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DECADENCIA Y
AUGE DE LA
DIRECCIÓN
GENERAL
Texto tomado del libro “EL NUEVO EMPRESARIO EN MÉXICO”
Fondo de Cultura Económica/Nacional Financiera, 1994
1 Nos referimos a las dimensiones fundamentales en toda organización, que Edgar Shein ha denominado
inclusión y rango (Organizational Psychology, Prentice Hall, New York, 1980), y son paralelas a su vez
a las motivaciones que nosotros hemos llamado asociativas (que propician la inclusión o adentramiento),
1 y motivaciones de preponderancia (que suscitan el rango o encumbramiento). Cfr. Carlos Llano. El
LA DISYUNCIÓN
ENCUMBRAMIENTO
O ADENTRAMIENTO
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1 llegar a considerarse un “líder elevado y omnipotente”.
∏ Según John Byrne, hay en Estados Unidos directores
generales que ganan 85 veces más que un trabajador
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capullo protector que los hace pensar que son mucho más operaciones que se llevan a cabo en la organización. Ante
que simples mortales: el nivel de vanidad llega a traspasar la sus subalternos, que están verdaderamente involucrados
frontera de lo real. en ellas, sus intentos resultan contraproducentes, y
contribuyen a esa falta de fe en la gerencia a que alude el
primer síntoma de que hablamos.
2) El segundo síntoma, muy relacionado con el primero, es el
4) Desear encontrarse en mejores condiciones que los otros
de negarse a reconocer ningún error y rodearse para ello
directores generales. Esta tendencia posee todas las
de parásitos y aduladores. Las decisiones se toman muy
características de la adicción. Es quizá la piedra de toque
lentamente –todas tienen que pasar por el jefe–, pero
del egocéntrico o narcicista. Es “la peor enfermedad” que
después son abruptamente cambiadas. Se llega al caso de
pueden padecer los ejecutivos del mundo de los negocios
intimidar a los colaboradores a tal punto que nadie se
en sus trabajos, “mucho más frecuentemente que el
atreve no ya a desafiar o contravenir, sino ni siquiera a
alcoholismo”, asegura Harlod S.
manifestar un mero y superficial desacuerdo.
Como el alcoholismo anónimo, esta continua comparación
con las condiciones de los directores análogos en otras
3) Un tercer síntoma de la enfermedad que estamos compañías puede pasar inadvertida a muchas personas,
diagnosticando se refiere al hecho de querer tomar todas excepto al mismo interesado, quien justamente lo que
las decisiones sin molestarse en indagar los detalles. Esta persigue es que los demás –y sobre todo sus colegas
circunstancia paradójica deriva necesariamente de dos directores– adviertan los signos externos de su superioridad,
deseos que se oponen entre sí: a) deseo de estar en la ya que no puede mostrarla por sus signos internos o
cumbre, que le impide el discernimiento de los detalles, y personales. Porque ésta es la cuestión: sobresalir mediante
b) deseo de ejercer el control, que le permitirá permanecer muestras superficiales de estatus –sueldo, avión,
en la cumbre. Con frecuencia, quien se encuentra en esta prestacionescuando no puede hacerse por los resultados que
incó- moda y a la postre inestable postura, indaga y exige derivan de una gestión eficaz. El deseo de sobresalir como
determinados detalles como una forma de manifestar que único motivo de actuación no es psíquicamente aconsejable –
aún sigue al tanto de los asuntos, pero estas ficticias ni aun tratándose de algo tan noble como sobresalir en el
muestras no reflejan sino la incapacidad en que se buen desempeño del propio oficio–; pero hacerlo mediante
encuentran para aprehender las reales y verdaderas señales intrascendentes y vanidosas es psíquicamente
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perjudicial. Debe distinguirse el brillo externo que deslumbra no fueran lo responsables de aquella empresa a la que,
del esplendor interno que alumbra o ilumina. irresponsablemente, le dedican tan poco tiempo.
