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LA FILOSOFÍA SANKHYA
Un elemento esencial que hay que entender para poder avanzar en la vida
espiritual, es la diferencia que existe entre la materia y el espíritu. Sri Krishna
empezó a instruir a Arjuna en la Bhagavad-gita, a partir de esta verdad. Allí, el
Señor explica que el alma espiritual es eterna y, por lo tanto, inmortal, mientras
que el cuerpo material es temporal y, por ello, no tiene una realidad permanente.
El sistema de pensamiento que analiza este tema se denomina sankhya, lo cual
significa “contar”. La filosofía Sankhya es “el estudio analítico de la materia y el
espíritu”. Consiste en llegar a entender por medio del cultivo del conocimiento y
del análisis, que no somos el cuerpo material, el cual está compuesto de diversos
elementos físicos y sutiles, sino que somos el alma espiritual eterna que habita
dentro de ese cuerpo y que lo hace vivir. Esta filosofía se explica en diferentes
ocasiones y de distintas maneras a lo largo de las Escrituras védicas. En Su
encarnación como Kapiladeva, el Señor explicó esa sabiduría a Su madre
Devahuti. En Su forma original de Krishna, el Señor reveló los mismos principios
fundamentales a Arjuna, hace 5000 años, en el campo de batalla de Kurukshetra.
EL ALMA ESPIRITUAL
La gente común y corriente, que no tiene conocimiento espiritual, no sabe lo que
es el alma espiritual. Esas personas se identifican con el cuerpo material y creen
que son ese cuerpo. Algunos dicen que tienen alma, pero no saben definirla con
claridad y concreción. En síntesis, la mayoría de la gente cree que es el cuerpo
material y que, quizás, tienen un alma.
Sin embargo la realidad es otra, tal como nos demuestran las Escrituras védicas.
Somos el alma espiritual eterna que vive dentro del cuerpo y tenemos un cuerpo
físico y otro sutil que utilizamos como vestidos mientras nos encontramos en el
mundo material.
Otro ejemplo es el del guante. La mano es quien da vida al guante. Tan pronto
como sacamos la mano, el guante pierde su movimiento y vitalidad. De manera
similar, tan pronto como el alma abandona el cuerpo, éste se desploma y muere.
En las Escrituras védicas se dan diversos nombres al alma espiritual. Los más
utilizados son jiva, atma y brahman. Las características principales del alma son
la eternidad (sat), el conocimiento (cit) y la bienaventuranza (ananda). El alma
posee esas cualidades por constitución; pero cuando se pone en contacto con la
materia, quedan cubiertas, de la misma manera que el Sol es cubierto por las
nubes. Por esa razón, todos los seres vivos buscan esas cosas: la eternidad, el
conocimiento y la felicidad. Nadie busca algo que no posea o haya poseído. Así
pues, el hecho que busquemos las tres condiciones antedichas es prueba de
que por naturaleza las tenemos.
El síntoma que nos demuestra la existencia del alma es la conciencia. Allí donde
exista conciencia, está presente un alma espiritual. Las Escrituras nos explican
que el alma reside en la zona del corazón y expande su influencia por todo el
cuerpo a través de la sangre. De la misma manera como la electricidad viaja a
través de un cable conductor, la conciencia, que emana del alma, se difunde por
todo el cuerpo a través de la sangre.
Igual que la chispa tiende a extinguirse cuando se separa del fuego, el alma deja
de manifestar sus cualidades espirituales cuando se olvida de Krishna. La
función natural del alma, por constitución, es servir al Señor Supremo. Ese
servicio eterno la mantiene en contacto con el Señor y, por lo tanto, iluminada.
Igual como la mano no puede alimentarse independientemente del cuerpo, sino
que debe trabajar para el cuerpo dándole alimento, el alma no puede disfrutar
sin entregarse a la Suprema Personalidad de Dios. Esa es su naturaleza.
LOS CUERPOS MATERIALES
El alma está cubierta por dos tipos de cuerpos: el cuerpo físico y el cuerpo sutil.
La Bhagavad-gita describe que el cuerpo físico está compuesto de cinco
elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter (espacio). La ciencia moderna analiza
las subdivisiones de esos elementos. Todo cuerpo físico tiene ciertas
proporciones de solidez, liquidez, temperatura, estado gaseoso y espacio, las
cuales se corresponden con los cinco elementos densos antes mencionados.
