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El estudio de la música popular

en la carrera de Dirección Coral


Leido en las Jornadas sobre el estudio de la música popular en la carrera de Dirección Coral,
organizadas por la Asociación de Directores de Coros de la República Argentina
Mendoza, 6 y 7 de septiembre de 2003.
Pubicado en La 440, revista oficial de la Asociación.

En la determinación de la esencia de la cosas, que nos permite atribuirles un nombre,


una inquebrantable voluntad de margen rivaliza con nuestra decisión de establecer
categorías y, porqué no, jerarquías. La música popular es una de ellas. ¿Acaso Piazzolla es
música popular? ¿Y el debussianismo del Cuchi? ¿Y la osadía del Chango Farias Gómez?.
¿Y la Misa Criolla? ¿Cuándo hablamos de música popular?. ¿Es sólo la que se canta en la
aldea? ¿O toda la otra también? ¿Qué otra?. En fin, ¿qué pertenece a la categoría de música
popular?. Estas jornadas me estimularon a ciertas reflexiones, todas ellas susceptibles de
ser analizadas y criticadas, que ahora quiero compartir con ustedes.

En primer lugar definamos qué entendemos por popular. Podemos decir que popular
es aquello que es relativo al pueblo, característico del pueblo o que es aceptado o asumido
por el pueblo. Un dicho popular, una canción popular, una costumbre popular. Por
extensión popular se utiliza como sinónimo de vulgar, común a muchos, sin novedad.
Público, en cambio, significa perteneciente al pueblo por derecho, propiedad del pueblo o
del Estado, de uso común. Pueblo (otra de esas palabras) es entendido como el conjunto de
los ciudadanos de un país o una región, sin división de clases.

Según estas definiciones música popular es toda la música que un pueblo asume
como propia sin pertenecerle por derecho.

En virtud de los criterios de pertenencia y apropiación, podemos hablar de dos


niveles: la música popular propiamente dicha y la música popularizada o de autor. La
primera incluye las manifestaciones anónimas, étnicas o folklóricas, cuya pertenencia de
hecho deviene al pueblo del fruto intemporal de la creación colectiva.

En ella se encuentra el origen de la música, la voz humana, primer instrumento capaz


de ritmo y melodía. La segunda, es la que el pueblo se apropia por afecto, las creaciones
que no le pertenecen como tales por ser no colectivas sino de autor, a quien pertenecen por
derecho propio, y cuyos elementos están tomados, en gran parte, del nivel anterior, su
fuente principal. El tiempo verbal nos indica claramente su pertenencia participada en
doble vía: hay en ellas una participación en el espíritu y la esencia de la música popular, y,
por ello, el pueblo las hace parte de sí, se identifica con ellas, llegando incluso a ignorar su
origen. Esta música es susceptible de asumir idénticas funciones que la del nivel anterior y
sufrir idénticas transformaciones. A partir principalmente de la segunda mitad del siglo XX
los registros discográficos y la difusión mediática hacen ganar al pueblo en accesibilidad y
conocimiento a estas creaciones, facilitando su apropiación y limitando sus modificaciones
al no transmitirse de boca en boca (sin perjuicio de su transmisión oral). Es en este amplio
campo de la apropiación popular y la pertenencia individual en que se encuentran las
canciones llamadas populares y usaremos igualmente en esta ponencia la denominación de
"música popular" para ambos conceptos.
Aunque nos esforcemos por negarlo, está instaurado, aún entre nosotros, que la
música popular es de jerarquía inferior a la culta. Stravinsky decía de Bartok: "Su afición al
folklore nativo era auténtica y conmovedora pero no me era posible dejar de deplorarla en
un gran músico". Verdaderamente, la simplicidad de estas obras facilitan que la mayoría
del pueblo, sin instrucción musical alguna, las asuma como propias, pero le otorgan
también el nada agradable e injusto sello de vulgaridad, quizás el principal obstáculo para
la inclusión de su estudio en una carrera de grado universitario (todavía bajo el influjo de la
generación del '80).

