Está en la página 1de 18

CAPITULO I: LA DEMANDA

PRESUPUESTOS PROCESALES
Son aquellos requisitos sin los cuales no se constituye una relación procesal válida; cuya ausencia
deja al trámite seguido como un proceso inválido. Estos son:
COMPETECIA DEL JUEZ:
Como se ha visto anteriormente la jurisdicción se considera como el poder genérico de
administrar justicia, dentro de los poderes y atribuciones de
la soberanía del Estado; competencia es precisamente el modo o manera como se ejerce esa
jurisdicción por circunstancia concretas de materia, cuantía, grado, turno, territorio imponiéndose
por tanto una competencia, por necesidades de orden practico. Se considera, entonces, tanto como
facultad del juez para conocer en un asunto dado, como también el conflicto que puede existir por
razón de competencia, como es el caso de conflicto o cuestiones que pueden darse al respecto.
La jurisdicción es el genero, mientras que la competencia viene a ser la especie todos los jueces
tienen jurisdicción, pues tienen el poder de administrar justicia, pero cada juez tiene competencia
para determinados asuntos.
CLASIFICACION DE competencia.-
Siendo el principio de legalidad el determinante de la competencia; en los Arts 6 y 7 del Código
Procesal Civil vigente los que señalan la irrenunciabilidad y la indelegabilidad de las mismas
salvo casos expresamente previstos en la ley o en sus convenios internacionales respectivos.
Los criterios para fijar competencia según el C.P.C son:
Materia
Territorio
Cuantía
Grado
Conexión entre los procesos.
Competencia por razón de materia.-
Este factor se determina por la naturaleza de la pretensión procesal y por las disposiciones legales
que la regulan, resto es, se toma en cuenta la naturaleza del derecho subjetivo hecho valer con la
demanda y que constituyen la pretensión y norma aplicable al caso concreto.
Competencia por razón de territorio.-
La razón de ser de este tipo de competencia es la circunscripción territorial del juez recogiendo el
vigente CPC el criterio subjetivo y objetivo; en primer caso tiene en consideración el domicilio
de la persona o litigante demandado o por excepción demandante, como por ejemplo en procesos
sobre prestaciones alimenticias. En el segundo prima el organismo jurisdiccional de la sala o
tribunal como por ejemplo las salas de la corte suprema tienen competencia en toda la republica,
en tanto que una sala superior solo en el distrito judicial correspondiente y un juzgado
correspondiente y un juzgado de provincia tan solo ella.
Sin embargo este criterio territorial es flexible y relativo, admite por convenio que sea prorrogado,
a diferencia del criterio anterior que resultaba inflexible y absoluto.
El nuevo CPC contiene en relación al criterio de competencia territorial que tratándose de
personas naturales:
- Si el demandado domicilia en varios lugares, pude ser demandado en cualquiera de ellos.
- Si carece de domicilio o este es desconocido, es competente el juez del lugar donde se
encuentre o del domicilio del demandante, a elección de este ultimo.
- Si domicilia el demandado en el extranjero, es competente el juez del lugar del ultimo
domicilio que tuvo en el país.
Tratándose de personas jurídicas regulares demandadas es el juez competente el del lugar en que
la demanda tiene su sede principal sobre disposición legal en contrario y si tiene sucursales en el
domicilio principal o ante el juez de cualquiera de esos domicilios.
Para casos de personas jurídicas irregulares o no inscritas es el juez competente el del lugar en
donde se realiza la demanda.
Hay, así mismo, reglas para los casos de sucesiones demandadas, estableciéndose sobre el
particular que es el juez competente el del lugar en donde el causante haya tenido su ultimo
domicilio en el país señalándose que esta competencia es improrrogable.
Tratándose de expropiación de bienes inscritos es juez competente el del lugar en donde el
derecho de propiedad se encuentra inscrito y si se hallare escritos el juez donde se halle el bien
situado
En casos de quiebra y concurso de acreedores, si se trata de comerciantes, el juez del lugar donde
el comerciante tiene su establecimiento principal. Si no fuera comerciante, el juez del domicilio
del demandado
Si se tarta del Estado como demandado y no teniendo este privilegios de antaño en que solo podía
serlo ante jueces civiles de la Capital de la Republica, si el conflicto de intereses tiene su origen
en una relación jurídica de derecho publico, es juez competente el del lugar donde tiene su sede
la oficina o repartición del Gobierno central , Regional o Local.
Si tiene su origen el conflicto de intereses en una relación jurídica de derecho privado, se aplicara
las reglas generales de la competencia por razón de territorio.
Si se tarta de órgano constitucional autónomo o contra funcionario publico que hubiera actuado
en ejercicio de sus funciones, se aplicaran las normas anteriores.
La competencia para títulos de ejecución (Art. 713) si se trata de ejecución de resolución judicial
firme (Art. 714) se ejecutan ante el juez de la demanda.
Sin embargo, como se homologa a los "laudos arbítrales firmes" tal ejecución en caso de
incumplimiento y teniendo el juez exclusivamente "Ius Imperium" Será competente el juez
especializado civil del lugar donde se deba ejecutar y funcionando la mesa de partes única como
sede en la Capital de la Republica el que por racionalización resulte pertinente ya que el factor
anterior del "turno" ha sido eliminado.
Finalmente dentro del criterio de la competencia territorial, tratándose de procesos no
contenciosos, es juez competente el del lugar del domicilio de la persona que lo promueve o en
cuyo interés se promueve salvo disposición legal a pacto en contrario.
Competencia por razón de cuantía.-
El criterio de la cuantificación del asunto o conflicto de intereses para fijar la competencia, abarca
de un lado de la cuantía propiamente dicha y de otro procedimiento en que se debe sustanciar el
caso en concreto.
Tratándose de sumas de dinero el índice de la Unidad Referencial Procesal (URP) determina que
hasta 50 URP es de competencia del juez de paz; sumas superiores corresponden a los jueces
especializados civiles.
Sin embargo como los procesos de conocimiento se subdividen en :
De conocimiento propiamente dicho cuando la estimación patrimonial sea mayor a las 300 URP
Abreviado si la estimación patrimonial es mayor de 50 URP pero inferior a los 300 URP
Sumarísimos en relación a la cuantía según disposiciones que el CPC señala al respecto
La cuantía también es factor de competencia en los procesos ejecutivos y el índice referencial esta
referido a montos inferiores o superiores a las 50 URP
También para loa procedimientos no contenciosos se tiene en cuenta tal limitación cuantitativa
referencial.
Competencia por razón de grado.-
Denominado este criterio competencia funcional se relaciona con el nivel o jerarquía de los
organismos jurisdiccionales pues existen juzgados de primera instancia o especializados civiles;
Salas Civiles o mixtas de las cortes superiores (segunda instancia) y las salas civiles de la Corte
Suprema que con fines exclusivamente académicos llamamos "tercera instancia" que ejercen su
función dentro del marco de las otras competencias.
Por lo general están considerados gradualmente y órganos superiores revisores y no originarios,
pero para ciertos asuntos como el caso de las acciones contenciosas administrativas
y responsabilidad civil (de índole indemnizatorio) son originarias.
La Ley Orgánica del Poder Judicial al respecto resulta conveniente consultarla y prioritariamente
la Constitución Política en cuanto a la organizaciónbásica del Poder Judicial se refiere.
Competencia por razón conexión. -
Tanto respecto de las "pretensiones" conexas por razón de litis consorcio o entre una principal y
otras accesorias, se presentan los casos que el principio de legalidad deba normarse cual es el juez
competente.
El juez que debe conocer de los procesos a acumular también resulta de interés para analizar la
competencia por razón de conexión.
En todos estos casos orientan los principios de economía procesal y unidad de criterio con la que
deben resolverse los asuntos conexos .
Antes de ocuparnos de los cuestionamientos de la competencia , debemos señalar que el nuevo
