extinguir
gan alli, si se puede, persona que los re- esta institución incómoda, si se v e n f o r -
presente, persona cuyos inrereses sean los zados á conservar por lo menos el nom -
de ellos, persona que pueda exponer las bre, los jurados serán también comisio-
opiniones, los sentimientos y los votos de nados, designados por los intendentes y
ellos mismos. Allí, cuando no está pres- los ministros de arresto, según el ínteres
crito un silenc'O absoluto, los acentos de que los gobernantes tomen en las causas,
cuyo cuadro se habrá formado antes de la
la adulación soo los únicos que se hacen
elección. Se abolirá por otra parte el jurado
•cir con plena? libertad: si por- casualidad
de acusación; y sin embargo, se descon-
se levantan algunas voces para invocar
fiará aun del vano simulacro de un j u r a -
las garantías prometidas,, para señalar
do de sentencia, á tal punto, que se subs-
monstruosos abusos, son interrumpidas, su-,
traerá de él el conocimiento de ta mayor
focadas con: clamores, y en breve se niega
parte d e los negocios criminales, ya bajo- r á p i d o , el número d e las víctimas tan
él pretesto de que los hechos p o r verifi- exorbitante, la iniquidad tan palpable y
car no son mas que delitos que no piden tan repugnante, que se asistan ellos misa-
penas aflictivas ó infamantes, ya. porque mos, se determinan, no sin disgusto, á
se habrán creado para muchos crímenes destruir algunos d e estos instrumentos d e
tribunales d e excepción. proscripción y á reemplazarlos con t r i b u -
E n efecto, hay necesidad de alterar, nales ó consejos, cuya apariencia sea mas
todos los elementos, todos los resortes d e l regular.
órden judicial, cuabdo se ha resuelto r e - U n a de das ideas que algunas veces»
d u c i r á palabras vacias de sentido las les ocurren, e s - d a r atribuciones judicia-?
garantías que se hao proclamado. Antes les á un consejo de estado, q u e la ley.
d e convertir contra ellas el ministerio de fundamental no reconocía, que sí bien puew
los jueces ordinarios, instituidos para de- de- existir en una monarquía absoluta, ñor
fenderlas, se comienza por crear tribuna- tiene lugar e n tra sistema r e p r e s e n t a t i v o ,
les revolucionarios, prebostales, especia- p o r q u e no «¡endo; responsable ni i n d e -
les permanentes, extraordinarios y otros, pendiente^ llenando á un ttómpo y c o n -
consejos de g ú e r r a y comisiones militares. f u n d i e n d o funciones d e toda especie, l e -
C a s i todos estos nombres advierten bas- gislativas, ministeriales, administrativas^
t a n t e lo que debe esperarse: todos sabed y en fin, judiciales, es en la realidad in-.
q u e tal modo de administrar justicia, no definible, y tan incompatible por su n a -
f e emplea ni para protejer la inocencia, turaleza eon una oonstitucion propiamen-
ni para afirmar las garantias. L o s g o - t e dicha, como por el gasto inútil q u e
bernantes se dan prisa en servirse de ellos provoca y t r a e consigo, contrario á toda
para deshacerse de sus enemigas ó de los sabia economía. C u a n d o este consejo en
que les plugó declarar tales; y cuando el empleado como tribunal, es el gobierno
curso de la venganza se lia hecho tan el que y las mas veces en su pro*
pía causa. Sin embargo, como es difícil d e en esta hipótesis verse destituido con
n o limitar esta jurisdicción aúüca á cierta p e n s i o n ó sin ella, 6 bien promovidos á
clase d e negocios, ios gobernantes n o u n g r a d o superior. V e d a q u í como los
creerían juzgarla bastante, si n o d i s p u t a - Juicios criminales^ y aun civiles, en q u e
sen de los tribunales ordinarios ó c o n s - los gobernantes t o m a r á n ínteres, no e m a -
titucionales; y para que esfos no se mues- n a r á n , en su último análisis, sino de ellos
tren indóciles, prevaliéndose de su inamo- mismos, y cómo subyugarán un poder
vilidad, se aplican á hacerla ilusoria que debía quedar independiente é i m -
como todo lo demás. E l nombramiento parcial. Sin duda la autoridad soberana
d e jueces n o será pues sino provisional^ debe tener en ios tribunales oficiales q u e
mientras no sean instituidos; y no s e l e í le sean propios, que sean en efecto d i g -
i n s t i t u i r á sino despues de haber t o m a d o nos d e ella por la decencia y g r a v e d a d
u n término dé muchos años para d i r R d e sus discursos, que nunca se crean
¿irlos, probarlos y depurarlos. A n t e s d e dispensados p o r su cargo de obedecer a
Ja-espiración d e este término, se h a r á eti su conciencia, ni autorizados á t r a n s -
la organización judicial alguna variación^ formar una acusación pública en un t e -
nociva ó superfina por lo menos, p e r o jido de sofismas desacreditados, d e fic-
que anulará los nombramientos hecho» ciones calumniosas, d e observaciones sa-
antesy autorizará los nuevos y r e t a r d a r á tíricas ó d e imprecaciones violentas.
mas y mas; la institución f a t a l . Aun d e s - P e r o al lado ó superiores á estos órganos
pués que esta sea consumada, una r e o r g a - del gobierno, la ley tiene también los
suyos: estos son los jueces; y todo vesti-
nización quedará siempre- posible, 'sien**
gio de órden y d e equidad, d e s a p a r e -
p r e anunciada, siempre el objeto d e lo.«
cería d e un tribunal, si el primero d e los
temores y de 4a espetafiza d e cada juez,
jueces que lo componen se constituyese
siempre e b motivo d e su docilidad y de
sin el menor d i s f r a z , la parte contraria
su complacencia: j a m á s olvidará q u e p u é *
fllflp ' l:

d e los acusados; si a m e n a z a r e á los d e - g a r a n t í a s q u e habían prometido. E s t e r é -


fensores, si circunscribiere las defensas; g i m e n , cualquier color q u e se le d é y
| i hallando el secreto p a r a ser injusto c u a l q u i e r a dirección que tome, sea d e m a -
# u n con los culpables, no hiciese en todo g ó g i c o ó dictatorial, revolucionario ó
el curso d e los debates mas que p r o n u n - reaccionario, es por su esencia el d e la
c i a r con el acento d e la cólera y d e la m e n t i r a , el d e la desvergüenza, el d e la
v e n g a n z a , el fallo que debe terminarlos. c r u e l d a d : entonces es c u a n d o sin e x c e p -
E n v a n o semejantes sentencias se repeti- ción alguna, se deciden todas las c u e s -
r í a n por eco de g r a d o en g r a d o por tiones, no por el examen d e los hechos
m u c h o s tribunales: la opinion pública las sino por la idea q u e se tiene d e las o p i -
r e p r o b a r í a t o d a s con una voz unánime y niones políticas d e c a d a reo; y mientras
firme, q u e solos los jueces t e n d r í a n la q u e ios crímenes mas a v e r i g u a d o s quedan
desgracia d e no e s c u c h a r ; porque no impunes, luego que se juzgan cometidos
p r e s t a n d o el oido sino á la voz d e los p o r la causa calificada d e buena, las opi-
h o m b r e s d e quienes d e p e n d e n , y d e los niones contrarias á las d e los g o b e r n a n -
q u e ellos tienen bajó su propia depen- tes, son crímenes irremisibles. L o s p r o -
d e n c i a , se e n t r e t e n d r i a n con las ilusiones cesos d e estado se multiplican sin m e d i d a
d e p a r t i d o , mucho t ú m p o antes d i s i p a - mas a r b i t r a r i o s y mas irregulares, q u e
d a s en el seno d e la sociedad e n t e r a . Se bajo la m o n a r q u í a absoluta, y s e v é uno'
.pronuncian seguramente muchas s e m e n - - t e n t a d o á e x t r a ñ a r los procesos secretos
q u e por lo menos cubrian tantos e s c á r ¿
cías injustas, bajo el despotismo puro.
dalos.
P e r o si a l g u n o escribiere los anales d e
las i n i q u i d a d e s judiciales, las épocas que N o es difícil p r e v e e r como debe
ministrarían: m a s materiales á esta h o r - a c a b a r el régimen, f r a u d u l e n t o d e q u e
rible historia; serian a u n aquellas en que hablamos: es .necesario que t e r m i n e ó en
l o s gobiernos infieles hacen ilusorias las U destrucción radical d e las g a r a n d a s , ó •
2S '
en agitaciones que ordinariamente no las otros de t o d a l n f l u e n c i a , en establecer en
d a n . L o que debe admirar, es, que p u e - las diferentes clases d e la sociedad los
de establecerse semejante gobierno, y que hábitos y las costumbres q u e convienen,
un pueblo bastante ilustrado para r e c l a - á tal gobierno, hasta que s u s excesos, y
mar los derechos individuales, y bastante lo que es p e o r , . sus imprudencias, traigan
fuerte para obtener sean reconocidos, lie- contratiempos que lo conmuevan, y b o r -
be la irreflexión y negligencia hasta s u - rascas que lo desarraiguen. Su caída es
f r i r que se reduzcan á ilusiones pueriles. r á p i d a , porque los primeros síatomas que
ía anuncian disipan las ilusiones, y vuel-
P e r o ¿quién no conoce el imperio que las
ven á la opinion pública sus .luces, su
palabras, las fórmulas y las apariencias
libertad y su poder. Se avergüenzan d e
ejercen siempre al principio? Artículos
haber llamado energía á la i m p u d e n c i a ,
constitucionales en que están proclamados
y habilidad al charlatanismo; d e no h a -
estos derechos, cuerpos instituidos para
berse a t r e v i d o en mucho tiempo á decir
defenderlos, un senado, un tribunado, d i -
lo que pensaban, y de haberse dejado
putados, electores, jurados, jueces llama-
p r e n d e r en lazos realmente descubiertos.
des inamovibles, el a p a r a t o en fin d e un
sistema representativo, se presenta á la Ninguno hace menos progresos en
vista de todos, tranquiliza los espíritus y el a r t e de gobernar, que el que lo ejerce
desacredita las primeras alarmas de un arbitrariamente: el medio d e f a c e r s e j u -
corto número de ciudadanos, que no ha gador hábil, no es e l d e acostumbrarse á
podido seducir. E l espacio d e tiempo hacer trampas; todo f r a u d e viene de im-
qne necesita la opinion pública para f o r - pericia. Sin embargo, se ven* hombres
marse, se emplea en desarrollar todos los d e estado, contraer á tal p u n t o la nece-
sidad de los f r a u d e s políticos, q u i e r o d e -
medios de usurpación y de impostura; é'n
c i r , de las leyes d e excepción y d e los
c o r r o m p e r á los hombres encargados d e
actos a r b i t r a r i o s , que l l e g a r á n á p e r s u a -
las funciones públicas; en p r i v a r a • Ids
drtse dé'buena fe que es ¡Imposible g o - xímas exactas, se esfuerzan á r e n u n c i a r -
bernar de otro modo. Consideran con las, por temor de pasar por inhábiles.
susto el instante en que llegarían á f a l - L a política indudablemente es cien-
tarles estos medios extraordinarios d o cia experimental, y es absurdo establecer
que usan todos los dias. Reclaman la en ella como principio lo q u e la experiencia
conservación del régimen constitucional, contradice. U n a teoria es el sistema d
nó tanto por hacer mal, cuanto por no conjunto de las reglas d e un a r t e ; y si
verse en estado de hacer alguna cosa: estas reglas son impracticables, ó si guian
renunciando al desórden, se creerían c o n - á una práctica viciosa, no componen sino
denados á la inacción: un gobierno r e - una teoria muy mala, ó por mejor decir,
gular no es á su vista sino un gobierno n o componen una teoria hablando p r o -
desarmado. E n breve se aplauden de ha- piamente. L a experiencia, pues, debe ser
b e r concebido una idea tan sublime de aqui la única guia, el único maestro;
la naturaleza d e sus funciones, y compa-- jpero donde están, por ¡vida vuestra, los
decen á los espíritus vulgares que perse- hechos que muestran la utilidad, la n e -
v e r a n aconsejando la franqueza, el órdeu cesidad de las leyes d e excepción y d e
y la justicia. Se avergonzarían de bajar á las medidas arbitrarias! ¿Qué resultados
la esfera d e los hombres de principios, d e no han traído, sino injusticias, infortunios
los especuladores'sin experiencia y de los particulares, turbaciones públicas, d i s e c -
partidarios de teorias abstractas. Según ciones, revoluciones, destronamientos y
dicen, el respeto de las máximas consti- calamidades? ¿Qué corona han afirmado?