Este deseo de destacar sobre sus colegas de otras compañías Anthony Burns, que se recuperó de esta dolencia siendo
explica la tendencia, desatada en los años ochenta, a la presidente de Ryder System –excepción tal vez de la regla,
construcción de majestuosos, inmensos –e inútiles– edificios ya que quienes contraen la enfermedad raramente se
corporativos. regeneran–, nos dice que “es increíble la cantidad de tiempo
y atención que te demandan las actividades externas”, al
Precisamente porque estos signos externos producen el
punto de que “es fácil caer en la trampa”.
efecto de deslumbrar –esto es, llaman la atención pero no
dejan ver bien– es muy raro que el consejo de administración
o los accionistas detecten la egolatría de tales personas y
6) Preocuparse excesivamente por el protocolo. Es una
cuando lo hacen es ya demasiado tarde. O, si llegan a
consecuencia natural del cuidado que se ha puesto en los
percatarse de ello, no se atreven a hacerlo evidente, por causa
signos externos de estatus, pero – 4 – ahora referido al
de la misma brillantez de aquél que debería ser
dintorno de la compañía y no respecto de los directores de
desenmascarado, pese a que tienen no sólo el derecho, sino el
otras organizaciones, como ya antes hemos señalado. El
deber –su más importante deber– de hacerlo. Sin embargo,
director decadente enfermo se aferra a cuestiones vanales:
Jenell Perkins asegura que, de cuatro ocasiones en que se ha
su lugar en las juntas, si los demás se ponen de pie cuando
“sentado a hablar con el presidente” para decirle que “usted
entra en la sala, si se le interrumpe en las conversaciones,
ha hecho ya la contribución que podría aportar a la
si se le escucha con notorios gestos de atención, si se
organización”, tres de ellos se han retirado a la mayor
manifiesta explícitamente el acuerdo a lo que dice, etc.
brevedad.
5) A los anteriores síntomas se añade otro más: dedicar
mucho tiempo a consejos de administración y a grupos 7) Interesarse especialmente en la atención que le prestan los
sociales ajenos a la compañía que dirige. Se han detectado medios de comunicación colectiva. Este síntoma resulta
directores que dedican el 70 u 80% de su trabajo a asuntos digno de ser tenido en cuenta, precisamente por resultar
ajenos a la compañía, relacionados de alguna manera con engañoso. Parece que la significación pública del
el puesto, en el sentido de que no tendrían acceso a ellos si presidente de una compañía redunda en el prestigio,
publicidad y renombre de la compañía misma. No siempre
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es así; al contrario, muchas veces acontecen las cosas al permanecer demasiado tiempo en el puesto, perjudicando
revés, y no sólo porque el beneficio redunde en exclusiva a candidatos que podrían ser eventualmente los sucesores.
para la figura del presidente y no para la compañía.
Esto ocurre no sólo de un modo franco, sino muchas veces
Aunque el estudio de Byrne y sus coautores que estamos
solapado. Basta con no preparar a un sucesor, para que el
comentando no se refiera a ello, exaltar públicamente la
síntoma se produzca inercialmente. Y ello ocurre en
persona del presidente y del director puede ocasionar un
innumerables ocasiones como fruto de lo que antes
perjuicio a la empresa que se preside o se dirige.
advertimos en el segundo síntoma de la enfermedad: si el
Advertimos antes que quien se preocupa por encumbrarse presidente actual se rodea de aduladores serviles, nunca
termina quedando fuera de la organización, en el sentido tendrá a nadie capacitado para sucederle, sea esto último
literal de la palabra. El encumbramiento mediante o a costa intencional o no.
de la empresa sirve con frecuencia para que el director se
promocione en el mercado de la gerencia, de modo que se
utilizan los recursos y méritos de la compañía precisamente Pero también acontece de manera abierta. Parece que
para conseguir un puesto mejor en otra empresa. Este robo Schoelhorn, presidente de Abbott, despidió o forzó la
no es, por lo demás, fácilmente detectable; y, aunque se renuncia durante un periodo de nueve años a tres de sus
detectara, no resulta simple comprobarlo. No obstante, harán obligados sucesores, porque –en opinión de otros ejecutivos–
bien los involucrados en los consejos de las empresas y los no ejercían la función de servilismo que les hubiera
accionistas, en analizar si el excesivo celo por encaramarse en correspondido: en su agenda, el asunto más importante era el
la ventana pública, con dinero de la compañía, no constituye de preservar su poder personal y eliminar la competencia por
un trasvase implícito de estos recursos a una organización este poder.
potencial competidora (aunque no sea competidora respecto
de mis productos, o mi mercado, sino respecto de mi
gerente). No es necesario explicar que, con una pretensión tan
estrecha, el porvenir a largo plazo de la organización se ve
perturbado no pocas veces por tácticas miopes de corto
8) Dijimos que el principal síntoma es el de la distancia alcance. A fin de poder presentar utilidades en corto plazo,
excesiva entre la cabeza y la base. A esta consideración que sirvan para prolongarse en la presidencia, se reducen las
espacial debe añadirse otra de carácter temporal: inversiones de desarrollo futuro, lo cual se detecta después de
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mucho tiempo, cuando ya el presidente consiguió la
permanencia en el puesto que pretendía. De este modo, si
llega la oportunidad de que el jefe se retire convenientemente
y no lo hace, su inmovilidad debilita la organización y
deteriora las posibilidades a los sucesores potenciales.
