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PROPUESTA DE SOLUCIÓN. PRÁCTICA 4 DE COMENTARIO DE TEXTO.

SOFISTAS Y SÓCRATES. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. 2011-2012

1- Descripción del contexto histórico que influye en la aparición del


pensamiento sofista

El texto de Antifonte aborda un tema clave en el siglo V a.C. en la cultura


griega: la justicia en el Estado, su valor y su fundamento. Se trata de un tema de debate
en el contexto histórico y filosófico del momento que cobra pleno sentido en las
circunstancias del desarrollo de la democracia ateniense. En este debate participan de
manera clara los sofistas, quienes junto a Sócrates, son los protagonistas del giro
antropológico que vive la filosofía, pues el foco de atención de investigación es la
realidad humana frente a los planteamientos presocráticos, centrados en la naturaleza
del cosmos. No es que aquéllos fueran abandonados (Anaxágoras es contemporáneo de
los sofistas y de Sócrates), sino que existe la necesidad de atender a un mundo que
cambia de manera profunda sus estructuras políticas y sociales con la radicalización de
la democracia bajo el mandato de Pericles (461-431 a.C.), lo cual impone unas
exigencias educativas para los ciudadanos que acceden al poder inexistentes con
anterioridad. Atenas ha salido victoriosa de la guerra contra los persas, se convierte en el
espejo en el que se mira toda Grecia, en palabras de Pericles, y se hace con la
hegemonía política, militar y cultural en Grecia. Son los “años dorados” de Pericles, de
esplendor cultural, (la escultura, la literatura, la tragedia florecen en Atenas), con quien
los principios de organización democráticos se desarrollan dando lugar al ascenso de las
clases medias al poder en todas sus instituciones (Asamblea, Consejo, Tribunales,
Magistraturas). La democracia ateniense es el gobierno por la palabra, pues todos los
asuntos son debatidos, se argumentan y se votan. El saber, como instrumento útil para el
poder, es valorado como una fuerza social, y los sofistas se presentan como maestros del
arte de la oratoria y de la retórica para ser un político de éxito. Proporcionan una
formación humanística rica, relacionada con lo que hoy llamamos humanidades y
ciencias sociales, a cambio de remuneración (algo visto con recelo por parte de los
atenienses). Bajo el mandato de Pericles se desarrolla la llamada 1ª sofística, la cual
participa del “espíritu ilustrado griego”: una forma de pensar crítica con lo establecido
pero confiada en las posibilidades de una convivencia racional.
El desarrollo de la política imperialista ateniense respecto a las polis aliadas ante
los personas (La Liga de Delos) permitió el desarrollo de la democracia ateniense y el
esplendor de su cultura, pero supuso también el motivo de la posterior decadencia
ateniense. Esparta, enemiga de Atenas, se desliga de la Liga de Delos, crea su propia
liga (la del Peloponeso) y aprovecha el descontento de muchas polis con Atenas para
enfrentarse a ella. Se desencadena así la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), que
supuso la pérdida del poder económico y militar de Atenas, la imposición de un
gobierno pro-espartano (la Oligarquía de los 30) y la vuelta de una democracia ya
dañada. Estos tres fenómenos históricos coinciden con el desarrollo de la llamada 2ª
sofística, a la cual se culpó de ser la causa de la mala politica de los demagogos
educados bajo ella, y que gobernaron tras la muerte de Pericles (429 a.C.), Esta segunda
sofística refleja de manera clara el enfrentamiento entre los dos modelos de vida (el
democrático y el aristocrático). Estos sofistas son muy críticos con las leyes, a las que
consideran antinaturales, concepción compartida por Antifonte.

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2 .Comentario del texto:

Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas.

Justicia. Término que en el pensamiento sofista hace referencia tanto al valor moral y
virtud del individuo como a las leyes positivas de un Estado. En el pensamiento sofista
la justicia, tanto en el sentido moral como en el jurídico, no es considerada una realidad
de valor absoluto, universal y objetivo, fundamentado en un orden inalterable de las
cosas, sino en una realidad relativa, subjetiva, fundamentada en el pacto o convención
(nomos). En este texto, la justicia sería equivalente al valor de una acción, equivalente a
acción justa. Considera que la justicia (actuar de manera justa) supone, en el Estado,
obediencia a la leyes, de lo cual se obtiene beneficio (utilidad) cuando hay testigos de la
acción, pero no cuando no hay testigos. Si no hay testigos, la justicia (la acción justa)
sería seguir el orden natural. La justicia en el primer sentido (legal) se opone, por sus
rasgos, a la justicia en el segundo (natural), pues hay una hostilidad entre el orden legal
(nomos) y el orden natural (physis).