tucionales, es síntoma de una inteligencia ¿A qué pueblo han hecho sabio, feliz y
limitada, y d e una extremada ineptitad tranquilo? A lo menos el despotismo a b -
para las funciones públicas; y á fuerza soluto puede jactarse de algún buen s u -
d e oírles pronunciar esta sentencia m u - ceso; se le ha visto en ciertos países, en
chas personas, imbuidas todavía d e ro¿* ciertas épocas, mantenerse p o r mucho
tiempo con tranquilidad y solidez. P e r o observaciones positivas. Tened' la bon
esta extraña mezcla de leyes f u n d a m e n - dad de decirnos ¿por qué pensáis que nó
tales y d e caprichas revolucionarios ¿para hay previsión y habilidad, sino en la
quién ha sido alguna vez buena? ¿qué p á - mala fe y en las prácticas fraudulentas?
ginas de la historia depone en su favor? ¿Con qué derecho asegurais que tantos
¿qué triunfo ha obtenido, que n o h a y a sabios, que en el c u r s o d e los siglos p r e -
sido incierto y en breve espiado por cedentes, han aplicado la moral á la p o -
desgracias? ¿cuándo no hra perdido lo que lítica, no eran mas que unos pensadores
pretendía salvar? ¿á qué nación ha d e j a - viciosos que nada habían ensayado, ñadí»
d o de conducir- á la servidumbre ó á la observado y nada recojido? Ellds hán co-
anarquia? ¿Y quereis que admiremos vues- nocido antes que nosotros, y mejor que
tra-sabiduría p r o f u n d a , porque mas teme- nosotros el peligro de las especulaciones
rarios q u e vuestros predecesores, recogeis abstractas; pero habian estudiado el c o -
sus tradiciones sin asustaros d e su c a í d a ; razon h u m a n o , : p r o f u n d i z a d o la historia
porque desdeñando t o d a s las lecciones, y de las Sociedades, seguido de cerca el
despreciando todos los ejemplos, os e l e - curso d e los negocios políticos d e su
vais a regiones borrascosas en q u e todas -tiempo, é investigado las causas y los
las probabilidades están contra vosotros? efectos de las revoluciones anteriores. Si
fAhí convengo en que la obligación d e nos han dicho q u e es tan peligroso como
cumplir sus promesas, de ser fiel á sus vergonzoso el violar las leyes f u n d a m e n -
empeños, es una nocion muy vulgar y tales que acaban d e establecerse, esto no
que-nada tiene d e sublime: resulta inme- es falta suya; es un resultado que h a n
diatamente del sentido d e las palabras y •encontrado, que ellos n o han inventado,
de J a naturaleza d e las cosas;, pues no y que confirmareis t a r d e ó temprano con
por esto deja de sar un consejo d e la e x - - nuevos ejemplos si persistís en creeros d e -
periencia, y u n resultado d e t o d a s las masiado ilustrados p a r a a p r o v e c h a r o s d e e \
20I
> P e r o decis ¡las circunstancias! ¡Qué,
tucíonal, y cuándo las seguridades p r o -
este añejo estrivillo tendrá todavía algún
metidas p o r las leyes fundamentales son
crédito! Cuando á nombre del pueblo y
desmentidas y anuladas por leyes r e v o -
d e su libertad,, unos insensatos d e m a g o -
lucionarias. L a obstinación en no salir
gos, .dominan por el terror y llenan á
d é este sistema irregular, és realmente
t o d o un pais de sangre y d e cenizas, d i -
la única circunstancia peligrosa, todos los
cen que este espantoso destrozo es exijido
otros riesgos fluyen de ella: empleáis
por las circunstancias! Cuando un usurpa-
como remedio el principio mismo del
dor. reduce todas las instituciones á va- mal; vuestra medicina es la que ha
nos simulacros, todos los derechos á los c í i a d o y conserva la enfermedad. ¿No es
favores que dispensa, y todas las l e - palpable que la denegación de los benefi-
yes á su voluntad, pretende que no hay cios solemnemente concedidos, debe p r o -
oíros medios de proveer á las necesidades longar la agitación de los espíritus, la a n i -
d e las circunstancias. Cuando las faccio- mosidad de los descontentos, las manio-
nes se hacen poderosas y señalan sus bras d e los malévolos, los temores y las
triunfos por las represalias de todas las
esperanzas d é las facciones? ¿No dice el
injusticias que han sufrido, cuando i m i -
buen sentido que no se debe contar á ¡
tan hasta los ápices, las infidelidades y
con el afecto d e los partidos que se
las violencias de que se han • quejado,
amenazan, ni con la fidelidad d e aquel,
vengándose, aparentan obedecer á la ne-
eüyas pretensiones y esfuerzos no se f a -
cesidad d e las circunstancias. ¡Siempre, vorecen sino á medias? ¿No es claro para
pues, las circunstancias, para que nunca todos, que estas medidas arbitrarias, son
h a y a constitución ni garantios para per- ensayos d e una tiranía aun tímida, p r e -
sona alguna! Sí, las circunstancias son ó parativos de subversión, retractaciones
se hacen críticas siempre que una cons- artificiosas y graduales d e todas las p r o -
titución lucha pon un régimen inconsti- mesas que se han hecho? ¿Quién ignora
26
que las leyes regulares,, l o s actos regular- revolución. Caminan diciendo que las cir*
res de los poderes públicos, b a s t a r í a n Curastancias son graves, y diceñlo con
plenamente para la represión d e t o d a razón, pnes en efecto las vuelven tales por
empresa real contra un gobierno e s t a b l e - las leyes de excepción que acumulan. Pe-
cido; que ios únicos golpes-temibles á l¿fk. ía este estado tan alarmante para la ha-
rebelión y útiles á la a u t o r i d a d , son l o s cfon entera y para los que la gobiernan,
que d a la justicia con una m a n o sabia cesaría sin la menor duda, si el régimen
y r e g l a d a ; que las proscripciones c o n - imprudente, que es la única causa, llega-
mueven á los proscriptores_ mas que lor te á disiparse de un golpe, ó á lo mertós
que b p r i roen á los proscriptos; que dejan:á-: á extinguirse por grados.
estos esperanza y f u e r z a mientras viven*, L o s hombres pueden resignarse á su-
renombre, crédito y vengadores c u a n d o f r i r el despotismo absoluto, cuando, se
y a no existen? Repitámoslo, estas no son; halla tan firmemente establecido, que con
abstracciones, especulaciones.ó principios^, iesistirlo no se lograría otra cosa que
s o n ..documentos ministrados en todos 1 ¿gravar el yugo. ¿Irán á romperse la c a -
tiempos por muchas esperien&ias. biza contra las paredes y rejas de sus
.Sin embargo, mientras^ roas ba duraiti písionés? Por otra parte una larga y
do el regimen arbitrario, los que lo han prtfunda esclavitud extingue en ellos to-f
mantenido temen mas privarse de él. L a . d á uz, toda actividad, y les hace perder
larga ausencia de la libertad les h i c e , fiást la Idea de un mejor modo de exis-
aprender su .violento retorno como un pe«/ tir; onsideran c&nio inflexible el destinó
ligro extremo; y este miedo, avivándose.- qae sfren en este mundo, y sus esperan-
mas de diá en dia, los hace avanzar c o n ; zas, si aún pueden corícebirlás, sé dirijerí
pasos de gigante en un. camino oscuro y acia ota vida. T a l tiranía, nada absolu-
tortuoso que; solo tiene -dos salidas, el tamente tiene qiíc temer de sus víctimas:
abismo del despotismo, ó §1 abismo de una ; las causa de su* destr ucción rió existen si*
tío en ella misma ó en sus .rivales* . S u - y lia y necesidad para consumar la escla„
cumbirá un dia debilitada por sus propios vitud general, de correr los riesgos d e
excesos, ú oprimida por vecinos mas po- las mas violentas medidas, de tentar e m -
derosos que ella, pero un pueblo que ba : presas duras, y de obrar catástrofes ins-
comprendido en qué consisten las g a t a * - tantáneas.
tías individuales, á quien se le han pro-
N o nos parece necesario dilatarnos
metido, á quien siguen prometiéndosele,
mas para demostrar qué efectos producen
no renuncia á ellas de buena gana. Con-
sobre los particulares, sobre los g o b i e r -
fieso que á fuerza de restringirías por le»
nos, sobre la autoridad suprema, sobre
yes de excepción, se llega algunas veces i
todo el estado, las leyes de circunstancias
despojarlo de ellas enteramente, y sé bien,
y las medidas arbitrarias que desmienten
que este es el fin último de estas leyes,¡
las promesas de una ley fundamental.
y el único aspecto bajo el cual pueden
. : - E n primer lugar sumergen y retie
hallarse buenas para alguna cosa. Pero si-
nen á los ciudadanos en la mayor inco-
no logran este fin en poco tiempo, jamáí
modidad política que puede imaginarse:
lo consiguen; para tal obra todos los me-
porque los encuentran demasiadamente sen-
dios de seducción, de corrupción y
sibles á todos sus golpes, y dispuestos á
terror, deben ser combinados con una la-
considerar como otras tantas iniquidades
bilidad poco común, y empleados con t a l
todos los males con que ellas los oprimen
rapidéz que, apenas permita á este publo
cada d i a . Soportamos las plagas naturales,
percibir los detalles de tantas ilusioies y
porque sabemos que el curso y órden mis-
sentir los progresos de la metamó'fosis
mo de las cosas las traen inevitablemente:
que estas le hacen s u f r i r . Pasados ios ó
l a naturaleza no se ha comprometido á li*>
tres años, los deseados sucesos q u e j o han
herrarnos de ellas. Despues de haber h e -
sido obtenidos por la i m p o s t u r a y d e s -
cho uso, para preservarnos, de los medios
vergüenza, casi no son y a de «perarsej
q u ? l a misma naturaleza ha puesto en
nuestro poder, l a paciencia es todavía u n Andan errantes s i n brújula, al antojo d e es-
recurso cuando ríos hieren. Esta resigna- tas,coy unturas; de que nos hablan sin cesar,
c i ó n que honra y consuela a los d e s g r a - y na tienen en efecto; mas que caprichós ;
ciados porque les d á el sentimiento de las tan variables- ¿como/ las ocasiones q u é sé
fuerzas morales que les quedan, podría te- los sugieren. Tales ministros por r e p r e n -
nerla también un sabio bajo el y u g o fatal sibles que se les eiacuentre, son t o d a v í a
é inflexible de la más poderosa tiranía. mas dignos: de compasion. A . los c u i d a -
P e r o cuando prometiéndonos" álempré v e - dos inseparables del ejercicio d e un g r a n í
l a r sobre la seguridad de n u e á r a s propie- poder, la movilidad de sus intereses y d e
dades y de nuestras personas, y sobre la sus pasiones añade ansiedades m u c h o mas;
conservación de nuestras libertades, no p o r punzantes* Observados de cerca uno d e s -
esto dejais de atacarlas por excepciones pués de otro, en todo el curso d e e s t e
diarias de vuestras leyes inmutables, no régimen medio constitucional, medio re*
sabemos donde encontrar motivos d e p a - volucionario, no presentan como él sino
ciencia, y nuestra razón lejos d e templar síntomas de inquietud y sufrimiento;-stf
nuestra sensibilidad, no sirve sino para vida,, es amarga y se consumen en medio
irritarla. d e tantas vicisitudes y crisis: ni el f a u s - ;
to, ni la opulencia, ni los placeres, ñ i eV
E n segundo lugar, el régimen arbi-
trabajo mismo endulzan lo amargo d e las
t r a r i o deprava y atormenté á los gober-
aflicciones que les propina cada nueva i r -
nantes. E n efecto, violando la ley f u n d a -
regularidad. -
mental, 6 se dirigen realmente a destruir-
E n tercer lugar, este régimen ; d a n a
la; l o q u e seria el colmo de la mala fé, mas
á la autoridad soberana. Sin él, los s e n -
" bien que indicio de habilidad, ó n o sien-
timientos .desconfianza, de respeto y de
ten en sí mismos esta intención, y enton-
amor, q u e inspira una ley f u n d a m e n t a l que
ces ave atrevo á decir q u e ninguna tienen
ha prometido las garantías. indi vid liatesp
tie ; qiíe puedan darse c u e s t a á s í mismosi
rodearían siempre al trono, consagrarían primero, si és que puede considerarse co-
sobre todo el poder de un príncipe cuya mo un partido el cuerpo entero de una
obra sería esta ley, y que habría s e ñ a l a - nación, quiere la ley fundamental. E l s e -
d o su advenimiento por tal beneficio. N i n . gundo, compuesto d e los ministros, de sus
guno es mas interesado que él en que ella agentes, de sus criaturas, quiere las leyes
*e manteuga inviolable. Recibiría la Reac- de excepción. El tercero, formado de cor-
ción; de todos los golpes que la misma s u - poraciones en otro tiempo privilegiadas,
f r i r í a . N o , no podría tener enemigos mas quiere a toda costa resucitar unas insti-
pérfidos, ó si se quiere, amigos mas i m - tuciones góticas, cuyos muelles están ro->
prudentes, que los que osasen modificarla, tos, y cuya memoria está casi abolida: se
atormentarla sin cesar, subordinarla á los le. ve fluctuar entre las leyes constitucio-
caprichos y á los meteoros de cada d í a ; nales y las leyes de circunstancias, repro-
a la larga estas fluctuaciones conmoverían bar é invocar ya las unas, ya las otras,
el trono mas sólido, aun aquel que n u n - segup que las cree nocivas ó útiles á sus
ca hubiera vacilado, porque dislocarían vanos proyectos. Serian ya demasiados es-
perpetuamente las bases sobre que debe tos tres partidos inmediatamente visibles;
reposar. ¿Donde están los nuevos, a p o y o s pero nunca hay seguridad d e q u e n o e x i s -
que le d a r á n las leyes de excepción, c u a n - tan algunos otros; pues cada uno de a q u e -
d o estás le quitan el mas sagrado de t o - llos puede ocultar otros intereses y algu-
dos, e l que habia adquirido confundiendo nas empresas particulares. M i e n t r a s hay
sus intereses con los de todos.los c i u d a - leyes de excepción, es provable que las
danos, sus garantías con las de estos mis- facciones antiguas q u e ya n o sacan la ca-
mos? . ra subsistan y obren todavía. N o se c o n -
sigue seguridad contra ellas sino con el
E n fin, en el sistema que acabamos
imperio absoluto é inflexible d e la ley
d e examinar, el estado se divide por l o fundamental. Solo este imperio p u e d e des¿
ttenos ea tres p a r t i d o r muy distintos. E l
a
7
armar á todos los partidos, incluso el que
blo que aflije á merced de los amigos 6
lo reclama. Pero en el entre tanto, todo
enemigos exteriores del estado; autoriza,
desfallece en el estado, todo se desfigura
invita á los extrangeros á preveer algu-
y altera. L o s actos arbitrarios, las intri- na espíosion nneva de-las discordias intes-
gas políticas, los temores y previsiones de tinas que mantiene; justifica sus descon-
toda especie, entorpecen el curzo de los fianzas, sus inquietudes, y quizá sus e x a c -
negocios privados, disminuyen el numere? ciones. Una gran nación, para conservar
de las producciones, de las transaciones y ó recobrar su independencia, jamás tiene
de los cambios; estrechan las fuentes de •necesidad d e otra cosa que de ser testa y
la riqueza nacional. L a fuerza pública se libré; pero no hay agresión que ¡ío deba
descompone, y la independencia del esta- temer un pueblo sobre el cual gravita á
do queda sin garantía. un tiempo el simulacro d e una constitución
Hay dos modos de comprometer es- garante, y : l a mano vagabunda del po-
ta independencia: la una es abusar de una d e r arbitrario.
