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MODALIDAD SEMIPRESENCIAL
CARRERA INGENIERÍA AGROPECUARIA
Módulo
ADMINISTRACION Y COMERCIALIZACION DE PRODUCTOS
AGROPECUARIOS
Tema
Materias primas disponibles en las diferentes regiones
Tutor
Ing. Francisco Espinosa Castillo
ALUMNOS:
Loja Arce David Salomón
Pilatasig Ashqui Mercy Karolina
PARALELO:
Q1
2019
Las 10 Materias Primas Producidas en Ecuador Principales
Las materias primas producidas en Ecuador más destacadas son el petróleo y distintos
productos alimenticios como los plátanos, crustáceos o el caviar. Esto deriva en que la
economía de Ecuador sea la octava más grande a nivel latinoamericano y que ocupe el 69º
puesto a nivel mundial.
Además del petróleo, producto líder en exportación, el país sudamericano destaca por la
producción de diversos productos agrícolas como plátanos, café, cacao, arroz, papás, tapioca,
caña de azúcar, ganado, ovejas, puercos, carne, productos lácteos, maderas, pescado y
camarones.
Lugar destacado tienen también otro tipos de industrias como la textil, la de procesamiento de
alimentos, la maderera o de diversos productos químicos.
Uno de los indicadores que nos permiten saber cuáles son las materias primas que se producen
principalmente en Ecuador son sus exportaciones. Aquí vemos las 10 materias primas que
más produce y exporta este país con cifras del 2015:
En general, el sector de la agricultura en Ecuador es responsable del 14% del PIB y emplea un
30% de todos los trabajadores del país (1.25 millones de trabajadores).
Su producto más grande son los plátanos de varios tipos y especies. Aunque es una industria
que no se ha detenido, su principal problema es el bajo precio internacional de los plátanos y
por lo tanto un margen de ganancia reducida.
El pescado preparado o preservado, caviar y substitutos de caviar se preparan con los huevos
del pescado. Ecuador es uno de los exportadores importantes de este producto a países como
Estados Unidos, Japón, Italia, Reino Unido y Francia.
Ecuador es el tercer exportador a nivel mundial de flores cortadas, de las cuales el 73% son
rosas. Es una industria que emplea más de 100 mil personas. La gran ventaja del país es la luz
natural de la cual goza todo el año y que es perfecta para el cultivo de flores.
En algún momento, la producción de café era de las áreas más importantes de la economía
ecuatoriana, pero ha ido disminuyendo por una recesión global. Ahora es la producción de
granos de cacao que ha tomado un papel importante debido a que no solo se exporta, pero
también se consumen a nivel local.
Ecuador cuenta con depósitos de oro, plata, plomo y zinc, siendo un gran potencial en minería
y siendo considerado como un mercado emergente ya que todavía tiene mucho por
aprovechar.
8- Aceites de petróleo procesado: $294.2 millones de dólares
Se trata de otros derivados del petróleo aprovechando las grandes reservas con las que cuenta
Ecuador.
Ecuador cuenta con 140 mil hectáreas en 2011, pero ha doblado su producción desde el 2006.
Ecuador es un país con mucho potencial para la venta de madera, ya que cuenta con 3.6
millones de espacios disponibles para reforestación. Esta industria tiene un alto nivel
tecnológico para elaborar derivados de la madera.
Quito, Ecuador
Ecuador se vio enfrentado a muchas dificultades durante la crisis global de 2009, y desde el
2012 ha mantenido un crecimiento bastante estable de alrededor de 4.7%. Este crecimiento
dio lugar a una disminución de la pobreza y una mejora general de servicios e infraestructuras
en el país.
Sin embargo, desde el 2014, este crecimiento se encuentra amenazado por una desaceleración
asociada con la disminución en los precios del petróleo y un dólar americano más fuerte.
En este periodo difícil, Ecuador se enfrenta al reto de poder adaptar su estructura económica
al nuevo contexto internacional para seguir creciendo y proteger los avances alcanzados en
materia social durante el boom petrolero.
En este momento, el reto para Ecuador es lograr mantener su estabilidad económica y seguir
creciendo.