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3 Además de estos signos exteriores cuantificables, visibles y
∏ comparables, se encuentra el hecho más difícil de ser evitado,
según el cual, a medida que se asciende por la escala del
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4 antídoto natural en contra del envanecimiento. Por esto los
∏ hombres vanidosos trabajan individualmente –con pretextos
de creatividad y autonomía–; y cuando trabajan con otros,
Remedios del éstos son sus simples ayudantes, con pretexto de formación y,
paradó- jicamente, con el fin de que no se envanezcan.
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Puede comprenderse fácilmente que este modo de actuar permanente de confianza, así como debe ser un orientador –y
exige una participación profunda del jefe en las actividades por tanto inevitablemente corrector– de la acción.
del negocio. Sobre todo, el trabajo de mantener motivados a
los subalternos: debe estar familiarizado con un número muy
grande de personas, que pueden contarse no sólo por A una persona con tal estilo de trabajo no le resulta difícil
docenas sino por centenas, pues uno de los errores es pensar percatarse de que alguna vez tiene que ser sustituido. Todos
que la dirección general requiere de una gran popularidad sus subalternos son potencialmente sus sucesores, y debe
pública cuyo precio es precisamente el aislamiento respecto tratarlos como tales. La conciencia de su sustitución (no
de una organización y el desconocimiento interno de quienes eventual, sino segura) es algo que puede llegar a estar
trabajan en ella. permanentemente expresa en su actuación: le interesa crear
un sucesor, solidificar una institución, crear escuela, sabiendo
que aquél que le suceda tiene la misma obligación, y será
Precisamente porque el trabajo de los negocios muy probable que conforme a la empresa con otras
contemporáneos se encuentra sembrado de complejidades y configuraciones diversas, al tiempo que desarrolla su propia
suscita en todos la perplejidad, el director no es un hombre escuela con nuevas y posiblemente distintas ideas. Si, con tal
que dicta órdenes sino que, sobre todo, pide consejos. Una conciencia, el actual director no crea las condiciones de
buena parte de su tiempo se encuentra embebido en permanencia institucional y, sobre todo, no logra que su
reuniones con sus colaboradores, no tanto para recibir de sucesor surja de la misma empresa, su gestión debería
ellos su necesario reporte, sino para oír sus ideas y considerarse finalmente fracasada, por muy brillante que
orientaciones sobre múltiples problemas. hayan sido los resultados durante su gestión. Habrán sido
brillantes, pero no vigorosos.
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entonces por el puesto, de existir, revestirá la forma de
entrega a la empresa.
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LA ESENCIA DE LA
DIRECCIÓN
Estas dos perspectivas, que coinciden hoy día El modo de ser del director es para Messner en su obra El
simultáneamente de manera empírica en la empresa Funcionario muy diferente en las sociedades pluralistas y en
contemporánea, requeriría una opción. Antes aun: un las sociedades totalitarias, aunque a las dos, de algún modo,
desenmascaramiento. Por encima de las experiencias, la se les exija el éxito en los resultados de la organización. Pero
dirección, como actividad humana, tiene una esencia propia, en la sociedad totalitaria el éxito es un medio para perpetuar
una configuración fundamental que debe respetarse. Byrne su dominación, para permanecer en el poder.12 Podríamos
se ha preguntado ¿cómo entran en decadencia los directores? decir, así, que el éxito en la dirección general decadente,
Por su parte, la cuestión de Seller es: ¿cómo son los buenos considerado como un medio para permanecer en el puesto, es
directores? Nosotros debemos averiguar: ¿qué es en esencia una manera de dirigir tomada en préstamo a las sociedades
la dirección? Las respuesta a una pregunta de este nivel no totalitarias. En efecto, si analizamos el modo de comportarse
debe darse ya sólo con la experiencia de facto tal como se de esos presidentes de compañías mercantiles que
encuentra en la empresa de nuestro tiempo, sino mediante contrajeron la enfermedad del reconocimiento pú- blico,
una teoría sociológica de la dirección. Johannes Messner, a resulta análogo, si no idéntico, al que ahora conocemos como
quien no dudo en calificar como uno de los más profundos el estilo de gobierno de Stalin, Breznewv o Ceucescu...
