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C ARLOS L LANO C IFUENTES

DECADENCIA Y
AUGE DE LA
DIRECCIÓN
GENERAL
Texto tomado del libro “EL NUEVO EMPRESARIO EN MÉXICO”
Fondo de Cultura Económica/Nacional Financiera, 1994
1 Nos referimos a las dimensiones fundamentales en toda organización, que Edgar Shein ha denominado
inclusión y rango (Organizational Psychology, Prentice Hall, New York, 1980), y son paralelas a su vez
a las motivaciones que nosotros hemos llamado asociativas (que propician la inclusión o adentramiento),
1 y motivaciones de preponderancia (que suscitan el rango o encumbramiento). Cfr. Carlos Llano. El

∏ empresario y su mundo. McGraw-Hill. México, 1990, pp. 167-201.

LA DISYUNCIÓN
ENCUMBRAMIENTO
O ADENTRAMIENTO

Quien tiene la responsabilidad de la


dirección general de una organización o
la presidencia de su consejo (el llamado
Chief Executive Officer o el Chairman of the
Board) ha de adoptar desde el principio
una actitud definitiva: adentrarse en la
organización o encumbrarse en ella.
Esta doble actitud radical responde a
dos sistemas diversos de motivaciones1,
cuya influencia debe el director cuidar
como una de sus más importantes
responsabilidades.
1 Esta postura, hoy por desgracia muy generalizada, de
∏ quienes utilizan la dirección o la presidencia de las
organizaciones para destacarse socialmente acaba de ser

La disyunción calificada como enfermedad, y la abundancia y perfil de los


enfermos ha venido a confirmar empíricamente lo que
habíamos sospechado en la teoría2. Parece ser que son
encumbramiento o muchos los presidentes de consejo o directores generales que
manejan importantes empresas mundiales como si fueran
adentramiento cotos privados a su servicio o feudos particulares bajo su
dominio, y que sucumben víctimas de su propio éxito
entendido no como el logro de eficacia sino como posición de
encumbramiento.
Todas las circunstancias extrínsecas que rodean a la
dirección general conspiran para que el director tienda al
encumbramiento, siendo así que, en contraste, la dirección
general de las organizaciones exige como responsabilidad
intrínseca el adentramiento. Adentrarse y sobresalir; incluirse
y destacar; agruparse y preponderar son dos movimientos
sociales adversos y contrarios respecto de los que se debe
optar. Nuestra tesis sostiene que la armonía y el equilibrio
entre ellos, si no imposible en teoría, resulta muy difícil de
lograr en los hechos de la vida en una organización.
Pues bien, paradójicamente, la decadencia de la dirección
general reside en su encumbramiento; quien sobresale
excesivamente en la organización termina por quedar
inconscientemente fuera de ella. 2 John A. Byrne et al; “CEO Disease”, Business Week, abril 1 de 1991, pp. 52-60.

2
1 llegar a considerarse un “líder elevado y omnipotente”.
∏ Según John Byrne, hay en Estados Unidos directores
generales que ganan 85 veces más que un trabajador

Síntomas del común y corriente, a diferencia de sus homólogos en


Japón donde la relación es aproximadamente de 10 a 1.

encumbramiento Este enorme abismo que existe entre el presidente y la fuerza


laboral que lleva a cabo el negocio de la organización facilita
el perder la fe en la gerencia pues llega a pensarse, con razón
o sin ella, que el negocio está al servicio del encumbramiento
El encumbrarse, o, más exactamente, aposentarse en la del gerente, brotando el sentimiento del “nosotros contra
cumbre, tiene varios síntomas, aunque para quedar instalado ellos”. Ya se ha advertido que las motivaciones de
en la cima en este sentido negativo de enfermedad o de preponderancia (posesión, posición, poder, prestigio, etc.)
decadencia paradójica no es necesario padecer la generan en las organizaciones mercantiles espacios
sintomatología completa. Basta presentar dos o tres síntomas incompatibles, inequívoca causa de animadversión entre los
para que pueda diagnosticarse sin error la enfermedad. que se consideran abajo y los que están realmente arriba,
pues todos quieren encontrarse en la parte más estrecha del
embudo.3
1) El principal de ellos es la distancia entre su puesto y el
Ejemplifica Byrne el caso de una presidencia que cuenta con
resto de la organización. La cumbre se encuentra muy
26 pilotos, 10 aviones y un majestuoso hangar, o de quien
alejada de la realidad donde se llevan a cabo las
viajando en el jet privado de la compañía obliga a sus
operaciones del negocio. Esta posición, lejos de propiciar
ejecutivos a hacerlo en clase turista. Esta posición en la
una visión panorámica de ellas y de sus conexiones con el
cumbre, a gran distancia de la base, rodea a la presidencia de
entorno, lejos de asegurar una perspectiva de horizonte, el
la organización de un enorme silencio y obscuridad: llega a
efecto que produce es perder de vista las operaciones
no oír ni ver nada. Quedan las personas encerradas en un
mismas. Al tiempo que se sube en las escalera del rango en
la organización, “se le puede subir a uno la cabeza” hasta
3 Cfr. Carlos Llano. Op. cit. pp. 167-201.