CPC no regula ya como factor de competencia el criterio del turno tan conocido antes en Lima y
las principales ciudades del país, se ve el funcionamiento de una mesa de partes única; se trata de
una racionalización interna y los medios informáticos y los medios informáticos así permiten así
eliminar un régimen no compatible ahora con los cambios tecnológicos vigentes contemporáneos
en la Administración de Justicia y al Proceso Civil.
CAPACIDAD PROCESAL.
1. Capacidad.
Messineo –citado por Carlos Matheus- escribe que el principal atributo de la personalidad del
sujeto y de su existencia para el derecho, está constituido por su capacidad jurídica o capacidad
de derecho, que es la aptitud o idoneidad para ser sujeto de derechos subjetivos en general.
En este sentido, la capacidad jurídica la tiene toda persona, sin necesidad de que esté dotada de
una voluntad reflexiva.
La capacidad es la aptitud o posibilidad de ser partícipe de todas las situaciones jurídicas
contempladas en el derecho positivo, y se adquiere con el nacimiento e inclusive con la
concepción, pues el concebido es sujeto de derechos para todo cuanto le favorece, aunque la
atribución de derechos patrimoniales está condicionada a que nazca vivo (Art. 1 del C.C.).
1.1. Clases de Capacidad.
a. Capacidad de Goce. - Esta clase de capacidad viene a ser la posibilidad o habilitación para ser
titular de relaciones jurídicas y es inherente a toda persona humana, sin distinción.
b. Capacidad de Ejercicio. - Constituye la aptitud para ejercer derechos y ser sujeto de
obligaciones por uno mismo, es decir, sin ser asistido por otro individuo.
Fernández Sessarego la entiende como la posibilidad o aptitud del sujeto de derecho de ejercer
por sí mismo los derechos de que goza en cuanto persona.
REQUISITOS DE LA DEMANDA.
La demanda es la plasmación objetiva del derecho de acción, cuya finalidad es pedir, a la
autoridad jurisdiccional competente, resuelva la pretensión basada en un conflicto de intereses o
incertidumbre jurídica. Por la demanda se ejercita la acción; es el medio procesal para hacerlo.
La demanda, como primer acto procesal, tiene una trascendental importancia en el desarrollo de
la relación jurídica procesal. Ese, su carácter principal, de tantas proyecciones en el proceso,
explica y justifica las exigencias del contenido y forma que prescribe la ley, en ella, para admitirla
como tal. Debe de observarse, entonces, los requisitos generales y específicos según corresponda,
así como los anexos respectivos, los que serán calificados por el Juez.
Juan Morales Godo, manifiesta que es indudable que, conforme a las reglas del Código Procesal
Civil, la redacción de una demanda debe efectuarse con la mayor claridad, precisión y estudio,
por cuanto los hechos y las pretensiones no se pueden modificar una vez que el demandado ha
sido emplazado (notificado con la demanda). Por el principio IURA NOVIT CURIA, el Juez solo
puede aplicar la norma jurídica pertinente, mas no puede modificar los hechos y las pretensiones.
El actor debe asumir las consecuencias de las omisiones o negligencias cometidas, así como la
posibilidad del rechazo de la demanda por incumplimiento de algunas de las formalidades
establecidas.
En conclusión, es de suma importancia que la demanda se haga bien; que sea ordenada, precisa,
coherente; así no será complicada la interpretación que, de ella haga, en su oportunidad, el Juez.
Con la enumeración taxativa de los requisitos en la ley procesal se busca que la demanda no sea
oscura ni irregular. Los artículos 424 y 425 del Código Procesal Civil contienen los requisitos y
anexos respectivamente, que deben presentarse en y con la demanda. Los primeros son los
elementos intrínsecos que deben estar presentes en toda demanda, y los segundos son los
documentos que se agregan a la demanda, a fin de cumplir, en forma conjunta, con los requisitos
de admisibilidad y procedencia.
Los requisitos de la demanda tienen como antecedente el articulo 306 del Código de
Procedimientos Civiles de 1912. Los requisitos señalados en el articulo 424 del Código Procesal
Civil son mucho mas detallistas y minuciosos, que lo indicado por el código adjetivo derogado,
pues indican el orden inicial y final de una demanda.
Antes de desarrollar cada uno de los requisitos de la demanda, es necesario mencionar que esta,
como todo escrito que se presenta al proceso, se sujeta a una serie de reglas precisadas también
por el Código Procesal Civil en sus artículos 130 y 131, por los cuales el escrito que se presente
al proceso se sujeta a las siguientes regulaciones:
- es escrito en maquina de escribir u otro medio técnico;
- se mantienen en blanco un espacio no menor de tres centímetros en el margen izquierdo y
dos en el derecho;
- es redactado por un solo lado y a doble espacio;
- cada interesado enumerara correlativamente sus escritos;
- se sumillará el pedido en la parte superior derecha;
- si el escrito tienen anexos, estos serán identificados con el numero del escrito seguido de
una letra;
- se usa el idioma castellano, salvo que la ley o el Juez, a pedido de las partes, autoricen el
uso del quechua o del aymara;
- la redacción será clara, breve, precisa y dirigida al Juez del proceso y, de ser el caso, se
hará referencia al numero de la resolución, escrito o anexo que se cite; y
- si el escrito contienen OTROSIES o fórmulas similares, estos deben contener pedidos
independientes del principal.
Además, los escritos serán firmados, debajo de la fecha, por la parte, tercero legitimado o abogado
que lo presenta. Si la parte o tercero legitimado que lo presenta no sabe firmar pondrá su huella
digital, la que será certificada por el auxiliar jurisdiccional respectivo.
Tenemos también la Resolución Administrativa Nº 014-93-CE-PJ, que señala por una parte, las
mismas formalidades de los artículos 130 y 131 del Código procesal Civil, y por otra parte, agrega
requisitos como que: a)el escrito debe presentarse en hoja de papel tamaño A4; b) que en la parte
superior derecha de los escritos, se indicará en orden descendente el nombre del secretario, si es
el caso; numero del expediente; cuaderno del expediente en el que el escrito se presenta;
numeración del escrito que sucesivamente se presenta( esta ultima se encuentra en el articulo
130.4 del Código Procesal Civil).
De lo mencionado, debemos decir que es imperativo que la demanda debe ser presentada de
acuerdo a las reglas del Código Procesal Civil y de la R.A. 014-93-CE-PJ.
Para comprender de una mejor manera los requisitos dela demanda señalados en el articulo 424
del Código Procesal Civil, los desarrollaremos por incisos
CONDICIONES DE LA ACCIÓN
Son requisitos necesarios para que una pretensión procesal hecha valer con la demanda
sea objeto de pronunciamiento válido sobre el fondo por el Juez. Frente a la ausencia de
un presupuesto procesal de fondo, el Juez deber á inhibirse de pronunciarse sobre el fondo
del asunto, emitiendo, así, una sentencia inhibitoria. Son:
Interés para obrar: Permite identificar cuando el demandante precisa o necesita de una
declaración judicial para evitar un daño jurídico. Debe ser cierto y actual.
Legitimidad para obrar: (legitimatio ad causem) Es aquella condición jurídica en que se
halla una persona con relación al derecho que invoca en juicio, ya sea en razón de su
titularidad o de otras circunstancias que justifican su pretensión. En otros términos,
consiste en la autorización que la ley otorga a una persona para ser parte de un proceso
determinado por su vinculación específica con el litigio.
Voluntad de la ley: Se refiere a que la pretensión tenga sustento en un derecho tutelado
por la ley.
Si una condición de la acción fuera omitida o se hubiera presentado de manera defectuosa,
el juez no podrá expedir sentencia respecto a la pretensión discutida debido a un defecto
procesal que se lo impide; es decir, si el Juez advierte el defecto ola omisión debe declarar
en la sentencia que no puede pronunciarse sobre el fondo y señalar cuál condición de la
acción ha sido omitida o se ha presentado de manera defectuosa, a fin de que el interesado
pueda intentar un nuevo proceso. Estas sentencias que no se pronuncian sobre el fondo se
conocen como “sentencias inhibitorias”.

