Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Facultad de Economía
Universidad de los Andes
Influencia del comportamiento violento de los jugadores de fútbol sobre los hinchas
Resumen
1
Se agradece a Oskar Nupia y a Fernando Carriazo por su asesoría y colaboración en la realización de este
documento.
1
1. Introducción
Los disturbios ocurridos el 22 de septiembre del 2013 en el clásico de la capital turca entre
Besiktas y Galatasaray, generados por el comportamiento agresivo de un jugador hacia la
hinchada contraria, resultaron en la suspensión del partido y en la detención de sesenta y seis
personas.2 Hechos como este se presentan recurrentemente en todos los países donde se
practica el fútbol. En Bogotá, se registraron los asesinatos de tres hinchas en tan sólo una
semana, reabriendo el debate de este problema. La discusión se ha centrado en cuáles son las
causas y quiénes son los actores responsables del problema, además de debatir sobre la
responsabilidad que tiene el fútbol, como deporte, en la violencia manifestada en su contexto.
Los recurrentes reportes sobre violencia entre fanáticos de equipos de fútbol nos hacen
cuestionar la efectividad de las políticas y medidas que se toman para hacerle frente a este
fenómeno violento. Tanto la gran mayoría de estas medidas como la discusión y la literatura
sobre este fenómeno violento, se han focalizado en la represión y prevención de la violencia
de las barras bravas dejando de lado el papel que tienen los jugadores en la cancha como
modelos a seguir. En Colombia, últimamente se han tomado medidas castigando al fútbol,
tales como la cancelación de partidos, resultando controversiales por la responsabilidad que se
le da al deporte dentro del problema.
Con la Ley 1270 de 2009, se conformó la Comisión Nacional para la Seguridad, Comodidad y
Convivencia en el Fútbol, la cual tiene diversas responsabilidades relacionadas con la
promoción de la convivencia y seguridad en los espectáculos deportivos. Dentro de sus
mandatos está la implementación de protocolos para las autoridades y otros actores
relacionados con cada partido de fútbol. Como resultado de esto se publicó el Protocolo para
la Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol en el cual se dictaminan procedimientos
y reglas enfocadas en la provisión de seguridad como lo es la prohibición de la venta de
alcohol o la disposición según la cual la hinchada visitante debe abandonar el estadio primero
(Ley 1270 de 2009, art.3). En general, esta ley fue propuesta desde una perspectiva de
provisión de seguridad a través de la prevención y represión y carece de “intervención social
y cultural para promover la convivencia” (Aponte et al. 2009, p.20) . Es por esto que un
posible aporte de este documento es encontrar nuevas explicaciones a las causas de este
2
Noticia consultada en: http://www.infobae.com/2013/09/23/1510859-lluvia-sillas-y-detenidos-besiktas-
galatasaray-el-clasico-del-futbol-turco
2
fenómeno violento y, de esta manera, poder ayudar a que las medidas y políticas se focalicen
debidamente.
Entender este problema mediante análisis e investigación es relevante desde el punto de vista
económico pues puede mejorar la efectividad de los recursos invertidos en combatir este
fenómeno violento y, al mismo tiempo, contribuir a disminuir niveles de violencia, lo cual
puede tener impactos positivos en términos económicos para la sociedad.
Complementariamente, esta violencia también afecta económicamente a los propios clubes de
fútbol. Avgerinou et al. (2012), por ejemplo, encuentran que la violencia de los fanáticos
afecta negativamente la demanda de asistencia a los partidos de fútbol en Grecia.
La hipótesis inicial que se busca comprobar es que un mayor nivel de violencia dentro del
campo de juego por parte de los jugadores conlleva mayores niveles de violencia de los
hinchas. Lo anterior se debe a que a través de un proceso de aprendizaje social, los
aficionados imitan las acciones de sus modelos a seguir; en este caso, los jugadores de fútbol
de sus respectivos equipos. Se busca comprobar la hipótesis estudiando el efecto que tiene el
nivel de violencia dentro de el campo sobre la probabilidad de que ocurra un evento violento
por parte de los hinchas durante o después de cada partido.
Estudiar esta relación podría abrir una nueva posibilidad en términos de políticas públicas
dirigidas a concientizar a los clubes y a sus jugadores de la responsabilidad que tienen como
modelos a seguir de las hinchadas. Por ejemplo, esto podría contribuir a que el Comité
Nacional para la Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol en Colombia no
concentre sus políticas únicamente en el comportamiento de las barras bravas, sino, también,
3
en los otros actores que forman parte del problema. En caso de que no se encuentre la relación
propuesta, se debe analizar en qué medida las limitaciones pudieron haber influido en los
resultados y cómo se puede mejorar el estudio para futuras ocasiones.
Este documento está dividido en seis secciones, siendo la primera esta introducción. En la
segunda sección, se expone una revisión de la literatura académica sobre la violencia en el
fútbol y los deportes en general desde diferentes disciplinas como la economía y la sociología.
En la sección tres, se encuentra un marco teórico que contextualiza el problema de la
violencia de las barras bravas como una violencia contenciosa y explica el proceso de
aprendizaje social mediante el cual se transmite el comportamiento violento de jugadores a
hinchas. La cuarta sección describe la metodología utilizada, la especificación del modelo que
se busca estimar y expone las principales características deutilizados en este trabajo de
investigación. Finalmente, se presentan los resultados, tanto de las estadísticas descriptivas de
los datos, como de la estimación del modelo y el análisis del mismo, seguido de las
conclusiones.