Naturaleza. Naturaleza es la traducción del término physis, que los sofistas oponen a
nomos (convención). Naturaleza en el pensamiento sofista hace referencia no tanto al
conjunto de seres naturales (cosmos) o a la esencia común de los seres naturales como
lo concebían los presocráticos, sino a los rasgos propios del ser humano. Con los
sofistas, como en Antifonte, naturaleza es sinónimo de naturaleza humana, orden natural
del comportamiento humano, contrapuesto al orden social. En este texto, la naturaleza
es el fundamento de los dictados innatos propios del hombre, opuestos a los dictados
legales, con los que mantiene una relación de hostilidad. Esta naturaleza, dice el texto,
es la verdad de las cosas, y el daño o beneficio que trae desobedecerla u obedecerla no
depende de la opinión.

Apartado b) Exposición de la temática.

El texto de Antifonte presenta la contraposición entre la ley (nomos) y la


naturaleza (physis) a partir de la consideración de qué es la justicia y cuándo resulta
beneficiosa o dañina (qué utilidad resulta de la justicia). La idea principal del texto es
que la justicia de una acción (la acción justa) depende del orden que se siga (el legal
o el natural), y trae distintos beneficios y perjuicios, dependiendo de si hay testigos
(en el caso de la justicia según las leyes) o de cuánto se siga o se contraría el orden
natural (según la justicia natural), ya que las acciones justas según el Estado son
contrarias a las acciones justas según la naturaleza.

En el desarrollo del texto encontramos dos párrafos en los que aparece lo


siguiente:

En el primero, Antifonte desarrolla las explicaciones en torno a la justicia y su


beneficio (utilidad). En primer lugar, analiza qué es la justicia de una acción dentro del
Estado y según el orden natural, y el beneficio que se obtiene de cada una de ella (“La
justicia…dictados de la naturaleza”). En esta explicación, Antifonte considera que en
el Estado (por sus preceptos legales) la justicia es sinónimo de obediencia a las leyes;
en la naturaleza, la justicia es sinónimo de obediencia a los dictados naturales. El
beneficio que reporta seguir la justicia del Estado o de la naturaleza depende de la
presencia o no de testigos: si hay testigos, te beneficia obedecer las leyes del Estado, si

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no los hay, te beneficia obedecer los dictados naturales (“Un hombre se serviría de la
justicia….de la naturaleza”).

A continuación, en este mismo párrafo, argumenta por qué se obtiene distinto


beneficio al actuar de manera justa según el Estado que cuando se hace según la
naturaleza. La causa se encuentra en el carácter opuesto que tienen las disposiciones
legales y naturales (“En efecto….y no convencionales”): las disposiciones legales
(nomos) son artificiales, convencionales y no naturales; los dictados naturales son
necesarios, naturales y no convencionales.

En el segundo párrafo, partiendo de la consideración de los rasgos distintos de


los preceptos legales y naturales, realiza un análisis del distinto daño que trae contrariar
los preceptos de uno y otro orden. Antifonte responde a las siguientes preguntas:
¿Cuándo perjudica desobedecer al nomos y a la physis? ¿Por qué? Al respecto,
observamos las siguientes afirmaciones:

- El daño de no respetar las leyes del Estado surge cuando alguien conoce lo que
hemos hecho (“Si alguien infringe….no”), de manera que la acción, por sí misma, no
trae daño, sino que éste resulta de que la acción sea conocida (si la acción queda oculta,
quedará impune).
- El daño de no respetar las normas naturales no depende del conocimiento de la
acción, sino de la acción misma y de hasta qué punto se opone a las leyes naturales
(cuando la acción sobrepasa el orden natural, causa daño, sea conocida o no). Y esto
contrasta con lo anteriormente dicho con respecto a los preceptos legales (“Por el
contrario….porque lo sepa todo el mundo”)
- La causa de esta diferencia entre el daño provocado por desobedecer el orden
legal o el natural se debe a que en el caso de las leyes naturales, el orden de la
naturaleza ( y no la opinión del hombre) es de donde proviene el daño (“Y es que en tal
caso…..verdad de las cosas”).