3
capullo protector que los hace pensar que son mucho más operaciones que se llevan a cabo en la organización. Ante
que simples mortales: el nivel de vanidad llega a traspasar la sus subalternos, que están verdaderamente involucrados
frontera de lo real. en ellas, sus intentos resultan contraproducentes, y
contribuyen a esa falta de fe en la gerencia a que alude el
primer síntoma de que hablamos.
2) El segundo síntoma, muy relacionado con el primero, es el
4) Desear encontrarse en mejores condiciones que los otros
de negarse a reconocer ningún error y rodearse para ello
directores generales. Esta tendencia posee todas las
de parásitos y aduladores. Las decisiones se toman muy
características de la adicción. Es quizá la piedra de toque
lentamente –todas tienen que pasar por el jefe–, pero
del egocéntrico o narcicista. Es “la peor enfermedad” que
después son abruptamente cambiadas. Se llega al caso de
pueden padecer los ejecutivos del mundo de los negocios
intimidar a los colaboradores a tal punto que nadie se
en sus trabajos, “mucho más frecuentemente que el
atreve no ya a desafiar o contravenir, sino ni siquiera a
alcoholismo”, asegura Harlod S.
manifestar un mero y superficial desacuerdo.
Como el alcoholismo anónimo, esta continua comparación
con las condiciones de los directores análogos en otras
3) Un tercer síntoma de la enfermedad que estamos compañías puede pasar inadvertida a muchas personas,
diagnosticando se refiere al hecho de querer tomar todas excepto al mismo interesado, quien justamente lo que
las decisiones sin molestarse en indagar los detalles. Esta persigue es que los demás –y sobre todo sus colegas
circunstancia paradójica deriva necesariamente de dos directores– adviertan los signos externos de su superioridad,
deseos que se oponen entre sí: a) deseo de estar en la ya que no puede mostrarla por sus signos internos o
cumbre, que le impide el discernimiento de los detalles, y personales. Porque ésta es la cuestión: sobresalir mediante
b) deseo de ejercer el control, que le permitirá permanecer muestras superficiales de estatus –sueldo, avión,
en la cumbre. Con frecuencia, quien se encuentra en esta prestacionescuando no puede hacerse por los resultados que
incó- moda y a la postre inestable postura, indaga y exige derivan de una gestión eficaz. El deseo de sobresalir como
determinados detalles como una forma de manifestar que único motivo de actuación no es psíquicamente aconsejable –
aún sigue al tanto de los asuntos, pero estas ficticias ni aun tratándose de algo tan noble como sobresalir en el
muestras no reflejan sino la incapacidad en que se buen desempeño del propio oficio–; pero hacerlo mediante
encuentran para aprehender las reales y verdaderas señales intrascendentes y vanidosas es psíquicamente

4
perjudicial. Debe distinguirse el brillo externo que deslumbra no fueran lo responsables de aquella empresa a la que,
del esplendor interno que alumbra o ilumina. irresponsablemente, le dedican tan poco tiempo.
Este deseo de destacar sobre sus colegas de otras compañías Anthony Burns, que se recuperó de esta dolencia siendo
explica la tendencia, desatada en los años ochenta, a la presidente de Ryder System –excepción tal vez de la regla,
construcción de majestuosos, inmensos –e inútiles– edificios ya que quienes contraen la enfermedad raramente se
corporativos. regeneran–, nos dice que “es increíble la cantidad de tiempo
y atención que te demandan las actividades externas”, al
Precisamente porque estos signos externos producen el
punto de que “es fácil caer en la trampa”.
efecto de deslumbrar –esto es, llaman la atención pero no
dejan ver bien– es muy raro que el consejo de administración
o los accionistas detecten la egolatría de tales personas y
6) Preocuparse excesivamente por el protocolo. Es una
cuando lo hacen es ya demasiado tarde. O, si llegan a
consecuencia natural del cuidado que se ha puesto en los
percatarse de ello, no se atreven a hacerlo evidente, por causa
signos externos de estatus, pero – 4 – ahora referido al
de la misma brillantez de aquél que debería ser
dintorno de la compañía y no respecto de los directores de
desenmascarado, pese a que tienen no sólo el derecho, sino el
otras organizaciones, como ya antes hemos señalado. El
deber –su más importante deber– de hacerlo. Sin embargo,
director decadente enfermo se aferra a cuestiones vanales:
Jenell Perkins asegura que, de cuatro ocasiones en que se ha
su lugar en las juntas, si los demás se ponen de pie cuando
“sentado a hablar con el presidente” para decirle que “usted
entra en la sala, si se le interrumpe en las conversaciones,
ha hecho ya la contribución que podría aportar a la
si se le escucha con notorios gestos de atención, si se
organización”, tres de ellos se han retirado a la mayor
manifiesta explícitamente el acuerdo a lo que dice, etc.
brevedad.
5) A los anteriores síntomas se añade otro más: dedicar
mucho tiempo a consejos de administración y a grupos 7) Interesarse especialmente en la atención que le prestan los
sociales ajenos a la compañía que dirige. Se han detectado medios de comunicación colectiva. Este síntoma resulta
directores que dedican el 70 u 80% de su trabajo a asuntos digno de ser tenido en cuenta, precisamente por resultar
ajenos a la compañía, relacionados de alguna manera con engañoso. Parece que la significación pública del
el puesto, en el sentido de que no tendrían acceso a ellos si presidente de una compañía redunda en el prestigio,
publicidad y renombre de la compañía misma. No siempre