La siguiente imagen nos ayuda a comprender de manera gráfica el sistema que sigue la cadena
de suministro, desde la obtención de las materias primas, que sería el primer paso a seguir,
hasta la venta de los productos a los clientes. Todos estos procesos están conectados a través
de los transportes, por medio de los cuales se mueven materiales y productos.
Estas son las herramientas que ayudan a construir una estructura de cadena de suministros
robusta.
Hoy en día las empresas, con operaciones más delgadas y saludables están buscando crecer, y
están reposicionando el concepto de la cadena de suministros como la palanca para el
crecimiento.
Los gerentes inteligentes reconocen dos cosas importantes. Primero, piensan en la cadena de
su suministros como un todo, todos los enlaces que se involucran en la administración del
flujo de productos, servicios, información y fondos desde el proveedor de su proveedor hasta
el cliente de su cliente. Segundo, buscan continuamente resultados tangibles, con foco en
crecimiento en ventas, utilización de activos y reducción de costos.
En la actualidad uno de los objetivos mas buscados por todas las empresas es la mayor
eficiencia al menor costo, sin dejar por un lado los estándares de calidad y servicio al cliente.
Haciendo la vida del cliente mas fácil, mediante mejoras en el servicio de entrega de un
producto, o mediante la mejora del tiempo de espera de un servicio y su calidad.
Hacer propios los problemas del cliente, lo que se traducirá en un menor tiempo de respuesta
al problema planteado y nos hará cumplir las promesas hechas.
Proveer mas opciones, esto lo podemos hacer si conocemos bien los deseos del cliente y nos
limitamos a estos deseos, lo que nos permitirá eliminar las opciones costosas e inútiles.
Tener una ventaja de mercado es tener una rentabilidad relativa superior a los rivales en el
sector industrial en el cual se compite, la cual tiene que ser sustentable en el tiempo y esto se
consigue a través de la creación de valor.
Alteraciones de la nutrición
Malnutrición
Los niños, en especial los menores de cinco años, sufren los efectos de la inanición mucho
antes que los adultos. Desarrollan un estado que se denomina malnutrición proteico-
energética. Las dos formas más comunes de este estado, marasmo y kwashiorkor, aparecen en
algunos países en vías de desarrollo y representan una amenaza para la vida.
Desde la antigüedad se conocía que la salud y la alimentación estaban ligadas. Se sabía que
existía la posibilidad de enfermar cuando se consumían ciertos alimentos y si se estaba
enfermo de algo concreto, había alimentos que se podían consumir y otros no.
Las enfermedades del ser humano han variado a lo largo de la historia. Muchas de las que
estaban relacionadas con la escasez de alimentos o la malnutrición han desaparecido en la
mayoría de los países desarrollados y han dado paso a otras de carácter degenerativo o a
enfermedades crónicas. También han aparecido otras ligadas a la sobrealimentación derivadas
de las costumbres alimentarias y hábitos de vida de la sociedad industrial de finales del siglo
XX y principios del XXI.
Durante los últimos cincuenta años se ha podido establecer claramente la asociación entre la
correcta nutrición y la prevención de muchas enfermedades.
Los alimentos que consumimos, en toda su variedad cultural, definen en gran medida la salud,
el crecimiento y el desarrollo personal.
Tanto a nivel individual como colectivo, la alimentación tiene gran importancia en la salud de
la población. La dieta forma parte del entorno que afecta a los individuos, y constituye,
además, un elemento de abordaje esencial en la promoción de la salud, en la prevención de las
enfermedades y en la rehabilitación de los enfermos.
En la salud de las personas, la alimentación tiene una importante dimensión social, de tal
manera que factores como la cultura, la religión, el poder adquisitivo, el clima, los mitos o
tabúes, los acontecimientos familiares o sociales, el status social o las modas, son
determinantes en los hábitos alimentarios. A esta dimensión social debemos añadir la
implicación de valores y actitudes propios de cada persona, familia o sociedad.
Los cambios en la dieta y/o alimentación pueden generar problemas de salud de carácter
psicosocial, al ser valorados habitualmente de forma negativa por el impacto social que
conlleva, entre otros.
