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MATERIA Y ESPÍRITU

LA FILOSOFÍA SANKHYA
Un elemento esencial que hay que entender para poder avanzar en la vida
espiritual, es la diferencia que existe entre la materia y el espíritu. Sri Krishna
empezó a instruir a Arjuna en la Bhagavad-gita, a partir de esta verdad. Allí, el
Señor explica que el alma espiritual es eterna y, por lo tanto, inmortal, mientras
que el cuerpo material es temporal y, por ello, no tiene una realidad permanente.
El sistema de pensamiento que analiza este tema se denomina sankhya, lo cual
significa “contar”. La filosofía Sankhya es “el estudio analítico de la materia y el
espíritu”. Consiste en llegar a entender por medio del cultivo del conocimiento y
del análisis, que no somos el cuerpo material, el cual está compuesto de diversos
elementos físicos y sutiles, sino que somos el alma espiritual eterna que habita
dentro de ese cuerpo y que lo hace vivir. Esta filosofía se explica en diferentes
ocasiones y de distintas maneras a lo largo de las Escrituras védicas. En Su
encarnación como Kapiladeva, el Señor explicó esa sabiduría a Su madre
Devahuti. En Su forma original de Krishna, el Señor reveló los mismos principios
fundamentales a Arjuna, hace 5000 años, en el campo de batalla de Kurukshetra.
EL ALMA ESPIRITUAL
La gente común y corriente, que no tiene conocimiento espiritual, no sabe lo que
es el alma espiritual. Esas personas se identifican con el cuerpo material y creen
que son ese cuerpo. Algunos dicen que tienen alma, pero no saben definirla con
claridad y concreción. En síntesis, la mayoría de la gente cree que es el cuerpo
material y que, quizás, tienen un alma.

Sin embargo la realidad es otra, tal como nos demuestran las Escrituras védicas.
Somos el alma espiritual eterna que vive dentro del cuerpo y tenemos un cuerpo
físico y otro sutil que utilizamos como vestidos mientras nos encontramos en el
mundo material.

La materia, por sí misma, está muerta. El alma espiritual es quien da vida al


cuerpo. Por esa razón, cuando alguien muere se suele decir que “se ha ido”. Los
elementos materiales siguen estando ahí, en la forma de un cadáver. La
verdadera persona, el alma espiritual, es quien se ha ido.

Existen muchos ejemplos que pueden ayudarnos a entender que no somos el


cuerpo material. En la Bhagavad-gita, Sri Krishna explica que, de la misma
manera que una persona abandona su ropa vieja y desgastada para ponerse
otra nueva, el alma acepta nuevos cuerpos materiales desechando los viejos e
inservibles.

El cuerpo también puede compararse a un vehículo. Si no hay un conductor que


lo ponga en marcha y lo utilice, el vehículo no sirve para nada. El alma espiritual
es el conductor que utiliza como vehículo el cuerpo material.

Otro ejemplo es el del guante. La mano es quien da vida al guante. Tan pronto
como sacamos la mano, el guante pierde su movimiento y vitalidad. De manera
similar, tan pronto como el alma abandona el cuerpo, éste se desploma y muere.

En las Escrituras védicas se dan diversos nombres al alma espiritual. Los más
utilizados son jiva, atma y brahman. Las características principales del alma son
la eternidad (sat), el conocimiento (cit) y la bienaventuranza (ananda). El alma
posee esas cualidades por constitución; pero cuando se pone en contacto con la
materia, quedan cubiertas, de la misma manera que el Sol es cubierto por las
nubes. Por esa razón, todos los seres vivos buscan esas cosas: la eternidad, el
conocimiento y la felicidad. Nadie busca algo que no posea o haya poseído. Así
pues, el hecho que busquemos las tres condiciones antedichas es prueba de
que por naturaleza las tenemos.

En las Escrituras védicas se describe que el alma espiritual tiene el tamaño de


la diezmilésima parte de la punta de un cabello. Es invisible para los ojos
materiales. No obstante, es poderosa como miles de soles, ya que es una chispa
eterna de la Suprema Personalidad de Dios.

El síntoma que nos demuestra la existencia del alma es la conciencia. Allí donde
exista conciencia, está presente un alma espiritual. Las Escrituras nos explican
que el alma reside en la zona del corazón y expande su influencia por todo el
cuerpo a través de la sangre. De la misma manera como la electricidad viaja a
través de un cable conductor, la conciencia, que emana del alma, se difunde por
todo el cuerpo a través de la sangre.