2. Revisión de Literatura
A pesar de que la violencia asociada con el fútbol ha estado presente desde el origen del
deporte, en los años 60 aparece por primera vez el fenómeno de los denominados hooligans
en el Reino Unido. Estos grupos eran caracterizados como “bandas de aficionados que llevan
a cabo acciones violentas que acaparan la crónica con sus actitudes destructoras” (Londoño
2008, p.54). Desde entonces, se usa el término en inglés hooliganism, para designar actitudes
violentas que tienen que ver con agresiones físicas o actos de vandalismo originados por
espectadores de un evento deportivo. Estos grupos de fanáticos se expandieron por toda
Europa teniendo su máxima expresión en 1985 con la tragedia del estadio de Heysel en
Bruselas, donde 39 espectadores fallecieron aplastados en una estampida causada por hinchas
ingleses antes de iniciar la final de la Copa de Europa entre Juventus y Liverpool. El
fenómeno de los aficionados violentos llega a América Latina en diferentes décadas,
manifestándose por primera vez en Argentina en 1967, para luego pasar a Chile, Perú y
Ecuador en los años 80 y finalmente en Colombia en la década de los 90 (Castro, 2010).
Las primeras publicaciones al respecto fueron reportes designados por el gobierno británico
para intentar aproximarse y explicar el fenómeno desde un punto de vista psiquiátrico. En los
reportes de Harrington (1968) y Lang (1969), prima la percepción sobre los grupos de
4
fanáticos violentos como individuos irracionales e inmaduros que pierden el control debido a
los estímulos de la situación en el cual se encuentran. Sin embargo, estos reportes fueron
ampliamente criticados por carecer de explicaciones teóricas y por mostrar desconocimiento
verdadero del problema.
A comienzo de los años 70, surge la llamada “ortodoxia” de la literatura. Autores como Ian
Taylor, John Clarke, Peter Marsh, entre otros, abandonan la concepción irracional del
hooligan y explican los comportamientos violentos como un tipo de violencia denominada
contenciosa.
Los trabajos de Taylor (1971) caracterizan la violencia como el medio a través del cual
jóvenes de clase obrera expresan su inconformidad contra el “aburguesamiento” del deporte.
Por su parte, Clarke (1978) contribuye a esta corriente, argumentando que la violencia es el
medio que este grupo de jóvenes tiene para demostrar su lealtad y sentido de pertenencia con
el equipo heredado de sus padres, pero en ausencia de controles sociales. Este autor hace
especial énfasis en el lazo que se crea entre los aficionados y el equipo de fútbol: “Han creado
un paralelo entre los encuentros físicos y combates en el terreno de juego y sus propias
formas de combate entre grupos opuestos. Mientras los puntos se están ganando o perdiendo
en el campo de juego, el territorio se gana o se pierde en las gradas” (Clarke, 1978, p.36)3.
A estos autores, se suma la “Escuela de Leicester” cuyos máximos exponentes son Norbert
Elias y Eric Dunning, quienes contribuyen a la explicación del fenómeno de la violencia
argumentando que los valores sociales no logran penetrar dentro de varios círculos de las
clases más bajas, por lo cual la agresión y la violencia son alentadas debido a que estos
jóvenes no reciben estatus ni significado en sus ámbitos educativos o laborales. (Dunning et
al., 1986).
Las teorías expuestas anteriormente han recibido críticas por ser específicas a la sociedad
británica compuesta por la clase obrera. Giulianotti (1999) concluye en su trabajo que la
naturaleza del comportamiento violento de los hooligans es un reflejo de las características
existenciales, morales y políticas de cada sociedad. Es por esto que se pone en cuestión los
hallazgos de la literatura ortodoxa, pues no produce un marco generalizable a otras sociedades
diferentes a la británica. Como consecuencia de esto surge una nueva corriente de literatura
3
Traducción propia tomada de Clarke (1978) Op. Cit, p.36
5
basada en realizar etnografías de culturas específicas y de describir sus características
específicas.
La literatura sobre este tema en América Latina surge más tarde, a finales de los años 90. La
gran mayoría de estos estudios, al igual que en Europa, se concentran en descripciones y
etnografías de las llamadas “barras bravas”. En su trabajo de revisión bibliográfica, Castro
(2010) divide la literatura en tres categorías: la primera categoría son aquellos autores que se
preocupan fundamentalmente en la construcción de la identidad de las barras bravas; la
segunda, son trabajos que consideran los comportamientos de los hinchas como prácticas
rituales, y, la tercera, son trabajos que se concentran en conceptos de masculinidad como el
“aguante”, que es definido por el autor como “la fortaleza para soportar los riesgos de la vida
del equipo y de la responsabilidad de ser hincha” (Castro 2010, p.144)
La mayoría de los estudios revisados que utilizan métodos cuantitativos para analizar la
violencia en el deporte, tienen que ver con la explicación de las causas y de las circunstancias
en las cuales se presenta la violencia. Las causas más comunes de la violencia de los hinchas
incluyen: el resultado de los partidos, la asistencia o el número de espectadores, el papel que
juegan los medios de comunicación, y el nivel de vigilancia o represión (Braun y
Vliegenthart, 2008; Card et al., 2011; Priks, 2010). Por otro lado, hay autores que se enfocan
en los efectos o externalidades que esa violencia produce sobre la demanda de partidos de
fútbol y sobre los niveles de criminalidad en las ciudades (Averignou, 2012; Campaniello,
2011), y, por último, hay quienes miran las causas de la violencia generada por los deportistas
(Cuesta y Bohórquez, 2012; Jones, 1996; Miguel, 2011). Dado el objetivo de este estudio, a
continuación se hace una descripción de las posibles causas de la violencia de los hinchas.
En un estudio de violencia intrafamiliar, Card et al. (2011) cruzan datos de violencia familiar
y resultados de partidos de la National Football League (NFL) para encontrar que pérdidas
inesperadas de los equipos de fútbol americano llevan a un aumento aproximadamente del
4
Traducción propia, tomado de Spaaij, R. y Anderson, A. 2010, p.571
6
10% en el número de reportes de violencia familiar. De la misma manera, Priks (2010)
encuentra que un peor rendimiento, en términos de perder puestos en la tabla de posiciones de
la liga por parte de los equipos de fútbol de Suecia, causa que sus aficionados muestren
comportamientos más agresivos.
