Está en la página 1de 6

Giller, Diego (comp.

) 2018, 7 ensayos sobre socialismo y nación


(incursiones mariateguianas), Buenos Aires: Caterva, 157 paá gs.

Por José Gandarilla

El legado de Mariaá tegui desde su pronta partida ha nutrido, y lo seguiraá haciendo, las
mejores tradiciones del pensamiento social latinoamericano. Por ello es que su figura
ha sido recuperada en varios geá neros literarios que van desde el abordaje biograá fico,
la seleccioá n antoloá gica o como base para la ensayíástica problematizadora de ciertos
temas que despuntan en su obra. En cada uno de estos capíátulos del libro abierto que
fue el pensador peruano, y que fue tambieá n el proyecto cultural que mejor sintetizoá
sus propoá sitos (la revista Amauta), los dividendos bibliograá ficos siguen siendo altos.
Los materiales escritos que giran alrededor de su pensamiento nos siguen
sorprendiendo por su frescura y por la sistematicidad que ofrecen en el trato del texto
mariateguiano. Es el caso del reciente volumen que nos ha ofrecido el joven socioá logo
y politoá logo argentino Diego Giller, quien ya desde el tíátulo que eligioá para encabezar
su aporte, Siete ensayos sobre socialismo y nación (incursiones mariateguianas), marca
una conexioá n explíácita con la mayor de las obras del marxista peruano. Una segunda
caracteríástica distintiva del proyecto llevado a buen teá rmino de Giller fue mezclar tres
tipos de narrativa de tal modo que en las paá ginas va uno aclarando pensamientos no
sobre Mariaá tegui sino desde y con Mariaá tegui, ello se logra porque el cuerpo del libro
traza una líánea argumentativa que recorre las tres partes que lo integran y que
emplazan desde estrategias diferenciadas la problemaá tica de la nacioá n en una
exigencia de ser mirada en las dificultades de su construccioá n histoá rica (por ello en su
condicioá n de incompletud) pero en la tentativa de orientarla hacia un sentido
emancipador, vale decir, con los contenidos especíáficos que en nuestra regioá n quiera
decir hoy avanzar en las tareas por arribar a un horizonte democraá tico, socialista,
liberador (y que deben ser entendidas, esas tareas, como tambieá n abiertas al flujo de
sus contradicciones).
El libro se sostiene en una soá lida base desde su ensayo introductorio, en segundo
lugar, Giller mismo toma el reto de antologar al claá sico, de elegir queá textos de
Mariaá tegui son los que mejor pueden ofrecer la materia analíática que ha de ser
tratada, en tercer lugar, tiene el buen tino de acomodar, selectivamente tambieá n, el
conjunto restante de textos (los tres ensayos que cerraraá n el volumen), ahíá Giller hubo
de optar, de entre las intervenciones a propoá sito de Mariaá tegui, por aquellos
posicionamientos que encuentren un elemento de unidad que subraye el sentido
global del libro. El resultado fue un bien interconectado conjunto de materiales que
opera en seguimiento estricto a lo que al Amauta le hubiera dado gusto propiciar: un
enfoque o perspectiva (“una interpretacioá n de la realidad”) que trasciende el suelo
(europeo) que le ofrecioá las condiciones para emerger, y se plasma ya en sendos
capíátulos o “ensayos” del “marxismo latinoamericano”.
Dos son los retos maá s complicados en un libro de esta naturaleza, por un lado, la
exigencia de articulacioá n de cada apartado en torno a la unidad de anaá lisis: coá mo “la
cuestioá n de la nacioá n” se urde en el marco de la expansioá n del capitalismo y de la lucha
por la superacioá n de dicho orden social, y hacerlo de la mano de una serie de textos
(extemporaá neos) sin que de eá stos sobresalga, en lugar de aá ngulos iluminadores de la
cuestioá n a debate, el sello de su propio o especíáfico momento histoá rico. El reto es,
pues, desplazarse sobre un suelo que quizaá no ha de revelarse firme, justo por la
distancia de nuestra especíáfica realidad y sus problemas, con respecto al tipo de
respuestas y de preguntas que alimentaron los planteamientos de los autores
seleccionados. El libro no solo elude ese problema, sino que sale bien librado, no hay
arbitrariedad, los ensayos muestran actualidad y desde ellos auá n brota una
pertinencia críática ante el desgajamiento actual del sentido de lo nacional frente a la
ofensiva neoliberal en la regioá n (que no cesa), ejemplo de coá mo la acumulacioá n
transnacional del capital que alimenta a los centros capitalistas deteriora las bases de
la autodeterminacioá n nacional de sus respectivas periferias.
Iniciamos apuntando estas cuestiones de forma porque lo que comenzoá con la
intencioá n de poner en contrapunto las intervenciones de dos autorizados marxistas
sudamericanos sobre Joseá Carlos Mariaá tegui (Reneá Zavaleta y Joseá Aricoá , y a los que el