5
es así; al contrario, muchas veces acontecen las cosas al permanecer demasiado tiempo en el puesto, perjudicando
revés, y no sólo porque el beneficio redunde en exclusiva a candidatos que podrían ser eventualmente los sucesores.
para la figura del presidente y no para la compañía.
Esto ocurre no sólo de un modo franco, sino muchas veces
Aunque el estudio de Byrne y sus coautores que estamos
solapado. Basta con no preparar a un sucesor, para que el
comentando no se refiera a ello, exaltar públicamente la
síntoma se produzca inercialmente. Y ello ocurre en
persona del presidente y del director puede ocasionar un
innumerables ocasiones como fruto de lo que antes
perjuicio a la empresa que se preside o se dirige.
advertimos en el segundo síntoma de la enfermedad: si el
Advertimos antes que quien se preocupa por encumbrarse presidente actual se rodea de aduladores serviles, nunca
termina quedando fuera de la organización, en el sentido tendrá a nadie capacitado para sucederle, sea esto último
literal de la palabra. El encumbramiento mediante o a costa intencional o no.
de la empresa sirve con frecuencia para que el director se
promocione en el mercado de la gerencia, de modo que se
utilizan los recursos y méritos de la compañía precisamente Pero también acontece de manera abierta. Parece que
para conseguir un puesto mejor en otra empresa. Este robo Schoelhorn, presidente de Abbott, despidió o forzó la
no es, por lo demás, fácilmente detectable; y, aunque se renuncia durante un periodo de nueve años a tres de sus
detectara, no resulta simple comprobarlo. No obstante, harán obligados sucesores, porque –en opinión de otros ejecutivos–
bien los involucrados en los consejos de las empresas y los no ejercían la función de servilismo que les hubiera
accionistas, en analizar si el excesivo celo por encaramarse en correspondido: en su agenda, el asunto más importante era el
la ventana pública, con dinero de la compañía, no constituye de preservar su poder personal y eliminar la competencia por
un trasvase implícito de estos recursos a una organización este poder.
potencial competidora (aunque no sea competidora respecto
de mis productos, o mi mercado, sino respecto de mi
gerente). No es necesario explicar que, con una pretensión tan
estrecha, el porvenir a largo plazo de la organización se ve
perturbado no pocas veces por tácticas miopes de corto
8) Dijimos que el principal síntoma es el de la distancia alcance. A fin de poder presentar utilidades en corto plazo,
excesiva entre la cabeza y la base. A esta consideración que sirvan para prolongarse en la presidencia, se reducen las
espacial debe añadirse otra de carácter temporal: inversiones de desarrollo futuro, lo cual se detecta después de

6
mucho tiempo, cuando ya el presidente consiguió la
permanencia en el puesto que pretendía. De este modo, si
llega la oportunidad de que el jefe se retire convenientemente
y no lo hace, su inmovilidad debilita la organización y
deteriora las posibilidades a los sucesores potenciales.

7
3 Además de estos signos exteriores cuantificables, visibles y
∏ comparables, se encuentra el hecho más difícil de ser evitado,
según el cual, a medida que se asciende por la escala del

Orígenes del rango, se “tienen menos personas a las cuales rendirles


cuentas y menos personas que controlen lo que uno hace”,
diciéndolo en los precisos términos del psicólogo Harry
encumbramiento Levinson. La poca supervisión que se ejerce sobre el
presidente –cuando se ejerce alguna–, al mismo tiempo que el
aumento de su poder, confirma y amplifica la ampulosa
autoimagen del narcisista, hasta convertirlo en un autócrata
temperamental de personalidad impredecible. 4
No será sorprendente decir que el origen de esta enfermedad
no es otro que el “narcisismo malsano” (para emplear la
fuerte expresión de profesor de Harvard, Abrahamn
Sealiznik) que se despliega mediante la voracidad para
satisfacer las – 5 – necesidades internas del ego,
principalmente las de autoestima y poder, opacando el deseo
altruista de mejorar la empresa.
Pero lo que nosotros deseamos enfatizar, porque nos parece
que no se ha hecho, o no se ha hecho hasta ahora con 4 John Byrne, “CEO Disease”, loc. cit., describe el caso de varios ejecutivos que han
mostrado los síntomas de esta enfermedad habiendo sido afectados por estas causas: Ross
bastante fuerza, es que la presidencia o la dirección general, Johnson, de Nabisco (renunció en 1989), que contaba con una flotilla de diez aviones, y
tal como hoy se conciben, lejos de satisfacer esas necesidades cuyos emolumentos eran vergonzosos para el resto de los directivos; Walter Connoly
(despedido en 1990), de Bank of England, cuyos gerentes temían decir lo que él no quería
las despierta y las alimenta. Mientras los signos del éxito oír; Roberth Schoellhorn, de Abbot (despedido en 1990) quien, habiendo dado a Abbott
tengan un carácter externo, y por ello comparativo, los altos un excelente giro de 180 grado, se embriagó de su éxito desplazando, como ya dijimos en
el texto, a sus sucesores potenciales; James Stewart (renunció en 1991) de Lone Star, cuya
puestos servirán para atraer a los egocentristas o para cuenta de gastos llegó a los 3 millones de dólares anuales; y Haward Love (se retiró en
1991), de National Intergroup, que se dedicó a toda clase de compromisos externos.
generar egocentrismo en quien no lo padecía.