Aporte plástico: Para cumplir este propósito deben considerarse la incorporación adecuada de
proteínas, grasas y ciertos minerales. Las proteínas son parte básica de la estructura de toda
célula viva y ejercen la función indispensable de construcción tisular. Dentro de los minerales
a tener en cuenta, destacamos el calcio, quien como elemento plástico cumple un papel
fundamental en la contracción muscular y en la transmisión de los impulsos nerviosos.
Aporte de reserva: Teniendo en cuenta que hidratos de carbono y grasas son las principales
fuentes de energía, se presupone el almacenamiento de estos substratos en el organismo para
colaborar en el metabolismo energético a la hora de un esfuerzo físico. Las grasas son
fácilmente acumulables, por tanto no presentan problemas de almacenamiento ni
disponibilidad. Todas los seres humanos contamos con un porcentaje de grasas considerable.
Aproximadamente un 11 % del peso de una persona en buen estado físico que desarrolle
actividad en forma cotidiana (unos 7 kilogramos, para un individuo de 70 kilogramos de
peso). Los hidratos de carbono se acumulan como glucógeno en hígado y músculos, pero no
superan el 0,5 % del peso total del individuo (alrededor de 500 gramos en una persona de 70
kilogramos de peso.). Este glucógeno se va metabolizando a glucosa y así convirtiendo en
energía. Por esta causa aparece la fatiga muscular después del gasto excesivo de glucógeno
después del ejercicio.
La enorme capacidad de adaptación del ser humano al medio y a las circunstancias, conlleva
la aparición de diferentes modos de alimentarse en las distintas sociedades. Por otra parte,
esto hace que los hábitos alimentarios de una población no sean estáticos sino adaptables a las
lógicas variaciones de su entorno vital.
EGIPCIOS
Existen evidencias de que a los egipcios les gustaba comer, y además que tenían temor ante
una posible escasez de alimentos. Por ejemplo, en el papiro Harris se hace mención a los
alimentos casi tantas veces como al oro, los metales preciosos o los cosméticos.
Desconocemos como producían, almacenaban y preparaban sus comidas (teniendo en cuenta
su carácter perecedero), ni las cantidades consumidas habitualmente.
Hay muy pocas evidencias que nos ilustren sobre cuándo y cuántas veces comían los
habitantes del Nilo. Es probable que las clases dirigentes, incluyendo el faraón, comieran dos,
o quizá tres veces al día.
Tomando como referencia el Himno Caníbal, así como los rituales del templo, parece que los
ricos tomaban una comida ligera al amanecer, y más tarde una gran comida y cena. Las clases
trabajadoras seguramente tomaban un simple desayuno de pan con cebollas, y posteriormente
hacían una comida principal bien pasado el mediodía. Así pues, la dieta egipcia variaba
sensiblemente dependiendo de la clase social de los individuos.
Los egipcios comían sentados, solos o en parejas ante una mesita con todo tipo de alimentos:
carne, aves, frutas y dulces. Además de gran cantidad de pan y cerveza. Los niños se sentaban
en el suelo sobre esteras o cojines.
La carne, de uno o de otro tipo, estaba al alcance de la mayoría de la población al menos una
o dos veces por semana. Las aves -salvajes o domésticas- y el pescado, se podían conseguir
fácilmente por medio de la caza y la pesca. Esta alimentación se suplementaba con el
consumo de verduras, principalmente legumbres y hortalizas como fuente de proteínas, así
como productos animales como los huevos, la leche y el queso. Las verduras estarían
disponibles para todos los egipcios, siendo lo más popular entre la población común, las
cebollas, los guisos de verduras, ensaladas y sopa de lentejas, acompañados de pan y regado
con cerveza. Tanto los ricos como los pobres consumían gran cantidad de panes y pasteles,
elaborados con harina de semillas y rellenos de higos o dátiles. Además de preparar sus
carnes, pescados y aves para el consumo inmediato, también conocieron diversas técnicas de
conservación. Las más comunes fueron el salado y el secado.
PUEBLO HEBREO
El pueblo hebreo tenía una alimentación bastante monótona y basada en los productos que les
daba la tierra, sin muchos refinamientos y curiosamente no uniforme en su desarrollo, pues
dependiendo de las tribus así era la alimentación.