gran fuerza para cometer en lo exterior
Concluyamos que el puro y pleno
injusticias repugnantes, que no pueden que-
despotismo que deniega expresamente t o -
d a r impunes; la otra es perpetuar en lo
das las garantías individuales, es en el
interior un régimen irregular, caprichoso,
fondo menos irracional, menos temerario
y de tal modo indeciso, que todos, asi en y algunas veces también menos duro y
el exterior como en el interior, lo crean desastroso, que el régimen infiel que las
puramente provisorio. E l régimen arbitra- promete y Jas arrebata, las p r o c l a m a b a s
rio, mas que cualquiera otra plaga, lucha desconoce y las declara inmutables para
contra el vigor natural del cuerpo políti- violarlas c a d a - d i a . P e r o el único siste-
co, que por sí mismo cerraría en poco -ma sábio y seguro, aunque sea el menos
tiempo las llagas mas profundas; prolon- usado, es concederlas realmente y mante-
ga los infortunios, deja al pais y al pue- nerlas de buena f é .
inviolables, no es necesario investigar óc
C A P I T U L O VIII. donde viene, como se ha establecido, f o r -
mado, construido y organizado, pues sien-
De los gobiernos que dan realmente las ga- d o tan bueno el efecto, la causa, sea la
rantías individuales. que fuere, es excelente, y el objeto de la
sociedad está llenado. L a ausencia ó la
X >a palabra gobierno ha sido, como otras imperfección de estas garantías es la úni¿
muchas, empleada en muy diversos sen- ca crítica racional que puede hacerse d e
tidos. Ya designa el poder encargado de un gobierno, y el que está libre d e esta
-censura, no puede merecer otra que sea
la ejecución de las leyes; ya abraza todos
d e alguna importancia.
los poderes superiores, concentrados y di-
vididos, ejercidos por una sola persona Pero para que un sistema político
6 por muchas; ya en fin, se vuelve casi l o g r e este objeto, ¿no hay ciertos elemen-
sinónima d e la palabra constitución, y se ' tos; ciertas combinaciones que deba o f r e -
aplica, no al ejercicio de sus poderes, sino cer indispensablemente? Sí, sin duda, y
al sistema de su organización. N o tenien- y a hemos notado tres instituciones, sin las
d o ahora necesidad de definirla con una cuales parece imposible que exista. L a
rigurosa precisión, le dejaremos la signi- primera es la de jurados; esto es, la in-
ficación mas extensa: representará el p o - tervención de los ciudadanos llamados co-
der supremo, en tanto que se compone de mo personas privadas, á verificar los h e -
chos que constituyen los'delitos y críme-
la ley fundamental del estado, de las le-
nes. La segunda consiste en la inamovi-
yes particulares y de la voluntad cual*
lidad y perfecta independencia d e los
quiera que hace ejecutar y aplicar to-
jueces; y la tercera en una asamblea d e
das estas leyes. Sí, como lo supone el t í -
representantes, cuyo consentimiento sea
tulo de este capítulo, este poder supremo
necesario para el establecimiento d e todo
da las garantías individuales y las hace
impuesto, para la apertura de todo e m - efecto: esto está fuera de" la hipótesi á qué
préstito, y para h promulgación de toda hemos consagrado este capítulo; nada hay
ley nueva. P e r o esta tercera institución ya inviolable; los electores que han q u e -
presupone otra; á saber, la elección libre, r i d o recibir esta influencia ministerial me-
regular y periódica de los representantes recen todos los males que no dejarán d e
d e todos los verdaderos accionistas d e la sobrevenirles.
sociedad.
Volviendo á nuestra hipótesi d e b e -
L a s condiciones necesarias para el mos considerar lo primero, la asamblea ó
ejercicio del derecho d e ciudadano deben camara nacional representativa: lo segun-
determinarse según Jas circunstancias pro- do, las otras asambleas ó personas p u b l i -
pías de cada pais y de cada poblacion. cas á quienes también puede pertenecer el
0
«ña-vez reglados para muchos años caracter representativo: lo tercero, los
p o r la ley l o s modos de Jas elecciones, la. agentes ó funcionaros responsables: lo
influencia cualquiera que los ministros del cuarto, los gobernados y representados
p o d e r supremo pretendiesen ejercer sobre que no son ni agentes ni representantes.
Ja eleccion .de los representantes, d e s t r u i - 1
• E x a m i n a r los proyectos de ley en
r í a inmediatamente todas las garantías in- sus relaciones con las garntías individua-
di viduales. E n efecto, se trata d e f o r m a r les, ved aqui la atribución principal d e
una camara según el interés de los go- la asamblea legislativa que representa á
bernados y no según el d e los g o b e r n a n - la nación entera; y aun p o d r í a hacerse
tes, si estos tienen la desgracia de tener que esta fuese extrecha mente su única
a l g u n o que les sea propio. P e r o ellos.tie- atribución. En una monarquía es d e desear
nen y anuncian que tienen algún interés que esta cámara se muestre muy poco
antinacional, en el momento que se mez- zelosa d e ejercer alguna iniciativa; y que
clan en las elecciones p ú d i c a s : n o hay no acoja, sino con infinita reserva, las p r o -
que decir cuando sus intrigas surten su posiciones nacidas en su seno. Si en lu*-
gar d e aprobar 6 desechar los proyectos
e s evidente que no pertenece á la asam-
que. el gobierno le presente se ocupa en blea el ocuparse de alguna manera en
modificarlos: si deliberase sobre enmien- el os.
das, sobre artículos adicionales que no E l título d e representantes, n o sien-
hubiere expresamente adoptado el poder d o en el caso sino colectivo, es un abu-
en cuyo nombre le fueron dados los p r o - so aplicarlo singularmente á cada uno d e
yectos, no se debería esperar de ella sino los miembros de la asamblea, y se segui-
malas leyes y muy medianos servicios, en ría sobre todo un gran desorden, si cada
lo que concierne á las garantías, objeto uno de ellos viniera á considerarse como
esencial de su instituto. u n solicitador de negocios locales ó p e r -
Creo también que el examen de las sonales. Por útiles, por honrosas que pue-
.peticiones que se le dirigiesen de todas dan ser estas gestiones consideradas en
partes podría distraerla muy peligrosa- todas sus circunstancias y en todos sus
mente de sus trabajos; excepto no obstan- resultados, nunca está bien que en c a l i -
te el caso de algún ataque grave y ma- d a d de diputado se preste alguno á se-
nifiesto al derecho de elección, á la liber- mejantes servicios: se expone por lo m e -
tad d e conciencia ó de la imprenta, al nos, haciendo de este modo algún bien
ejercicio de una industria, á la seguridad p a r t i c u l a r , á perder la facultad d e coope-
d e l a s propiedades, y sobre todo, d e las r a r con plena independencia al bien g e -
personas. Aun en este mismo caso lo que neral, esto es, á la conservación d e las
debe provocar y dirigir la solicitud de la garantías comunes que, repito, es el prin-
asamblea es menos el interés particular del cipal ó el único fin de esta misión.
suplicante, que el interés social general- Aunque pueda parecer indiferente
mente considerado. E n cuanto á los d e - decir, que una asamblea representativa h a -
talles de administración que no tocan in- ce ó no hace parte del gobierno, es m u -
mediatamente á estas garantías sagradas, c h o mas exácto distinguirla de él. Lr
asamblea es el límite exterior, tiene el l u -
gar de todos los gobernád'os; y si está
to. Pero esfoy persuadido d e que por el
organizada de tal suerte que los r e p r e -
concurso de las condiciones que acabo d e
sente en efecto, no solo adopta sus i n t e -
exponer, las g a r a n t í a s individuales p e r -
reses comunes, sino que estos intereses son
manecerían intactas, y que obtenido este
los de ella. No gobierna, no impide g o -
.punto se tendría ya un gobierno tan bue-
bernar, lo que impide es oprimir. Por la
no, que sería locura no sostenerlo y seria
hipótesi, las garantías existen y todavía
aun difícil, si no imposible, t r a s t o r n a r l o .
no son violadas. ¿Cómo lo serian? N o s e -
rá por las leyes, pues la cámara d e los L o s únicos abusos esenciales y t e -
representantes pondría obstáculos, ni por naces, ion aquellos que comprometen las
otros actos arbitrarios, pues nada los a u - propiedades, la seguridad y la libertad
torizaría en las leyes, puesto que h a - d e las personas. T o d o s los otros son i m -
bría jurados y jueces independientes; pues perfecciones mas ó menos inseparables d e
que en fin, si f u e r a necesario la asamblea las cosas humanas y que por otra parte
representativa negaría las contribuciones un gobierno no tiene interés en perpetuar
á un gobierno que quisiera hacerse o p r e - cuando no lo toma en v i o l a r l a s g a r a n -
sor; que, por ejemplo, no le diese entera tías. De él, mas bien que de otra parte,
satisfacción relativamente á las peticio- puede esperarse la mejora d e todos los
nes que ella hubiese juzgado dignas d e detailes de que se componen las leyes y
una seria atención. la administración: él solo puede conocer
bien y apreciar lo que falta, l o que es
N o pretendo seguramente asentar que superñuo, lo que retarda y lo que emba>
no haya otras muchas observaciones que raza. Sobre tales puntos su experiencia es
hacer sobre el modo mas feliz de estable- la luz mas viva y segura. T o d a s las n o -
cer, combinar y animar los poderes polí- ciones relativas á l o que n o se hace bien
ticos: estas cuestiones no son de mi asun- y á los medios de hacerlo mejor, son po-
seídas por él ó llamadas desde el m o -
mentó que le a g r a d a . Con tal que no mas turbulentos y roas hábiles, no llega-
disponga de los negocios privados, los rían á exitar algún movimiento rápido :
públicos son los suyos, y tan suyos que es y que mientras se fatigan con esfuerzos
el único dueño d e ellos. T o d o consiste en p a r a asociar el público á su causa, el g o -
la distinción de estos dos géneros d e n e - bierno tendrá tiempo para reprimirlos.