8
4 antídoto natural en contra del envanecimiento. Por esto los
∏ hombres vanidosos trabajan individualmente –con pretextos
de creatividad y autonomía–; y cuando trabajan con otros,

Remedios del éstos son sus simples ayudantes, con pretexto de formación y,
paradó- jicamente, con el fin de que no se envanezcan.

encumbramiento El verdadero ejecutivo, el verdadero emprendedor, necesita


de muy pocos recursos materiales: se basta y se sobra con su
propia persona.6 Para emplear términos de Keneth Iverson,
presidente de Nucoz, la séptima empresa de acero de Estados
Peter Drucker afirmó hace muchos años que la dirección de Unidos, “se desenvuelve más bien como un agente viajero”.
las buenas organizaciones habrían de tener la boca ancha, En cambio, necesita de sus socios, de sus colaboradores,
esto es, debería estar formada por varias personas y no por precisamente porque no cuenta con otras cosas. Al contrario
una sola. El remedio para el egocentrismo es polarizar la de lo que hacen muchos de los que ocupan puestos análogos,
atención en el grupo de ejecutivos sobre el que descansa la no se esconde detrás de la fachada de su edificio corporativo,
organización, y no sólo en su presidente. Si, como nos ni siquiera debajo de su traje, pues trabaja en mangas de
aventuramos a afirmar antes, en contra de la corriente camisa. Suele comer en los comedores generales de las
cultural contemporánea, los signos exteriores de éxito oficinas, siendo que las cafeterías de muchas empresas no son
amplifican el egocentrismo, ahora diremos que el trabajo precisamente lugares elitistas, pero forman un habitat que
engendra la colaboración y cura las inclinaciones egoístas suprime el aislamiento (la cola del self-service de una oficina
que todos tenemos. 5 es un precioso lugar de información, superior a cualquier
computadora). Contratan personas que estén dispuestas a
decir lo que piensan (siempre que también piensen lo que
Una persona que se desempeña en un ambiente de trabajo en dicen), en lugar de rodearse de mediocres, débiles y sumisos
equipo no tiene más remedio, aunque le pese, que y –sobre todo– se preocupan por su austeridad, por eliminar
comprender y admitir la crítica de sus compañeros. Éste es el
5 Cfr. Carlos Llano. “Colaboración y servicio versus poder y competencia”. USEM.
6 Cfr. Carlos Llano y José Inés Peiro. “El perfil del director mexicano”. En ISTMO.
México, 1991.
México, 1990.
9
cuanto pudiera parecer un adorno del puesto, ya que hasta advenir a la persona como un chubasco repentino de
en ello abomina hacer sentir a nadie que es distinto de los prestigio y de dinero: ya se sabe desde antiguo que la vanidad
demás. es impaciente.
Hay quienes voltean de cabeza el organigrama; otros, como Los directores que sigan estas medidas, u otras análogas,
Basagoiti, lo ponen en posición horizontal; algunos, colocan aunque parezcan incidentales o mínimas, se irán vacunando
al cliente, y tienen razón, en el puesto de la dirección general. en contra de la enfermedad egocéntrica virtualmente aneja al
Teodoro Rodríguez atisba el momento en que en lugar del cargo. Siempre tenderán a conseguir un equilibrio entre los
cliente deba ponerse al empleado, que es, dice también con deseos personales –que habrán de tenerlos– y los intereses
razón, el primer cliente que ha de ser ganado para la del grupo, ya que sin sus colaboradores se sentirán incapaces
empresa. Pero siempre me llamó la atención el de trabajar. Como ya hemos visto,7 también es válido para los
comportamiento de aquel jefe, de quien tanto aprendí y tanta gerentes –y especialmente para ellos– el axioma aristotélico
huella dejó en mi trabajo, que no citaba a sus subalternos en según el cual todo hombre –excepto el dios y la bestia– es un
su propia oficina sino que iba a verlos a la de ellos. Y para animal social.
que no se pensara que lo hacía por modestia, explicaba, sin
que nadie se lo hubiera preguntado, que con tal
procedimiento era más fácil dar por terminada la entrevista, Resulta consolador saber que los usos del management
saliéndose del despacho ajeno, en lugar de decirle al visitante japonés pueden constituir un eficaz antídoto, aunque resulte
que se marchara del suyo propio. a la vez vergonzoso para nuestra cultura occidental de origen
cristiano: no hay jets privados, ni gimnasios o comedores
para ejecutivos, no hay bonos millonarios... no hay todo
Pero, sobre todo, la organización debe inmunizar a sus aquello que aleje al presidente o al director general de una
trabajadores contra el egocentrismo, cuidando la naturaleza realidad a la que él mismo debe ser el primero en apegarse.
del ascenso: el poder debe ir llegando paulatinamente, en En efecto, en la cultura tradicional cristiana la actitud
dependencia no sólo de los resultados, sino también de los humilde (etimológicamente derivada de humus, tierra) es la
resultados conseguidos en asociación con otros ya que la de aquél que se encuentra no ya con los pies, sino con la
capacidad asociativa ha de considerarse tan importante como cabeza en el suelo.
la capacidad ejecutiva, hasta generar una cultura en que
ambas sean rigurosamente coincidentes. El poder no ha de
7 Cfr. Supra Cap. V, 198 y Cap. VI, p. 281.
10
2