Igual que la chispa tiende a extinguirse cuando se separa del fuego, el alma deja
de manifestar sus cualidades espirituales cuando se olvida de Krishna. La
función natural del alma, por constitución, es servir al Señor Supremo. Ese
servicio eterno la mantiene en contacto con el Señor y, por lo tanto, iluminada.
Igual como la mano no puede alimentarse independientemente del cuerpo, sino
que debe trabajar para el cuerpo dándole alimento, el alma no puede disfrutar
sin entregarse a la Suprema Personalidad de Dios. Esa es su naturaleza.
LOS CUERPOS MATERIALES
El alma está cubierta por dos tipos de cuerpos: el cuerpo físico y el cuerpo sutil.
La Bhagavad-gita describe que el cuerpo físico está compuesto de cinco
elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter (espacio). La ciencia moderna analiza
las subdivisiones de esos elementos. Todo cuerpo físico tiene ciertas
proporciones de solidez, liquidez, temperatura, estado gaseoso y espacio, las
cuales se corresponden con los cinco elementos densos antes mencionados.

El cuerpo sutil está compuesto de tres elementos: mente, inteligencia y ego falso.
El cuerpo físico puede compararse a la ropa exterior que lleva la persona,
mientras que el cuerpo sutil puede compararse a la ropa interior. Cuando se
produce la muerte, lo único que permanece es el cuerpo físico. El alma viaja
junto con el cuerpo sutil a su siguiente cuerpo físico.

Cada elemento sutil se diferencia de los demás por sus funciones y


características. La mente tiene las funciones de pensar, sentir y desear. Todas
las impresiones que percibimos a través de los sentidos son proyectadas en la
mente, lugar desde el cual se desarrollan los pensamientos, sentimientos y
deseos. La naturaleza de la mente es fluctuante. Muchas veces acepta lo que
ayer rechazaba o rechaza lo que ayer aceptaba. Por ello, se dice que la mente
se mueve en la dualidad de la aceptación y el rechazo.

La inteligencia está por encima de la mente. Es el instrumento que el alma puede


utilizar para controlar la mente y los sentidos. El análisis y el discernimiento son
sus principales funciones. En el estado de vida condicionado, la inteligencia es
arrastrada por la mente y por los sentidos y, por ello, se ocupa haciendo planes
materiales, que nunca satisfacen por completo al ser.

El ego falso, en sánscrito ahankara, es el elemento más sutil. Es el punto de


contacto entre el alma espiritual pura y la materia. Es la identificación del alma
con los diversos conceptos materiales. Se manifiesta de muchas formas según
el sexo, la raza, la nacionalidad, la ideología, la profesión, etc. En realidad, el
alma no es ni hombre, ni mujer; ni español, americano o ruso; ni cristiano, hindú,
musulmán o ateo; ni arquitecto, estudiante o modista. Es únicamente debido a la
presencia del ego falso que el ser se identifica con esas condiciones externas,
pero el alma no tiene nada que ver con todo ello.

El cuerpo material puede compararse a un carro con cinco caballos, que


representan los cinco sentidos de percepción, las riendas son la mente, la
inteligencia es el conductor y el pasajero, el alma. Cuando el conductor se
duerme o no realiza adecuadamente su función, los caballos arrastran el carro
sin control alguno y el pasajero sufre. De manera similar, cuando la inteligencia
no cumple adecuadamente con su función, los sentidos arrastran la mente hacia
la complacencia externa, sin que la persona se dedique a actividades
espirituales. El alma sufre las consecuencias, ya que no actúa de acuerdo a su
verdadera naturaleza trascendental.
LAS TRES ENERGÍAS DE KRISHNA
En las Escrituras védicas se afirma que el Señor Supremo tiene múltiples
energías. Debido a que el Señor es ilimitado, Sus energías también lo son. No
obstante, para facilitar que podamos entender el funcionamiento básico de las
energías del Señor, los Vedas las han dividido en tres grupos.