¿Cuáles son los criterios que fundamentan esta posición?. Veamos algunos y su
sustentabilidad:

 la génesis y permanencia de la música popular es completamente distinta a la de la


llamada erudita. Aquella por lo general surge y perdura en ámbitos sociales y en
circunstancias que nada tienen que ver con el elitismo que posee ésta última. La
música popular es un bien de uso común. Sin embargo, el criterio de permanencia
tambalea ante la popularización, a través de los medios y los conciertos masivos, de
mucha música antes considerada de élite. Hay populares que son clásicos y hay
clásicos que se han hecho populares. A su vez mucha música de autor considerada
popular se ha gestado en círculos de músicos de alta jerarquía. Luego, este criterio
es hoy insuficiente.
 asimilación: la música popular utiliza menos elementos que la erudita y su
tratamiento es menos elaborado. Esto la hace más fácil de ser oída y cantada, es
decir, de ser asimilada desde un esquema de audición y entonación básico, inicial,
no desarrollado ni instruido. Sin embargo, mucha música erudita cumple también
esta condición y, por oposición, es la razón también por la que mucha música de
autor no llega a niveles populares. Además, la música popular no sólo posee
elementos nuevos, que no se encuentran en obras cultas, sino que hace un
tratamiento diverso de los elementos comunes. De tal modo que los autores clásicos
han recurrido a la música popular para renovar y enriquecer sus propias obras,
formulando en muchos casos un nuevo lenguaje musical, gracias a las experiencias
convergentes de la música popular y la erudita. De hecho este es el origen de la
música de autor de esencia popular. *
 la variabilidad: cada vez que se canta una canción popular parece nueva, jamás de
modo igual. El ejecutante realiza variables en el ritmo, la melodía, la armonía y la
expresión, que considera oportunas según su parecer, sin desmedro de la
identificación popular con la melodía original. Sin embargo, aunque en menor
medida, este criterio se encuentra también en la música culta, si bien los elementos
que varían no son los mismos. El modo en que los grandes ejecutantes dan vida a
las obras que interpretan y la variabilidad atribuida al tempo, la dinámica y la
expresión, les confiere en muchos casos una novedad que las vigoriza sin hacerles
perder su identidad.
 accesibilidad: la difusión mediática, el acceso al material discográfico y la
tecnología se complementan, posibilitando la ampliación histórica y geográfica de
la cultura auditiva: hoy podemos escuchar música de y en todo tiempo y lugar. No
podemos negar que este es un criterio fuerte y que una cultura del entretenimiento
por encima de una cultura de crecimiento lo fortalece aún más. Es evidente que la
música culta no tiene el mismo beneficio de difusión que la popular. Pero no es
mejor o peor música porque la apropien menos o más personas (“cuántas menos
mejor, más digna de unos pocos”), porque esto depende fundamentalmente de los
factores que conforman la personalidad individual y social y sus opciones. La
interacción música-medios-sociedad es tema para otro congreso.

En conclusión, no existen criterios lo suficientemente fuertes para decir que la música


que hoy consideramos popular sea menos música que la culta, sino, al contrario, podemos
decir que es tan música y tan digna de estudio como cualquier música del mundo.

Entre otros factores, la popularización del estudio de la música, con todos sus
beneficios, ha hecho que el primer nivel, el de la música popular propiamente dicha, que
era la única a disposición de la gente común hace cien años y que hunde sus raíces en la
historia de los pueblos, se identifique poco con la vida moderna. Y casi podemos decir que
en gran parte lo hemos perdido. La condición de anónimo, caduco requisito de atribución
de lo folklórico y que dio origen al rebuscado concepto de proyección, daba a estas
manifestaciones su más atractivo aspecto para el estudio, pues en las investigaciones no
podían ser aisladas de los demás elementos etnológicos, folklóricos, geográficos e históricos
que les daban marco. Elementos que no son investigados en la música de autor con la
misma rigurosidad, aunque se encuentren también en ella. El reencuentro con las fuentes
originales de la música campesina hoy es casi una utopía, por varios motivos:

 aunque no completamente, se ha desdibujado en la cultura occidental la


diferenciación "étnico - folklórico - culto".
 muchos músicos van más allá del aprovechamiento de los recursos de la música
popular para sus composiciones: directamente toman las canciones reelaborándolas
y haciéndolas más "atractivas", más mediáticas, más vendibles.
 muchos cantautores son músicos y sus composiciones son, en muchos casos, más
deliberadas que inspiradas.
 música étnica y música folklórica parecen no tener características precisas que las
distingan y reciben, de parte de los músicos, tratamientos y elaboraciones de
elevado nivel musical.

En la cuestión de si debemos incluir o no la música popular en los planes de estudio


encontramos no pocas dificultades. Creemos que algunas pueden haber sido superadas en
todo lo dicho anteriormente, a saber: qué sea música popular, cuál es su statu quo y qué
tratamiento debe recibir. De esto deducimos, casi sin esfuerzo, que la música popular debe
ser estudiada en toda carrera musical y no sólo en la de dirección coral.

Pero esta decisión debe pasar por el cómo debe ser estudiada y con qué materias debe
complementarse su estudio. Esto, más que la simple adición de una materia, supone una
reelaboración profunda de los diseños curriculares, para permitir el estudio de toda la
música en todas sus manifestaciones. La música popular coral debe ser estudiada:

 como música, con todas las características que como tal posee y desde el punto de
vista de las distintas materias que componen el área.
 como popular, y deberá verse auxiliada por materias como Ciencia del Folklore,
Musicología y demás.
 como coral, y aquí hacemos párrafo aparte.
La interpretación es siempre mediación: el intérprete intermedia entre el autor y el
público, salvo cuando es el ejecutante de sus propias obras. En la música popular coral esta
intermediación viene precedida de otra: la del arreglo. El arreglo mediatiza la obra original,
media entre ella y un orgánico que, por lo general, le es ajeno: el coro. Nos preguntamos:
¿la música popular coral es verdaderamente popular?. Los arreglos corales no son una
apropiación del pueblo y no se van cantando por la calle (sólo los coreutas lo hacen). A lo
sumo será muy cantado por muchos coros. Pero no es por el orgánico que se establece la
condición de popular de una obra. Es la melodía original la que goza de popularidad (más
allá del orgánico con que se la interprete) y el calor con que se la recibe de manos de un
coro, por lo general, tiene que ver más con el afecto e identificación que la audiencia tiene
hacia ella, o hacia el género, que con la apreciación de la versión de turno o la calidad
interpretativa del grupo coral. Los arreglos corales de música popular son música
popular, aunque no sean versiones populares (apropiadas por el pueblo) de la obra
original.

Por lo dicho, en la música popular coral lo popular debe ser tratado, en el arreglo, en
su estudio y en su interpretación, no como algo tangencial sino como su esencia. Nos
interesa entender la música popular en sí misma y sus posibilidades de expresión a través
del instrumento coral. Tanto el director del coro como sus cantantes también son pueblo y,
como tal, apropiados de lo popular. Su aspiración al tratamiento y estudio de la música
popular tiene que ver tanto con su formación profesional como, primariamente, con su
profundo interés y amor por lo propio. Es claro, entonces, que el estudio de la música
popular, en sí misma y a través de versiones corales, en la carrera de Dirección Coral, será
de gran enriquecimiento para los alumnos y para la vida coral en general, desde todo
punto de vista. La dificultad mayor que encontraremos será qué obras escoger. Esto no
tiene que ver tanto con la obra original como con la calidad del arreglo (tema para otro
congreso). La virtud de un buen arreglo de música popular radica en mostrar de la mejor
manera la obra en cuestión y no en ocultarla detrás de juegos armónicos y fonemáticos de
difícil interpretación. Sin embargo, en estos juegos se encuentra mucho de lo muy bueno de
muchos arreglos, a veces aún a costa de la obra original. Cualquier obra popular arreglada
para coro puede perder en el arreglo su color, aunque el adquirido pueda ser tan bello e
interesante como el primario, o más. En muchos casos los arreglos corales elevan la música
popular a un nivel de complejidad mayor del que poseen por naturaleza. Luego, el análisis
y estudio de los arreglos corales de música popular deberá ser profundo, serio y
comprometido. Por los elementos nuevos que aporta, tendrá nuevos desafíos que vencer: el
tratamiento del texto y las estructuras silábicas imitativas, la complejidad rítmica, una
géstica diversa y mucho más. Quedará a cargo del docente de cátedra la elección de las
obras a trabajar teniendo en cuenta su destino: trabajar sobre música popular en versiones
corales de calidad y/o en composiciones originales hechas a partir de motivos populares o
popularizados.