El texto termina en el segundo párrafo con una recapitulación de todo lo que


se ha investigado ( tipos de justicia, beneficio y daño distintos según el orden de normas
que acatemos o desobedezcamos), y da razón de las diferencias que se han mostrado: la
causa de la diferencia entre justicia legal y natural, del distinto beneficio y daño, se debe
a que las acciones justas según la ley son hostiles a la naturaleza, por lo que actuar de
manera justa siguiendo un orden u otro no puede traer el mismo beneficio, ni
desobedecerlas el mismo daño (“La investigación de …….(physis)”)

Apartado c) Justificación desde el tema 1 (“Los orígenes de la filosofía”)

La consideración de Antifonte sobre la justicia según physis (orden natural) y


según nomos (orden legal del Estado) forma parte de uno de los debates centrales de los
sofistas: que son las leyes y la moral en la sociedad. En torno a este debate, los sofistas
se preguntan por su valor y por su fundamento.

Respecto a este asunto, y a pesar de no existir unanimidad en sus tesis, sí que


encontramos rasgos comunes. En primer lugar, todos los sofistas, como queda
manifiesto en el texto de Antifonte, conciben que las leyes en el Estado tienen un valor
relativo, no absoluto y universal, necesario (que sea así y no pueda ser de otra manera),

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o lo que es lo mismo, son artificiales. Además, también se sigue de ello que una acción
según el orden legal es injusta siempre que sea conocida, que genere una opinión
respecto a ella que la condena. La acción en si misma, contraria a las leyes del Estado,
carece de valor propio: tiene el valor que la opinión subjetiva y relativa de los testigos
le da. Esta tesis manifiesta el claro relativismo y escepticismo de los sofistas: no existen
verdades absolutas en el ámbito del conocimiento humano. Las opiniones cambian, y las
opiniones actúan de “juez” para valorar la acción. Por tanto, el valor mismo de
“justicia” es un valor dependiente de la opinión.

En segundo lugar, todos los sofistas, algo reflejado en el texto, encuentran que
el fundamento de las leyes dentro del Estado es el pacto, el acuerdo o convención, el
nomos. Las leyes existen por convención, dice Antifonte, y no son naturales, sino
creaciones culturales (artificiales), que como tal cambian. Hasta los sofistas, las leyes
humanas habían sido fundamentadas bien en el orden divino (regalo o imposición de los
dioses), bien por el orden cósmico (las leyes de la naturaleza del cosmos). Pero en estos
momentos, y debido en parte a sus doctrinas relativistas y escépticas, y en parte a su
condición de viajeros que les había puesto en contacto con variedad de culturas, los
sofistas no otorgan validez a estos fundamentos. El convencionalismo jurídico y moral
es consecuencia de este relativismo, de modo que la pregunta que surge es doble: ¿Qué
relación guardan las leyes convencionales con el modo natural del comportarse el
ser humano (physis)? ¿A quién beneficia la justicia convencional?

En respuesta a estas preguntas, todos los sofistas, como Antifonte, consideran


que existe una diferencia entre los dos órdenes de comportamiento ( según physis y
según nomos). Pero no todos consideran que haya una hostilidad entre ellos. Antifonte
forma parte de aquellos que creen que sí, como queda claramente expresado al final
del texto: la mayoría de las acciones justas según la ley (nomos) son hostiles a la
naturaleza (physis). Para Antifonte, por naturaleza todos somos iguales, y esta igualdad
natural se ve rota por las desigualdades que introduce la ley del Estado. Otros sofistas
como Trasímaco y Calicles llegaron a la idea de que la physis es contraria al nomos,
pero por razones distintas a las de Antifonte: los dos creen que hay una justa
desigualdad natural por naturaleza que establece que lo justo sea que el fuerte pueda al
débil, pero las leyes imponen una igualdad hostil a la naturaleza.

Contestando a la última pregunta ( a quién benefician las leyes del Estado) en el


texto queda claro el posicionamiento de Antifonte: las leyes benefician a quien las
obedece delante de testigos, porque así evitará el daño que trae no cumplirlas debido
a la opinión que merecen, sacando el máximo provecho si ante testigos se defiende la
soberanía de las leyes. Pero ese beneficio no se obtiene si no hay testigos: en este
caso, beneficia obedecer los dictados de la naturaleza, porque ir en contra de ellos
más allá del orden natural trae daño por sí mismo, independientemente de que sea
conocido o no, de la opinión favorable o no de los humanos. El juez, en este caso, es la
naturaleza, la verdad de las cosas, no la opinión.