Otras causas reseñadas en la literatura hacen referencia a los agravios económicos, el nivel de
represión, la influencia de los medios de comunicación y la influencia de la violencia de los
jugadores en el campo de juego. Braun y Vliegenthart (2008) toman provecho de los datos de
eventos violentos que recolecta la Agencia Holandesa de la Violencia en el Fútbol (CIV, por
sus siglas en holandés) para encontrar causalidades entre distintas variables socio-económicas
y el nivel de violencia demostrado por parte de los aficionados. Los autores encuentran que
incrementos en el nivel de desempleo y en el nivel de cubrimiento periodístico tienen un
efecto positivo significativo sobre el nivel de violencia de los aficionados. Adicionalmente,
encuentran que la represión no muestra un impacto positivo sobre el nivel de violencia de los
aficionados. En contravía con estos hallazgos, Poutvaara y Priks (2009) encuentran que una
disminución en la vigilancia policial sobre los hinchas de fútbol en Suecia sí genera un
incremento significativo en el nivel de violencia demostrada por los fanáticos.
Como complemento, Braun y Vliegenthart (2008) buscan el efecto que puedan tener variables
directamente relacionadas con los partidos de fútbol con el nivel de violencia de los hinchas, y
encuentran que, a diferencia de Card y Dahl (2011), ni el resultado de los partidos, ni el nivel
de asistencia, ni previas confrontaciones entre grupos de hinchadas opuestas tienen efectos
significativos sobre la violencia. Sin embargo, el nivel de violencia dentro del campo de juego
y la variable dicótoma que indica si un partido era de riesgo o no (definen los partidos de
riesgo como los enfrentamientos entre los tres equipos del país que generan más intereses y
expectativa), sí tienen efectos positivos sobre el comportamiento violento de los hinchas. La
presente investigación se basa en la metodología y marco teórico propuesto por Braun y
Vliegenthart (2008), buscando replicar muchos de los hallazgos mencionados para el caso
colombiano.
3. Marco Teórico
7
Carnibella et al. (1996), se caracterizaban a estos individuos como “inestables y con
temperamentos anormales, individuos que por alguna razón inexplicable han tomado el fútbol
como el escenario en donde expresan su inestabilidad”5. Posteriormente, y en la actualidad, se
ha vuelto más común describir no sólo a los hooligans sino a los criminales, como seres
racionales.
En su trabajo, Becker (1968) argumenta que los individuos cometen actos criminales cuando
el beneficio marginal es mayor al costo marginal; es decir, los vuelve individuos totalmente
racionales en el sentido económico. Por su parte, Tilly (2003) clasifica los comportamientos
como contenciosos cuando “los participantes hacen reclamos que afectan los intereses de los
demás”(p.26)6. Bajo este marco, el presente estudio caracteriza la violencia de las barras
bravas de Colombia como una violencia colectiva racional contenciosa, ya que se caracteriza
por tener “reclamos colectivos que proceden de agravios y que entran en interacción con
contextos políticos… y está caracterizada por fuertes identidades colectivas y aprendizaje
social”(Braun y Vliegenthart, 2008, p.800)7.
La teoría de aprendizaje social sostiene que nuevas conductas pueden ser adquiridas por
nuevas experiencias o por la observación de los comportamientos de otros. Al observar las
acciones de otros individuos se toma conciencia de las consecuencias y se aprende cuáles
acciones son válidas y cuáles no. Una parte importante de este proceso de aprendizaje social a
través de la observación es la modelación simbólica (symbolic modelling, en inglés), mediante
la cual el comportamiento y las acciones de personas influyentes o modelos a seguir son
importantes en la formación y propagación de comportamientos contenciosos (Bandura,
5
Traducción propia, tomado de Carnibella et al. 1996, p.32
6
Traducción propia, tomado de Tilly 2003, p.26
7
Traducción propia, tomado de Braun y Vliegenthart 2008, p.800
8
1973). Por su parte, Tilly (2003) también resalta la importancia de las autoridades en el
proceso de certificación.
La tabla 1, tomada de Londoño (2008), presenta un resumen de las barras más importantes
del país, incluyendo el equipo del cual son aficionados y la ciudad en la cual tienen presencia.
El hecho de que existan barras como las de Atlético Nacional, América de Cali y Deportivo
Cali, tengan presencia en más de una ciudad (Bogotá y su ciudad de procedencia), resalta la
importancia de estas barras a nivel nacional. Podemos resaltar que las barras más reconocidas
del país lo son por sus rivalidades entre sí: Millonarios (Comandos Azules, Blue Rain), Santa
Fe (Guardia Albirroja Sur), Atlético Nacional (Los del Sur), Deportivo Cali (Frente Radical
Verdiblanco), Deportivo Independiente Medellín (Rexixtenxia Norte), América de Cali
(Barón Rojo Sur) y Once Caldas (Holocausto Norte).
Londoño (2008) plantea que el aspecto fundamental de las rivalidades entre barras es la
ciudad o región de origen de los equipos. Estas rivalidades han ido evolucionando desde la
aparición de las barras, inicialmente entre equipos de la misma ciudad, después entre regiones
y hoy en día existen rivalidades incluso entre barras del mismo equipo.
9
la clasificación de sus comportamientos violentos como contenciosos. En primer lugar, están
conformadas casi exclusivamente por hombres jóvenes y adolescentes (entre 14 y 23 años).
Sin embargo, se puede decir que existe una heterogeneidad en el perfil socio-económico de
sus integrantes. Por ejemplo, la Gráfica 1 muestra que el 70% provienen de los estratos 2, 3 y
4 (es decir, clase media-baja), aunque Londoño (2008) menciona que las barras están
compuestas por miembros desde los estratos más bajos a los más altos. A pesar de esta
diversidad socioeconómica, los miembros de las barras bravas del país tienen en común el
sentido de identidad colectiva desarrollado hacia su equipo de fútbol.