La alimentación básica estaba compuesta por grano para el pan que podía ser de trigo, avena,
cebada o cualquier otro parecido, el cual se molía a mano o en almirez; al polvo o harina se le
añadía agua, sal y casi nunca levadura y con ello hacían un pan cenceño o ácimo. También
existía un tipo de pan hecho con grano que se soasaba o tostaba, para que no se rompiera, y
que era el utilizado en las marchas, viajes o expediciones militares.
La dieta carnívora era muy estricta. Los animales se clasificaban en puros e impuros según
signos externos. En la pesca eran animales impuros aquellos que carecían de aletas y escamas.
Se tiene constancia de que tomaban mucha leche tanto de cabra como de oveja. Además, se ha
podido evidenciar que la bebida estrella entre todas era el vino.
PUEBLO GRIEGO
Las verduras escaseaban y eran relativamente caras en la ciudad, excepto las habas y las
lentejas, que se comían sobre todo en puré. También se comía mucho ajo, así como queso y
cebollas, sobre todo en el ejército.
La carne era escasa, excepto la de cerdo, y los pobres de la ciudad sólo la comían de vez en
cuando, con ocasión de algún sacrificio. La mayor parte de los atenienses tenían que
alimentarse más a menudo de pescado que de carne. El pescado, junto con el pan, era quizá el
alimento esencial de la población urbana. También les gustaban mucho los mariscos, los
moluscos, la sepia y los calamares.
La comida podía terminar con un postre consistente en fruta fresca o seca, sobre todo higos,
nueces y uvas o dulces con miel. La bebida más consumida era el agua. También se bebía
leche, sobre todo de cabra, y una especie de hidromiel, mezcla de miel y agua. Pero la viña
aportaba la bebida real, el «regalo de Dioniso». El vino se conservaba en odres de piel de
cabra o de cerdo, mientras que el que se exportaba se introducía en grandes tinajas de barro.
PUEBLO ROMANO
Los orígenes de la cocina latina fueron humildes y austeros. Hasta el siglo II a.C. la cocina
romana se basaba en alimentos básicos: el pulmentum o papilla de mijo, la cebada o los
guisantes, el queso de leche de oveja, la carne de cordero hervida, la col, las habas, etc. Las
frutas también ocupaban un lugar importante: las manzanas, los albaricoques importados de
Armenia, los melones traídos de Persia, los higos y los dátiles. Fue a principios del siglo II
a.C. cuando los romanos entraron en Asia Menor y descubrieron el refinamiento de las cortes
griegas de Oriente. A partir de este momento, la preparación de las comidas, según Tito Livio,
se hizo larga y costosa. Los servicios de los cocineros, trabajo hasta entonces desempeñado
por esclavos, se comenzaron a cotizar al alza.
La actividad ganadera les proporcionó carne de cabra, vaca, cerdo, leche y queso; mientras
que la caza de aves y la pesca les ofrecían otras alternativas alimenticias. En general, los
romanos se preocuparon tanto de la comida por su condición de alimento, como del sabor y
ornamentación de los platos, aderezados con salsas y adornados con hierbas.
El vino y el pan serán los elementos fundamentales en la dieta medieval. En aquellas zonas
donde el vino no era muy empleado sería la cerveza la bebida más consumida.
Carne, hortalizas, pescado, legumbres, verduras y frutas también formaban parte de esta dieta
dependiendo de las posibilidades económicas del consumidor.
La carne de cerdo era la más empleada. La caza y las aves de corral suponían un importante
aporte cárnico a la dieta. Las clases populares no consumían mucha carne, siendo su dieta más
abundante en despojos como hígados, patas, orejas, tripas, tocino, etc. En los periodos de
abstinencia, la carne era sustituida por el pescado, tanto de mar como de agua dulce. Los
huevos también constituían una importante aportación a la dieta. Las especias procedentes de
Oriente eran muy empleadas. Las carnes debidamente especiadas formaban parte casi íntegra
de la dieta aristocrática mientras que los monjes no consumían carne, apostando por los
vegetales. El pan sería la base alimenticia de las clases populares, pudiendo constituir el 70%
de la ración alimentaria del día.