gocios. Si el gobierno atenta á la indepen- P a r a conmover y agitar una nación ha si-
dencia de los primeros, hay despotismo, si d o siempre necesario que tuviese algún
n o rige plenamente los segundos, h a y . un motivo real de queja. Cuando los intere-
principio de anarquía. E s necesario que s e s particulares están plenamente asegu-
cada uno sea amo en su casa, y que el rados, hay poca disposición á creer que
gobierno lo sea en el estado. F u e r a del h a y a algún i n t e r é s ' público que peligre.
caso d e violacion de las garantías todo E l que quiera descarriar á los hombres,
provocador ardiente de reformas políticas, debe comenzar por decirles lo que sien-
d e modificaciones á las leyes tocantes á ten y dicen ellos mismos: la impostura ne-
las elecciones públicas y que reglan los cesita hallar puntos de apoyo en los pen-
derechos d e ciudadano, de mutaciones en samientos y sentimientos de los que e m -
la naturaleza, en la distribución y en los prende seducir, y el logro no está p r o -
depositarios del poder, es, sin la menor m e t i d o á la mentira, sino cuando esta
d u d a , un ambicioso 6 el órgano, el cóm- puede hacerse preceder de algunas v e r -
plice ó el instrumento pasivo de alguna dades.
facción. Si sus conciudadanos tienen la E n donde quiera, pues, que se ven
imprudencia c e auxiliarlo, los va á con- subsistir facciones, partidos, sectas políti-
ducir por entre desórdenes y desastres, cas, y una ópOsícion constante, hay m o -
á la servidumbre. tivo para creer que quedan por establecer
P e r o me a t r e v o á creer que en la ó afirmar algunas garantías individuales
hipótesi en que discurro, los ambiciosos d e q u e tío se goza, ó que hay riesgo d e
lar en su conservación. E n hora buena, y
perderlas, lo que es casi haberlas ya p e r - si la oposicion no consiste sino en pre-*
d i d o . Si existiesen realmente, las disencio- servarlas d é l o s ataques que las amenaza-
nes habituales y las contradicciones p e r - sen, debe estimularse cuanto se pueda. D i r á
petuas propenderían á aniquilarlas t a r d e solamente que si hay motivo para comba-
ó temprano. Un gobierno que á nadie tir sin cesar por ellas, e s ta hipótesi no es
oprime puede cometer todavia algunos aquella en que, establecidas plenamente,
errores; pero que sus actos y sus p r o y e c - se conservan principalmente por el uso
tos tengan siempre los mismos p a r t i d a - que cada uno hace de ellas diariamente
rios, y siempre los mismos censores, no para su propia utilidad. Se han i m a g i n a -
está en el curso n a t u r a l de las cosas; tal d o muchas instituciones para d a r á los
regularidad es á mi parecer un desorden pueblos hábitos y costumbres extrañas ó
extremo. Los hombres públicos ó p r i v a - contrarias á los intereses de la industria
dos, resueltos anticipadamente á c o n t r a - privada y de la vida doméstica: cuando
decir en todo al poder, son infaliblemente ya no se piense sino en garantir estos i n -
ó enemigos de la tranquilidad del estado tereses, y no en dirigirlos, el problema
ó ambiciosos ligados contra ios ministros será mi;cho mas simple y se conocerá pro-
a quienes desean con impaciencia succe- bablemerte que h a y muchas maneras d e
d e r , ó miserables intrigantes que mendi- resolverlo. T r e s condiciones deber, l l e n a r -
gan empleos con amenazas, y piden g r a - se: declarar las garantías individuales, es-
cias á roano a r m a d a . Cuando se preco- tablecer medios eficaces para . defenderlas
y hacer de suerte que los que estuvieren
niza este extraño sistema como una de
encargados de estos medios quieran siem-
las garantías sociales, es porque faltan
pre emplearlos en su uso. Casi todas las.
mas ó menos de aquellas que lo volverían
constituciones que se han hecho desde
ridículo ó aun imposible.
1 7 8 9 , han satisfecho á la primera de.es-
P e r o se dirá no basta haber obtenido
ías garantías personales; eá necesario v e -
?as condiciones, y aun también á la s e - procuradores ó delegados, no represen-
g u n d a . E n cuanto á la tercera, hay lugar tan á aquellos cuyos negocios hacen: es-
d e pensar que no podría asegurarse p l e - t a n obligados á conformarse á las instruc-
namente por alguna clase de combinacio- ciones y á las órdenes que han recibido;
nes políticas y disposiciones legislativas. sus opiniones y sus voluntades no se e s -
Supone una buena elección de r e p r e s e n - timan ser con pleno derecho las de las
tantes, y esta elección depende d e las l u - personas por cuyos intereses deben esti -
ces públicas, del estado de las opiniones p u l a r : al contrario, el carácter esencial de
políticas y de los sentimientos sociales. Si los representantes, es no tener ni mandato
la asamblea representativa está compuesta ni responsabilidad; se les debe suponer d e
d e manera que consienta en la violacion de t a l modo designados ó escogidos, que ten-
las garantías, ó que quiera ejercer otro g a n en efecto por sí mismos y de un p r o -
poder que el de mantenerlas, se saldrá in- p i o fondo, ios intereses, las opiniones, las
faliblemente del órden constitucional; p e - voluntades de los representados; pero tal
ro todos los modos de salir de aquel órdeó p o d r á ser, aun f u e r a d e la cámara legis-
son funestos. l a t i v a , la condieion de diferentes órdenes
d e hombres públicos.
E l principal cuerpo de representantes
consiste, sin duda, en la asamblea ó c á - Desde luego, si los miembros de es-
mara nacional que consiente ó se opone ta cámara no han sido electos i n m e d i a t a -
á los proyectos de empréstitos, de impues- m ente por todos los accionistas d e la so-
tos ó de leyes; pero los miembros de es- c i e d a d , los electores nombrados ó d e s i g -
ta asamblea no son los únicos á quienes n a d o s para elejirlos, han ejercido esta fun-
pertenece el carácter representativo. E s t o ción como representantes.
resultará á mi ' v e r d e las observaciones El mismo nombre se aplicaría t a m -
siguientes. bién á los miembros de las asambleas p r o -
a. Los comisionados, los mandatarios, vinciales ó municipales, que sin estar en«
29
caigadas de algún acto administrativo
propiamente tal, estuviesen establecidas gobernantes, sin una confusion de ideas
para espresar sus opiniones sobre las ne- igual á la que h a r í a elegir á los agentes
cesidades de una provincia ó de un c o - del' poder ejecutivo por los gobernados.
mún y sobre el modo con que ella es ó A las juntas particulares de electores p r o -
debe ser administrada. En cuanto á los vinciales y comunales es á las que toca
agentes encargados en cada lugar de la la elección de los miembros de estos c o n -
ejecución de las leyes, son los instrumen- sejos, y asi es como puede distribuirse se-
tos del gobierno y no les representantes gún todos ios grados de fortuna y d e
d e los gobernaaos. Hacerlos elegir por el interés en el órden social, el ejercicio d e
puebl :, es una idea que no se hace admi- los derechos de ciudadanía. Por lo demás,
sible sino en una constitución mas ó me- las funciones de las asambleas represen-
nos federativa, Ó cuando se t r a t a d e d e - tativas locales de que hablamos aqui, se
bilitar ó de abolir algún antiguo sistema limitarían por una parte á observaciones
feudal. En un estado que conserva ó toma ó representaciones regularmente publica-
una perfecta unidad, los agentes d e que das, por otra á la- repartición de los i m -
se trata son siempre, bajo cualquier nom- puestos, en la que precederían en cuali-
bre, los brazos y las manos de la a u t o r i - d a d de junta de jurados»
dad central y suprema. Pero mientras mas
extenso fuere el imperio, importará mas Loí jurados cerca d e los tribunales,
al gobierno y al pueblo que los adminis- representan, también al público que h a
tradores lócales sean observados por los tomado, ó que vendría á tomar conoci-
representantes particulares de cada p r o - miento de un hecho reputado crimen ó
vincia y de cada común. H a y , pues, lu- delito; seria también posible que fuesen
g«*.. para consejos ó asambleas cuyos designados de manera que representasen
miembros no podrían ser electos p o r los particularmente á ios ciudadanos mas
ilustrados en la naturaleza de ios hechos-
d e que se había de t r a t a r , y mas intere-
sados en declararlos con total arreglo a patricios, la cualidad de representantes,
la v e r d a d . es necesario ó declararlos simples m a n d a -
En las monarquías, una cámara de tarios, agentes responsables, lo que es e v i -
patricios hereditarios interesada ó dispues- dentemente inadmisible, ó pretender que
ta á mantener á un tiempo las garantías formen en el estado una tercera clase de
individuales y las antiguas instituciones hombres públicos, que seria imposible d e -
que no los ofenden, debe ser considera- finir. Sin duda en las repúblicas puramen-
da como representativa y conservadora; te democráticas, no hay otros r e p r e s e n -
perdería visiblemente ambos caracteres si tantes que aquellos á quienes la elección
tomase la iniciativa d e los trastornos po- ha d a d o este carácter; pero es según me
líticos, si tentase de alterar la organización parece, dé la naturaleza d e una consti-
d e la otra cámara y despojar del d e r e - tución mixta, admitir representantes n a -
cho de elegir á las clases industriosas de t o s - 6 hereditarios; y esta, á mi ver, es
los ciudadanos. ía idea mas justa y mas útil que una 7 fa-
E n fin, en las monarquías el prime- milia reinante y una cámara de Pares
r o y el roas augusto de los representan- pueden tener de sus derechos y de sus
tes es el monarca mismo, elector d e los poderes. Se debe suponer que ÍU misma
ministros y directa ó indirectamente de posicion, y si no sus antiguas tradiciones,
tbdos los otros funcionarios responsables; por lo menos sus nuevos hábitos, tenderán
dispensador de las gracias, regulador su- á confundir sus intereses personales con
premo de los negocios interiores y exte- el interés nacional, y el medio mas efi-
riores del estado, y en cuyo nombre las caz para que esta suposicisn se realize
leyes son propuestas, promulgadas y eje- mas y mas, es hacerla siempre y e r i g i r -
cutadas. la en máxima. Desde que un sistema p o -
lítico garantiza la libertad, es necesario
Para n e g a r , como se ha hecho algu- establecerlo y mantenerlo con f r a n q u e z a ,
nas veces, al monarca y á los padres 6
en cuyo lugar están, vestirse una librea
conservar religiosamente la pureza de las
de los gobernantes, no es á mi parecer
nociones y aun el imperio de las ficcio-
el mejor medio para representar ó v o l -
nes legales sobre que descansa, y abste-
ver prudentes á los gobernados. Importa
nerse de transportar á él los datos ó las
al contrario no dejar nada en los usos,
teorías propias de otros sistemas.
en los detalles, en el lengusge, que n o
A excepción del monarca, cuyo tro- contribuya á d a r una idea justa del ca-
n o es un establecimiento nacional, las racter de los representantes, y á distin-
Funciones de todos los representantes, h e - guirlos de las otras, clases de hombres
reditarios ó electivos, son esencialmente públicos.
gratuitas: su caracter no puede dejar de
3. Todos los funcionarios, no com-
alterarse si las indemnizaciones que acci-
prendidos en los diferentes órdenes d e
dentalmente pueden t r a e r consigo, e x c e -
q u e acabamos de hablar, pero e n c a r g a -
d e n la medida precisa de los gastos de
dos en una clase cualquiera, de la e j e -
transporte y los mas que realmente ellas
cución y aplicación d e las leyes, emplea-
ocasionan. N o sé que h a y a cosa mas
dos en cualquier servicio ó establecimien-
contraria al desarrollo y conservación del
to público, son empleados asalariados y
sistema representativo, que lo que se ha
responsables; pero para que esta respon-
llamado en otro sentido representación,
sabilidad no se hsga ilusoria, importa
pretendida consideración que se adquiere,
n o extenderla á mas de sus límites, y
según se dice, por el fasto, en lugar de
distinguir bien los cases en que es p u r a -
la estimación que se adquiere por ser-
mente mora!, de aquellos en que está s u -
vicios honrosos. Yo no digo que todo
jeta á procesos rigurosos.