1. para-prakriiti o antaranga-shakti: Energía superior o Energía interna. Es la


energía espiritual que está compuesta de eternidad, conocimiento y felicidad
plenas (sac-cid-ananda). Comprende todos los mundos espirituales, en los
que el Señor vive en Sus distintas formas en compañía de Sus devotos puros.
Todo en la manifestación espiritual pertenece a la energía interna de Dios.

2. apara-prakriiti o bahiranga-shakti: Energía inferior o Energía externa. Es la


energía material. Comprende todos los universos materiales con sus
respectivos planetas y los cuerpos de sus habitantes. Es el mundo de la
ilusión, ya que en él, el alma olvida la relación que tiene con Krishna e intenta
disfrutar independientemente “fuera” de Krishna; pero la naturaleza material
opera de manera tal, que el alma llega a creer que está aparte del Señor o
que ni siquiera existe Dios. Por ese motivo, también se le llama maya, que
literalmente significa “lo que no es”.

3. tatastha-shakti: Energía marginal. Son las entidades vivientes espirituales


(jiva). Por naturaleza, el alma espiritual pertenece a la energía interna; pero
debido a que tiene tendencia a quedar cubierta por la energía material y a
olvidarse a sí misma, se la llama marginal. Por ejemplo, la arena de la playa
a veces está cubierta por el agua y a veces no. De manera similar, la entidad
viviente puede estar situada en el mundo espiritual o en el mundo material,
según utilice su libre albedrío.
LA NATURALEZA MATERIAL
La Suprema Personalidad de Dios manifiesta la naturaleza material que está
formada por millones de universos, con dos propósitos básicos.

1. Dar la oportunidad a las almas que lo deseen de intentar disfrutar


independientemente y de enseñorearse de la creación.

2. Dar la oportunidad a esas almas, que han quedado condicionadas por


la materia, de que lleguen a comprender que el mundo material no es
su verdadero hogar y que regresen a su estado original de existencia
en el mundo espiritual.

Srila Prabhupada a veces llamaba al mundo material el lugar de los “dioses de


imitación”, porque todas las almas que nacen en él desean ser los controladores,
los propietarios y los disfrutadores de todo lo que les rodea. Sin embargo, por
constitución natural, esa posición no nos corresponde. Esa es la posición de Sri
Krishna, la Suprema Personalidad de Dios.

Al igual que un padre le da a su hijo pequeño un coche de juguete para que le


imite, el Señor le da al alma rebelde el mundo material para que “juegue” a ser
el amo.

La naturaleza material también se compara a una prisión, cuya función es


reformar a las almas que han utilizado indebidamente su libre albedrío.
LOS SUFRIMIENTOS MATERIALES
Debido a que uno de los propósitos del mundo material es dar lecciones a las
almas condicionadas que en él habitan, el Señor lo ha diseñado de manera tal
que no sea un lugar demasiado agradable. En la Bhagavad-gita, el Señor explica
que el mundo material es un lugar temporal y lleno de sufrimientos.

Existen tres tipos de sufrimientos, según su origen, que se experimentan en la


existencia material:

1. adhyatmika-klesha: Son los sufrimientos que provienen del cuerpo y de la


mente, como las enfermedades físicas y psíquicas.

2. adhibhautika-klesha: Son los sufrimientos que provienen de los otros seres


vivos, ya sean humanos o de cualquier otra índole. Las guerras y las plagas
sirven como ejemplo de ello.

3. adhidaivika-klesha: Son los sufrimientos producidos por los agentes


naturales, como los terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones,
sequías, trastornos climatológicos, etc.

Por lo general, siempre experimentamos la presencia de alguno de estos tipos


de sufrimientos o, a veces, varios a la vez. Por esa razón, Srila Bhaktisiddhanta
Sarasvati Thakura, el maestro espiritual de Srila Prabhupada, solía decir que el
mundo material “no es un lugar para un caballero”. Solía compararlo a un cuarto
de aseo. Nadie pretende quedarse a vivir en un cuarto de aseo. La persona hace
lo que corresponde y se marcha del lugar. De manera similar, el mundo material
no es un lugar adecuado para que el alma espiritual viva felizmente. Su
verdadero hogar se encuentra en el mundo espiritual o trascendental.

Las Escrituras también explican que hay cuatro condiciones problemáticas en la


existencia material: el nacimiento, las enfermedades, la vejez y la muerte.

