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2 ANTECEDENTES DE LOS SISTEMAS DE GESTIÓN DE CALIDAD

HISTORIA E IMPORTANCIA DE LA CALIDAD

En sentido general, aseguramiento de la calidad se refiere a cualquier actividad


planeada y sistemática dirigida a proveer a los clientes productos (bienes y
servicios) de calidad apropiada, junto con la confianza de que los productos
satisfacen los requerimientos de los clientes.

El aseguramiento de la calidad depende de la excelencia de dos puntos focales


importantes en los negocios: el diseño de bienes y servicios y el control de la
calidad durante la ejecución de la manufactura y la entrega de servicios. Por lo
general, incluye también alguna forma de actividad de medición e inspección. El
aseguramiento de la calidad ha sido un aspecto importante de las operaciones de
producción a través de la historia. Por ejemplo, murales egipcios que datan del año
1450 a.C., muestran evidencias de medición e inspección. Las piedras para las
pirámides se cortaron de manera tan precisa que incluso en la actualidad es
imposible introducir la hoja de un cuchillo entre los bloques. El éxito de los
egipcios fue el resultado de un buen diseño, uso congruente de métodos y
procedimientos de construcción bien desarrollados y dispositivos de medición
precisos.

La época del trabajo manual (Artesanal)

Durante la Edad Media en Europa, el artesano experto se desempeñaba como fabricante


e inspector. Los “fabricantes” que trataban directamente con el cliente se
enorgullecían del trabajo.
Los gremios, constituidos por maestros, oficiales y aprendices, surgieron para
garantizar que los artesanos tuvieran una capacitación adecuada. El aseguramiento
de la calidad era informal; las personas que fabricaban un producto se esforzaban
por incorporarle calidad. Estos temas, que se perdieron con el advenimiento de la
Revolución Industrial, son bases importantes de los esfuerzos de aseguramiento de
la calidad moderna.
A mediados del siglo XVIII, el armero francés Honoré Le Blanc elaboró un
sistema para fabricar mosquetes con un patrón estándar por medio de partes
intercambiables. Thomas Jefferson llevó la idea a Estados Unidos y, en 1798, el
nuevo gobierno estadounidense otorgó a Eli Whitney un contrato por dos años para
proveer 10 000 mosquetes a sus fuerzas armadas. El uso de partes intercambiables
requería de un estricto control de la calidad. Si bien un producto personalizado
fabricado por un artesano puede ajustarse y funcionar de manera correcta, el
acoplamiento aleatorio de partes no ofrece ese aseguramiento. Las partes deben ser
producidas de acuerdo con un estándar diseñado con detenimiento. Whitney diseñó
herramientas mecánicas especiales y capacitó a los trabajadores para hacer partes
siguiendo un diseño fijo, que luego eran medidas y comparadas con un modelo. Sin
embargo, subestimó el efecto de la variación en los procesos de producción
(obstáculo que aún afecta a las empresas). Debido a los problemas que surgieron,
Whitney necesitó más de diez años para terminar el proyecto. No obstante, se
reconoció el valor del concepto de partes intercambiables, e hizo al aseguramiento
de la calidad un componente crítico del proceso de producción durante la Revolución
Industrial.

Principios del siglo XX

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