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ADVERTENCIA
Sabido es que encomendarse a los Ángeles Santos y almas justas del cielo, es devoción
católica muy aceptable a los ojos del Señor; porque nos los dio por intercesores y medianeros;
porque ellos mismos nos enseñan, que para obtener la gloria que poseen y beneficios que
Dios les concedió, es necesario recurrir al centro de la gracia que es María Santísima. Por
cuyas manos deben subir los ruegos, para que puedan bajar los bienes; porque María es la
afortunada, es Madre del Verbo humano, es hermosa sin pecado, Madre nuestra y Abogada,
Virgen bienaventurada, la Soberana, la Vida, la Dulzura apetecida, la Única firme esperanza,
la que de Dios todo lo alcanza y de ninguno se olvida. Por tanto, a ella debemos recurrir en
todas nuestras necesidades, obedeciéndola con este pequeño rezo, o con el Triduo, dándole
gracias por su maravillosa aparición, pudiendo hacerlo en cualquier tiempo, día u hora, según
la urgencia, procurando estar en gracia o al menos, protestando hacerlo cuanto antes, ejercitar
un seto de virtud y caridad, para que con tales diligencias Dios tenga misericordia de
nosotros.
ACTO DE CONTRICION
¡Dulcísimo Jesús de mi vida! Porque sois tan bueno y digno de ser amado, me pesa en el
alma de haberos ofendido, pésame una vez más, sobre todo pesar, que mis culpas hayan
sacrificado tu inocencia, con tu Divina gracia prometo confesar todos mis pecados por el
dolor que tengo, y protesto tener, haberlos cometido, cumpliré la penitencia que me fuere
impuesta, y con ella hazme perseverar en Tu gracia para morir al mundo y vivir en Tu
compañía en la gloria. Amén.
SEGUNDA ORACION
PARA TODOS LOS DIAS
¡Santísima Virgen María de Guadalupe! A Ti que siempre has atendido a los que os dirigen
sus plegarias humildes y devotas, a Ti que eres Aurora de la mañana, la estrella
resplandeciente del mar, el puerto seguro de la gracia, la medicina celestial, la riqueza única
del pobre y el consuelo de todos los necesitados, humildemente te tributo gracias porque me
has permitido venir ante tu Soberana presencia para consolar mis aflicciones de cuerpo y
alma, y porque recurro a tu patrocinio, te pido y te suplico que con los rayos de tu caridad
enciendas la del Sumo Pontífice, Obispos. Pastores y Ministros Sagrados, para que esparcidas
sus voces en lenguas de fuego, hagan fructuosas sus palabras en el amor de Dios, en amor
tuyo y en el de nuestro prójimo. Cubre con tu manto y mira con ojos de clemencia a nuestro
Gobierno y poniendo en sus sienes el olivo frondoso de una continua paz, haz dichosos a sus
Ministros y Magistrados, superiores e inferiores. Te pido Madre mía, que sobre mis padres,
hermanos, parientes y bienhechores, domésticos y amigos y enemigos derrames las riquezas
de tu libertad. Consuela a los menesterosos y atribulados, conduce a los navegantes y
caminantes, da óptimos frutos a los labradores y que con ventaja ejerzan su oficio los
artesanos, protege Señora a los comerciantes y alumbra a las ciencias divinas y humanas.
Dad salud a los enfermos y obtened el perdón a los pecadores. Libertad a los presos y cautivos
y sostened la perseverancia de los justos. Conserva en paz a los vivos y haz que las almas de
los difuntos y las nuestras, reposen eternamente en tu amable compañía en la gloria. Amén.
A HONOR Y GLORIA
DE MARIA SANTISIMA
Del mundo allá en su origen señalada
Por mano paternal y compasiva fuiste
y alma venerando vientre,
La paz al mundo lleva prometida.
ESTRIBILLO
Tu mano en burdo lienzo. ¡Oh Virgen Celestial..! etc. No lejos de una fuente Solicita en el
cerro Afable, dulcemente Hablaste a Juan Diego Entonces como ahora Mil bienes a tu pueblo
Hiciste consolando Al hombre en su destierro. ¡Oh Virgen Celestial...! etc.
DIA PRIMERO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Esa corona que ciñen tus sagradas sienes, publica
que eres la Reina del Universo, lo eres Señora y por esto soy y quiero ser tuyo (a). Aquí me
tienes confesándote por Reina y Señora, para que ejerzas en mí los designios de la Divina
Providencia, corren de tu cuenta los pasajes de mi triste vida para que los endereces al bien
de mi alma. Y puesto que en la noche de la Concepción, la gracia se adelantó para preservarte
del pecado, y con esa misma gracia te dignaste aparecer por primera vez (Sábado 9 de
Diciembre de 1531 antes de la Aurora) al rústico Juan Diego y quisiste que las rosas que
cortó en el cerro del Tepeyac representaran, a presencia del Obispo de México, tu Sagrada y
Aquí se hace la petición y después se rezan cuatro Ave Marías con Gloria Patri, en memoria
de las cuatro apariciones de Nuestra Señora.