responsable del libro conoce muy bien), para destacar en una de esas lecturas, la del
boliviano, el hallazgo del propio Diego Giller de un material hasta entonces
desconocido, fue ampliaá ndose, no excesivamente, hasta derivar en un libro maá s entero
que ya no es solo seguimiento de un rastro, trabajo sobre la huella del archivo, sino
homenaje en tono de problematizacioá n y lectura cargada de las exigencias del
presente. Hay una intencioá n en el organizador del libro: explicar en la persona del
autor coá mo es que el acto creativo de una idea es la síántesis problematizadora de su
momento, conexioá n, entonces, de la teoríáa y la praxis, en segundo lugar, hacer del
criterio selectivo una identificacioá n de los lugares y el tono adecuado de una emisioá n o
encargo, al interior de una inquieta y arboá rea produccioá n, la de Mariaá tegui, entrega,
pues, de una estafeta luego recogida en la obra de otros grandes exponentes, en tercer
lugar, sugerir tambieá n un aá ngulo de lectura que sea detectable como apertura de una
perspectiva propia y pertinente, y defender de ella los meá ritos de ser recuperable (por
su actualidad, no meramente como documento histoá rico), y que aquíá hemos de
nombrar si se nos permite el vocablo como “tanteos de un cierto mar(x)riateguismo”,
que yo detecto en ciertos pasajes del grupo de Pasado y Presente y tambieá n en la prosa
cargada de barroquismo de Reneá Zavaleta.
Los primeros cimientos de la historia intelectual de la regioá n, en el siglo XX, y con un
eá nfasis en la creacioá n (heroica) de la corriente inspirada e inspiradora de un
marxismo críático en suelo latinoamericano, se encuentran en la vida y la obra de
Mariaá tegui, asíá lo asume Giller, arranca con la afirmacioá n dura de que, aunque para su
momento, quizaá su legado se presenta en la forma de “un pensamiento derrotado”, no
puede nunca ser visto como un pensamiento de la derrota sino como una exigencia de
traduccioá n, de traslado críático y vigilante, de los postulados del claá sico (Marx) hacia
nuestras especíáficas realidades (tanto o maá s complejas que las de la Europa del sigo
XIX, y sus afueras o maá rgenes, atisbados tambieá n por el filoá sofo de Treá veris) y, en
segundo lugar, hacer de dichos planteos ya claá sicos (aquíá incluidos los de Mariaá tegui
mismo) elementos dialogales con los maá s importantes planteamientos del
pensamiento filosoá fico de nuestra propia eá poca.
La obra de Mariaá tegui, luego de la publicacioá n del corpus íántegro de su produccioá n, en
la agitada deá cada del sesenta, encontraraá un nuevo impulso con motivo de las
conmemoraciones que se desarrollaron a medio siglo de su desaparicioá n, en 1980, y
que, por ya contar con ese fondo documental, andaban por la vereda del marxismo con
mayor soltura. Ahíá el trabajo del grupo de Pasado y Presente fue muy significativo, de
ahíá que dos autores (Aricoá y Teraá n), asociados a ese grupo, sean elegidos para
acompanñ ar los trabajos del Amauta. El otro texto (de Zavaleta), como ya lo dijimos, es
meá rito de Giller ponerlo a disposicioá n de nuevos lectores.
La tesis que defiende ahíá Giller es arriesgada pero soá lida: fue en los marxistas
latinoamericanos exiliados en suelo mexicano, y en los anñ os ochenta, en que se
alcanzoá la mejor problematizacioá n alrededor de “la cuestioá n de la nacioá n”, puesto que
ahíá se hicieron transitar creativamente (esto es, atravesados por el tamiz de la
situacioá n histoá rica del momento: despunte de la crisis mundial, ensayos iniciales del
neoliberalismo en la regioá n) algunos de los planteamientos mariateguianos: queá es lo
cosmopolita o exoá tico respecto a una identidad definida como propia, pero cuya
caracteríástica ha sido relegar (o para un decir maá s preciso: explotar, dominar, excluir)
a los grupos sociales originarios en quienes reside el sustrato social y míático de mayor
anclaje histoá rico, de mayor duracioá n y trascendencia, pero que es, sin rubor, hacia
donde incluso la nacioá n secuestrada por el Estado (en sus fiestas patrias) dirige la
mirada en la buá squeda de su ancestralidad; coá mo se opera la síántesis o los cruces
entre lo local y lo universal; cuaá les son las contradicciones maá s significativas de esa
unidad de anaá lisis y mediacioá n histoá rica que es la nacioá n, en sus raquíáticas formas
desde la inauguracioá n de nuestros simulacros republicanos, en el marco de un
“modelo de regularidad” (el capitalismo) y una forma social especíáfica que produce,
entonces, un cierto tipo de forma estatal, que arrastra tambieá n el conflicto de clase y le
da su sello a las clases mismas, a los contingentes que las integran cuando llegan a
