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En la puerta del Congreso, en el subte, en las mochilas de los

estudiantes, alrededor del cuello o enrollado en la muñeca, el pañuelo


verde de la Campaña por el Aborto, Legal, Seguro y Gratuito tomó mayor
visibilidad en los últimos meses. Como causa y efecto del tratamiento
parlamentario del proyecto por la legalización del aborto, la aceptación
en la sociedad argentina creció. Según los últimos sondeos, la suma
entre quienes apoyan la despenalización total y quienes adhieren al
aborto con algún tipo de limitación alcanza una adhesión del 74 por
ciento.

De acuerdo con la última encuesta de la consultora Ipsos Public Affairs,


que mide la aceptación del aborto desde hace varios años, por primera
vez los resultados aumentaron de manera considerable, por doce puntos
porcentuales con respecto al año pasado, entre quienes aceptan la
interrupción voluntaria del embarazo sin ningún tipo de restricción, más
que el deseo de la mujer.

A la afirmación “El aborto debe estar permitido siempre que una mujer lo
desee”, el 39 por ciento de los encuestados respondió de forma positiva,
cuando el año anterior lo había hecho el 27 por ciento. Pero la adhesión
al aborto no terminó ahí. Otro 35 por ciento de los encuestados estuvo de
acuerdo con que esté permitido en “ciertas circunstancias”, como por
ejemplo en casos de violación, causal que forma ya contempla el aborto
no punible.

Entre ambos grupos, la aceptación del aborto alcanza un 74 por ciento


de adhesión, casi las tres cuartas partes de los encuestados. Dicho
porcentaje aumentó de manera considerable con respecto al año pasado,
que rondaba alrededor del 66 por ciento.
En la otra punta de la encuesta, esta mayor adhesión al aborto legal
también se pudo observar entre los detractores de la despenalización.
Quienes piensan que el aborto “no debería permitirse bajo ninguna
circunstancia, excepto cuando la vida de la madre está en peligro”
pasaron de 18 a 12 por ciento con respecto al año pasado. Lo mismo con
quienes consideran que “el aborto nunca debe permitirse, sin importar las
circunstancias”, grupo que se redujo del 9 al 7 por ciento.

Como si se tratara de su propio cuerpo, el estudio también arrojó que son


más las mujeres que los hombres quienes aceptan el aborto en cualquier
circunstancia (43 contra 34 por ciento). En cuanto a la edad, la adhesión
mayor se ubica entre los mayores de 50 años con un 45 por ciento de
apoyo. Le siguen los jóvenes menores de 35 años que adhieren al aborto
libre en un 40 por ciento. En este grupo, el de los más jóvenes, el
rechazo total al aborto está por debajo de la media.

Desde la consultora explicaron que esta tendencia de “favorabilidad” tuvo


que ver con que el aborto se puso en agenda y la sociedad fue
permeable al tratamiento del tema en diversos ámbitos y maneras, según
explicó Branda Lynch, directora de cuentas y comunicación.

https://www.pagina12.com.ar/110393-crece-la-aceptacion-del-aborto-legal
El tratamiento que suele darse al tema del aborto dista mucho
de ser ejemplar. Los partidarios de la despenalizaci?el aborto se
expresan a menudo en t?inos de lucha, como si, al perseguir tal
medida, se tratara de lograr una victoria sobre unos
determinados adversarios. Dicho ?to es presentado de ordinario
como un paso “ progresista” hacia una situaci?e mayor
libertad.

Este planteamiento es, a todas luces, inadecuado, porque,


cuando algo tan valioso como la vida humana est?n juego, lo ?o
que procede es analizar cu?s son los derechos de esa realidad y
hacerle justicia. En esta grave cuesti?o podemos permitirnos la
menor ligereza; debemos actuar sobre seguro. Para ello hemos
de atenernos a lo que la ciencia actual afirma de la vida
intrauterina.