4. Metodología y Limitaciones
10
durante o inmediatamente después de un partido. Adicionalmente, se discute un posible caso
de doble causalidad que se busca corregir mediante el uso de una variable instrumental.
En cuanto a la violencia de las hinchadas (VH), los datos provienen de una revisión de prensa,
tanto a nivel nacional como regional, de periódicos y diarios virtuales de las ciudades más
importantes donde se jugaron partidos del Fútbol Colombiano para el año 2012. La tabla 2
resume las fuentes consultadas por ciudad.
La unidad de estudio será cada partido de la Liga Postobón del Fútbol Profesional
Colombiano durante el año 2012. A su vez, los datos de las variables independientes de
interés, el número de tarjetas mostradas por partido y las otras variables de control como
asistencia a los estadios o resultado del partido, provienen de las páginas web
www.golgolgol.net, www.goal.com y www.ligapostobon.com.co, donde se registra el minuto
a minuto de cada partido.
El fútbol colombiano se rige bajo las reglas del juego establecidas por el máximo organismo
de este deporte, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). En estas se estipula
que el árbitro puede imponer sanciones disciplinarias en forma de tarjetas amarillas y rojas
cuando lo considere necesario. Un jugador puede recibir una tarjeta amarilla como
amonestación bajo varios escenarios, entre ellos la conducta antideportiva, juego brusco o
infringir constantemente las reglas del juego. Además, un jugador puede recibir una tarjeta
roja y será expulsado del juego si es culpable de juego brusco grave entre otros (FIFA, 2010).
11
De acuerdo a lo anterior, se puede considerar que el número de tarjetas amarillas y rojas es
una buena aproximación al nivel de violencia demostrado por los jugadores dentro del campo
de juego. Braun y Vliegenthart (2008) construyen un índice de juego agresivo, el cual es el
resultado de sumar las tarjetas amarillas y las tarjetas rojas multiplicado por un factor de dos.
En este estudio este índice es llamado violencia campo (VC).
La segunda variable de control incluida tiene que ver con el resultado de los partidos. Como
se mencionó anteriormente, los estudios de Card y Dahl (2011) y Priks (2010) resaltan el
efecto que tiene el resultado del partido en la violencia manifestada por los fanáticos del
deporte y la importancia que pueden tener las frustraciones deportivas sobre el
comportamiento de los aficionados. Para probar estas hipótesis, se tienen diferentes variables
que pueden servir para medir las frustraciones y que se utilizarán por separado para evitar
problemas de multicolinealidad. Entre ellas, se encuentran la variables: derrota local (DL),
derrota riesgo (DR) y goleada visitante (GV) (tres o más goles de diferencia). Estas son
variables dicótomas que toman el valor de 1 cuando se presenta la característica y 0 de lo
contrario.
La tercera variable incluida por Braun y Vliegenthart (2008), es la asistencia (As) la cual
indica la cantidad de personas que atendieron al evento deportivo. Para poder tener una
12
medida comparable, y debido a la diferencia en las capacidades de los estadios de diferentes
equipos, esta variable indicará la cantidad de público que asistió como el porcentaje de la
capacidad total que tiene cada aforo8.
Braun y Vliegenthart (2008) también incluyen confrontaciones previas entre hinchadas. Esta
variable trata de medir un potencial efecto de contagio. En este estudio se utilizan dos
variables, por separado, para probar este efecto. En primer lugar, la variable Violencia del mes
indica el acumulado de eventos violentos cometidos por las hinchadas durante el mes, antes
del partido i. La hipótesis a probar es que entre mayor cantidad de eventos violentos se
presenten en el mes, la probabilidad de que se presente un evento, durante o inmediatamente
después del partido, aumenta. Adicionalmente se tiene otra variable llamada Stock, la cual es
el acumulado de eventos violentos de todo el año hasta el día del partido. Esta variable se
utilizará por separado a Violencia del mes, y la intuición para esta variable es la misma
mencionada anteriormente.
Para probar la hipótesis expuesta por Braun y Vliegenthart (2008) de que la violencia de los
hinchas puede ser el resultado de los agravios económicos, se utilizan por separado diferentes
medidas de la tasa de desempleo del mes en el cual ocurrió el partido. Los datos fueron
tomados del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), y de allí se
obtienen 4 medidas que pueden servir para explicar los agravios económicos. En primer lugar
se toma el desempleo nacional, sin embargo esta medida es muy general pues refleja la
situación económica de todo un país. Las otras medidas de tasa de desempleo buscan
delimitar de una mejor manera la situación económica específica de la población objetivo: los
integrantes de las barras bravas del país.
8
Las capacidades de los estadios fueron obtenidas de la página web
http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Estadios_de_Colombia
9
Las 13 ciudades y áreas metropolitanas incluyen: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga,
Manizales, Pasto, Pereira, Cúcuta, Villavicencio, Ibagué, Montería y Cartagena.
13
resaltar que al no contar con los datos apropiados, en este estudio no se incluyen variables de
represión policial, estudiada en los trabajos de Braun y Vliegenthart (2008) y Poutvaara y
Priks (2009).
De esta manera, el modelo a estimar está definido por la ecuación (2), donde la violencia de
los hinchas (VH) es explicada por la violencia en el campo (VC), un vector !! que contiene las
variables de control mencionadas anteriormente y un término de error distribuido
normalmente, para cada partido i jugado durante el 2012.
Entre las principales limitaciones identificadas en este trabajo se encuentra, en primer lugar,
la endogeneidad de la variable VC. Puede que exista una doble causalidad entre esta variable
y la variable dependiente: así como el comportamiento violento de los jugadores puede
transmitirse a los hinchas, también es posible que el comportamiento violento de los hinchas
se transmita hacia los jugadores dentro del campo. La posibilidad de que esta variable
explicativa sea endógena representa un problema para la estimación del modelo y para los
resultados obtenidos. Para corregir este problema se buscó instrumentar el índice VC, sin
embargo sin obtener resultados positivos. Debido a esto se debe tener en cuenta esta gran
limitación a la hora de realizar el análisis de los resultados obtenidos.