CAPITULO II: CALIFICACION DE LA DEMANDA

CAPITULO III: NOTIFICACION JUDICIAL


3.1. CONCEPTO DE NOTIFICACION
La notificación es un acto jurídico procesal a través del cual se hace saber de forma legal a una de
las partes del juicio el cumplimiento de un acto procesal o la resolución correspondiente a dicho
juicio.
Los sujetos que participan en una notificación son dos: El órgano jurisdiccional que hará
la notificación y el destinatario de la notificación que quedará legalmente enterado de la
comunicación cuando se cumplan los requisitos legales pertinentes.
3.2. CLASES DE NOTIFICACION Y SUS CONCEPTOS

- Notificación personal.

1. La primera notificación a los sujetos procesales a los que se refiere El Código se realizará en
forma personal, salvo que hayan señalado domicilio procesal o lo tengan prefijado ante el
Ministerio Público. En el caso de personas jurídicas, la primera notificación se realizará en el
domicilio que deberá indicar el representante legal.

2. La primera notificación al imputado se realizará en su domicilio real o centro laboral, salvo


que haya fijado domicilio procesal.

3. En los casos que el imputado se encuentre privado de su libertad, la notificación se


efectuará en el primer centro de detención, salvo que ello no sea posible, en cuyo caso la
notificación se realizará por intermedio del Director del Establecimiento quien procederá
inmediatamente.

- Notificación por lectura.

1. Las resoluciones que se dicten en el curso de una audiencia o diligencia serán notificadas en
forma oral.

2. Para estos efectos, se considerarán notificados a aquellos sujetos procesales que hayan sido
debidamente citados y cuya concurrencia haya sido ordenada como obligatoria, aunque no
concurran a dicha diligencia.

3. Los interesados podrán pedir copia de las resoluciones.

Notificación por comisión.

1. La notificación por exhorto se realizará respecto a los sujetos procesales que domicilien
fuera de la competencia territorial del Juzgado.

2. En el caso que la persona a notificar se encuentre dentro del país, el exhorto será enviado al
órgano jurisdiccional más cercano al lugar donde se encuentra, pudiéndose usar cualquiera de
los medios técnicos previstos en el presente reglamento

3. En el caso que la persona a notificar se encuentre fuera del país el exhorto será diligenciado
en la forma establecida por los tratados y costumbres internacionales o, en su defecto, por El
Código y las demás leyes.

- Notificación por edicto y radiodifusión.

1. Cuando se ignore el lugar donde se encuentre la persona a notificar, la resolución


correspondiente se hará saber por medio de edictos, publicados durante tres días hábiles
consecutivos en el diario oficial y en un diario de los de mayor circulación del lugar del último
domicilio de la persona a notificar, si fuera conocido o, en su defecto, del lugar del proceso, sin
perjuicio de su publicación en la página web de la institución.

2. El edicto contendrá en síntesis las mismas prescripciones de la cédula, con la trascripción


sumaria de la resolución.

3. En los casos de notificación por edicto, de oficio o a pedido de parte, el órgano jurisdiccional
puede ordenar que además se realice por radiodifusión. Las transmisiones se harán por una
emisora oficial o las que se determine en cada Corte Superior. El número de veces que se
anuncie será correspondiente con el número respecto de la notificación por edictos. Esta
notificación se acreditará agregando al expediente declaración jurada expedida por la empresa
radiodifusora, en donde constará el texto del anuncio y los días y horas en que se difundió.

4. En este último caso, la resolución se tendrá por notificada el día siguiente de la última
transmisión radiofónica.

- Notificación por correo electrónico.

1. La notificación a una dirección electrónica requiere que el correo generado haya sido
marcado con confirmación de entrega y lectura de manera que el servidor de los destinatarios
pueda responder automáticamente cuando los mensajes se hayan recibido y leído. Un Manual
de Procedimientos detallará las pautas a seguir en este caso.