El cuerpo sutil está compuesto de tres elementos: mente, inteligencia y ego falso.
El cuerpo físico puede compararse a la ropa exterior que lleva la persona,
mientras que el cuerpo sutil puede compararse a la ropa interior. Cuando se
produce la muerte, lo único que permanece es el cuerpo físico. El alma viaja
junto con el cuerpo sutil a su siguiente cuerpo físico.
Otro aspecto interesante que nos demuestra que kala sólo nos influye cuando
estamos en maya, es decir, en el mundo material, es la relatividad que manifiesta
en las distintas regiones del universo. Una respiración del Señor Supremo, en
Su encarnación de Maha-Vishnu, por ejemplo, equivale a la duración del
universo material. La Bhagavad-gita explica que los universos materiales se
manifiestan a intervalos. Cuando el Señor exhala, millones de universos
aparecen. Cuando inhala, todos ellos entran en Su cuerpo trascendental y son
aniquilados. Este ciclo continúa eternamente.
Nadie es libre en el mundo material, aunque pretenda serlo. Todos los seres
vivos están forzados a actuar por las modalidades de la naturaleza material.
Sri Krishna explica que es prácticamente imposible liberarse de la influencia de
las tres gunas. Pero a aquellos que se entregan a Él, les resulta muy fácil.
Existe una encarnación del Señor que controla cada una de las gunas y que Se
encarga de una de las funciones principales del universo material. A esas
encarnaciones se les llama gunavataras. El Señor Brahma es el creador del
universo material y se encarga de la modalidad de la pasión. Aunque se le
considera una encarnación cualitativa del Señor Supremo, porque ha recibido Su
poder, es, en realidad, una entidad viviente que, debido a sus actos
especialmente virtuosos ha recibido esa posición en el universo material. A
veces, cuando no existe ninguna entidad viviente preparada para ocupar el
puesto de Brahma, el Señor en persona lo ocupa.
Los científicos materialistas suelen rechazar las enseñanzas acerca del alma y
de Dios como creencias sentimentales no demostradas. Cuestionan que se
acepte la autoridad védica, es decir, las Escrituras y los maestros espirituales.
Sin embargo, el sistema de aprendizaje que sigue la ciencia moderna se basa
en el mismo principio de aceptar con fe a la autoridad establecida. La única
diferencia radica en quién aceptamos como autoridad. Por ejemplo, muchos de
los principios de la ciencia moderna están basados en experimentos y cálculos
que han realizado solamente una minoría de la comunidad científica. La mayoría
sencillamente acepta lo que otros científicos han explicado. Esas conclusiones
de unos pocos son enseñadas en las escuelas y universidades como “la verdad”.
Prácticamente todo el mundo las acepta con fe y no las cuestiona. Además,
muchas de esas conclusiones que son aceptadas por la mayoría de la sociedad
como verdades probadas, son rechazadas por la siguiente generación de
científicos, la cual promulgará nuevas conclusiones. Posiblemente, en la
siguiente década, surja algún científico mejor que rechace una buena parte de
las conclusiones anteriores. Así pues, el camino científico materialista siempre
se queda corto y es muy lento. Pero si aceptamos una autoridad infalible, es
decir, la Suprema Personalidad de Dios y Sus representantes fidedignos,
evitamos el riesgo de equivocarnos y ahorramos mucho tiempo.
Las Escrituras védicas explican que el mundo material no es más que un reflejo
desvirtuado del mundo espiritual. El mundo material es la sombra del mundo
espiritual. Todas las vivencias y percepciones que obtenemos en este mundo,
no son más que manifestaciones sombra de las vivencias reales que el alma
experimenta en su estado puro, cuando reside junto a la Suprema Personalidad
de Dios en el mundo espiritual. Así pues, el mundo espiritual no es amorfo o
impersonal, sino que está lleno de variedad. Los verdaderos olores, sabores,
formas, sonidos, sensaciones y emociones se experimentan a plenitud en el
mundo espiritual.
Existen cinco rasas principales que los devotos pueden tener con el Señor:
Todas las relaciones que existen en el mundo material son un reflejo pervertido
de las relaciones que tiene Krishna con Sus devotos en el mundo espiritual.
Toda alma tiene, por constitución, una de esas relaciones con Dios. Cuando el
alma se libera de la contaminación material y avanza en el amor por Dios, revive
de un modo natural esa relación.