sea perdido, si los miembros de la c á -
mara nacional, los consejos provinciales ó E n la vida p r i v a d a hay dos clases
comunales, llevan uniformes; pero d i s - d e acciones reprensibles: las unas p o r q u e
tinguirse por este a p a r a t o d e aquellos, son ó parecen irracionales, las otras p o r -
m
que ofenden leyes expresas. L a s p r i m e - L á mayor parte d e las inculpaciones
ras exponen á la pérdida d e la confianza , oficiales y de los procesos jurídicos, d i r i -
y de la estimación, las otras al s u f r i - jidos contra ios ministros, no han p r o -
miento de las penas. . L a misma d i s t i n - ducido mas que alteraciones peligrosas y
ción tiene lugar en los actos públicos ó disensiones funestas, ya porque se t r a t a -
políticos. Hay algunos que, aunque las- ba de actos, que la ley no había decla-
timen algún ínteres nacional, no han sido rado criminales, y á ios que solo el es-
formalmente prohibidos; otros al c o n t r a - píritu de facción y de venganza imponía
rio, son infracciones materiales de. una esta calificación; ya porque los hechos
ley positiva. E l efecto natural de las que la hubieran merecido, realmente si
primeras, es provocar quejas, y aun d e s - hubieran sido probados, podían ser d i -
tituciones, si se trata de empleos a m o v i - simulados con destreza, contestados cod
bles; pero solo respecto d e las segundas, justicia ó con feliz éxito. E l hábito dé
hay derecho para tratarlos como delitos estas acusaciones es un síntoma siniestro,
6 como crímenes. L o s ministros habrán y jamás remedia el mal extremo que i n -
nombrado ó hecho nombrar un a d m i n i s - dica.
t r a d o r inhábil ó infiel, un general teme- Hemos dicho que los atentados p r i -
r a r i o ó pérfido: si este general, este vados, debían ser reprimidos y no p r e -
administrador, no tenían las condiciones venidos por la a u t o r i d a d , en atención á
d e elejibilidad que las leyes exijen, los que no podrían dejársele los medios de
ministros son culpables; pero en los otros prevenirlos sin darle los de violar las
casos n o podéis acusarlos sino d e un garantías individuales. Respecto d e los
e r r o r , aun c u a n d o sospechéis algo mas. atentados que pueden cometerse en el
L u e g o que el hecho se reduce á una ejercicio de las funciones ministeriales, es
opinion falsa, pero que la ley p e r m i t í a precisamente todo lo c o n t r a r i o , el sistema
tener, no da lugar á alguna acusación representativo casi n a d a puede p a r a re*
propiamente d i c h a . 30
pr imirlos útil y equitativamente; puede es hacer ó ejecutar leyes de excepción*
toao para prevenirlos, pues que puede T a l es también un consejo de estado c o n -
repeler las leyes que los harían posibles: siderado como una autoridad administra-
el germen de estos atentados ha estado tiva ó judicial. E s cosa muy sabia que
siempre, con pocas excepciones, en las le- para preparar leyes regulares, o r d e n a n -
yes mismas. Casi no se ha visto que los zas y decisiones ministeriales, el gobierno
ministros violen los derechos personales, quiera auxiliarse ccn las luces y trabajos
sino cuando las leyes les ofrecen ó les de hombres instruidos, sabios y e x p e r i -
indican los medios. Contra esta especie mentados. Pero estos consejeros deben
d e crímenes públicos, la mas grave de q u e d a r hombres privados é invisibles, s'ih
tedas, y contra las otras malas versa- tener relaciones sino con el gobierno q u é
ciones de los hombres poderosos, el re- los emplea, y sin ejercer directamente a l -
medio está en la pureza de la leg-islacion, guna clase de poderes públicos. Se con-
en la rectitud y energía de la cpinion cibe todavía menos lo que serian unos
pública, mucho mas que en los procesos ministros de estado, sin ministerio y sin
de estado en que ordinariamente la fuer- responsabilidad. D e este confuso g r u p o
za ocupa el lugar de la e q u i d a d ; en que de agentes indefinibles, cuyas funciones
y a acusados, ya acusadores, son casi siem- n o están determinadas, resultan necesa-
p r e los culpables los que t r i u n f a n . riamente el exceso de gastos, el e m b a -
Una precaución fácil de tomar, es razo en toda clase de negocios, la compli-
no consentir ,el. establecimiento o la con- cación de todos los movimientos políti-
servación de. alguna administración esen- cos, el progreso, en fio; de ios desórdenes
cialmente nociv.a. Tal es, como lo hemos y de las discordias, de que son víctimas
visto una dirección genera! de la impren- los pueblos.
ta y de l a j i b r e r i a . T a l es un ministerio 4 . L a única fuerza de un pueblo,
d e policía general, cuyo servicio habitual p a r a mantener las leyes constitucionales
y las garantías q u e consagran, consiste . »3-7
nefícío tan raro, que sea bastantemente
en lo que hemos liamado opinión pública.
.reconocida para recogerlo y abrazarlo
SÍ trata siempre de saber sí esta opinión
todo enteró, y proclamar á Su vez que
ejercerá su imperio contra los primeros
nada quiere perder de él.
ensayos de actos, y sobre tedo, de leyes
E l efecto áe las garantías indivi-
arbitrarias; se auxiliará victoriosamente
duales desde que están francamente esta-
la resistencia que opondrán á eilo los re-
blecidas, es convertir las ideas y la a c t i -
presentantes fieles. T o d o es comprome-
vidad de los ciudadanos hácia los nego-
tido, sacrificado y perdido, si la nación
cios domésticos, cuyo continuo cuidado
n o resiste á los primeros golpes que serán
se haré entonces éí v e r d a d e r o patriotis-
dados á la seguridad de las personas, á
mo, la prenda de la tranquilidad del e s -
las propiedades, á la libertad de la im-
t a d o , igualmente que d e su prosperidad.
prenta, á la independencia de las eleccio-
E s -una situación muy crítica aquélla en
nes y á la conservación de los derechos
qué casi todos aspiran á ser empleados ó
adquiridos por los electores, y si, no cier-r
asalariados del gobierno. El' Órdeo emi-
ra cada llaga en el instante mismo en
nentemente social, es aquel en que los
que se comience á. a b r i r . V e n d r á dia en
trabajos privados ofrecen generalmente
.que los que no habrán querido percibir
mas ventajas que las funciones públicas,
el ma 1 desde su origen exclamarán mas
en que estas son casi consideradas como
que los otros contra sus últimos progre-
impuestos, de que c a d a uno paga fiel-
sosj cuando no quedaran ya para curarlo
mente su parte, sin c o r r e r t r a s ellos, y
sino remedios tan funestos como el mismo
finalmente con el que los negocios del
mal. Poco vale que un gobierno legitimo
estado, casi no exitan sino bajo un a s -
y sabio, h a y a proclamado las garantías
pecto económico la atención de los "parti-
individuales; es necesario que la nación
culares. Entonces es c u a n d o e l ' g o b i e r n o
sienta bastantemente el precio de un be-
se afirma, y la verdadera" libertad se
consolida, sin q u e se trate de ella 'sin género de trabas; las facultades inteléc-
cesar, y precisamente porque no se ia tuales y morales, á las mas duras violen-'
pone mas en cuestión. Cuando los d e b a - cías y al mas estúpido letargo. ¿Donde
tes políticos llenan todas las conversacio- están los encantos y las delicias de tal r e í
nes, no es este, dígase lo que se quiera, gimen? ¿porqué atractivos puede seducir
Buen síntoma: los hombres que se p o r - á toda una nación? ¿Y cómo suponer <Jué
tan bien no hablan perpetuamente de me- en un siglo á que se reprochan sus luces';
dicina aun cuando son médicos. treinta millones de hombres puedan, ha-*
Un usurpador ha osado decir y osa cerse en este punto enemigos d e si mismos
repetir que ninguno en Francia quiere la y de su posteridad?
libertad,que es la igualdad á la que todos
E n cuanto á la igualdad, .si ella es
aspiran; y para conformarse con está-dis-
otra cosa que la libertad misma, de n i n -
posición universal, para satisfacer este
guna manera concibo en qué pueda c o n -
amor extremo de la igualdad, instituía
sistir. Comprendo muy bien, que todos
órdenes, títulos de nobleza y m a y o r a z -
tienen derecho á las mismas 'garantías.
gos. L a consecuencia podiá parecer ex-r
Pero todo otro nivel es imposible, si no
"Uaña; pero la hipótesi era la mas inju-
es de la servidumbre. L a naturaleza, el.
riosa que podía formarse sobre los sentir
órden social, el curso de los negocios;
mientós y costumbies políticas de un gran
privados y públicos, se oponen invenci-
pueblo.
blemente á toda otra especie de igualdad;,
v L a libertad es el pleno goce de las y sobre este punto son tan manifiestos los
garantías individuales. N o quererla, es hechos y tan constante la experiencia, que,
hallar bueno que las personas queden seria superfino detenernos en él.
expuestas á arrestos, detenciones y des- Nunca,, sino en un sentido-muy a b s -
tierros arbitrarios; las propiedades á pi- tracto y general puede decirse que t o d o s
llages irremediables; la industria á todo las ciudadanos, » s o n igualmente admi3ir
bles á los empleos" . Pues casi siempre se t a n t e , gobernante ó empleado de los go-
c
® f ablecen condiciones de aptitud y eleji- bernantes, seria necesario ó redu ir poco
k'üdad para las funciones represen!,stivás; á poco á los ciudadanos á que formasen
y respecto de. los empleos que no tienen ideas mas justas de sus verdaderos ínteres s
es
t e caracter, y de que el gobierno solo ó desistir para siempre de establecer e n -
d
e b e disponer, sucede una de dos cosas, t r e ellos un sistema representativo, un
^ que el gobierno no tiene otras reglas gobierno y las garantías.
^ue seguir, que las que él mismo se pres- N a d a hay imposible á una extrema
cribe, lo que creo, es lo mejor, ó que la habilidad en el arte d e hacer definiciones.
ley misma determina la idoneidad, y pro- I g n o r o , sin embargo, si se llegaría á r e -
nuncia exclusiones, lo que trae por lo solver bien el problema que se propusiese
ordinario inconvenientes bastantemente en estos términos: definir la igualdad d e
graves. t a l suerte, que no se confunda con la li-
b e r t a d , y que ademas, sea compatible con
Pero en uno y otro caso, la igual las distinciones sociales, especialmente
admisibilidad de todos.á todos los empleos, con una cámara de patricios, á la cual
está sujeta á restricciones, ó al menos á está reservado en las monarquías un t e r -
interpretaciones que la reducen á una p u - cio del poder legislativo. T o d o lo que
r a abstracción metafísica» q u i e r o d e c i r , es, que esta cámara, lejos
Lo que importa á cada uno, es estar d e amenazar á las garantías, debe h a c e r -
bien representado y bien gobernado; por- se .uno de sus apoyos, y merecer por
que solo con' estas dos condiciones pue- este título la mas alta veneración p ú b l i -
den gozarse efectivamente las g a r a n t í a s ca, despues d e la que es debida al t r o n o .
individuales. P e r o si tal pudiese ser la Seria una calamidad verla renunciar á los
disposición general de los espíritus, que homenagc-s del pueblo, abrazando con
el primer voto, la mas impaciente nece- precipitación proposiciones p e r t u r b a d o r a s ,
sidad de cada uno fuese ser represen-! St
declarándose enemiga de la corfstitucion,
que la ha criado heredera de las p r e t e n - CAPITULO IX.
siones que la equidad nacional - ha r e -
probado, ó ejecutora del testamento polí-t
Como las garantías individuales pueden ha-
tico de un usurpador.
cerse inviolables en un pais donde jamás lo
A mas del patriciado, nobleza, p o - han sido.