2. En caso de que el Sistema de Envío Electrónico de Notificaciones se interrumpa, la


notificación se hará en el lugar señalado por el sujeto procesal.

3.3. CARACTERISTICAS DE UNA NOTIFICACION

3.4. FORMALIDADES DE UNA NOTIFICACION

1. El acto de notificación podrá concretarse mediante la entrega personal, sea en el domicilio


real o centro laboral del sujeto procesal a notificar.

2. En los casos que se haya dispuesto la notificación personal y el notificador no encontrase a


la persona a quien va a notificar, se dejará aviso para que espere el día indicado en éste con el
objeto de notificarlo. Si tampoco se hallara en la nueva fecha, se entregará la cédula a la
persona capaz que se encuentre en la casa, departamento u oficina, o al encargado del
edificio. Si no pudiera ser entregada, la adherirá en la puerta de acceso correspondiente a los
lugares citados o la dejará debajo de la puerta, según sea el caso.

3. El acto de notificación también podrá realizarse remitiendo la cédula al domicilio procesal


previamente señalado, incluyéndose las formas indicadas en el artículo 6.3 de El Reglamento.

3.5. EFECTOS DE UNA NOTIFICACION

1. El acto de la notificación tiene por finalidad poner en conocimiento de los sujetos procesales
el contenido de las resoluciones judiciales. El órgano jurisdiccional, en decisión motivada,
podrá ordenar que se notifique a persona ajena al proceso.

2. Las resoluciones judiciales producen efectos en virtud del acto de notificación, salvo los
casos expresamente exceptuados.

3.6. NOTIFICACION POR CÉDULA


Todas las resoluciones que se dicten en el curso del proceso penal serán notificadas por
cédula, salvo las notificaciones de decretos que son de mero trámite y los casos expresamente
previstos por la Ley.

2. La notificación por cédula es aquella realizada a través de un agente notificador que entrega
al destinatario un duplicado del instrumento en el cual se ha transcrito la resolución a notificar,
así como sus anexos, si los hubiere.

3. La entrega, en los casos autorizados, también podrá hacerse en una casilla postal, dirección
electrónica o por medio de facsímil o cualquier medio idóneo.

-MECANICA PROCESAL DE SU DILIGENCIAMIENTO


1º El notificador, funcionario o empleado del Poder Judicial deberá constituirse en el
domicilio real de la persona a notificar (destinatario).
2º En caso de encontrarse la persona a emplazar, el notificador lo identificará y luego
procederá a entregarle la copia de la cédula y los anexos que se adjuntan, debiendo hacer
constar su forma y el día y la hora de la entrega. (El original se agrega al expediente con
nota de lo actuado, lugar día y hora del acto, suscrita por el notificador y el interesado) En
caso de negare o no pudiere firmar se dejará constancia de dicho acto anotando algunas
características del sujeto e inmueble,
3º Si el notificado no se encontrare,
el notificador dejará UN AVISO DE NOTIFICACIÓN, a alguna persona que se encontrare
en la casa, de no ser posible lo insertara por debajo de la puerta, o puede adherirla a éste.
En éste aviso indicará el dia y hora a retornar, y solicitándole estar presente personalmente
en dicha diligencia, bajo apercibimiento de efectuar la notificación de acuerdo a las
formalidades que establece el art. 161 del C.P.C.
4º En el día y hora retornado puede ocurrir dos casos:
PRIMERO, si se encuentra la persona a notificar, entonces el notificador lo identificará y
luego procederá a entregarle la copia de la cédula y los anexos que se adjuntan, debiendo
hacer constar su forma y el día y la hora de la entrega. En caso de negare o no pudiere
firmar se dejará constancia de dicho acto anotando algunas características del sujeto e
inmueble. SEGUNDO, si no se encuentra la persona a notificar, se entregará la cedula a
persona capaz que se encuentre en la casa, departamento u oficina o al encargado del
edificio; en caso no haya persona capaz con quien entenderse lo insertara por debajo de la
puerta, o puede adherirla a éste dejando constancia de dicho acto, anotando algunas
características del inmueble, normalmente se anotan: tipo de casa (material noble o
rustico, color de puerta, número del medidor de agua o luz, etc.).

CAPITULO IV: RESOLUCIONES JUDICIALES


4.1. CONCEPTO

 Se conoce como resolución al fallo, la decisión o el decreto que es emitido por


una autoridad. ...
 Una resolución judicial, por lo tanto, es un dictamen que emite un tribunal
para ordenar el cumplimiento de una medida o para resolver una petición de
alguna de las partes intervinientes en un litigio.
 La primera idea que viene a la cabeza cuando se habla de resolución judicial es la forma cómo
el juez se comunica con las partes. No obstante, estamos ante un término polisémico. Es
posible entender resolución de dos formas diversas:
 a) Resolución como documento. Se hace referencia a un conjunto de enunciados normativos
expedido por un órgano jurisdiccional. Por ejemplo: Resolución Nro 4; en la resolución
impugnada se decidió no admitir el recurso del demandante, etcétera. La división entre parte
expositiva, c o n si de r a t i v a y di sp osi ti va, pu es , corresponde a la resolución-documento.
b) Resolución como acto procesal. Un acto procesal es, fundamentalmente, un hecho jurídico
voluntario practicado en el proceso y con eficacia para el mismo(1). Dado que es realizado por
un órgano juzgador se trata de un acto procesal del juez (aquí hablamos del juez, pero también
puede tratarse, por cierto, de ser un árbitro o de la Administración Pública).

4.2. CLASES DE RESOLUCIONES JUDICIALES

4.3.1. Decretos

4.3.2. Sentencia

4.3.3. Autos

4.3. CLASIFICACIÓN DE LA RESOLUCION JUDICIAL


Atendida su naturaleza:

 Sentencia.
 Sentencias Interlocutorias.
 Auto.
 Decreto.
Atendida su materia:

 Resolución en asunto contencioso.


 Resolución en asunto no contencioso.
Atendida su la instancia en que se pronuncia:

 Resolución en única instancia.


 Resolución en primera instancia.
 Resolución en segunda instancia.

4.4. REQUISITOS DE LA RESOLUCION JUDICIAL


La sentencia debe reunir los requisitos de tiempo, lugar y forma. Debe dictarse en un
periodo de tiempo apto para la realización de los actos del juez o tribunal. La fijación de
este plazo varía según el procedimiento de que se trate.
Respecto de la forma, las sentencias generalmente se componen de tres secciones:

 Encabezamiento o parte expositiva: en el que se señala la fecha y ciudad en que se


dicta, las partes intervinientes, sus procuradores y abogados, sin que se puedan omitir
sus nombres sin afectar a la debida integridad y publicidad de las sentencias. Se
hacen constar también las peticiones presentadas por las partes, junto a los
presupuestos o antecedentes de hecho en que se fundan.