Finalmente, se puede considerar que analizar sólo un año puede ser insuficiente, sin embargo
la mayoría de los diarios y periódicos regionales no cuentan con archivos digitales anteriores
14
al año 2012, lo cual impide realizar una revisión completa y contingente de todo el territorio
nacional.
5. Resultados y análisis
5.1 Análisis de datos
Tras la revisión de prensa, se obtuvo el número de eventos violentos por parte de los hinchas
de los equipos. Durante todo el año 2012, se registraron un total de 76 eventos violentos, de
los cuales, únicamente 29 de ellos estuvieron directamente relacionados con alguno de los 378
partidos de la Liga Postobón, es decir, ocurrieron durante o inmediatamente después de un
partido. El resto corresponden a 8 eventos que sucedieron previamente al inicio de los
partidos, 19 eventos violentos que ocurrieron bajo otras circunstancias, por fuera del contexto
de cualquier partido de fútbol y 20 eventos que sucedieron en el marco de otros partidos de la
Copa Colombia, la categoría B y la Superliga entre otros. Para el análisis econométrico
únicamente se tuvieron en cuenta los eventos que sucedieron durante o después de los
partidos de la Liga Postobón.
La Gráfica 2, evidencia que la gran mayoría de los eventos violentos registrados están
relacionados con algún partido de fútbol. Únicamente un tercio de los eventos registrados no
tuvieron ninguna relación con los partidos de la Liga Postobón.
La gráfica 3, describe la evolución del número de eventos violentos registrados mes a mes. Se
puede apreciar caídas en el número de eventos tanto en enero como en junio, pues son meses
con menor cantidad de partidos (9 y 14 respectivamente) pues coinciden con el cambio de
campeonato y un tiempo de receso para los equipos. De la misma manera, existe un pico en
mayo, mes en el cual los partidos son de mayor importancia ya que hacen parte de la etapa
final del campeonato.
15
Gráfica 3, Número de eventos violentos por mes (2012)
Gráfica 4. Eventos violentos por parte de los hinchas de cada equipo de la Liga Postobón (2012)
16
espera por parte de sus aficionados. Incluso, cuenta con el mismo número de eventos
violentos que otras hinchadas de menor tamaño como el Cúcuta, o incluso, el Sucre FC.10
Finalmente, la Tabla 3 nos muestra la cantidad de personas que resultaron heridas o fallecidas
en los eventos violentos recopilados. Estas cifras pueden estar altamente subestimadas debido
al sesgo que significa la diferencia entre lo que se reporta en las noticias de la prensa y las
cifras reales. Sin embargo, la tabla nos permite tener una idea de la magnitud de la violencia
de los hinchas. La cifra del número de muertos puede ser la más fiel a la realidad pues es
altamente probable que en la prensa se reporte un evento en el cual hayan fallecidos.
La tabla 4, muestra el promedio del número de tarjetas amarillas recibidas por partido-equipo
durante los dos torneos de 2012. En cuanto a tarjetas amarillas, los equipos más violentos
dentro de la cancha fueron Envigado con un promedio de 3.5 tarjetas amarillas por partido,
seguido de Patriotas y Equidad con promedios de 3.4 tarjetas amarillas por partido. Es posible
resaltar que equipos como Nacional, Millonarios y Deportivo Cali, los cuales cuentan con
importantes hinchadas, mostraron bajos niveles de violencia dentro de la cancha con
promedios menores a 2.5 tarjetas amarillas por partido.
En el caso de las tarjetas rojas, el equipo más violento fue Once Caldas, seguido de Junior y
Cartagena con promedios cercanos a 0.4 tarjetas rojas por partido. Envigado, a pesar de ser el
equipo que en promedio recibe más cantidad de tarjetas amarillas (3.5), es de los equipos con
menor promedio de tarjetas rojas por partidos (0.14). El índice VC tiene en cuenta juntamente
este tipo de casos, razón por la cual en este estudio se incluye este índice.
Al combinar los resultados de las tarjetas amarillas y rojas se obtiene el índice VC. Este índice
evidencia que La Equidad, Patriotas y Junior fueron los equipos más violentos dentro del
campo de juego durante el 2012. Se debe resaltar que La Equidad y Patriotas son equipos con
hinchadas pequeñas, a diferencia del Junior. Por su parte, Millonarios, Nacional y Deportivo
Cali, equipos con hinchadas importantes, se encuentran en la parte baja de la tabla. Esto
10
El Sucre FC es un equipo de segunda división del Fútbol Colombiano.
17
podría ir en contravía de la hipótesis planteada pues equipos con hinchadas violentas como
los son estos tres equipos, muestran ser poco violentos dentro del campo.
Tabla 4. Promedio de tarjetas (amarillas/rojas) e índice de violencia en campo por partido-equipo (2012)
20.0
Bogotá
18.0
Medellín
16.0
Tasa
de
Desempleo
Cali
14.0
Barranquilla
12.0
Manizales
10.0
Pasto
8.0
6.0
Cúcuta
4.0 Ibagué
2.0 Cartagena
0.0 Tunja
Neiva
Armenia
La Gráfica 5 muestra la evolución de la tasa de desempleo por ciudad durante el 2012. De ella
se desprende que Bogotá, Barranquilla y Cartagena son las ciudades que muestran menores
tasas de desempleo durante el 2012. Por su parte, Cúcuta, Cali y Armenia son las ciudades
que presentan mayores tasas de desempleo durante el año. Una vez más, esto podría ir en
contra de la hipótesis inicial en la que se dice que la violencia de los hinchas puede ser una
18
forma de expresar los agravios económicos, ya que ciudades como Bogotá, que cuenta con
hinchadas violentas como lo son las de Millonarios y Santa Fe, es una de las ciudades con
menores tasas de desempleo.