Cualquier persona entiende que las enfermedades, la vejez y la muerte son


situaciones dolorosas y, por esa razón, todo el mundo intenta evitarlas. Quizás
no seamos conscientes de lo problemático que es, también, el nacimiento a
menos que nos paremos a pensarlo o que nos lo expliquen. El Srimad-
Bhagavatam enseña que el alma condicionada experimenta sufrimiento desde el
mismo comienzo de su vida, cuando se encuentra en el vientre materno. Allí se
encuentra como un pájaro enjaulado, sin libertad de movimiento. Si la madre no
es cuidadosa con sus dietas o en sus hábitos y come alimentos picantes o
salados, fuma o toma bebidas alcohólicas, el niño sufrirá las consecuencias, ya
que su organismo es muy delicado. Después de nacer, su sufrimiento continúa.
Cuando necesita algo, no tiene la posibilidad de comunicarse con claridad. A
menudo, los adultos no entienden lo que el bebé necesita. Por ejemplo, a veces
el niño llora porque siente dolor en alguna parte del cuerpo, pero los padres creen
que tiene hambre o sueño. Así pues, es obvio que el mundo material está
plagado de condiciones dolorosas que hacen sufrir a las entidades vivientes que
lo habitan.
LAS REGIONES DEL MUNDO MATERIAL
Las Escrituras védicas nos informan de que existen millones de universos
materiales, que son manifestaciones de la energía externa del Señor. Cada
universo material está formado por distintos sistemas planetarios, que están
habitados por una gran diversidad de seres vivos, con cuerpos que se adaptan
a las condiciones existentes en el planeta que habitan.

La gran variedad de planetas del universo material puede clasificarse en tres


categorías, según las condiciones de vida que los caractericen:

1. Planetas superiores o celestiales: Las condiciones de vida en esos


planetas son muy agradables. Sus habitantes viven mucho tiempo y casi no
perciben los sufrimientos del nacimiento, las enfermedades, la vejez y la
muerte. Las personas piadosas, después de morir, nacen en uno de esos
planetas para disfrutar de los resultados de sus acciones. Sin embargo,
cuando los resultados piadosos de sus actos se agotan, tienen que
descender de nuevo a los planetas terrenales y seguir luchando por la
existencia.
2. Planetas intermedios o terrenales: En ellos se experimenta una mezcla de
felicidad y de sufrimiento materiales. A veces se disfruta y a veces se sufre.
El planeta Tierra pertenece a esta categoría. Son las mejores regiones del
universo para lograr la comprensión espiritual. En los planetas superiores se
vive demasiado bien, lo cual hace que sus habitantes se distraigan con
facilidad y no se esfuercen lo suficiente para lograr la perfección. Y en los
planetas inferiores, la gente sufre tanto que no puede ni pararse a pensar en
nada.
3. Planetas inferiores o infernales: Son los lugares que habitan las almas que
han sido muy pecaminosas. La naturaleza da a esas almas un cuerpo
adecuado para que puedan sufrir intensamente y, de esa manera, purgar una
buena parte del karma negativo que han acumulado.

La muerte de los seres humanos está controlada por el semidiós Yamaraja.


Yamaraja regula el destino del alma que se encuentra en la forma humana de
vida, siguiendo las leyes universales. Las personas que son muy pecadoras son
llevadas a la fuerza, en el momento de la muerte, por los mensajeros de
Yamaraja, los Yamadutas, a los planetas infernales. Allí, los Yamadutas se
encargan de administrarles el castigo que merecen, según las actividades
previas que hayan realizado.

Las Escrituras y los acaryas explican que la persona inteligente no desea


permanecer en el mundo material, ya que, incluso si vive durante muchos años
en los planetas superiores, el disfrute que experimenta es ilusorio y temporal.
Finalmente, el alma tiene que descender de nuevo a otras regiones intermedias
y, quizás, inferiores del universo. Por lo tanto, lo mejor es regresar al mundo
espiritual, que es el verdadero hogar de la entidad viviente.
EL TIEMPO
Una de las características principales de todo lo que existe en el mundo material
es que se encuentra regido por kala, el tiempo eterno. El alma condicionada, que
originalmente es eterna, es decir, que no tiene ni principio ni fin, entra en la
dimensión de la temporalidad. En el mundo material todo tiene un principio y un
final. Esa impresión es creada por kala, el tiempo eterno, que es otra de las
energías de la Suprema Personalidad de Dios.