sociólogos contemporáneos, al lado de Max Weber (ambos
10 Cfr. Pascale y Athos; El secreto de la técnica empresarial japonesa. Grijalbo, México, 1984.
germánicos, aunque aquél católico y éste luterano), nos ha 11 Johannes Messner,El funcionario, Rialp, Madrid, 1962, pp. 29 y 47. No pensamos que se haga en modo
alguno deformación del pensamiento de Messner al considerar que su concepto de funcionario resulta
dicho con todo acierto (mucho antes de que apareciesen los prácticamente coincidente con el nuestro de manager, gerente, director general o chairman of the board.
12 Ídem. p. 31
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Por el contrario, para el director en las sociedades pluralistas, aquí que el director general decadente asume las formas que
donde su poder se encuentra limitado por las múltiples son usuales en el funcionario público, en lugar de las
fuerzas del mercado y de la competencia, el éxito no es un acostumbradas y necesarias en el gerente privado.
medio para sentarse en el poder, sino un deber, una
responsabilidad de la que no puede eximirse.13
En cambio, según Messner, el director general de la empresa
privada es bien conocido entre sus homólogos de otras
Pero existe también una diferencia notable entre los compañías, al punto de que “se conocen entre sí de modo
dirigentes políticos y los dirigentes de organizaciones muy preciso y exacto” 16, mientras que “apenas figuran en la
privadas. Entre los primeros, la popularidad pública resulta vida pública.”17 Es la organización y no la persona la que
no sólo importante, sino decisiva: una buena parte de sus surge a la vida pública o colectiva.18
cuidados se refiere a la de sostener su imagen pública bajo
pretexto o causa justificada de razones políticas. El
funcionario público debe, por esencia, hacer ver al público Tal manera de actuar coincide plenamente con esa gran
que funciona. categoría o concepto social que Max Weber llamó “saber del
servicio”. El director general de una organización ocupa una
posición privilegiada, sí, pero no por el poder que adquiere ni
En cambio, observa Messner, el manager de organizaciones o por los signos externos de presunción que podrían rodearle,
asociaciones privadas, aunque esté encargado de las sino por el conocimiento de las personas que le otorga su
relaciones públicas de su empresa14, suele desarrollar su puesto. Gracias a ello, no sólo goza de una posición
trabajo en un contexto social de anonimato15, incluso estando privilegiada sino hasta monopolística; monopolística en un
al frente de grandes empresas. La prueba es que el gran doble sentido: se encuentra en mejores condiciones que otros
público conoce mucho más a los representantes de de conocer la totalidad de los hechos, y se encuentra en
determinados organismos o entidades políticas que a los mejores condiciones que otros para conocer a las personas, es
presidentes de determinadas empresas, siendo éstas, a veces, decir, conocer los efectos de la actuación de las personas en
más importantes socialmente que aquéllas. Se ve también las organizaciones.19
16 Ídem. p.48.
13 Ídem. p. 340.
17 Ídem. p. 41.
14 Ídem. p. 48.
18 Ídem. p. 48.
15 Ídem. p. 45.
19 Ídem. p. 49.
18
Aquí también tanto Messner como Max Weber se han
anticipado a su tiempo. Por que hoy ha podido decirse que el
poder de las organizaciones no reside tanto en los recursos
con que cuentan sino en los conocimientos que posee. De
acuerdo con esto, la dirección no consistirá en el
management de los activos monetarios, sino en el de las
inteligencias y conocimientos de quienes integran la empresa.
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LA SIMPLICIDAD
EN LA DIRECCIÓN
GENERAL
No obstante, las indagaciones de
Messner sobre la esencia de la
acción directiva en general (y en
concreto, sobre la esencia del
comportamiento del director en
tanto que director) están lejos de
r e d u c i r s e a e n f a t i z a r,
acertadamente, que el máximo
responsable de una organización no
debe tomar a ésta como pedestal de
sus propias autoafirmaciones
publicitarias.