En la Edad Media pudo pensarse, por falta de conocimientos


cient?cos, que al comienzo del proceso de gestaci?o hay sino
una realidad vegetativa, que m?tarde adquiere un car?er
sensitivo y posteriormente muestra una condici?nteligente. Hoy
d?la ciencia biol?a afirma que desde el instante de la
concepci?xiste un ser nuevo – distinto de la madre- que dispone
de todo lo necesario para desarrollarse plenamente. Este
desarrollo implica cierto tiempo, pero conduce
ininterrumpidamente a eso que llamamos persona humana,
capaz de adquirir una forma de personalidad definida.

Condici?umana del feto

Ese ser humano en desarrollo posee desde el principio una


condici?igurosamente humana; tiene, por tanto,
“ personeidad” – t?ino acu? por Xavier Zubiri-, aunque
todav?no haya alcanzado el grado de desarrollo que sugiere el
t?ino “ personalidad” . Ello no permite, sin embargo, afirmar
que el feto sea un ser humano “ en potencia” . ¿Qu?ignifica
esto exactamente? ¿Que todav?no puede ver, o? hablar, pensar,
comunicarse...? Estas actividades tampoco las pueden realizar
los ni?reci?nacidos y todo ser humano que sufra ciertas
deficiencias patol?as. Pero no por ello carecen de
condici?umana. Ser?necesario que los partidarios del aborto
aclarasen bien estos puntos, pues son ellos los que deben
demostrar que no es una vida rigurosamente humana la que es
eliminada en el aborto.

La ciencia progresa decididamente hacia una concepci?el ser


humano como una realidad que presenta unos caracteres bien
determinados en todos los momentos de su desarrollo temporal.
Cada d? por tanto, se opondr??firmemente al intento de
considerar el feto como una forma de vida prehumana. La
filosof? por su parte, est?onsiguiendo en los ?mos tiempos una
comprensi??aquilatada de los diversos momentos de la vida del
hombre y de la interrelaci?e los diferentes estratos de la misma,
por ejemplo el biol?o y el ps?ico, el sensible y el inteligente.
Todo el que conozca un tanto la marcha del pensamiento actual
y distinga, por consiguiente, entre “ personeidad” y
“ personalidad” lo pensar?os veces antes de negar que el ser
gestado por un hombre y una mujer sea una realidad
rigurosamente humana. Y ya sabemos que, en caso de duda, las
personas responsables toman opci? favor del ser afectado, seg?l
antiguo adagio “ in dubio, pro reo” (en caso de duda, ha de
favorecerse a la realidad cuestionada). En el caso del aborto,
debemos decir: “ In dubio, pro vita” (en caso de duda,
defi?ase la vida).

No tiene sentido, pues, hoy d?basarse en la ignorancia que


padecemos acerca del momento preciso en que ostenta el feto
una condici?ersonal – en sentido estricto- para justificar la
pr?ica del aborto en ciertos momentos del embarazo. ¿En virtud
de qu?ertezas biol?as y filos?as se justifica la anulaci?el
maravilloso proceso de gestaci?urante tales o cuales semanas?
Los que defiendan el derecho a hacerlo est?obligados a
demostrar que en ese momento no estamos ante un ser
humano en gestaci?Si son incapaces de ello, no pueden
arrogarse el derecho de anular dicho proceso. Se
“ despenaliza” el hecho de hacerlo si alg?specialista certifica
que la vida del feto compromete de modo grav?mo la vida o, al
menos, la salud de la madre. Se trata, entonces, de dirimir un
conflicto entre dos derechos: el derecho a vivir de la madre
gestante y el del ni?n gestaci?Si la ciencia actual no puede
satisfacer ambos derechos, est?utorizada a conceder primac?al
de la madre sobre el del nasciturus.