IMPORTANCIA DE
LA DIRECCIÓN
GENERAL
Acabamos de localizar la
decadencia de la dirección general
en un conjunto de síntomas de
carácter exterior y cuantificable que
no tiene relación con ella, sino que
en cierto modo –como veremos–
contravienen su esencia.
2 absolutamente limpio de papeles, y sin cajón alguno. Seller
∏ hace el análisis del trabajo de un conjunto de directores
generales de las diez compañías que en una reciente encuesta

Importancia de la recibieron el calificativo de “la empresas con la mejor


administración”.9

Dirección General La descripción sobre el modo de dirigir de tales personas


constituye literalmente las antípodas de aquella dirección
decadente cuyos síntomas nos ocuparon en la primera parte
de nuestro estudio.
Interesa ahora advertir que el trabajo del director o
presidente en la organización resulta importante, y aun más
que en tiempos pasados, siempre que no se banalice con Estos directivos actúan sintiéndose representantes de las
actividades periféricas, aunque la cultura de nuestra miles de personas cuyo trabajo se encuentra a su cargo, y
organización las aliente en forma indebida. saben que sus deberes son ahora más absorbentes y más
delicados que hace dos decenas de años, porque el mundo de
los negocios representa hoy más amplias y complejas
Hace muy poco tiempo Patricia Seller, ha hecho una certera opciones al mismo tiempo que se ha hecho mucho más
pregunta: ¿es realmente importante el Director General?8 competitivo, al punto de que, para bien o para mal, las
decisiones de dirección general o de la presidencia pueden
ser parteaguas de la organización en el éxito o fracaso de
La respuesta de Seller a esta cuestión trata de desmitificar, muchos años futuros.
digámoslo así, al Cheef Executive Officer (CEO),
alejándonos de su imagen de fantasía, ese sobreestimado
personaje, que encontramos al frente de una organización
altamente descentralizada y detrás de un amplio escritorio
9 Aquí nos referimos de manera especial al modo de dirigir ejercido por David Glass
8 Patricia Seller. “¿Es realmente importante el Director General? (CEO)”, Fortune, abril (Wal-Mart Stores), Stanley Gaulb (Rubbermaid), Herbert y Mario Sandler (Golden Kent
22, pp. 80 a 100. Financial) y Kayne Callovnay (Pepsico).
12
De acuerdo con esto, la tarea –el oficio– principal del diciendo, estos resultados –fama pública y mala
máximo director de una organización, puede dibujarse en administración– no son paradójicos sino congruentes. Porque
tres grandes rasgos: el director general no tiene tiempo para hacer otras cosas que
lo hagan famoso además de buen director. Son individuos
a) Fijar la dirección estratégica.
que frecuentan los lugares físicos de trabajo, en donde
b) Impulsar a los subordinados a seguir las estrategia fijada. pueden obtener una información valiosa, no sólo de la
c) Capacitar a su sucesor. situación interna de la compañía, sino de su entorno, porque
esos lugares son los que suelen encontrarse más
interpenetrados con el exterior, más incluso que las oficinas
Pero estas tres simples funciones exigen una intensa corporativas.
dedicación a ellas. El director no debe aspirar a sobresalir en
la empresa o a destacar en el mundo financiero
encumbrándose sobre ella sino, contrariamente, lo que se Otra de sus ocupaciones es cuidar “como avaros” el capital,
requiere es una profunda involucración en el negocio; y una supervisando aspectos que resultan tediosos y monótonos
pasión por él, que sea punto de arranque para apasionar a los para los que gustan de gestos audaces y brillantes. No desean
demás en las operaciones que deben de llevarse a cabo. arriesgarse sin conocer los antecedentes, sin hacer estudios
muy analíticos.

Por esto, a los mejores directores –dice expresamente uno de


los que se encuentra en la lista de ellos– “les gusta dirigir sus Uno de estos personajes, que ha reducido el departamento de
compañías y prefieren este trabajo en lugar de asistir a planificación de su empresa de manera drástica para poder
asociaciones del ramo o a jugar golf en torneos de recompensar más a los gerentes en base a sus rendimientos;
ejecutivos”. Sus jefes –afirma otro– “no se dejan deslumbrar que pasa los sábados en su modesta casa de Atlanta
con reflectores”. Por ello mismo, las empresas de los estudiando reportes económicos, dice que debe preocuparse
directores públicamente más famosos se encuentran entre las por las ventas y por la producción antes que por el valor de
organizaciones cuyos parámetros de administración resultan las acciones.
paradójicamente los más deficientes según la encuesta de la
que nos habla Patricia Seller. De acuerdo con lo que venimos