DIA SEGUNDO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Esas tus Sagradas manos en acción de suplicar y
rogar, acreditan que eres fiel abogada nuestra y que desde el trono de tu reino celestial
imploras de la Santísima Trinidad los favores y felicidades que necesitamos. ¿Con qué
corresponderé tantas finezas? Y pues en el mismo día de tu primera aparición aguardaste por
la tarde al dichoso indio Juan Diego, de quien el ilustradísimo Señor Obispo dudó por no
parecerle digna persona de tan alta embajada y mandato y como Ruth elevaste el primer favor
con la grandeza del segundo para que volviese a decir al Obispo que 'Tú Virgen Madre del
Verbo Dios, lo enviabas para que edificase un Templo en el cerro Tepeyac, donde oirás
amorosa los ruegos de tus hijos que te aclaman”. Te suplico Madre mía, me des una caridad
ardiente y obediencia resignada para que apoyando el edificio espiritual de las virtudes,
redoble Dios tu poderosa intercesión, beneficios y misericordias y seamos objeto de
complacencia, capaces de reconocer el éxito de tu abogacía en la mansión eterna de los
escogidos. Amén.
DIA TERCERO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Ese circo de rayos de sol, testifica la íntima unidad
que tienes con el sol de la Divinidad, que no hay en Ti cosa alguna que no sea luz, gracia y
santidad. Tú Señora, estás llena de gracia en el piélago inmenso de las divinas perfecciones
y atributos de Dios, vives en su corazón. Y pues eres vara del mejor Airón, vara de José, de
cuya fecunda raíz brotó la más fragante Azucena, te apareciste por tercera vez (Domingo 10
de Diciembre de 1531) al dichosísimo Juan Diego de México, para que bajo el titule ce Santa
María de Guadalupe, te fabricara un Templo en este Continente americano, qu le7- informado
escrupulosamente desconfió de sus simples palabras pidiéndole señales de tus designios y
alentado por tu celo y confianza, ofreció llevar las que Tú Señora, le dieras como un
testimonio inviolable que Tú mandabas. Te suplico Madre mía, por tan altos valores, envía
uno de esos rayos divinos a mi tibio corazón para encender en amor de Dios, haciéndome
digno súbdito de la Santa Iglesia y de los que en el mundo representan su asombrosa
soberanía, para que obedezcamos sus preceptos, le amemos en tu compañía en la tierra y
pasemos en su gracia a deleitarnos con su real presencia en los tabernáculos eternos, Amén.
DIA CUARTO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Ese ángel precioso que está en tus sagrados pies
representa la humanidad con que debo ofrecerte mi alma para que sea digno trono de su
soberanía, y pues, que el Ilustrísimo Señor Obispo mandó a sus familiares siguiesen a Juan
Diego para informarse de todo lo que aconteciera y después que lo siguieron se les
desapareció en el llano que está cerca del cerro de México, escondiendo Dios, de sus curiosos
ojos, el misterio que revelaba a la humanidad y sencillez del pequeño en la humana
estimación. Te suplico, Madre mía, por tan misericordiosos arcanos, que admitas mi espíritu
humillado y veas que mi deseo no tiene otro objeto más que el temor de ofender a tu
Santísimo Hijo, y que haciéndolo trono de tus piedades, me separes de la culpa y curiosidad
mandada, para que esté siempre esclavo tuyo hasta exaltarlo en tu gracia y gozar de sus
celestiales delicias, Amén.
DIA QUINTO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Ese vestido hermoso sembrado de estrellas, cuya
orilla está sostenida por uno de los Querubines que asisten a tu Soberana presencia, da a
conocer que sólo en Ti hay virtudes tan altas. Bendita sea la mano del Altísimo que unió a
Ti, tan realizada gala, tan brillante y rica, con humildad tan excelsa. Quiero fijar mis ojos en
Ti y poner mi corazón en el tuyo. Y en tu cuarta aparición (Martes 12 de Diciembre de 1531).