Un conflicto de intereses

La raz?ue se esgrime a menudo como definitiva es el conflicto


entre el derecho del nasciturus a la vida y el derecho de la
madre a velar por alguno de sus intereses. Debiera aqu?vitarse
toda precipitaci?inspirada por el deseo de resolver los problemas
expeditivamente. El t?ino “ conflicto” es sumamente ambiguo.
Para que el conflicto entre dos derechos pueda considerarse
como insoluble debe analizarse con el mayor cuidado si no
existe alguna posibilidad de resolver la situaci? evitar la
confrontaci?brupta de derechos. La ambig?d – y, por tanto, la
peligrosidad en este contexto- del t?ino conflicto se agudiza al
m?mo si se habla de conflicto entre los derechos del nasciturus
y el derecho de la madre a cuidar su salud mental o ps?ica.
Estos adjetivos presentan una vaguedad tal que no permiten
basar en ellos una acci?an cargada de consecuencias de todo
orden como es un aborto. El estudio de la mente, de la psique,
del cerebro, del esp?tu humano en general se halla todav?en
mantillas. Los mayores pensadores, cuando discuten sobre
temas no sometibles a peso y medida, se expresan con poca
precisi?or tratarse de cuestiones extremadamente sutiles entre
las que apenas resulta viable trazar l?tes estrictos. ¿C?es
posible que se intente justificar la anulaci?e una vida humana
con el mero recurso a un posible conflicto de tipo “ ps?ico” ? Se
ve a simple vista que es una temeridad.
Por otra parte, proponer la existencia de un conflicto como base
de justificaci?el aborto abre una v?muy peligrosa. Pi?ese, por
ejemplo, que entre un asesino y la sociedad existe un evidente
conflicto de intereses. Si, al haber conflicto – incluso, a veces,
soluble- entre el derecho del nasciturus a la vida y el de la
madre a evitar un posible problema ps?ico, se permite que la
madre lo resuelva dr?icamente mediante la negaci?el derecho
del hijo a nacer, ¿qu?az??da se puede aducir para considerar
como injustificable la pena de muerte y, por tanto, abolirla
cuando se trata de personas extremadamente conflictivas? No
pocas personas – ciertos tipos de subnormales, enfermos cr?os,
ancianos muy mermados de facultades- plantean, asimismo,
serias dificultades a los familiares y representan una carga para
la sociedad; carga que ?a ha de asumir con buen ?mo y esp?tu
solidario. Asusta prever a qu?xcesos contra los derechos
humanos podemos llegar si confundimos dificultad y conflicto, y
tomamos ?e como un recurso legal para aniquilar una vida en
formaci?

La p?ida del respeto incondicional a la vida humana

Por una vez, no defendamos posiciones preconcebidas y


analicemos bien la realidad. Recomendar esta mesura no
significa falta de sensibilidad para los problemas que plantea a
menudo el embarazo. Nadie tiene derecho a suponer que los
dem?carecen de buen coraz?A menudo, no se trata de
insolidaridad sino de lucidez mental. Somos muchos los
persuadidos de que el hombre actual, con los recursos que
posee, podr? con s?poner en juego la imaginaci?readora,
movilizar medios suficientes para resolver ciertos conflictos
agobiantes sin necesidad de agravarlos con medidas que
parecen las m?eficaces – por su car?er contundente-, pero no
son ni las ?as ni las m?beneficiosas para todos ni, por supuesto,
las m?conformes a las exigencias de la realidad; exigencias que
se traducen en normas morales ineludibles.
Tras siglos de errores, la Humanidad hab?llegado en los ?mos
tiempos a adoptar una actitud de respeto incondicional a la vida
humana. Era un signo de madurez. Perder ese respeto, por
conmovedoras que parezcan ser las razones aducidas para ello,
significa un regreso de consecuencias imprevisibles.
Considerarlo como un acontecimiento «progresista» es un
escarnio.

No tiene, por tanto, sentido perder el tiempo en hablar de


“ plazos” , con objeto de despenalizar el aborto durante un
cierto tiempo de la gestaci?¿Qu?entido tiene permitirlo durante
un tiempo y prohibirlo en otro? En todo momento se
est?estruyendo un proceso de gestaci?Cierto que nos
impresiona m?esa destrucci?uando el feto adquiere mayor
tama? una figura m?parecida a la de un beb?Pero en cuestiones
tan graves no debemos dejarnos llevar de las “ impresiones” ,
sino de la realidad. Lo real es que antes de realizar el acto
abortivo tiene lugar un proceso de gestaci?e un ser humano, y
despu?del mismo queda anulado dicho proceso, tanto si ?e
hab?durado dos semanas como veintid?