18
16
Tasa
de
desempleo
14
12
10
8
6
4
2
0
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
En la Tabla 5, se encuentran las estadísticas descriptivas por partido de todas las variables
utilizadas. De ellas se desprenden varias conclusiones. En cuanto a la violencia de los hinchas
se puede apreciar que en promedio en cada partido existió un 7.9% de probabilidad de que se
presentara un evento violento. Con referencia a la violencia en el campo, en promedio por
partido, se presentaron 17.2 faltas, se mostraron 5.6 tarjetas amarillas y 0.5 tarjetas rojas. Con
respecto al resultado de los partidos, en promedio el equipo local ganó en el 46.6% y perdió
en el 22% de ellos. Adicionalmente, durante el 2012 ocurrieron 46 partidos de riesgo y el
promedio de asistencia a los estadios fue del 30.3%.
19
Tabla 5. Estadísticas descriptivas de las variables utilizadas (2012)
Fuente: Elaboración propia con datos de la revisión de prensa, del DANE y de las páginas web
www.golgolgol.net, www.goal.com y www.ligapostobon.com.co
20
Tabla 6. Estimación de los modelos Probit
Variable Dependiente: Violencia Hinchas
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Violencia Campo -0.030 -0.071* -0.082* -0.053 -0.057 -0.059 -0.058 -0.035
(0.035) (0.042) (0.043) (0.042) (0.042) (0.042) (0.042) (0.040)
Asistencia 1.494*** 1.451*** 1.517*** 1.464*** 1.502*** 1.480*** 1.251***
(0.446) (0.445) (0.454) (0.445) (0.454) (0.452) (0.423)
Partido de Riesgo 0.533** 0.329 0.560** 0.551** 0.548** 0.550** 0.605**
(0.263) (0.311) (0.262) (0.262) (0.262) (0.263) (0.254)
Derrota Local 0.429*
(0.230)
Derrota Riesgo 0.722
(0.468)
Goleada Visitante 2.113** 2.125** 2.124** 2.094** 1.777**
(0.907) (0.932) (0.924) (0.920) (0.821)
Desempleo dos Ciudades 2.368 1.540 4.369 3.808
(6.635) (6.657) (6.732) (7.106)
Desempleo Nacional 4.860
(13.87)
Desempleo Juvenil 7.061
(14.72)
Desempleo 13 Ciudades 5.232
(20.20)
Violencia del Mes 0.280*** 0.278*** 0.292*** 0.290*** 0.281*** 0.286***
(0.079) (0.078) (0.080) (0.080) (0.081) (0.080)
Stock 0.003
(0.012)
Constante -1.219*** -2.575*** -2.275** -2.878*** -2.802* -3.317 -3.232 -2.287**
(0.243) (0.946) (0.950) (0.974) (1.502) (2.169) (3.642) (1.063)
Observaciones 378
Errores estándar en paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: Elaboración propia
En la tabla 7, se presenta el modelo mejor especificado y con mejor ajuste, es decir, el modelo
21
(4), junto con los efectos marginales de las variables. Un aumento marginal en el porcentaje
de asistencia al estadio aumenta la probabilidad de que ocurra un evento violento por parte de
los hinchas en 0.146. Adicionalmente, el hecho de que el partido sea de riesgo aumenta la
probabilidad de que ocurra un evento violento en 0.067, y, si el equipo visitante gana por una
diferencia de tres o más goles (goleada visitante), esta probabilidad aumenta en 0.602. En
cuanto al efecto de contagio, si el número de eventos violentos del mes, previos al partido,
aumenta en uno, la probabilidad de que suceda un evento violento en ese partido aumenta en
0.028. Se debe añadir que al realizar la estimación mediante modelos Logit, los resultados no
cambian ni en la significancia de las variables ni en sus signos, mostrando una bondad de
ajuste muy similar en los Pseudo R2.
En la tabla 8 se aprecian las estimaciones de los mismos modelos que en la tabla 6, pero
remplazando el índice VC por el número de faltas por partido. En ella se muestra que el signo
de la variable Faltas sí es el esperado en algunos de los modelos: a mayor número de faltas,
mayor es la probabilidad de que ocurra un evento violento por parte de los hinchas. A pesar
de esto, y de manera consistente con los resultados anteriores, la variable no resulta
significativa en ninguno de los modelos. La inclusión de esta nueva variable no cambia la
22
significancia de las otras y la bondad de ajuste del mejor modelo permanece en un nivel
similar: 0.2.
23
Tanto las tarjetas amarillas como las tarjetas rojas, significan una castigo económico para los
equipos de fútbol, quienes normalmente asumen estos costos. Se puede afirmar que para los
equipos con menores ingresos, el costo relativo de las tarjetas será mayor, por lo cual
buscarán minimizar estos costos a través concientizar a sus jugadores de reducir el número de
tarjetas recibidas. De acuerdo con esto, el costo promedio de las tarjetas estaría directamente
relacionado con el número de tarjetas mostradas por partido, sin tener ninguna relación con el
número de eventos violentos de los hinchas.
El costo promedio de las tarjetas amarillas y rojas provienen de los boletines de penas y
sanciones de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor). El costo promedio de una
tarjeta amarilla es de $117,900 y el de una tarjeta roja de $255,450 11. Como variable
instrumental se utiliza el costo promedio de las tarjetas con respecto a diferentes variables que
miden la riqueza de los equipos (patrimonio, activos, pasivos y utilidad). La información de
las variables contables de los equipos provienen del Informe de Desempeño de Equipos De
Fútbol de la Superintendencia de Sociedades (2013), el cual incluye la información del
patrimonio, los activos, los pasivos y las utilidades de cada equipo de fútbol para el año 2012.