Juan Diego se excusó de no haber llegado a tu presencia por la grave enfermedad de su tío
Juan Bernardino a quien Tú, Señora te le apareciste y le sanaste milagrosamente, diciéndole
que te invocara con el asombroso título de Santa María de Guadalupe. Te suplico ¡Oh salud
de los enfermos, que tu poder irresistible, tu infalible piedad, tu altísima ciencia y alimento
eficaz, nos cubras con el manto de tu caridad y cure las dolencias espirituales y temporales
que nos aquejan, para darte cordiales gracias ante tu Santísima Imagen en la tierra, purgadas
con la contrición y penitencia pasemos a los alcázares de la gloria a alabarte y bendecirte en
compañía de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Amén.
DIA SEXTO
¡Virgen Santísima María de Guadalupe! ¿Qué otra cosa significa ese reluciente diván que
forma la luna bajo tus sagrados pies? Sino que hollaste en tu virginal pureza las vanidades
del mundo quedando superior a todo lo creado, pues desde siempre fuiste llena de gracia sin
padecer mengua ni imperfecciones; pues mandaste a Juan Diego cortase las flores del árido
y espinoso cerro y poniéndolas con tus benditas manos en su manto le mandaste se dirigiese
a dar las señas que el Ilustrísimo Obispo le había pedido, permitiendo Dios que al descorrer
la manta cayeran las rosas y se hallara en ella tu linda Imagen en tu Purísima Concepción,
haciendo conocer a todo el mundo que eres el Arca de la Nueva Alianza, donde se reservó el
verdadero maná que bajó de los cielos, contiene toda dulzura que experimenta el que lo recibe
dignamente, Arca cerrada con el oro más súbito de la caridad, hermosa por dentro y fuera y
matizado con el esmalte de las virtudes infusas y morales. Te suplico rendidamente Madre
mía, que me hagas firme morada de tus sagradas plantas para no sufrir mengua alguna en la
Fe, Esperanza y Caridad y que obrando con prudencia, justicia, fortaleza y templanza,
tampoco mengue mi memoria, entendimiento y voluntad en pedirte las divinas rosas de tus
misericordias para cumplir mis obligaciones en la tierra y gozar tus inefables piedades en los
eternos contentos de la gloria, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DIA SEPTIMO
¡Virgen Santísima, María de Guadalupe! Esa orilla de oro que el Divino Artífice bordó en
tus vestidos acude al finísimo oro de caridad y amor de Dios con que fueron enriquecidas tus
operaciones y estoy seguro que desde tu privilegiada Concepción jamás te has olvidado de
mi, así está comprobado por haberos dado por Patrona universal de tus hijos, los americanos
y por Protectora de cuantos invocan tu Nombre Santo. Pues eres la Divina María, prefigurada
es aquella nube que hizo sombra a los Israelitas para que el calor del sol meridiano no les
fatigase demasiado, humildemente te pido, Madre mía, des la mano a quien caído te invocara
para levantarse. Quítanos ¡Oh Madre y Señora! la más leve tentación de las asechanzas del
demonio y concupiscencia de la carne. Haznos sombra tu patrocinio y protección, y apaga
con la lluvia de tu gracia, los cálidos vapores que excitan la tierra de nuestro cuerpo. Y por
último, haz que los torbellinos que forman los impíos y descarriados del Trono del Altar,
sean aplacados y sus pobrecitas almas reconciliadas con tu Hijo Dios en tu Santa Iglesia,
donde en unión de los fieles creyentes recibamos los adorables efectos de expiación y
satisfacción para ser renovados en la gracia y con ésta exhalar el espíritu nombrando a Jesús,
María y José, Amén.
DIA OCTAVO
Pues Tú Virgen María, eres estrella resplandeciente de Jacob, con cuya luz guías a los
mortales a seguro puerto. Y según San Bernardo, con tu mediación no escollaremos en los
sirtes del pecado, ni seremos vencidos por las tentaciones. Te pido, Madre mía, con toda
humildad, que la pobreza y miseria de mi alma, no sea embarazo para que estampes en ella
tu graciosísima Imagen. Yo, hijo tuyo, te lo pido, Señora y para ello te ofrezco las telas de
mi corazón. Tómalo Madre mía en tus manos y no lo dejes jamás, para que lo dirijas por la
senda de la ley de Dios, apartándolo de los peligros que ofrecen nuestros enemigos. Haz
Señora, que tu Purísima Concepción retratada en Guadalupe, mude el corazón de los
incrédulos y como estrella matutina alumbres sus potencias y sentidos, para que conociendo
el poder de Dios, confiesen con nosotros los creyentes, los inefables arcanos de tu pureza y
de tu verdadera existencia y que arrepentidos todos de nuestras culpas merezcamos adorarte
en la tierra y glorificarte en los cielos. Amén.