13
Puede comprenderse fácilmente que este modo de actuar permanente de confianza, así como debe ser un orientador –y
exige una participación profunda del jefe en las actividades por tanto inevitablemente corrector– de la acción.
del negocio. Sobre todo, el trabajo de mantener motivados a
los subalternos: debe estar familiarizado con un número muy
grande de personas, que pueden contarse no sólo por A una persona con tal estilo de trabajo no le resulta difícil
docenas sino por centenas, pues uno de los errores es pensar percatarse de que alguna vez tiene que ser sustituido. Todos
que la dirección general requiere de una gran popularidad sus subalternos son potencialmente sus sucesores, y debe
pública cuyo precio es precisamente el aislamiento respecto tratarlos como tales. La conciencia de su sustitución (no
de una organización y el desconocimiento interno de quienes eventual, sino segura) es algo que puede llegar a estar
trabajan en ella. permanentemente expresa en su actuación: le interesa crear
un sucesor, solidificar una institución, crear escuela, sabiendo
que aquél que le suceda tiene la misma obligación, y será
Precisamente porque el trabajo de los negocios muy probable que conforme a la empresa con otras
contemporáneos se encuentra sembrado de complejidades y configuraciones diversas, al tiempo que desarrolla su propia
suscita en todos la perplejidad, el director no es un hombre escuela con nuevas y posiblemente distintas ideas. Si, con tal
que dicta órdenes sino que, sobre todo, pide consejos. Una conciencia, el actual director no crea las condiciones de
buena parte de su tiempo se encuentra embebido en permanencia institucional y, sobre todo, no logra que su
reuniones con sus colaboradores, no tanto para recibir de sucesor surja de la misma empresa, su gestión debería
ellos su necesario reporte, sino para oír sus ideas y considerarse finalmente fracasada, por muy brillante que
orientaciones sobre múltiples problemas. hayan sido los resultados durante su gestión. Habrán sido
brillantes, pero no vigorosos.

Por otra parte, todos los miembros de la empresa necesitan


que de vez en cuando se les reafirme su confianza: no sólo el Para lograr que el sucesor brote de la misma compañía y
ser tenidos cortésmente en cuenta; deben experimentar que simultáneamente no exista lucha por el puesto, el puesto se
sus ideas son escuchadas y puestas en práctica, al mismo debe ejercer no como un honor que ha de conservarse sino
tiempo que se percatan de que sus acciones tienen resultados como un oficio al que hemos de entregarnos. La lucha
reconocidos y palpables. El director debe ser un generador

14
entonces por el puesto, de existir, revestirá la forma de
entrega a la empresa.

David Glass, de Wal-Mart, se llama a sí mismo prescindible


y Richard Ruch, de Herman Miller, puede afirmar con
énfasis que “estamos trabajando constantemente sobre la
sucesión”; atender, en efecto, a la sucesión, es independizar
en cierto modo la estrategia de la empresa, y la empresa
misma, de la persona que ahora la dirige. Esta
independencia, este dar autonomía y vida propia a las
realizaciones personales es el mejor modo de entrega que
puede pedirse al director general de la organización. Y es, al
mismo tiempo, una de las maneras más asequibles que al
hombre se le ofrecen para trascenderse a sí mismo.

15
3

LA ESENCIA DE LA
DIRECCIÓN

Acabamos de percatarnos de que


existen dos perspectivas
antagónicas para visualizar el oficio
de la dirección general: servirse de
ella para el encumbramiento o
ejercerla adentrándose en el meollo
de la organización.
3 devaneos de la dirección general, a los que nos hemos
∏ referido, y se estudiasen con seriedad los problemas de la
cultura en la organización) que la función específica del

La esencia de la director se polariza en tres aspectos que hoy llamaríamos


culturales más que estratégicos. 10

Dirección a) Elevar el estado de ánimo de la organización;


b) Conservar el “talante interior” de ella;
c) Mantener viva la conciencia de su responsabilidad en el
mando.11

Estas dos perspectivas, que coinciden hoy día El modo de ser del director es para Messner en su obra El
simultáneamente de manera empírica en la empresa Funcionario muy diferente en las sociedades pluralistas y en
contemporánea, requeriría una opción. Antes aun: un las sociedades totalitarias, aunque a las dos, de algún modo,
desenmascaramiento. Por encima de las experiencias, la se les exija el éxito en los resultados de la organización. Pero
dirección, como actividad humana, tiene una esencia propia, en la sociedad totalitaria el éxito es un medio para perpetuar
una configuración fundamental que debe respetarse. Byrne su dominación, para permanecer en el poder.12 Podríamos
se ha preguntado ¿cómo entran en decadencia los directores? decir, así, que el éxito en la dirección general decadente,
Por su parte, la cuestión de Seller es: ¿cómo son los buenos considerado como un medio para permanecer en el puesto, es
directores? Nosotros debemos averiguar: ¿qué es en esencia una manera de dirigir tomada en préstamo a las sociedades
la dirección? Las respuesta a una pregunta de este nivel no totalitarias. En efecto, si analizamos el modo de comportarse
debe darse ya sólo con la experiencia de facto tal como se de esos presidentes de compañías mercantiles que
encuentra en la empresa de nuestro tiempo, sino mediante contrajeron la enfermedad del reconocimiento pú- blico,
una teoría sociológica de la dirección. Johannes Messner, a resulta análogo, si no idéntico, al que ahora conocemos como
quien no dudo en calificar como uno de los más profundos el estilo de gobierno de Stalin, Breznewv o Ceucescu...
sociólogos contemporáneos, al lado de Max Weber (ambos
10 Cfr. Pascale y Athos; El secreto de la técnica empresarial japonesa. Grijalbo, México, 1984.
germánicos, aunque aquél católico y éste luterano), nos ha 11 Johannes Messner,El funcionario, Rialp, Madrid, 1962, pp. 29 y 47. No pensamos que se haga en modo
alguno deformación del pensamiento de Messner al considerar que su concepto de funcionario resulta
dicho con todo acierto (mucho antes de que apareciesen los prácticamente coincidente con el nuestro de manager, gerente, director general o chairman of the board.
12 Ídem. p. 31