Al final de la Edad Media se sigue manteniendo la división geográfica entre la cocina del
norte, donde predomina el uso de la grasa animal, y la del sur, mediterránea, que emplea el
aceite de oliva. También se puede distinguir una cocina aristocrática, en la que se produce una
mayor variedad de productos, de técnicas de preparación y de complejidad de elaboración,
con la utilización de especias, protagonismo de asados de volatería y de guisos de pescado,
todo con adornos y aderezos de salsas y sofritos, así como una notable intervención de la
confitería.
La predilección por los sabores aportados por las especias se presenta de manera distinta en
los países de Europa. En Francia era el jengibre la más usada, seguida de la canela, el azafrán,
la pimienta y el clavo; en Alemania, se empleaba sólo la pimienta y el azafrán y en menor
medida el jengibre; los ingleses preferían la cubeba, el macís, la galanga y la flor de canela,
mientras los italianos fueron los primeros en utilizar la nuez moscada. Buena parte del éxito
que cosecharon las especias se debía a sus presuntas virtudes afrodisíacas.
Frente a esta cocina muy refinada, cara y con fuertes variedades regionales, encontramos una
cocina popular, menos cambiante, más unida a las necesidades y a la producción del entorno,
con predominio de guisados en olla, donde la carne debía cocer largo rato porque los animales
eran viejos y, por tanto, más dura, se acompañaba de verduras y legumbres y se completaba
con elevadas cantidades de pan.
3. Alimentación en la Edad Moderna
El periodo comprendido desde el siglo XV hasta el principio del XIX es el momento en el que
se fijan las principales costumbres alimentarías de la mayoría de los países europeos,
costumbres que se conocen con el nombre de cocina tradicional.
El plato por excelencia de la mayor parte de las familias europeas de clase popular era la sopa
y su acompañamiento: el cocido. Aunque no tenemos información de todas las zonas de
Europa, todas las investigaciones apuntan a que esta comida es casi el único plato de la
alimentación diaria de las clases populares, y ello desde la Edad Media hasta mediados del
siglo XVIII.
A menudo se afirma que los cambios sociales y, en particular, los experimentados en el modo
de alimentarse un país, han sido mayores en los últimos 50 años que en todos los siglos
anteriores.
Por otro lado, los avances socioeconómicos y los cambios técnicos ocurridos en todos los
puntos de la cadena de producción de alimentos (agricultura, ganadería, producción,
almacenamiento, venta... ), han difundido y puesto al alcance de cualquiera aparatos
eléctricos, productos y modos de consumo impensables hace simplemente dos décadas
(hornos microondas, alimentos precocinados, ultracongelados, comidas realizadas en régimen
de restauración colectiva, etc.).
A nivel individual, los cambios en la forma de vida se han traducido en una disminución
general en el gasto energético realizado, sobre todo a causa de la creciente mecanización.
Además, se ha producido un descenso en los gastos de termorregulación al difundirse los
aparatos de climatización.
A lo largo del siglo XX en la sociedad española se han ido produciendo importantes cambios
que han modificado extraordinariamente los hábitos alimentarios de la población,
repercutiendo consecuentemente en su estado nutricional. Especialmente en los últimos 40
años, estos cambios se relacionan con la industrialización, urbanización y con el desarrollo
tecnológico y económico que han dado lugar a nuevas formas de producción, procesado y
distribución de alimentos.
5. Alimentación y cultura
La alimentación satisface una necesidad biológica primaria del hombre, entendido como un
ser social dotado de cultura. Ésta influye sobre el comportamiento relacionado con el
consumo de alimentos y en última instancia sobre el estado nutricional de los individuos que
integran cada población.
El concepto moderno de nutrición fue establecido por Lavoisier a mediados del siglo XVIII.
Demostró que la alimentación respondía a un problema energético. Sin alimentos un
organismo muere igual que un coche sin gasolina. Pero, además, de proporcionar la energía
necesaria, los alimentos deben aportarnos ciertas sustancias químicas que se llaman
nutrientes. Estos son liberados por los alimentos durante la digestión.
