Está en la página 1de 4

4 Respuestas sencillas al ateísmo basado en la

ciencia.
2 MARZO, 2016 | Samuel James

VIDA CRISTIANA

La falta de conocimiento científico puede dejar a los cristianos sintiéndose vulnerables al hablar
con sus amigos incrédulos acerca de por qué la fe es superior al escepticismo. Muchos estudiantes
universitarios descubren el ateísmo a través de las clases de ciencias; los estudiantes cristianos
que ingresan a la universidad son probados ferozmente en su fe por sus estudios, y muchos
abandonan la lucha simplemente porque suponen que un profesor de biología debe estar en lo
correcto acerca de la existencia de Dios. Cuando un poquito de fe como la de un niño, se
encuentra con un montón de ateísmo estudiado, el miedo puede tomar el control.

Esto no es necesario. No necesitas un título en ciencias para tener algo que decir a los que
presentan objeciones científicas a la fe. Aquí hay cuatro respuestas sencillas a los que afirman que
la ciencia ha desmentido a Dios, o ha hecho el creer en Dios algo innecesario.

1. No podemos saber a partir de la ciencia, si la ciencia en sí es la fuente de conocimiento.

Hay dos posibilidades cuando se trata del conocimiento humano a través de la ciencia. La primera
es que todo lo que es real es reducible a principios científicos. Todo, desde el universo, las
emociones humanas, o experiencias espirituales son explicables a través de la investigación
científica. La otra opción es simple: no toda la existencia se puede explicar a través de la ciencia.

He aquí por que esta pregunta es importante: Si la primera opción es verdad, entonces,
lógicamente, la ciencia es el modo supremo de conocimiento, y todo lo que creemos acerca de
cualquier cosa debe estar en sumisión a ella. El problema, sin embargo, es que el que toda
realidad es en última instancia, explicable a través de conceptos científicos no es en sí una teoría
científicamente demostrable. Es una premisa filosófica, no una conclusión científica. La única
manera de probar definitivamente que la ciencia explica todo, sería tener un conocimiento
exhaustivo de toda la realidad, y luego ser capaz de explicar (usando solo datos científicos) lo que
toda la realidad es y lo que significa. Tal hazaña es imposible. Por lo tanto, la creencia de que la
ciencia es la mejor fuente de conocimiento debe ser aceptada por fe, ya que no puede ser
verificada a través de evidencias.
2. El consenso científico puede cambiar, y con frecuencia lo hace. Esto limita su autoridad
epistemológica.

La naturaleza progresiva de la investigación científica es esencial para su valor. Si se hace


correctamente, la ciencia puede corregir sus propios errores. Pero esto presupone para comenzar,
que la ciencia puede cometer errores. Y si esto es cierto, debemos preguntarnos: ¿Cómo
distinguimos entre lo que podría ser un error en el consenso científico actual, y lo que podemos
saber como absolutamente cierto?

Esta es una pregunta importante para hacerle a los escépticos religiosos que apelan a la ciencia.
Una posible respuesta es que la ciencia puede estar equivocada en casi todo lo que dice, pero es
casi seguro que no se equivoca en lo que no dice (por ejemplo, si la ciencia no ha revelado a Dios
por ahora, no es racional pensar que lo hará). Pero esta objeción pierde el punto del asunto. Uno
no espera que la ciencia explique exhaustivamente algo antes de creer en él. Si eso fuera así,
entonces el 99 por ciento de los seres humanos en el planeta no creería en las realidades más
básicas de la existencia, o sería irracional creer sin tener el conocimiento científico exhaustivo. Si el
consenso científico actual, dirige nuestra atención en dirección contraria a la existencia de Dios
(un punto muy discutible), entonces ¿quién puede decir que el consenso no puede cambiar? Si
puede cambiar, entonces la autoridad intelectual de la ciencia es limitada, y la expectativa de que
seguirá oponiéndose a la creencia religiosa es una cuestión de fe.

3. Solo el teísmo sobrenatural proporciona una justificación racional para el trabajo científico.

Las palabras de este punto son importantes. Si dejamos afuera la palabra “racional”, entonces la
declaración sería en realidad falsa y muy fácil de derribar. No es necesario el teísmo sobrenatural
para ser curioso, o para explorar el mundo natural. Pero sí es necesario el teísmo sobrenatural
para tener una justificación racional para la ciencia. ¿Qué significa racional aquí? Esto significa que
la investigación científica que se realiza partiendo de la suposición que no hay inteligencia
superior, sino la inteligencia humana evolucionada, está haciendo un juicio de valor que no tiene
derecho a hacer.