Las Escrituras describen a kala como el factor destructivo de la Suprema


Personalidad de Dios. Toda entidad viviente que se identifique con la materia no
podrá evitar los efectos devastadores de kala. Sin embargo, cuando una persona
es consciente de Krishna y, por lo tanto, no está bajo la influencia de maya, deja
de percibir los efectos del tiempo, a pesar de que tenga un cuerpo material.
Aunque su cuerpo se deteriore, esa persona no se ve afectada en lo más mínimo
porque todo su ser se encuentra situado en la Trascendencia.

Otro aspecto interesante que nos demuestra que kala sólo nos influye cuando
estamos en maya, es decir, en el mundo material, es la relatividad que manifiesta
en las distintas regiones del universo. Una respiración del Señor Supremo, en
Su encarnación de Maha-Vishnu, por ejemplo, equivale a la duración del
universo material. La Bhagavad-gita explica que los universos materiales se
manifiestan a intervalos. Cuando el Señor exhala, millones de universos
aparecen. Cuando inhala, todos ellos entran en Su cuerpo trascendental y son
aniquilados. Este ciclo continúa eternamente.

Brahma, el creador del universo material, vive durante todo el período de


duración del universo. Para que nos hagamos una ligera idea, un día de Brahma
equivale a 1000 ciclos de cuatro eras. Cada uno de estos ciclos dura 4.320.000
años solares. Lo mismo dura una de sus noches. Brahma vive durante 100 años,
cada uno de los cuales tiene 360 días y 360 noches. Un segundo para Brahma
representa varios años en el planeta Tierra. De manera similar, un momento en
la Tierra equivale a un período largo de los planetas inferiores.
En última instancia, todas esas impresiones son creadas por maya, la energía
ilusoria del Señor Supremo. Cuando el alma despierta de su sueño, se sitúa en
la plataforma trascendental de Krishna y comprende que no tiene nada que ver
con los cambios externos e ilusorios del mundo material.
LAS TRES GUNAS
La energía material tiene tres cualidades o modalidades. Igual como existen tres
colores primarios que, al mezclarse en distintas proporciones forman una gama
interminable de colores, cuando las tres cualidades de la naturaleza material se
mezclan en distintas formas, producen toda la variedad de cuerpos, formas y
caracteres que encontramos en el universo material. Esas tres cualidades se
denominan, en sánscrito, gunas, lo cual significa literalmente “cuerda”, porque
atan al alma condicionada a la existencia material. Bajo el influjo de las tres
gunas, el alma pura olvida la relación eterna que tiene con Krishna e intenta ser
el Señor del mundo en diversas maneras, según la proporción en que le influyen
las modalidades.

En el capítulo catorce de la Bhagavad-gita, Sri Krishna define las gunas y explica


cómo condicionan a la entidad viviente. Lo que sigue es un pequeño resumen:

1. sattva-guna: Modalidad de la bondad. Es la más pura de las tres. Produce


conocimiento, iluminación y felicidad. Por lo general, se encuentra mezclada
con las otras modalidades y, por lo tanto, no es pura. En ese caso, condiciona
a las personas que se encuentran en ese estado a creerse mejor y más
felices que los demás.

2. rajo-guna: Modalidad de la pasión. Se caracteriza porque produce deseos


incontrolables, esfuerzo intenso, codicia y apego por los resultados del
trabajo. Condiciona a la persona a sufrir o disfrutar los resultados del karma
acumulado, ya sea bueno o malo, en la vida presente y en las siguientes.

3. tamo-guna: Modalidad de la ignorancia. Sus características principales son


la pereza, el sueño, la ilusión, la inercia, la necedad y la locura. Condiciona a
la entidad viviente a olvidar su verdadera identidad espiritual y, por lo tanto,
a actuar en contra de su propio bienestar.

Nadie es libre en el mundo material, aunque pretenda serlo. Todos los seres
vivos están forzados a actuar por las modalidades de la naturaleza material.
Sri Krishna explica que es prácticamente imposible liberarse de la influencia de
las tres gunas. Pero a aquellos que se entregan a Él, les resulta muy fácil.

La persona que se dedica al servicio devocional sin desviarse, logra trascender


la influencia de las tres gunas y se sitúa en la etapa trascendental.