En primer lugar se busca que las correlaciones entre los instrumentos y la variable que se
quiere instrumentar sean las apropiadas. En la Tabla 9, podemos apreciar que únicamente el
costo promedio de las tarjetas relativo a la utilidad de los equipos muestra la relación
esperada: una correlación negativa con el índice VC. Adicionalmente, se puede ver que esta
correlación, aunque negativa, es de poca magnitud. Estos resultados podrían indicarnos que
ninguno de los instrumentos escogidos fueron apropiados para corregir el problema de
endogeneidad. A pesar de esto, se corren los modelos instrumentando el índice VC con cada
uno de estos instrumentos y los resultados se exponen en los anexos 1 y 2.
Tabla 9. Correlación promedio del costo de las tarjetas relativo a variables contables e índice VC
Fuente: Elaboración propia con datos de la Superintendencia de Sociedades y referencia la Resolución 004 de
2013 emitido por el Comité Disciplinario Del Campeonato De Fútbol Profesional
11
Tomando
como
referencia
la
Resolución
004
de
2013
emitido
por
el
Comité
Disciplinario
Del
Campeonato De Fútbol Profesional Categorías “A” y “B”, el 12 de septiembre de 2013.
24
Una vez corridos los modelos instrumentados se concluye que ninguno de los instrumentos
mostró una correlaciones adecuadas con el índice VC. En los anexos 1 y 2, se encuentran las
salidas de los modelos instrumentados, tanto la primera como segunda etapa. Viendo la
estimación de la primera etapa, se aprecia que las correlaciones entre los instrumentos y el
índice VC son contrarias a la esperada. Únicamente el instrumento costo tarjetas/ utilidad
muestra un signo negativo, sin embargo este no resulta significativo explicando a la variable
dependiente. Adicionalmente, en la segunda etapa se evidencian efectos negativos (contrarios
a lo esperado) y muy significativos del índice instrumentado VC sobre VH. De acuerdo con lo
anterior, se desprende que ninguno de los instrumentos logró solucionar el problema de
endogeneidad. Ahora bien, la prueba de exogeneidad de Wald, medido mediante el estadístico
Rho, concluye que no se puede rechazar la presencia de una variable explicativa endógena,
sin embargo los instrumentos utilizados en este estudio no fueron los adecuados.
6. Conclusiones
A pesar de que los resultados obtenidos en la búsqueda de la relación entre la violencia de los
jugadores dentro del campo y la violencia de los hinchas no fue la esperada, se logra
encontrar otras relaciones que indican que el fútbol, como deporte, sí juega un papel
importante en este debate. Se encontró evidencia para concluir que la hipótesis planteada por
Card y Dahl (2011) y Priks (2010), es válida en el caso colombiano: las frustraciones
deportivas tienen un efecto positivo en la violencia de los hinchas. Este comportamiento se
puede explicar a través del sentido de pertenencia de los hinchas hacia el equipo explicado
por Clarke(1978).
Por otra parte, se concluye que de las hipótesis planteadas por Braun y Vliegenthart (2008),
únicamente se encuentra evidencia para afirmar que la asistencia a los partidos y los partidos
de riesgo, sí influyen en el comportamiento de los hinchas. A su vez, no se encuentra
evidencia de que la violencia dentro del campo ni los agravios económicos sean causas de la
violencia de los hinchas. Aún cuando se reemplaza el índice VC por el número de faltas y
cuando se instrumenta el índice VC, persisten los resultados negativos, lo cual en gran medida
puede deberse al problema de endogeneidad que no se logra solucionar, o a la limitación que
supone obtener los datos de la violencia de los hinchas de una revisión de prensa.
El hecho de que variables como el resultado del partido, el tipo de partido, la asistencia a este
y eventos violentos pasados resulten significativos explicando la violencia de los hinchas,
25
tiene como implicación que no se debe dejar de lado la responsabilidad que tiene el fútbol a la
hora de realizar políticas y tomar medidas. Actores del debate de los meses pasados, sobre la
cancelación de partidos como medida contra la violencia, argumentan que el fútbol no debe
sufrir las consecuencias de las acciones de los hinchas, pues en las palabras de Gabriel Meluk,
editor de deportes del periódico El Tiempo, “el fútbol no tiene la culpa” (2013). Sin embargo,
es innegable que muchos eventos violentos se dan en el marco de los partidos, en este estudio
se encuentra que dos tercios de los eventos violentos registrados estaban directamente
relacionados con algún partido y sucedieron en su contexto.
Como recomendación para futuros trabajos en esta área, se sugiere, en primer lugar, consultar
fuentes oficiales como lo puede ser la Policía Nacional para la recolección de los datos de la
violencia de los hinchas. Una vez se cuente con estadísticas más completas sobre los eventos
violentos, se propone utilizar medidas de nivel de violencia de los hinchas, como por ejemplo
el número de heridos o detenidos por partido. En este estudio, se imposibilitó la construcción
de una medida de nivel de violencia, pues no en todos los artículos de prensa se reportaban
números de heridos o detenidos. A su vez, se debe llamar a la atención frente a la carencia de
estadísticas y datos disponibles sobre este tema en Colombia. Recoger este tipo de datos no
supondría un trabajo costoso y sería muy provechoso para este tipo de investigaciones. Tomar
experiencias de otros países también podría ser parte de la solución, como por ejemplo, la
conformación de una agencia que vigile y reporte los detalles de la violencia, no sólo dentro
del estadio sino en las afueras, como lo hace la CIV en Holanda. Adicionalmente, sería de
gran utilidad realizar estudios que estimen los costos económicos y sociales que esta violencia
produce para de esta manera poder cuantificar o valorar el efecto que pueda tener disminuir
este tipo de violencia. Para finalizar, es fundamental continuar realizando estudios, sean de
carácter cuantitativos o cualitativos, para lograr entender todas las dimensiones del problema
y poder actuar de acorde con ello.
