Cultivo de Tártago
CULTIVO DE TÁRTAGO
1) GENERALIDADES.
El tártago (Ricinus communis L.) es uno de los rubros agrícolas con perfil interesante para
ser tenido en cuenta en el momento de buscar alternativas para la diversificación agrícola. Su
cultivo es difundido por un buen número de agricultores de la zona norte del país. Su semilla se
emplea como materia prima industrial para la obtención de un aceite que se utiliza en una amplia
gama de productos.
2) CLASIFICACIÓN BOTANICA
Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Subclase: Rosidae
Orden: Malpighiales
Familia: Euphorbiaceae
Género: Ricinus
Especie: Communis
Nombre Científico: Ricinos communis L.
5) CONDICIONES CLIMÁTICAS.
Siendo una planta de clima tropical y subtropical, el tártago se desarrolla bien en casi todas
las zonas del país; precisa de lluvias regulares desde la germinación, crecimiento, floración y
formación de frutas. Durante la maduración necesita de períodos secos, por otro lado, la
producción queda muy afectada con temperaturas inferiores a los 15 grados; las heladas fuertes
perjudican las plantas jóvenes que a menudo se secan, las plantas adultas son bastantes resistentes
a las heladas.
El exceso de humedad ocasiona la muerte de la planta en la etapa inicial de su crecimiento,
con efecto igualmente drástico en la fase de floración, ya que un exceso de calor y humedad
favorece el desarrollo de un hongo llamado “botrytis” más conocido como moho ceniciento que
afecta tanto a las inflorescencia como a los frutos, ocasionando la pudrición de los mismos y por
lo tanto la perdida de valor de las semillas. En zonas frescas el cultivo se desarrolla más con una
producción de aceite perjudicada.
El cultivo es muy exigente en fertilidad del suelo, se debe evitar los suelos compactados y
ácidos. Los suelos deben ser profundos, sueltos y permeables, de acidez casi neutra (pH entre 6 y
7), y con exposición solar favorable. Los suelos silico – arcillosos o arcillo – calcáreos están
incluidos entre los mejores tipos, donde se verifican las más altas tasas de productividad del
tártago, que además es exigente en nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).
Se recomienda la aplicación de cal agrícola (calcáreo dolomítico), que debe ser aplicado
90 días antes de la siembra. Una dosis general recomendada de fertilización es de 15 kg de
Nitrógeno, 40 a 80 kg. de Fósforo y 20 a 40 kg. de Potasio, si se puede se recomienda aplicar
fórmulas que contengan Boro y Zinc. Fertilización en cobertura con 30 a 60 kg. de nitrógeno
aplicados a los 40 días de la germinación, favorecen la implantación del cultivo.
7) ÉPOCA DE SIEMBRA.
8) DENSIDAD DE SIEMBRA.
9) TRATAMIENTO DE SEMILLAS.
Las semillas a ser utilizadas deberán en lo posible, ser tratadas con fungicidas e
insecticidas sistémicos, a fin de evitar enfermedades causadas por patógenos transmisibles por el
suelo, insectos que atacan la fase inicial del cultivo.
10) SIEMBRA.
Se recomienda sembrar dos a tres semillas por hoyo a una profundidad de 5 a 8 cm, esta
pequeña variación en la profundidad es para ajustarla de acuerdo al tipo de suelo y al grado de
humedad existente en el momento de la siembra; mayor en los terrenos sueltos y menor en los
compactos. Germina en condiciones favorables de humedad y temperatura, entre los 6 a 10 días
de la siembra.
La cantidad de semillas varía con la distancia de siembra y con la variedad a sembrarse. A
menor densidad como los de gran crecimiento, se utilizaría 3 a 4 kilos por ha. A mayor densidad
como las variedades enanas y medianas, 5 a 6 kilos por ha.
Raleo: Cuando las plantas tienen 15 a 20 cm de altura, se procederá al raleo, dejando dos
plantas por mata.
Carpida: Deben realizarse dos o tres carpidas en los primeros 60 días de desarrollo del
cultivo, en intervalos de 20 a 30 días, considerando que en esa fase no tolera la competencia de
malezas, de preferencia amontonando la tierra suelta junto al pie de la planta.
Aporque: Cuando el tártago alcanza una altura de 0.70 a 1 m. Conviene darle un pequeño
aporque.
Despunte: Cuando haya alcanzado los 1 a 1.5 m de altura, especialmente si se trata de
variedades de gran crecimiento, resulta ventajoso practicar el despunte del cogollo y yema
terminal. Esto se realiza para evitar el excesivo crecimiento en altura y favorecer el crecimiento
de las ramas laterales. El despunte siempre se practicará en el momento de aparecer el escape
floral, lo que ocurre generalmente a los 3.5 a 4 meses de la siembra. La practica del despunte no
es necesario realizar en las variedades de porte mediano y enanas.