lítica y parte integrante del poder legis-
lativo, puede existir aun en las monar- I - ' a primera condición para que las g a -
quías una nobleza puramente nominal, la rantías se hagan inviolables, es que hayan
cual mientras esté destituida de todo pri- sido reconocidas y d e c l a r a d a s en términos
vilegio, no debe causar recelo alguno. claros y precisos, no como proposiciones
N o se trata aquí sino de nombres, pro- generales, ni aun como máximas de es-
nombres y sobrenombres, que es i r r a c i o - t a d o , sino como reglas positivas, impues-
nal negar ó envidiar á los que piensan tas á toda a u t o r i d a d pública. Sin e m -
ser felices con haberlos a d q u i r i d o . Casi bargo, por solemne que sea esta promul-
hay tanta vanidad en irritarse contra gación, sabemos muy bien que no b a s t a ,
estos títulos inocentes, cuando no se tie- como ni tampoco los juramentos p r e s t a -
nen, como en ensorberbecerse cuando se dos en su consecuencia por los mas e m i -
poseen; y la v a n i d a d , que no es el honor, nentes personages. A la v e r d a d , parece
que ni aun es el orgullo, es uno de los que ei honor debería consistir principal-
mas activos disolventes de la sociedad. mente en cumplir con una fidelidad es^
crupulosa las promesas que se han hecho,
los empeños que se han t o m a d o y en no
recurrir jamás para eludirlos á sofismas,
subterfugios y miserables sutilezas; pero
la experiencia ao permite confiarse en la
declarándose enemiga de la cotfstitucion,
que la ha criado heredera de las p r e t e n - CAPITULO IX.
siones que la equidad nacional - ha r e -
probado, ó ejecutora del testamento polí-t
Como las garantías individuales pueden ha-
tico de un usurpador.
cerse inviolables en un pais donde jamás lo
A mas del patriciado, nobleza, p o - han sido.
lítica y parte integrante del poder legis-
lativo, puede existir aun en las monar- I - ' a primera condición para que las g a -
quías una nobleza puramente nominal, la rantías se hagan inviolables, es que hayan
cual mientras esté destituida de todo pri- sido reconocidas y d e c l a r a d a s en términos
vilegio, no debe causar recelo alguno. claros y precisos,, no como proposiciones
N o se trata aquí sino de nombres, pro- generales, ni aun como máximas de es-
nombres y sobrenombres, que es i r r a c i o - t a d o , sino como reglas positivas, impues-
nal negar ó envidiar á los que piensan tas á toda a u t o r i d a d pública. Sin e m -
ser felices con haberlos a d q u i r i d o . Casi bargo, por solemne que sea esta promul-
hay tanta vanidad en irritarse contra gación, sabemos muy bien que no b a s t a ,
estos titules inocentes, cuando no se tie- como ni tampoco los juramentos p r e s t a -
nen, como en ensorberbecerse cuando se dos en su consecuencia por los mas e m i -
poseen; y la v a n i d a d , que no es el honor, nentes personages. A la v e r d a d , parece
que ni aun es el orgullo, es uno de los que ei honor debería consistir principal-
mas activos disolventes de la sociedad. mente en cumplir con una fidelidad es-
crupulosa las promesas que se han hecho,
los empeños que se han t o m a d o y en no
recurrir jamás para eludirlos á sofismas,
subterfugios y miserables sutilezas; pero
la experiencia ao permite confiarse en la
244 •
conciencia ni en el pudor de los hombre« men tener , que formar ellos mismos, n o
pode Í osos. Í hacen mas que importunarlos; hacen por
Despues de haber colocado las g a - n o oirías; y si sucede que ostigados hasta
rantías individuales en el numero de las lo sumo de un tirano que ya no les es
leyes fundamentales, se ha concebido al- posible sufrir, emprendan renovar la cons-
gunas veces la idea, de instituir un c u e r - titución del estado, se atreverán todavía
p o permanente, no sé que senado p l e n i - á estipular sus propios intereses pecunia-
potenciario, cuya única función debia ser rios, y á ponerlos en el número de los
la d e velar sobre la conservación de estas fundamentos del o r d e n social. S e g u r a -
leyes. Pero está probado, tanto por los mente ningún pueblo debe contar menos
hechos como por la naturaleza de las co- con las garantías, que el que confiase la
sas, que tal cuerpo no piensa mas que en conservación á aquellos á quienes diese al
conservarse á sí mismo; que teme compro- mismo tiempo otras necesidades y otras
meter su propia existencia, esforzándose á seguridades. Proscribir y conscribir, s e -
mantener las otras instituciones; que se
g a r cada año una generación nueva, des-
apresura á sacrificarlas para no caer con
organizar las elecciones públicas y la r e -
eilas, y que él es el que las da los prime-
presentación nacional, anular las declara-
ros golpes. Cree que el medio d e c o n -
ciones del j u r a d o , aniquilar toda resis-
servarlas es enmendarlas continuamente,
tencia del poder absoluto, f u n d a r el d e s -
y el cuidado que toma de mejorarlas no
potismo, nutrirlo y bendecirlo, cargar con
t a r d a en destruirlas. Las garantías p a r t i -
su oprobrio y enriquecerse con sus f a v o -
culares de que gozan sus miembros, los
tesoros que se acumulan á su disposición, res: ved aqui el resumen de la historia
los vuelven muy indiferentes sobre aquellas d e todos los senados.
garantías vulgares que todos los c i u d a - Renunciando d e esta institución mons-
danos r e d i m a n . Las quejas que n o te-*: t r u o s a , se preguntará si no hay medio d e
d i s t r i b u i r , combinar y equilibrar los p o -
247
. * ^ /
deres públicos, de t a l manera, que jamas
una segunda sesión, sea autorizar e x p r e -
puedan tender todos á un tiempo al 1 .tras-
samente los arrestos arbitrarios, y dar
torno d e las garantías, y que siempre
este poder á millares d e funcionarios p ú -
quede por lo menos uno que tenga f u e r z a
blicos, aun de los ínfimos grados; jes po-
y voluntad para mantenerlas. Diferentes
sible q.ue otra vez se empiece, pidiendo
soluciones de este problema, han sido
que los escritos periódicos queden,., d u -
propuestas. y ensayadas en los tiempos
rante tres años, bajo la dirección de los
antiguos y modernos; ninguna ha sido
ministros, ó bien que se anuncien leyes
todavía en E u r o p a plenamente satisfac-
conformes- (verisímilmente como aquellas)
toria. Es. que las pasiones humanas, prin-
no ya al texto, sino al espíritu de la
cipalmente las políticas, son naturalmente
constitución? Entonces sin d u d a conoce-
tjan activas y caprichosas, que no se las
remos que tenemos que resignarnos á i n t e r -
sujeta sino por largos hábitos, y que es
pretaciones la^ mas caprichosas, y por
difícil que una constitución, mientras es
consiguiente, á la aniquilación de las g a -
reciente, les imprima direcciones bastante
rantías, pues que toda garantía es nula
fuertes para que no puedan salirse del
cuando no es literal. ¿Qué deberá p e n -
camino.
sarse de una constitución tantas veces
Desde el dia siguiente á la p r o m u l -
a b j u r a d a ? ¿Podrá decirse que todavia
gación de una ley fundamental, se abri-
existe? E s verdad que y a . . n o r e i n a r á ;
rán quizá las deliberaciones de un c u e r -
pero en fin, mientras su nombre no fuere
po legislativo, declarando que reprimir,
borrado, mientras sea permitido p r o n u n -
es prevenir; y que para gozar del d e r e -
ciarlo, los amigos de la tranquilidad p ú -
cho de publicar é imprimir sus opiniones,
blica hallarán en ella un. punto de r e -
concedido á todo el mundo, será nece-
unión, reglas de conducta y quizá t a m -
sario darles un volumen y un peso d e t e r -
bién medios de r e t a r d a r por lo menos los^
minados. Podrá ser que el principio de
progresos del despotismo, y de impedir
q u e provoque y vuelva á traer la anarquía.
rarse del poder, quizá para ejercerlo t o -
Su deber es perseverar reclamando contra
davía peor. Quiere el t r i u n f o de alguna
toda violacion antigua y nueva de las g a -
teoría administrativa, ó mas bien de cier-
rantías que el texto de la ley fundamental
tos personages: su ínteres, su objeto único,
expresa. Tales reclamaciones son muy
es d e r r i b a r los ministros y reemplazarlos
jtastas y muy honrosas, para no ser al fia
con sus propios gefes. ¿Qué será si con-
victoriosas, cuando son enérgicas y d e -
centes, pacíficas y continuas. Ahora bien, cibe designios mas vastos? Desde, e n t o n -
si t a r d e ó temprano llegasen á descon- ces se convierte enteramente en una fac-
certar el régimen arbitrario, la constitu- ción: contra él, en su d e r r e d o r , se levan-
ción tomando el imperio que aquel le tan otras facciones, cuyo choque, d e r r o -
habia usurpado, vigorizada con este triun- tas, victorias y represalias, traen y p r o -
f o , quedaría mas afirmada que antes d e longan las revoluciones, en cuyo medio
habér tenido necesidad de lograrlo. N o se reclaman frecuentemente, y se esperan
se t r a t a pues, mas que combatir en su siempre las garantias individuales, sin
nombre, y por ella sola, con las únicas obtenerlas ni respetarlas jamás.
a r m a s que aprueba y que ministra, á la Estas garantias no se hacen i n v i o l a -
luz que derraman sus principios y sus bles, sino1 «áespues de haber estado por
disposiciones. mucho tiempo intactas. U n a larga pose-
sion, y los antiguos h á b i t G S las consagran,
Lejos de poner alguna esperanza en
se acaba por persuadirse que en efecto
las maniobras y agitación d e los partidos
n o es y a posible trastornarlas. E n esta
políticos, tengo ya dicho que son siem-
persuasion es en lo que consiste su soli-
p r e perniciosas. N u n c a un p a r t i d o quiere
d e z , entonces, sin discusión de las p r e t e n -
garantías para sus contrarios, y por esto
d i d a s ventajas que se hallarían, v i o l á n d o -
mismo debilita las suyas propias. Bajo el
las, todo proyecto d e restrinjirlas es d e s -
nombre de oposicion solo aspira á a p o d e -
echado por una sola palabra, esto no se
32
puede; y no hay mas que una catástrofe,
dustria y d e la instrucción. Esta volun-
obrada por u¡ a fuerza extrangera que
tad no p o d r i a nacer de un pueblo i g n o -
pueda de qui ia l s j aun inspiran á una
rante y grosero, ni afirmarse en el que
nación acostumbrada por mucho tiempo
quedase mas dedicado á los debates p o -
á amarlas, un valor intrépido que la hace
líticos, que á los negocios privados. E l
iufaliolemente victoriosa cuando no c o m -
vivo ínteres que se toma en estos, es lo
bate sino para defenderlas. P e r o mientras
que hace sentir la necesidad y todo el
son recientes ó todavia nuevas, mientras
precio de las seguridades individuales.
hay memoria dei tiempo en que no e x i s -
P e r o sea d e esto lo que f u e r e , supone-
tían, conservan enemigos en el seno del
mos aqui que lá nación las quiere en efec-
estado y c o r r í n riesgos. Para m a n t e n e r -
to; y esta hipótesi, bien que f r e c u e n t e -
las, son necesarias voluntades mas n u m e -
mente dudosa, es la única en que t e n e -
rosas y mas fuertes que las que las a m e -
mos que discurrir.
nazan.
