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Los niveles de ruido no deben superar los 30 decibeles según la OMS, mientras que por encima de 55 ya perjudican la salud.
No sólo la sordera es un efecto sobre la salud por el exceso de bulla, sino también hay otros inconvenientes que se presentan; es decir, hay de tipo auditivo y de tipo no a uditivo
y están relacionados con la exposición a los sonidos, el tiempo de la exposición y con los efectos a corto y a largo plazo.
López especificó que se trata de la pérdida de la audición, los trastornos en el ritmo cardíaco, disminución en las horas de sueño y alteración en la secreción de hormonas que
llevan a problemas digestivos y en el corazón.
También el bullicio produce vibraciones en los elementos sólidos lo que puede generar cambios en la salud como los concernien tes al vértigo, mareos y a largo plazo, con el
sistema óseo y el articular, añadió la doctora López. La bulla también afecta al sistema inmune y por eso las personas se vuelven más susceptibles a las infecciones
bacterianas y virales, El concejal Daniel Carvalho Mejía del movimiento político Creemos y de la primera bancada cintante, afirmó que Medellín vive en una cultura del ruido,
que a aquí se ve normal, cuando no debería ser así.
En promedio se emiten 250 quejas cada día o noche; es decir, 7.500 al mes. Las comunas donde más quejas hay son la 9, 10, 11, 12, 14 y 16, de las cuales la 11 es la más
afectada de todas por la bulla nocturna, acorde con un análisis histórico que se ha hecho entre 2013 y 2016 desde la Secretaría de Salud.
o a la mala calidad del aire que a veces se presenta en Medellín, se aumentan los costos para la salud, advirtió el médico siquiatra.
Por su parte, los registros hechos por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) durante el año pasado confirman el exceso de ruido en los siete puntos de medición distribuidos en
diferentes municipios del valle de Aburrá (Girardota, Sabaneta, Medellín e Itagüí).
En las zonas hospitalarias y las zonas rurales, la norma exige un máximo de 55 decibeles diarios y 50 nocturnos. En las zonas residenciales, universitarias o en los parques el máximo permitido
es de 65 decibeles en el día y 55 en la noche. En las áreas comerciales se permiten 70 decibelios durante el día y 60 en la noche y en los sectores industriales el límite está en 75 durante las 24
horas del día. Según David Aguiar, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia y miembro del laboratorio GIGA, otra de las entidades que monitorea el ruido en Medellín,
el viernes y el sábado son los días donde más quejas se reportan. Con un trípode, un sonómetro y un computador, el GIGA, que cuenta con la acreditación del Ideam, hace registros al frente de
locales comerciales los fines de semana. Las grabaciones se toman durante 15 minutos a 1,20 metros de altura con respecto al suelo.
Los decibeles en la ciudad han aumentado un poco: en 2013, el promedio en las tres estaciones fue de 73,16 decibeles y aunque bajó en 2014 a 72,53 db, en 2016 llegó a 74,73 db.