¿Por qué es mejor el conocimiento que la ignorancia? El ateo respondería que la ignorancia tiene
menos valor para la supervivencia que la verdad; después de todo, si crees cosas incorrectas, o no
sabes lo suficiente acerca de tu entorno, tienes menos probabilidades de sobrevivir y prosperar.
Pero esta explicación solo se aplica a una pequeña cantidad de conocimiento científico. Hay poco
valor de supervivencia en saber, por ejemplo, los detalles complicados de la teoría del tiempo-
espacio, o el género de ciertos insectos, o la distancia que hay entre Júpiter y Marte. Todos estos
hechos son procurados por los científicos como intrínsecamente valiosos, sin embargo, ofrecen
poca información que ayude a garantizar la existencia continua de una especie.

La explicación real es que los científicos procuran estos datos porque hay un valor intrínseco en
saber lo que es verdad acerca del mundo, independientemente de la cantidad de ayuda que nos
de. Los seres humanos creen que el conocimiento es mejor que la ignorancia porque creen que la
verdad es mejor que la falsedad, y la luz es mejor que la oscuridad. Pero ¿de dónde viene esa
conclusión? No de principios científicos. La ciencia misma no ofrece ninguna justificación evidente
de por qué debemos estudiarla. No puedes estudiar suficientemente la ciencia para entender por
qué debes estudiarla después de todo. El estudio de la ciencia presupone una valoración de la
verdad que debe ser experimentada fuera del estudio científico. Es solo racional procurar el
conocimiento científico que no ofrece un valor de supervivencia inmediato si hay algún valor
externo, trascendente en saber la verdad. El teísmo ofrece una explicación de por qué conocer la
verdad es valioso. El ateísmo científico no lo hace.

4. Solo el teísmo sobrenatural nos garantiza que el conocimiento científico real es posible.

El filósofo Alvin Plantinga es famoso por articular lo que él llama el “argumento evolutivo contra el
naturalismo”. El argumento es complicado en detalle, pero simple en su premisa. Plantinga
comienza por poner dos hechos en los que casi todos los ateos están de acuerdo, uno junto al
otro. Primero, la teoría de la evolución es verdadera, y los humanos han descendido de formas de
vida inferiores a través del tiempo. Segundo, los seres humanos son seres racionales en un mayor
grado y de forma superior a las criaturas que han evolucionado menos. Plantinga entonces dirige
nuestra atención a la tensión entre estos dos hechos. Si los seres humanos son una especie más
evolucionada de primates, entonces nuestras facultades cognitivas (es decir, las partes de nuestro
cuerpo y de la mente que nos permiten ser criaturas racionales) han evolucionado a partir de
facultades cognitivas inferiores.

Pero, Plantinga dice, si Dios no existe, entonces los únicos factores que afectaron a la evolución
humana son el tiempo y la casualidad. Basados solamente en el tiempo y la casualidad, ¿por qué
debemos estar confiados en que nuestras mentes racionales —que no son más que la suma de las
mentes menos evolucionadas más el tiempo y la casualidad— son en realidad racionales? ¿Qué
base tenemos para creer nuestras propias conclusiones? ¿Cómo sabemos que somos realmente
capaces de conocer la verdad más que un primate? Si los únicos jugadores en nuestra existencia
son criaturas inferiores, el tiempo y la casualidad, ¿cómo sabemos que hemos evolucionado en
realidad?

Esta astuta observación fue repetida por Thomas Nagel en su reciente libro Mind and Cosmos [La
mente y el cosmos]. Nagel, un filósofo agnóstico de la Universidad de Nueva York, sostiene que la
comprensión humana del universo no puede explicarse simplemente mediante procesos
evolutivos ateos. No tiene sentido asumir que los seres humanos pueden entender su mundo en
un nivel conceptual si la conciencia humana surgió del mismo mundo al que responde . Nagel está
de acuerdo con Plantinga en que el naturalismo ateo no puede explicar por qué los seres humanos
pueden ser criaturas racionales y hacer cosas racionales dignas de confianza.

El conocimiento científico solo es posible si las cosas que no se pueden probar por la ciencia son
realmente ciertas. Si Carl Sagan esta en lo correcto y el universo material es todo lo que había,
hay, y siempre habrá, entonces la ciencia en sí no es más que un disparo a ciegas. Sin embargo, si
los seres humanos son el producto de una mente infinitamente mayor, entonces estamos
justificados en creer que lo verdadero y lo falso son realidades y no nociones aprendidas de
nuestros antepasados.
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN THE GOSPEL COALITION. TRADUCIDO POR ADIELENE PEREZ.

Samuel James trabaja en la oficina del presidente de la comisión de ética y libertad religiosa de la
convención Bautista del Sur. Puedes leer más de sus escritos en su blog y seguirlo en Twitter.

También podría gustarte