Macronutientes y micronutrientes
Cualquier dieta (sea la que sea) para ser considerada de muy adecuada tiene que cumplir con
un doble requisito:
1) asegurarse que la persona obtiene las calorías suficientes para mantener un peso corporal
constante dentro de los límites considerados normales para esa persona
2) que en la dieta estén representados alimentos de los distintos grupos: lácteos y huevos;
carnes, pescados, aves y caza ; grasas y aceites; cereales y leguminosas; verduras y frutas, en
las proporciones adecuadas para que la persona pueda obtener todos los nutrientes que a
diario el organismo necesita.
Para no sufrir desequilibrios ni en peso ni en nutrientes, hay que ingerir estas calorías de una
forma determinada. Los hidratos de carbono deberían representar el 50% de la energía total.
Piense que sin verduras, hortalizas y frutas nos faltarán vitaminas y minerales y que las
legumbres y cereales son una energía barata y sana con alto efecto saciante. Las grasas no
deben suponer más allá de 35%. Las proteínas tanto de origen animal como vegetal deben
aportar el 15%.
Estas necesidades disminuyen a medida que nos hacemos mayores. Un hombre de 65 años de
constitución media necesitará unas 1900-2100 kcal/día mientras que una mujer 65 años de
constitución media oscilará entre 1500 - 1700 kcal/ día.
Aunque estemos en reposo, nuestro organismo necesita energía para mantenerse vivo. Esta
actividad que se llama "gasto energético basal", según diversos estudios, en un adulto sano,
puede requerir entre 1000 y 1200 calorías/día.
Por ejemplo, ciertos órganos como el hígado, cerebro, corazón y riñones, en condiciones
normales suponen el 60-70 % de gasto total del organismo, a lo que hay que sumar la energía
que se utiliza en la síntesis y formación de nuevos tejidos y que es más elevada en las etapas
del crecimiento, lactancia y embarazo.
También hay que considerar el gasto de energía que se produce al ingerir alimentos y poner
en marcha los procesos de digestión. Viene a suponer un 10% del gasto total. El nutriente
cuya ingesta induce mayor gasto son las proteínas, seguidos de lejos por los carbohidratos y la
grasa que estimula un gasto mínimo.
Además de pesarnos, utilice el índice de masa corporal (IMC), que es la medida estándar que
se está imponiendo para definir los estados de delgadez, sobrepeso u obesidad
CONCEPTOS BÁSICOS DE NUTRICIÓN
Puesto que es bastante difícil actuar voluntariamente en los procesos de nutrición, si queremos
mejorar nuestro estado nutricional sólo podemos hacerlo mejorando nuestros hábitos
alimenticios. De esta manera, nuestro cuerpo obtiene energía y puede construir y reparar las
estructuras orgánicas, y regular los procesos metabólicos.
Para llevar a cabo todos los procesos que nos permiten estar vivos, el organismo humano
necesita un suministro continuo de materiales que debemos ingerir: los nutrientes.
Los nutrientes son todas las sustancias contenidas en los alimentos que son necesarias para
vivir y mantener la salud. Nutrientes esenciales son aquellos que el organismo no puede
sintetizar (a partir de otros) y, por tanto, depende absolutamente de su ingesta en los
alimentos.
El número de nutrientes que el ser humano puede utilizar es limitado. Sólo existen unas pocas
sustancias, en comparación con la gran cantidad de compuestos existentes, que nos sirven
como combustible o para incorporar a nuestras propias estructuras.
Sin embargo, éstos no se ingieren directamente, sino que forman parte de los alimentos. Las
múltiples combinaciones en que la naturaleza ofrece los diferentes nutrientes nos dan una
amplia variedad de alimentos que el ser humano puede consumir.
Se puede hacer una primera distinción entre los componentes de cualquier alimento en base a
las cantidades en que están presentes: los llamados macronutrientes, que son los que ocupan la
mayor proporción de los alimentos, y los llamados micronutrientes, que sólo están presentes
en pequeñísimas proporciones.
Los macronutrientes son las proteínas, glúcidos (o hidratos de carbono) y lípidos (o grasas).
También se podría incluir a la fibra y al agua, que están presentes en cantidades considerables
en la mayoría de los alimentos, pero como no aportan calorías no suelen considerarse
nutrientes.
Entre los micronutrientes se encuentran las vitaminas y los minerales. Son imprescindibles
para el mantenimiento de la vida, a pesar de que las cantidades que necesitamos se miden en
milésimas, o incluso millonésimas de gramo (elementos traza u oligoelementos).