Debemos superar la costumbre de recurrir al aborto


precipitadamente para solucionar las dificultades provocadas por
un embarazo. Antes de acudir a esa soluci?raum?ca, habremos
de tomar otras medidas. Con ellas podemos salvar una vida (o
dos o m? y evitar graves consecuencias psicol?as para la mujer
que aborta. Numerosos testimonios de j?es que han abortado
ponen ante los ojos el drama del llamado “ s?rome
postaborto” . Vistas en conjunto las consecuencias inmediatas y
mediatas del aborto, es innegable que esta pr?ica constituye
una verdadera “ cat?rofe humana” , expresi?cu? por un autor
centroeuropeo para expresar el alcance de la Segunda Guerra
Mundial.

http://es.catholic.net/op/articulos/17538/cat/608/la-aceptacion-del-aborto-una-catastrofe-
humana.html#modal
El aborto o interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es un derecho fundamental que consiste
en un procedimiento ponerle fin de manera consciente a un embarazo en curso. ¿Qué es el
Aborto? Muchos países son restrictivos sobre estas prácticas, lo que hace que algunas mujeres
busquen interrumpir su embarazo de forma ilegal, en lugares que no necesitan cumplir con
regulaciones ni condiciones de sanidad, poniendo en grave peligro su vida, su integridad y su
salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países donde las mujeres tienen
acceso a servicios seguros, la probabilidad de muerte como consecuencia de un aborto es
de una por cada 100.000 procedimientos.
Aborto en Colombia
Desde el 2006, la Corte Constitucional en Colombia abrió la puerta al IVEs, permitiendo realizar
el procedimiento cuando se incurre en alguna de estas tres circunstancias:

 Cuando el embarazo pone en peligro la salud —física o mental— de la mujer, o su vida.


 Cuando el embarazo es resultado de una violación o de incesto.
 Cuando hay malformaciones del feto que son incompatibles con la vida por fuera del
útero.

Consúltanos si tu caso se ajusta a alguna de las circunstancias.


Ten en cuenta que la interrupción del embarazo o aborto es voluntaria. Si tu embarazo se ajusta
a alguno de estos casos; pero aún así deseas seguir con él, también puedes hacerlo. La decisión
es tuya y nadie puede obligarte a hacer con tu cuerpo algo que no quieras.
Dónde solicitar un procedimiento de Aborto
Si estás afiliada a la seguridad social, puedes solicitar la interrupción voluntaria del embarazo o
aborto a tu EPS. Si no estás afiliada, tienes derecho a solicitarlo en el hospital público más
cercano. Este procedimiento está incluido dentro del Plan Obligatorio de Salud (POS).
Puedes solicitar la IVE de manera escrita o verbal. Todas las instituciones prestadoras de
servicios de salud (IPS) están obligadas a atenderte, siempre y cuando tu caso se ajuste a las
circunstancias previstas por la Corte.
Procedimiento de aborto en Profamilia
Para realizarte un aborto en Profamilia, hay que seguir estos pasos:

1. Cita en Medicina General o con un médico especialista.


2. Asesoría en opciones.
3. Procedimiento de aborto, ya sea por medio de medicamentos o de un procedimiento
quirúrgico.
4. Cita de control post-aborto, entre 5 y 15 días después del procedimiento.
5. Elección del método anticonceptivo de tu preferencia.