La etapa trascendental, desde la que el devoto ofrece a Krishna un servicio


devocional puro, se denomina vishuddha-sattva o la etapa de bondad pura. El
devoto que abandona el cuerpo en ese estado, regresa al mundo espiritual. Y,
mientras vive con un cuerpo material, el devoto que se encuentra en ese estado,
no se ve afectado por los cambios externos que caracterizan el mundo. Su
conciencia se encuentra fija en la devoción completa e inquebrantable hacia la
Suprema Personalidad de Dios. Como consecuencia de ello, vive lleno de
felicidad trascendental y siempre está iluminado, incluso en medio de grandes
dificultades.

Existe una encarnación del Señor que controla cada una de las gunas y que Se
encarga de una de las funciones principales del universo material. A esas
encarnaciones se les llama gunavataras. El Señor Brahma es el creador del
universo material y se encarga de la modalidad de la pasión. Aunque se le
considera una encarnación cualitativa del Señor Supremo, porque ha recibido Su
poder, es, en realidad, una entidad viviente que, debido a sus actos
especialmente virtuosos ha recibido esa posición en el universo material. A
veces, cuando no existe ninguna entidad viviente preparada para ocupar el
puesto de Brahma, el Señor en persona lo ocupa.

El Señor Vishnu Se encarga de mantener el universo material y controla la


modalidad de la bondad. Sri Vishnu es directamente la Suprema Personalidad
de Dios.

El Señor Siva se encarga de la destrucción del universo material y de la


modalidad de la ignorancia. Siva pertenece a una categoría intermedia entre el
Señor Supremo y la entidad viviente común, la cual se denomina shiva-tattva.
En la Brahma-samhita se le compara al yogur en relación con la leche. Sri
Krishna es como la leche y Siva como el yogur. La leche puede transformarse
en yogur; pero este último no puede transformarse en leche. Sri Vishnu nunca
toca directamente la naturaleza material. Para ponerse en contacto directo con
ella, Se transforma en Siva.
LA VIDA PROVIENE DE LA VIDA
Srila Prabhupada solía explicar que generalmente en las universidades no existe
ningún departamento que estudie las características del alma espiritual y la
diferencia que existe entre la material y el espíritu. Según los Vedas, la verdad
del alma espiritual y del Alma Suprema constituye la esencia de todo
conocimiento. Los científicos y educadores modernos no le dan importancia al
conocimiento del alma y del Alma Suprema y se concentran en estudiar el
funcionamiento externo de ciertos aspectos de la naturaleza.

Por lo general, la ciencia moderna se basa en principios ateos. Muchos


científicos tratan de encontrar explicación a todo descartando, muchas veces de
modo poco científico, la figura de Dios y la existencia del alma espiritual.

No obstante, existen muchos razonamientos lógicos y evidentes que demuestran


la fragilidad de muchos postulados de la ciencia materialista. Algunos
argumentos que pueden hacernos cuestionar la credibilidad casi absoluta que a
menudo ofrece la sociedad moderna a la ciencia son los siguientes:

Los científicos materialistas suelen rechazar las enseñanzas acerca del alma y
de Dios como creencias sentimentales no demostradas. Cuestionan que se
acepte la autoridad védica, es decir, las Escrituras y los maestros espirituales.
Sin embargo, el sistema de aprendizaje que sigue la ciencia moderna se basa
en el mismo principio de aceptar con fe a la autoridad establecida. La única
diferencia radica en quién aceptamos como autoridad. Por ejemplo, muchos de
los principios de la ciencia moderna están basados en experimentos y cálculos
que han realizado solamente una minoría de la comunidad científica. La mayoría
sencillamente acepta lo que otros científicos han explicado. Esas conclusiones
de unos pocos son enseñadas en las escuelas y universidades como “la verdad”.
Prácticamente todo el mundo las acepta con fe y no las cuestiona. Además,
muchas de esas conclusiones que son aceptadas por la mayoría de la sociedad
como verdades probadas, son rechazadas por la siguiente generación de
científicos, la cual promulgará nuevas conclusiones. Posiblemente, en la
siguiente década, surja algún científico mejor que rechace una buena parte de
las conclusiones anteriores. Así pues, el camino científico materialista siempre
se queda corto y es muy lento. Pero si aceptamos una autoridad infalible, es
decir, la Suprema Personalidad de Dios y Sus representantes fidedignos,
evitamos el riesgo de equivocarnos y ahorramos mucho tiempo.