26
Referencias
• Aponte, D., Pinzón, D., Rodríguez, D., Vargas, A. (2009) Las barras de fútbol en
Colombia: Balance de la producción académica y algunas reflexiones sobre su
cubrimiento periodístico, programas y normatividad (2000-2008). Edición CERAC
• Avgerinou, V., Giakoumatos, S. G. (2012) The Effect of Hooliganism on Greek
Football Demand. Violence and Aggression in Sporting Contests Sports Economics,
Management and Policy Volume 4, pp 155-174
• Bandura, A. (1973) Aggression: A Social Learning Analysis. New York: Prentice Hall.
• Bandura, A. (1971) Social Learning Theory. Stanford University.
• Becker, G. (1968). Crime and punishment: An economic approach. Journal of
Political Economy, 76,169-217.
• Braun, R. and Vliegenthart, R. (2008) The Contentious Fans: The Impact of
Repression, Media Coverage, Grievances and Aggressive Play on Supporters
Violence. International Sociology
• Campaniello, N. (2011) Mega Events in Sports and Crime: Evidence From the 1990
Football World Cup, Journal of Sports Economics 14: 148
• Card, D., Dahl, G. (2011) Family violence and Football: The effect of unexpected
emotional cues. The Quarterly Journal of Economics 126, 103–143.
• Carnibella, G., Fox, A., Fox, K., McCann, J., Marsh, J. and Marsh P. (1996) Football
violence in Europe. A report to the Amsterdam Group. The Social Issues Research
Center.
• Castro, J. (2010) Etnografía de hinchadas en el fútbol: una revisión bibliográfica.
Universidad Nacional de Colombia
• Clarke, J. (1978). Football and working class fans: Tradition and change. In R.
Ingham et al., Football Hooliganism: The Wider Context. London: Inter-Action.
• Comisión Nacional Para La Seguridad, Comodidad Y Convivencia En El Fútbol.
Protocolo Para La Seguridad, Comodidad Y Convivencia En El Fútbol.
• Cuesta, J., Bohórquez, C. (2012) Soccer and national culture: estimating the impact of
violence on 22 lads after a ball, Applied Economics, 44:2, 147-161
• Dunning, E., Murphy, P. and Williams, J. (1986) Spectator Violence at Football
Matches: Towards a Sociological Explanation. The British Journal of Sociology.
• FIFA (2010) Reglas de Juego 2010/2011. Consultado el 17 de Spetiembre de 2013 en
http://www.fcf.com.co/images/stories/pdfs/lawsofthegame_2010_11_s.pdf
27
• Giulianotti, R., Bonney, N., Hepworth, M. (1999) Football violence and social
identity. Routledge, New York.
• Harrington, J.A. (1968). Soccer Hooliganism. Bristol: John Wright.
• Informe Desempeño Equipos de Fútbol. Información contable y financiera a 31 de
diciembre de 2012. Superintendencia de Sociedades, Julio, 2013.
• Jones, J. C., Steward, K. G., Sunderman, R. (1996) From the Arena into the Streets:
Hockey Violence, Economic Incentives and Public Policy. American Journal of
Economics and Sociology, Vol. 55, No. 2, pp. 231-243
• Lang, Sir J. (1969). Report of the Working Party on Crowd Behaviour at Football
Matches. London: HMSO.
• Ley 1270 de 2009 (5 de enero) por la cual se crea la Comisión Nacional para la
Seguidad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol y se dictan otras disposiciones.
• Londoño, J. (2008) Barras bravas y violencia en el fútbol colombiano. Grupo editorial
Ibáñez. Bogotá D.C.
• Meluk, G. (2013) Meluk le cuenta... (En este caso puntual, el fútbol no tiene la culpa).
El Tiempo, recuperado de
http://www.eltiempo.com/deportes/columnistas/ARTICULO-WEB-
NEW_NOTA_INTERIOR-13079896.html
• Miguel, E., Et. Al (2011) Civil War Exposure and Violence. Economics and Politics.
• Poutvaara, P., Priks M. (2009) The effect of police intelligence on group violence:
Evidence from reassignments in Sweden. Journal of Public Economics 93 403–411
• Priks, M. (2010) Does Frustration lead to violence? Kyklos Vol.63 No. 3, 450-460.
• Spaaij, R. and Anderson, A. (2010) Soccer Fan Violence: A Holistic Approach: A
Reply to Braun and Vliegenthart. International Sociology.C10:C17
• Taylor, I. (1971). Soccer consciousness and soccer hooliganism. In S. Cohen (ed),
Images of Deviance. Harmondsworth: Penguin.
• Tilly, C. (2003) The Politics of Collective Violence. Cambrideg University Press, New
York.
28
Anexo
Anexo 1. Estimación del modelo con variable instrumental (1ra etapa)
Variable Dependiente: Violencia Campo
Tarjetas/utilidad Tarjetas/patrimonio Tarjetas/Activos Tarjetas/Pasivos
Asistencia -0.039 0.099 0.248 0.020
(0.641) (0.655) (0.657) (0.640)
Partido de Riesgo 0.518 0.617 0.781* 0.788*
(0.441) (0.458) (0.466) (0.464)
Goleada Visitante -2.160 -2.141 -2.067 -1.962
(1.558) (1.560) (1.555) (1.558)
Violencia del Mes 0.120* 0.115* 0.118* 0.112*
(0.068) (0.068) (0.068) (0.068)
Desempleo dos Ciudades -29.98*** -24.130** -29.64*** -25.75***
(8.931) (10.530) (8.907) (9.167)
Costo tarjetas/utilidad -0.114
(0.095)
Costo tarjetas/patrimonio 4.650
(4.269)
Costo tarjetas/activos 27.77*
(14.47)
Costo tarjetas/pasivos 7.148**
(3.546)
Constante 9.301*** 8.330*** 8.567*** 8.386***
(1.166) (1.505) (1.234) (1.259)
Rho 1.856* -1.265 1.221 0.367
(1.089) (1.312) (0.810) (1.086)
Observaciones 378 378 378 378
Errores estándar en paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: Elaboración propia
29