 Parte considerativa: en la que se expresan los fundamentos de hecho y de derecho,


que contienen los argumentos de las partes y los que utiliza el tribunal para resolver el
objeto del proceso, en relación con las normas que se consideran aplicables al caso.
 Parte resolutiva: en la que se contiene la decisión o fallo de condena o absolución del
demandado o acusado. Asimismo, suele incorporarse el nombre del juez que la ha
redactado y la firma de todos los que han concurrido a su acuerdo.
Por otro lado, las sentencias deben ser congruentes, es decir, deben resolver acerca de
todas las cuestiones que hayan sido objeto de debate en el proceso. El fallo no debe
contener más, ni algo distinto, de lo pedido por las partes. Cuando se trata de sentencias
penales, la congruencia significa que debe mediar una relación entre la sentencia y la
acción penal ejercitada. Por ejemplo, si una persona es acusada de homicidio, el juez no
puede condenarle por robo (para ello haría falta aplicar otro procedimiento), ya que está
limitado por los hechos alegados. Sin embargo, podría realizar una calificación jurídica
diversa de la hecha por las partes, por ejemplo, en el mismo caso, condenar
por asesinato o parricidio y no por homicidio.
Puede clasificarse la incongruencia en la sentencia por: 1) Falta de exhaustividad,
omitiéndose el pronunciamiento sobre un tema debido. 2) Incongruencia ultrapetitum,
concediéndose más de lo pretendido por el actor. 3) Incongruencia extrapetitum,
concediéndose otra cosa y no lo pedido.
Los elementos de la estructura de una sentencia son preámbulo, resultando, considerando
y puntos resolutivos. En las sentencias españolas su estructura es encabezamiento
(nombre de las partes y sus datos, identificación de procurador y abogado, objeto del
juicio, fecha, lugar y tribunal, jueces o magistrados, así como el ponente si es tribunal
colegiado), antecedentes de hecho (en párrafos separados y numerados, exponiéndose
las peticiones de las partes, los hechos en que las funden y las pruebas que se hubieran
propuesto y practicado -hechos probados-), fundamentos de derecho (en párrafos
separados y numerados, donde se apreciará el derecho que funda las pretensiones, con
cita de las leyes o doctrina aplicables) y, finalmente, el fallo (que es la parte dispositiva,
donde se resuelve el pleito).

4.5. EFECTOS DE UNA RESOLUCION JUDICIAL

Efectos de las resoluciones judiciales. En consecuencia, las resoluciones judiciales producen


importantísimos efectos; entre otros, los siguientes:

a) el desasimiento del tribunal;

b) la acción de cosa juzgada, y

c) la excepción de cosa juzgada.

El desasimiento impide al tribunal, una vez dictada y notificada una resolución judicial,
aclararla o modificarla en manera alguna;

la acción de cosa juzgada persigue el cumplimiento o la ejecución de lo resuelto en una


resolución judicial; y, por fin,

la excepción de cosa juzgada está destinada a evitar que entre las mismas partes se vuelva a
discutir en un nuevo juicio la misma cuestión o asunto que se resolvió en el anterior.

Se refieren a las consecuencias que se producen por el hecho de la dictación de una


resolución judicial. Estas, según el caso, se producen en relación con el tribunal que la
pronunció o respecto de los litigantes.
4.5.1. Desasimiento[editar]
Es el efecto que producen las sentencias, en virtud del cual una vez notificada,
generalmente, al menos a una de las partes, no pueden ser modificadas o alteradas de
manera alguna por el tribunal que las dictó.
En otros términos, este efecto produce la extinción de la competencia para conocer de la
cuestión debatida. No obstante, no impide al tribunal continuar actuando en
el proceso para diligencias posteriores como, por ejemplo, sobre la ejecución de
la sentencia o sobre los recursos interpuestos.

4.5.2. Cosa juzgada


Es el efecto de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de
impugnación que permitan modificarla. Ella se traduce en el respeto y subordinación a lo
realizado y señalado en un juicio, por ello también se le define como la fuerza que atribuye
el derecho a los resultados del proceso.
Impide volver a discutir entre las mismas personas, una misma materia, invocando
idénticas razones, es decir, protege a las partes litigantes de la realización de un
nuevo juicio y una nueva sentencia. Además, permite cumplir coactivamente el derecho
reconocido o declarado en el juicio.

4.5.3. Declaración del derecho


Esta consecuencia se relaciona con la clasificación de
las sentencias en constitutivas o declarativas.
En virtud de ésta, las resoluciones judiciales pueden constituir nuevos estados jurídicos,
atribuir o habilitar para ejercitar nuevos derechos, con efecto hacia el futuro y de
caracteres generales (erga omnes); o limitarse a reconocer derechos preexistentes, con
efecto retroactivo y, habitualmente, relativos (afecta sólo a las partes litigantes).

4.6. CONCEPTO DE CADA UNA DE LAS RESOLUCIONES

4.6.1. Decretos

El artículo 121, inciso 1 del CPC, señala:

“Mediante los decretos se impulsa el desarrollo del proceso, disponiendo actos procesales de
simple trámite”.

Parecería que el texto equipara el impulso del proceso con acto de simple trámite, o, más
precisamente, que este último siempre sería un acto de impulso. Ello no es del todo correcto:
hay actos de trámite que no son, rigurosamente, actos de impulso. La respuesta la da el propio
CPC cuando regula el abandono. Esta figura consiste en una sanción al demandante que, en la
tramitación del proceso en primera instancia, no realiza ningún acto de impulso (ver artículos
346 y siguientes del CPC). Pero, es el artículo 348 inciso 3 del CPC el que da mayores luces
sobre esta última figura: “No se consideran actos de impulso procesal aquellos que no tienen
por propósito activar el proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de
copias, apersonamiento de nuevo apoderado y otros análogos”. Así, designar nuevo domicilio
procesal, pedir copias, apersonar nuevo apoderado o abogados son pedidos que,
evidentemente, requieren respuesta por parte del juez. Pero esta respuesta no es una decisión
tal como se ha definido: es un acto de simple trámite. De ahí que la respuesta del juez será
muy sucinta:

Expídanse las copias certificadas, Téngase por apersonado al letrado que se indica, etcétera.
Es importante diferenciar entre acto de impulso como acto procesal de parte, el cual
contendrá un pedido de impulso, y acto de impulso como acto procesal del juez, el cual
constituiría estrictamente un decreto. Así pues, el pedido de impulso el proceso busca
activarlo, esto es, que prosiga con su trámite de acuerdo al procedimiento previsto y a los
actos que el juez debe realizar para que se encamine a su conclusión (eso es exactamente lo
que se exige para que no se declare el abandono). Pero nótese que el pedido de impulso
puede recibir diversas respuestas por parte del juez: desde un simple decreto hasta una senda
resolución con contenido decisorio. Para efectos del abandono, lo que interesa no es tanto la
respuesta del juez, sino si el pedido de la parte conduce o no a un impulso o activación del
proceso. Así pues, pedidos de impulso, por ejemplo, pueden ser: solicitar al juez que expida
sentencia, que reprograme una diligencia, etcétera.