Un segundo grupo está formado por aquellos empleados para construir y regenerar nuestro
propio cuerpo. Estos son los llamados nutrientes plásticos y pertenecen, la mayor parte, al
grupo de las proteínas.
Un tercer grupo se compone de todos los nutrientes cuya función es facilitar y controlar las
funciones bioquímicas que tienen lugar en el interior de los seres vivos. Este grupo está
constituido por las vitaminas y los minerales, de los que se dice que tienen funciones de
regulación.
Por último, habría que considerar al agua que actúa como disolvente de otras sustancias,
participando en las reacciones químicas más vitales y, además, constituyendo el medio de
eliminación de los productos de desecho del organismo.
La principal función de los glúcidos es aportar energía al organismo. De todos los nutrientes
que se puedan emplear para obtener energía, los glúcidos son los que producen una
combustión más limpia en nuestras células y dejan menos residuos en el organismo.
Una parte muy pequeña de los glúcidos que ingerimos se emplea en construir moléculas más
complejas, junto con grasas y proteínas, que luego se incorporarán a nuestros órganos.
También utilizamos una porción de estos carbohidratos para conseguir quemar de una forma
más limpia las proteínas y grasas que se usan como fuente de energía.
- Lípidos o grasas
Las grasas, al igual que los glúcidos, se utilizan, en su mayor proporción, en el aporte
energético del organismo, pero también son imprescindibles para otras funciones como la
absorción de algunas vitaminas (las liposolubles), la síntesis de hormonas y como material
aislante y de relleno de órganos internos. También forman parte de las membranas celulares y
de las vainas que envuelven los nervios.
A pesar de que al grupo de los lípidos pertenece un conjunto muy heterogéneo de compuestos,
la mayor parte de los lípidos que consumimos proceden de la familia de los triglicéridos.
Están formados por una molécula de glicerol, o glicerina, a la que se unen tres ácidos grasos
de cadena más o menos larga. En los alimentos que normalmente consumimos nos
encontramos con una combinación de ácidos grasos saturados e insaturados.
Siguiendo en importancia nutricional nos encontramos a los fosfolípidos, que incluyen fósforo
en sus moléculas. Entre otras funciones, forman las membranas de nuestras células y actúan
como detergentes biológicos.
Además cabe señalar al colesterol, sustancia indispensable en el metabolismo por formar parte
de la zona intermedia de las membranas celulares, e intervenir en la síntesis de las hormonas.
- Proteínas
Las proteínas son los materiales que desempeñan un mayor número de funciones en las
células de todos los seres vivos. Por un lado, forman parte de la estructura básica de los
tejidos (músculos, tendones, piel, uñas, etc.) y, por otro, realizan funciones metabólicas y
reguladoras (asimilación de nutrientes, transporte de oxígeno y de grasas en la sangre,
inactivación de materiales tóxicos o peligrosos, etc.). También son los elementos que definen
la identidad de cada ser vivo, ya que son la base de la estructura del código genético (ADN) y
de los sistemas de reconocimiento de organismos extraños en el sistema inmunitario.
Las proteínas son moléculas de gran tamaño formadas por largas cadenas lineales de sus
elementos constitutivos propios: los aminoácidos.
- Vitaminas
Las vitaminas son sustancias orgánicas imprescindibles en los procesos metabólicos que
tienen lugar en la nutrición de los seres vivos. No aportan energía, puesto que no se utilizan
como combustible, pero sin ellas el organismo no es capaz de aprovechar los elementos
constructivos y energéticos suministrados por la alimentación. Normalmente se utilizan en el
interior de las células como precursoras de los coenzimas, a partir de los cuales se elaboran
los miles de enzimas que regulan las reacciones químicas de las que viven las células.
Existen dos tipos de vitaminas: las liposolubles (A, D, E, K), que se disuelven en grasas y
aceites, y las hidrosolubles (C y complejo B), que se disuelven en agua.
- Minerales
Los minerales son los componentes inorgánicos de la alimentación, es decir, aquellos que se
encuentran en la naturaleza sin formar parte de los seres vivos. Desempeñan un papel
importantísimo en el organismo, ya que son necesarios para la elaboración de tejidos, síntesis
de hormonas y en la mayor parte de las reacciones químicas en las que intervienen las
enzimas.