17
Por el contrario, para el director en las sociedades pluralistas, aquí que el director general decadente asume las formas que
donde su poder se encuentra limitado por las múltiples son usuales en el funcionario público, en lugar de las
fuerzas del mercado y de la competencia, el éxito no es un acostumbradas y necesarias en el gerente privado.
medio para sentarse en el poder, sino un deber, una
responsabilidad de la que no puede eximirse.13
En cambio, según Messner, el director general de la empresa
privada es bien conocido entre sus homólogos de otras
Pero existe también una diferencia notable entre los compañías, al punto de que “se conocen entre sí de modo
dirigentes políticos y los dirigentes de organizaciones muy preciso y exacto” 16, mientras que “apenas figuran en la
privadas. Entre los primeros, la popularidad pública resulta vida pública.”17 Es la organización y no la persona la que
no sólo importante, sino decisiva: una buena parte de sus surge a la vida pública o colectiva.18
cuidados se refiere a la de sostener su imagen pública bajo
pretexto o causa justificada de razones políticas. El
funcionario público debe, por esencia, hacer ver al público Tal manera de actuar coincide plenamente con esa gran
que funciona. categoría o concepto social que Max Weber llamó “saber del
servicio”. El director general de una organización ocupa una
posición privilegiada, sí, pero no por el poder que adquiere ni
En cambio, observa Messner, el manager de organizaciones o por los signos externos de presunción que podrían rodearle,
asociaciones privadas, aunque esté encargado de las sino por el conocimiento de las personas que le otorga su
relaciones públicas de su empresa14, suele desarrollar su puesto. Gracias a ello, no sólo goza de una posición
trabajo en un contexto social de anonimato15, incluso estando privilegiada sino hasta monopolística; monopolística en un
al frente de grandes empresas. La prueba es que el gran doble sentido: se encuentra en mejores condiciones que otros
público conoce mucho más a los representantes de de conocer la totalidad de los hechos, y se encuentra en
determinados organismos o entidades políticas que a los mejores condiciones que otros para conocer a las personas, es
presidentes de determinadas empresas, siendo éstas, a veces, decir, conocer los efectos de la actuación de las personas en
más importantes socialmente que aquéllas. Se ve también las organizaciones.19

16 Ídem. p.48.
13 Ídem. p. 340.
17 Ídem. p. 41.
14 Ídem. p. 48.
18 Ídem. p. 48.
15 Ídem. p. 45.
19 Ídem. p. 49.
18
Aquí también tanto Messner como Max Weber se han
anticipado a su tiempo. Por que hoy ha podido decirse que el
poder de las organizaciones no reside tanto en los recursos
con que cuentan sino en los conocimientos que posee. De
acuerdo con esto, la dirección no consistirá en el
management de los activos monetarios, sino en el de las
inteligencias y conocimientos de quienes integran la empresa.

Pero ya se ve que se trata de un conocimiento por parte de la


dirección general muy precisamente modulado: no ser
conocido de, como lo interpretan los superficiales del
management, sino conocer a las personas que deben dirigirse,
como corresponde a la esencia de esta actividad humana.

19
4

LA SIMPLICIDAD
EN LA DIRECCIÓN
GENERAL
No obstante, las indagaciones de
Messner sobre la esencia de la
acción directiva en general (y en
concreto, sobre la esencia del
comportamiento del director en
tanto que director) están lejos de
r e d u c i r s e a e n f a t i z a r,
acertadamente, que el máximo
responsable de una organización no
debe tomar a ésta como pedestal de
sus propias autoafirmaciones
publicitarias.
4 profesional de la responsabilidad le obliga a procurarse el
∏ necesario ámbito vital para su personalidad frente a las
exigencias de la oficina, del aparato burocrático”.20

La simplicidad en la
Ya hemos señalado en otro lugar que el activismo es uno de
Dirección General los males que agreden al hombre que tiene a su cargo las
responsabilidades ejecutivas de la empresa.21 Pero el
requerimiento de este lugar psicológico interior y aislado no
lo presenta Messner como un contrapeso del activismo, ni
siquiera como una exigencia del individuo como tal, que no
Sus análisis nos subrayan, sí, que la empresa es un ámbito en agota su ser en su oficio, sino –según acabamos de leer–
cuyo centro debe encontrarse el director de ella y no una como una responsabilidad ética de su cargo.
plataforma que se ubicará debajo suyo. Pero llega a
conclusiones que van más lejos, y que en la encrucijada
actual de la administración de la empresa revisten un Esta óptica es consecuente con la consideración de que la
particular interés y una viva contemporaneidad, a pesar de esencia de las acciones del gerente es la de constituirse como
que tales análisis se han practicado hace varias decenas de un motor de la organización que le impulsa desde dentro, no
años. que la empuja o la arrastra desde fuera. La acción directiva
es la del germen o de la levadura, que sólo pueden ejercer sus
virtualidades en la medida en que penetran y se identifican
Messner no se limita a decir que la publicidad personal del con el cuerpo que buscan transformar. En cierto sentido no
director no pertenece a la esencia de la dirección y que en se trata simplemente de no destacarse en exceso, ni siquiera
muchas ocasiones le estorba. Afirma que, al contrario, el de adentrarse, sino de desaparecer, para hacer sentir su
director necesita un espacio de intimidad, aislamiento y presencia en la realidad de sus resultados y no en el aparato
sosiego personal sin el que no podría ejercer su tarea: “no exterior de sus acciones. De esta manera, todo depende de la
debe perderse en ese engorroso mecanismo de conferencias,
debates, tratos, reuniones, conversaciones... Su ética 20 Ídem. p. 344.
21 Cfr. Carlos Llano.El empresario y su mundo. McGraw-Hill. México, 1990, pp. 19-31.