Tenemos, por tanto, el contenido de los decretos puede ser de dos tipos:

a) De impulso del proceso: Son aquellos que disponen la continuación del proceso. Ejemplos:
correr traslado de algún pedido previo a la decisión; declarar que una resolución ha quedado
consentida; disponer que el expediente sea llevado a despacho para resolver, etcétera.

b) De mero trámite: Es una respuesta del juez que no dispone la continuación del proceso sino
simplemente atender a un pedido simple de una parte (si lo hubiere), que no involucra una
decisión. Ejemplos: expedición de copias certificadas (artículo 139 del CPC); expedición de
copias para el Ministerio Público para que evalúe si ejercita la acción penal (artículos 38, inciso
2; 441, inciso 1; 538, inciso1; 564, inciso 2; 624, inciso 1; todos del CPC) o para el órgano de
control (artículo 140 del CPC); tener presente un escrito para mejor resolver; tener por
apersonado a un abogado o apoderado, etcétera. Véase que ninguna de estas resoluciones
conduce a la conclusión del proceso ni tampoco contribuye con su prosecución.

En este punto, a partir de lo defendido en los ítems precedentes, cabría preguntarse lo


siguiente: si es que el objeto de la impugnación sería concretamente la decisión,

¿qué ocurre con la impugnación los decretos? Cabe decir que este punto ha sido muy poco
explorado en doctrina.

En los decretos el juez no tiene el deber de motivar porque dicha resolución no posee
contenido decisorio. Si no se decide, entonces no se requiere motivar. Por ello es que el
artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (en siglas, LOPJ) es bastante expresiva al
respecto: “Todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son motivadas, bajo
responsabilidad”. Si bien analógicamente podemos extender las resoluciones de mero trámite
a las de impulso procesal, el punto esencial aquí es que los decretos no se motivan.

¿Querría decir ello que el decreto, por no contener decisión alguna, no sería impugnable? La
respuesta es negativa, porque el propio CPC permite que el decreto sea atacado mediante el
recurso de reposición, exigiendo al recurrente, como en el caso de los otros recursos como la
apelación o casación, que fundamente su pretensión impugnatoria (precisando el agravio y el
error).

Como se ha dicho, la impugnación sí se dirige contra la resolución-acto, como sería el caso del
decreto; pero aquí se puede advertir que el recurso de reposición tendría una finalidad un
tanto particular: al no haber motivación en la resolución impugnada, el recurrente exige al juez
que analice el decreto, forzándolo a dar razones y, esta vez sí, a decidir si es que dicho decreto
está de conformidad con la ley o si, en caso no lo estuviese, sea revocado. La resolución que se
pronuncia respecto del recurso de reposición es, evidentemente, una resolución con contenido
decisorio, específicamente un auto (ver infra).

Nótese que, si el juez resuelve el mérito recursal de la reposición, el auto que emita pasará a
sustituir la resolución impugnada. En este caso, por tanto, aunque la legislación sobre los
medios impugnatorios del CPC no realiza un tratamiento diferenciado, el recurso de reposición
sería una impugnación sui generis: una que no cuestiona propiamente una decisión, sino, en
realidad, lo que podría denominarse un pronunciamiento meramente de ordenación.

Un pronunciamiento meramente de ordenación presupone la emisión de una mera orden,


cuya característica principal es que no está justificada. De hecho, sí hay un juicio subsuntivo
(encuadramiento del hecho en una norma procesal) por detrás de este pronunciamiento, pues,
de lo contrario, no habría aplicación del derecho. La particularidad es que este juicio no ha sido
expresado porque el juez no está obligado a motivar. Pues bien, si es que la justificación exige
no precisamente dar cuenta de los motivos sino, realmente, explicitar las razones que
permiten considerar una decisión como aceptable o racional (Atienza 2013, 114-15), en un
decreto no hay manera de determinar si es que existió o no una adecuada justificación y, por
tanto, si se realizó bien o mal dicho juicio subsuntivo. En efecto, cuando el juez dice “Téngase
presente”, “Tráigase los autos a despacho para resolver” o “Téngase por apersonado al letrado
que se indica”, ni siquiera sueleinvocar el artículo que contiene la norma procesal pertinente y,
si lo invoca, no justifica porqué sería dicha norma la aplicable: simplemente emite unamera
orden.

Asimismo, no debe olvidarse que, por definición, una decisión resuelve una cuestión. Esta
particularidad es importante, puesto que pedir el apersonamiento de un abogado o solicitar
tener presente el cambio de domicilio no constituye ningún punto fáctico o jurídico que incida
sobre el derecho discutido ni sobre algún punto fáctico o jurídico en la tramitación del
proceso.

A partir de esta constatación bien podría argumentarse, desde una perspectiva estrictamente
pragmática, que al recurrente que interpone un recurso de reposición no debería exigírsele la
misma rigurosidad en el cumplimiento de los requisitos de admisibilidad y procedencia que en
el caso, por ejemplo, de un recurso de apelación o casación. En efecto, si este recurso busca
forzar al juez a motivar, mediante una auténtica decisión, si es que el decreto es o no correcto,
entonces al recurrente debería bastarle, de forma muy superficial, expresar cuál debió haber
sido el sentido del decreto y en base a qué norma debió ser así.

Por ejemplo, si se rechaza un pedido de copias certificadas, invocar la norma que lo autoriza y
que se expidan; si se presenta un escrito y se indica téngase presente al momento de resolver,
omitiendo correr traslado por un plazo determinado, indicar que se debió realizar dicha
conducta teniendo en cuenta la naturaleza de lo solicitado en el escrito; si se tiene por
apersonado a uno y no a los dos abogados indicados en el escrito de apersonamiento, señalar
que debería tenerse como apersonado también al otro.