Se pueden dividir en tres grupos: los macroelementos, que son los que el organismo necesita
en mayor cantidad y se miden en gramos. Los microelementos que se necesitan en menor
cantidad y se miden en miligramos (milésimas de gramo). Y por ultimo, los oligoelementos o
elementos traza, que se precisan en cantidades del orden de microgramos (millonésimas de
gramo).
- Agua
El agua es el componente principal de los seres vivos. De hecho, se pueden vivir meses sin
alimento, pero sólo se sobreviven unos pocos días sin ésta. El cuerpo humano tiene un 75 %
de agua al nacer y cerca del 60 % en la edad adulta. Aproximadamente el 60 % de este agua
se encuentra en el interior de las células (agua intracelular). El resto (agua extracelular) es la
que circula en la sangre y baña los tejidos.
Un buen estado nutricional depende de una buena alimentación. Por consiguiente, disponer de
información y de una correcta educación referida a la alimentación influye decisivamente para
nutrirse de la forma más adecuada.
Hay que distinguir fundamentalmente dos aspectos: las llamadas "necesidades energéticas
basales" que incluyen la energía necesaria para mantener las funciones vitales del organismo,
a las que hay que añadir las necesarias según el tipo de actividad física realizada y que son,
principalmente, las que marcan las principales diferencias entre individuos.
Los alimentos ingeridos aportan energía al organismo mediante la oxidación de los hidratos
de carbono, grasas, proteínas y alcohol.
Cada grupo de nutrientes energéticos -glúcidos, lípidos o proteínas- tiene un valor calórico
diferente y uniforme aproximadamente en cada grupo. Para facilitar los cálculos del valor
energético de los alimentos se toman unos valores estándar para cada grupo: un gramo de
glúcidos o de proteínas libera al quemarse unas cuatro calorías, mientras que un gramo de
grasa produce nueve. De ahí que los alimentos ricos en grasa tengan un contenido energético
mucho mayor que los formados por glúcidos o proteínas. De hecho, toda la energía que
acumulamos en el organismo como reserva a largo plazo se almacena en forma de grasas.
LA PIRÁMIDE ALIMENTARIA
LA DIETA EQUILIBRADA
Diversos estudios sobre la distribución de las calorías a lo largo del día aconsejan que:
Un 10-15% en la merienda
Un 20-30% en la cena
1. Abundancia de alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, pan, pasta, arroz, cereales,
legumbres y patatas
3. Utilizar el aceite de oliva como grasa principal, tanto para freir como para aderezar
8. Consumir vino con moderación normalmente durante las comidas y preferentemente tinto
10. Realizar alguna actividad física regular para hacer trabajar al corazón y mantener en forma
nuestras articulaciones y nuestro tono físico
Los hidratos de carbono deben proporcionar el 50% del aporte energético total diario.
Conviene que sean carbohidratos complejos (pastas, arroz, patata, pan y legumbres) y no
simples (helados y bollería). Las frutas y verduras, ricos a su vez en fibra, nos aseguran las
suficientes vitaminas y minerales
Las grasas o lípidos aportarán aproximadamente el 35% del aporte energético total. Se
prefirirán las grasas de origen vegetal, (frutos secos, aceite de oliva) a las de origen animal.
Una excepción es la de los pescados azules (caballa, atún, sardina ...) porque es poliinsaturada
y contribuye a prevenir problemas cardiovasculares.
La ingesta de ácidos grasos saturados debería situarse por debajo del 10%La ingesta de ácidos
grasos poliinsaturados no debería ser superior al 8% del consumo energéticoLa ingesta de
ácidos grasos monoinsaturados debería proporcionar un aporte energético como máximo del
15%
Las proteínas aportarán el 15% de la energía total. Las proteínas ayudan a regenerar el tejido
del organismo. La proteína de origen animal (huevos, leche, carne y pescados) es más
completa que la de origen vegetal (legumbres y cereales). Sin embargo, los vegetales
debidamente combinados (por ejemplo, lentejas con arroz) aportan una proteína de calidad
similar a la animal, pero sin colesterol ni grasas saturadas.