constituirse, y define los horizontes de sus luchas. Ademaá s de este conjunto de
inquietantes hebras finas para el anaá lisis, ya el libro de Giller, con ese planteamiento,
parece sugerirnos otra tarea, la que iríáa en la líánea de entretejer Mariátegui, el exilio, y
México, sin embargo, comprendiendo un períáodo maá s amplio y sus varias estaciones
de traá nsito. Lo que sugerimos es que, asíá como Meá xico y algunos de sus grandes
personajes estuvieron siempre en la mira del peruano, fue en este suelo en que su
obra alcanzoá un segundo impulso de difusioá n, y desde una eá poca muy temprana,
anterior y en simultaá neo al episodio y al grupo del que se ocupa Diego Giller,
correspondiendo tambieá n a otros personajes del exilio latinoamericano la labor de
antologarlo y debatirlo, no una (Jimeá nez Ricardez, 1979) sino hasta dos veces
(Carrioá n, 1966 y 1976, Quijano, 1981, 1991). Con posterioridad, hubo, desde la Ciudad
de Meá xico, un libro que recopiloá los materiales presentados en un homenaje a
Mariaá tegui, en la UNAM (en 1994) con motivo del centenario de su nacimiento
(Weinberg-Melgar, 2000), sin embargo, por ahíá quedaron otros materiales dispersos, y
ha de corresponder a otro lector atento, como lo es Giller, el esfuerzo por integrar un
cierto planteamiento alrededor de ellos, dado que fueron textos ya producidos o
difundidos desde suelo mexicano que al ser posteriores o cercanos al alzamiento
zapatista estaríáan, sospechamos, procesando ese influjo, en un sentido eá tico y
filosoá fico, es el caso de los artíáculos, algunos muy breves, entre otros, los de Adolfo
Saá nchez Vaá zquez, Elvira Concheiro, Enrique Dussel, Rauá l Fornet-Betancourt, Alberto
Saladino Garcíáa o Alfonso Ibanñ ez (aunque de este uá ltimo un texto suyo se integroá al
texto referido unas líáneas atraá s).
El de Diego Giller es un trabajo que se suma a una bien consolidada tradicioá n que
sigue en un muy especíáfico modo la produccioá n del pensamiento social
latinoamericano, es una historia social del trabajo intelectual que no lo rastrea como
meá rito individual o en sus “indicadores de impacto”, sino como expresioá n de una
intencioá n colectiva, estrateá gica y programaá tica por incidir en la realidad; esta historia
de los colectivos, grupos o proyectos en que se plasma la historia intelectual de la
regioá n, tiene entre sus nuevos exponentes no solo a Giller, sino a Diego Garcíáa, Martíán
Corteá s, Ana Grondona, entre otros, que recorren los pasos ya avanzados por una
generacioá n anterior, donde se han acopiado los trabajos de Fernanda Beigel, Horacio
Tarcus, Carlos Altamirano y el propio Oscar Teraá n.
Del estudio introductorio subrayo el uso, en un par de ocasiones, de una imagen o
figura que destaca, en los ensayos restantes, coá mo en eá stos se van “contorneando” los
argumentos, tal vez esto sea algo maá s que una incidental expresioá n, y sea ya el anuncio
sintomaá tico (al modo de un lapsus) de un trabajo futuro sobre esa otra iniciativa
cultural, la del grupo Contorno, en cuyo radio de actuacioá n, o en alrededores muy
cercanos, se ubican algunos de los pensadores que trashuman en la prosa de Giller y
que pueblan el aparato críático de sus libros, seccioá n en la que acostumbran aparecer
los nombres, por recordar algunos, de David Vinñ as, Horacio Gonzaá lez, Eduardo Gruü ner,
Eduardo Rinesi, guardando siempre un espacio para alguna vinñ eta literaria de Piglia.
Tal vez maá s adelante, nuestro joven antologador y recuperador de Mariaá tegui,
visitante asiduo de este tipo de episodios de nuestra historia intelectual, nos vuelva a
sorprender con sendos libros que se ocupen, con el pormenor que acostumbra, de
algunos de estos otros personajes. Ahíá tambieá n tendraá mucho que aportarnos.

Referencias bibliográficas
Carrioá n, Benjamíán (Seleccioá n y proá logo) 1966, Antología de José Carlos Mariátegui,
Meá xico: B. Costa Amic editor, Coleccioá n Pensamiento de Ameá rica, II Serie, Vol. 2.
Carrioá n, Benjamíán 1976, José Carlos Mariátegui: el precursor, el anticipador, el
suscitador, Meá xico: Secretaríáa de Educacioá n Puá blica, Coleccioá n SEP-Setentas.
Mariaá tegui, Joseá Carlos 1979, Obra Política (Proá logo, seleccioá n y notas de Rubeá n
Jimeá nez Ricaá rdez), Meá xico: Era.
Mariaá tegui, Joseá Carlos 1979, Textos Básicos (Seleccioá n, proá logo, y notas introductorias
de Aníábal Quijano), Meá xico: Era
Quijano, Aníábal 1976, Introducción a Mariátegui, Meá xico: Era.
Weinberg, Liliana Irene y Ricardo Melgar Bao (editores) 2000, Mariátegui: Entre la
memoria y el futuro de América Latina, Meá xico: UNAM, Coleccioá n Cuadernos de
Cuadernos, Nuá m. 10.

También podría gustarte