6.2. Sentencia

El artículo 121 inciso 3 del CPC señala: “Mediante la sentencia el juez pone fin a la instancia o
al proceso en definitiva, pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre la
cuestión controvertida declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente sobre la
validez de la relación procesal”.
La sentencia es una resolución judicial con contenido decisorio en donde confluyen dos
elementos:

a) poner fin a la instancia o al proceso y

b) un pronunciamiento sobre el fondo. Por fondo, en este contexto, debe entenderse un juicio
de mérito sobre la pretensión formulada en la demanda (esto es, declararla fundada, fundada
en parte o infundada). Nótese, además, que, en el ámbito de la impugnación de sentencia, un
juez emite sentencia pronunciándose sobre la pretensión recursal (fundado o infundado el
recurso) y, a continuación, sobre la pretensión contenida en la demanda (improcedente,
infundada o fundada la demanda). La cuestión controvertida, por tanto, no es otra cosa que la
res in iudicium deducta, la cuestión de mérito principal o, también, el objeto litigioso del
proceso.

Una lectura paralela del CPC podría llevar a concluir que en la sentencia el juez también puede
emitir una decisión sobre la validez de relación procesal, esto es, un pronunciamiento sobre la
procedencia de la demanda y,de ser el caso, anulando total o parcialmente el procedimiento
(la así llamada sentencia inhibitoria). No obstante, esta interpretación conduce a una
incoherencia sistemática, ya que todo pronunciamiento que implique un juicio de procedencia
de la demanda, sea liminar (artículo 427 del CPC), sea respecto de una excepción (artículos 451
y 465 incisos 2 y 3, todos del CPC), importa una decisión que no resuelve el fondo; o, para ser
más precisos, aun cuando analice la pretensión, que por disposición legal no tenga como
consecuencia la cosa juzgada y sí la nulidad de todo lo actuado, improcedencia de la demanda
y conclusión del proceso.

En otras palabras, no tendría sentido que una sentencia pueda contener un juicio de mérito
sobre la pretensión y, a la vez, un juicio de procedencia sobre la demanda solamente por el
hecho de dictarse al final del procedimiento; mientras que todas las demás resoluciones que
contengan un juicio de procedencia respecto de la demanda que sean emitidas en cualquier
otro momento del iter procesal no califiquen como sentencia y sí, más bien, como auto. En
efecto, si es que una resolución que declara la improcedencia de la demanda tiene las mismas
consecuencias, ¿por qué habría alguna diferencia según la oportunidad en que se adopte?

En mi opinión, lo que el legislador quiso decir, en realidad, es que al momento de sentenciar,


o, mejor, en lugar de emitir sentencia, el juez puede emitir un auto, decidiendo sobre la validez
de la relación procesal. Este entendimiento, inclusive, se muestra más armónico con los
artículos 321 y 322 del CPC: cuando el juez se pronuncia sobre la validez de la relación
procesal, según esta lógica, no resuelve el fondo o mérito del proceso; sí lo hace, en cambio,
cuando sentencia, declarando fundada o infundada la demanda.

Esclarecido este asunto, corresponde destacar que, desde una perspectiva temporal, no solo
existe sentencia cuando se llega al final del procedimiento (de primera, segunda o tercera
instancia): también hay otras sentencias producto de diversas formas de conclusión del
proceso que comparten su naturaleza de ponerle fin al proceso mediante una declaración
sobre el mérito. Veamos:

a) Conciliación judicial. La conciliación es un negocio jurídico material con efectos


procesales: el hecho que se dé en el contexto de un proceso no resta su naturaleza de
contrato o negocio jurídico bilateral. Si las partes concilian, el juez examina si es que el
derecho es disponible (artículo 325 del CPC) y acepta la propuesta conciliatoria y
declara la conclusión del proceso (artículo 327 del CPC). Esta aceptación se denomina
homologación. Cuando el juez, mediante resolución homologatoria, acepta la
conciliación, decide respecto del pedido de conclusión del proceso, pero también
incluye un pronunciamiento sobre la pretensión (artículo 322, inciso 2 del CPC). Hay,
pues, una declaración sobre el fondo. Tal declaración consiste en constatar que las
partes han conciliado y que el derecho material en discusión queda reconocido en los
términos del acuerdo. Por ello es que el artículo 328 del CPC, dice: “La conciliación
surte el mismo efecto que la sentencia que tiene la autoridad de cosa juzgada”.
Cuando se dice que surte el mismo efecto no se refiere a que la resolución
homologatoria debe tomarse como si fuera una sentencia (es decir, una ficción
procesal), sino como una auténtica y verdadera sentencia, al punto que sobre ella
recae la cosa juzgada.
b) b) Allanamiento y reconocimiento. El CPC distingue entre allanamiento y
reconocimiento. En el primero el demandado acepta la pretensión y, en el segundo,
además de aceptar la pretensión, “admite la veracidad de los hechos expuestos en la
demanda y los fundamentos jurídicos de esta” (artículo 330 del CPC). Esta diferencia,
sin embargo, parecería bastante artificial: si la pretensión está compuesta por el
pedido y la causa de pedir, aceptarla (allanarse) significa declarar los hechos son
ciertos y, por tanto, el demandante sí tiene razón en lo que pide. Por ello, admitirla
veracidad de los hechos y sus fundamentos jurídicos no es otra cosa que declarar que
la causa de pedir es cierta. ¿Cuáles, entonces, la diferencia? Desde esta perspectiva,
ninguna. Sí habría una diferencia, sin embargo, si, en vez de pretensión, el artículo 330
dijese petitorio o pedido. Ahí se estaría aceptado solamente parte de la pretensión. Y
esto parece ser lo que el legislador habría querido decir, puesto que el artículo 322,
inciso 3 del CPC, hace la diferencia entre reconocer la demanda y allanarse al petitorio.
Lo que interesa aquí, empero, es que, una vez que el juez evalúa el pedido de
allanamiento o reconocimiento, “debe expedir sentencia inmediata” (artículo 333 del
CPC). Aquí no hay sombra de duda: el allanamiento o reconocimiento conduce a un
juicio positivo sobre el mérito de la demanda.
c) Transacción judicial. La transacción, al igual que la conciliación, es un negocio jurídico
material con efectos procesales, pues tiene relevancia para el proceso. Asimismo, una
vez que el juez evalúa la existencia de concesiones recíprocas y que no afecte el orden
público y las buenas costumbres (sea lo que quiera significar esto), homologa la
transacción mediante resolución. El artículo 337, inciso 2 del CPC, dice que “la
transacción que pone fin al proceso tiene la autoridad de cosa juzgada”, aunque esto
es incorrecto: la cosa juzgada recae sobre la resolución que homologa la transacción y
no sobre la propia transacción. Esto es así porque la cosa juzgada solo puede recaer
sobre una resolución judicial (específicamente, una sentencia), esto es, sobre un acto
jurídico procesal y jamás sobre el acto jurídico material que constituye soporte fáctico
de aquel. De cualquier manera, según el artículo 322, inciso 4, la transacción conduce a
una conclusión del proceso con declaración sobre el fondo. Se trata, pues, de una
sentencia.
d) Desistimiento de la pretensión. El desistimiento del proceso implica una declaración
del demandante de no continuar con el proceso, solicitando su conclusión. Según el
artículo 343 del CPC, este desistimiento no afecta la pretensión. Normalmente se da
este pedido cuando la demanda se encuentra mal formulada o, también, producto de
una negociación extrajudicial. Ya el desistimiento de la pretensión, por el contrario,
implica una declaración del demandante en el sentido de que no tiene razón en su
demanda. Por ello, según el art. 344, inciso 1 del CPC, “produce los efectos de una
demanda infundada con la autoridad de cosa juzgada”. Esto no es otra cosa que una
auténtica sentencia, concretamente un juicio de mérito negativo. Aquí, sin embargo,
se revela una profunda contradicción que es bueno resaltar: el artículo 321, inciso 1 e
inciso 6 del CPC, coloca al desistimiento del proceso y de la pretensión como supuestos
de conclusión del proceso sin declaración sobre el fondo. La resolución que aprueba el
desistimiento del proceso, dado que no presupone un juicio sobre el mérito, es apenas
un auto que, sin pronunciarse sobre el derecho discutido, lo concluye. Pero la
resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión sí exige un pronunciamiento
sobre el mérito y, por tanto, no puede ser un auto, sino una sentencia. El desistimiento
de la pretensión, por tanto, debería estar en el listado del artículo 322 del CPC.
Empero, en este punto surge una figura misteriosa: la renuncia al derecho (artículo
322, inciso 1 e inciso 5 del CPC). ¿Se trata de una figura diferente al desistimiento de la
pretensión? Todo parece indicar que no. ¿Por qué? Veamos el artículo 342, inciso 1 del
CPC: “El desistimiento del proceso o del acto procesal se interpone antes que la
situación procesal que se renuncia haya producido efecto”. De hecho, aquí se refiere al
desistimiento del acto procesal, pero lo cierto es que desistirse del proceso o de la
pretensión también implica renunciar a una situación jurídica: la de ser demandante.
Desistirse, por tanto, equivale a renunciar. Para mantener una coherencia en el
sistema, por tanto, allí donde el artículo 322, inciso 1 e inciso 5 del CPC, dice renuncia,
debería entenderse desistimiento de la pretensión.