21
fuerza interior de la persona. El problema de la organización Se puede ver con facilidad que un requerimiento de este tipo
merece por eso un tratamiento antropológico –como ya responde muy bien a las apremiantes instancias de la
hemos hecho ver en múltiples ocasiones– antes que empresa, que comienza a tomar conciencia del relativo peso
sociológico o puramente organizativo. de la tecnología y de los sistemas, para reivindicar la
importancia de los valores y del conocimiento.
Hemos desembocado así, en el análisis actual y esencial de la
“El funcionario –dice Messner– sólo puede corresponder
responsabilidad máxima de la organización, a conclusiones
debidamente a la responsabilidad que le atañe cuando
que podrían parecer sorpresivas. En contra de las fuertes
dispone de tiempo y de ocio para la recapacitación, la
corrientes por las que la dirección general navega hoy, debe
reflexión, el ensanchamiento de su horizonte espiritual, y
desprenderse de sus adornos y boatos faraónicos, de los
para la conservación de aquellos valores de la personalidad
signos aparatosos de brillo y egolatría, para subrayar la
de los que tantas cosas dependen, dada su posición clave”.22
simplicidad de los valores personales.

El dirigente debe, pues, alejarse del modo de vida calificado


Decimos que una perspectiva de esta naturaleza se halla en
por Joseph Höffner como empresario total: aquel que no
contra de las corrientes por las que discurre la actividad del
tiene tiempo para su familia, no tiene tiempo para Dios, no
management. Pero también es momento de destacar otra
tiene tiempo para las cosas bellas.23 Esta necesidad no es sólo
corriente adversa a la anterior, que, por su propia
necesaria para que el empresario no se atrofie como persona,
idiosincrasia, resulta de suyo menos aparatosa –y por tanto
sino para que no reduzca su tamaño como empresario,
menos conocida–, la cual ha sido certeramente denominada
porque saldría de él una empresa tal vez cuantitativamente
por Janice Castro el regreso a la vida sencilla.24
grande, pero pequeña, y aun ridícula, medida en parámetros
morales.

Los gerentes comienzan a percatarse de todo aquello a lo que


han tenido que renunciar en aras de su supuesto desarrollo
22 Ibídem. 24 Janice Castro. “The simple life comes back”.Time. 8-IV-91.
23 Joseph Höffner. El perfil (o espejo) del Director. IPADE. México, 1986.
22
profesional. Castro relata el caso de un importante líder de Janice Castro no deja de descubrirnos con agudeza: la
empresa, el cual, en un momento de su vida, llega a decirse a antigua brocha de afeitar sustituye a la espuma en bote de
sí mismo: “tranquilízate”; “es posible que el valor de la vida presión; cada vez más personas se interesan en comprar
no esté en el dinero”. En tanto que otro expresa su hartazgo juguetes que no requieren baterías...
respecto de “aparatos, cosas y adornos”.

Aunque pudiera pensarse lo contrario, esta tendencia que va


Se ve que hay muchas personas, en altos puestos de la a la caza –sin saberlo quizá– de esos espacios de interioridad
organización, que inician un proceso de desvalorización del y vida personal reclamados para el manager por Johannes
champagne, caviar, automóviles, relojes y aparatos de sonido Messner y Joseph Höffner, no implican una decadencia de la
de moda, y a revalorización del tiempo que destinan a su casa dirección general, sino que señalan las vías de su futuro auge:
y familia, desacelerando el ritmo vertiginoso de sus lo más importante para el empresario no es ser un empresario
actividades. total, sino un hombre completo.

Esto, no tanto en busca de una tranquilidad burguesa, cuanto En lugar de que la actividad de la empresa invada con su
para resucitar valores trascendentes dormidos. Como lo dice tecnología y su sistemática al ámbito de la persona humana –
Peter Lynch, un conocido presidente de Wall Street, “no la que merecería entonces el calificativo de empresario total–
conozco a nadie que en su lecho de muerte haya deseado la tendencia que analizamos, y que podemos indicar como
haber destinado más tiempo a su oficina”. Se trata de una resurgimiento, consiste en promover que los valores de la
sustitución en el protagonismo de los valores. Los bienes persona humana en cuanto tal invadan la actividad de los
materiales y el trabajo esclavizante se desplazan por la negocios: que no siga siendo el valor de la persona el gran
involucración en comunidades que poseen un sentido más desplazado por el trabajo de la empresa.
trascendente que el de los puros negocios, comenzando por
esa comunidad primera e insustituible que es la familia.25 Es
un abandono de lo espectacular para acogerse a la intimidad
del calor humano. Este traslado en las valoraciones vitales se
25 Cfr. Supra Cap. V, p. 214 y ss.
manifiesta en detalles de carácter aparentemente trivial que

23

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