En el caso de otros sofistas como Trasímaco, el beneficio de que existan leyes lo


obtienen los fuertes, ya que son los únicos que se atreven a saltárselas y continuar con
los dictados naturales, sin renunciar a nada de lo que quieren hacer. Calicles concibe,
por el contrario, que son los débiles los que más se benefician de las leyes, ya que, en
cierta manera, se controla la acción libre de los fuertes, quienes sin la existencia de la
leyes, podrían acabar con los débiles.

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Frente a este grupo de sofistas (Antifonte, Trasímaco, Calicles) que consideran
que las leyes según nomos son antinaturales (hostiles a la naturaleza), Protágoras cree
que las leyes permiten desarrollar nuestras tendencias innatas al respeto y al trato
equitativo, y poner freno a nuestra agresividad natural. Para él, todo el conjunto de la
ciudadanía se beneficia del respeto a la justicia según nomos, y nadie resulta
perjudicado por la obediencia.

3. Relaciona los planteamientos que aparecen en el texto con los planteamientos de


Sócrates, y haz una valoración razonada de la actualidad de los planteamientos de los
sofistas y de Sócrates.

Las ideas socráticas sobre la justicia y el valor de las leyes se oponen a las
tesis relativistas de los sofistas. Para Sócrates, los valores morales como la justicia son
algo objetivo y universal, no subjetivo y particular. Existe la justicia en sí misma y
puede ser conocida mediante el ejercicio de la razón, reconociendo el propio error y
analizando lo que de justo tienen las acciones que llamamos justas (mayéutica). Por
tanto, establecer una justicia según nomos contraria a la justicia según physis, según la
naturaleza humana, supondría admitir dos tipos de justicia, cada una con un valor
distinto. Para Sócrates en todo caso, habría ignorantes que desconocen qué es la
justicia, y actúan de distinta manera según haya testigos o no, no dos justicias
distintas de valor distinto.

Partiendo de esto, podríamos preguntar cuál es el fundamento de las leyes


humanas, otro aspecto abordado por los sofistas. Sócrates también admitiría que las
leyes son fruto del acuerdo humano, pero eso no tiene por qué suponer que sean
contrarios a las disposiciones naturales. Sócrates considera al ser humano, ante todo,
en su dimensión moral, y nuestra naturaleza moral es el fundamento de las leyes
No habría, por tanto, para un hombre virtuoso (sabio) diferencia entre respetar las leyes
de la polis que uno ha pactado y respetar las leyes de la naturaleza moral, las leyes de la
conciencia moral, pues obedecer las leyes del Estado sería como obedecerse a sí mismo
(el hombre virtuoso lo es en su ámbito privado y público). Y desobedecer las leyes del
Estado sería como alejarse de la virtud, alejarse de la propia perfección moral, de la
justicia moral (ser injusto desde el punto de vista moral). Desobedecer las leyes denota
ignorancia, y esto siempre trae perjuicio, haya o no testigos (la propia conciencia moral
es el único testigo que siempre está presente).

Para Sócrates, actuar mal no trae daño por la publicidad de la acción, sino
porque actuar mal es actuar como un ignorante, y no hay peor mal que la
ignorancia. De ahí que sea peor mal hacer injusticia que soportarla, y que devolver
injusticia por injusticia siempre perjudique a quien lo hace. Por el contrario, actuar de
acuerdo a las leyes es actuar de acuerdo a la virtud (la sabiduría), y eso siempre es útil,
beneficioso.

Nota: La valoración es algo personal, pero en todo caso, si nos guiamos de las ideas que
aparecen en el texto, se podría hacer la valoración a partir de plantearse preguntas
como:
-¿Existen dos ordenes de justicia, el natural y el convencional?

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- Como dice Antifonte, ¿el orden natural es superior al convencional?
- ¿Acarrea daño y beneficio desobedecer y obedecer respectivamente las leyes del
Estado sólo si hay testigos?
- ¿Obedecer el orden natural es dañino si hay testigos, pero siempre beneficioso si no
hay testigos?
- ¿Desobedecer las leyes naturales, más allá de los límites del orden natural, es dañino?
- ¿El orden natural es la igualdad?
- ¿La igualdad de todos los seres humanos pertenece a un orden natural no respetado por
el orden legal?
- ¿Existe la justicia en sí misma, o existen “justicias” distintas?
- ¿El orden moral debe ser el fundamento del orden legal?
- ¿Es peor mal cometer injusticia que soportarla?
- ¿Respetar las leyes es respetarse a sí mismo?

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