Srila Prabhupada solía desafiar, a menudo, a los científicos materialistas. Le


gustaba, especialmente, poner en evidencia la fragilidad de la ciencia moderna
en lo que concierne al origen de la vida. Los científicos materialistas dicen que
la vida se origina a partir de la materia y dicen que algún día llegarán a crear
vida. Pero la realidad es que hasta el momento no han podido demostrarlo de un
modo claro y contundente. Lo máximo que han conseguido es mezclar unos
componentes orgánicos para obtener otros; pero eso no es crear vida. Suelen
decir que en el futuro lo conseguirán, lo cual es como ir a comprar un vehículo
con un cheque de fecha pospuesta. Si un pobre va a un concesionario de venta
de coches y le dice: “Ahora no tengo dinero; pero en el futuro voy a ser millonario.
Tome un cheque por el valor del vehículo y, en el futuro, lo cobrará”. ¿Le
entregarán el vehículo bajo esas condiciones? Obviamente, no. Así son las
promesas de futuro de la ciencia. Dicen que en el pasado la vida se originó a
partir de la materia y que en el futuro también ocurrirá lo mismo. Pero, ¿por qué,
entonces, no ocurre en el presente?

Lo que sí es visible, es que la vida proviene de la vida. No es necesario entrar


en un laboratorio para aprender esto. La gallina pone huevos de un modo natural;
pero el científico no puede fabricar ni siquiera un huevo. De la semilla plantada
en la tierra brotan flores aromáticas. El científico no puede fabricar ni una sola
flor en su laboratorio. Otro argumento que Srila Prabhupada solía utilizar es que
si la vida proviniera de la materia, los científicos deberían ser capaces de
inyectarle elementos químicos a un cuerpo muerto y hacerlo revivir. Solía
preguntar: ¿cuál es la diferencia entre un cuerpo vivo y un cuerpo muerto? Los
elementos físicos del cuerpo vivo y del cuerpo muerto son los mismos. Así pues,
¿qué es lo que le falta al cuerpo muerto? La ciencia materialista no puede dar
una explicación clara al respecto. Las Escrituras védicas nos informan que lo que
falta es el alma espiritual, la cual da vida al cuerpo material.
En conclusión, la ciencia moderna no puede demostrar que la vida provenga de
la materia, ni que Dios no exista. No obstante, muchos “científicos” promulgan
teorías a favor de esas conclusiones y mucha gente las acepta sin cuestionarlas.
EL MUNDO ESPIRITUAL
La gente común, cuando escucha o habla del mundo espiritual, piensa que es
algo más o menos abstracto: una luz cósmica, una energía, una fuerza divina o
algo por el estilo. El mundo espiritual es todo eso y muchísimo más.

Las Escrituras védicas explican que el mundo material no es más que un reflejo
desvirtuado del mundo espiritual. El mundo material es la sombra del mundo
espiritual. Todas las vivencias y percepciones que obtenemos en este mundo,
no son más que manifestaciones sombra de las vivencias reales que el alma
experimenta en su estado puro, cuando reside junto a la Suprema Personalidad
de Dios en el mundo espiritual. Así pues, el mundo espiritual no es amorfo o
impersonal, sino que está lleno de variedad. Los verdaderos olores, sabores,
formas, sonidos, sensaciones y emociones se experimentan a plenitud en el
mundo espiritual.

Al contrario que el mundo material, al mundo espiritual se le llama Vaikuntha, lo


cual significa, en sentido literal, “sin ansiedad” (vai = sin; kuntha = ansiedad). Allí
no existen los problemas de la existencia material. Todo residente de los
planetas espirituales se encuentra plenamente satisfecho y feliz, debido a que
está ocupado en servir continuamente y con gran amor, a la Suprema
Personalidad de Dios.

Si varias personas a la vez lanzan una piedra a un lago, se crearán ondas en el


lago que chocan entre sí. Pero si todas las piedras caen en el mismo punto, se
creará una onda armoniosa. De manera similar, debido a que el Señor Supremo
es el centro común para los residentes del mundo espiritual, existe una armonía
completa en él. Por un lado, en el mundo material, la gente tiene distintos
intereses que entran en conflicto con los intereses de otras personas y, por eso,
no hay paz ni felicidad en él.