DIA NOVENO
OCTAVAS AL AUGUSTO
PATROCINIO DE MARIA
SANTISIMA
SALVE
Salve Aurora Inmortal, carro triunfante de eterna caridad, de sacro fuego;
Salve, anuncio del día, luz radiante, Aurora de paz y de sosiego que sentada en el trono más
brillante te dignas atender mi humilde ruego inspírame en tu honor glorioso canto que en la
turba infernal sirva de espanto.
REINA
Eres Reina del Qelo Soberana, cuyo imperio feliz en paz profunda si ataca la impiedad con
furia insana el vicio es la razón en que se funda; y en vano la victoria canta ufana la Iglesia
ha de arrastrar nuevo trofeo, venciendo a la impiedad que la arruina, pues siendo Tú Señora
su esperanza suspirando a tus pies todo alcanza.
SALVE
Salve, zarza de Oreb, fuente sellada, Salve, rosa fragante, arca preciosa,
Salve, cedro, ciprés, palma elevada,
Salve huerto fecundo, escala hermosa, Salve, torre de escudos coronada,
Salve, gloria del Qelo portentosa, tu esposo es el Eterno, es Dios tu Padre, y del Verbo
Inmortal Tú eres la Madre.
AD TE CLAMAMOS EXULES FILIS EXA
La Madre universal de los mortales, por su falta de amor y obediencia, atrajo sobre si funestos
males y a sus hijos legó esta triste herencia, estas plagas, Señora, tan fatales nos oprimen y
arrastran con violencia, clamamos por lo tanto sin consuelo, desterrado por Dios del alto
Qelo.
O CLEMENS
Tus gracias, bondades y favores transmiten a los siglos tu memoria, y entonando la tierra tus
loores reproduce sin fin tu ilustre historia, a Ti, la Iglesia debe sus honores y los justos sus
dichas en la gloria ¡Oh Madre de ternura y de clemencia alcánzame el perdón y la
indulgencia!
OPIA
En busca de la oveja descarriada te arrojas a los valles tenebrosos, los cerros y los montes
fatigada, atraviesas con pasos presurosos, y sigues con ardor desconsolada, sus vestigios
errantes y tortuosos, gimiendo al fin, divisas al ingrato y abraza con piedad al insensato.
CORO
Despierta Madre despierta mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan la luna ya se metió.
Aquella alegre mañana en que apareciste a Juan mientras Dios me de la vida nunca se me
olvidará.
Cuando miro tu carita llena de tanto candor, quisiera darte mil besos para mostrarte mi amor.
Envidia no tengo a nadie más que al ángel que a tus pies hace cuatrocientos años que te sirve
de escabel.
Madre, los americanos dijiste venían a ver, pues, ya lo ves, morenita, si te sabemos querer.
CORO
Venid a Guadalupe, todos con frescas flores, si somos pecadores, nuestra Madre ella es.
ESTROFAS
Un sábado feliz Juan Diego caminaba y al Tepeyac miraba con mucha admiración, cuando
una luz le hiere, más que el sol esplendente y derretirse siente de gozo el corazón.
Allí escucho cantares cual aves tronadoras, y música sonora cual ecos del Edén, en nimbo
esplendoroso por bello iris circuido contempla complacido a Divina Mujer.
Ella abriendo amorosa sus labios virginales, con frases celestiales al indio así le habló: “Hijo
muy amado un Templo aquí yo quiero tú serás mensajero de la Madre de Dios”.
“De aquí ve presuroso, lleva hijito el recado y dile al buen Prelado que tú me viste a mí”.
Juan Diego vuelve presto, el rostro entristecido porque no fue creído, ni despachado bien.
Y nueva vez lo manda la Excelsa Reina y Madre y nueva vez lo tratan de mago e impostor.
En su humildad esconde la nota soberana mientras María sana al tío que enfermó.
“Corta y lleva esas flores en tu ayate cerrado y vuelve ante el Prelado para mostrarlas fiel”
“En esa pobre tilma está la Madre Santa, volemos presurosos al pie del Tepeyac, y
levantemos presto un Templo muy hermoso como ella lo ha pedido a Juan su porta voz”.
Al ver su Imagen bella el Papa así exclamó: “Jamás la Madre Amada a ninguna nación,
mostróle tanta ternura y tal predilección, como al gran continente hallado por Colón”.
VIRGEN DE GUADALUPE
y diste la seña cierta a Juan Diego en unas rosas, y extendiendo éste su manta se vio tu Imagen
hermosa, en que quisiste quedaros como Madre y Protectora.
Si la gente de estos pueblos busca Virgen amorosa si a nosotros nos buscabais aquí nos tienes
Señora.
LA GUADALUPANA
Desde el cielo una hermosa mañana desde el cielo una hermosa mañana la Guadalupana, la
Guadalupana, la Guadalupana bajo al Tepeyac.