Si á esta voluntad no se junta al-
Deben distinguirse aqui cuatro v o -
guna de las otras tres voluntades que
luntades, la de la nación, la de la asam-
hamos distinguido, queda, si no sin f u e r -
blea representativa, la del gobierno y la
za, por lo menos sin dirección, y por
d e las clases privilegiadas.
consiguiente sin efectró saludable; es un
Si !a nación ño quisiese estas g a r a n -
volcan que no produce mas qoe sacudi-
tías, ninguna persona ciertamente q u e r -
mientos, conmociones violentas y revolu-
ría ni aun podría dárselas ó c o n s e r v á r -
ciones desastrosas. P e r o si es auxiliada y
selas mal de su grado, ó sin su noticia.
dirijida por una de las otras tres, no
P e r o ella no las quiere plenamente, sino
importa por cual debe creerse que las
cuando ha concebido una idea justa, y
garantías permanecerán y se afirmarán
apreciado bien su valor; lo que supone
p a r a siempre.
mas que un mediano desarrollo de la in-
Casi no debe contarse con el concurso
de las clases ó corporaciones, que gozan- nuevos y verdaderos servicios, y obtener
d o ó habiendo gozado privilegios i n c o m - asi algún dia una gran p a r t e en la gloria
patibles con estas garantias, se creerían nacional. Solamente ganarían en esto las
interesadas en imponer ciertas doctrinas, garantias, de que ellos mismos eran p r i -
prohibir ciertas opiniones, y amenazar vados, y mal indemnizados con p r i v i l e -
ciertas propiedades. Debe esperarse d e gios precarios y odiosas usurpaciones; g a -
parte d e ellas una oposicion viva, princi- rantias, que les hacen particularmente
palmente si enmedio de largas turbulen- necesarias las tempestades recientes, ape-
cias han sido víctimas d e poderes a r b i t r a - nas calmadas, siempre inminentes, m i e n - .
rios. E s v e r d a d que esta consideración tras el sistema constitucional no se esta-
debería, por el contrario, inclinarlas á rer blece. Sin d u d a , si pudiesen acostumbrar-
clamar un régimen constitucional, que se á soportar este régimen, vendrían por
admitiéndolas ó llamándolas á muchos último á amarlo y á defenderlo como el
favores y distinciones, seria para ellas mas propio para cubrirlos de una pura
tan honroso como tutelar. E s t e régimen y v e r d a d e r a grandeza. P e r o solo el tiem-
dejaría ademas un campo muy vasto, no
po puede inspirarles estas disposiciones,
á las empresas políticas de los nobles, sino
y hablamos de una época en que todavía
á sus goces, á su opulencia ó á su ambi-
no podrían tenerlas. El concurso que es-
ción civil. N a d a de lo que hemos supues-
tas clases no prometen, jhasta qué punto
to, les impondría conservar los títulos
puede esperarse del gobierno?
que pueden tener á la predilección del
Un usurpador no puede ni quiere
gobierno, llegar con preferencia, y casi
d a r garantias: tiene necesidad para sos-
solos á las mas altas funciones, á las d i g -
nidades mas eminentes, hacerse aun d i g - tenerse de la violencia y del fraude, por
nos por sus talentos y v i r t u d e s , de reno- el cual fué elevado. Pero un poder l e -
var el brillo de sus antiguos nombres por gítimo no halla su propia seguridad, sino
en la de todos los súbditos que gobierna.
hubieran podido renovarla en gran parte.
Conocería muy mal sus ínteres si los a s o -
Ü n a muy buena elección de representan-
ciase á las pretensiones de una clase.
¿Cómo habia de querer mejor reinar y tes es el principal y casi el único medio
apoyarse sobre algunos millares de p r i v i - de obtener garantías reales, en un pais
legiados, que sobre muchos millones d e donde no han sido sino ficticias. E s n e -
hotobres libres? Sin embargo, puede s u - cesaria una asamblea, compuesta de h o m -
ceder que rodeado inmediatamente de se- bres que -.la reclamen enérgicamente; n o
ñores y prelados, tome sus vanos pesares teniendo de su cuenta otros intereses p o -
y sus locas esperanzas por los sentimien- líticos que los que están encargados d e
tos d e todo un pueblo, y que el peligro defender.
d e este e r r o r se a g r a v e por la inclinación L a Constitución de N o r u e g a dispone
d e sus ministros á un sistema a r b i t r a r i o , que los consejeros d e estado y los emplea-
d e que hubiesen, bajo un reinado p r e c e - dos de sus oficinas, los que tienen c a r -
dente, contraído el hábito, recojido las gos en la corte, y los que son por ella
tradiciones, estudiado ó enseñado los m a - pensionados, no pueden ser elegidos r e -
nejos. presentantes. E s t a disposición es muy r i -
gurosa, parece ofender á la libertad d e
E n este caso no quedaría á la v o -
los sufragios públicos, y puede excluir
luntad nacional otro auxiliar que la v o -
hombres tanto mas djgr.os de la confian-
luntad d e la asamblea representativa; y
za pública, cuanto la habrán merecido en
si por desgracia los antiguos p r i v i l e g i a -
puntos donde lo mas o r d i n a r i o es p e r -
dos ó las nuevas criaturas del g o b i e r n o ,
derla. ¿No basta que sobre este punto la
sus agentes, sus consejeros, sus m i n i s t r o s
nación sea dirijida por el sentimiento de
dominaban en esta asamblea, es fácil ver
sus intereses? Si quiere ser efectivamente
cüan comprometidas q u e d a r í a n las g a r a n -
representada, comprenderá bien por sí
tías personales hasta la época en que l a s
misma que d e ninguna manera lo seria
elecciones regulares, libres y nacionales,
por una asamblea en que dejase a b u n d a r nifiesto, si se ensayase despues el m o d i -
los que están empleados en g o b e r n a r l a . E l ficar el derecho de elección, negarlo á
único servicio que espera de sus r e p r e - los contribuyentes mas industriosos, y
sentantes, es preservar sus garantias d e multiplicar las suertes favorables á los
los ataques del poder gobernante. G o b e r - antiguos privilegiados; principalmente si
n a r y representar, son dos funciones m u y ninguna apariencia de desorden servia d e
distintas para que tome, con preferencia, pretesto á estas proposiciones, y si se
en la lista de los hombres que ejercen la hacían solamente p o r q u e de estas u r n a s
p r i m e r a , los que ha de encargar d e la nacionales que los ministros habian p r o -
segunda. Sabrá bien, principalmente si h a c u r a d o llenar con los nombres de sus
t e n i d o la desgracia de hacer la experien- adictos, hubiesen salido con r u i d o n o m -
cia, que nada se parece menos á un c u e r - bres caros á la p a t r i a , recomendados por
po de representantes que una j u n t a d e sus talentos, por sus virtudes privadas y
privilegiados y d e gobernantes. públicas, por eminentes servicios, por el
E n un pais donde todos los d e r e c h o s rec0.i0:imi«nt0 de los pueblos y por los h o -
d e c i u d a d a n o están reducidos al de ele- menages de dos m u n d o s .
jir diputados q u e no pueden ni p r o p o n e r , Si una nación, en lugar de usar s a -
ni modificar proyectos de leyes, sino s o - bia y libremente del d e r e c h o de e l e g i r ,
l a m e n t e desecharlos despues de un m a - a b a n d o n a á los ministros: á una clase á
d u r o y pacífico examen, los ministros una facción, la elección de sus d i p u t a d o s ;
q u e pretendiesen influir en las elecciones, si acepta y transcribe listas dictadas por
dírijirlas, r e t a r d a r l a s , o b s t r u i r l a s , s o m e - intereses opuestos á los suyos, es necesa-
t e r l a s á revisiones a r b i t r a r i a s , anuncia- rio concluir q u e aun no sabe querer fir-
rían muy á las c l a r a s que han resuelto e x - me y eficazmente las garantias sociales; y
t i o g u i r todo vestigio de libertad pública: l a falta de esta voluntad es una desgra-
y e s t e p r o y e c t o se haria t o d a v í a mas m a - 33
un oprobrio con que el gobierno temería
cía extrema, para la que no conozco o t r o mancharse s i n o se empeñase en b o r r a r
r e m e d i o que la propagación de las luces. todos los vestigios de ellas. Ademas el
L a s elecciones dan la medida de las luces exámen de las leyes nuevas traería n a t u -
públicas y dteiden de la suerte de las ralmente, no los votos de la asamblea s o -
garantías. Una asamblea realmente n a - bre las antiguas, sino lo que seria mas
cional, desarragairá presto, afirmando las regular y casi siempre bastaría una d i s -
bases del poder legítimo, hasta los últi- cusión libre y ruidosa, una censura irre^-
.mos retoños del poder arbitrario. N o sistible de lo que tuviesen de incompati-
•pretenderá ni amenazar á las autoridades ble con las leyes fundamentales. L a o p i -
superiores ni inferiores, ni quitar á los nion pública apoyada sobre las disposicio-
ministros, ni enmendar los proyectos d e nes constitucionales, y proclamada en la
leyes, ni extender sus atribuciones, ni tribuna de una asamblea representativa,
usurpar alguna parte del gobierno: sabrá seria necesariamente vencedora de todos
llenar con un rigor inflexible su deber los restos vergonzosos de una legislación
esencial, el de desechar toda ley c o n t r a - fraudulenta y opresiva. Si en fin le e r a
r i a á los derechos individuales de los go- necesario y no habia otro modo de salir
bernados. de este viejo caos de leyes de circunstan-
¿Qué importa, se me d i r á , que ya no cias, el cuerpo de representantes diferiría,
puedan hacerce nuevas leyes de e x c e p - el voto del impuesto hasta la época en
ción, si existen cincuenta que la asamblea que el gobierno las hubiera hecho d e s a p a -
representativa no tendrá poder d e d e r o recer, Porque despues de todo, el impues-
gar? Me atrevo á responder que estas le- t o es el precio de las garantías; no es de-
yes, cualquiera q u e sea su número de c i n - bido sino por los que las obtienen, es s a -
cuenta ó de quinientas, con solo que no cado con violencia de aquellos á quienes
se hagan ya otras semejantes, caerían en se les deniegan.
26o,
Mas asi para los representantes c o - voca la anarquía; por la licencia del des-
mo para los representados, el único buen potismo se reanima la d e las sediciones.
modo de querer estas garantías, es no Estos dos excesos tan opuestos en la a p a -
querer ninguna otra cosa, ni catástrofe, riencia, nacen siempre uno del otro* y "
ni trastorno, ni mudanzas de hombres ó muy frecuentemente una revolución es el
de cosas, ni triunfo de secta, ni nuevo objeto secreto de los que fomentan el p o - i
sistema de administración, ni constitución der arbitrarios lo a y u d a n á elevarse bas-
nueva, ni reforma ó enmienda de a l g u - ta una altura de donde saben que debe
nos artículos ce la constitución que se tie- caer y arrastrar en su caida al poder legi-
ne, aun en lo que se creeria en ella d e - timo. Por lo menos es imprudencia que-
fectuoso, ni en fin, algún, otro gobierno jarse de la anarquía c u a n d o reina la ti-
que aquel que ha renunciado solemnemen- ranía, y reprochar el desenfreno á aque-
t e á los actos arbitrarios y que creeria llos á quienes se priva d e la libertad que
preservado eficazmente del peligro d e re- se les ha prometido. Si temeis en efecto
novar el escándalo. Poco importaría que las tempestades, e n t r a d , por último, al
subsistiesen todavía entre los cortesanos puesto que vos mismo habéis indicado y
ó en una clase, algunos vestigios d e f a c - por la fiel y constante observancia de las
ción y de partido político, con tal que leyes fundamentales volved imposible to-
en la masa de los gobernados no quedase da renovación de las agitaciones populares
sino un solo voto nacional, el de la c o n - y de las catástrofes políticas.
servación del mayor poder de- un g o b i e r - Si' no hubiera oposicion al estable-
no limitado por las garantías i n d i v i d u a - cimiento d e las garantías mas que de p a r -
les y por el sistema representativo i n s t i - te d e los antiguos privilegiados pidiendo
tuido para defenderlas. los usos de nuestros padres y la supers-
Coa la denegación de ellas se pro- tición de nuestros abuelos, esta lucha no
seria grave el día de h o y , y con abste-
nerse el gobierno de intervenir en ella, f o r m a r en la apariencia sino una sola f a c -
podría sin peligro prolongarse para e n - ción, si la segunda aceptase el fin d e la
tretenimiento del público. primera, y esta los medios y el régimen
provisorio de la segunda, el peiigro se h a -
Si-la oposicion no consistiese mas que
r í a tanto mas grave cuanto que esta c o n -
en los esfuerzos de los gobernantes para
nivencia jamás seria sino una tregua y
mantener ó multiplicar las leyes d e e x -
'cubriría una multitud de rivalidades p e r -
cepción ó de circunstancias, este segundo
sonales, de ambiciones inconciliables de re-
sistema, desacreditado por lautos excesos
sentimientos implacables, cuya erupción
mas odioso que lo que es ridículo el p r i -
deberia traer algún dia nuevas calamida*
m e r o , no resistiría mucho tiempo a la in-
d e s públicas. Sin embargo, hasta en esta
fluencia de una constitución proclamada,
c u a r t a hipótesi, quedaría á una nación
y al imperio de una opinion sábia, p a -
ilustrada, á su asamblea representativa,
cífica y constante.
y aun á una parte de esta asamblea bas-
Una tercera hipótesis que podia pa< tante poder para intimidar y disolver poco ;
recer mas alarmante seria la de la coexis- á poco una liga incoherente, efímera y
tencia de las dos oposiciones de que a c a - sujeta por su misma naturaleza a seguir
bo de h a b l a r ; con todo habria en ella l a n - sin honor un camino tortuoso y peno o.
ces para verlas contrariarse y debilitarse
la una por la otra; la guerra se e n c e n d e - Asi para que las garantías declara-
ría de tiempo en tiempo e n t r e ambas y d a s se hagan inviolables y dejen, en fin,
seria posible que los defensores de la cons- d e ser ficticias, todo se reduce á un solo
titución las tuviesen s u c e s i v a m e n t e p o r punto, á saber, que la nación quiere en
auxiliares. , efecto gozar de ellas y de representantes
que tengan la misma voluntad.