Existen infinidad de planetas espirituales en los que reside el Señor, en alguna


de sus formas, acompañado por un incontable número de devotos. Todas esas
formas del Señor son expansiones que provienen de Su forma original de
Krishna. Así como una vela puede encender muchas otras velas, sin que su
potencia luminosa disminuya, Sri Krishna se expande en muchas otras formas
de la Personalidad de Dios, en los diversos planetas Vaikuntha, sin que Su forma
original se reduzca en lo más mínimo.

Sri Krishna vive en Su planeta personal, llamado Goloka Vrindavana o


Krishnaloka. En la Brahma-Samhita, el Señor Brahma describe algunos aspectos
de la morada personal del Señor. Allí cada paso es una danza, cada palabra una
canción, el agua es néctar, los árboles son trascendentales y satisfacen todos
los deseos y el suelo está hecho de gemas cintamani, es decir, piedras de toque
trascendentales. Todo lo que allí existe es consciente (cit), incluso las piedras. Y
la ocupación fundamental de todos es complacer a la Suprema Personalidad de
Dios. Esto ocurre porque los habitantes del mundo espiritual no tienen, ni quieren
tener, otra cosa que el amor por Krishna. Ese amor colma de felicidad
trascendental tanto al Señor como a sus devotos. Esa morada suprema es
nuestro verdadero hogar y, por lo tanto, es lo que todo el mundo está buscando.

Srí Krishna explica en la Bhagavad-gita que Su morada no necesita la luz del


Sol, de la Luna ni de otro medio de iluminación. Es auto-luminosa. Y quién llega
a ella, jamás regresa al mundo de la ilusión material.

El Señor se relaciona con Sus devotos de diversas maneras. A la dulzura que se


experimenta a partir de una relación determinada con el Señor se le denomina
rasa.

Existen cinco rasas principales que los devotos pueden tener con el Señor:

1. shanta-rasa: Relación neutral o pasiva. El devoto contempla con amor la


grandeza y las maravillas del Señor.

2. dasya-rasa: Relación de servicio activo. El devoto sirve activamente al Señor


con sentimientos de amor, reverencia y veneración.

3. sakhya-rasa: Relación de amistad. El devoto ama a Krishna como su amigo


y Le trata de igual a igual.
4. vatsalya-rasa: Relación paternal. El devoto tiene sentimientos amorosos
paternales o maternales hacia Krishna.

5. madhurya-rasa: Relación conyugal. El devoto ama a Krishna como a su


esposo o amante.

Todas las relaciones que existen en el mundo material son un reflejo pervertido
de las relaciones que tiene Krishna con Sus devotos en el mundo espiritual.

Toda alma tiene, por constitución, una de esas relaciones con Dios. Cuando el
alma se libera de la contaminación material y avanza en el amor por Dios, revive
de un modo natural esa relación.

El mundo espiritual no es un estado físico y, por lo tanto, no está limitado por


nada. Así pues, un devoto puro que resida físicamente en este mundo, en
realidad, vive continuamente con Krishna. Al abandonar el cuerpo material, ese
devoto no vuelve a nacer, sino que sigue sirviendo a Krishna en la dimensión
espiritual original.
BIBLIOGRAFÍA
- Bhagavad-gita, Cap. 7, verso 14 (Es conveniente memorizar este verso
en sánscrito y castellano).
- Bhagavad-gita, Cap. 2, versos del 11 al 30 (ambos inclusive).
- Bhagavad-gita, Cap. 2, verso 39.
- Bhagavad-gita, Cap. 7, versos 4, 5 y 6.
- Bhagavad-gita, Cap. 9, verso 10.
- Bhagavad-gita, Cap. 9, versos 20 y 21.
- Upadeshamrita, verso 2.
- Bhagavad-gita, Cap. 8, versos del 15 al 21 (ambos inclusive).
- Bhagavad-gita, Cap. 15, versos del 1 al 7 (ambos inclusive).
- Bhagavad-gita, Cap. 14 (entero).
- Bhagavad-gita, Cap. 3, verso 27.
- La vida proviene de la vida (entero).
- Bhagavad-gita, Cap. 15, verso 16.
- Bhagavad-gita, Introducción.

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