6.3. Autos

El artículo 121, inciso 2 del CPC, señala:

“Mediante los autos el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la


reconvención, el saneamiento, interrupción, conclusión y las formas de conclusión especial del
proceso; el concesorio o denegatorio de los medios impugnatorios, la admisión, improcedencia
o modificación de medidas cautelares y las demás decisiones que requieran motivación para su
pronunciamiento”.

El legislador acierta al momento de ejemplificar algunos tipos de autos (pues hay muchos
más), pero se equivoca al entender que los autos se caracterizarían por ser resoluciones que
requieren motivación:

Siguiendo la propuesta dogmática ahora planteada, los autos son resoluciones con contenido
decisorio que no son sentencias. Toda resolución que contenga un juicio de mérito sobre la
pretensión planteada en la demanda pone fin a la instancia: por ello, califica automáticamente
como sentencia. Según el esquema del CPC, mediante un auto se puede poner fin a la
instancia, pero no mediante un pronunciamiento sobre el fondo. El auto, pues, no resuelve
una cuestión de mérito sino una cuestión procesal. Piénsese en los siguientes ejemplos: la
resolución que declara improcedente la demanda, sea o no liminarmente; la resolución que
estima una excepción (artículo 451, inciso 5 del CPC); la resolución que aprueba el
desistimiento del proceso (artículo 343 del CPC); la que declara el abandono del proceso
(artículo 346 y siguientes del CPC),etcétera.

Asimismo, existen autos intermedios (Ariano 2015, 76), caracterizados porque a través de ellos
se decide cuestiones procesales a lo largo del proceso. Además de las resoluciones
mencionadas en el artículo 121, inciso 2 del CPC (saneamiento, interrupción del proceso,
concesorioo denegatorio de un recurso, admisión, improcedencia o modificación de medidas
cautelares), tenemos: la resolución que admite o rechaza un medio probatorio extemporáneo
(artículo429del CPC);la resolución que aprueba la modificación o ampliación de la demanda
(artículo 428 del CPC); la resolución que ordena una prueba de oficio (artículo 194 del CPC); la
resolución que declara la rebeldía del demandado (artículo 458 del CPC); la resolución que se
pronuncia sobre un pedido de nulidad (artículo 177 del CPC); la resolución que decreta, vía
impugnación, la nulidad dela sentencia o de parte del procedimiento (artículo 121, inciso 3, in
fine del CPC),etcétera.

El CPC, por tanto, se equivoca cuando entiende que la característica del auto es que exige
motivación. Como se ha visto, la resolución que exige motivación es, estrictamente, toda
aquella que posee contenido decisorio. Entonces, para evitar un razonamiento circular, la
caracterización de los autos no puede residir en la exigencia de la motivación. La motivación
(o, mejor, justificación), más bien, es una exigencia para aquellas resoluciones con contenido
decisorio porque se está resolviendo alguna cuestión (procesal) pedida por la parte o de oficio.

Los problemas prácticos de este equívoco surgen cuando un juez entiende que no debe
motivar algún pedido de una parte y, por tanto, concluye que no debe expedir un auto sino
simplemente un decreto. Por ello, no justifica. Pero el razonamiento es equivocado: el juez no
debe determinar si es que debe motivar o no, sino, en realidad, si es que debe o no decidir
algo según lo que se le ha pedido. A partir que entienda que debe decidir algo, entonces lo
decide (sea declarando improcedente, fundado o infundado el pedido) y justifica su decisión.

Inclusive, no es poco común en la práctica encontrarnos con respuestas muy típicas cuando el
juez entiende que una parte está pidiendo algo que ya se habría resuelto y, de ahí, emite una
resolución con el siguiente tenor: Estese a lo resuelto en la resolución X. También ello es usual
cuando, a criterio del juez, no es el momento oportuno para solicitarse: Pídase en la
oportunidad que corresponda. Esto es un grave error: el juez, dado que está decidiendo algo,
debe cuando menos motivar porqué el pedido de la parte sería improcedente.

CAPITULO V: MEDIOS IMPUGNATORIOS

También podría gustarte