Concluyendo, creemos que la inclusión de cátedras que tengan que ver con el mayor
conocimiento de este género en las carreras de Dirección Coral no sólo es un derecho que
los alumnos solicitan en tanto tales sino una necesidad que manifiestan en tanto pueblo.
Por lo que se convierte en un deber por parte de los responsables del diseño curricular de
tales estudios, la incorporación de estas materias, no como un apéndice o anexo, sino con la
convicción que la música no puede ser entendida de forma completa si se deja de lado su
origen más remoto, la propia voz humana y su fuente más profunda, el corazón del
hombre.
* Cuando un colega me consultó acerca de este párrafo contesté: Quizás la
palabra no deba ser "nuevos". A lo mejor sería más atinado decir
elementos renovados, o nuevas relaciones entre elementos comunes.
El tratamiento de lo rítmico, las armonías nuevas y las nuevas
relaciones armónicas, los diseños melódicos primitivos, la relación
con el ethos del pueblo que la origina (vinculación afectiva,
geográfica, de personalidad, etc), y otras tantas cosas son algunos
elementos que posee la música popular y no la erudita, hasta que lo
adoptaron. "Y hace un tratamiento diverso de los elementos
comunes": quizás la frase anterior (la de los elementos nuevos) no
debería haber sido dicha y sólo haber expuesto ésta, pero no es algo
que todavía pensé bien del todo. De todos modos no se puede
separar este párrafo del que sigue (como una tesis y su corolario) :
"De tal modo que los autores clásicos han recurrido a la música
popular para renovar y enriquecer sus propias obras, formulando en
muchos casos un nuevo lenguaje musical, gracias a las experiencias
convergentes de la música popular y la erudita." Bach, Bramhs,
Bartok, Piazzolla, Ginastera, etc, son miles de autores que han
tomado elementos populares y dándoles un nuevo curso y creando
música tan bien hecha que algunos todavía se preguntan en qué
casillero ponerlas, si en el de lo popular o lo erudito. Brahms tomó
las canciones de la taberna de su universidad y las transformó en
unas obras maravillosas (aunque no me acuerdo cuáles). Piazzolla
tomó el tango y lo descuartizó maravillosamente dando lugar a una
música única e irrepetible. Y qué decir de Gershwin, que
posiblemente nunca entendió del todo la música que fue su fuente. Y
porqué crees que le dieron con un caño a Waldo de los Ríos sino por
hacer el camino inverso! Y el que tocaba melodías eternas en su
flauta de pan (al fin y al cabo, un instrumento popular). Y
Guastavino que decía que no escribía folklore sino lo que su corazón
le dictaba. Si sonaba a folklore era porque inevitablemente su
corazón era argentino (y tomás muchísimas de sus obras y esto se
nota -aunque Guastavino es tema para otro congreso...) Bueeeeeeno,
y Villalobos? Son genios, son geniales. La razón de la primer parte de
la frase puede ser vista retrospectivamente: si estos monstruos
recurrieron a la música popular para tomar elementos con los cuales
construir la propia, y, haciéndolo, dieron a luz algo nuevo en la
música erudita, es porque estos elementos no estaban en ella y sí en
la música popular. Quizás el encontrar en la música erudita de raiz
popular estos elementos y no encontrarlos en otra música erudita me
hace pensar en ello. Pero no sé, será así?

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