Profamilia atenderá las interrupciones voluntarias del embarazo o abortos en cualquier edad
gestacional, de acuerdo con la normatividad vigente.
Profamilia garantiza que el proceso se hará en el menor tiempo posible, sin demoras
injustificadas y prestando un servicio de calidad y humano.
Objeción de conciencia
La objeción de conciencia es un mecanismo excepcional mediante el cual una persona se exime
de cumplir un deber al que está obligada por ley en razón de que sus convicciones más
fundamentales se lo impiden. Sólo pueden recurrir a esta figura las personas que prestan
directamente el servicio, es decir, los médicos. La objeción de conciencia es de carácter
individual y debe justificarse. Una institución no puede utilizar la objeción de conciencia como
política interna para negarse a practicar la Interrupción o aborto, ni obligar a su personal médico
a declararse objetor de conciencia.
En ningún caso la objeción de conciencia puede convertirse en excusa para negar la prestación
del servicio. Si un médico decide no practicarte el aborto por esta razón, la EPS está obligada
a remitirte a otro médico que sí la realice. Si es el único médico en el lugar que puede llevar a
cabo la interrupción del embarazo, tiene la obligación de hacer el procedimiento con el fin de
proteger tus derechos.
https://profamilia.org.co/inicio/mujer-2/servicios-mujer/aborto-colombia/
El Instituto de Política Familiar (IPF) es una entidad civil independiente, de
carácter no lucrativo. No vinculada a las administraciones públicas ni a
partidos políticos ni organizaciones religiosas que tiene como objetivo la
promoción y defensa de la institución familiar así como de sus
componentes, mediante la sensibilización de la sociedad y de los poderes
públicoss, la generación de propuestas y proyectos de cooperación y el
fomento de la coordinación para estos fines entre instituciones y
asociaciones familiares de ámbito nacional e internacional, que viene
emitiendo y ofreciendo de forma periódica informes sobre la situación de la
familia.

El último informe emitido se refiere a El aborto en España 1985-2015, es


decir desde aquella ley de 1985 que lo introdujo mediante la reforma del
código penal, que lo despenalizó en tres supuestos, pasando en el 2010 en
que se aprobó, bajo el gobierno de Rodríguez Zapatero, una ley orgánica
que lo hizo pasar de delito despenalizado al aborto libre considerado como
derecho.

En el periodo 1985-2015 se han superado los 2.100.000 En el año 2015 se


registraron nada menos que 94.188 abortos, es decir 11 abortos cada hora.
Esta cifra escalofriante no parece inquietar a la población que lo asume todo
con normalidad, incluso el hecho de que cada vez hay más mujeres que
abortan repetidas veces.

¿Qué juicio moral nos merece la masiva eliminación de los niños en


gestación? Parece que la mera existencia de la ley que considera el aborto
un derecho nos exime de cuestionarnos la cuestión.

He recordado a Hanna Arent que, respecto al genocidio nazi, habló de la


“banalidad del mal”. Como se habían dictado leyes que ordenaban la
eliminación de los judíos, la gente obedecía tales leyes y si se ordenaba a
los funcionarios la “solución final” pues se aplicaba, estudiando la forma de
hacerlo más barata y más efectiva.

Ni el gobierno de Aznar ni el de Rajoy tomaron ninguna decisión al respecto,


al parecer porque no encontraban motivo para abrogarlas ni modificarlas. Si
la gente estaba aceptando la interrupción voluntaria del embarazo como un
método más de contracepción, pues dejémoslo así y si alguno del partido
muestra su disconformidad pues se elimina de las listas electorales y se
acabó. Había que presentarse como modernos, progresistas, tanto o más
que los socialistas y hacer realidad lo que dijo una diputada: quien esté
contra el aborto no cabe en el PP.

Cuando la población envejece sin relevo generacional, han empezado a


inquietarse levemente pero confían que ya se arreglará con la emigración o
con el negocio de los vientres de alquiler.

La familia como base de la sociedad, padre-madre-hijos, está


desapareciendo, gracias a las facilidades de disfrutar el sexo sin
obligaciones. El divorcio exprés de Zapatero ya está obsoleto, basta solo
con juntarse, vivir en pareja, el matrimonio va siendo cosa del pasado, solo
parece existir para los homosexuales que quieren ser lo que nunca podrán
ser.

Ayer escuché en algún noticiario la enérgica condena por la muerte a tiros


de ¡unos perros! Parece claro, la sociedad no se inquieta por los 100.000
niños a los que se impide nacer pero tiene una gran sensibilidad respecto a
los perros y demás animales. Para ver cosas estar vivo que decía mi
abuela.
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/578589/aceptacion-social-aborto

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