12) PLAGAS.
Normalmente pocos insectos atacan al cultivo del tártago. Entre los principales están:
El Chinche verde (Nezara viridula): que puede provocar perjuicios a la producción, pues
deja las semillas marchitas.
13) ENFERMEDADES.
La enfermedad más frecuente es el moho ceniciento o moho gris, causada por la presencia
del hongo “botrytis”, (Sclerotina ricini) que afecta tanto a las inflorescencias como a los frutos,
provocando la pudrición de los mismos, su incidencia es mayor en los meses de junio, julio y
agosto, especialmente cuando se registran varios días continuados de nieblas y humedad elevada,
puede tener su incidencia disminuida cuando se adoptan espaciamientos más grandes en zonas de
lluvias, lo que permite una mejor ventilación e insolación entre las plantas. En zonas geográficas
propensas a la enfermedad se puede recurrir a variedades más resistentes como la Guarany.
. Fussariosis.
La misma torna en amarillas las nervaduras secundarias de las hojas, después marrón, en
seguida las hojas se marchitan. El hongo viene del suelo y comienza a atacar primero a las hojas
de abajo, llegando hasta la parte superior. La medida de control más efectiva es la rotación de
cultivos.
Otras enfermedades menos importantes son la pudrición del tallo o cuello del tallo
provocado por hongos del genero Phitium que atacan a las jóvenes plantitas especialmente cuando
la siembra ha sido efectuada muy temprano, teniéndose terrenos muy húmedos. Puede prevenirse
tratando previamente las semillas con fungicidas. La bacteriosis de la hoja, (Xanthomonas
Ricinicola Elliot), presenta manchas negras en las hojas cotiledonares, propagandose
posteriormente por las hojas en crecimiento, la bacteria se traslada por la semilla y se difunde con
las fuertes lluvias y vientos, prospera en tiempo cálido y seco.
La cercospora, la pudrición radicular, así como la fusariosis, la bacteriosis y las otras
enfermedades pueden ser controladas o prevenidas con rotación de cultivos y erradicación y
quema de las plantas enfermas.
El tártago no debe ser cultivado por más de dos años consecutivos en el mismo terreno; se
recomienda la rotación con maíz y/o abonos verdes. Asimismo el cultivo se adapta bien a la
asociación con poroto, maní y maíz. En la asociación con el maíz, se sugiere plantar éste, un mes
después de la germinación del tártago, cuyo desarrollo lento en los primeros meses podría ser
perjudicado por el rápido crecimiento inicial del maíz.
Deben realizarse dos o tres carpidas en los primeros 60 días de desarrollo del cultivo, en
intervalos de 20 a 30 días, considerando que en esa fase no tolera la competencia de malezas. Se
recomienda amontonar la tierra suelta junto al pie de la planta.
16) COSECHA.
después que las semillas son separadas de las cáscaras. En condiciones normales esta variedad
posee al final de su ciclo, un cacho primario y tres cachos secundarios, representa el 30 % de la
capacidad productiva, los secundarios el 50 % y los terciarios el 20 % .
En el caso de las variedades IAC. 288 y Guaraní, la cosecha es realizada en una única operación,
cosechándose los cachos ya secos, el final del ciclo vegetativo.
17) TRILLA.
Una vez cosechada las plantas, se lleva a un piso en donde se las secan bien, teniéndose
dos grupos: frutos de variedades indehiscentes (IAC.226-Guaraní) y dehiscentes (IAC-80 y
algunas de las variedades de porte grande).
En el caso de las indehiscentes se las secan en pistas o percheles y luego de 3 a 5 días se
desgranan o trillan en máquinas especiales, que se descascaran mediante la fricción. Existen
máquinas que realizan en forma simultánea el trabajo de descascarado y limpieza.
Para el primer año se estima un Costo Directo de producción por hectárea de 936.000 Gs.,
de los cuales el 90 % corresponde a la remuneración de mano de obra y el restante a los insumos
técnicos (semillas, insecticidas y bolsas).
Aplicando una tasa de 22 % al 45 % del costo directo, se puede estimar un costo financiero
de 92.664 Gs. y sumando otros costos no desembolsados se podría aproximar el Costo Total para
el primer año, a la suma de 1.100.000 Gs./ha.
El costo directo para el segundo año, suma 495.000 Gs./ha. y el total, utilizando el mismo
criterio, 659.000 Gs./ha.
18) BIBLIOGRAFIA