P e r o si llegasen á concertarse y a n o
tituciortes mas perniciosas, hacer nacer
Conclusión. otras saludables y señalar á lo menos el
blanco en que todavía no se hiere, P e r o
también por poco que se prolonguen estos
l U n pueblo que despues de muchos s i i movimientos, traen en lugar de las s e g u -
-glos de sufrimientos, emprende sacudir el ridades que da la justicia, los peligros
y u g o del despotismo puede parecer al prin- que multiplica la discordia, las plagas que
cipio menos cuidadoso d é l a s garantías in- causan la ambición, el fanatismo y la ven-
dividuales que de la organización políti- ganza. Son tantos los desastres que d i s -
ca de que ellas deben ser los resultados. tinguen esta primera época de una r e v o -
Su atención se dirije casi exclusivamen- lución que no se notan bastantemente las
te á la distribución de los poderes, á la ilusiones que se propagan y los malos
forma de gobierno, al ejercicio de los d e - hábitos que se contraen d u r a n t e estas t u r -
rechos de ciudadanos y estas instituciones bulencias. D e todos los efectos que p r o -
que no tienen realmente importancia sino ducen, uno de los mas funestos es el d e
p o r sus relaciones con la libertad civil, disponer á cada ciudadano á no apreciar
hechas el objeto inmediato de los debates sino la actividad política, á no buscar
populares, dividen presto en sectas, p a r - garantías sino en el ejercicio del poder,
tidos y facciones, á aquellos cuyo blanco á considerar, en ñ o , las funciones p ú b l i -
común y voto unánime es la misma liber-
cas como el mejor ramo de i n d u s t r i a .
tad. Tales disenciones pueden, es v e r d a d ,
Estos desórdenes pueden p s r a r en
exaltar el patriotismo, hacerlo vencedor
ta elevación de algún aventurero á quien
de todos los obstáculos extrangerosj, llevar
la fortuna poderosísima en tales tiempos
al mas alto, punto la.independencia y p o -
h a b r á abierto un camino brillante y allana-
der nacional, abolir radicalmente las ins-
d o la senda del poder supremo. E l instinto
d e la usurpación y dé la tiranía le bastar^
sa alianza buscarán. Bajo su reinado des-
£árá sacar un gran partido de" ,laf 'ilusio-
nes fatales y de Las disposiciones viciosas aparecerá todo .vestigio, toda noción d é
de que acabo de hablar. Hallará muchos garantías.sociales; no quedarán del siste-
peV's'onages que habrán perdido en las tur- ma representativo mas que sombras in-
bulencias, casi tedas las opiniones f r a n - animadas. y vanos fantasmas que.se des-
cas y sentimientos generosos que tenían h a r á n y desvanecerán por grados. Las
y cuyos últimos restos se empeñarán a antiguas imposturas recobraran su im.pe-'-
venderle. Les persuadirá fácilmente qué rio; se verá, abrirse una nueva media edad,-
ellos nunca han querido otra cosa que cuyas tinieblas y cadenas se e x t e n d e r í a n
riquezas, honores y dignidades: indiferen- á una larga serie de generaciones si por
te entre los partidos en breve h a b r á lis- los excesos premat uros por una tiranía tór-
tado á casi todos los gefes en el suyo pidamente exaltada hasta la demencia, el
propio y dueño de la fortuna pública, enemigo del.mondo, ostigando á un.-tiem-
disponiendo de todos los empleos, llegará p o á sus subditos y á sus vecinos, a b o r r e -
en efecto á ganarse un gran número de cido de sus.parientes, vendido por sus ser-
hombres con favores proporcionados á la vidores, no se precipitase por sí mismo
influencia, renombre y codicia que s u - desde la cima de este poder artificial, á
p o n d r á en ellos. Si puede también con- la profunda ignominia de sus propios v i -
centrar en él solo "la fuerza y la gloria cios. A este horrible reinado succede u n a
a d q u i r i d a s por la nación durante la época tercera época, á la que la memoria y la
precedente, "se h a r á , tanto dentro como influencia d e las dos primeras deben hacer
f u e r a , un potentado formidable, cuyo o r - todavía muy crítica. E n efecto, por una
gullo lisongéarán los príncipe?, cuya c a - parte los desórdenes y desgracias de la
bida impura coronarán y cuya ignominia- primera, parecen recomendar las institu-
ciones que ésta ha trastornado, presentar
como un pnerto el abismo que ha c e r r a d o , blica tomará bastante ascendiente para n e
acreditar las pretensiones insociales de los dejar un libré curso ni á nuevas desolacio-
antiguos privilegiados, y cuando menos nes revolucionarias, emprendidas en senti-
poner en duda los progresos y los t r i u n -
d o inverso de las primeras, ni á nuevas
fos d e la razón publica. Por otra p a r t e ,
artimañas políticas, que engañando todavía
la segunda época deja una amplia p r o v i -
a los pueblos con el vano simulacro d e una
sión de malas leyes, de medidas a r b i t r a -
ley fundamental, los vuelvan al yugo d e
rias, de hábitos serviles, de tradiciones ó
las leyes de excepción y d e los actos a r -
instituciones perversas, y de resortes y
bitrarios. D e esta cuestión que se confun-
Utensilios tiránicos. E n verdad para c o n -
d e con la de saber si esta tercera época
sumar la esclavitud d e la nación no había
mas que continuar la obra que e>te régi- será la última, depende el destino de las
men intermedio ha p r e p a r a d o también: sus generaciones contemporáneas y de las que
pasos serian preferibles aun al régimen q u e las seguirán; ella es, lo confieso, proble-
precedió á las primeras turbulencias; l l e - mática, y solo una profunda estimación d e
v a r í a n con mas seguridad á la aboiicion la nación á que interesa, autoriza á mirar
de toda garantía i n d i v i d u a l ; pero si el des- la solucion mas feliz como la roas p r o b a -
potismo vacila entre estos dos sistemas, si ble. P e r o si en efecto esta nación ha c o n -
pasa y repasa del uno al otro, ó si p r e - servado d u r a n t e los dos primeros p e r i o -
tende seguir á ambos á ún tiempo su m a r - dos, la franqueza y la nobleza de su
cha incierta puede alentar á la libertad carácter; si ha sentido mas los abusos que
pública y a y u d a r l a á renacer del seno d e se han hecho d e su poder, que las desgra-
las luces que no ha tenido tiempo d e e x - cias que le han acarreado; si en el seno
tinguir. mismo de sus infortunios, valerosamente
sufridos, ha [repetido la libertad y r e a -
L a cuestión es saber si la opinion p ú - • u n i d o el r a n g o eminente q u e ie asigna-
«

' . . v * - • - 'J rantías que fuese tan temible al poder, y


ban entré los pueblos, los progresos dé .la
tan nocivo á los. hombres poderosos, y
civilización, de su industria y de sus l u -
qué. es, después de todo, lo que ellas exi- * v
ces, será necesaria mucha habilidad, es-
fuerzos y fortuna, ya para d e f r a u d a r l e las
Que ninguno pueda ser arrestado ni
garantías que se le han prometido, y r e -
detenido, sino para ser juzgado r e g u l a r - •
novar las ilusiones iguales á las que una
mente con la menor dilación posible.
esperiencia reciente ha disipado, ya para
J Que las propiedades consagradas por
reponer en medio de ella los establecimien-
las leyes, estén al abrigo de todo ataque,
tos góticos que estaban ya caducos cuando
4e toda extorcion a r b i t r a r i a .
comenzó á demoler el edificio y cuya r i -
Que la industria, si no está libre d e
diculéz sola ha q u e d a d o indeleble á sus
tpdas sus trabas, por lo menos no t e n -
ojos. A h o r a bien, si el despotismo no lle-
ga que temer aquellas que han sido a b o -
ga ni ai uno ni al o t r o de estos dos fines:
lidas. ^
si el éxito no corona ni á los plagiarios
Que la injuria, la calumnia y la se-
de los artificios de la segunda época, ni á
dición, sean perseguidas como delitos ó
los valientes contrarios de los triunfos d e
crímenes; y que toda otra opinion m a -
la primera, vueltos imitadores de sus mas
nifestada de palabra, ó por escrito, ó por
terribles excesos, la tercera parecerá tanto
la imprenta, sea escenta de toda censu-
niejor llamada á establecer con franqueza
ra previa ó subsecuente, y de toda d i -
y en realidad las garantías individuales
rección administrativa.
cómo que son, según hemos Visto, el mas
Que el culto privilegiado, manteni-
vivo interés del Príncipe, de ios ministros,
do
de los grandes y del cuerpo entero de los
a costa de todos los ciudadanos, aun
gobernados.
de los que no lo profesan, no restrinja *
; Q u é t e n d r í a n , en efecto, estas ga- en algún sentido ó en alguna manera, .
miento de la nación en todo impuesto,
la libertad de las otras creencias religio-
en todo empréstito, en toda ley nueva.
sas sean las que fueren.
Tajes barreras defienden al poder
Ved aqui los únicos puntos que h a y
supremo, mas que lo que ellas lo circuns-
que g a r a n t i r , y p a r a lograrlo, ved las
criben. Porque ¿qué es lo que le impiden
únicas instituciones que sean indispensa-
blemente necesarias. sino -violencias, robos, fraudes, atentados
iguales á l a s q u e él reprime? Estas son
Que todos los jueces inclusos los
Jas barreras que distinguen al poder le-
presidentes y vicepresidentes de los t r i -
gítimo de la fuerza tiránica ó u s u r p a -
bunales sean en razón d e jueces p l e n a -
mente inamovibles; que no puedan ser d a : esta no logra seguridad sino r e t e -
ni transferidos ni mudados contra su v o - niendo á un pueblo supersticioso y d e -
luntad y que queden indestituibles f u e r a g r a d a d o en las tinieblas y en la mise-
del caso de prevaricación juzgada. ria; por el contrario, el poder legítimo
tiene por garantías todas las que da, las
Que todos los hechos punibles, c o -
luces que deja brillar en su d e r r e d o r ,
mo crímenes ó como delitos;, sean previa-
mente verificados y declarados por j u - la industria que anima y las propieda-
rados que la autoridad suprema no h a - des que proteje y respeta. E l hombre
ya elejido ni hecho elejír por sus a g e n - que desecha las garantías individuales
tes; y sobre cuya elección los presiden- cualquiera que sea su posicion, su c o n -
tes de los tribunales no tengan que ejer- dición actual ó pasada, que sea plebeyo,
cer algún poder. noble, ministro ó aun príncipe, descono-
ce sus intereses mas inmediatos y mas
E n fin, que una asamblea d e r e -
caros: aparentemente halla tan dulce la
presentantes regular y libremente e l e g i -
dos, sin influencia ministerial, exprese con esperanza de dañar á otro, que consien-
nna perfecta independencia el consenti- t e , para conservarla, en correr el riesgo
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d e ser el mismo oprimido, perseguido y


proscripto. Este modo de sentir, que en TABLA
W n a d a difiere del d e los malhechores de
0 , otra especie, á saber, de los ladrones q u e t)E LOS CAPITULOS D E ESTA
cometen los atentados particulares que las
leyes castigan, no podria, según creo,
hacerse ó quedar común en el seno d e
t una nación que ha sufrido las d u r a s prue-
bas de las dos primeras épocas d e q u e
introducción...,..^.:..,., .„,..
h e hablado, y me parece permitido es-
C A P . I . De lof^fguritWi^k las per-
! v%v>. P e r a r el
establecimiento real de las
sonas...... ...3.
garantías inmortalizará la tercera.
CAP. II. & l a p r o p i e & d * . ^ ,
CAP. l i m e U i n h P \ L , Á
C A P . IV^pe'la lib'eqtík d&$ti opi-
^ nionesJ¿....Üxtig.íttj, l
C A P . V . 'Continuación misma
materia.\ «^f...
C A P . V i . De fo^gakierjMff que denie-
gan 'expresamente' ÍW^AMrM in-
^ ^ ^ ^ . m i ü M
C A P . V I I , De los gobiernos en que
las garantías individuales, aunque
declarMas, quedan ficticias, siendo
perpetuamente anuladas ó&resfriaji-
das por leyeremeyxe¡u¡iorfá á&cirí,
cmstanciaL ..A. 3*. .
C A P . : V I I I . De bs gobiernos que dan
' . realmente tas garantías individuales. 2ï2
Ù A P . I X . Como las garantías indivi-
duales pueden hacerse inviolables en
un pais donde jamás lo han sido...... 243
2
Conclusion... » 4-

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