4 profesional de la responsabilidad le obliga a procurarse el
∏ necesario ámbito vital para su personalidad frente a las
exigencias de la oficina, del aparato burocrático”.20
La simplicidad en la
Ya hemos señalado en otro lugar que el activismo es uno de
Dirección General los males que agreden al hombre que tiene a su cargo las
responsabilidades ejecutivas de la empresa.21 Pero el
requerimiento de este lugar psicológico interior y aislado no
lo presenta Messner como un contrapeso del activismo, ni
siquiera como una exigencia del individuo como tal, que no
Sus análisis nos subrayan, sí, que la empresa es un ámbito en agota su ser en su oficio, sino –según acabamos de leer–
cuyo centro debe encontrarse el director de ella y no una como una responsabilidad ética de su cargo.
plataforma que se ubicará debajo suyo. Pero llega a
conclusiones que van más lejos, y que en la encrucijada
actual de la administración de la empresa revisten un Esta óptica es consecuente con la consideración de que la
particular interés y una viva contemporaneidad, a pesar de esencia de las acciones del gerente es la de constituirse como
que tales análisis se han practicado hace varias decenas de un motor de la organización que le impulsa desde dentro, no
años. que la empuja o la arrastra desde fuera. La acción directiva
es la del germen o de la levadura, que sólo pueden ejercer sus
virtualidades en la medida en que penetran y se identifican
Messner no se limita a decir que la publicidad personal del con el cuerpo que buscan transformar. En cierto sentido no
director no pertenece a la esencia de la dirección y que en se trata simplemente de no destacarse en exceso, ni siquiera
muchas ocasiones le estorba. Afirma que, al contrario, el de adentrarse, sino de desaparecer, para hacer sentir su
director necesita un espacio de intimidad, aislamiento y presencia en la realidad de sus resultados y no en el aparato
sosiego personal sin el que no podría ejercer su tarea: “no exterior de sus acciones. De esta manera, todo depende de la
debe perderse en ese engorroso mecanismo de conferencias,
debates, tratos, reuniones, conversaciones... Su ética 20 Ídem. p. 344.
21 Cfr. Carlos Llano.El empresario y su mundo. McGraw-Hill. México, 1990, pp. 19-31.
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fuerza interior de la persona. El problema de la organización Se puede ver con facilidad que un requerimiento de este tipo
merece por eso un tratamiento antropológico –como ya responde muy bien a las apremiantes instancias de la
hemos hecho ver en múltiples ocasiones– antes que empresa, que comienza a tomar conciencia del relativo peso
sociológico o puramente organizativo. de la tecnología y de los sistemas, para reivindicar la
importancia de los valores y del conocimiento.
Hemos desembocado así, en el análisis actual y esencial de la
“El funcionario –dice Messner– sólo puede corresponder
responsabilidad máxima de la organización, a conclusiones
debidamente a la responsabilidad que le atañe cuando
que podrían parecer sorpresivas. En contra de las fuertes
dispone de tiempo y de ocio para la recapacitación, la
corrientes por las que la dirección general navega hoy, debe
reflexión, el ensanchamiento de su horizonte espiritual, y
desprenderse de sus adornos y boatos faraónicos, de los
para la conservación de aquellos valores de la personalidad
signos aparatosos de brillo y egolatría, para subrayar la
de los que tantas cosas dependen, dada su posición clave”.22
simplicidad de los valores personales.
Esto, no tanto en busca de una tranquilidad burguesa, cuanto En lugar de que la actividad de la empresa invada con su
para resucitar valores trascendentes dormidos. Como lo dice tecnología y su sistemática al ámbito de la persona humana –
Peter Lynch, un conocido presidente de Wall Street, “no la que merecería entonces el calificativo de empresario total–
conozco a nadie que en su lecho de muerte haya deseado la tendencia que analizamos, y que podemos indicar como
haber destinado más tiempo a su oficina”. Se trata de una resurgimiento, consiste en promover que los valores de la
sustitución en el protagonismo de los valores. Los bienes persona humana en cuanto tal invadan la actividad de los
materiales y el trabajo esclavizante se desplazan por la negocios: que no siga siendo el valor de la persona el gran
involucración en comunidades que poseen un sentido más desplazado por el trabajo de la empresa.
trascendente que el de los puros negocios, comenzando por
esa comunidad primera e insustituible que es la familia.25 Es
un abandono de lo espectacular para acogerse a la intimidad
del calor humano. Este traslado en las valoraciones vitales se
25 Cfr. Supra Cap. V, p. 214 y ss.
manifiesta en detalles de carácter aparentemente trivial que
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